0000-0002-3499-8046 Victoria Reusa[1][*]
Desde sus primeras páginas, La política como lugar. Trabajadores, migrantes y luchas por la ciudad en Córdoba, Argentina, de María Victoria Perissinotti, nos traslada a la periferia sur cordobesa. Tierra de viejos basurales, cortaderos de ladrillos y vestigios de monte serrano donde, desde mediados del siglo XX, comenzaron a crecer barriadas y asentamientos construidos y habitados por los sectores más precarizados de las clases trabajadoras urbanas: costureras/os, vendedoras/es ambulantes, ladrilleras/os, albañiles, enfermeras/os, quinteros/as, trabajadoras domésticas.
Situada desde estos suburbios, particularmente en un barrio nombrado por sus habitantes como Pueblos Unidos, la autora nos encuentra con un inquieto grupo de mujeres peruanas interesadas y (pre)ocupadas por entramar: construir relaciones con diversas organizaciones, asociaciones, partidos, funcionarios, agentes del Estado, voluntarios, militantes y referentes para, según sus propias palabras, “hacer cosas por el barrio”. Un hacer cotidiano, entendido por ellas y por otros, como político. Fiel a la premisa antropológica de atender a aquello que importa y tiene valor social para sus interlocutoras de campo, Perissinotti se propone acompañar etnográficamente esos procesos de acción política para interrogar, de manera minuciosa y vívida (Quirós, 2014), cómo estas mujeres, al construir su barrio, construyen lo que llaman “un lugar donde vivir”.
Para dar cuenta de ello, desde una escritura atrapante que parte de un profundo vínculo con esos territorios y sus habitantes, reconstruye y describe tres procesos etnográficos que van dando forma a los capítulos que componen el libro: el proceso material de construcción del barrio, el proceso de gestión de análisis médicos para conocer los niveles de plomo en sangre de algunos vecinos (ya que sobre esos terrenos había funcionado un basural municipal en la década de 1970), y el proceso para acceder a diferentes programas de microcréditos gestionados por ONG, organizaciones sociales e instituciones estatales. Elena, Charo, Luz, Evangelina, Jacky, Caty, Lady, desde la pluma de la etnógrafa, se convierten en las guías principales de esta trama que nos encuentra con diferentes escenarios y personajes locales: casas del barrio que se transforman en salas de encuentros y reuniones de vecinas; pasillos y oficinas de ministerios públicos que recorren una y otra vez persiguiendo a funcionarios y expedientes; salones y espacios barriales de organizaciones donde discuten acaloradamente con militantes y voluntarios. Siempre con el barullo de algún/a hijo/a de fondo, condición infaltable de esta “política en femenino” (Masson, 2004).
La política, como el barrio, se transforma así en un lugar. Un lugar que, entendido por la autora menos como mera espacialidad y más como proceso y nodo de relaciones (Massey, 2012), permite comprender las experiencias políticas de estas mujeres migrantes distanciándose de dos fuertes premisas académicas. Por un lado, aquella que orienta el estudio sobre participación política de migrantes desde su identidad no nacional. Por el otro, aquella que enfatiza únicamente las dimensiones materiales y habitacionales de las luchas por el acceso a la vivienda y al hábitat urbano de los sectores populares. ¿Qué hay en juego para estas mujeres, entonces, en todo el esfuerzo y el trabajo colectivo que despliegan para construir ese lugar? ¿Por qué necesitan, en ello, entramar con la política local, con sus personajes, lugares y acciones?
Estas son algunas de las preguntas que guían este libro. Una etnografía que, en línea con los intereses de la serie editorial bajo la cual se publica,1 busca mostrar las formas en que determinados procesos sociales contemporáneos se desarrollan, transforman y viven, desde sus propios protagonistas. Procesos migratorios regionales se cruzan con trayectorias laborales fuertemente precarizadas, con un mercado inmobiliario altamente excluyente y con la escasez de políticas públicas de acceso a suelo y vivienda. Es el pensamiento relacional -a la Bourdieu (1995)- que nos propone Perissinotti, y el esfuerzo claramente antropológico por no escindir dimensiones de la vida humana, aquello que permite, en el devenir de las páginas, ir conociendo cómo estas mujeres se organizan, participan e involucran políticamente, para comprender su porqué. La política, interrogada como y desde el lugar, va mostrando su importancia social en la gesta de un proyecto colectivo empapado de expectativas, deseos y sueños: la construcción de un lugar social, un lugar de vida, pertenencia y respetabilidad existencial, para poblaciones históricamente excluidas del mundo formal -urbano, laboral, nacional.
La política como lugar… parte de una investigación comprometida no solo con producir conocimiento sobre una realidad social particular y compleja, sino también con los malestares, las urgencias y las vulnerabilidades de quienes la habitan, construyen y transforman cotidianamente. La atención antropológica puesta en las problemáticas, desafíos y posibilidades que estos grupos afrontan en sus búsquedas por construir vida en común (Quirós, 2021) hace a este libro una obra fundamental para conocer y comprender la politicidad de las clases trabajadoras y populares de la Argentina contemporánea desde el interior del país.
La presente reseña es fruto de un largo camino conjunto por la antropología y los barrios de la zona sur cordobesa. Agradezco especialmente a la autora de este libro por su infinita confianza y generosidad, y al espacio colectivo que nos cobija y estimula desde hace varios años: el equipo “Antropología de la Política Vivida”, dirigido por la Dra. Julieta Quirós y radicado en el IDACOR (CONICET/UNC) / Museo de Antropología (FFyH, UNC).