ARTÍCULOS
La construcción de ciudadanía mundial en bibliotecas rurales. Una sistematización de dos experiencias en Colombia
Construction of global citizenship through rural libraries. A systematization of two experiences in Colombia
Recepción: 10 Febrero 2023
Aprobación: 11 Mayo 2023
Resumen: Aunque la relación entre bibliotecas y ciudadanía ha sido ampliamente estudiada, existe un vacío en la producción de conocimiento en torno al vínculo entre bibliotecas y ciudadanía mundial. Este artículo contribuye a superar dicha ausencia al presentar los resultados de una investigación que buscó comprender cómo dos bibliotecas rurales de Colombia, a través de sus prácticas de lectura, escritura y oralidad, aportan a la construcción de ciudadanía mundial. El estudio se apoyó en la sistematización de experiencias, modalidad investigativa que privilegia el diálogo y la construcción colectiva de saberes. Los resultados permitieron identificar la manera en que ambas bibliotecas construyen ciudadanía mundial, al promover sus tres pilares fundamentales: el respeto por la diversidad, la solidaridad y el sentido compartido de humanidad.
Palabras clave: Bibliotecas rurales, Ciudadanía mundial, Sistematización de experiencias, Colombia.
Abstract: Although the relationship between libraries and citizenship has been widely studied, there is a gap in the production of knowledge around the link between libraries and global citizenship. The present work contributes to bridge that gap by presenting the results of an investigation that sought to understand how two rural libraries in Colombia, through their reading, writing and orality practices, contribute to the construction of global citizenship. The study was based on a research approach that favors dialogue and the collective construction of knowledge. The results allowed to identify that both libraries build global citizenship by promoting its three fundamental pillars: respect for diversity, solidarity, and a shared sense of humanity.
Keywords: Rural Libraries, Global citizenship, Systematization of experiences, Colombia.
Introducción1
Las bibliotecas son dispositivos culturales que, a través de sus funciones sociales y en especial de sus prácticas de lectura, escritura y oralidad, entendidas como tecnologías de poder, aportan a la colonización o descolonización del ser y del saber, y por tanto al incremento o disminución de las desigualdades epistémicas y sociales. Si bien históricamente el modelo bibliotecario en América Latina se ha basado en marcos analíticos y de acción eurocéntricos/anglosajones y ha privilegiado la cultura escrita, eje transversal del proyecto de la modernidad sobre la cultura oral, existen múltiples experiencias bibliotecarias que se conciben desde otras lógicas y que están aportando a la construcción de otras ciudadanías (Duque, 2019; León Murcia, 2021; Mires Ortiz, 2017; Mires Ortiz, 2021).
Entre estas otras ciudadanías se encuentra la ciudadanía mundial, la cual adquiere vitalidad y relevancia dadas las particularidades del mundo actual. En los últimos años, la crisis ecológica, las actitudes xenofóbicas, los enfrentamientos bélicos (entre naciones o entre grupos armados al interior de una misma nación), las desigualdades y las violencias, entre otros, han puesto de manifiesto la necesidad de aunar esfuerzos en la búsqueda de la solidaridad mundial, la democracia, la construcción de paz y la protección del medio ambiente. Una de las vías posibles para lograr este propósito, promovida con especial fuerza en los últimos años por organizaciones internacionales como Oxfam y la Unesco, ha sido la Educación para la Ciudadanía Mundial (ECM). Esta estrategia educativa busca cultivar el respeto por la diversidad, la solidaridad y el sentido compartido de humanidad, a partir de la formación de ciudadanos que se comprometan con la construcción de un mundo más justo, pacífico y ambientalmente sostenible (Unesco, 2018).
Sin embargo, pese al aumento exponencial de reflexiones teóricas y académicas en torno a la ECM, prevalece una escasa producción de conocimiento sobre experiencias concretas de construcción de ciudadanía mundial, como se ha cuestionado en diversos análisis (Szakács-Behling, Riggan y Akar, 2020; De Poorter y Aguilar-Forero, 2020; Goren y Yemini, 2017; Hartung, 2017). Asimismo, aunque la relación entre bibliotecas y ciudadanía ha sido ampliamente estudiada (Meneses Tello, 2008; Betancur Betancur, 2007; Jaramillo, 2010; Giraldo Giraldo y Román Betancur, 2011; Duque, 2019), existe un vacío en la producción de conocimiento en torno al vínculo entre bibliotecas y ciudadanía mundial, o de manera más amplia entre ECM y espacios de educación no formal (Le Bourdon, 2018). Por esta razón, la pregunta de investigación que orientó el presente estudio fue la siguiente: ¿Cómo construir Ciudadanía Mundial desde las prácticas de lectura, escritura y oralidad de dos bibliotecas rurales de Colombia?
Con este interrogante como horizonte, durante el segundo semestre de 2022 se puso en marcha un proceso de investigación que buscó sistematizar las prácticas de lectura, escritura y oralidad de la Biblioteca de la Creatividad, ubicada en el sector rural de Ciudad Bolívar (una de las 20 localidades en las que se divide la ciudad de Bogotá), y de la Biblioteca Pública La Casa del Pueblo, ubicada en la vereda de Guanacas del municipio de Inzá (en el departamento del Cauca al suroccidente de Colombia). El objetivo fue identificar los posibles aportes de estas dos bibliotecas a la construcción de ciudadanía mundial. Para ello, se trazaron cuatro objetivos específicos: el primero, se propuso visibilizar las trayectorias de las dos experiencias bibliotecarias; el segundo buscó identificar las características de las prácticas de lectura, escritura y oralidad que pueden construir ciudadanía mundial desde ambas bibliotecas. El tercer objetivo, pretendió establecer las coincidencias y particularidades entre sus prácticas de lectura, escritura y oralidad; y el cuarto, analizar las oportunidades y desafíos que enfrentan las dos experiencias bibliotecarias para construir ciudadanía mundial a través de sus prácticas de lectura, escritura y oralidad.
Cabe destacar que, aunque ambas bibliotecas están ubicadas en zonas rurales, se trata de áreas muy distintas entre sí y, por tanto, los problemas que enfrentan son también diferentes. La Biblioteca de la Creatividad, si bien se encuentra en una zona rural de Bogotá, enfrenta problemáticas sobre todo de tipo urbano, caracterizadas por la llegada de población desplazada por el conflicto armado colombiano y por altos índices de pobreza y estigmatización social. Entre los problemas del territorio más reconocidos por los usuarios de la biblioteca se encuentra el consumo de sustancias psicoactivas y el mal manejo de las basuras. Por su parte, la Biblioteca La Casa del Pueblo que forma parte del municipio de Inzá, Cauca, ha sufrido durante varias décadas las consecuencias del conflicto armado y aunque hoy en día este no sea tan fuerte allí como alguna vez lo fue, aún queda el rezago de aquella época. Sin embargo, las problemáticas en las que de alguna forma se ven inmersos los usuarios de la biblioteca obedecen a conflictos locales entre comunidades indígenas y campesinas relacionados con la propiedad de la tierra y con violencias o discriminaciones mutuas que han dejado heridas transmitidas de generación en generación.
Bibliotecas y ciudadanía mundial: un vínculo por explorar
Como escenarios de educación no formal, las bibliotecas son un lugar estratégico para pensar y promover las relaciones entre ciudadanía y lectura-alfabetización, como una complicada red de procesos y contextos culturales a un nivel local y global. La educación no formal que tiene lugar en las bibliotecas, propicia modelos de organización de los aprendizajes diferentes a los procesos escolarizados, en los que se revitalizan las posibilidades de intercambiar experiencias y de producir conocimientos (Jaramillo, 2010; Quiroz Posada y Jaramillo, 2009). Además, conjuga aquellas experiencias formativas en escenarios no escolarizados que albergan acciones diversificadas y plurales, mediante las cuales se puede contribuir a la educación para la ciudadanía mundial (Cabalé Miranda y Rodríguez Pérez de Agreda, 2017; Marúm-Espinosa y Reynoso-Cantú, 2014).
En este sentido, no cabe duda de que las distintas ideas y propuestas para el fomento y la animación de la lectura, la escritura y la oralidad desde las bibliotecas están direccionadas y modeladas específicamente por concepciones sobre la ciudadanía y, asimismo, por discursos políticos (Colom, 1998). Ello se evidencia en los enfoques tradicionales en los que las relaciones entre lectura y ciudadanía, en el marco de ciudadanías republicanas, contribuyen al proyecto desarrollista de la modernidad al asumir que los objetivos principales de las acciones del Estado para incentivar la lectura son promover el desarrollo económico y la estabilidad política (Blaug, 1966). Además, esto se manifiesta en otros enfoques que asumen la lectura y la alfabetización como espacios de acción y construcción de ciudadanías alternativas y contestatarias que subvierten las relaciones de poder instituidas (Freire, 1989).
De esta forma, se puede afirmar que las prácticas de lectura, escritura y oralidad que se promueven desde las bibliotecas son prácticas del orden sociocultural a través de las cuales ciertas intencionalidades políticas y educativas se concretan, por medio de discursos que se vinculan, inevitablemente, con la formación ciudadana (Álvarez, 2005). De hecho, la idea de que las bibliotecas públicas son una base fundamental de sociedades y ciudadanías democráticas está firmemente arraigada en la cultura occidental (Rivano Eckerdal, 2017, 2018) y, como consecuencia, la relación entre ciudadanía y bibliotecas está incluida en los valores profesionales de la biblioteconomía (Smith, 2013) y deviene en un principio importante para muchos documentos de políticas de lectura a nivel mundial (Rivano Eckerdal, 2017). En Colombia, por ejemplo, la política pública en torno a la lectura, la escritura, la oralidad y las bibliotecas escolares, plantea que estas prácticas socioculturales deben contribuir al desarrollo y a la formación de una ciudadanía integral (DNP, 2021).
Pese a que la biblioteca, como usualmente es representada, se asocia al lugar físico que ofrece servicios bibliotecarios en torno a la lectura y la escritura, los alcances de esta van más allá, en tanto se consolida como lugar que promueve la participación, la reconciliación, la mediación de conflictos y la construcción de ciudadanía. Sobre esto, Giraldo Giraldo, Román Betancur y Quiroz Posada (2009) y Giraldo Giraldo y Román Betancur (2011) aseguran que la biblioteca pública es un escenario que promueve el aprendizaje ciudadano, pues además de disponer de un conjunto de recursos relacionados con el acceso a la información, también fomenta el desarrollo de ideas, imágenes, sentidos y significados del ser humano y del mundo social. A su vez, las bibliotecas pueden ser uno de los escenarios en donde se cultivan los procesos de participación en torno al desarrollo local y territorial de las comunidades, lo cual implica “el reconocimiento de las identidades culturales, la construcción social de la información, el diseño participativo de servicios y la evaluación colectiva” (Betancur Betancur, 2007: 24).
No obstante, las bibliotecas públicas se enfrentan al reto de ampliar sus alcances como espacios de educación no formal, a partir de la integración de iniciativas de formación ciudadana enfocadas en la promoción de lo humano, la resignificación de lo público, la ampliación de los márgenes de expresión de la libertad y el reconocimiento de las características propias de las comunidades de las que hacen parte (Giraldo Giraldo y Román Betancur, 2011). De igual forma, las bibliotecas pueden contribuir cada vez más a los procesos locales, con el aporte de una visión más amplia sobre los impactos que sus servicios generan en las comunidades siempre que estos estimulen “el uso crítico de información desde una perspectiva de participación y por tanto de «ciudanización», en la que los sujetos se reconozcan dentro de un proceso de construcción de proyectos colectivos y escenarios de vida, de ciudad, de nación, de mundo” (Betancur Betancur, 2007: 26).
No cabe duda de que las bibliotecas, si bien pueden ser un espacio para la reproducción de prácticas y discursos políticos dominantes, son también un territorio desde el cual se pueden subvertir tales discursos e impugnar las ideas generalizadas sobre las ciudadanías republicanas (Rivano Eckerdal, 2017). Un enfoque posible que vale la pena explorar con la intención de impulsar desde las bibliotecas la construcción de otras ciudadanías, es el de la ciudadanía mundial. Se trata de una iniciativa desde la cual, en la actualidad, se promueve la formación de ciudadanos críticos, solidarios y comprometidos con la superación de la pobreza, la injusticia, la exclusión, la violencia y los estragos ambientales a nivel local y mundial (Unesco, 2015, 2018).
Aunque ha sido promovida desde diferentes perspectivas educativas, como desde enfoques neoliberales que enfatizan en las habilidades requeridas por los ciudadanos para “adaptarse” a un mundo globalizado, hiperconectado y basado en una economía de consumo; la ECM también se ha impulsado desde perspectivas críticas y decoloniales que subrayan la relevancia de la ciudadanía mundial para enfrentar la injusticia social, cuestionar la colonialidad del poder/saber y promover el pensamiento crítico en torno a las inequidades globales y locales (Giroux y Bosio, 2020; Torres y Bosio, 2020; Suša et al., 2020; De Poorter y Aguilar-Forero, 2020; Cho y Mosselson, 2018; Nieto, 2018; Truong-White y Mclean, 2015; Andreotti, 2011). La construcción de ciudadanía mundial desde esta última perspectiva permite promover los Derechos Humanos, la interculturalidad, el respeto por la diversidad, la solidaridad, la construcción de paz y el desarrollo de los conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos que les permitan a las personas experimentar un sentido de pertenencia a una comunidad global (Unesco, 2018).
De esta forma, la ciudadanía mundial que se puede promover desde las bibliotecas admite la posibilidad de una conexión global imaginativa y crítica sin depender de los roles prescritos para los ciudadanos por parte de los Estados, al tiempo que posibilita comprender mejor las muchas otras formas importantes y legítimas en las que las personas se autoorganizan, manejan disputas y gestionan diferencias a nivel local y territorial (Hartman y Kiely, 2014; Reilly y Senders, 2009). Si bien existen en América Latina bibliotecas que son aún espacios elitistas, cerrados, exclusivos o reservados a una minoría (Civallero, 2021), las bibliotecas cada vez más son espacios de particular interés para impulsar otras ciudadanías y para cultivar diálogos de saberes en los que la conservación y revitalización de los conocimientos de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos, tienen cabida.
No obstante, pese a que la ciudadanía mundial está integrada en el cuarto objetivo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas orientado a proveer una educación de calidad, el vínculo entre las bibliotecas como espacios de educación no formal y la construcción de ciudadanía mundial ha sido muy poco estudiado y constituye un vínculo aún por explorar. En este sentido, la sistematización de experiencias de lectura, escritura y oralidad que se impulsan desde las bibliotecas rurales puede proporcionar claves acerca de cómo se puede construir ciudadanía mundial y por extensión, aportar a la construcción de paz mundial, justicia social y sostenibilidad ambiental (Unesco, 2015; Aguilar-Forero et al., 2019).
Metodología
La sistematización de experiencias es una modalidad de investigación/formación que se apoya en un enfoque crítico y que, por lo tanto, privilegia el diálogo, el empoderamiento colectivo y la generación o recuperación de saberes que se han construido a partir de las experiencias vividas (Jara, 2018; Bermúdez Peña, 2018; Sánchez Rodríguez, 2016; Ghiso, 2011; Torres Carrillo, 2011; Aguilar Soto, 2008). Más que una simple etapa de organización de la información, esta forma de investigar implica una reflexión profunda sobre el sentido de las prácticas, a través de espacios de encuentro que favorecen la coproducción de conocimiento desde y para las comunidades (Agudelo et al., 2020). La finalidad de la sistematización de experiencias trasciende la sola interpretación de una experiencia pasada, en tanto se busca dotar de dinamismo a esta misma experiencia a través “de un proceso de saber que parte de la práctica y debe regresar a ella para mejorarla y transformarla” (Mejía, 2012: 21).
Para sistematizar dos experiencias bibliotecarias de distintos contextos, el equipo de investigación desarrolló tres fases centrales: acercamiento y conformación del equipo de sistematización; construcción colectiva de saberes sobre/desde las experiencias; análisis comparado y socialización de resultados. Para la primera fase de acercamiento y conformación del equipo de sistematización, se envió una invitación para participar en el estudio a dos bibliotecas que, luego de una revisión documental, despertaron interés por promover nuevas prácticas y concepciones de biblioteca: la Biblioteca de la Creatividad en Ciudad Bolívar, Bogotá, y la Biblioteca Pública La Casa del Pueblo de Guanacas, en el municipio de Inzá del departamento del Cauca. Al ser aceptada la invitación, fue posible conformar un equipo integrado por el coordinador de la Biblioteca de la Creatividad, la coordinadora de la Biblioteca Pública La Casa del Pueblo y tres investigadores externos a las bibliotecas. Lo anterior fue coherente con el sentido de la sistematización de experiencias como propuesta investigativa, la cual requiere, en lugar de una presencia obligatoria de los participantes, una vinculación voluntaria que favorezca la reflexión conjunta y la producción escrita de manera colectiva (Mejía, 2012).
Para la segunda fase, de construcción colectiva de saberes sobre/desde las experiencias, se implementaron un conjunto de actividades inspiradas en los aportes de Agudelo et al. (2020: 23), quienes destacan la importancia de utilizar estrategias flexibles y lúdicas que sean alternativas a los “tradicionales esquemas o estructuras en pasos coherentes o secuencias que generalmente encasillan y hacen demasiado rígidos los procesos de sistematización de experiencias”. Por esto mismo, si bien se trazó un camino de manera previa, este se adaptó a las particularidades y contextos de ambas experiencias, y se vivió desde el cuerpo, desde las emociones y desde el compartir con los diversos actores que las han hecho posibles, vivibles e inteligibles (Larrosa, 2006). Al margen del plan inicial, en retrospectiva se puede afirmar que las actividades más significativas que se realizaron durante la segunda fase del proceso de sistematización fueron las siguientes:
Línea del pálpito. En esta actividad, implementada en trabajos previos (Agudelo et al., 2020; Cifuentes y Aguilar-Forero, 2023), se les pidió a los participantes, entre 5 y 14 personas de cada experiencia (coordinadores y usuarios de ambas bibliotecas), que, en una gráfica o dibujo con picos altos y picos bajos, como los latidos del corazón, representaran de manera individual los momentos más importantes a lo largo del tiempo en el que han sido parte de cada experiencia bibliotecaria. Se trató de una línea del tiempo en la que las emociones fueron las protagonistas, tanto las emociones que abrigan, como la alegría por ciertos hitos a lo largo del proceso, como las emociones que agobian como la tristeza, cuando las cosas no salieron como se esperaba o cuando se presentaron dificultades. Las líneas del pálpito elaboradas de manera individual fueron socializadas por los participantes, para luego construir una línea del pálpito colectiva que representó la trayectoria de cada biblioteca, con sus momentos más significativos a lo largo del tiempo y las emociones que estos suscitaron en sus respectivas comunidades.
Otra actividad importante de la segunda fase fue la Vivencia directa de la experiencia. En este momento, los tres investigadores externos a las bibliotecas participaron en actividades significativas de cada una de estas, con el fin de profundizar en el conocimiento de sus contextos y actores. En la Biblioteca de la Creatividad participaron, entre otras, en “Las fotos del corazón”, actividad dirigida a niños, niñas, jóvenes y adultos en la que la bibliotecaria pidió a los participantes que escogieran una de las fotografías que habían llevado impresas y que fueron tomadas en distintos momentos de la historia de la biblioteca. Luego, invitó a escribir en la parte de atrás qué significaba la biblioteca para cada uno y qué les gustaba de ella. Después de socializar las respuestas, se colgaron las fotos en una telaraña de lana amarrada del techo con el fin de que hiciera parte de la decoración, pero también con la intención de “escribir la historia de la biblioteca” por medio de fotografías.
Del mismo modo, se realizó una visita de varios días a la Biblioteca La Casa del Pueblo, en la que fue posible conocer de primera mano a la comunidad de Guanacas, así como a varios líderes de esta vereda y de otras del municipio. El equipo investigador también pudo identificar que esta biblioteca es el corazón de una Red de Bibliotecas Públicas que realiza diversas actividades conjuntas en el municipio de Inzá. Por esta razón, con la guía de la coordinadora de La Casa del Pueblo, el equipo visitó cada una de las seis bibliotecas que conforman esta red y en cada espacio realizó entrevistas semiestructuradas con sus bibliotecarios, además de observaciones a algunas de sus actividades, entre las que se encuentran clases de tejido y clases de música dirigidas a niños, niñas y adultos mayores.
En la tercera fase, el análisis comparado y la socialización de resultados, primero se transcribieron los registros y grabaciones de las actividades previas, para luego realizar una interpretación crítica de cada experiencia y un análisis comparado de estas, con base en una matriz con categorías deductivas e inductivas (percepción sobre la biblioteca; infraestructura y servicios; biblioteca y comunidad; biblioteca y educación no formal, entre otras) que permitieron identificar coincidencias y particularidades entre las dos experiencias bibliotecarias. Como cierre del proceso se realizó la comunicación de resultados y aprendizajes, que consistió en la presentaron de los principales hallazgos y aprendizajes obtenidos ante los equipos y comunidades de ambas bibliotecas.
Resultados
Biblioteca de la Creatividad: transformando vidas
Según Iván Triana Bohórquez (2020: 37-39), cofundador de la Biblioteca de la Creatividad, esta biblioteca pretende ser un espacio para “complementar la educación de los niños y jóvenes de comunidades rurales y emergentes, desarrollando sus habilidades de creatividad, liderazgo y emprendimiento”. La biblioteca surge de la necesidad de renovar el concepto de biblioteca, por uno “donde las comunidades, empresas, universidades, colegios y sociedad civil se encuentran, facilitando la creación colectiva y la ejecución de proyectos”. Además de propiciar el acceso a la información, la Biblioteca de la Creatividad contribuye a la formación ciudadana de niños, niñas y jóvenes, y a conectar sus sueños con oportunidades para que estos se hagan realidad.
La Biblioteca de la Creatividad surge en 2009 en Ciudad Bolívar, localidad de Bogotá atravesada por diversas problemáticas socioambientales: violencia, pobreza, consumo de sustancias psicoactivas, estigmatización social, tala de árboles, minería ilegal, manejo inapropiado de basuras, urbanización acelerada en sus áreas rurales, entre otras. En este marco, los usuarios de la Biblioteca de la Creatividad, quienes son en especial niños, niñas y jóvenes, lideran iniciativas que aportan a su barrio y a su comunidad, a través del diseño de proyectos. Más que usuarios, son hacedores,como se les denomina desde el programa de la biblioteca que lleva el mismo nombre; es decir, creadores de respuestas y de soluciones a problemáticas locales y globales a través del acceso a la información y del diseño y ejecución de proyectos.
Los proyectos diseñados por los hacedores de la Biblioteca de la Creatividad se centran en asuntos que les indignan, relacionados con la tala de árboles, el manejo inadecuado de las basuras, el uso inapropiado del tiempo libre, el maltrato animal, el mal uso de las redes sociales, entre otros. Como explica Iván Triana Bohórquez:
En el 2013 se empezó a crear los primeros proyectos de iniciativa de impacto social en la comunidad. Salió el proyecto de los perros, el de la basura, pero ya no era un tema de los profes creando proyectos, sino eran los niños identificando problemas y haciéndose cargo. Ese fue un hito muy clave, porque encontramos algo que no hacían las otras organizaciones y era empoderar a la comunidad. (Triana Bohórquez, Comunicación personal, octubre de 2022).
Uno de estos proyectos, creado por Jason Vargas, se denominó Contacto. En 2014, cuando Jason llega a la biblioteca con 14 años, se motivó por la idea de crear un proyecto que solucionara algún problema de su comunidad y, dado su gusto por la tecnología, comenzó a dar forma a Contacto con el propósito de promover la alfabetización digital y el uso responsable de las redes sociales entre los jóvenes. Desde ese momento y con el apoyo de la biblioteca, comenzó a tejer redes y a generar alianzas para que otras personas creyeran en él, desarrollando en el camino habilidades para hablar en público y para argumentar. Este proyecto condujo a la creación de Ultreia, productora audiovisual que, en 2020, con una de sus producciones ganó el premio a mejor documental en SmartFilms:
Se abrió la convocatoria de SmartFilms, un festival de cine con celulares. Era la primera vez que yo conocía esa convocatoria y la primera vez que estábamos participando. Se participó con la historia de Dayrin y Andrea pues, en medio de la pandemia, ellas dos a través de las cosas que aprendían por Internet, como manualidades, empezaron a ayudarle a su mamá para construir su casa; de eso trataba el documental. (Jason Vargas, comunicación personal, octubre de 2022)2.
Es así como uno de los proyectos nacidos en la Biblioteca de la Creatividad alcanzó un logro de gran importancia no solo para Jason, sino para sus compañeras hacedoras de la biblioteca, Dayrin y Andrea. En palabras de Andrea:
Con mi familia, empezamos a trabajar en el lote que mi mamá tenía, para construir nuestra primera casa que fue un ranchito en tejas. Ya después, ese mismo año, Jason quiso grabar nuestra historia y ganó el premio Smart films y pues eso fue una victoria tanto para Jason, porque fue el primer premio que ganó, como para nosotros, porque una familia conoció esa historia, quiso apoyar nuestro sueño y nos dio nuestra casa prefabricada que es en la que estamos viviendo ahora. Era el sueño de nuestra familia, tener algo propio y que además nos demostró que lo que estábamos haciendo estaba bien, porque si otras personas creen en nosotros nos demuestra y nos da la firmeza de que vamos por buen camino. (Andrea Vega, comunicación personal, octubre de 2022)
Se evidencia allí una concepción diferente de biblioteca que se promueve desde la Biblioteca de la Creatividad, en la que esta busca conectar sueños con oportunidades que pueden hallarse en los libros, pero también en las tecnologías, en las personas, organizaciones, becas, concursos, festivales, eventos y demás espacios en los que los niños, niñas y jóvenes puedan participar. Una biblioteca en la que las historias y el conocimiento no reposa en los libros, sino que circula en y desde los niños, niñas y jóvenes concebidos como constructores de saberes, de historias, de país y de mundo.
Los bibliotecarios de la Biblioteca de la Creatividad fungen entonces como intermediarios entre las iniciativas de los niños, niñas y jóvenes, y las oportunidades que pueden ofrecer diferentes actores o espacios para apoyar la materialización de sus proyectos. Por esto, en la trayectoria de la experiencia, la gestión de recursos a través del establecimiento de alianzas ha sido fundamental, no solo para la sostenibilidad de la biblioteca sino para impulsar la viabilidad de los proyectos de sus hacedores:
Todos empezaron a contarle a todo el mundo lo que hacían en la biblioteca, y muchos de los empresarios y aliados quedaban sorprendidos de cómo unos niños tan jóvenes y tan pequeños estaban hablado de lo que para ellos era una biblioteca; eso nos llevó a crear una alianza con una organización, la primera alianza y reto grande que fue con América Solidaria. América Solidaria nos traía unos voluntarios extranjeros para poder trabajar y complementar lo que veníamos haciendo. (Iván Triana Bohórquez, comunicación personal, octubre de 2022).
La llegada de voluntarios extranjeros, de México, Perú, Chile, Alemania, entre otros, así como la realización de viajes y campamentos han ampliado los horizontes y han propiciado un sentido de pertenencia no solo a un barrio o a una ciudad, sino al país y al mundo. De hecho, uno de los proyectos más recordados por los gestores y hacedores de la Biblioteca de la Creatividad partió del sueño de viajar a España a recorrer el camino de Santiago de Compostela en bicicleta. Durante varios meses los niños con el apoyo de la biblioteca gestionaron los recursos necesarios, consiguieron el apoyo familiar, entrenaron para realizar el recorrido, consiguieron el pasaporte y, finalmente, en 2018, lograron un sueño que transformó la vida de los cinco niños que viajaron. Así lo recuerdan dos de ellos:
El hecho de salir del país es algo que a mí personalmente me cambió la vida. Salir de Colombia y ver que hay mucho más que esto. Hacer el camino de Santiago que son 800km en bicicleta es durísimo. Se llegó de España con unos compromisos. Mi compromiso era que después de llegar de España tenía que crear mi productora audiovisual (…) Se llama Ultreia producciones. Ultreia porque en latín significa buen camino y buen camino era lo que se decían los peregrinos en España en el camino de Santiago; es como un homenaje a todo lo que viví en España. (Jason Vargas, comunicación personal, octubre de 2022)
Por ser mujer recibí muchísimas críticas, pues decían que no iba a poder, que iba a atrasar el grupo [en el recorrido en bicicleta]. Recuerdo mucho que hubo una nota que sacó El Tiempo [diario nacional], nosotros estábamos emocionadísimos contando nuestro sueño y cuando lo publicaron empezamos a ver los comentarios: decían que para qué íbamos a gastar esa plata, que mejor la invirtieran en el estudio de nosotros, que íbamos a ir a robar a los pobres españoles, que íbamos a montar una banda de apartamenteros allá en España, muchas críticas (…) Luego se publicó una nota en El Tiempo en la que estábamos en España y esa fue la que nos dio el impulso para que muchas personas empezaran a creer en nosotros. Después pasaron muchísimas cosas hasta la llegada a Santiago de Compostela. Ese fue el momento que marcó mi vida porque pude demostrar que estoy hecha para cosas grandes. Me mostró que puedo lograr lo que me proponga si me esfuerzo por conseguirlo (Andrea Vega, comunicación personal, octubre de 2022)
Se revela allí el principal sentido de los servicios e iniciativas de la Biblioteca de la Creatividad: transformar las vidas de los niños, niñas y jóvenes. Propósito que no cesó durante la pandemia por covid-19, cuando se creó el Kit del Hacedor, una iniciativa con la cual la biblioteca llegó a sus hacedores a través de un kit integrado por un computador con posibilidad de acceder a Internet, audífonos con micrófono, escritorio portátil, libros de literatura, agenda, pinturas, pinceles, lienzo, colores, bolígrafos, material didáctico, entre otros. Así, los hacedores pudieron trasformar la crisis en posibilidad para innovar, desarrollar habilidades comunicativas, cultivar su creatividad, acceder a contenidos educativos y continuar el desarrollo de proyectos en beneficio de su comunidad. ¿Para qué sirve construir una biblioteca si nuestros usuarios no están bien? Fue la pregunta que surgió durante la pandemia. Ante esto, la decisión fue que la Biblioteca de la Creatividad llegara a las casas:
Todo lo que teníamos en las bibliotecas lo dividimos en pequeñas cajas y logramos en este caso una recaudación de fondos que nos permitió llevar un portátil de muy buena calidad a cada uno de los muchachos. Nos dimos cuenta de que aquí, a pesar de estar en Bogotá, solo uno de cada diez jóvenes estaba conectado a Internet (…) logramos pasar de tener 1 conectado a 7 conectados que era un proyecto que teníamos nosotros, y logramos gestionar 40 bibliotecas de casa. Entonces entrábamos a las casas y adecuábamos un pequeño espacio como un garaje para que desde ahí se impulsara el espíritu de innovación. De ahí salió la idea de construir la casa de ellas [Dayrin y Andrea], porque aprendieron a hacer en filigrana productos que podían vender. Nosotros utilizábamos las redes y la gente les compraba y así ellas compraban las tejas y lo que les hacía falta para su casa. Entonces fue la forma que encontramos para que nuestros usuarios no tuvieran que poner un trapo rojo en la fachada de la casa, porque eso era muy triste aquí como se estaba viendo. (Iván Triana Bohórquez, comunicación persona, octubre de 2022).
Desde inicios de la pandemia, el trapo rojo en las fachadas o ventanas de las casas simbolizó las condiciones de precariedad y hambre a las que se vieron sometidas muchas familias de sectores populares ante las medidas de aislamiento preventivo obligatorio. Gracias al Kit del Hacedor, la Biblioteca de la Creatividad posibilitó a sus usuarios no solo acceder al entretenimiento, al juego, a la información y a la innovación, sino también a la oportunidad de generar aprendizajes que permitieran obtener recursos y subsistir en momentos críticos como los que se vivieron durante los meses más fuertes de la pandemia (Imagen 1).
Imagen 1:
La Casa del Pueblo: encuentros comunitarios y diálogo intercultural
La Biblioteca Pública La Casa del Pueblo es un espacio autogestionado y de desarrollo comunitario en el que se construyen escenarios de encuentro, unidad y formación para los niños, niñas y jóvenes en Inzá, Cauca (Red Nacional de Bibliotecas Públicas, 2017). La idea de construir esta biblioteca en Guanacas, vereda del municipio de Inzá ubicado al oriente del departamento del Cuaca, se origina a finales del siglo pasado luego de la identificación de una problemática: la exclusión educativa o, en otros términos, la vulneración del derecho a una educación de calidad que transforme las trayectorias de vida de los jóvenes de este municipio. Eliécer Morales, líder campesino de la ACIT (Asociación Campesina de Inzá y Tierradentro), quien fue uno de los principales gestores de la biblioteca y uno de los primeros jóvenes que tuvo la oportunidad de acceder a la educación superior en Bogotá gracias a la obtención de una beca en la Universidad de los Andes, lo expresa en los siguientes términos:
Si usted estaba haciendo ese ejercicio de ayudar a gestionar para que otros terminaran estudiando, usted decía, aquí hay un problema grave (…) no era un tema ni siquiera solamente de plata, era el nivel académico el que no daba para que usted pudiera entrar y por más que entrara iba a tener límites porque hay unos mínimos para permanecer en ciertas carreras. (…) Todas estas variables son las que nos hacen decir: “tenemos que pensarnos otra cosa. O se ponen a estudiar, a mejorar sus condiciones, o aquí no hay ni siquiera pregrados así sea con becas u organizándonos en Bogotá, no van a poder”, entonces ¿qué hacemos? Pensamos en generar los espacios físicos para que esto sucediera, y ¿cómo se hace eso? pues llevando libros, en un espacio para eso, que no es el colegio. (…) Sabíamos que iban mal preparados, pues la educación rural no puede competir con la educación citadina, por eso necesitábamos otros espacios (Eliécer Morales, comunicación personal, junio de 2022)
Aunque han existido liderazgos muy valiosos como el de Eliécer Morales, la fuerza y vitalidad de la Biblioteca Pública La Casa del Pueblo, desde su origen y hasta la actualidad, reside en su impulso y apropiación por parte de una comunidad campesina empoderada. En palabras de Johana Saavedra, la actual bibliotecaria de La Casa del Pueblo:
Aquí todo se hace con la comunidad, digamos que se asumen liderazgos frente a una cosa o a la otra, pero siempre se habla todo con la comunidad. Guanacas no es una comunidad cualquiera, es diferente en muchos sentidos. Siempre ha sido muy propositiva, siempre ha sido una vereda con una capacidad de liderazgo innato o tal vez heredado de nuestros padres y abuelos y eso ha hecho que en esta vereda se tenga por ejemplo un 80% de personas profesionales, que para una población rural eso es un porcentaje muy alto. (…) Acá se trata de trabajar en red y de fortalecer desde todos los ámbitos la educación a los niños, desde la biblioteca, que la biblioteca no sea solo venir y prestar el libro e irse, sino cómo habitar ese espacio, cómo enamorar realmente a los niños y a las niñas de la biblioteca, pero también de la lectura, pero también de la oralidad, pero también del territorio (Johana Saavedra, Comunicación personal, octubre de 2022)
Tal empoderamiento comunitario se ha expresado en actividades de autogestión que han derivado en premios y reconocimientos públicos. En 2004, por ejemplo, La Casa del Pueblo ganó el Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo otorgado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos y, en 2017, ganó el Premio Nacional de Bibliotecas Públicas otorgado por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia. Las dinámicas comunitarias permean la cotidianidad de la vida en la biblioteca, desde la selección del bibliotecario que es escogido por la comunidad y no por la alcaldía del municipio, hasta la toma de decisiones relacionadas con la gestión de recursos o la aplicación a nuevas convocatorias y proyectos.
Del mismo modo, el proceso comunitario de Guanacas ha tenido un efecto inspirador en comunidades de veredas cercanas, las cuales también han encontrado en la construcción o fortalecimiento de bibliotecas una oportunidad para acceder a la información, al conocimiento y al intercambio intercultural. Es así como poco a poco toma forma la que hoy es la Red de Bibliotecas Públicas de Inzá, integrada por la Biblioteca Municipal Ricardo Quintero Nieto de Inzá, la Biblioteca Pública de Pedregal, la Biblioteca Pública de San Andrés de Pisimbalá, la Biblioteca Pública rural de Turminá, la Biblioteca Publica Rural de la Milagrosa y la Biblioteca Pública la Casa del Pueblo de Guanacas, columna vertebral de la red. En una de estas bibliotecas, se lee una frase que expresa con claridad una de las principales búsquedas de la red a través de sus actividades y estrategias: “solo la vía de integración de los pueblos permite a la humanidad un futuro de paz y esperanza”.
En efecto, el municipio de Inzá ha estado atravesado por diversos conflictos originados en disputas por la tierra y en odios heredados entre comunidades campesinas y comunidades indígenas que habitan el mismo territorio. Conflictos que no cesan y que se alimentan del sectarismo de algunos líderes de estas comunidades, así como de discriminaciones mutuas, de un bajo respeto por la diversidad y de un contexto territorial históricamente afectado por diversos tipos de violencia. Pese a ello, los nuevos liderazgos destacan la importancia del diálogo intercultural, de la solidaridad, de la hermandad y del encuentro comunitario:
Esperamos que esta dinámica comunitaria se siga fortaleciendo y que también se fortalezca el tema intercultural que nos ha caracterizado desde nuestro colegio, desde nuestra comunidad, porque somos comunidad de puertas abiertas, lo llevamos siempre en la mente y en el corazón. Como comunidad no es que simplemente seamos campesinos y estemos acá. Lo más hermoso es ese compartir cultural, es lo que enriquece el tema comunitario, la participación, el tema de la solidaridad, la hermandad que hemos intentado sostener, y hay que decir que Guanacas, desde que me acuerdo, desde mis abuelos y padres, tiene esa característica de corazón, de ser de brazos abiertos y ojalá ese mismo amor con el que se trabaja se siga sembrando en nuestros jóvenes (Amílcar, presidente de la Junta de Acción Comunal de Guanacas)
Como consecuencia, el trabajo de la red en general y de la Biblioteca La Casa del Pueblo en particular, ha estado orientado a promover el entendimiento mutuo y el encuentro intercultural. Esto lo hacen a través de actividades artísticas impulsadas por las escuelas de música y de danza que iniciaron desde 2009, así como también por medio de la escuela de tejido que realiza actividades en la actualidad. Esta intención de promover el encuentro y el intercambio intercultural trasciende al aprendizaje de otras lenguas, como lo explica la bibliotecaria de La Casa del Pueblo:
La escuela de idioma extranjero, we speak, es un programa que está funcionando con algunas bibliotecas, no con todas, y está sobre todo funcionando con la de Inzá, y es que hay una persona que viene y forma un grupo o dos grupos en la semana y empieza a enseñarles inglés, pero aquí tenemos a la profe de artes que enseña Nasa3 , no es el fluido pero sí colores, texturas, la forma del saludo, cosas muy básicas pero que también muestran la interculturalidad y también nos enseñan a respetarnos en el hecho de que ustedes son indígenas y nosotros somos campesinos, pero cada uno tiene una cultura distinta y a pesar de que somos diferentes, podemos compartir espacios y mantenernos en contacto. (Johana Saavedra, Comunicación persona, octubre de 2022)
Las actividades de promoción de lectura, escritura y oralidad también contribuyen a dicho propósito. Entre estas se encuentra Viajando sin límites con los libros: transformando comunidades, una estrategia de extensión bibliotecaria en la que los seis bibliotecarios de la red llevan los servicios de las bibliotecas a comunidades que habitan a grandes distancias de estas y que, por tal razón, no pueden acceder con facilidad a sus servicios. Al llegar a las comunidades, muchas de ellas indígenas, se realizan lecturas en voz alta para que los niños dibujen lo que comprendieron o simplemente cuenten o representen algo a partir de las lecturas que escucharon.
También se realiza el “Trueque de historias”, en el que el bibliotecario de la Biblioteca Pública Rural la Milagrosa, que se encuentra en el resguardo indígena de Yaquibá, cuenta una historia, lee un libro o canta una canción en Nasa Yuwe y luego en español, para después escuchar los cuentos o historias de los niños que participan en la actividad. Asimismo, con “Traba que traba la lengua”, otra de las actividades, se promueve la comprensión de lectura, la participación y el intercambio entre los niños por medio de trabalenguas y adivinanzas. En todas estas actividades las lenguas habladas y escritas convergen, lo lúdico y artístico emerge como posibilidad comunicativa y los niños aprenden a participar de manera activa, a reafirmar su identidad y a valorar las diferencias.
Los ejemplos expuestos dan cuenta de una biblioteca que teje comunidad, que conecta, que entrelaza y empodera. Estos elementos se expresan en otro asunto relevante para la construcción de ciudadanía mundial: la posibilidad de ampliar la perspectiva local por medio del intercambio con otros contextos, con otros territorios, actores y poblaciones. De hecho, como antecedente del origen de la biblioteca La Casa del Pueblo se destaca la importancia de un intercambio intercultural y en especial de la solidaridad de Mateo Kramer, un suizo que se vinculó estrechamente con la comunidad de Guanacas y gestionó, a través de su país, la compra de una casa en Bogotá en la que las y los jóvenes de esta vereda pudieran vivir, para tener así más posibilidades de acceder a la educación superior y terminar sus estudios en esta ciudad.
De igual forma, muchos jóvenes que crecieron, se formaron o aportaron a la construcción de la biblioteca La Casa del Pueblo han viajado a realizar sus estudios profesionales en Popayán, Bogotá y otras ciudades o países, y han regresado con la intención de poner su conocimiento al servicio de la comunidad. Es la historia de numerosas familias y personas, como por ejemplo la profesora de música Sonia Polanco, quien estudió su licenciatura en música en Bogotá y regresó a Guanacas a liderar la escuela de formación musical de la biblioteca, en donde enseña, entre otras cosas, música campesina. En esta escuela los niños y las niñas participantes han tenido la posibilidad de componer sus propias canciones alusivas a su territorio, grabarlas e incluso transmitirlas en las emisoras locales.
Al comienzo, cuando uno sale de la universidad, por lo menos yo, pensaba en volver a hacer acá toda una academia de música, como le enseñan a uno, la música académica occidental. Pero empecé a darme cuenta también que debía respetar el contexto y entonces, a raíz de ese trabajo que he logrado hacer con los niños, ya tengo una guía de cómo enseñar una música campesina, que es el enfoque que le damos acá a la música: las cuerdas andinas colombianas (Sonia Polanco, Biblioteca de la Creatividad)
Una historia similar es la de la actual alcaldesa del municipio de Inzá, Geidy Ortega, quien se formó en Bogotá y regresó a contribuir a su vereda y municipio. En una actividad de la Biblioteca que tuvo lugar en octubre de 2022, en la que se presentaron muestras de dos de sus escuelas de formación, la de tejido y la de música, ella destacó en los siguientes términos el ímpetu mediador (que conecta saberes, sentires y memorias), transformador y tejedor que emana de La Casa del Pueblo:
La biblioteca como fuente de inspiración, de conocimiento y de arraigo cultural del campesinado. La Casa del Pueblo como el lugar donde habita el pensamiento y la memoria de Guanacas, Inzá y de Tierradentro, como espacio de encuentro de saberes entre culturas locales y de diferentes lugares; el hogar de preferencia de nuestras hijas e hijos, donde se vive la música y la danza. Aquí hemos conversado, escuchado a nuestros mayores, algunos que ya no están; aquí hemos aplaudido, sentido profunda alegría por nuestros logros; aquí hemos llorado profundamente por nuestras pérdidas, aquí hemos celebrado los premios nacionales (…) hoy tengo el honor como alcaldesa, como Guanaqueña, mujer campesina, de llevar la voz sobre lo que se vivencia aquí en un lugar de respeto, de significado, de lucha, rebeldía y organización comunitaria, con el propósito de tejer redes con actores de todos los sectores, en especial con quienes les interesa la educación y la cultura para la vida, y la educación como medio para la transformación social. (Geidy Ortega, comunicación personal, octubre de 2022)
Todo lo anterior no ha estado exento de tensiones, pues debido a la visión de la comunidad de Guanacas y a la contribución en materia educativa que realiza la biblioteca La Casa del Pueblo –como ya se mencionó– hay un número importante de profesionales en la comunidad que, sin embargo, no encuentran suficientes oportunidades de ejercicio y desarrollo profesional en su territorio de origen. Por esta razón, como explica Eliécer Morales, en el horizonte de La Casa del Pueblo se vislumbra su expansión no solo a nivel de la infraestructura sino de los servicios y posibilidades. Un centro cultural y una universidad campesina y popular se mencionan como parte de un sueño de continuidad y expansión de la biblioteca, el cual se enfrenta a obstáculos en relación con la gestión de los recursos necesarios para alcanzarlo. Pese a ello, la posibilidad de salir de Guanacas y formarse en otros lugares ha sido desde hace varios años una realidad que ha propiciado nuevos encuentros culturales, ha ampliado perspectivas, ha generado apoyos/solidaridades, ha enriquecido el diálogo de saberes que nutre a la biblioteca y ha hecho del conocimiento una forma de rebeldía, crítica y transformación:
Para mí la biblioteca es un ejercicio de rebeldía ante todo. Para mí no es otra cosa sino un ejercicio de rebeldía frente a esos poderes hegemónicos, para mí es eso. Y es que nos decían: “¿bibliotecas? ¿para qué bibliotecas?, ¿en este pueblo? ¿y así tan bonita?” Pero digamos que más que todo es el concepto porque uno empezó a darse cuenta de que el conocimiento es poder, y que en la medida en que usted conozca entonces usted puede empezar a generar ideas y a controvertir al otro sus verdades absolutas. Ahí está el origen de la biblioteca, nace de la necesidad de cuestionarse por qué la exclusión y por qué no teníamos derecho a educarnos más y a formarnos, cuando la educación nos da transformación (Eliecer Morales, Biblioteca La Casa del Pueblo) (Imagen 2).
Imagen 2:
Discusión y conclusiones: la biblioteca, constructora de ciudadanía mundial
Dada la estrecha relación entre ciudadanía y bibliotecas, declarada en muchas políticas de lectura a nivel mundial (Rivano Eckerdal, 2017), el presente estudio partió de un problema identificado: muchas bibliotecas siguen reproduciendo conceptos tradicionales de ciudadanía en los que esta se reduce a un estatus jurídico vinculado con la pertenencia a una comunidad política nacional, y “se limita a una etiqueta asignada que permite dar cuenta de la posesión de un carnet de biblioteca, de la posibilidad del préstamo de libros y con ello del acceso a información” (Duque, 2019: 126). De igual forma, muchas bibliotecas encapsulan la ciudadanía en prácticas de ciudadanización (Cortés Salcedo, 2013) con las que se disciplina a los sujetos para que sean “buenos ciudadanos”, se comporten bien, hagan silencio y accedan a la información que reposa en los libros.
Para confrontar esta noción despolitizada y limitada de la ciudadanía, se vio la necesidad de promover otras ciudadanías, como la ciudadanía mundial, y de visibilizar experiencias bibliotecarias que se piensan desde otras concepciones. Bibliotecas que trascienden el énfasis en la lectura silenciosa e introspectiva, incluso el énfasis en el libro, pues la Biblioteca de la Creatividad no gira en torno a los libros sino a los proyectos; bibliotecas que logran que los usuarios sean los protagonistas de las historias y de los cambios, y que construyan conocimientos y alternativas frente a las diversas formas de violencia, discriminación y estigmatización presente en sus contextos; bibliotecas que, además, expanden las perspectivas y visiones de mundo de sus usuarios y comunidades a través del encuentro intercultural y del empoderamiento ciudadano.
Todo esto está relacionado con la construcción de ciudadanía mundial y está presente en la Biblioteca de la Creatividad, en La Biblioteca Pública la Casa del Pueblo y en otras experiencias de relevancia en el contexto latinoamericano, como la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, Perú. Esta red, durante 50 años y en absoluta independencia del Estado, la iglesia y los partidos políticos, impulsa la creación de bibliotecas que surgen no por imposición sino por decisión soberana y demanda comunitaria de lecturas e información (Mires Ortiz, 2021). En esta red, como explica Alfredo Mires Ortiz (2021), la biblioteca y de manera más amplia la lectura, la escritura y la oralidad están ligadas a la organización social y política de las comunidades, las cuales toman decisiones por consenso en torno al devenir de la red y no conciben su conocimiento como subalterno, lo que favorece que más del 50% de lo que leen sea producción propia. Asimismo, esta red, que está integrada por 400 bibliotecas rurales, recupera la tradición oral y concibe la lectura como una forma de conectarse con el mundo y de leer el libro más antiguo de todos que es la tierra. Sus bibliotecarios, todos voluntarios, intercambian las colecciones para que circulen entre las distintas bibliotecas, y sus comunidades manejan tiempos de lectura y aprendizaje autónomos, ligados al ritmo de la vida agrícola (Mires Ortiz, 2017; Mires Ortiz, 2021).
Este tipo de experiencias son un claro ejemplo de lo que significa una biblioteca rural, entendida como proyecto bibliotecario de carácter comunitario en contextos rurales en donde los servicios educativos oficiales no siempre son de alta calidad. A diferencia de otras bibliotecas públicas ubicadas en zonas rurales que se enmarcan en proyectos estatales de promoción de lectura y escritura (como es el caso de proyecto de Biblioteca Rural Itinerante de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas de Colombia que busca llegar a las comunidades rurales del país a través del servicio de extensión de las bibliotecas públicas adscritas a la Red), las bibliotecas rurales de esta investigación, así como la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, emergen desde las comunidades y surgen de las necesidades propias de sus contextos y territorios. Dicho de otro modo, su origen no es institucional sino comunitario y, por lo tanto, sus servicios y horizontes de sentido están interconectados con las problemáticas de su territorio.
Por consiguiente, las bibliotecas rurales como la Biblioteca Pública la Casa del Pueblo y la Biblioteca de la Creatividad, se resisten a la centralización/elitización del conocimiento que con facilidad margina a los jóvenes, a los campesinos y en general a las personas excluidas y empobrecidas de la ruralidad; en contraste, formulan sus propios proyectos bibliotecarios según las necesidades locales de desarrollo educativo, económico, social y territorial. Lo local, según Adriana Betancur Betancur (2007) es un espacio que tiene un territorio y unas identidades en común desde las que se construyen unas dinámicas sociales propias. No obstante, las bibliotecas rurales que emergen desde lo local y gestan ciudadanías territoriales, comunitarias e interculturales, se imbrican con lo global, transcienden fronteras, agencian ontologías que vinculan a toda la humanidad y construyen, por lo tanto, ciudadanía mundial.
De acuerdo con la Unesco (2018), la Educación para la Ciudadanía Mundial es una estrategia educativa que se puede promover en escenarios de educación formal y no formal, y que gira en torno a tres pilares fundamentales: respeto por la diversidad, solidaridad y sentido compartido de humanidad. Estos principios están presentes en diversos grupos humanos que los viven e impulsan desde las más variadas denominaciones y cosmovisiones: Ubuntu en Sudáfrica, Shura en Omán, Hongik-Ingan en la República de Corea, Buen Vivir y Sumak Kawsay en países andinos como Bolivia y Ecuador. Por ser el concepto más ligado al mundo de las bibliotecas, en este estudio se privilegió la noción de ciudadanía, reconociendo que es posible impulsar desde las bibliotecas otras ciudadanías y, hacer que estas, no solo sean tecnologías de gobierno sino estrategia de empoderamiento, emancipación y participación.
¿Cómo construir Ciudadanía Mundial desde las prácticas de lectura, escritura y oralidad de las bibliotecas? Esta fue la inquietud que orientó la investigación. La respuesta se halló a través de la sistematización de dos experiencias bibliotecarias que construyen ciudadanía mundial por medio de sus prácticas e iniciativas: la Biblioteca de la Creatividad y la Biblioteca Pública La Casa del Pueblo. Ambas bibliotecas innovan en los servicios bibliotecarios que brindan, de manera similar a lo encontrado en otros estudios (Martín et al., 2022; Grimberg, Soria y Colombo, 2022), y trascienden el propósito de los servicios tradicionales al ofrecer a sus usuarios herramientas para que alcancen sus sueños y hagan realidad sus proyectos de vida. Ambas bibliotecas, además, contribuyen a alcanzar los tres principios de la ciudadanía mundial previamente mencionados. El primero de estos, el respeto por la diversidad, es evidente en los proyectos de los hacedores y en los intercambios con voluntarios y personas de otros contextos y países. También está presente en las prácticas de lectura, escritura y oralidad de La Casa del Pueblo, orientadas a propiciar el encuentro comunitario y el diálogo intercultural.
Por su parte, la solidaridad emerge en ambas experiencias en cada práctica y actividad, pues esta constituye el hilo fundamental que teje las redes comunitarias. Está en el rol de los bibliotecarios de la Biblioteca de la Creatividad, cuya razón de ser reside en la búsqueda de apoyos, aliados y opciones para que los niños, niñas y jóvenes que asisten a la biblioteca alcancen sus sueños y transformen sus vidas. Está también en la intención de La Casa del Pueblo y de los primeros jóvenes que pudieron salir de Guanacas a estudiar una carrera profesional de aportar a otros niños y jóvenes de la vereda para que sigan el mismo camino, para que fortalezcan su nivel educativo y para que regresen a poner sus aprendizajes al servicio de la comunidad.
De igual forma, en ambas se percibe el sentido de pertenencia no solo a un territorio, a una comunidad o a un barrio, sino a un mundo con diversas problemáticas que requieren de la acción colectiva y comprometida de todos. Según Camargo y Castañeda (2020: 44), la Casa del Pueblo “se observa como símbolo que representa los agenciamientos de lo comunitario”, y como un proceso de configuración de subjetividades políticas que superan la escala local. De la misma manera, en la Biblioteca de la Creatividad el empoderamiento de los niños, niñas y jóvenes resulta fundamental. Si bien ambas responden a necesidades puntuales y situadas, a través del empoderamiento individual y comunitario aportan, desde lo local, a enfrentar los grandes desafíos que afrontan la humanidad: violencias, exclusiones, injusticias, hambre, entre otros.
Aunque este estudio es pionero en explorar y promover el vínculo entre ciudadanía mundial y bibliotecas, dialoga con lo encontrado en otras investigaciones que han impulsado en los últimos años la Educación para la Ciudadanía Mundial en espacios de educación formal (Camargo García, Sandoval Mongui y Moncada Muñoz, 2018; González Peñuela, 2019; Aguilar-Forero et al., 2019) y en espacios de educación no formal (Salazar, Aguilar Forero y Aguilar Forero, 2022). En estos estudios se ha destacado la importancia y pertinencia de promover la construcción de ciudadanía mundial desde el diálogo intercultural, desde el trabajo por proyectos (en los que la democracia y la ciudadanía son vivencias cotidianas y no temas de clase), y desde espacios de formación y participación no institucionalizados en los que las tecnologías digitales e Internet ocupan un lugar central. Tales elementos se identificaron, con matices o intensidades variables, en ambas bibliotecas, y resulta importante cultivarlos en otros espacios bibliotecarios como estrategias para impulsar los tres pilares (respeto por la diversidad, solidaridad, sentido compartido de humanidad) de la ciudadanía mundial.
En un contexto de cambio, caracterizado por la llegada de un nuevo gobierno en Colombia afín a las iniciativas de paz, resulta importante visibilizar y aprender de este tipo de experiencias bibliotecarias que, desde otras concepciones de biblioteca, aportan al diálogo, al reconocimiento, al empoderamiento comunitario y a la construcción de otras ciudadanías que valoran las diferencias y que contribuyen a la construcción de paz. Sin embargo, estas experiencias se enfrentan a importantes desafíos. El primero de ellos está relacionado con su sostenibilidad económica, pues, aunque ambas reciben apoyos de alcaldías e instituciones públicas, buena parte de sus acciones dependen de la autogestión, lo que ha llevado, en especial en el caso de la Biblioteca de la Creatividad, a estar muy cerca de cerrar sus puertas por ausencia de recursos económicos.
De igual forma, en el caso de La Casa del Pueblo y de manera más amplia de la Red de Bibliotecas Públicas de Inzá, el gran desafío se encuentra en la gestión constructiva de los conflictos latentes entre las comunidades, campesinas e indígenas, que habitan el mismo territorio. Tal y como lo han enseñado los palabreros Wayúu (o pütchipü’ü) de la Guajira colombo-venezolana, quienes son los encargados de “llevar la palabra” y mediar para que los conflictos comunitarios generados por disputas territoriales y por el quebrantamiento de normas sociales se resuelvan pacíficamente a través de la retórica y la compensación material (Guerra Curvelo, 2003); la construcción de paz, y también de ciudadanía mundial, pasa por la forma como se logran tramitar los disensos para enriquecer las experiencias, propiciar la unión desde la diferencia y abonar el terreno hacia una democracia intercultural.
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Notas