Este trabajo está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC-BY-NC-SA).

NOTA

La gestión y apropiación de un sitio arqueológico con arte rupestre, el caso de la Presa de la Luz, Jalisco, México

Francisco M. Rodríguez Mota†

Centro de Estudios Arqueológicos, El Colegio de Michoacán A.C. (COLMICH). Cerro de Nahuatzen 85, Fraccionamiento Jardines del Cerro Grande (CP 59379), La Piedad, Michoacán, México. E-mail: paczoologie@gmail.com

Rodrigo Esparza López

Centro de Estudios Arqueológicos, El Colegio de Michoacán A.C. (COLMICH). Cerro de Nahuatzen 85, Fraccionamiento Jardines del Cerro Grande (CP 59379), La Piedad, Michoacán, México. E-mail: resparza@colmich.edu.mx

Teruaki Yoshida

Departamento de Civilización, Facultad de Letras, Universidad Tokai. 4 Chome-1-1, Kitakaname (CP 259-1207) Hiratsuka, Kanagawa, Japón. E-mail: t-yoshida@tsc.u-tokai.ac.jp

Mario Rétiz García

Centro de Estudios Arqueológicos, El Colegio de Michoacán A.C. (COLMICH). Cerro de Nahuatzen 85, Fraccionamiento Jardines del Cerro Grande (CP 59379), La Piedad, Michoacán, México. E-mail: mretiz@colmich.edu.mx

Recibido: 26 de agosto de 2020
Aceptado: 1 de junio de 2021

En recuerdo a nuestro querido colega y amigo Paco Rodríguez, la huella que dejaste en este proyecto sigue dando sus frutos.

Resumen

Los sitios arqueológicos con arte rupestre son quizá los más vulnerables para su conservación y protección, más aún cuando estos se encuentran dentro de zonas urbanizadas o cercanos a asentamientos humanos modernos. El caso del sitio arqueológico de La Presa de la Luz, en el Municipio de Jesús María (Jalisco, México) no es la excepción. Su estudio por más de 10 años de trabajo continuo nos ha llevado a replantear la tarea de su conservación, a través de una metodología de apropiación y sensibilización con las poblaciones cercanas y su relación con el medio ambiente que los rodea. El sitio tiene un vínculo muy cercano entre el pasado y el presente, debido a que muchos de los grabados rupestres se encuentran junto a las viviendas actuales, a la vera de los caminos, empotrados en las iglesias y, especialmente, en las estribaciones de la presa. En este sentido, este trabajo buscará abordar los procesos de intervención y las estrategias de protección corresponsables, teniendo en cuenta la magnitud de la evidencia arqueológica, que ocupa un área superior a las 500 ha de terreno y registra más de 1.200 petroglifos.

Palabras clave: Petroglifos; Apropiación; Patrimonio biocultural.

The management and appropriation of an archaeological site with rock art, the case of Presa de la Luz, Jalisco, México

Abstract

Archaeological sites containing rock art are especially vulnerable and difficult to preserve and protect, particularly when they are located in urban areas or near human settlements. The case of La Presa de la Luz archaeological site in Jesús María municipality, Jalisco, Mexico is no exception. Our study of the site during more than ten years of continuous work has allowed us to rethink the task of its preservation via a methodology of appropriation and the raising of the awareness of nearby populations about their relationship with the environment that surrounds them. The site represents a close link between the past and the present due to the fact that many of the rock engravings are located near homes, along paths, embedded in the walls of churches, and, in particular, distributed among the foothills surrounding the dam. Accordingly, this article will attempt to address the issues of this intervention, keeping in mind the fact that an archaeological site covering over 500 ha and including over 1,200 rock engravings requires a protection strategy geared towards shared responsibility.

Keywords: Petroglyphs; Appropriation; Biocultural heritage.

Introducción

El arte rupestre es uno de los vestigios arqueológicos más vulnerables en la actualidad debido, principalmente, a las características de su origen y ejecución. Además, en muchos casos se encuentran a la intemperie y están expuestos a distintos fenómenos naturales y antrópicos que afectan su conservación (Viramontes Anzures et al., 2015). Pero, cuando el arte rupestre se encuentra dentro de zonas urbanizadas, tanto en ciudades como en zonas rurales, su conservación resulta aún más difícil porque forman parte de la dinámica de la vida cotidiana de los asentamientos modernos.

Bajo estas circunstancias, en muchos casos, el desconocimiento o la falta de interés ponen en mayor peligro la conservación de las manifestaciones rupestres. Algunos casos por mencionar en México comprenden el Cerro de la Estrella y el Cerro del Tepeyac, dentro de la Ciudad de México, o el caso de Tetela de Ocampo en el estado de Puebla (Barrios, 2018). Estos sitios han sido dañados con grafitis o cercenados para extraer bloques de piedra, aun estando bajo el cuidado y el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Así podríamos comentar un sinfín de lugares que han sufrido este tipo de deterioros, principalmente por la mano del hombre. Si estas zonas, supuestamente protegidas por las autoridades competentes, tienen sus problemas, ¿qué podemos esperar de sitios arqueológicos donde el número de paneles con pictografías o soportes con petrograbados abarcan superficies de más de 500 ha de terreno?

Los sitios ubicados en áreas de tránsito común, que se encuentran sobre los caminos, en las inmediaciones de granjas, terrenos agrícolas o ganaderos, hasta en las minas donde se extrae roca para la construcción, entre otros, son el “pan de cada día”. Esta situación es aún más acusada cuando existen leyendas o tradiciones locales sobre la existencia de tesoros enterrados en sitios antiguos. Muchos de estos imaginarios suelen vincular a los grabados y pinturas rupestres con marcadores geográficos de tesoros enterrados. Este tipo de problemática se presentó a la hora de abordar el sitio arqueológico Presa de la Luz, en donde la gran cantidad de petroglifos descubiertos se encontraban dispersos por doquier.

Bajo este contexto se nos planteó la duda acerca de cómo proceder para poder conservar un área arqueológica con tales características. En este sentido, hablaremos de las estrategias participativas utilizadas para la preservación de los petroglifos, en correspondencia con los habitantes cercanos. Para ello resultó de suma importancia reconocer cuáles eran las problemáticas sociales y económicas en las cuales viven estos pueblos hoy en día, sobre todo en relación con el uso del agua de la presa y su historia en el lugar. De esta manera, se decidió plantear un proyecto biocultural en donde la sinergia en el estudio del pasado pudiera ser capitalizada para la protección y conservación del medio ambiente actual.

Una aproximación hacia una arqueología biocultural

La arqueología se constituye como una ciencia transdiciplinaria que se vale de herramientas metodológicas procedentes de diversos campos disciplinares, como es el caso de la geología, la geografía, la biología, entre otras (Milek, 2018). Estos estudios persiguen, por lo regular, el objetivo de estudiar a las sociedades pretéritas y reconocer los cambios ocurridos a través del tiempo. Sin embargo, el medio ambiente y su transformación resulta de gran importancia para entender el contexto y la forma de adaptarse de una sociedad. La integración del entorno se vuelve, entonces, una parte fundamental de las acciones y proyectos sobre el territorio, sobre todo en términos de la comprensión del deterioro ambiental ocurrido por alteración antrópica.

El mundo ha cambiado desde que el hombre hizo su aparición en la Tierra. Por eso mismo, tratamos de entender estos cambios a través de lo que varios autores han denominado la arqueología biocultural, que consiste en una estrategia metodológica para abordar las transformaciones sociales y ambientales como resultado de una conjunción entre sociedad y naturaleza (Cárdenas García, 2016), cuyas consecuencias pueden ser tanto positivas como negativas, de acuerdo con su origen y circunstancias. En este sentido, como comenta Cárdenas García, la arqueología biocultural presenta tres aspectos principales:

“(…) primero, como un término adecuado para ubicar los espacios de diversidad ambiental y social; segundo, como la expresión material de la memoria natural y su relación con las transformaciones culturales de nuestros pueblos; y, tercero, como argumento central para fomentar la participación social en un esquema de corresponsabilidad (…)” (Cárdenas García, 2016, p. 19).

Estos aspectos serán importantes no solo para fomentar la no disociación entre los elementos culturales y elemento naturales. Por un lado, es necesario comprender que todo sitio arqueológico se encuentra inmerso en un ambiente natural, el cual puede estar muy modificado o relativamente conservado, de acuerdo con sus usos y costumbres característicos de la historia del lugar. Por otro, la idea de la corresponsabilidad resulta de suma importancia en el trabajo de los arqueólogos, con el objetivo de fomentar una sensibilización en la protección del medio ambiente que rodea los vestigios arqueológicos, así como de valorar este binomio y preservarlo para las siguientes generaciones y en beneficio de la comunidad.

Esta corresponsabilidad comprende ahora una estrategia fundamentada tanto en las leyes de preservación del patrimonio de México, como también en las metodologías a seguir para la implementación de programas de sensibilización junto con los lugareños. Al respecto, Jiménez Izarraraz (2019) observa que este fenómeno surge de una necesidad de contar con una estrategia de conservación preventiva, ya que muchos sitios arqueológicos no disponen de un plan de manejo a corto o largo plazo, puesto que no está previsto que habiliten al público, pero continúan siendo parte integrante del patrimonio local de una comunidad. En este sentido, la corresponsabilidad no comprende sólo velar por su protección, sino que también requiere de un mayor esfuerzo en todos los campos, tanto científico (investigación) como técnico (p.e. conservación, mantenimiento), educativo, sociocultural, económico y político (INAH, 2006).

Nuestra metodología de trabajo para la preservación de los petrograbados surge en relación con la conservación de la Presa de la Luz, que da nombre al sitio arqueológico. Si bien la presa en sí misma tiene una antigüedad de escasos 60 años, para las comunidades cercanas es de vital importancia su mantenimiento para la irrigación de los campos de cultivo, la obtención el agua para el ganado e, inclusive, el desarrollo de actividades recreativas durante los fines de semana. En función de ello, nos propusimos diseñar un enfoque de trabajo que balanceara tanto la gestión y preservación de los aspectos arqueológicos como de los ambientales.

El sitio arqueológico Presa de la Luz y su contexto general

La región que actualmente conocemos como Los Altos de Jalisco perteneció durante la época colonial a la Provincia de la Nueva Galicia por casi 300 años. Posteriormente, en el siglo XX, fue subdividida en Altos Norte y Altos Sur y, a su vez, fue reubicada en la macro región económica del Bajío del Occidente de México (Esparza López y Rodríguez Mota, 2016). Actualmente, esta región es famosa por dos razones principales: la primera, por el gran volumen de migrantes llegados de Europa, que se establecieron en el área para la construcción de haciendas agrícola-ganaderas que han perdurado hasta nuestros días; la segunda, es recordada por la guerra Cristera (hacia principios del siglo XX) cuando grupos locales se levantaron en armas en contra de la Ley Calles que controlaba el culto católico en la nación (Fábregas, 1986).

Más allá de esto, las particularidades históricas y culturales de la región suelen ser poco conocidas. Al respecto, aún son escasas las investigaciones arqueológicas sobre momentos prehispánicos en toda el área. De hecho, algunos historiadores locales dan por hecho que los pueblos originarios asentados en los Altos están relacionados directamente con grupos que bajaron de la Gran Chichimeca o Chimalhuacanos, en tanto han sido mencionados en las fuentes históricas y representan a los grupos que tuvieron contacto con los primeros españoles que incursionaron la zona. Sin embargo, más allá de estas historias, existe una nube de misterio y de leyendas sobre los primeros habitantes de la región, pues los hallazgos de Bell (1974) en la década de los 70’s dan fechas de más de 2.000 años de antigüedad, con la presencia de estructuras funerarias del tipo de “tumbas de tiro”.

Para fechas posteriores, la mayoría de las evidencias arqueológicas reconocidas corresponden al periodo Epiclásico (600-900 d.C.). No obstante, existen grandes lagunas cronológicas que hacen pensar en movimientos poblacionales muy fuertes. Una de estas lagunas, ubicada hacia el año 1.000 d.C., da cuenta del abandono ocupacional en varios sitios, probablemente como consecuencia de una larga temporada de sequía que afectó la zona (Esparza López et al., 2021). Asimismo, las manifestaciones rupestres de los Altos de Jalisco son aún más desconocidas y las investigaciones al respecto son también escasas (González Rizo, 2018).

Atendiendo a lo expuesto, la propuesta el proyecto de la Presa de la Luz pretende poner en el mapa a los Altos de Jalisco y su relación con los sitios arqueológicos circundantes. Para llevar a cabo esta tarea fue necesario trabajar con la población cercana a través de una sensibilización activa que fomentara la valoración y la preservación de los vestigios arqueológicos. Además, fue preciso contextualizar históricamente las evidencias prehispánicas, puesto que el imaginario local usualmente las asociaba con momentos posteriores, sobre todo con el mito de los famosos tesoros que los Cristeros dejaron escondidos por la sierra. De esta manera, nos proponemos coadyuvar a la resignificación y protección de las manifestaciones arqueológica, en tanto lugares portadores de una historia única y valiosa que permite comprender los flujos dinámicos de las poblaciones que habitaron la región.

Características del sitio arqueológico

Presa de la Luz se encuentra ubicado dentro de Municipio de Jesús María, en el Estado de Jalisco (México), a 30 minutos al noroeste de la cabecera municipal, dentro de la macro región conocida como Los Altos de Jalisco (Figura 1). Su denominación remite a la existencia de una presa hidráulica en las inmediaciones, que fue construida durante los años 50 del siglo XX.

Los primeros reportes sobre las evidencias arqueológicas del sitio proceden de 2006, momento en el cual se radicó una denuncia ante el INAH, en virtud del descubrimiento de varios petroglifos. Los primeros hallazgos no se encontraban expuestos, sino que comenzaron a observarse como resultado de la remoción del terreno ocasionada por tareas agrícolas con tractor. Estos hallazgos fueron registrados por el arqueólogo Javier Galván del Centro INAH-Jalisco, quien informó que los grabados habían sido confeccionados hacia el 500 d.C. Posteriormente, en el año de 2008 el arqueólogo Eduardo Ladrón de Guevara (comunicación personal, 2012) también realizó un estudio de superficie y registró nuevos petroglifos en las estribaciones de la presa. Sin embargo, estas investigaciones remitieron a exploraciones de rescate y reconocimiento, pero no tuvieron carácter sistemático ni se prolongaron en el tiempo.

Figura 1. Localización del sitio Presa de la Luz, en el sector suroriental de la región de Los Altos, estado de Jalisco, México

La metodología para su estudio y protección

Como parte de las tareas de difusión de la cultura en el Estado de Jalisco, en el año 2011 se inició un proyecto de creación de museos municipales con la idea de que cada municipio dispusiera un espacio divulgativo de la historia local. De esta manera, sería posible materializar un discurso microhistórico que narrara los acontecimientos más relevantes de cada municipio, con el objetivo de fortalecer una identidad local propia (González y González, 1986). Para la creación de este espacio se realizó un sondeo inicial con la población, a fin de identificar donaciones de materiales culturales locales que tuvieran que ver con la historia del municipio, desde épocas prehispánicas hasta el siglo XX.

Dentro de la colección recuperada llamaron nuestra atención dos bloques grabados que provenían de las estribaciones de la Presa de la Luz, motivo por el programamos una visita a la presa. Además, como dato curioso, en el muro posterior de la iglesia patronal de Jesús María, se constató la presencia de una roca empotrada en los cimientos que presenta numerosos petrograbados. Entre ellos se observaron varios motivos en espiral y líneas sinuosas, manifestaciones típicas del complejo arqueológico conocido la “Tradición del río Lerma” (sensu Faugère-Kalfon, 1997) (Figura 2). Por otra parte, la ubicación de esta roca en el marco del espacio eclesiástico también daba cuenta de los importantes procesos de sincretismo ocurridos entre las tradiciones de las poblaciones prehispánicas y actuales que, en este último caso, muestran gran devoción hacia la fe católica (Esparza López y Rodríguez Mota, 2016).

Figura 2. Roca con petrograbados empotrada en la base del muro posterior de la iglesia de Jesús María, Jalisco.

Durante nuestra primera visita al sitio Presa de la Luz llamó especialmente la atención la presencia de un grupo de grabados en el llamado “Planchón principal”, que consiste en un afloramiento rocoso con una superficie de 8 m2, ubicado a escasos 30 m de la ribera de la presa. Este conjunto de petroglifos está compuesto por un sinfín de figuras bastante complejas, entre los que destacan dos motivos de cruces punteadas o pecked cross (Figura 3). Al preguntar a los lugareños del pequeño poblado de La Luz si conocían este motivo sus respuestas fueron siempre de asombro y nos interpelaban consultando por su significado. Muchos no recordaban haberlo visto, otros solo comentaban que habían visto estos “símbolos” en las inmediaciones de la presa y algunos los interpretaban como las “marcas que habían dejado los cristeros durante la guerra”.

Figura 3. Vista general del planchón principal con dos pecked cross, uno muy visible al frente.

Por su parte, la mayoría de los pobladores locales coincidía en que el uso sumamente restringido que se le daba a la presa, puesto que se encontraba muy contaminada desde hace tiempo debido, principalmente, a la basura arrojada en sus inmediaciones. Como resultado de estos testimonios, el proyecto de trabajo planteado en la Presa de la Luz adquirió nuevas motivaciones. No solo se propuso iniciar un proyecto arqueológico que abarcara la investigación, preservación y puesta en valor de los grabados rupestres, sino que también se buscó hallar alternativas que permitieran dar mantenimiento a la presa.

A partir de distintas gestiones fue posible obtener financiamiento del Programa de Empleo Temporal (PET) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), consistente en direccionar esfuerzos no sólo en el registro arqueológico sino en el rescate de la infraestructura local de la presa. De esta manera, la primera temporada de investigación en el sitio se realizó en el verano de 2012 y contó con la participación de 60 lugareños que colaboraron en las labores de limpieza y registro en el sitio (Esparza López y Rodríguez Mota, 2013a). Durante este proceso, los pobladores locales participaron en el hallazgo fortuito de nuevos petrograbados pues, aunque muchos de ellos vivían en las cercanías, nunca se había percatado de su existencia. Estas actividades fomentaron que los habitantes de la zona comenzaran a apropiarse de su patrimonio, incluso tomando fotos y bautizando algunos de sus descubrimientos (Figura 4).

Figura 4. Trabajadores haciendo limpieza y reforestando en la ribera de la Presa de la Luz.

En este andar, resultó fundamental disponer de un panorama global de todo el conjunto de petroglifos dispersos en las inmediaciones de la Presa de la Luz, así como de un registro actualizado de otros vestigios ubicados tanto en los alrededores como en unidades habitaciones, plataformas, campo de materiales, entre otros. De esta manera, sería posible confeccionar un mapa de distribución de todas las evidencias y emprender las tareas necesarias para su protección (Esparza López y Rodríguez Mota, 2013b). Por otro lado, al finalizar las temporadas de trabajo se realizó una nueva encuesta con el objetivo de evaluar la participación en el PET y conocer las percepciones y valoraciones de la población local en torno a las manifestaciones rupestres de la Presa de la Luz. En función de ello se elaboraron las siguientes preguntas:

1.¿Qué te gusta más de la Presa de la Luz?

2.¿Cada cuanto visitas la Presa de la Luz? (fuera del horario de trabajo)

3.¿Qué tan antiguos crees que son los dibujos de las piedras?

4.¿Quién crees que hizo los dibujos de las piedras?

5.¿Qué crees que signifiquen estos dibujos de las piedras?

6.¿Por qué crees que debemos cuidar estos dibujos?

7. ¿Tienen dueño estos dibujos?, ¿a quién crees que pertenecen?

8.¿Te gustaría saber qué representan y que vengan otras personas para que se los mostremos?

9.Comenta algo o dibuja algo al otro lado de la hoja sobre el proyecto dónde estás trabajando.

Cabe señalar que los resultados de dicha encuesta fueron ser por demás interesantes, sobre todo en cuanto a la comprensión de las percepciones de los lugareños acerca del trabajo y la relación existente entre el patrimonio cultural y natural. Análisis pormenorizados de estos datos pueden consultarse en publicaciones previas (Esparza López y Rodríguez Mota, 2016).

Talleres de sensibilización

En tanto parte fundamental del proceso de integración de la comunidad se decidió realizar una serie de talleres de sensibilización. Estos estuvieron dirigidos a todas aquellas personas que participaron del PET, procedentes de las comunidades de Jesús María, La Luz, La Leonera y La Atarjea. Los talleres tuvieron como objetivo informar, discutir y problematizar acerca de la importancia de proteger el patrimonio cultural local. De esta manera, se buscó concientizar y generar conocimiento sobre el patrimonio local, tanto cultural como natural.

Desde el 2012 y hasta la fecha se han realizado cuatro temporadas de campo, en las cuales se ha seguido la misma tónica en cuanto la realización de trabajos de protección del medio ambiente, salvaguarda de los petroglifos, difusión y sensibilización con la comunidad. De esta manera se han desarrollado más de 150 charlas y conferencias. Entre ellas cabe mencionar los encuentros informativos en las escuelas del municipio, dirigidas principalmente a niños y jóvenes de entre los 7 a 16 años, en tanto representante de las próximas generaciones que estarán a carago de proteger y preservar el patrimonio local. A su vez, también se realizaron visitas guiadas al sitio arqueológico con grupos de diferentes edades. Otras acciones también involucraron el sembrado colaborativo de 3.500 árboles nativos alrededor de la presa, con el objetivo de detener los procesos erosivos producidos por la pérdida de masa vegetal en la zona. Además,

A modo de síntesis de varias de la meta cumplidas por el proyecto, destaca la publicación del libro titulado “El Santuario rupestre de los Altos de Jalisco. Participación comunitaria para la conservación del patrimonio cultural y natural en Jesús María, Jalisco”, editado por el Gobierno del Estado de Jalisco y El Colegio de Michoacán A.C. (Esparza López y Rodríguez Mota, 2016). Se trata de una obra de difusión en donde se exponen los resultados preliminares de las primeras tres temporadas de trabajo en este sitio, junto con las actividades participativas realizadas con la comunidad que involucraron la colaboración y posterior apropiación del patrimonio natural cultural por parte de habitantes cercanos a la presa.

Resultados

Como se mencionó líneas atrás, a través de la participación comunitaria los programas de empleo temporal pueden resultar en una herramienta muy favorable para fomentar el desarrollo de sentimientos de pertenencia respecto al patrimonio. El trabajo diario en el sitio ha suscitado en muchos los lugareños la inquietud y el interés por conocer las manifestaciones culturales prehispánicas, dando relevancia a su preservación para que perdure tal como sus abuelos o sus padres las conocieron. Por su parte, a través de la comprensión de los contextos culturales que dieron origen a las representaciones rupestres de la Presa de la Luz, resultantes de la actividad cotidiana de personas que habitaron estos espacios e hicieron uso de sus riquezas naturales en otros tiempos, es posible reforzar lazos de pertenencia y establecer contactos entre el pasado y el presente.

La apropiación se origina siempre en el marco de procesos de sensibilización y toma de conciencia mediante el diálogo, la participación, el reconocimiento de intereses y problemáticas locales, que no pasan desapercibidos cuando se llevan a cabo proyectos colaborativos para la protección del patrimonio biocultural. De esta manera, la mejor forma de proteger sitios como la Presa de la Luz es a través de la gente misma que vive y trabaja en las cercanías. Al respecto, después de estos diez años de trabajo de investigación y concientización es posible observar un cambio importante en las inquietudes de los habitantes del municipio. En primera instancia, se destaca el conocimiento sobre la existencia del sitio arqueológico, sobre todo de parte de los jóvenes, y un mayor interés por las dinámicas culturales de los pobladores prehispánicos de los Altos de Jalisco. Por otra parte, los lugareños han tomado conciencia acerca de la identidad étnica los primeros habitantes de la zona, que no fueron mayas, ni aztecas, ni tarascos, sino que conformaron una sociedad aún más antigua y todavía bastante desconocida.

Además, es posible observar que este mayor interés se vuelca también en las actividades culturales que en la actualidad se llevan a cabo en el municipio. Entre ellas destacan los trabajos realizados por el museo municipal Tlatelli que han ha tenido un gran impacto, sobre todo para las personas que viven en el extranjero y regresan a su pueblo orgullosos de mostrar su pasado. En esta misma línea cabe mencionar el desarrollo de un concurso de belleza del propio municipio, cuyo traje típico regional está basado en los diseños de los petroglifos de la Presa de la Luz (Figura 5A). El impacto social que han tenido las tareas de investigación y preservación de este sitio Presa de la Luz también se manifiestan es la confección de un mural en la Casa de la Cultura del Municipio de Jesús María, inaugurado durante 2017. Allí se materializa la representación de varias referencias culturales locales, como danzas típicas y edificios icónicos de la zona. Sin embargo, en la parte inferior derecha del mural, también se han plasmado una serie motivos rupestres que emulan algunos de los grabados del sitio de la Presa de la Luz (Figura 5B).

Figura 5. A) Anuncio del Festival Cultural de Jesús María, en donde la reina del festival se presenta con un traje típico que incluye diseños rupestres locales. B) Mural ubicado en la Casa de la Cultura de Jesús María, Jalisco. En la parte inferior se puede observar la representación de petrograbados correspondientes a la Presa de la Luz, como los cimientos de un pueblo en desarrollo.

Somo conscientes de que aún queda mucho por hacer para completar los trabajos de protección de este sitio arqueológico. No obstante, estamos seguros de que este patrimonio se encuentra en buenas manos, a través de la agencia de la población que vive hoy en día en sus cercanías. La labor continua, buscando comprender la cronología y los procesos socioculturales de habitantes prehispánicos que se establecieron en este territorio, así como los mensajes codificados a través de sus manifestaciones rupestres. Los resultados de las excavaciones arqueológicas en el “Cerrito de los Agaves”, llevados a cabo en esta última temporada, seguramente ampliarán el panorama de estas interrogantes.

Referencias citadas

» Barrios, E. (1 de agosto de 2018). Sismo y grafiti dañan petrograbados de Tetela. El Sol de Puebla. https://www.elsoldepuebla.com.mx/local/estado/sismo-y-grafitis-danan-petrograbados-de-tetela-puebla-1883667.html (Acceso 18 de marzo de 2021).

» Bell, B. (1974). Excavations at Cerro Encantado, Jalisco. En B. Bell (Ed.), The archaeology of West México (pp. 147-167). Jalisco: Sociedad de Estudios Avanzados del Occidente de México.

» Cárdenas García, E. (2016). Arqueología biocultural y corresponsabilidad patrimonial. Relaciones. Estudios de historia y sociedad, 37(148), 11-40. http://dx.doi.org/10.24901/rehs.v37i148.209

» Esparza López, R., López, V., Cejudo, R, Goguitchaichvili, A., Yoshida, T, Rétiz García, M., Rodríguez Mota, F., Cervantes-Solano, M., Morales, J. y Bautista, F. (2021). Estudio petromagnético y arqueomagnético del sitio El Cerrito de Los Agaves en la parte Suroriental de los Altos de Jalisco, México. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 73(3), 1-17. http://dx.doi.org/10.18268/BSGM2021v73n3a210121

» Esparza López, R. y Rodríguez Mota, F. (2013a). Informe Técnico de la Segunda Temporada del Proyecto Arqueológico Presa de la Luz, Municipio de Jesús María, Jalisco. Informe al Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Manuscrito inédito.

» Esparza López, R. y Rodríguez Mota, F. (2013b). Un santuario rupestre en los Altos de Jalisco, México. IFRAO 2013 Proceedings of American Indian Rock Art (AIRA), 40, 797-824.

» Esparza López, R. y Rodríguez Mota, F. (2016). El Santuario rupestre de los Altos de Jalisco. Participación comunitaria para la conservación del patrimonio cultural y natural en Jesús María, Jalisco. Zamora: Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco y El Colegio de Michoacán A.C.

» Fábregas, A. (1986). La formación histórica de una región: Los Altos de Jalisco. México D.F.: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

» Faugère-Kalfon, B. (1997). Las representaciones rupestres del centro-norte de Michoacán. México D. F.: Centro Francés de Estudios Mexicano y Centroamericanos.

» González y González, L. (1986). Invitación a la microhistoria. México D. F.: Segunda edición, Fondo de Cultura Económica.

» González Rizo, E. (2018). Cuando las piedras hablan. Un catálogo de las manifestaciones gráficas rupestres del centro de Jalisco. Jalisco: Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco y Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de México (PECDA).

» INAH (2006). La Planeación y Gestión del Patrimonio Cultural de la Nación. Guía Técnica. México D. F.: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) e Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). https://sic.cultura.gob.mx/documentos/1104.pdf (Acceso 18 de marzo de 2021).

» Jiménez Izarraraz, M. A. (2017). Compartiendo el tesoro. Metodología para divulgar la arqueología. Zamora: El Colegio de Michoacán A.C.

» Milek, K. (2018). Transdisciplinary Archaeology and the Future of Archaeological Practice: Citizen Science, Portable Science, Ethical Science. Norwegian archaeological Review., 51(1-2), 36-47. https://doi.org/10.1080/00293652.2018.1552312

» Viramontes Anzures, C., Ramírez Castilla, G., Mendiola Galván, F., y Breen Murray, W. (2015). Prólogo. En G. Ramírez Castilla, F. Mendiola Galván, W. Breen Murray y C. Viramoentes Anzures (Coords). Arte Rupestre de México para el Mundo. Avances y nuevos enfoques de la investigación, conservación y difusión de la herencia rupestre mexicana (pp. 11-15), Tamaulipas: Gobierno del Estado de Tamaulipas.