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La sexualidad – seguido del discurso de la sexualidad: Cursos en Clermont-Ferrand (1964) y Vincennes (1969)

Michel Foucault - Claude-Oliver Doron (Ed). (2020).
Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 522 páginas.

Daniel Alberto Sicerone

Instituto de Investigaciones de Estudios de Género- Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

La publicación de los cursos que Foucault dictara en la Universidad de Clermont-Ferrand (1964) y en Vincennes (1969) representan una producción teórica de articulación entre los trabajos de carácter anti-humanista, como La arquelogía de las ciencias humanas, y el libro que inaugura los cuatro tomos de historia de la sexualidad. La publicación de estos cursos que dictara el filósofo galo ha estado bajo la responsabilidad del investigador francés Claude-Oliver Doron, prologado por el Doctor en Filosofía Edgardo Castro. Se podría ubicar a dichos cursos como un preludio de la preocupación de Foucault a mediados de los años setentas: la relación entre el poder y las formas de veridicción, en cuanto la sexualidad es el producto de un determinado régimen de verdad que tiene su génesis en la Modernidad con la emergencia del dispositivo de la sexualidad.

El primer curso, La sexualidad, está compuesto por cinco lecciones, que comienzan por una explicitación epistemológica de la sexualidad, centrándose en su problematización, y una ampliación de dicha problemática hacía la biología, psicología, psicopatología, psicoanálisis, perversiones, y normalidad. Hay en este curso una preocupación por parte del autor en indagar la cultura, abordando temáticas como las de patriarcado, la monogamia, las diferencias entre hombres y mujeres, así como el estatuto de disciplinas que ponen el foco sobre la sexualidad, como es el caso del psicoanálisis, en especial cuando Foucault remite a la cuestión de cómo el hombre se ha convertido en la Modernidad un sujeto de conocimiento a partir de su sujeción a la sexualidad. Parafraseando a Claude-Oliver Doron, Foucault está buscando realizar una arqueología de la sexualidad. El filósofo nacido en Poitiers indaga la cultura desde dos perspectivas diferentes, una sincrónica y otra diacrónica. En cuanto a la sincrónica se puede afirmar que es allí donde indagar la cultura occidental moderna como propiamente patriarcal y monogámica, abriendo la pregunta de si esta caracterización representa una formulación próxima a las investigaciones de corte feminista. Entiende que la constitución de la familia se ha basado en el despliegue de una célula básica reproductiva con el fin de organizar el matrimonio, la descendencia, distribución de bienes, etc. De acuerdo con la perspectiva diacrónica va a considerar que nuestra cultura se inscribe dentro de un registro judeo-cristiano, recuperando las discusiones acerca de las jerarquías entre los sexos expresadas en el dualismo ontológico, como también de la irrupción de los relatos utopistas y la emergencia del código civil como regulador de las conductas.

En la lección segunda se aborda el conocimiento científico de la sexualidad (scientia sexualis) basada en la dispersión de disciplinas que hicieron eco sobre las diferencias entre hombres y mujeres, visibilizando cómo diferentes disciplinas hacen referencia a la sexualidad, ya sea desde la psicofisiología, la psicopatología y la psicosociología. Allí explora las diversas definiciones de la noción de sexo, especialmente la de sexo genético y la genital. En la tercera lección su objeto de estudio es el comportamiento sexual, que se constituye a partir de las desviaciones, entendiendo a la normalidad sexual a partir de una finalidad biológica y otra referida a la norma social. Foucault se permite una digresión sobre la sexualidad animal para demostrar que el conocimiento científico de la sexualidad habría recurrido a ella como forma de inferir las características de la sexualidad humana.

En la lección cuarta continúa las consecuencias de las hipótesis sobre el comportamiento sexual normal que habría constituido el conocimiento científico sobre la sexualidad, prestando mayor atención a las perversiones en su análisis sobre la epistemología de la sexualidad. Es aquí donde desarrolla uno de los aspectos que luego abordará en su texto Los anormales, preocupándose por cómo las perversiones irrumpieron en el discurso médico sobre la sexualidad. Es por ello que insiste en analizar la formación histórica del discurso científico de la perversión, destacando que hasta el siglo XVIII las perversiones no estaban singularizadas, mientras que posteriormente, con el desmoronamiento de ciertas prácticas de internación, se pasará a comprender las perversiones dentro de la fragilidad de las fronteras biológicas. En la lección quinta aborda el problema de la sexualidad infantil, reconociéndola como un sistema de dificultades. En dicha lección se recorre un análisis histórico del significado de la infancia como así también de las indagaciones freudianas sobre la infancia.

El segundo curso fue dictado en el año 1969 en la Universidad de Vincennes, un centro experimental formado a partir de las protestas de mayo del 68, donde Foucault ocupaba una cátedra de filosofía. Este curso llevó por nombre El discurso de la sexualidad, dividiéndose en siete lecciones, con el añadido de un apéndice. La pregunta que guiará este segundo curso versa sobre los modos en que la sexualidad se ha constituido a partir de múltiples discursos, ya sea económico, jurídico, biológico, etc. Foucault sostendrá que el discurso de la sexualidad emerge en el siglo XVIII como naturalización a partir de la codificación jurídica y la práctica moral. A diferencia del primer curso, el filósofo galo trabajará sobre las formas de epistemologización de la sexualidad desde el diálogo con la ciencia, la ideología, la liberación sexual y las utopías.

La lección primera versa sobre el discurso de la sexualidad, afirmando que es el discurso el lugar o tópos del surgimiento del deseo. Define a la ciencia de la sexualidad en relación a los discursos que la enuncian, adelantando la tesis que trabajará en el primer tomo de Historia de la sexualidad: la sexualidad como correlato del discurso. La lección aborda las formas de epistemologización de la sexualidad, y las refiere a cinco grupos de estudios: las transformaciones de la experiencia de la sexualidad a fines del siglo XVIII; la epistemologización de la sexualidad en sí; el descubrimiento de la etiología sexual de las neurosis en Freud; la sexualidad como referencia del discurso literario y el tema de la liberación sexual. Esta división es la que le permite maquetar las siguientes lecciones, comenzando con las mutaciones del siglo XVIII, mientras que en su segunda lección aborda el surgimiento de los dispositivos biopolíticos, a partir de la problematización de la distribución y el consumo, la presencia de los estudios demográficos y de crecimiento económico, con las discusiones de época acerca del maltusianismo, las nuevas formas de producción y el conflicto entre la burguesía y el feudalismo.

La lección tercera refiere en su título al discurso de la sexualidad; allí explora la codificación ideológica primaria del proceso económico como análoga a las tesis sobre hegemonía de Gramsci, así como los efectos ideológicos especificados y el funcionamiento ideológico secundario. Foucault aclara que estos tres procesos no deben ser confundidos, diferenciándose de la noción de ideología de Althusser, ya que para Foucault ella se juega en el orden de una práctica social. La lección cuarta aborda las formas jurídicas del matrimonio hasta el código civil, reconociendo que el matrimonio siempre se encuentra regulado, realizando una pequeña genealogía del mismo desde el matrimonio cristiano del siglo IX y X hasta la sociedad burguesa, donde intervino el código civil como marco regulatorio.

La lección quinta hace foco en la epistemologización de la sexualidad, estudiándola a partir de las prácticas discursivas, mediante la pregunta de cómo la sexualidad llegó a ser objeto de dichas prácticas. En tales lecciones vuelve sobre el problema de la locura, encontrando algunos paralelismos con respecto a la sexualidad, y reconociendo que esta última más allá de responder a un dominio fijo de referencias, termina por estallar en una heterogeneidad discursiva. La lección sexta versa sobre la biología de la sexualidad, problematiza el fenómeno del hermafroditismo en relación a las esencias fijas, y reconoce una mutación en dicha perspectiva biológica, ya que será a fines del siglo XIX donde se sostendrá que la sexualidad no es el producto del desarrollo de la individualidad, sino que ella se construye en las determinaciones sociales.

La lección séptima aborda la cuestión de la utopía sexual, y retoma el concepto de heterotopias como aquel lugar donde las reglas no son concordantes con aquellas que rigen la conducta. Foucault recupera una lectura de la sexualidad sumamente interesante, ubicándola en la relación espacio-temporal, por lo que estaría desarrollando una especie de condiciones trascendentales que explicarían el despliegue histórico de la sexualidad. Este sistema espacio-temporal de la sexualidad trae consigo una modificación de las prohibiciones (incesto - homosexualidad) y la definición del espacio de normatividad sexual. El punto más interesante de esta lección es la distinción entre las utopías transgresoras y las utopías integradoras, en tanto en las primeras es el deseo el que habilita las diferencias, mientras que para las utopías integradoras no hay soberanía como en las primeras, dejando de considerar al deseo como habilitante de las diferencias para que ese lugar quede ocupado por la complementariedad. Allí pasa revista de autores como Marcuse, Reich y Ussel como representantes de la hipótesis represiva acerca de la sexualidad, temática que posteriormente retomará en el primer tomo de Historia de la sexualidad para presentarlo como el paradigma frente al cual se va a oponer en relación al sentido productivo de la sexualidad.

El libro cierra con las observaciones de Claude-Oliver Doron, quien especifica la situación de los dos cursos sobre la sexualidad que dictó Foucault. Explícita el contexto, los autores visibles e invisibles con los que entabla un diálogo el filósofo galo, así como las problemáticas conceptuales que recorren ambos cursos. La publicación de los seminarios, con las extensas y detalladas referencias que el editor lleva a cabo, resultan ser un ejemplar más que necesario para todos aquellos investigadores de la sexualidad desde un enfoque foucaultiano, en tanto permiten ubicar que el trabajo del filósofo sobre la problemática se venía perfilando desde una década anterior a la aparición del primer tomo de Historia de la sexualidad, así como también ejemplifican la amplitud de discursos y saberes que Foucault habría estudiado para dar cuenta de un fenómeno como la sexualidad, que él mismo definiera como irreductible a nuestra cultura, asumiendo la personificación de una tragedia insuprimible.