Este trabajo está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC-BY-NC-SA).

ARTÍCULO

María de las Mercedes Constanzó, antropóloga: una transgresora en momentos de turbulencia social

Geraldine A. Gluzman

https://orcid.org/0000-0003-3664-2366

Instituto de las Culturas (IDECU), Universidad de Buenos Aires (UBA) - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Bartolomé Mitre 1970 (CP C1039AAB), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: ggluzman@gmail.com

Recibido: 14 de septiembre de 2024
Aceptado: 3 de marzo de 2025

Resumen

Este trabajo busca contribuir a recuperar las trayectorias femeninas en el ámbito académico de la antropología desde una perspectiva de género. Este enfoque implica articular la labor de las mujeres con la de los hombres, sobre la cual se ha focalizado la historiografía tradicional, reflexionando sobre las relaciones de género establecidas. En particular, se aborda el itinerario académico de la doctora María de las Mercedes Constanzó (1909-1998), destacada antropóloga física pionera en la disciplina en Argentina. La reconstrucción de su trayectoria se llevó a cabo, por un lado, mediante el análisis de sus principales producciones científicas, su participación en eventos académicos y la documentación oficial donde ella ejerció la docencia e investigación. Por otro lado, se realizaron entrevistas a la familia de la investigadora. Mientras que el primer grupo de fuentes aporta información institucional y una visión de la macrohistoria de la disciplina, el acceso a datos personales contribuye a la microhistoria, logrando en su conjunto un panorama más comprensivo de su carrera profesional y de la historia de la antropología. Al situar su experiencia en el marco histórico disciplinar y nacional, se exploran tanto las limitaciones impuestas a las mujeres en la sociedad patriarcal como las estrategias empleadas para superarlas.

Palabras clave: Trayectoria profesional, Historia, Antropología, Contextos patriarcales

María de las Mercedes Constanzó, anthropologist: a transgressor in times of social turbulence

Abstract

This work aims to contribute to recovering women’s trajectories in the academic field of anthropology from a gender perspective. This approach involves integrating their work with that of men, on which traditional historiography has focused, reflecting on the established gender relations. Specifically, it addresses the academic itinerary of Dr. María de las Mercedes Constanzó (1909-1998), a distinguished physical anthropologist and a pioneer in the discipline in Argentina. The reconstruction of her career entails, on the one hand, analyzing her main scientific works, participation in academic events, and official documentation related to her teaching and research activities. On the other hand, interviews were conducted with the researcher’s family. While the first group of sources provides institutional information and insights into the macrohistory of the discipline, access to personal data contributes to understanding the microhistory, resulting in a more comprehensive view of her professional career and the history of anthropology. By situating her experiences within the national and disciplinary historical framework, this study explores the limitations imposed on women in a patriarchal society and the strategies they employed to overcome them.

Keywords: Professional trajectory, History, Anthropology, Patriarchal contexts

Introducción, tras los rastros de mujeres desprovistas de historia

Desde hace varias décadas, resulta difícil imaginar una investigación histórica que no incluya una mención al surgimiento de las mujeres como agentes de cambio y como objeto de consideraciones políticas (Scott, 1996). En Argentina, a partir de los últimos años del siglo XX, ha habido un desarrollo sostenido en el interés por las mujeres en distintos ámbitos de su vida profesional y entorno social (Barrancos, 2005), abriendo vías promisorias para su visibilización mediante diversos tipos de fuentes. De la mano de nuevas preguntas, los trabajos académicos con perspectiva de género han propiciado la producción de nuevos conocimientos y el surgimiento de un nuevo modo de entender la realidad, pautada por relaciones sociales mediadas por los conflictos de poder, la dominación de los hombres y la subordinación de las mujeres.

Desde una perspectiva de género, el foco de atención no son las mujeres en sí, sino las relaciones interpersonales de género, entendiendo a este concepto como una construcción cultural e histórica que da cuenta de definiciones normativas (i.e., comportamientos, roles, sentimientos) para individuos de sexo femenino o masculino. El hecho de abordar a las mujeres “en relación con” no les resta protagonismo, sino que reconoce que las relaciones entre géneros son un rasgo central de la vida en sociedad. El género es una forma primaria de relaciones significantes de poder (Scott, 1996). De acuerdo a Bourdieu (2000), el género puede entenderse como una expresión paradigmática de violencia simbólica, es decir, un sistema de dominación que se impone de manera sutil a través de significados, normas y estructuras mentales. Este sistema legitima las desigualdades y las hace parecer naturales, lo que refuerza las jerarquías de poder en todos los aspectos de la vida social.

En las sociedades patriarcales, las relaciones de género se configuran como relaciones de dominación en las que los hombres ejercen control y regulación sobre los cuerpos de las mujeres. Es a través de estos cuerpos femeninos que dichas relaciones se materializan y adquieren significado. Este control puede manifestarse tanto de manera coercitiva como discursiva, y se legitima mediante los valores y normas morales que cada sociedad construye y reproduce de forma cotidiana. Los roles de las mujeres, por ejemplo, están fuertemente asociados a ciertas organizaciones como la familia: ellas se dedican a tareas de la crianza de los hijos, el mantenimiento del hogar, incluyendo ofrecer alimento al marido y niños, y el cuidado de los ancianos (Macoc, 2011; Nari, 2004).

En ámbitos académico-científicos, el conocimiento no se produce en abstracto, sino situado en relaciones de poder patriarcales. Los valores y roles de género se traducen en desigualdades estructurales que, aunque casi invisibles, permean las prácticas científicas, desvalorizando y restringiendo el protagonismo femenino en la producción de conocimiento (Ávila, 2022). Este tema ha sido central en debates antropológicos durante los últimos 30 años, como lo evidencian estudios en la especialidad arqueología (Scheinsohn et al., 2023).

Asimismo, las relaciones de género suponen relaciones negociadas en forma constante y constituidas en contextos históricos específicos, a estudiarse para visibilizar la presencia femenina y, fundamentalmente, para analizar las circunstancias y características de dicha presencia, de modo de incluirlas en la construcción de un conocimiento histórico aun androcéntrico. Existen trabajos historiográficos que se han centrado en recuperar los itinerarios de mujeres dedicadas a la antropología en Argentina. Estos estudios han puesto énfasis en sus posibilidades de inserción laboral, la identificación de sus roles y la importancia de la creación de contactos personales. También han analizado la incidencia de los vínculos familiares y los estereotipos sobre el trabajo femenino en la ciencia. Estos aspectos han sido discutidos en relación con contextos históricos específicos y dentro de ámbitos académicamente constituidos, como universidades, así como en instituciones regionales y locales de diferentes provincias (por ejemplo, Arias, 2018, 2021; García, 2006; Gluzman, 2023; Guber, 2006; Olub y Gluzman, 2023; Podgorny, 2006; Puebla et al., 2021; Ramundo, 2019; Williams y Korstanje, 2021). Esta tarea no está exenta de dificultades metodológicas. Una rápida revisión de la bibliografía en los estudios antropológicos locales nos muestra casos de profesionales con una prolífica actuación en el ámbito disciplinar quienes, sin embargo, tras unos años parecen desvanecerse. Si bien esta característica no es exclusiva de las mujeres, un breve repaso nos permite destacar investigadoras que tuvieron una importante presencia en un intenso pero corto periodo temporal (ver más adelante). Las dificultades en recuperar las trayectorias de mujeres que se dedicaron tempranamente a la antropología no es una tarea sencilla, dado que las fuentes no aportan, por lo general, las motivaciones que llevaron a abandonar la profesión y los testimonios acerca de las mujeres están invisibilizados en los registros oficiales (Scott, 1996). La información disponible deja vislumbrar, en el mejor de los casos, alternativas laborales al mostrar, eventualmente, los caminos tomados.

Cobra sentido recordar que la noción de género constituye una adjetivación impuesta sobre un cuerpo, una categoría social que articula individualidades con instituciones sociales, asignándoles un sentido y da obligaciones (Scott, 1996). Por lo tanto, en el caso de las mujeres, lo institucional no puede desligarse de lo privado y el análisis de las trayectorias laborales debe considerar la dimensión familiar. En este sentido, los estudios de género buscan conectar lo institucional y normativo con las experiencias cotidianas, articulando las estructuras sociales y sus instituciones en un nivel macro con las dinámicas individuales y la construcción de identidades subjetivas en un nivel micro (García-Peña, 2016; Gluzman y Olub, 2024). La diferenciación de estos dos niveles analíticos es una herramienta exitosa que favorece construir una macrohistoria disciplinar sobre la base, en parte, de microhistorias (Díaz-Andreu y Portillo, 2021). El desafío del investigador interesado en género es reconocer esas pequeñas historias, lograr ver las tensiones entre los anhelos profesionales y los mandatos sociales, y analizar cómo estas interacciones explican el abandono de muchas mujeres del ámbito académico, ahondando en la dinámica estructural de la disciplina.

El objetivo de este trabajo es presentar la labor científica de María de las Mercedes Constanzó (1909-1998), quien tuvo un papel destacado en la antropología a partir de 1940, cuando logró su doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se busca recuperar su trayectoria profesional, reconocer sus principales temáticas investigadas y sus recorridos posteriores. Del mismo modo, se propone analizar su desempeño en torno a la UBA durante las décadas de 1930 y 1940, período marcado por un gradual avance en la participación de mujeres en distintos roles académicos y administrativos. Este contexto histórico se distingue por un mayor protagonismo femenino, manifestado en investigaciones motivadas por intereses personales o profesionales en contraste con momentos previos. Este proceso vino de la mano de importantes cambios hacia la profesionalización de las Ciencias Antropológicas en la FFyL (Arias, 2021; Guber, 2006). Es decir, se procura desandar el itinerario de esta antropóloga y contextualizar su trabajo dentro del entorno institucional de la disciplina y nacional desde una perspectiva de género. Para llevar adelante los objetivos propuestos, se contó con una diversidad de fuentes bibliográficas que permitieran ahondar sobre la trayectoria de Constanzó. Por un lado, el corpus documental empleado en esta investigación incluye fuentes éditas e inéditas. Entre las primeras, destacamos las revistas especializadas y de divulgación en las que Constanzó publicó resultados de investigaciones, los escritos oficiales de las instituciones en las cuales desarrolló gran parte de sus actividades académicas y, en menor medida, los artículos de prensa en los que aparece como autora o noticia, lo cual implicó acceder a diferentes bibliotecas y hemerotecas. Las fuentes inéditas corresponden, entre otras, a fondos institucionales de las décadas de 1930 y 1940 del Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico (AFyD) y Archivo General de la Facultad de Filosofía y Letras (AGFFyL) de la UBA, ya que en dicha institución Constanzó realizó gran parte de su actividad académica. Además, se tuvieron en cuenta biografías de Constanzó. En efecto, la investigadora fue una de las pocas mujeres antropólogas que figura en la compilación biográfica de mujeres de Lily Sosa de Newton (1980) y su biografía también aparece entre destacados personajes a nivel provincial o nacional (Abad de Santillán, 1967; Kraft, 1968). Estas son notas biográficas donde la información es breve y general, pero registran su reconocimiento social, incluso después de haber abandonado la investigación y docencia universitaria. Finalmente, se hizo un rastreo de publicaciones de terceros donde se mencionan distintas facetas de las prácticas científicas de la investigadora a fin de enriquecer su itinerario con la historia de las instituciones donde ella participó (Arias, 2018; Carrizo, 2015; Guber, 2011, entre otros). El conjunto de estos documentos aporta datos cruciales de las prácticas científico-académicas dominantes por entonces. Por otro lado, se contó con testimonios provenientes de entrevistas con su hija, María de las Mercedes López Constanzó, que permitieron indagar algunos vacíos de información provistos por las fuentes escritas, procurando insertar referencias de la vida personal de Constanzó que explican decisiones en su profesión y que pueden confirmar o refutar algunas de las interpretaciones previamente formuladas. Los datos logrados se analizaron desde una perspectiva de género, la cual busca identificar, visibilizar y desnaturalizar las relaciones de poder mediadas por el género en la sociedad patriarcal, a la vez de cuestionar y denunciar la discriminación, las desigualdades y la exclusión hacia las mujeres.

Mercedes Constanzó, como estudiante

María de las Mercedes Constanzó (Figura 1) nació el 28 de mayo de 1909 en Santa Fe, provincia de Santa Fe, Argentina. Perteneciendo a la clase media, junto a sus padres y sus dos hermanos se trasladaron a Buenos Aires a corta edad. Su madre era docente y la familia buscaba un mejor porvenir. Durante su adolescencia, Constanzó tuvo una educación esmerada que le permitió adquirir conocimientos que más tarde supo aprovechar en su vida profesional. Estudió pintura y dibujo, además de canto, actividades que eran comunes entre las mujeres de su época, especialmente en sectores de clase media y alta.

Figura 1. Fotografía de María de las Mercedes Constanzó (Constanzó, 1944f, p. 5)

Graduada como maestra normal nacional en 1928, Constanzó prosiguió sus estudios universitarios en una época en la que muchas mujeres optaban por dedicarse a la enseñanza, tema que se retomará en las discusiones. Tal como ella misma sostuvo, lo hizo “animada en el deseo imperioso de investigar la verdad sin que la arredrara ninguna dificultad” (Vibrante manifestación de fe, 1944, p. 4). Eligió el profesorado en Historia en la FFyL de la UBA, una de las carreras universitarias más escogidas por mujeres, seguidas por Filosofía y Literatura (García, 2006). Constanzó se graduó en 1933 de Profesora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial en Historia. Inmediatamente publicó sobre la sublevación de los prisioneros españoles tomados en la batalla de Maipú (Mendoza) y llevados hasta San Luis, con las fuentes empleadas a modo de apéndices que respaldan la investigación (Constanzó, 1933-1934), demostrando un análisis minucioso en términos metodológicos y dando cuenta, además, de su deseo de dedicarse a la investigación. Años más tarde, se doctoró en la misma casa de estudios bajo dirección del antropólogo italiano José Imbelloni, cuyas principales ideas se organizaron dentro de la escuela histórico-cultural de corte difusionista.

La Dra. Constanzó como investigadora y docente universitaria

En términos académicos, el año 1940 fue crucial para Constanzó. Se doctoró en la FFyL de la UBA, empleando diversas herramientas entre las que destacaba la craneometría, complementada con osteometría aplicada a otros elementos óseos —como huesos largos del área de Calchaquí— que eran parte de la colección Zavaleta. Esta colección se encontraba entonces depositada en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”. Imbelloni, quien ocupaba desde 1931 el cargo de Jefe de la Sección de Antropología del museo, fue una figura clave en su trayectoria. Constanzó trabajó como adscripta de la sección desde 1932 a 1940, lo que le facilitó el acceso a los materiales de la institución. Presentó el manuscrito en abril y, para junio, había defendido su tesis. De este modo, se convirtió en la segunda doctora en abordar un tema de antropología física1 en la FFyL, precedida Juliane Dillenius (1884-1949) quien había obtenido dicho título en 1911 (Ramundo, 2019). Dos años más tarde, mediante una tirada aparte, publicó su tesis “Antropología Calchaquí: colección Zavaleta del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia” (Constanzó, 1942a) en el volumen 2 de la “Revista del Instituto de Antropología” de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), instituto a cargo de Radamés Altieri, quien por entonces tenía un estrecho vínculo con Imbelloni.

Constanzó había comenzado a fortalecer su presencia en la academia tras su profesorado, ya que empezó a prestar servicios ad honorem en el Museo Etnográfico (MET) dependiente de la FFyL de la UBA. Realizó el catálogo de descripción de material del departamento de antropología, elaboró numerosos dibujos para las fichas del catálogo del departamento de arqueología y, desde 1939 dirigió los trabajos prácticos de la cátedra de Antropología Física, materia correspondiente al segundo año de la carrera de Historia2, a cargo de Imbelloni (de Aparicio, 1940a).

El título de doctora le permitió afianzarse laboralmente en el ámbito universitario. En una carta del 6 de mayo de 1940 dirigida a Imbelloni, firmada por Francisco de Aparicio, director del MET desde 1937 a 1946, se le comunicó que Constanzó había sido designada formalmente como ayudante honoraria de la cátedra de Antropología y Etnografía General y agrega que, entre sus funciones, debía auxiliar en la selección y preparación de materiales de ilustración y bibliografía, así como en la dirección de trabajos prácticos. Ya por entonces Constanzó era parte del personal rentado del museo por lo que ruega “tener el bien de procurar utilizar sus servicios interrumpiendo durante el menor tiempo posible sus tareas habituales” (de Aparicio, 1940b).

Sus actividades dentro del MET se traducen en publicaciones como única autora3. En 1940, presentó un estudio sobre una pequeña colección de cráneos procedente de Estados Unidos, adquirida por un intercambio con el Museum of American Indian (Constanzó, 1940a). Al margen de sus labores en el MET, analizó el rol de la mujer tehuelche a partir de fuentes documentales de los siglos XVII a XIX, procurando reconocer los cambios sociales tras el contacto con los españoles (Constanzó, 1940b). También colaboró en la realización de dibujos para otros investigadores (Salas, 1940, Figuras 1 a 3). Al año siguiente, dio a conocer el análisis de la colección de antropología física recolectada por de Aparicio en Pampa Grande (Salta) y comparó la serie osteológica con otras estudiadas procedentes del Noroeste Argentino (NOA) (Constanzó, 1941). Sus artículos fueron publicados en los primeros tomos de Anales del Instituto de Etnografía Americana (Constanzó, 1940a, 1941, 1942b) y posteriormente en Anales del Instituto de Etnología Americana (Contanzó 1944a, 1944b, 1945b), ambos de la Universidad Nacional de Cuyo.

Entre 1941 y 1942, Constanzó continuó el análisis de colecciones óseas humanas del MET, como aquella comparación de los materiales de San Juan, resultado de la 12a expedición de la FFyL dirigida por Salvador Debenedetti en 1916, con las de Mendoza recuperadas por donaciones particulares (Constanzó, 1942b). También dio inicio a una intensa etapa de actividades en torno a la Sociedad de Antropología Argentina (SAA), entidad creada en 1936, que se orientó al estudio de las distintas áreas que conformaban la antropología. Si bien había participado en carácter de socia adherente desde 1936/1937 (Arias, 2018), tuvo una actuación clave como secretaria a partir de 1941 (SAA, 1942)4. Además, fue secretaria del Boletín de la SAA donde presentaba las “Comunicaciones”, una exhaustiva descripción de las actividades internas (por ejemplo, Constanzó, 1942c). En esta revista también publicó en los volúmenes 3 (Constanzó, 1942d) y 4 (Constanzó, 1944c) en temas de su especialidad: patologías dentales y fusión atlanto-occipital en poblaciones prehispánicas, respectivamente.

A mediados de 1943 su renombre traspasó las fronteras nacionales. Junto al Dr. Eduardo Casanova, viajó a Santiago de Chile en carácter de especialista en antropología física, con el fin de reunir material de los habitantes prehispánicos del norte de Chile. En su propia agenda laboral, Constanzó estudió una serie de cabezas momificadas albergadas en el Museo Histórico Nacional y recolectadas por Max Uhle (Constanzó, 1944d).

En el Museo Nacional de Historia Natural examinó muestras óseas humanas de Punta Pichalo recuperadas en excavaciones por el Institute of Andean Research y dirigidas por Junius Bird en colaboración con la doctora Grete Mostny5, a cuyo cargo se encontraba la sección arqueológica del mencionado museo. También estudió cráneos de Arica a pedido de Mostny (Constanzó, 1945c) y realizó más de 300 dibujos de piezas arqueológicas (Constanzó, 1945c). Además, acompañó a Casanova en su visita a los conchales de Cartagena y túmulos de Titil y pronunció una conferencia sobre los estudios antropológicos en Argentina (Paulotti, 1944).

Ese mismo año, a pedido de la Junta de Historia de la provincia de San Juan, que solicitó un experto al MET, Constanzó fue enviada por ocho días para estudiar un cuerpo femenino disecado hallado en Hilario (departamento de Calingasta). Para cubrir los gastos, la Junta envío 200 pesos6 argentinos. El hallazgo había sido llevado a la sede de la Junta, en la capital provincial, donde Constanzó describió físicamente los restos óseos y ajuar material. Luego, se trasladó a Hilario y decidió evaluar si no había más restos, por lo que hizo excavar alrededor de la zona de hallazgo, recuperándose cuatro tumbas más. Asignó preliminarmente los restos al grupo diaguita y consignó que se continuarían las investigaciones cuando la situación de la provincia lo permitiera (Constanzó, 1944e). De este modo, y de acuerdo a los registros disponibles hasta la actualidad, Constanzó se convirtió en la primera mujer profesional que dirige excavaciones arqueológicas en el marco de investigaciones llevadas a cabo a nivel universitario. Ya había estado a cargo de una expedición previamente: de Aparicio (1943b) menciona que dentro de las actividades realizadas por el personal del MET durante el periodo de vacaciones de 1943, Constanzó “cumplió en la región serrana de Córdoba una misión que se le encomendara”, posiblemente la recolección de materia prima lítica (Legajo personal Constanzó, s.f.).

En lo que hace a actividades vinculadas a la esfera de la enseñanza universitaria, a partir de 1943 Constanzó participó activamente como profesora colaboradora en el Círculo de Estudiantes de Historia de la FFyL, Akida. Este grupo, creado ese mismo año, tenía diversos propósitos educativos, tales como fomentar el diálogo entre estudiantes del doctorado de historia, mantener el contacto con los profesores, estimular la realización de trabajos de investigación, de espacios de discusión bibliográfica y de monografías personales y organizar viajes de estudio (Constituyose el Círculo “Akida”, 1943). Su nombre fue creado a partir de la flexión de AKIS (en griego: estímulo y punta de proyectil o acicate), mientras que cada letra respondía a la combinación de las iniciales de los profesores de segundo año del profesorado de Historia: Ardissone, Constanzó, Imbelloni, Daus, Aparicio (Guber, 2011). Para ese entonces, Constanzó tenía el reconocimiento de pares y de estudiantes y, al ser ayudante de una materia de grado obligatoria, gozaba de alta visibilidad dentro de la facultad7.

Hacia 1943, Constanzó diversificó sus intereses, no solo ampliando su estudio en Andes del sur, sino también incorporando la faceta cultural de las inhumaciones prehispánicas a través del estudio de peinados y ornamentos del ajuar funerario (Constanzó, 1943a). Para Constanzó, la inhumación representaba una manifestación exterior de las creencias y de la religión, es decir, el patrimonio espiritual de los pueblos (Constanzó, 1943a). Además, en virtud de su experticia, analizó el alcance de las investigaciones antropológicas y etnográficas en el país (Constanzó, 1943b, 1943c).

Últimos años de Constanzó en la academia, vida matrimonial y maternidad

En 1943 Constanzó conoció a Juan Severino López, un estudiante de historia en la FFyL que cursaba el segundo año del profesorado y, años más tarde, su marido. En enero de 1944 Constanzó participó en un viaje de estudio que de Aparicio organizó a Tolombón ayudando a los alumnos en sus trabajos (Constanzó, 1945b), entre ellos López. Los fondos provinieron de la Universidad y de las actividades de la asociación AKIDA y constituyó el primer viaje de estudios de la facultad en el que participaron conjuntamente mujeres y hombres (Guber, 2006).

Respecto a sus investigaciones, durante este periodo publicó en forma preliminar los resultados alcanzados en San Juan (Constanzó, 1944e), y posteriormente los detalló, incluyendo fotos y dibujos de la autora (Figura 2) en el Boletín de la Junta de la Provincia de San Juan (Constanzó, 1944f). También presentó en forma más exhaustiva su análisis acerca del peinado y el tocado en momias del norte de Chile (Constanzó, 1945b, 1946a). Sus nuevos aportes se centraron en reseñas de libros o artículos (entre otros, Constanzó, 1944a, 1944b), comunicaciones para el Boletín de la SAA (entre otros, Constanzó, 1945d) y divulgación (entre otros, Constanzó, 1945a). También realizó nuevas investigaciones, como el estudio de restos de cráneos humanos sin contexto conocido de la provincia de Santa Fe (Constanzó, 1946b) e indagó la importancia de los grupos sanguíneos como elemento para el diagnóstico racial (Constanzó, 1944g).

Figura 2. Dibujo de María de las Mercedes Constanzó sobre la “momia” de Calingasta (modificado de Constanzó, 1944f, p. 18)

En enero de 1945, aprovechando los homenajes a Ambrosetti y Debenedetti en el sitio arqueológico de Tilcara, Constanzó realizó observaciones etnográficas acerca de la vestimenta entre pobladores indígenas y mestizos. Debido a las crecidas del río Grande, sus actividades se redujeron a Tilcara donde dibujó y fotografió gente con su típica indumentaria, observó su rutina diaria y costumbres, así como su relación con el núcleo veraneante de Jujuy y Tucumán e influencias sobre el tipo de vida. Este tema de estudio había sido iniciado en 1944 cuando Ardissone le encargó hacer dibujos del material de la sala Ambrosetti8 del MET sobre etnografía americana para un trabajo acerca del vestido indígena en relación con el ambiente (Constanzó 1945c). A instancias de Imbelloni, también reunió datos sobre parcialidades existentes y desaparecidas para hacer una recopilación crítica sobre antropología física de los aborígenes de la República Argentina y países limítrofes (Constanzó, 1945c).

Durante su carrera, además, dictó conferencias en distintos ámbitos: en entornos académicos como la SAA, la Universidad de Chile, la Universidad Nacional de Cuyo, la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, y en medios radiales destinado a un público más amplio como Radio del Estado y Radio Municipal. También, estableció intercambios epistolares con otros investigadores, entre ellos Mostny, con quien mantuvo una relación profesional y de amistad que abarcaba temas antropológicos y novedades personales (Garrido Escobar y Vilches Vega, 2024) (Figura 3).

Figura 3. Tarjeta por Año Nuevo dirigida a Grete Mostny (Garrido Escobar y Vilches Vega, 2024, p. 389). Transcripción: María de las Mercedes Constanzó envía sus votos de felicidad a su amiga Grete Mostny y le desea un próspero año nuevo. Buenos Aires, diciembre 1945. Ecuador 1321 [remite a su dirección personal].

En julio de 1946, Enrique Palavecino renunció a la dirección del Instituto de Etnología de la UNT. Durante un breve periodo, el instituto tuvo una serie de cortos interinatos en su dirección. Luego de haber convocado a Orestes Di Lullo, Constanzó asumió la dirección, pero fue reemplazada por Antonio Serrano durante un mes para luego regresar.

Finalmente, en marzo de 1947 fue sucedida en la dirección por el Dr. Osvaldo Paulotti, especializado en Antropología Somática y Prehistoria Americana (Berberián y Capuano, 1974). Durante su permanencia en esta universidad, actuó además como profesora de Prehistoria y Etnografía en la FFyL (Arenas y Carrizo, 2010). También dictó un curso acelerado libre de Antropología Física y realizó prospecciones en Taco Ralo y excavaciones en Río Chico, localidades en Tucumán, durante 1946 (Legajo personal Constanzó, s.f.). Entre junio y septiembre de ese año, formó parte del personal del Instituto Étnico Nacional (IEN).

El 18 de enero de 1947, la Dra. Constanzó se casó con López. Las reuniones sociales y salidas a eventos culturales en el marco de AKIDA propiciaron los encuentros entre Constanzó y López. Constanzó, quien había orientado su vida a la investigación y docencia universitaria, decidió iniciar un noviazgo serio con López para formar una familia (M. López Constanzó, comunicación personal, 2024). Fiel a la costumbre del momento, su identidad llevó también el apellido del marido, como se observa en la documentación que firma desde entonces. El primero de octubre de ese mismo año nació su hija, Mercedes y tres años después, Juan Pablo. Su nombre parece diluirse en 1946, lo que generó diversas interpretaciones. De acuerdo a Perazzi (2014) al no ser reconfirmada en el cargo de la dirección del Instituto de Antropología de la UNT, se retiró de la actividad. Guber (2006) observa que su alejamiento se vincula a la dificultad que tenían las mujeres de insertarse al ámbito profesional con cargos consolidados, ya que los padrinazgos académicos fueron refractarios para ellas. A partir de 1948, y tras alejarse de la vida académica, Constanzó se dedicó a la docencia como profesora de Castellano y de Historia en la Escuela Normal N°9 de Buenos Aires (M. López Constanzó, comunicación personal, 2024).

Discusión

El surgimiento temprano de la antropología en nuestro país, a partir de las últimas décadas del siglo XIX, revela una marcada predominancia masculina. En ese periodo, algunos investigadores del NOA eran autodidactas, aunque habían adquirido conocimientos en disciplinas afines. Tal es el caso de Juan B. Ambrosetti, Adán Quiroga y Samuel Lafone Quevedo. Al igual que Francisco Pascasio Moreno, quien carecía de formación universitaria, provenían de familias acomodadas que les permitieron acceder a círculos relacionados con el poder político y cultural urbano. También fueron autodidactas figuras como Félix Outes, médico de formación, y Florentino Ameghino, sin un título universitario. Todos ellos, en algún momento, fueron acogidos por la Universidad, sentando así las bases de la práctica arqueológica nacional. Las mujeres comenzaron a integrarse en las distintas ramas de la disciplina a partir de los inicios del siglo XX, cuando se da comienzo a la consolidación disciplinar en el ámbito universitario, fundamentalmente mediante la arqueología y lo que hoy conocemos como antropología biológica o bioarqueología. En este contexto, la FFyL de la UBA se caracterizó como lugar de formación femenina de primer orden al permitir, desde su creación, la matriculación a graduados de escuelas normales. Estas escuelas recibieron mayoritariamente mujeres de todas las clases sociales porque no había demasiadas alternativas laborales para ellas, mientras que para los hombres existían opciones más redituables (Rodríguez, 2019). La FFyL se diferenciaba de lo que sucedía para el ingreso a la mayoría de las facultades de la UBA, que exigían el título de bachiller otorgado por los Colegios Nacionales (Denot, 2007). También influyó la adecuación de su propuesta educativa al imaginario del rol femenino, vinculado a la docencia frente a las profesiones liberales (Denot, 2007).

Desde la constitución de la antropología en la FFyL, como parte del profesorado de Historia y, mediante el MET, muchas mujeres colaboraron en la organización de las colecciones de antropología biológica y arqueología. Ambrosetti destacó el trabajo de catalogación de piezas por “ex alumnas de la Facultad, señorita Manuela de Basaldúa [(1881-1965)] y doctora Juliana Dillenius, quien se hizo cargo especialmente de la Sección de Antropología Física” (Ambrosetti, 1912, pp. 6-7). María Helena Holmberg (1881-1971), esposa de Ambrosetti, también contribuyó con dibujos para sus obras (Ambrosetti, 1908, entre otros). Dillenius, quien publicó sus trabajos en revistas especializadas, se casó tras su doctorado con su mentor, el académico alemán Robert Lehmann-Nitsche, con quien tuvo cinco hijos y se radicó en Alemania hasta la muerte de su esposo. Desde entonces abandonó sus propias investigaciones (Ramundo, 2019). Odilia Bregante (1895-año de muerte desconocido) se doctoró en arqueología y realizó una clasificación en el gabinete de los materiales cerámicos del NOA reunidos hasta entonces. Su título de doctora le permitió ascender de categoría en su actividad como maestra normal, actividad que continuó después de abandonar la arqueología (Gluzman, 2023).

De este modo, en este contexto temprano, las mujeres que se dedicaron a alguna de las ramas de la arqueología ingresaron a la disciplina de diversos modos: por matrimonio, como dibujantes, donantes de piezas o cursando materias dentro del profesorado de Historia. Si bien su presencia puede considerarse habitual en el ámbito universitario, no por ello ejercieron los mismos cargos ni tuvieron las mismas oportunidades que sus pares masculinos. Pocas fueron las que terminaron sus estudios como profesoras y aún menos las que se doctoraron. Aquellas que alcanzaron el título de doctoras, se alejaron de la investigación para dedicarse a la enseñanza de niños, a las tareas de cuidado familiar y a la asistencia de sus maridos investigadores. Alejadas de la enseñanza universitaria, del acceso al trabajo de campo y de la dirección de instituciones, sus tareas estuvieron vinculadas a supuestas habilidades o afinidades femeninas, como el dibujo o la asistencia a profesores en clases.

En este semillero de formación femenina, durante la década de 1930 entra en escena María de las Mercedes Constanzó, un momento que coincide con el reemplazo de los pioneros por una nueva generación de arqueólogos (González, 1985). La práctica arqueológica del NOA siguió quedando en manos masculinas. En su ya clásica síntesis de la historia de la antropología, Jorge Fernández (1982) menciona a Constanzó como parte de los destacados profesionales de la última generación dentro de lo que él denomina la Etapa de Consolidación Universitaria o Transicional (1925-1949), siendo, junto a María Delia Millán de Palavecino (1900-1994) las únicas dos mujeres que, debido a la multiplicidad de sus actividades realizadas, dejaron su huella en este periodo en contextos académicos9. Millán (1900-1994) ocupó diversos roles académicos y fue directora del Museo Folklórico del Noroeste (Tucumán) y del Museo de Motivos Populares Argentinos (Buenos Aires), y se desempeñó como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) durante veinte años. Millán es considerada como iniciadora del estudio de los textiles arqueológicos y etnográficos del país (Renard, 1994), cuyo acceso fue posible por formar parte de colecciones museográficas en el primer caso y en el segundo también porque fueron recuperados durante sus trabajos en el campo. Millán, maestra de formación, también trabajó junto a su marido Enrique Palavecino, uno de los últimos autodidactas de la disciplina y reconocido antropólogo de la región chaqueña (Arias, 2018).

Constanzó, que se graduó como maestra, optó por continuar estudios universitarios en Historia en la FFyL. Inicialmente logró su título de profesora en la FFyL, condición que le aseguraba una salida al mercado laboral. Sin embargo, decidió proseguir con un doctorado y dedicarse a la investigación. Es importante comprender el contexto universitario vigente en la FFyL y los requisitos para lograr cada título. A partir de 1912 la facultad introdujo reformas en el plan de estudios estableciendo que los cursos estarían divididos en tres secciones: Filosofía, Letras e Historia. Para ser doctor se debían completar los cursos de al menos una de esas secciones, cada uno con aproximadamente 15 o 16 materias repartidas en cuatro años, manteniéndose la obligatoriedad del examen general y la presentación de una tesis. El profesorado se completaba mediante el cursado de unas 12 materias por disciplina, un examen general y la tesis correspondiente. Quienes finalizasen los estudios del profesorado podían acceder al título de doctor completando las materias de su sección y presentando una nueva tesis (Buchbinder, 1997).

Durante estos años de iniciación profesional, y a la par de comenzar el análisis de material óseo de colecciones, Constanzó participaba activamente de diversas tareas en torno al MET, docencia en la FFyL y la SAA. De este modo Constanzó dio sus primeros pasos en el ámbito académico inmediatamente luego de su profesorado en forma ad honorem, práctica habitual en la mayoría de los estudiantes interesados en continuar con carreras científicas (Arias, 2019; García, 2018). Su trabajo honorario y de auxiliar contribuyó en su afianzamiento laboral al permitirle la construcción de experiencia profesional, la consolidación de su trayectoria dentro del museo —fundamentalmente en temas de antropología física—, y el fortalecimiento de redes de contactos y vinculación con colegas e investigadores a través de proyectos, publicaciones o actividades relacionadas con la institución y el aumento de visibilidad y reconocimiento. Inmediatamente después de su doctorado, Constanzó fue forjando un itinerario profesional que le permitió traspasar las fronteras laborales que hasta entonces se habían impuesto a las mujeres en ámbitos académicos patriarcales, como lo era la investigación en arqueología.

El despliegue de actividades y responsabilidades de Constanzó contaba desde sus inicios con el aval institucional de varios hombres de ciencia. En una carta dirigida al decano de la facultad, Dr. Coriolano Alberini, con fecha de febrero de 1940, de Aparicio (1940a) solicitaba el lugar de bibliotecario del MET que había quedado vacante para Constanzó, mencionando sus logros y méritos y destacando las investigaciones realizadas por ella bajo la dirección de Félix Outes, Imbelloni y él mismo.

El periodo comprendido entre 1940 y 1945 fue para Constanzó el de mayor actividad profesional, formando parte del personal rentado de la FFyL de la UBA. Gracias a de Aparicio pudo desplegar la mayor parte de sus actividades. El museo le confió tareas propias de su especialización dentro de la sección de antropología física y arqueología. Fue enviada a Chile como especialista en su tema, dictó clases como profesora ad honorem de la materia Antropología y Etnografía General. Además, pudo llevar a cabo proyectos propios y en articulación con otros investigadores y colaboró con las principales revistas científicas de su espacialidad de Estados Unidos, México, Chile y Argentina.

En un momento que se abrían oportunidades para las mujeres, Constanzó desarrolló una actividad predominante dentro de la SAA (Arias, 2021). En efecto, esta asociación admitió sin criterios diferenciales en las membresías a socios masculinos y femeninos, registrándose un incremento de la cantidad de estudiantes a partir del periodo 1938-1939, en el cual las mujeres constituían más del 50% de la membresía estudiantil (Arias, 2021). Fue la única mujer que formó parte de su Comisión Directiva de ese entonces, con la excepción del ingreso más tardío de Berta Elena Vidal de Battini (1900-1984) como tesorera en 1945 (SAA, 1944). Fue además una de las pocas mujeres que ocuparon posiciones directivas en la época. Aunque en ese momento en el ámbito nacional en general, las mujeres estaban fuertemente asociadas con funciones secretariales, una idea consolidada a principios del siglo XX que reflejaba estereotipos de género (Benítez-Burgos et al., 2016), su labor iba más allá de redactar cartas para ser firmadas por el director. A través de las Comunicaciones publicadas en el Boletín de la SAA, Constanzó tuvo un papel destacado al presentar los eventos desarrollados en la institución e hizo despliegue de sus conocimientos y capacidad de interactuar con diferentes actores sociales, casi todos ellos hombres. Durante su pertenencia a la SAA, además de sus competencias como secretaria participó activamente en la Semana de Antropología ofreciendo comunicaciones orales de sus investigaciones. La Semana de Antropología era un evento anual que actualizaba los conocimientos acerca de las investigaciones realizadas en torno a temas antropológicos10. Asimismo, en calidad de experta, se trasladó a otras localidades distantes de su hogar para estudiar colecciones. Realizó viajes de estudio por su cuenta, como cuando visita Tilcara, incluso pensando en ir a Bolivia para realizar estudios comparativos y dirigió trabajos de campo. Por entonces y de acuerdo a los criterios de la SAA, especialistas eran aquellas personas que “se dedican a la investigación en alguna de las ramas de la Antropología, como objeto principal de su actividad, y que además de haber producido obras meritorias, han seguido estas actividades con carácter profesional” (Podestá, 2007, p. 12). Hacia 1945, la SAA consideraba especialistas a investigadores, todos ellos hombres, de la talla de Ardissone, de Aparicio, Canals Frau, Casanova, Imbelloni, Márquez Miranda, Palavecino, Salas, Serrano, Vignati, siendo Constanzó la única mujer (SAA, 1945). Es decir, Constanzó combinó roles hasta ese entonces reservado a figuras masculinas.

En un momento de lenta profesionalización universitaria de la disciplina, aún bajo la órbita de la carrera de Historia, el desarrollo de la SAA representaba un ejemplo acabado del campo antropológico que, años más tarde, daría lugar a la creación de la carrera en la UNLP en 1957-1958 y en la UBA en 1958, en el contexto de una “modernización” nacional y universitaria (Guber y Visacovsky, 2000). Los viajes de estudio organizados desde la FFyL por de Aparicio con grupos de estudiantes y graduados de Historia, conformados por ambos sexos, también se orientaban en esa dirección. Eran reflejo de la presencia de un alumnado femenino entusiasta y comprometido.

Algunas graduadas emplearon herramientas analíticas pioneras en la arqueología local recién empleadas en la década de 1980: observaciones etnoarqueológicas de la vida pastoril (Lía Sanz de Aréchaga), estudios sobre vivienda natural (Elena Chiozza) y fabricación tradicional de alfarería (Zumilda González Zimmermann) (Tarragó, 2003). También destaca Cristina Correa Morales, esposa de Aparicio, quien, como hija del escultor Lucio Correa Morales y Elina González Acha de Correa Morales, pionera en estudios geográficos y pintura, lo acompañó en sus viajes de campo, realizando croquis de sitios y dibujos de piezas (de Aparicio, 1948).

Constanzó se insertó dentro de esta trama de pujantes cambios. Ella misma recibió fondos otorgados por la universidad u otras asociaciones, como la Junta de Historia de la provincia de San Juan, que fortalecían un campo disciplinar específico cada vez más definido en el cual las mujeres empezaron lentamente a insertarse. Para ello, debieron incluso adecuar su indumentaria para trabajos que exigían el movimiento en el terreno (Guber, 2006) y desafiaban los modelos hegemónicos de género que identificaban a la mujer como esposa y madre, incompatibles con el alejamiento del hogar, y poco apta para roles ocupacionales de responsabilidad (Gluzman, 2023). También a través de la enseñanza universitaria, Constanzó se convirtió en referente tanto para hombres como mujeres que cursaban el profesorado de Historia.

Los últimos años de la vida profesional de Constanzó coinciden con profundos cambios políticos que influenciaron la configuración de institutos y nombramientos en las cátedras en las universidades públicas. El golpe militar de 1943 impactó en el ámbito académico de Buenos Aires algunos meses más tarde, cuando se decretó la intervención de la universidad (Buchbinder, 1997). Aunque en la FFyL no se registraron las cesantías de docentes y expulsiones de alumnos que acaecieron en otras facultades de la universidad porteña, las autoridades surgidas del golpe se proponían reestructurar profundamente el sistema educativo (Buchbinder, 1997). Asimismo, si bien en junio de 1946 asumió Juan Domingo Perón a la presidencia nacional mediante elecciones democráticas, la popularidad creciente del vicepresidente y ministro de Guerra desde 1943 generaba preocupación en algunos sectores de la academia, quienes lo tildaban de autoritario y fascista (Fiorucci, 2011). En 1946, se produce la intervención de las universidades nacionales ordenada por el Poder Ejecutivo, lo que provocó renuncias, cesantías y la exclusión de una tercera parte del plantel docente efectivo. Hubo recambio de las principales autoridades que ocupaban cargos directivos, y fueron eliminados aquellos que profesaban el liberalismo académico. Además, arribaron numerosos profesionales de países centroeuropeos, exiliados de los países del Eje, que detentaban posturas teóricas afines a la escuela histórico-cultural y a la ideología de las dictaduras militares (González, 1985). En este contexto, se rescindió el contrato de todo cargo y función a de Aparicio. Romualdo Ardissone fue nombrado director interino del MET y al año siguiente Imbelloni es designado como director, consolidándose como figura central de la disciplina hasta 1955 (Luco, 2010).

La SAA, un espacio de importante desarrollo laboral de Constanzó, ya había dejado de recibir en 1944 un subsidio de $2.000 moneda nacional, incluido en la Ley Nacional de Presupuesto desde 1937 que, junto a la cuota de sus socios, garantizaba el desempeño de la entidad. Desde el editorial del volumen 9 del Boletín de la SAA y en relación al décimo aniversario de la sociedad, de Aparicio expresaba que “Malos días vivimos los argentinos … la intranquilidad que embarga todos nuestros corazones no crea, por cierto, un ambiente propicio a la meditación y al estudio” (De Aparicio, 1945, p. 129). De hecho, Constanzó y Vidal de Battini, intentaron gestionar un nuevo subsidio para las publicaciones (Arias, 2018). Por tal motivo las reuniones científicas, las publicaciones y otras actividades, concretadas durante la década anterior, se espaciaron y suspendieron por años (Podestá, 2007), incluso más allá del tiempo en que Constanzó se desempeñó en el ámbito académico.

Estos tiempos de turbulencia generaron también discrepancias internas dentro de la SAA. En la sesión del Consejo Directivo de septiembre de 1945 se decidió postergar la realización de la Semana de Antropología. De Aparicio propuso un comunicado explicando la situación, ya que sus miembros: “declaran no poder participar en certámenes científicos porque la intranquilidad reinante en las horas angustiosas que vivimos les niega la calma indispensable para toda labor de estudios e investigación” (Podestá, 2007, p. 20). Esta declaración, calificada con connotación política, generó distintas respuestas (Arias, 2018; Podestá, 2007): Casanova propuso modificaciones a la declaración; Imbelloni, Ardissone y Vidal de Battini se manifestaron contrarios a expresiones de carácter político. Constanzó, por su parte, señaló que dado que la Semana de Antropología, planificada de modo anual, no se había concretado en forma regular no sería necesario dar noticia de su suspensión puesto que aún no se había anunciado su realización para ese año.

Es en este contexto cuando Constanzó asumió interinamente la dirección del Instituto de Etnología de la UNT, con vistas a su “reestructuración”. Sin embargo, Constanzó no vivió esta posición como estable y duradera, sino como una oportunidad de crecimiento profesional que le resultaba difícil en el MET ante los avatares institucionales. En una carta a Mostny aseguraba que “Tengo mucho trabajo pero no pienso quedarme definitivamente aquí como me han pedido, y preciso regresar a Buenos Aires para fin de año. Esto es muy bueno pero no es Buenos Aires donde todo me llama” (Garrido Escobar y Vilches Vega, 2024, p. 64). Esta posición laboral no estuvo exenta de conflictos. En una carta del 5 de diciembre de 1946, desde Tucumán, dirigida al entonces director interino del MET, Ardissone, mencionaba la devolución de instrumental propiedad de la UBA que se le reclamaba (posiblemente perteneciente a la materia Antropología y Etnografía General). Constanzó observaba:

Con respecto a él creo necesario advertirle que si lo solicité en préstamo fue con conocimiento del profesor titular [Imbelloni] por lo que me sorprende él que lo haya solicitado. En el Museo existen otros juegos de aparatos con los que podía trabajarse perfectamente dado el escaso número de alumnos inscritos y el que durante el mes de julio hubiesen cumplido los trabajos prácticos bajo mi dirección un grupo de ellos (Constanzó, 1946d, p.1).

Y a continuación agregaba “En el cajón de mi escritorio del museo no hay ningún objeto inventariable propiedad del museo y son algunos lápices y demás de mi propiedad, de ser otra manera no hubiese dejado con llave dicho cajón” (Constanzó, 1946d). Estas tensiones entre Constanzó e Imbelloni no pueden explicarse satisfactoriamente por diferencias ideológicas. Esta carta además resalta que Constanzó tomó su estadía en Tucumán como breve y ocasional. Al regresar a Buenos Aires, se reincorporó al MET, donde había gozado de una licencia laboral.

En la edición correspondiente a julio-septiembre de 1946 de la revista Acta Americana, de distribución regional, Constanzó escribió acerca de los objetivos, funciones y secciones administrativas del flamante IEN, a cargo de Santiago Peralta, cuya existencia duraría hasta 1955. A partir del 3 de junio de ese año Constanzó formó parte del personal del instituto (Poder Ejecutivo de la Nación 1946a). Mientras que un año antes había rechazado la intromisión de cuestiones políticas en la academia, Constanzó hace una clara propaganda del IEN, organismo de “antropología aplicada” bajo la burocracia estatal, asesorando sobre temas de política inmigratoria y fomentando una inmigración selectiva que no pusiera en riesgo la identidad étnica nacional. A diferencia de sus otros escritos donde es muy cauta sobre los actores involucrados, en éste resalta en varias ocasiones al Dr. Peralta quien

se ha empeñado fundamentalmente en el mejoramiento de la población en todos sus aspectos, tanto físico como moral e intelectual a fin de que la Argentina posea un conjunto humano digno y fuerte. El entusiasmo y patriotismo puesto al servicio del problema esencialmente argentino, encuentra eco en sus colaboradores que comprenden lo trascendental de la función a desempeñar (Constanzó, 1946c, p. 153).

Entre otras funciones destaca “la defensa cultural del pueblo … de corrientes exóticas que contribuyen a la desintegración mental” (Constanzó, 1946c, p. 156). Peralta era un hombre cuestionado por sus dichos racistas e incluso desde la prensa local e internacional se levantaron voces en su contra (Biernat, 2005). Es difícil comprender qué motivó a Constanzó a apoyar tan enérgicamente el desarrollo del nuevo instituto y a su director, especialmente si se tiene en cuenta que se aceptó su renuncia pocos meses después, el 12 de septiembre de 1946 (Poder Ejecutivo de la Nación, 1946b). Sin embargo, el 29 de octubre se nombra a Juan Severino López en un puesto administrativo de bajo rango (Poder Ejecutivo de la Nación, 1946c) y el 2 de diciembre se estableció que su designación se consideraba a partir del 16 de agosto (Poder Ejecutivo de la Nación, 1946d).

El acercamiento a las propuestas del IEN, organismo sobre el cual Imbelloni no tuvo influencia directa, se aleja de las decisiones tomadas por la autora hasta ese entonces y del registro apolítico y científico de sus publicaciones previas. Estos hechos pueden obedecer no solo a una posible afinidad ideológica sino más bien a una estrategia de planificación familiar. Juan Severino López, reciente egresado del profesorado de Historia en la FFyL-UBA, fue funcionario del mismo hasta 1955. Con la aparición de los Anales del Instituto Étnico Nacional, ya bajo la dirección de Salvador Canals Frau, López colaboró en tres de los cuatro tomos publicados desde 1948 hasta 1951. Para entonces, López también era jefe de la sección Demografía Histórica del mencionado instituto. Continuó realizando investigación en los últimos años del organismo, como se ve la publicación de un artículo en el Boletín del Instituto Étnico Nacional, que remplazó los Anales en 1954. De acuerdo a Axel Lazzari (2004), Juan Severino López fue el último director del Instituto.

El año 1947 marcó un momento decisivo en la vida profesional de Constanzó. Sus acciones privadas no habrían pasado como indiferentes. Constanzó, que había cumplido en todas las ocasiones con sus obligaciones de técnica en el museo y de secretaria de la SAA, se casó y pronto estuvo embarazada. Su último informe de actividades presentado al museo que se conserva confirma las tensiones entre los actores involucrados. El 20 de septiembre de 1947 respondió a un pedido verbal del nuevo director, Imbelloni, desde junio de ese año11 acerca de sus actividades anuales realizadas. En esta ocasión Constanzó afirmó que había continuado el fichaje de las colecciones americanas, y sostuvo que

Durante este año he debido limitar mi labor a esta tarea administrativa, suprimiendo por resolución del señor director la docente y científica, es decir la dirección de las ejercitaciones de los alumnos de antropología que realizaba desde 1939 y los trabajos de investigación en la antropología y etnografía que espero se me permitirá reanudar en el año próximo (Constanzó, 1947, p. 1).

Y agrega: “presento el informe en esta fecha ya que por motivos de salud deberé de suspender mi trabajo en lo que resta del año en curso según consta en mi nota del 15 de corriente mes” (Constanzó, 1947, p. 2). Firmó con su apellido completo de casada. Las entrevistas con la familia revisten importancia porque dan cuenta que sus problemas de salud son en realidad el tramo final del embarazo, parto e inicio de lactancia, completamente silenciados en el registro oficial.

Sus dichos reflejan la voluntad de regresar a sus actividades académicas. Si Constanzó había logrado hacerse un lugar como mujer en un ámbito dominado por hombres, tejiendo lazos no solo dentro del MET sino con otras instituciones, su nueva condición de mujer casada e inmediatamente esperando un hijo, era un límite que difícilmente pudiera traspasar. Era además un momento en donde las mujeres todavía mejoraban sus posiciones profesionales mediante alianzas matrimoniales, como Amalia Sanguinetti de Bórmida y Delia Millán de Palavecino (Guber, 2006) y ella se casaba con un estudiante suyo ocho años más joven.

Si bien el IEN no recibió injerencia directa de Imbelloni, Lazzari (2004) sostiene que Imbelloni parecía estar de acuerdo con la “antropología aplicada”, como se infiere de la contratación por el IEN de su protegido, el antropólogo físico Branimiro Males. No obstante, Imbelloni habría manifestado su rechazo a algunas de las propuestas del IEN: “En junio de 1946 tuve que informar sobre un plan de inmigración basado en nubes de humo teórico, pseudo-antropológico, y perentorias afirmaciones sobre razas flojas y razas fuertes… y una clasificación racial binaria” (Lazzari, 2004, p. 212). Es decir, el acercamiento de Constanzó hacia el IEN no habría sido motivo de rechazo de Imbelloni, pero posiblemente sí influyó la admiración expresada hacia Peralta.

Contando con 38 años nació su primer hijo y a partir de entonces no ejerció más su rol de docente en la FFyL de la UBA, ni publicó los resultados de sus investigaciones a terminar. Su alejamiento de la antropología no fue, sin embargo, inmediato. Constanzó es mencionada en la sesión de mayo de 1952, cuando el Consejo Directivo de la FFyL sugiere nombrar profesor adjunto de Antropología y Etnografía General a Palavecino, fuera de la institución durante este periodo peronista. Sin embargo, el consejero Serrano Redonnet, posteriormente último decano de la década peronista, se opone a favor de Constanzó con el argumento de que ella poseía un título más alto al de Palavecino, sin título nacional (Expediente 9/C/1952, 1952). Finalmente, no hubo selección al cargo. Si consideramos que era discípula de Imbelloni, hombre que alcanzó una posición de poder destacada a partir de 1945, es aún más claro que su posicionamiento ideológico pesó menos a la hora de tomar la decisión de retirarse de la investigación y docencia en 1947. Tras su alejamiento del ámbito académico, Constanzó continuó trabajando, ejerciendo la docencia en escuelas normales, lo cual confirma la necesidad económica de la familia de tener dos ingresos para su mantenimiento (M. López Constanzó, comunicación personal, 2024). Su madre tuvo un rol protagónico en el cuidado de sus hijos, pero murió en 1960 (M. López Constanzó, comunicación personal, 2024). Posiblemente Constanzó misma consideró que la profesión de antropóloga, con viajes de estudio, elaboración de informes y presentación de los datos en distintos ámbitos era difícil de conciliar con la reciente maternidad. Si consideramos el deseo de Constanzó de continuar con sus actividades, tal como lo expresó en su último informe presentado a Imbelloni, podemos interpretar que enfrentó el llamado “techo de cristal”. Este concepto alude a los límites tácitos que restringen la presencia de mujeres en puestos jerárquicos y de prestigio, afectando sus carreras profesionales (Guil Bozal, 2008). Estas barreras se manifiestan a través de estereotipos de género (sobre los roles y conductas esperadas de las mujeres), responsabilidades de maternidad y cuidado de familiares, la desigual distribución de tareas domésticas, y la falta de interés institucional en generar cambios estructurales. En el caso de Constanzó, la institución no ofreció el apoyo necesario para que pudiera articular su nueva vida personal con su desarrollo profesional. Ante lo que se percibía como un “problema femenino” —un embarazo—, no existían medidas que facilitaran su continuidad laboral, lo que evidenció una inequidad en el acceso y ejercicio de la ciencia respecto a sus colegas varones.

Conclusiones

Este trabajo indagó la trayectoria académica de una de las primeras doctoras en antropología de la FFyL de la UBA, María de las Mercedes Constanzó, cuya principal producción se concentró en la primera mitad de la década de 1940, momento que coincide con profundos cambios institucionales a nivel nacional y en el ámbito universitario. Para llevar a cabo estos objetivos, se realizó una revisión exhaustiva de sus principales producciones académicas, se evaluaron las revistas y eventos donde presentó trabajos, los roles institucionales que cumplió y se recurrió a artículos historiográficos sobre la antropología donde ella es mencionada. El corpus documental se analizó en dos escalas, una metodología que nos permitió articular lo macrohistórico con lo microhistórico. Por un lado, se recurrió a fuentes acerca de la formación disciplinar, como el conjunto de documentos vinculados a las instituciones universitarias, y a publicaciones de los resultados de las investigaciones de Constanzó en revistas científicas especializadas y de divulgación. Por otro lado, se buscó conocer los detalles de su vida personal a través de entrevistas a la familia. Mercedes López Constanzó, hija de la antropóloga, aportó fotografías, documentos inéditos, recortes de prensa y brindó una entrevista, permitiendo recuperar los matices familiares que fortalecen en algunos casos, y tensan en otros, la información ya escrita sobre la vida de esta académica. Las microhistorias no solo exploran el mundo privado excluido de la actividad laboral de un investigador, sino que pueden servir como fuente de investigación primaria de temas pobremente abordados en los relatos predominantes, la macrohistoria disciplinaria. Además, facilitan la reconstrucción de aspectos puntuales, poco accesibles, sobre las etapas de la formación disciplinar y el entendimiento del actual desarrollo de una determinada práctica científica (Gluzman y Olub, 2024). Los encuentros con la hija de Constanzó permitieron abordar indicios de lo cotidiano, que no son aspectos superfluos de la vida personal, sino que facilitan reconstruir los basamentos sobre los que se construyen las prácticas profesionales y sus cambios en el tiempo, los “grandes acontecimientos” de la disciplina.

Constanzó supo desenvolverse con soltura en un ámbito académico dominado por hombres. Tuvo un currículum que superó al de muchos de los hombres de su generación, siendo la única mujer de la época considerada especialista en temas antropológicos. En lo que respecta a su actividad docente, fue referente para los estudiantes de la carrera de historia de la FFyL de la UBA. Dirigió trabajos de campo e hizo actividades de consultoría que hasta ese momento habían estado a cargo de hombres. En tiempos en que aun la noción de género encasillaba a las mujeres al magisterio y que, incluso desde los ámbitos académicos, se cuestionaba si la mujer debía seguir con carreras universitarias (Vibrante manifestación de fe, 1944), Constanzó fue una transgresora. “Mi mamá hizo siempre lo que quiso, fue pragmática en muchas decisiones de su vida”, relata su hija (M. López Constanzó, comunicación personal, 2024). En este contexto, dejar todo por un proyecto de formar una familia fue una decisión libre y valiente, que implicó una nueva transgresión al sistema académico. De baja estatura y contextura menuda, tuvo la templanza y coraje para imponerse en un entorno universitario dominado por estereotipos de género, siendo por un lado, la asociación de la mujer al magisterio, profesiones liberales y el hogar de los más visibles de reconocer. Por otro lado, el trabajo de campo, propio de la arqueología, se vincula con ideas decimonónicas de búsqueda, descubrimiento, lejanía y contacto con la naturaleza, asociadas a un modelo de masculinidad que exalta atributos físicos, valentía y un gusto por la aventura y los desafíos (Moser, 2007). También la antropología se asociaba a la idea de serio catedrático de género masculino. Cuando Constanzó viajó a Chile el periódico “Las últimas noticias” comentaba:

Cuando ayer recibimos del Director [del diario] el encargo de entrevistar a un antropólogo argentino que se encuentra en nuestro país, la imaginación nos hizo un rápido retrato de su personalidad. Nos vimos frente a un reposado señor de gruesos lentes y lenguas barbas, que seguramente nos iba a hacer caminar por intrincados senderos de lucubraciones que no podríamos entender (Las últimas noticias de El Mercurio, 1943, p. 5).

Sin embargo se encontraron con que “la compleja ciencia de la antropología se hace más clara en los labios de una mujer” y que la “conversación empieza a rodar suavemente y tocamos los más variados asuntos”, demostrando inteligencia, vitalidad y sobriedad (Las últimas noticias de El Mercurio, 1943, p. 5).

La trayectoria de Constanzó se inscribe en un momento en que algunas mujeres habían comenzado a incorporarse al ámbito académico de la arqueología. Hasta entonces, principalmente lo habían hecho como ayudantes en clases impartidas por hombres, dibujantes, donantes de piezas, actividades asociadas a los quehaceres femeninos de acuerdo a los estereotipos de género dominantes: enseñanza, virtud en las artes y sensibilidad estética. Aunque doctorarse era algo relativamente habitual en ciertos círculos académicos, Constanzó logró trascender ese logro, convirtiendo su profesión en un verdadero medio de vida y no solo en un hito personal o un complemento a otras actividades. Sin duda no le fue fácil. Su perseverancia y profesionalismo le abrieron las puertas para formar parte de una red de publicación, discusión, docencia y viajes de campo y de estudio. Es difícil reconocer cómo los estereotipos de género pesaron sobre Constanzó al dejar ellos pocos rastros escritos. Fue posible rastrear tensiones con Imbelloni respecto a la propiedad del instrumental del Museo que ella tomara prestado y a la invisibilización de su embarazo. Adicionalmente, en una correspondencia de Serrano a Alberto González hacía referencia a la dirección interina de ella en Tucumán como “La” Constanzó mientras que otros investigadores como Casanova, Palavecino carecen de esa modalidad lingüística, usualmente con carga negativa (Serrano, 1947). En 1947 su osadía fue demasiado lejos. Constanzó se casó con un estudiante suyo ocho años menor que ella. Rápidamente tuvo dos hijos y tuvo que repartir su tiempo en el cuidado de su casa. Si se considera que incluso hoy siguen vigentes los estereotipos según los cuales las mujeres científicas no pueden conciliar una familia con su profesión, esta decisión fue un hecho que reforzaba su condición de mujer, olvidada o permitida hasta ese entonces. Constanzo cruzó un límite que no fue perdonado. La combinación de los documentos y de las charlas con su hija permiten inferir que Constanzó intentó reducir la carga horaria a inicios de 1948 en la FFyL (Eleva pedido Sra. Constanzó de López sobre horario especial, 1948), pero no logró llegar a ningún acuerdo satisfactorio. Ya en 1947 se le habían quitado sus tareas como docente e investigadora. Su orientación ideológica fue menos importante que sus decisiones personales.

En momentos de tensión política, caracterizados por profundos cambios en las universidades con cesanteos de profesionales, recambios de autoridades y surgimiento de nuevos institutos de investigación, la trayectoria de Constanzó quedó subsumida dentro de los conflictos sociales y su abrupto fin como investigadora y docente desdibujado. El lugar de reconocimiento adquirido en la década de 1940 se perdió tras la recomposición y auge de las universidades y centros de investigación a partir de 1955. Su nombre quedó sepultado. Este trabajo buscó visibilizar su carrera, mostrar su carácter de pionera en la disciplina al traspasar barreras hasta ese momento vedadas a la gran mayoría de las mujeres (tales como cargos directivos institucionales, viajes nacionales e internacionales, dirección de excavaciones, reconocimiento tanto entre sus pares como fuera del ámbito académico) y reflexionar sobre la actividad de Constanzó en tiempos de cambios sociales e institucionales.

La invisibilización en los registros oficiales de cuestiones como el embarazo y maternidad y los conflictos entre aspectos personales y decisiones laborales se hace presente en este caso de estudio y refuerza la importancia de combinar en lo posible lo institucional con lo cotidiano en el estudio de las trayectorias femeninas. El itinerario de Constanzó solo puede ser comprendido en forma cabal desde una perspectiva que contemple las relaciones de género, los estereotipos en torno a las capacidades de los géneros y los roles, que por mandato social son asignados y aprehendidos por hombres y mujeres. En este sentido, que Constanzó haya abandonado su vida profesional en antropología responde más que a una decisión personal a una dificultad estructural que como mujer se encontró a fines de la década de 1940, impensable para un hombre de su misma generación.

Agradecimientos

Muchas personas facilitaron material indispensable, y ampliamente disperso, para realizar esta investigación. Agradezco a Andrea Pegoraro, directora del MET, Marisa Scarafoni y resto del personal del AFyD, a Natalia Guzmán del AGFFyL, al personal de la Dirección de Recursos Humanos de la FFyL. Fabiana Bugliani y Florencia Páez pusieron a mi disposición el Boletín de la SAA mientras que Francisco Garrido la correspondencia con Grete Mostny. Debo mencionar también los bibliotecarios del Instituto Ravignani, del Colegio Nacional de Buenos Aires, de la biblioteca Carlos Brignardello y de la del Automóvil Club Argentino. A Axel Lazzari y Florencia Ortega. Un especial agradecimiento a María de las Mercedes López Constanzó quien, además de enseñarme documentación inédita, me retrató el lado más humano de su madre. Las ideas aquí vertidas son de mi exclusiva responsabilidad.

Referencias citadas

» Abad de Santillán, D. (1967). Gran enciclopedia de la provincia de Santa Fe. Buenos Aires: Ediar.

» Ambrosetti, J. B. (1908). Exploraciones arqueológicas en la ciudad prehistórica de “La Paya” (Valle Calchaquí, Provincia de Salta), campañas de 1906 y 1907. Publicaciones de la Sección Antropológica de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, 3, 6-278. http://repositorio.filo.uba.ar/handle/filodigital/12192

» Ambrosetti, J. B. (1912). Memoria del Museo Etnográfico, 1906 a 1912. Publicaciones de la Sección Antropológica de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, 10, 3-8.

» Arenas, P. y Carrizo, S. (2010). Actores, escenas y clases de antropología y arqueología en la UNT. Trabajo presentado en el II Congreso sobre la Historia de la Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Argentina.

» Arias, A. (2018). Coleccionistas y estudiosas: las mujeres en la producción del conocimiento cultural y antropológico de la Argentina (1920-1940) [Tesis de Doctorado inédita]. Universidad Nacional de La Plata, Argentina. http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/83782

» Arias, A. (2021). La organización de la Sociedad Argentina de Antropología en sus primeros años. Chungará. Revista de Antropología Chilena, 53(1), 161-173. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562021005000201

» Ávila, F. (2022). Mujeres, poder y conocimiento. Barcelona: Editorial Herder.

» Barrancos, D. (2005). Historia, historiografía y género. Notas para la memoria de sus vínculos en la Argentina. La Aljaba, 9, 49-72. https://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1669-57042005000100003&lng=es&nrm=iso (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Benítez-Burgos, G., García Vélez, J. y Tomalá, M. (2016). Los estereotipos de género y el trabajo secretarial en las instituciones públicas. Revista de Ciencias Humanísticas y Sociales, 1(1), 63-72. https://doi.org/10.33936/rehuso.v1i1.293

» Berberián, E. y Capuano, E. (1974). El Instituto de Antropología de la Universidad Nacional de Tucumán. Buenos Aires: Ediciones Cabargon.

» Biernat, C. (2005). Las políticas migratorias del primer peronismo: la tensión entre los enunciados, los conflictos institucionales y las prácticas administrativas. Prohistoria. Historia, políticas de la historia, 9(9), 41-66. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380135835003 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Bourdieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.

» Buchbinder, P. (1997). Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Buenos Aires: Eudeba.

» Carrizo, S. (2015). Nacimiento, ocaso y dispersiones. Breve relato de la Licenciatura de Antropología en la Universidad Nacional de Tucumán. Revista del Museo de Antropología, 8(1), 201-214. https://doi.org/10.31048/1852.4826.v8.n1.11207

» Constanzó, M. M. (1933-1934). Sublevación de los prisioneros españoles en San Luis. Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, 17(58-60), 177-206. http://repositoriouba.sisbi.uba.ar/gsdl/collect/bolravi3/index/assoc/bihaar_1/_n058_06/0-12-bih.dir/bihaar_1_n058_060_ap177ao.pdf (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1940a). Craneometría “Pueblo”. Anales del Instituto de Etnografía Americana, 1, 101-115. https://bdigital.uncu.edu.ar/13220 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1940b). La mujer en la sociedad patagona. Revista Geográfica Americana, 14(85), 273-278.

» Constanzó, M. M. (1941). Restos humanos de Pampa Grande (Salta). Anales del Instituto de Etnografía Americana, 2, 239-254. https://bdigital.uncu.edu.ar/13393 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1942a). Antropología Calchaquí. La colección Zavaleta del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Revista del Instituto de Antropología, 2(9), 213-308.

» Constanzó, M. M. (1942b). Datos sobre la antropología física de los antiguos habitantes de Cuyo. Anales del Instituto de Etnografía Americana, 3, 223-243. https://bdigital.uncu.edu.ar/13463 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1942c). Comunicaciones. Boletín de la Sociedad Argentina de Antropología, 1, 4-10.

» Constanzó, M. M. (1942d). Lesiones dentarias de los indígenas prehispánicos. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, 3, 241-252. http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/25503

» Constanzó, M. M. (1943a). Un elemento cultural indígena: la inhumación. Revista de Educación del Ministerio de Educación Pública de Chile, 3(18), 10-13.

» Constanzó, M. M. (1943b). Las investigaciones antropológicas y etnográficas en la Argentina. Acta Americana, 1(3), 331-334.

» Constanzó, M. M. (1943c). Actividades antropológicas y etnográficas en Argentina. Acta Americana, 1(4), 509-510.

» Constanzó, M. M. (1944a). Bibliografía. Comas, J., El hueso interparietal, epactal o inca en los cráneos mexicanos. De Anales de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, II, Nº 4; México 1942. Anales del Instituto de Etnografía Americana, 5, 349-350. https://bdigital.uncu.edu.ar/13617 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1944b). Bibliografía. Comas, J., La antropología física de México y Centroamérica. En Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Nº 68; México 1943. Anales del Instituto de Etnografía Americana, 5, 350-352. https://bdigital.uncu.edu.ar/13617 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1944c). Soldadura de atlas a occipital. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, 4, 111-115. http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/25451

» Constanzó, M. M. (1944d). Algunos cráneos procedentes de Arica (Chile). Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, 22, 153-157. https://publicaciones.mnhn.gob.cl/668/w3-article-63573.html (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1944e). Nuevas investigaciones en Calingasta [Comunicaciones]. Boletín Sociedad Argentina de Antropología, 8, 117-118.

» Constanzó, M. M. (1944f). La momia de Calingasta. Boletín de la Junta de la Provincia, 5-20.

» Constanzó, M. M. (1944g). La sangre: la isoaglutinación como elemento para el diagnóstico racial. Amicitia, 4(22), 3-7. http://revistas.filo.uba.ar/index.php/amicitia/article/view/1645/ (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1945a). Aspectos biológicos en Antropología. Amicitia, 5(27), 10-14. http://revistas.filo.uba.ar/index.php/amicitia/article/view/1675 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (1945b). Anotaciones sobre la antropología del norte de Chile. Anales del Instituto de Etnología Americana, 6, 63-70. https://bdigital.uncu.edu.ar/13637 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Constanzó, M. M. (3 de julio, 1945c). Informe de actividades a Francisco de Aparicio. Sección de Aparicio. Relaciones institucionales 1939-1942. Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» Constanzó, M. M. (1945d). Comunicaciones. Boletín de la Sociedad Argentina de Antropología, 9,132-136.

» Constanzó, M. M. (1946a). Observaciones etnográficas. El peinado y el tocado en momias del norte de Chile. Boletín del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, 1(1), 71-89.

» Constanzó, M. M. (1946b). Restos antropológicos procedentes de Las Tejas-Coronada, Santa Fe. Boletín del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, 1(1), 61-69.

» Constanzó, M. M. (1946c). La antropología y el problema de la población en la Argentina. Acta Americana, 4(3), 154-160.

» Constanzó, M. M. (5 de diciembre, 1946d). Carta a Romualdo Ardissone. Sección Ardissone. Publicaciones, Relaciones Institucionales. Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» Constanzó, M. M. (20 de septiembre, 1947). Informe de actividades a José Imbelloni. Sección Imbelloni. Docencia, colecciones, personal, edificio, investigación. Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» Constituyose el Círculo “Akida”. (1943). Amicitia, 3(16), 20. http://revistas.filo.uba.ar/index.php/amicitia/article/view/1583/

» de Aparicio, F. (20 de febrero, 1940a). Carta al decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Coriolano Alberini. Libro Copiador 1938-1940 [Folio 297]. Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» de Aparicio, F. (6 de mayo, 1940b). Carta a José Imbelloni. Libro Copiador 1938-1940 [Folio 345]. Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» de Aparicio, F. (8 de julio, 1943a). Carta al decano de la Facultad Filosofía y Letras, Emilio Ravignani. Libro Copiador 1940-1943 [Folio 24]. Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» de Aparicio, F. (23 de mayo, 1943b). Carta al decano de la Facultad Filosofía y Letras, Emilio Ravignani. Libro Copiador 1940-1943 [Folio 461]. Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» de Aparicio, F. (1945). Décimo Aniversario. Boletín de la Sociedad Argentina de Antropología, 9, 129-131.

» de Aparicio, F. (1948) Las ruinas de Tolombón. En Actes du XXVIII Congres International des Americanistes (pp. 569-580). París: Au siege de la societe des americanistes-musee de L’ Homme.

» Denot, S. (2007). La emergencia de las mujeres en la Universidad de Buenos Aires: transformaciones del campo intelectual y nuevos sujetos, 1889-1930. Trabajo presentado en el V Encuentro Nacional y II Latinoamericano: la Universidad como objeto de investigación, Tandil, Argentina. http://hssa.sociales.uba.ar/wp-content/uploads/sites/149/2013/03/Denot-La-Emergencia-de-las-mujeres-en-la-UBA.pdf (Acceso: 27 de febrero 2023).

» Díaz-Andreu, M. y Portillo, M. (Coords.) (2021). Arqueología e interdisciplinariedad. La microhistoria de una revolución en la arqueología española (1970-2020). Barcelona: Universitat de Barcelona.

» Eleva pedido Sra. Constanzó de López sobre horario especial (16 de marzo, 1948). Sección Museo [Caja 276 D-2-4]. Archivo General de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» Expediente 9/C/1952 (1952). Archivos de la Universidad de Buenos Aires, 27(1), 485-487.

» Facultad de Filosofía y Letras (1945). Programas de los cursos de 1945. http://repositorio.filo.uba.ar/handle/filodigital/4721

» Fernández, J. (1982). Historia de la Arqueología Argentina. Mendoza: Asociación Cuyana de Antropología.

» Fiorucci, F. (2011). Intelectuales y peronismo, 1945-1955. Buenos Aires: Biblos.

» García, S. (2006). Ni solas ni resignadas: la participación femenina en las actividades científico-académicas de la Argentina en los inicios del siglo XX. Cadernos Pagu, 27, 133-172. https://doi.org/10.1590/S0104-83332006000200007

» García, S. (2018). La trayectoria del zoólogo José Yepes: Colecciones, viajes y zoogeografía en las décadas de 1930 y 1940. Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales (Nueva Serie), 20(1), 71-81. http://revista.macn.gob.ar/ojs/index.php/RevMus/article/view/579 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» García-Peña, A. (2016). De la historia de las mujeres a la historia del género. Contribuciones desde Coatepec, 31, 121-136. https://revistacoatepec.uaemex.mx/article/view/13344 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Garrido Escobar, F. y Vilches Vega, F. (Eds.) (2024). Un epistolario de cuatro décadas (1940-1980). La arqueología chilena a través de las redes de Grete Mostny. Santiago de Chile: Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.

» Gluzman, G. (2023). Trayectorias femeninas individuales en contextos históricos patriarcales: Myriam Tarragó, pionera. Arqueología, 29(3), 11807. https://doi.org/10.34096/arqueologia.t29.n3.11807

» Gluzman G. y Olub J. (2024). Rastros de lo cotidiano, prácticas arqueológicas y desarrollo disciplinar. El fondo personal de la Dra. Myriam Tarragó como fuente de investigación en los estudios de género. Trabajo presentado en las XIX Jornadas Interescuelas, Rosario, Argentina.

» González, A. (1985). Cincuenta años de arqueología al noroeste argentino (1930-1980): Apuntes de un casi testigo y algo de protagonista. American Antiquity, 50(3), 505-517. https://doi.org/10.2307/280318

» Guber, R. (2006). Linajes ocultos en los orígenes de la antropología social de Buenos Aires. Ava.́ Revista de Antropología, 8, 26-56. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=169021397002 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Guber, R. (2011). Ciro René Lafón y su Pequeña Historia del Museo Etnográfico y la antropología de Buenos Aires. Corpus, 1(2), 1-23. https://doi.org/10.4000/corpusarchivos.1139

» Guber, R. y Visacovsky, S. (2000). La antropología social en la Argentina de los ‘60 y ‘70. Nación, marginalidad crítica y el “otro” interno. Desarrollo Económico, 40(158), 289-316.

» Guil Bozal, A. (2008). Mujeres y ciencia: techos de cristal. EccoS Revista Científica, 10(1), 213-232. https://doi.org/10.5585/eccos.v10i1.1056

» Kraft, G. (1968). Quién es Quién en la Argentina. Biografías contemporáneas Buenos Aires: Editorial Guillermo Kraft Limitada.

» Las Últimas Noticias de El Mercurio (1943, julio). La compleja ciencia de la antropología se hace más clara en los labios de una mujer. Las Últimas Noticias de El Mercurio ,42(14851), 5.

» Lazzari, A. (2004). Antropología en el Estado: el Instituto Étnico Nacional (1946-1955). En F. Neiburg y M. Plotkin (Eds.), Intelectuales y Expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina (pp. 203-229). Buenos Aires: Paidós.

» Legajo personal María de las Mercedes Constanzó (s.f.). Dirección de Recursos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

» Luco, S. (2010). Tensión político-académica en la Universidad de Buenos Aires (1975-1983): el cambio de paradigma en la arqueología patagónica. Revista del Museo de Antropología, 3(1), 211-224. https://doi.org/10.31048/1852.4826.v3.n1.5463

» Macoc, L. (2011). Feminismo e identidades políticas a principios del siglo XX en la Argentina. Construcciones discursivas sobre la Mujer en el socialismo y el anarquismo. Cuaderno del Ciesal, 9, 151-173. http://hdl.handle.net/2133/5967

» Moser, S. (2007). On disciplinary culture: archaeology as fieldwork and its gendered associations. Journal of Archaeological Method y Theory, 14, 235-263. https://doi.org/10.1007/s10816-007-9033-5

» Nari, M. (2004). Políticas de maternidad y maternalismo político. Buenos Aires, 1890-1940. Buenos Aires: Biblos.

» Olub, J. y Gluzman, G. (2023). Archivos personales como fuente para la investigación científica. El Fondo Myriam Noemí Tarragó del Instituto de las Culturas. Corpus, 13(1), 6314. https://doi.org/10.4000/corpusarchivos.6314

» Paulotti, O. (1944). Actividades Antropológicas en Argentina 1941-42. Boletín Bibliográfico de Antropología Americana, 7(1/3), 23-32.

» Perazzi, P. (2014). Peronismo, posperonismo y profesionalización: trayectorias académicas, estrategias de autopreservación y círculos discipulares en la antropología porteña, 1945-1963. Sociohistórica, 34. http://hdl.handle.net/11336/49202

» Poder Ejecutivo de la Nación (1946a, 17 de junio). Decreto 16.142/1946. Instituto Étnico Nacional. Nómbrese personal. Boletín Oficial de la República, 54(15505) https://www.infoleg.gob.ar/?page_id=216&id=15631), 2. https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/11008023/19460617?busqueda=1 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Poder Ejecutivo de la Nación (1946b, 8 de noviembre). Decreto 11.314/1946. Instituto Étnico Nacional. Acéptase la renuncia de la señorita María de las Mercedes Constanzo. Boletín Oficial de la República, 54(15619), 2. https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/10975963/19461108?busqueda=1 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Poder Ejecutivo de la Nación (29 de noviembre, 1946c). Decreto 16.260/1946. Instituto Étnico Nacional. Nómbrase Oficial 9° a don J. S. López. Boletín Oficial de la República, 54(15636), 6. https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/10951780/19461129(Acceso: 3 de marzo, 2024).

» Poder Ejecutivo de la Nación (17 de diciembre, 1946d). Decreto 20.278/1946. Establecese que la designación dispuesta a favor de J. S. López como Oficial 9º del Instituto Étnico Nacional debe ser considerada a partir del 16 de agosto de 1946. Boletín Oficial de la República, 54(15651), 9. https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/10932090/19461217?busqueda=1 (Acceso: 3 de marzo, 2024).

» Podestá, M. M. (2007). 70 años en la vida de la Sociedad Argentina de Antropología. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, 32, 9-32. http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/21024

» Podgorny, I. (2006). Emma B. Documentos para servir al estudio de la estructura familiar de los coleccionistas de fósiles: El caso de Emma y Auguste Bravard. Cadernos Pagu, 27, 479-495. https://doi.org/10.1590/S0104-83332006000200021

» Puebla, L., Prieto-Olavarría, C., Frigolé, C., Guevara Batllori, D., Salgán, M. L., Zárate Bernardi, S., Pompei, M. P., Da Peña, G., Yebra, L., Sugrañes, N. y Albarrán, E. (2021). Mujeres en la arqueología de Mendoza: pioneras, silencios y nuevas voces. Anales de Arqueología y Etnología, 76(2), 189-214. https://doi.org/10.48162/rev.46.007

» Ramundo, P. (2019). La ciencia en manos femeninas: biografía de Juliane Dillenius, la primera antropóloga física americana. En Bérose. Encyclopédie internationale des histoires de l’anthropologie. París: Bérose. https://www.berose.fr/article1741.html?lang=fr (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Renard, S. (1994). Vestimenta y jerarquía. Los tejidos de Angualasto del Museo Etnográfico. Una nueva visión. Revista Andina, 24(1), 373-401.

» Rodríguez, L. (2019). Cien años de normalismo en Argentina (1870-1970). Apuntes sobre una burocracia destinada a la formación de docentes. Ciencia, Docencia y Tecnología, 30(59), 200-235. https://doi.org/10.33255/3059/690

» SAA (1942). Crónica Oficial. Boletín de la Sociedad de Antropología Argentina, 1, 16.

» SAA (1944). Crónica Oficial. Boletín de la Sociedad de Antropología Argentina, 7, 111.

» SAA (1945). Semana de Antropología. Boletín de la Sociedad Argentina de Antropología, 9, 133-136.

» Salas, A. (1940). Nomenclatura del hacha de piedra con cuello. Anales del Instituto de Etnografía Americana, 1, 191-200. https://bdigital.uncu.edu.ar/13230 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Serrano, A. (1947, 31 de julio). [Carta de Antonio Serrano a Alberto Rex González sobre el panorama académico, ley universitaria y publicaciones]. Repositorio Digital Archivo DILA. Laboratorio de Documentación e Investigación en Lingüística y Antropología (DILA), Área de Investigación, CAICYT – CONICET. www.caicyt-conicet.gov.ar/dila/items/show/5706 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Scheinsohn, V., Bellelli, C., Berón, M. y Mondini, M. (2023). Estar y acompañar: acerca de la paridad de género en la arqueología en un contexto cambiante. Práctica Arqueológica, 6(2), 32-41. https://doi.org/10.5281/zenodo.10080447

» Scott, J. (1996). El género: una categoría útil para el análisis histórico. En M. Lamas (Comp.), El género: la construcción cultural de la diferencia sexual (pp. 265-302). México: Universidad Nacional Autónoma de México.

» Sosa de Newton, L. (1980). Diccionario biográfico de mujeres argentinas. Buenos Aires: Plus Ultra.

» Tarragó, M. (2003). La arqueología de los Valles Calchaquíes en perspectiva histórica. Anales, Nueva Época, 6, 13-42. http://hdl.handle.net/2077/3262

» Vibrante manifestación de fe y entusiasmo juveniles cobró la Asamblea de Universitarias (1944). Amicitia, 4(23), 3-10. http://revistas.filo.uba.ar/index.php/amicitia/article/view/1655 (Acceso: 3 de marzo, 2025).

» Williams, V. y Korstanje, A. (2021). ¿Por qué el pasado nos convoca como colectiva de mujeres? Anales de Arqueología y Etnología, 76(2), 159-188. https://doi.org/10.48162/rev.46.006

» Zusman, P. (2012). La Revista Geográfica Americana en la década de 1930: entre el modelo de la National Geographic y la invención. Registros. Revista De Investigación Histórica, 9, 81-96. https://revistasfaud.mdp.edu.ar/registros/article/view/85 (Acceso: 3 de marzo, 2025).


1 Constanzó obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras, título que no hacía mención a la especialización. Por ese entonces se entendía a la antropología como el estudio del hombre, ciencia divisible “en dos grandes partes: la que considera al hombre como ser orgánico y la que incide sobre su obra, es decir, Antropología física o biológica, y Antropología cultural, cada una con numerosas subdivisiones” (Constanzó, 1945a, p. 10).

2 Antropología, folklore y arqueología componían el segundo año del profesorado de Historia en la FFyL (Guber, 2006).

3 Publicó artículos en revistas especializadas como Anales de la Universidad de Cuyo, la Revista de la Universidad Nacional de Tucumán, Revista Relaciones y Acta Americana. También artículos de divulgación en el periódico La Nación y en revistas destinadas a un público amplio de las clases medias y altas urbanas, que combinaban fines educativos y de entretenimiento, como la Revista Geográfica Americana (Zusman, 2012).

4 Conformaban el Consejo Directivo de la SAA en ese entonces: Presidente: Eduardo Casanova; Vicepresidente: Enrique Palavecino; Secretario: María de las Mercedes Constanzó; Tesorero: Romualdo Ardissone; Vocales: Francisco de Aparicio, Fernando Márquez Miranda, José Imbelloni, Milcíades Alejo Vignati y Augusto Raúl Cortázar.

5 La Dra. Grete Mostny (1914-1991), arqueóloga y etnóloga austríaca nacionalizada chilena, llegó a Chile en 1939. Fue académica de la Universidad de Chile, donde enseñó antropología cultural, prehistoria americana y chilena, y promovió la museología en el país.

6 Para contextualizar, ese año Constanzó ganaba esa suma como auxiliar docente, mientras que el ordenanza del Museo recibía 160 pesos (de Aparicio, 1943a).

7 El nombre de Constanzó figuraba en el programa de la materia donde ella era ayudante, teniendo a cargo la dirección de las ejercitaciones individuales (Facultad de Filosofía y Letras, 1945).

8 La sala de etnografía americana llevó el nombre de su primer director desde su fallecimiento y mantuvo ese nombre durante la presencia de Constanzó en el museo. Hemos consultado en el depósito de Etnografía, de Antropología Biológica y de Arqueología del MET acerca de las fichas pero actualmente se desconoce su paradero.

9 Otras mujeres destacadas en antropología del periodo fueron Ana Biró de Stern (1903-1994), etnógrafa rumana radicada en Argentina que contribuyó a estudios de folklore y arqueología; Berta Vidal de Battini (1900-1984), pionera en folklore y dialectología; y Eva Iribarne, quien clasificó material arqueológico en el Museo Etnográfico y Museo Nacional de Arte Decorativo. Las cinco publicaron en los primeros volúmenes de la Revista Relaciones y expusieron en las sesiones de comunicaciones de la SAA.

10 Entre 1939 y 1945 se llevaron a cabo cinco Semanas de Antropología, realizadas en Buenos Aires (1937, 1939, 1942, 1943 y 1944) y otra en Mendoza (1941), bajo los auspicios de la Universidad de Cuyo.

11 Imbelloni ejerció su dirección hasta 1955, cuando el presidente Perón fue derrocado en nombre de la Revolución Libertadora, y fue cesanteado de su cargo.