0000-0003-0458-1909 María Mercedes Hirsch[1]
Filo y Secundarios: training experiences about anthropological work
Filo e Secundário: experiências de formação sobre trabalho antropológico
Este artículo aborda la experiencia formativa de jóvenes estudiantes de escuelas secundarias y estudiantes avanzades de Antropología en el marco de dos líneas de trabajo del Programa “Filo y Secundarios” de la Secretaría de Extensión y Bienestar Estudiantil (SEUBE) de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA): “Universitarios por un mes” y “ACAP en Filo”.
En el primer apartado se describe la gestación de ambas líneas del programa en la facultad y se explicitan los fundamentos teórico-pedagógicos de la propuesta. Allí se presentan las carreras de la facultad desde la práctica, esto es, bajo el supuesto de conocer las disciplinas a partir de aproximaciones prácticas a la vida universitaria y a los quehaceres profesionales propios de cada una de ellas. Es decir, se les propone decidir a partir de una experiencia de primera mano, más allá de la información pasible de ser acercada en una comunicación verbal o escrita.
En el segundo apartado, se analiza la participación en el Programa “Filo y Secundarios” de jóvenes de escuelas secundarias y estudiantes avanzades de la carrera de Ciencias Antropológicas. Se recuperan los enfoques del aprendizaje desde la práctica, especialmente en torno al extrañamiento como posicionamiento epistemológico privilegiado para la construcción de conocimiento disciplinar.
Finalmente, se presentan algunas reflexiones en torno al extrañamiento, en tanto lógica de conocimiento que permite construir, en el diálogo entre las jóvenes generaciones, conocimiento práctico en torno a la práctica estudiantil y al quehacer profesional.
“Filo y Secundarios” es un programa radicado en la SEUBE-FFyL-UBA. Desde 2018, busca coordinar las acciones que se organizan en dicha casa de estudios para vincularse con estudiantes de escuelas secundarias. En él se inscriben distintas líneas de trabajo,1 dos de las cuales -“Universitarios por un mes” (UPM) y “ACAP en Filo”- tienen como objetivo presentar las carreras que se dictan en la facultad2 a partir de realizar actividades que involucran los conocimientos que se ponen en juego en los distintos quehaceres laborales disciplinares.
Se trata de abordar una problemática recurrente al finalizar la escuela secundaria, las proyecciones a futuro que incluyen la vida universitaria (Guichard, 1995), bajo el supuesto de conocer desde el hacer para decidir (Hirsch, 2021b). Este punto de partida es retomado de los resultados de una línea de investigación etnográfica sustentada en datos construidos a partir de experiencias docentes, de extensión y de gestión3 en torno a las elecciones que toman les jóvenes al finalizar su escuela secundaria en distintas zonas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y del país (Cragnolino, Flores y Hirsch, 2023; Hirsch, 2010, 2017, 2020 a y b). Allí se sostiene que la problematización social en torno al “pasaje” al mundo de la educación superior y el trabajo se expresa en la escuela en la interrogación constante en torno a qué harán les jóvenes al dejar de transitar sus rutinas escolares y comenzar “de un año al otro” a “ser adultos autónomos responsables”.
En ese marco se despliegan distintas iniciativas locales, escolares y políticas educativas con el objetivo de acompañar el diseño de los proyectos de vida. Entre ellas, tienen un lugar central actividades características del campo de la orientación vocacional, como distintos test y discusiones individuales y grupales (ver Guichard, 1995; Bohoslavsky, 2002; Aisenson, 2008), charlas sobre cómo armar un currículum vitae (cv), visitas a ferias de universidades. Actividades que en el ámbito educativo suelen discurrir generalmente en torno a qué estudios cursar, qué facilidades respecto a los estudios y las disciplinas tienen les jóvenes, si pueden/deben incorporarse también al empleo formal, con qué oferta educativa y laboral cercana cuentan. Al respecto, durante el trabajo de campo, se registró que gran parte de les adultes, y también algunes jóvenes, enuncian una fuerte preocupación por el “desinterés”, la “desinformación”, la “indecisión” o el “exceso de fantasía” que profesan les jóvenes respecto del futuro, valorizaciones sobre los proyectos que son parte complejas tramas de responsabilizaciones entre docentes, familias y jóvenes en torno a las posibilidades de diseñar proyectos de vida legitimados como deseables pero difíciles de sostener en la práctica en el marco de relaciones de desigualdad social cada vez más profundas. En este marco, la “pregunta sobre el futuro” apunta a expectativas ancladas en un futuro que, en general, resulta individual, moralizante y completamente escindido de la trama de relaciones de los sujetos (Hirsch, 2020a).
Simultáneamente, les jóvenes construyen su futuro en el marco de actividades cotidianas que no son parte de la enunciación de expectativas y proyectos. Estas están generalmente orientadas a proyectos colectivos de corto y mediano plazo -como la organización de rifas, fiestas y colectas para financiar viajes, fiesta de egresades, buzos y banderas, o de prácticas políticas en centros de estudiantes- conviven con hobbies en los que se perfeccionan desde hace muchos años. También participan en labores cotidianas como el cuidado de infancias y adultes mayores, o “ayudan” en talleres y negocios familiares, o trabajan formal e informalmente por fuera del horario escolar. La mayoría de estas actividades, en las que aprenden haciendo, tendrán continuidad al finalizar la escuela. Sin embargo, estos quehaceres cotidianos quedan invisibilizados o desjerarquizados en los proyectos a futuro.
“Filo y Secundarios”, anclado en un enfoque que difiere de las estrategias clásicas de orientación vocacional y de aproximación al mundo del trabajo en las que se ofrece información o se problematiza el deseo para construir el proyecto de vida, propone construir opciones desde el hacer. El programa pretende que la universidad, y especialmente las carreras dictadas en la FFyL UBA, se configuren como opciones prácticas, es decir, presentes en la vida de les jóvenes que se encuentran culminando sus estudios de nivel secundario, a partir de experiencias orientadas hacia el futuro y no como parte de un conjunto de expectativas legitimadas socialmente sin anclaje en la propia experiencia. En ese sentido, invita a participar en la vida cotidiana institucional en dos aspectos: por un lado, experimentando de primera mano la vida universitaria -conociendo tiempos y costos de viaje y estudio, dinámicas de sociabilidad institucional, experiencias áulicas- y, por el otro, realizando una aproximación práctica a los conocimientos y quehaceres profesionales de las distintas carreras que allí se dictan.
Desde 2019, los cursos dictados en “Universitarios por un mes” (UPM) buscan que les estudiantes de escuela secundaria hagan la experiencia de ser universitaries durante un período acotado de tiempo: las clases se dictan dos horas al día una vez por semana durante cinco semanas consecutivas. El curso se ofrece en la página de la facultad y se anotan, en su mayoría, jóvenes de entre 15 y 20 años en las propuestas de las distintas carreras, aunque en algunas oportunidades también se anota algune adulte. Se busca que les jóvenes se anoten por un interés propio y que conozcan a otres jóvenes con quienes comparten este interés, como sucede en las aulas universitarias y a diferencia de lo que sucede en las escuelas secundarias, donde conocen a sus compañeres desde varios años y cuya cursada es obligatoria. Los grupos generalmente se conforman por doce estudiantes de distintas procedencias y características: de escuelas públicas y privadas; de CABA y de distintas zonas del Conurbano Bonaerense; muches aún en la escuela, otres haciendo el Ciclo Básico Común (CBC) o con dudas respecto a la realización de una segunda carrera o de un cambio de ella.
“ACAP en Filo” comienza a llevarse a cabo en 2023 en el marco de un convenio entre la FFyL y el Ministerio de Educación de CABA para la implementación del Programa “Actividades de Aproximación al mundo del trabajo, la educación superior y la ciudadanía (ACAP)”. A las actividades de la FFyL-UBA asisten estudiantes de seis escuelas (públicas y privadas), lo que suma aproximadamente 160 estudiantes en cada edición. Cada día se conforman nueve grupos de trabajo integrados por 20 estudiantes y el último día se trabaja con los seis grupos escolares y en plenario.
A diferencia de UPM, les estudiantes concurren a las “ACAP en Filo” obligatoriamente.4 Aun así, se busca mantener algunos de los criterios que también estructuran y fundamentan la propuesta de UPM: les estudiantes eligen los cuatro talleres que les generan mayor interés dentro de la oferta y comparten la experiencia con otres jóvenes que no son sus compañeres de escuela. Es decir, dentro de los márgenes de acción que plantea la política, se busca que el grupo de estudiantes que se pone en relación durante la actividad sea heterogéneo y que haya cierta posibilidad de elección de las actividades a realizar. Los talleres disciplinares tienen en común proponer actividades centradas en quehaceres disciplinares vinculados a las salidas laborales de cada una de las carreras. Cursan una semana completa en jornadas de cuatro horas, un día por taller disciplinar elegido, y el quinto día se destina específicamente al conocimiento del funcionamiento de la FFyL en tanto institución, y a la vida universitaria que allí se desarrolla.
Tanto UPM como “ACAP en Filo” son actividades coordinadas desde la SEUBE en diálogo con los departamentos de las diferentes carreras. Para coordinar el trabajo entre el Departamento de Ciencias Antropológicas y la SEUBE, se conformó un grupo de trabajo (denominado “Antropoqué”), integrado por docentes y, en su mayor parte, jóvenes graduades y estudiantes avanzades.
Teniendo en cuenta las características de “Filo y Secundarios”, se convocó particularmente a integrantes y estudiantes de dos cátedras que tienen una característica particular en la experiencia formativa de la carrera: Didáctica Especial y Prácticas de la Enseñanza de la Antropología y Experiencias Socioeducativas Situadas. Son materias que se organizan desde un enfoque centrado en el aprendizaje desde la práctica (Lave, 2001), que se acreditan a partir de prácticas docentes y de extensión. Ambas materias plantean experiencias formativas, que, retomando a Rockwell (1995), refieren a “un conjunto de prácticas e interacciones cotidianas, en las que los actores participan activamente, apropiándose de conocimientos, valores y formas de vivir” (p. 14). Esta noción contribuye a pensar los procesos de reproducción social y cultural. Dichos procesos no se dan en abstracto, sino desde los distintos ámbitos de aprendizaje precisos en nuestra vida cotidiana en los que se produce un saber hacer práctico (Hirsch y Padawer, 2024).
Didáctica Especial y Prácticas de la Enseñanza de la Antropología es una materia anual en la cual les estudiantes se forman como profesores. Se pretende que, a partir del paso por la materia sean autores de una propuesta de enseñanza (Cerletti y Rúa, 2017). Durante el primer cuatrimestre, les estudiantes hacen observación participante en el marco de espacios intencionados de enseñanza y a partir de estas observaciones realizan una planificación para la enseñanza de la antropología y un ensayo de prácticas a partir del dispositivo de microclases orientado a los sujetos y dinámicas observadas durante el trabajo de campo (Rúa, 2021). En el segundo cuatrimestre, se realiza la puesta en práctica de dicha planificación y una reflexión de la experiencia (Cerletti y Rúa, 2017). Esta planificación se estructura alrededor de un eje/problema a modo de hipótesis de trabajo que permite construir conocimiento en el aula (Achilli, 2017). Para finalizar la materia, se presenta una reflexión en torno a la experiencia realizada en las prácticas docentes.
Experiencias Socioeducativas Situadas inicia con la presentación e historización de la relación sociedad-universidad y a través de distintos abordajes en torno al quehacer antropológico en territorio (Lischetti y Petz, 2021). Se revisan y contrastan críticamente distintos enfoques en los que se describe y problematiza la identificación de problemáticas sociales y el diseño de planificaciones orientadas a las prácticas de extensión. Se discuten, en torno a la negociación de objetivos en los procesos de intervención con los distintos actores involucrados, cuestiones relativas al trabajo intersectorial e interdisciplinario, entre otras (Tommassino y Rodríguez, 2013). Por último, como evaluación final de la materia, les estudiantes formulan un proyecto UBANEX5 retomando la experiencia socioeducativa situada de la que participaron a lo largo del cuatrimestre: prácticas de extensión en dispositivos sociocomunitarios del Centro de Innovación y Desarrollo para la Acción Comunitaria (CIDAC),6 prácticas de construcción de conocimiento público de la Antropología en Tecnópolis y prácticas de enseñanza de la antropología y conocimiento público en las “ACAP en Filo”.
Ambas materias van tensionando la relación teoría/práctica a lo largo de las experiencias realizadas durante la cursada para proponer la construcción de conocimiento antropológico en espacios no académicos a partir de un saber hacer práctico. En el caso de Didáctica, en contextos escolares y otras instituciones (como por ejemplo, museos), en los cuales se desarrollan procesos de enseñanza intencionados; en el caso de Experiencias Socioeducativas Situadas, en alguno de los tres espacios en los que se desarrollaron prácticas vinculadas a la extensión, la divulgación y la transferencia, la construcción de conocimiento público de la antropología.7 Para la realización de las prácticas en ambas materias es central la explicitación de la posición epistemológica, teórica y metodológica que permita construir un eje/problema (Achilli, 2017) articulador de los distintos elementos de la planificación de actividades realizadas para abordar la problemática construida por los estudiantes: la contextualización; los propósitos y metas; los objetivos, las actividades a desarrollar en el territorio y el diseño de estrategias para su posterior evaluación y sistematización.
Considerando la experiencia formativa que se fomenta en ambas materias, se decidió sumar estudiantes practicantes tanto a “UPM” como “ACAP en Filo”. Si bien ambos dispositivos tienen objetivos en común, presentar las ciencias antropológicas y su salida laboral y la vida cotidiana en “Filo”, se organizan de manera diferente y apuntan a distintos sujetos.
En este sentido, “Filo y Secundarios” -tanto en “UPM” como en “ACAP en Filo”- apunta a que les estudiantes de escuelas secundarias conozcan los quehaceres disciplinares participando de la vida universitaria para conocer la FFyL y decidir si es una opción posible de ser incluida en sus proyectos de futuro. En el caso de la carrera de Ciencias Antropológicas, ese hacer se ordenó alrededor del extrañamiento como lógica de construcción de conocimiento que orienta al quehacer antropológico.
En este apartado se presentan las actividades realizadas para el diseño y dictado de “UPM”, de las cuales participan estudiantes avanzades que cursan Didáctica Especial y Prácticas de la Enseñanza de la Antropología, y de “ACAP en Filo” junto a estudiantes que cursan la materia Experiencias Socioeducativas Situadas. Se sostiene que la participación en estas actividades permite una experiencia formativa para les jóvenes involucrades, en tanto aprenden conjuntamente el quehacer antropológico desde una actividad que les reúne y que les estudiantes universitaries dominan en mayor grado: nos referimos tanto a la vida universitaria como los conocimientos antropológicos en los que se fueron formando a la largo de la carrera.
Presentaremos algunas cuestiones relativas a la producción de conocimiento antropológico desde el enfoque histórico-etnográfico en el cual les estudiantes universitaries han sido formades, recuperando al extrañamiento como lógica de conocimiento. Luego analizaremos sus experiencias formativas en “UPM” y “ACAP en Filo”, y finalmente propondremos algunas consideraciones acerca del enfoque del aprendizaje de la práctica.
El enfoque histórico-etnográfico (Rockwell, 2009; Achilli, 2010) se propone construir conocimiento a partir de la retroalimentación entre teoría y trabajo de campo. Retomando a Geertz (1987), en las descripciones densas se desarrollan nuevas interpretaciones en torno a la realidad de los sujetos y abordando problemas teóricos en una trama particular. Estas descripciones analíticas permiten identificar lógicas que articulan realidades complejas y diversas (Achilli, 2010) reconstruyendo los modos en los que los sujetos experimentan “sus situaciones determinantes, dentro ‘del conjunto de relaciones sociales’ con una cultura y unas expectativas heredadas” (Thompson, 1984, p. 37).
Estas situaciones se estructuran a escala de la vida cotidiana entramando las prácticas, los deseos y las aspiraciones de los sujetos, en el marco de procesos que se les presentan naturalizados (Heller, 1972). Así, se analizan y conceptualizan situaciones y problemas que parecen pertenecer al mundo privado pero que, a su vez, son parte de problemáticas sociales que, abordadas teóricamente, constituyen un objeto de investigación (Bourdieu y Wacquant, 1995).
En este sentido, el extrañamiento implica un posicionamiento epistemológico que involucra una particular relación entre la teoría y la práctica característica de la construcción de conocimiento en la antropología contemporánea. El posicionamiento de le antropólogue en el proceso de investigación implica un doble ejercicio de desplazamiento: aproximación y distanciamiento. Mediante el primero, accede a la conciencia práctica que estructura relaciones sociales en las que no fue formade, y mediante el segundo, revisa su propia conciencia práctica; es decir, desnaturaliza los supuestos sobre el mundo en los que fue formade (Lins Ribeiro, 1999). Este doble movimiento está mediado por una explicitación y revisión de nuestros puntos de partida teóricos para la desnaturalización de las lógicas cotidianas (Achilli, 2010) en procesos de construcción de conocimientos con otres en los que nos familiarizamos con sus prácticas cotidianas y nos extrañamos de las propias.
A partir de este enfoque, la experiencia en “Filo y Secundarios” desde el Departamento de Ciencias Antropológicas invita a les estudiantes universitaries a una experiencia poco común en su formación: realizar trabajo de campo para producir un objeto de conocimiento antropológico que no es un texto escrito, sino el diseño de una planificación docente o un dispositivo de intervención construido en torno a una problemática social y puesto en práctica por elles mismes. Así, presentan por fuera del ámbito académico, aunque en la propia facultad, las principales discusiones y procesos de producción teórico-metodológicos de la disciplina, recuperando críticamente los contenidos estudiados en las materias iniciales, a la luz de una experiencia socioeducativa situada en la cual estarán en diálogo con jóvenes de escuela secundaria a quienes les presentarán cómo es la vida universitaria y el quehacer antropológico desde la práctica.
En su primera versión, en 2019,8 el curso fue dictado por una docente de la materia Didáctica Especial y Prácticas de la Enseñanza de la Antropología. A él asistían jóvenes que se encontraban terminando el secundario, a les cuales les interesó la propuesta de SEUBE, y dos estudiantes universitarias que, como parte de su formación en Didáctica Especial y Prácticas de la Enseñanza, observaron el dictado del curso para realizar allí sus prácticas docentes en el segundo cuatrimestre, bajo la supervisión de la docente que lo había dictado previamente.
Como ya dijimos, el curso tiene como objetivo acercar a les estudiantes a la “mirada antropológica” desde un ejercicio de “extrañamiento” en torno a su vida cotidiana. Durante la versión del curso dictado por la docente, les estudiantes cursaron en clases que estaban divididas en teóricos y en prácticos. Para cada encuentro, debían leer aproximadamente tres textos sobre los cuales se desarrollaba la clase que los aproximaban a las principales discusiones teórico-epistemológicas de la disciplina, y luego, a algunas herramientas teórico-metodológicas tanto de la orientación social como arqueológica. La primera hora, la docente exponía utilizando dos textos como apoyo para les estudiantes, en la segunda, se trabajaba alguna cuestión particular a partir de un trabajo práctico para el cual utilizaban el texto restante. Luego se ponía en común y se explicitaba la relación del trabajo práctico con la exposición de la primera hora, aludiendo a que era una forma habitual en la que se organizan las materias de la carrera.
En la primera clase, se trabajó sobre el surgimiento de la antropología y la transformación de su abordaje en torno a la alteridad y la cultura en el marco de distintas corrientes teóricas; en la segunda, se presentaron algunas discusiones teórico-metodológicas en torno a la etnografía; en la tercera, se realizó una visita guiada en el Museo Etnográfico para caracterizar las investigaciones arqueológicas; en la cuarta, se hizo una interpretación de registros realizados a partir de un ejercicio etnográfico realizado por les estudiantes. A partir de esta actividad, se invita a les estudiantes a ejercitar el extrañamiento en tanto posicionamiento epistemológico que atraviesa la construcción de conocimiento en la disciplina orientándolos a una reflexión práctica en torno a la otredad (Lins Ribeiro, 1999). Finalmente, en la quinta clase, se presentaron distintos aspectos sobre la vida universitaria y el quehacer profesional de la Antropología.9
Las estudiantes universitarias que cursaban Didáctica Especial y Prácticas de la Enseñanza de la Antropología intervenían haciendo acotaciones a la clase dictada por la docente e intercambiando con les estudiantes de secundario mientras realizaban las actividades propuestas. En los intersticios de las actividades en clases, les estudiantes de secundario continuaban con preguntas y comentarios respecto de cómo estudiar, cómo ordenar los tiempos para poder trabajar, estudiar y “seguir teniendo una vida”. Gran parte de estos intercambios identificaban similitudes y diferencias en relación con “ser estudiantes” en ambos niveles del sistema educativo, tanto respecto de las formas de estar en clase como fuera de ella. Comentaban distintos modos de evaluación, de trabajo con los textos, de “entrar y salir del aula sin pedir permiso”, haciendo alusión a la mayor “autonomía” de les estudiantes universitaries. También en lo relativo a la salida laboral de la carrera.
Luego de las clases, las estudiantes de Didáctica comentaban con la docente sus impresiones respecto de estos intercambios reflexionando críticamente sobre sus propias experiencias universitarias y sus proyecciones como futuras profesionales. Así, mientras planificaban sus clases, sostenían que la carrera tenía una predominancia de clases teóricas y pocas experiencias prácticas acompañadas del quehacer antropológico, tal como estaba sucediendo en la experiencia que realizaban. Se planteaban a su vez la dificultad de hacerlo en pocas clases. En relación con esto, tomaron la decisión de eliminar la separación de teóricos y prácticos y comenzar todas las clases a partir de un ejercicio de interpretación desde alguna problemática informada teóricamente a partir de algún recurso didáctico (videos, memes, noticias, fragmentos de etnografías), que permitieran derivar de allí la presentación teórica.
Respecto de la vida universitaria, decidieron hacer una actividad introductoria a partir de recursos ligados a su experiencia como estudiantes de la facultad. Las estudiantes universitarias buscaban distintas formas y oportunidades de transmitir, no solo los contenidos disciplinares, sino su experiencia como estudiantes en “Filo”. Entre los más relevantes, varios memes y posteos de Instagram realizados por estudiantes sobre las vicisitudes y características de la carrera de Antropología en “Puán”, otra de las formas en las que la FFyL es mencionada por quienes forman parte de la institución. Cuando estudiantes militantes ingresaban a las aulas en las que se dictaba “UPM” para informar sobre alguna actividad y presentaban distintas coyunturas políticas que afectaban directa o indirectamente a la vida universitaria, explicaban esta práctica habitual y agregaban información.
En este sentido, las estudiantes realizaron una revisión profunda de su experiencia formativa revisando distintos contenidos y prácticas de enseñanza y aprendizaje, de sociabilidad, participación política y otras prácticas de construcción de conocimiento entre pares que conforman su experiencia formativa en la facultad; tuvieron que posicionarse y discutir entre ellas cómo integrar, o no, sus experiencias en un relato, decidir qué transmitir sobre ello y cómo. Es decir, asumieron un posicionamiento en torno a qué antropología pretendían presentar en el curso y a qué dimensiones y características de su experiencia formativa como estudiantes era necesario transmitir para presentar la Antropología aprendida en “Filo”, para lo cual tuvieron que “extrañarse” respecto de su propia experiencia formativa.
En cuanto a les estudiantes de secundario, en ambas ediciones del curso señalaron como cuestiones fundamentales para poder tomar una decisión el hecho de hacerse una idea de cuánto tiempo les llevaría cursar y leer para una materia, cuánto tiempo y dinero les llevaría viajar desde sus domicilios, cuánto dinero y tiempo les llevaría hacerse de los materiales, cuánto les costaría comprender la bibliografía y cuánto les interesaban los temas trabajados y las posibilidades laborales de la carrera (Hirsch, 2021). También mostraron un profundo interés en los contenidos dictados, proponían nuevos contenidos para clases siguientes, solicitaban que se les enviaran textos sobre temas de interés particular, hacían preguntas sobre antropología que no estaban contempladas en las clases. La cursada, a su vez, les permitió experimentar otras aristas de “Filo”: las clases eran interrumpidas por militantes, por niños y niñas que venden almanaques y piden dinero en las aulas de la facultad, presenciaron asambleas en el patio y la feria de economía popular, conocieron cómo serían sus profesores, cómo funciona la biblioteca, entre otras actividades. Estas situaciones fueron altamente valoradas por les estudiantes, dado que les permitieron aproximarse a cómo sería su rutina en el caso de decidirse a seguir las carreras que se dictan en la facultad y extrañarse de sus prácticas de estudiantes de secundaria.
En el año 2023 se realizan por primera vez las “ACAP en Filo”. Ese mismo año comienza a dictarse la materia Experiencias Socioeducativas Situadas, y como parte de la articulación entre el departamento y la SEUBE, se decide ofrecer el espacio de las ACAP para la realización de las prácticas de extensión que conlleva el cursado de la asignatura. Esta experiencia consiste en diseñar una estrategia de extensión que permita a les estudiantes de escuelas secundarias vivenciar el saber hacer práctico propio del campo disciplinar de la antropología.
El diseño de las actividades para las ACAP fue desarrollado junto con les estudiantes universitarios desde la perspectiva de los talleres participativos (Achilli, 1997; Gómez, Hirsch y Neufeld, 2018; Batallán, Dente y Ritta, 2022). Estos talleres favorecen la interrogación y facilitan la construcción conjunta de nuevas prácticas por parte de los propios sujetos a partir del encuentro y los aportes de quienes transitan esos espacios. La coordinación del taller busca promover la construcción activa y colectiva de conocimientos por parte de quienes asisten, teniendo como principal objetivo la expresión de opiniones, dudas y certezas, en este caso, respecto de qué es la vida universitaria y qué es la antropología, cuáles son sus aportes a la sociedad y los usos sociales de los conocimientos disciplinares que construye, especialmente a partir de los distintos quehaceres puestos en juego en prácticas profesionales de distinto orden (prácticas de investigación, docencia, gestión, consultorías, estudios de impacto y actividades en el sector privado).
Para poder realizar la planificación de la actividad, les estudiantes universitaries hicieron previamente un trabajo de campo aproximativo. En ese marco, revisaron los documentos para las ACAP y los diseños curriculares de antropología presentados por el GCBA para anticipar posibles contenidos que vinculan la escuela secundaria con la universidad y posibles formas de abordarlos. También buscaron datos estadísticos sobre las carreras de humanidades y sociales y el ingreso a la carrera de Antropología, tanto en la UBA como en otras universidades argentinas y de la región. Participaron de las reuniones de coordinación que el grupo Antropoqué lleva adelante con la SEUBE y el Departamento de Antropología para garantizar la implementación de las actividades de “Filo y Secundarios” y de los cursos de “UPM” que se dictaron durante el primer cuatrimestre del 2023. La participación en estos espacios buscaba que les estudiantes universitarios identificaran distintas lógicas de conocimiento involucradas en ese espacio y también problematizaran distintos sentidos sociales respecto del problema social en cuestión: el “pasaje” de la secundaria a la universidad, especialmente enfocados en la construcción de la carrera de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires como opción.
A partir de esta experiencia, les jóvenes universitaries consideraron que era fundamental que los talleres para las ACAP se dictaran en las aulas de “Bonifacio”, que cuentan con mayores recursos tecnológicos, dado que les estudiantes de secundaria recurrían a sus celulares constantemente para realizar los ejercicios requeridos. Esto tenía el fin de realizar actividades que permitieran un ida y vuelta con les estudiantes de secundario a partir de un lenguaje que les resultara familiar y les permitiera poder expresarse con comodidad (ver Winocur, 2009; Gómez Cruz, 2022).
Este taller, al igual que las clases de “UPM”, tuvo como eje articulador al extrañamiento como posicionamiento epistemológico para la construcción de conocimiento antropológico. Durante las primeras dos horas, mediante distintos recursos didácticos (Kahoot, Mentimeter, videos), se recuperaron los saberes previos de les estudiantes (todes elles tuvieron Antropología Cultural en cuarto año, como dicta el diseño curricular de GCBA para la orientación en Ciencias Sociales). Durante los nueve talleres dictados entre 2023-2024, les estudiantes se enfocaron en las categorías de cultura, identidad, otredad, alteridad y trabajo de campo. Luego a partir de un video, se profundizan estos conceptos recuperando esos saberes previos.
(Fuente: Captura de pantalla propia; Fecha: 05/2024)
En la segunda mitad de la clase, se les propuso a les estudiantes de escuelas secundarias hacer una aproximación al trabajo de campo para poner en práctica el extrañamiento. Previamente, se había realizado una reflexión sobre dimensiones a tener en cuenta en los registros. Se señaló que la vida cotidiana es una trama de relaciones históricas situadas en las que las acciones, ideas y sentimientos de los sujetos se constituyen en el motor de la historia (Heller, 1972). Se les propuso que registraran durante treinta minutos materialidades, sujetos y relaciones que les permitiera reconstruir “cómo es la vida cotidiana en la facultad” y “qué es ser un estudiante en la FFyL” para poder comparar este registro con sus supuestos de partida, identificados desde sus prácticas de estudiantes secundarios (recordemos que en cada taller les estudiantes secundarios provenían de seis escuelas distintas). Para hacer el ejercicio se dividió a les participantes en grupos, cada uno de ellos acompañado por une estudiante universitarie. Si bien algunes de les estudiantes de Experiencias Socioeducativas Situadas se animaron a coordinar las actividades de la primera parte del taller, las cuales tenían características expositivas (aunque dialogadas) más ligadas a prácticas docentes, la mayoría prefirió realizar tareas de coordinación de los grupos de trabajo de campo o asumir tareas de acompañamiento a les jóvenes graduades del grupo “Antropoqué”, que también participaban de la experiencia de “ACAP en Filo”.
Luego, a partir de la puesta en común de lo registrado por los grupos (uno de ellos registra la cursada de una materia de grado de la carrera de Ciencias Antropológicas; otro, a una materia del CBC; otro, lo que sucede en el patio; y otro, lo que sucede en la biblioteca), hicieron una “descripción densa” colectiva sobre “la vida cotidiana en Filo” y “ser estudiante en FFyL” contrastando lo observado con los supuestos identificados previamente. Finalmente, se discutió la idea de extrañamiento y se presentaron los distintos ámbitos laborales donde ejercer prácticas docentes, de investigación y gestión, tanto en espacios públicos como privados.
Al realizar la puesta en común de lo registrado por les participantes de las ACAP con los jóvenes universitarios que habían diseñado las actividades de extensión, emergieron diferentes puntos de vista. Respecto de la práctica política y su expresión en cartelería en la facultad, la mayor parte de les jóvenes de escuelas secundarias valoraron las aulas sin carteles de “Bonifacio”, “sin contaminación visual”, mientras que les jóvenes universitaries las consideraron “desalmadas”, aludiendo a que al ser “puaners” no podían “ver aulas sin carteles” y la importancia de “expresión de distintas líneas políticas”. Les jóvenes de escuelas secundarias se sorprendieron de que “se habla de las materias” en “el pino” (forma de aludir al patio de la facultad), de que la relación entre les profesores y les estudiantes en las clases es “muy cercana y afectuosa” (a diferencia de lo que creían respecto a que en la Universidad “nadie sabe quién sos”). De la cantidad de apuntes que se compran en el Centro de Estudiantes se sorprendieron todes les jóvenes, tanto les universitaries como les secundaries, aludiendo a que creían que se leía “digital” en mayor medida.
Luego de la experiencia realizada en los talleres, les estudiantes que cursaban Experiencias Educativas Situadas como parte de su formación en la materia compararon las observaciones de “UPM” con sus prácticas de extensión en “ACAP en Filo” para elaborar un Proyecto UBANEX orientado a construir a la carrera de Antropología como opción en los proyectos de vida de les jóvenes. Entre las principales diferencias notaron que, al orientarse a jóvenes en general y no a estudiantes que contemplan estudiar Antropología, como en “UPM”, las preocupaciones y preguntas de les jóvenes de las escuelas secundarias estaban orientadas a la vida universitaria más que a la Antropología en sí.10 En ese sentido, pudieron observar cómo dos actividades diseñadas en función del “pasaje” de la secundaria a la universidad como problema social adquirían formatos distintos en diálogo con jóvenes que inicialmente parecían ser un grupo homogéneo (jóvenes que terminan la secundaria) pero que no lo eran, dado que en “UPM” venían por su interés propio y en “ACAP” venían con la escuela; que a “UPM” venían de escuelas del conurbano y a “ACAP” no; que en “UPM”, muches no habían tenido Antropología en sus escuelas y en “ACAP” todes habían tenido, entre otras cuestiones.
Estas reflexiones fueron retomadas por les estudiantes universitaries en la contextualización y en el diseño de un problema social a partir del cual armar el proyecto UBANEX. Plantearon que los talleres aún le otorgan un lugar central a la presentación teórica de la antropología en pos del tiempo dedicado a la actividad de trabajo de campo. En ese sentido, se construyeron nuevas planificaciones que buscan invertir este foco, tanto para nuevas ediciones de “UPM” como de “ACAP en Filo”. Allí se recuperó la importancia que tiene el extrañamiento como posicionamiento epistemológico para la construcción de conocimiento con les otres.
Las experiencias realizadas en el marco de “Filo y Secundario” pusieron en relación prácticas de investigación, docencia y extensión para el abordaje del “pasaje” de la secundaria a la universidad. A partir de la relación entre teoría y práctica implicadas en el quehacer antropológico, se pusieron en juego, en la experiencia formativa -especialmente de les jóvenes universitaries-, algunas características que la construcción de conocimiento en el campo de la antropología conllevan: la preocupación por desnaturalizar las relaciones sociales a partir del extrañamiento en torno a la propia práctica (Lins Riberio, 1999); la reflexión y explicitación en torno a posicionamientos políticos, epistémicos y teóricos para la construcción de datos (Neufeld y Wallace, 1998); la relación entre teoría y trabajo de campo en la documentación de las materialidades, las temporalidades, los sujetos y sus prácticas a escala de la vida cotidiana (Rockwell, 2009; Achilli, 2010). Su carácter dialógico como estrategia para la construcción y articulación de puntos de vista (Quirós, 2021), que permiten sostener y negociar con otros actores la propia posición, objetivos e intereses respecto de la problemática social abordada en el marco de procesos de investigación, extensión y docencia (Hirsch, Ruggiero y Rúa, 2015; Lischetti y Petz, 2021).
El objetivo de enfatizar el conocer desde la experiencia de la vida cotidiana de les estudiantes pretende fomentar una construcción de conocimientos dialógica y situada, ya que el carácter heterogéneo y multifocal de la actividad situada muestra cómo “personas contribuyendo a constituir una situación saben cosas diferentes y hablan con intereses y experiencias diferentes desde lugares sociales diferentes” (Lave, 2001, p. 27). Al respecto, Jean Lave y Etienne Wenger (2007) propusieron una relación dialéctica y constructiva en la cual las personas son las que construyen el ambiente mediante su participación central o periférica según el dominio de la actividad en curso, pero al mismo tiempo es el ambiente el que genera las actividades que les reúnen. De esta forma, aun el conocimiento más abstracto -como el referido a qué es la antropología- se aprende de manera situada mediante la participación en la actividad.
A su vez, según estos autores, la participación no solo da cuenta del hacer, sino que también establece la pertenencia a un grupo al generar relaciones entre los sujetos involucrados en la actividad. Así, la experiencia social se produce a través de la intervención activa en comunidades de práctica, donde “interviene toda nuestra persona, incluyendo cuerpo, mente, emociones y relaciones sociales” (Wenger, 2017, p. 80), y que se expresa al hacer, hablar, pensar, sentir y pertenecer.
Entendemos entonces, que es en las prácticas y en las experiencias compartidas en “ACAP en Filo” y en “UPM” donde se construye conocimiento en y sobre “Filo”. Así, les jóvenes estudiantes de escuelas secundarias y les jóvenes universitaries pudieron reflexionar conjuntamente en torno al sentido práctico (Bourdieu, 2007) implicado en sus prácticas estudiantiles. En cuanto a la experiencia de jóvenes de escuelas secundarias, muches de elles plantearon que previamente a participar de “Filo y Secundarios” -tanto en “UPM” como en “ACAP en Filo”- pensaban que la universidad era un contexto en el cual no se sentirían cómodes o para el cual no estaban capacitades por ser las discusiones, bibliografías y conocimientos con los que allí se trabajaría incomprensibles para elles, cuestión que, luego de la experiencia, reformularon. Por su parte, les jóvenes universitaries realizaron una revisión crítica de su experiencia formativa y de sus futuras prácticas profesionales. En este sentido, entendemos que, si bien “ACAP en Filo” se propuso como una experiencia de aproximación de la escuela secundaria a la universidad, en la experiencia formativa de estudiantes universitarios es una aproximación a la escuela secundaria en tanto en su implementación se ponen en juego prácticas de investigación, docencia y extensión que les permiten al mismo tiempo revisitar sus trayectorias estudiantiles en distintos niveles y prefigurar y analizar prácticas profesionalizantes en ese espacio.
En este artículo se analizó la experiencia formativa de las jóvenes generaciones involucradas en “Filo y Secundario” (estudiantes de secundaria y de universidad) recuperando la centralidad del extrañamiento como lógica implicada en la construcción de conocimientos antropológicos, especialmente para experimentar el “pasaje” de la escuela secundaria a la universidad. En ese sentido, se planteó la importancia de desarmar expectativas y supuestos respecto de la vida universitaria construidos por fuera de las experiencias propias de les jóvenes y desarrollar estrategias ancladas en el hacer para conocer y en el conocer para decir.
La descripción y el análisis respecto de lo trabajado en los apartados anteriores permiten destacar que la reflexión en torno a la teoría y la práctica es un elemento central en el quehacer de les antropólogues y, por lo tanto, también para su formación. Les jóvenes universitaries que realizaron su experiencia formativa en este marco se acercaron a la antropología desde un hacer con otres situado, revisaron críticamente su trayectoria formativa y pudieron proyectarse a futuro en el marco de este diálogo. La formación en estos espacios de relación con les jóvenes de escuelas secundarias son un antecedente en su futura vida profesional que les permite formalizar la mirada integral de investigación, docencia y extensión en donde pudieron construir datos e hipótesis relativos a la transición entre la secundaria y la universidad, realizar prácticas de enseñanza de la disciplina y construir y analizar distintos dispositivos de extensión.
Les estudiantes secundarios también se aproximaron desde la práctica a la “mirada antropológica”. Se construyó, para presentar a las ciencias antropológicas a les jóvenes de la escuela secundaria, al extrañamiento en torno a las experiencias estudiantiles como eje que permite a la vez deconstruir supuestos sobre el “pasaje” y presentar, a partir de la práctica que supone esta desnaturalización, algunas discusiones centrales para las ciencias antropológicas (la relación nosotros-otros, el concepto de cultura y las particularidades del trabajo de campo). Al mismo tiempo, les jóvenes pudieron reflexionar sobre la transición de la secundaria a la universidad estableciendo continuidades y rupturas en torno a la vida estudiantil en ambos niveles educativos. Así, pudieron realizar un ejercicio etnográfico: extrañarse de sus experiencias estudiantiles en sus escuelas (en relación con las experiencias de otres jóvenes de secundarios) y de los supuestos en torno a la universidad.
En este sentido, propiciar experiencias de diálogo entre jóvenes generaciones en torno a la antropología permite simultáneamente repensar las propias prácticas académicas a la par que acercar a les estudiantes de quinto año de escuelas secundarias al mundo universitario. Así, a partir de las actividades realizadas, les jóvenes de ambos niveles educativos participaron de un proceso de construcción de conocimiento en torno a la antropología a partir de las experiencias compartidas, es decir, de un “hacer común” (Rúa, 2023, 2024) que conlleva participar del proceso de producción de conocimientos que conforman una comunidad (Lave, 2001), en este caso, la comunidad antropológica de “Filo”.
Al equipo “Antropoqué”, integrado por Florencia Guastavino, Julieta Ferreiro, Lucila Pequeño, Francisco Castillo Marin, Maximiliano Gebert, Renata Calissano, Antonio Doval, Emilia Gonzáles Prieto, Ramiro de Uribe, Felipe Melicchio, Sofía García y Ramiro Crosio. También a colegas con quienes mantuve conversaciones respecto de esta experiencia: Josefina Martínez, Guadalupe Hindi, Ivanna Petz y Maximiliano Rúa
Aisenson, D. (2008). El sentido del estudio y el trabajo para los jóvenes que finalizan la escuela de nivel medio. Un análisis desde la perspectiva de la psicología de la orientación. En Anuario de Investigación, Volumen XV (pp. 71-80). Buenos Aires: Facultad de Psicología - UBA. Secretaría de Investigación.
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[1] Además de las presentadas en este artículo, se realizan jornadas de orientación vocacional, visitas guiadas, presentaciones en ferias de difusión de carreras, entre otras actividades (ver Hirsch, 2021b).
[2] Las carreras que se dictan en la facultad son licenciaturas y profesorados (con distintas orientaciones) en Artes, Bibliotecología y Ciencias de la Información, Ciencias Antropológicas, Ciencias de la Educación, Edición, Filosofía, Geografía, Letras e Historia.
[3] Me refiero a mi experiencia como docente en la materia “Trabajo y Ciudadanía” en una escuela media, a mi experiencia en trabajos de extensión en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires y en la implementación de un “Envión comunitario” en distintos barrios populares del Conurbano Bonaerense y la CABA (Hirsch, 2020b) y a un trabajo de investigación y extensión realizado en Traslasierra, Córdoba financiado por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica y radicado en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) (Cragnolino et al., 2023).
[4] Según el programa diseñado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA), cada estudiante debe realizar obligatoriamente 80 horas de prácticas en distintas instituciones oferentes antes de culminar sus estudios secundarios. En “ACAP en Filo” realizan solo 20 de esas 80 horas.
[5] UBANEX es un programa de subsidios de la Universidad de Buenos Aires para proyectos de extensión universitaria.
[6] Desde el año 2008 (resolución Nº 3920/08 del CD de la FFyL), el CIDAC, dependiente de la Secretaría de Extensión y Bienestar Estudiantil, funciona este centro en el que se radican actividades de extensión universitaria de la FFyL.
[7] Al respecto, ver Rúa y Salerno (2021).
[8] En 2019, el curso se dictó de forma presencial durante tres oportunidades. Entre 2020 y 2022, en el marco de la modificación de las actividades de la facultad por el COVID, se dictó en forma virtual una vez por cuatrimestre. Si bien se mantuvieron los contenidos y las posibilidades de les estudiantes de Didáctica de realizar sus prácticas docentes allí, variaron sustancialmente las características de las clases, los recursos utilizados y la composición del curso (cursaban estudiantes de edades diversas y de distintas provincias de Argentina y otros países latinoamericanos), por lo que no tomaremos esas experiencias aquí. Durante 2023, el curso volvió a su versión presencial.
[9] Para más detalles del trabajo con los contenidos, ver Hirsch (2021).
[10] En ese sentido, recuperaron uno de los comentarios realizados por uno de los estudiantes de secundario, quien manifestó: “yo no creo que vaya a estudiar acá. Pero esta semana de trabajo me gustó mucho... me sirvió para la vida. Aprendí muchas cosas en los distintos talleres que no sabía, por ejemplo, cómo se hacía trabajo de campo en antropología, cómo se puede mirar las cosas que conocemos de otra manera. Son cosas que les puedo contar a mis amigos, que quizás si estén interesados, o a mi familia… Además, aprendí un montón de otras cosas… cómo ser universitarios, cómo funciona una facultad y a dónde tengo que ir según que necesito hacer si voy a una universidad…”. Aunque hacia el final del taller esto parecía transformarse y surgían preguntas respecto del “carácter de verdad de las interpretaciones” que se podían hacer de un registro, en torno a “qué intenciones políticas guían las interpretaciones”, “cómo recortar la realidad”, “cómo registrarlo todo”, “cómo darse cuenta de en relación a qué nos sentimos extraños”.