Rumbo a peor. Beckett y la narración

Arthur Broomfield

Traducción: Malena Duchovny

Resumen

Este artículo se enfoca en el lugar que ocupa Rumbo a peor en el proyecto artístico y filosófico de Samuel Beckett. En tanto Beckett aboga por el reconocimiento del lenguaje puro que intenta representar lo irrepresentable como la única aspiración digna, Rumbo a peor ubica el lenguaje puro en un reino desconectado de los conflictos lingüísticos y culturales. En este sentido, considerar a Rumbo a peor el libro del adelante podría confirmarlo como la última afirmación del ímpetu filosófico de Beckett de seguir adelante por medio de afirmaciones y negaciones hasta llegar a esa verdad última donde la dialéctica afirmación/negación deja de funcionar y nos guía hacia el lugar donde la posibilidad de lo real se afirma en el mínimo inminimizable, la palabra que no puede ser representada. En tanto las percepciones fracasan por ser impermanentes e inestables, las palabras divorciadas de las percepciones siguen adelante hacia su estado verdadero. Así, Beckett ubica sus obras en la dimensión ficcional del lenguaje puro.

Palabras clave: Beckett, Rumbo a peor, lenguaje, percepción, representación.

Worstward Ho. Beckett and narration

Abstract

This article focuses on the place Worstward Ho has in the artistic and philosophical project of Samuel Beckett. Seeing as Beckett strives for the acknowledgement that the only worthy aspiration is that of pure language which seeks to present the unrepresentable, Worstward Ho puts pure language in a realm that is disconnected from cultural and linguistic problems. When we consider Worstward Ho to be the book of “on” we can see it as the ultimate affirmation of Beckett’s philosophical impetus to go on through affirmation and negation towards that final truth where the affirmation/negation dialectic breaks down and leads to where the possibility of the real is asserted in the unlessenable least, the word that cannot be presented. Perceptions fail because they are impermanent and unstable, whereas words divorced from them go on towards their true state. In this manner, Beckett locates his works in the fictional dimension of pure language.

Keywords: Beckett, Worstward Ho, language, perception, representation.

Rumbo a peor [Worstward Ho] (1983) es, tal vez, la obra más difícil, pero al mismo tiempo la más fascinante de Beckett.1 Si la narración es lo que “tiene la forma de una historia o representa una historia”, entonces tenemos un fuerte argumento en contra de clasificarla como tal. Este trabajo sostendrá que Rumbo a peor es la obra de Beckett que, en mayor medida que casi todas las demás, interroga la posibilidad de desconectarse de “los vínculos representacionales que atan el lenguaje a nuestro entendimiento compartido del mundo” (Von Wright & Nyman: 1980, p. 243) más enfocadamente.2 La comprensión del mundo –que involucra relatos, culturas, historias– se construye sobre la aceptación de convenciones que aspiran a reflejar la realidad por medio de la traducción de percepciones a un lenguaje que les otorgue sentido. Sin embargo, estas percepciones serán desafiadas por otras voces que, una detrás de la otra, intentarán imponer sus interpretaciones de la realidad percibida. El proyecto de Beckett da vuelta el discurso acerca del fracaso del significado en tanto afirma que son las percepciones, no el lenguaje, las que fracasan. Al ver la cultura y la narración como miserias transitorias que deben ser soportadas por el ser humano en la existencia, este proyecto aboga por el reconocimiento del lenguaje puro que intenta representar lo irrepresentable como la única aspiración digna. Rumbo a peor ubica el lenguaje puro en un reino que se ha elevado y desconectado de los conflictos lingüísticos y culturales. Este abordaje, que es a un tiempo filosófico y artístico, aparece en su forma más intensa en Rumbo a peor, donde, mediante un acercamiento a la desconexión entre los supuestos vínculos que unen representación a percepción, cuestiona la idea de que la narración es capaz de representar la vida y el ser. En Rumbo a peor la distinción entre el lenguaje en el mundo de la representación y el lenguaje como lo real es más aguda que en cualquiera de sus obras previas. La imposibilidad de probar la existencia de cualquier cosa que pueda ser representada a través del lenguaje se enfatiza en un lenguaje que alcanza un nivel independiente de la representación, pero que sigue teniendo sentido gramatical y lógico. El lenguaje llega al estado en el que se ve que está hablando acerca del lenguaje –el lenguaje es hablar acerca de– y hablándole al lenguaje: “Es como si el lenguaje y el no-ser estuvieran siempre separados el uno del otro” (Weller: 2005, p. 191).3

Con Rumbo a peor Beckett realiza su intento más comprometido de enfatizar la posibilidad, en el arte, de la existencia pre- y póstuma de la palabra. Si consideramos que el significado de la palabra “póstumo” es que ocurre después de la muerte, es decir, luego de la muerte de lo corpóreo, y podemos justificar la interpretación de Rumbo a peor que observa que el lenguaje sobrevive a la intervención de lo corpóreo –lo que llamaríamos vida y muerte–, entonces podemos ver esta obra con mayor claridad. Para llegar a la esencia de lo que sucede especialmente, pero no solamente, en Rumbo a peor, necesitamos volver a preguntarnos, como hace Blanchot: “¿Quién habla en los libros de Samuel Beckett?” (Blanchot: 2005, p. 248).4 Si hacemos esto, volvemos más accesible la dimensión creada por Beckett. Entendemos que si permitimos que los textos hablen por sí mismos, si leemos a Beckett a través de Beckett, si llevamos todas las dubitaciones –“afirmaciones y negaciones invalidadas al propio tiempo” (Beckett: 2007, p. 20)– a sus conclusiones lógicas, veremos que la única afirmación que no es negada es la afirmación de que el lenguaje es real. Se ha escrito mucho acerca del supuesto fracaso del lenguaje en las obras de Beckett. El lenguaje que nos precede, en el cual nacemos, no fracasa. La percepción fracasa. En Beckett, la disolución por desgaste del significado lleva a que las cosas, los conceptos y la materia se disuelvan en duda, y el lenguaje puede aparecer como algo indestructible, infinito, que lleva en sí mismo la esencia de la continuidad que puede ir más allá de la separación de eso que lo persigue. Como dice Szafraniec: “Esta cuasi autonomía del lenguaje refleja la posición de Dios. Como dice Derrida, ‘el lenguaje ha comenzado ya sin nosotros, en nosotros, antes que nosotros. Es lo que la teología llama Dios’” (Szafraniec: 2007, p. 178), lo que Beckett podría llamar el ser o lo real.5

Si observamos la gran obra de Beckett, El innombrable [The Unnamable] (1959), que podría explicar su proyecto, vemos que una de sus aspiraciones es que “Eso, decir eso” (2007, p. 20), se anuncie y afirme como la palabra “eso”, luego de haber desarmado la causa del “significado”, la “creencia” y el “saber”. Podría ser útil que los estudiosos de Beckett pasaran algunos meses absortos en la página uno de El innombrable. En esa página, Beckett aborda las frustraciones de intentar probar que el lenguaje puro, el “eso”, depende de los sentidos para hablar y, ergo, está contaminado por el reino del no-ser. “Eso” aspira a probar que es lo real de la única forma que el lenguaje puede probar su existencia, es decir, hablando, lo cual no puede hacer si quiere permanecer puro, permanecer el “todo” que es el lenguaje. El lenguaje solo puede aspirar a representar lo irrepresentable, solo puede partir desde lo corpóreo. “Parece que hablo, y no soy yo, que hablo de mí” (ídem). Yo (lo corpóreo) parezco hablar. Pero es el “no yo” de la voz sin cuerpo, el puro lenguaje, que intenta hablar. Por esta razón, “eso” no puede ser dicho. “Whenever said said said missaid” [Cuando sea que dijo dijo dijo mal-dijo] (Beckett: 2006, p. 481). Los sentidos no aplican a lo real, que es la realidad en sí misma, el “todo”, desde donde lo demás ha sido consignado al reino del no-ser, el reino donde el lenguaje vacío existe en gloriosa libertad. Sin embargo, incluso si “eso” se ha despojado de toda asociación con la representación, no lo hizo (o no pudo hacerlo) con lo corpóreo, incluso en la dimensión ficcional de Beckett, como se evidencia en el hecho de que la palabra ha sido escrita en una página. En la dimensión de Beckett, lo percibido es puesto en duda, puede fracasar, pero nunca es excluido. Porque en la dimensión del no-ser, lo percibido es lo transitorio, lo real por el momento. Pensemos en los chora de Platón: en vez de representar algo, la palabra transcrita, “eso” representa su pura forma irrepresentable, de tipo platónica. La palabra transcrita “eso” representa el “eso” real al que la voz narrativa aspira; esto es el “verdadero silencio, ese que no tendré ya que romper, en el que ya no tendré que escuchar” (2007, p. 89). En las obras de Beckett, el lenguaje no está en un lugar de silencio verdadero, es silencio él mismo, inmunizado contra la contaminación de la voz, los sentidos, el no-ser.

Entonces, ¿qué queremos decir cuando decimos que Rumbo a peor es el libro de “adelante”?6 “Adelante” es una palabra que recurre en los textos de Beckett, de forma especialmente significativa en las últimas líneas de El innombrable, que el lector ve como un drama de dos personajes entre el cuerpo y el lenguaje, que es desarrollado de forma literalmente dramática en Esperando a Godot, donde Vladimir pregunta: “¿Entonces nos vamos?”, a lo que Estragon responde: “Vámonos”. La didascalia acota: No se mueven, lo cual se usa con frecuencia para dar sustento a la cuestionable aserción de que Godot es parte del teatro del Absurdo (Beckett, 1995). Es significativo que Rumbo a peor comience y termine con la palabra “adelante” –“On. Say on” [Adelante. Decí adelante] (Beckett: 2006, p. 471)– y concluye con la oración “No how on” [No hay cómo adelante] (p. 485). Considerar a Rumbo a peor el libro del adelante podría confirmarlo como la última afirmación del ímpetu filosófico de Beckett de seguir adelante por medio de afirmaciones y negaciones hasta llegar a esa verdad última donde la dialéctica afirmación/negación deja de funcionar y nos guía hacia el lugar donde la posibilidad de lo real se afirma en el mínimo inminimizable, la palabra que no puede ser representada. La apertura –“On. Say on. Be said on. Somehow on. Till nohow on. Said nohow on” [Adelante. Decí adelante. De alguna forma adelante. Hasta sin cómo adelante. Dijo sin cómo adelante] (p. 471)– merece algo de atención. Entre los dos “adelante” el texto procede hacia la afirmación del ser (lo real). Esta progresión desafía cada sugerencia de significado y evita cualquier deseo de caer en la aceptación de las interpretaciones convencionales de palabras y frases. El significado se desarma puntillosamente y esto enfatiza la disparidad que distingue al no-ser, que es percibido a través de los sentidos, del lenguaje vacío que seguirá avanzando hacia ser “todo”.

Stanley Cavell se refiere a:

… el lenguaje que Beckett ha descubierto, aquel (en) cuya gramática ha inventado, su forma particular de otorgar sentido, especialmente la cualidad que tiene de lo que llamo literalidad escondida. Las palabras llenan nuestro camino de oscuridades y parecen querer impedir la comprensión. Y luego descubrimos, una y otra vez, que no se entendió significado solo porque estaba tan al desnudo: absolutamente, ergo invisible, a la vista. Un descubrimiento tal tiene el efecto de mostrarnos que somos nosotros los que no quisimos comprender, los que nos perdimos pidiendo más significado, o uno distinto, donde el significado estaba tan cerca” (2002, pp. 119-120).7

Esta distinción no puede ser llevada a cabo en el mundo de la existencia o siquiera dentro de la realidad ficcional creada por Beckett, incluso con su inclinación a favorecer la palabra sobre la percepción. Sin embargo, la demanda del lenguaje insiste en que hable más allá de estos obstáculos. Lo que sí vemos en Rumbo a peor es el énfasis en la primacía del lenguaje vacío por sobre el supuesto significado. De ser una palabra en el comienzo de una obra que puede ser dicha y que sugiere un ímpetu hacia un referente por fuera de ella misma, “adelante” termina en un vacío aislado; no hay un “cómo” para saber algo sobre él, excepto que existe como palabra. El ímpetu del texto nos obliga a ver “adelante” puramente como la palabra adelante sin contaminar, ergo, a considerar que todas las palabras están vacías, y a aspirar a ir más allá de lo inscripto hacia la palabra pura, hacia el ser en sí mismo.

Nos enfrentamos a la contaminación del lenguaje puro y real en la primera línea de Rumbo a peor: “Be said on” [ser dijo adelante] (p. 471). Si ser es “todo palabras” [all words], el lenguaje puro no contaminado ni diluido por una conexión con lo corpóreo, claramente no puede hablar. “Ser” no podría haber dicho “adelante”, y haberlo hecho habría introducido una función del no-ser, los sentidos, en el ser. Así, cualquier intervención del no-ser hubiera sido mal dicha y no podría haber sido dicha por el ser que es “todo palabras”. En El innombrable la voz dice: “Seré yo […] son palabras […] son palabras, es lo único que hay” (Beckett: 2007, p. 101-102).8 “Eso” será “yo” y lo corpóreo habrá desaparecido en el vacío que es el no-ser; y “eso”, el lenguaje, será “yo”, el yo que habla en las obras de Beckett. Pero “será el silencio” [it will be the silence] –el “yo” puro sin contaminar que está libre de la tortura de los sentidos– que será todo palabras, el silencio, y nada más: eso es lo real. “Missaid” [maldicho] es también una afirmación que declara saber, significar, “decir mal” los nombres. El arte de dar nombres, según Blanchot, “no le ha sido otorgado más que a un ser capaz de no ser” (Blanchot: 2005, p. 55). El ser que ha dicho pretende tanto saber lo que “adelante” significa como tener cierto conocimiento acerca de cómo seguir adelante, “Somehow on” [de alguna forma adelante] (Beckett: 2006, p. 470). Será atraído a seguir adelante en el mundo de la existencia que es el hábitat del no-ser, donde deberá dar nombres. Adelante [on] se reduce, se minimiza, al menor vínculo posible con la asociación a lo existencial en perfecta armonía con “dijo” [said] y “sin cómo” [nohow], ambas palabras que comparten esa experiencia. Esto lo observamos en “Dijo sin cómo adelante” [Said nohow on], y podemos ver su intención si nos tomamos una libertad con el texto y lo leemos como “dijo sin cómo es adelante” [said nohow is on], teniendo en cuenta que Beckett tenía una escrupulosa aversión al uso del verbo ser en tiempo presente, debido, sospecho, a su inherente e inevitable ambigüedad. Si, para señalar esto, lo leemos solo como una aserción, vemos que la falta de significado ahora evidente en adelante se extiende a “dijo” y “sin cómo”. Adelante está vacío porque no hay cómo para conocer adelante, ergo “dijo” y “sin cómo” también son adelante y tienen el mismo status, vacío, que adelante. Si no existe un cómo para conocer adelante, tampoco puede haber un cómo para conocer “sin cómo”; “sin cómo”, como adelante y “dijo”, no es un nombre: se reduce a ser una palabra vacía. Podríamos reacomodar la oración para ilustrar esta idea: “dijo” y “sin cómo” son adelante, y adelante es la palabra vacía adelante, ergo “dijo” y “sin cómo” también son palabras vacías. Seguir adelante no es cuestión de que una entidad física o material siga adelante, una interpretación no infrecuente de las últimas líneas de Esperando a Godot. Es una cuestión del lenguaje que se mueve hacia “todo” y se despoja de lo que puede, de aquello que lo contamina, el no-ser, y se prepara para llegar a ser. Las palabras que minimizan o empeoran son “at all costs unknown […] they only they” [a toda costa desconocidas… ellas solo ellas] (p. 478). A medida que las palabras avanzan hacia lo inminimizable, empeoran y su vínculo con la significación y el conocimiento se va debilitando hasta que, cuando llegan al estado de totalidad, se vuelven lo real sin compromiso. Sus “costos”, o valores –en relación con cualquier modo de existencia presupuesta por fuera de su totalidad, el estado en el cual están– son desconocidos. Las palabras son todo palabras [all words], “they”, como el artículo definido vacío en “The empty too” [el vacío también] (p. 480) es la palabra “they” [ellas], que es todo y “All least” [Todo mínimo] (p. 485).

Si no-ser cree que de alguna manera puede seguir adelante, el lenguaje le recuerda su efímero estado de existencia y la permanencia del lenguaje luego de la muerte del significado. El “ser” que “dijo” seguirá adelante de algún modo hasta su fin, hasta que no sepa cómo seguir adelante, hasta que no haya un camino hacia adelante, un “cómo” hacia adelante. El lenguaje se reapropia del “cómo” en su estado de falta de significado: no hay cómo, “cómo” es ahora una palabra despojada de su asociación con el no-ser y libre de lo que se le ha impuesto, la habilidad para significar, para conocer. Ahora no conoce cómo porque no hay “cómo” para conocer. “Cómo” ha sido absuelto de su obligación de conocer, pero la palabra “cómo” permanece, existe, como dice Derrida, sin nosotros, en nosotros y antes que nosotros (Derrida: 1997, p. 33), incluso en su estado impreso anuncia su destino, que es la afirmación de su existencia no en, o de, lugar o tiempo alguno, sino como lo real, más allá de los sentidos y sin ser contaminado por ellos. Shane Weller pregunta: “¿Acaso esa afirmación no es en última instancia más como el texto mismo que como cualquier cosa que pueda nombrar o tematizar?” (Weller: 2005, p. 193).9 El texto de Beckett insiste en que el lenguaje es lo real a través de la negación persistente que deja al lenguaje incólume, no por medio de “rimas o aliteraciones” (Weller: 2005, p. 193) que alimentan las ilusiones de los sentidos y distraen a la escritura para que no persiga esta relación.10 Rumbo a peor no finaliza con el texto, como muchos críticos que aún no llegan a apreciar la significación del mundo ficcional de Beckett no llegan a aceptar. Es el libro de adelante que nos trae a los límites externos del significado y agota, por medio de interrogaciones lógicas, cualquier argumento a favor de la existencia indiscutida de la percepción, y nos implora de modo mesiánico que interactuemos seriamente con la posibilidad de que el lenguaje incorpóreo sea lo real. La selección y el arreglo del texto que hace Beckett –al crear un espacio ficcional en el cual el foco siempre se dirige hacia la primacía de las palabras casi al punto de excluir la representación, el sujeto y lo percibido– son las respuestas positivas a la demanda del lenguaje que viene desde más allá del texto, pero no desde más allá del lenguaje. Aquí está la afirmación, no solo más allá de “la dialéctica de la afirmación y la negación” (Weller: 2005, p. 193),11 que no es solo mera afirmación del texto, como sugiere Weller, sino que es la afirmación de lo irrepresentable; aquello hacia lo cual debemos seguir adelante, lo real, lo mínimo inminimizable que no puede ser negado. Respalda el llamado a simpatizar con lo que el autor no puede porque, atormentado y perturbado por “una dicha sin medida” (Blanchot: 2005, p. 53), sabe que todo lo que no es palabras es excluible, no es el “unnullable least” [mínimo ininvalidable] (Beckett: 2006, p. 479), y el texto escrito es obviamente invalidable. Quien habla en Rumbo a peor, que es en su mayor parte ser, implora al lector, a lo largo de esa parte, contaminada como está por el no ser, que siga adelante hacia el “unlessenable least” [mínimo inminimizable], hacia aquello que no puede ser más minimizado, hacia el ser en su estado puro, del que Beckett ya nos ha dicho que es “todo palabras”.

Rumbo a peor socava sistemáticamente la representación, el tema y el argumento, los elementos generalmente aceptados para crear la forma de un relato. Todo lo que esperamos ver en una novela –cultura, relaciones, tragedia, humor, y más– Beckett lo considera o un impedimento, intervenciones del no-ser, u oportunidades a ser exploradas imaginativa y filosóficamente para respaldar su proyecto. Para él, la narración convencional es una construcción herética que supone la primacía de las percepciones sobre el lenguaje puro, infinito. Su motivación lo impulsa a anular los vínculos entre lenguaje y representación. En sus obras principales, destruye la noción de que el lenguaje fracasa. Las percepciones son impermanentes, inestables y, por el estado de flujo que caracteriza a lo percibido y al que percibe, no pueden ser representadas con precisión en palabras. Las percepciones fracasan. Las palabras divorciadas de aquellas siguen adelante hacia su estado verdadero. Beckett ubica sus obras en la dimensión ficcional del lenguaje puro, que considera que lo que vemos como realidad es un otro nebuloso que no puede ser percibido claramente. Sus obras aun pueden ser vistas como una revolución de la forma narrativa, una que cuenta la historia del lenguaje y el ser. “Nohow naught. Nohow on” [Sin cómo nada. Sin cómo adelante] (485).

Bibliografía

» Beckett, S. (2007). El innombrable. Barcelona: Orbis. Trad. R. Santos Torroella.

» Beckett, S. (1995). Esperando a Godot. Barcelona: Tusquets. Trad. Ana María Moix.

» Beckett, S. (2006). Samuel Beckett. The Grove centenary editions. Volume IV. Ed. Paul Auster. Nueva York: Grove Press.

» Beckett, S. (1959). The Beckett Trilogy. London: Picador.

» Blanchot, M. (2005). El libro por venir. Madrid: Trotta.

» Cavell, S. (2002). Must we mean what we say? Cambridge: Cambridge University Press.

» Derrida, J. (1997). “Cómo no hablar. Denegaciones” en Cómo no hablar y otros textos. Barcelona: Proyecto A, pp. 13-58. Trad. Patricio Peñalver.

» Szafraniec, A. (2007). Beckett, Derrida, and the Event of Literature. Stanford: Stanford University Press

» Weller, S. (2005). A Taste for the Negative. London: Legenda.

» Wittgenstein, L. (1980). Culture and Value. Eds. G. H. von Wright y H Nyman. Oxford: Blackwell.


1. [N. de la T.] Existe traducción de esta obra: Beckett, S. (2001). Rumbo a peor. Barcelona: Lumen. Trad. Libertad Aguilera. En este caso, a los efectos de ajustar el texto de Beckett al uso que Broomfield hace de él (es decir, articulando gramaticalmente las citas del texto con sus propias oraciones), la traducción de citas de Rumbo a peor es de mi autoría.

2. [N. de la T.] Se hace referencia a los editores del texto de Wittgenstein. Cf. bibliografía al final del artículo.

3. [N. de la T.] Traducción propia.

4. [N. de la T.] La referencia original era: Blanchot, M. (2003). The Book to Come. Stanford: Stanford University Press, 2003, p. 210.

5. [N. de la T.] Traducción propia.

6. [N. de la T.] La clásica frase que cierra El innombrable (“I can’t go on, I’ll go on”), se ha traducido al español sin reponer el “on”: “hay que seguir, voy a seguir” (2007, p. 102). Para que el argumento de Broomfield tenga sentido, usaremos “adelante” como traducción de ese “on” elidido en la versión española, pero mantenemos las citas de Beckett en inglés.

7. [N. de la T.] Traducción propia.

8. [N. de la T.] El original dice: “It will be I […] that’s all words […] all words, there’s nothing else” (Beckett 1959, 381).

9. [N. de la T.] Traducción propia.

10. [N. de la T.] Traducción propia.

11. [N. de la T.] Traducción propia.