Domingo A Aguilera Jiménez[1]
Una actualización de su vigencia a partir de Mil apellidos guaraníes, de León Cadogan
Guaraní surnames in Paraguay. An update of their current use from Mil Apellidos Guaraníes, by León Cadogan
Los estudios antropológicos modernos, sobre todo de etnografía, ofrecen elementos suficientes para reconstruir en retrospectiva, con notable precisión, la religión guaraní de antes de la llegada de los conquistadores europeos, en sus principales componentes y aspectos. Bajo este contraste, por un lado la documentación generada sobre la cultura de los indígenas durante la colonia, y por otro, el cúmulo de conocimientos nuevos adquiridos directamente de los pueblos indígenas contemporáneos, que mantuvieron el núcleo de su cultura más o menos intacto al paso de la colonia, obligaron a corregir la comprensión que se tenía sobre la identidad de los pueblos conquistados (Nimuendaju-Unkel, [1914] 1978: 27; Métraux, 1967: 17-18).
Actualmente se sabe, por ejemplo, que en la religión guaraní nombre y alma forman una misma sustancia, inseparables en una persona, y no se emplea un segundo nombre o apellido en la cultura guaraní tribal. El padre Melià escribía en el Prólogo del libro que nos sirve de base para este artículo: “El ser de cada uno de los guaraníes, su historia y su destino, son dichos en su nombre” y , citando palabras de Cadogan, añadía que en las hablas guaraníes desarrolladas “existe estrecha relación entre los conceptos de expresar ideas: alma: nombre: salud” (Cadogan, [1960] 2005: 10). En 1914, el antropólogo alemán Kurt Nimuendaju anotaba al respecto: “El nombre es en cierto modo, a sus ojos, un pedazo del alma de su portador o es casi idéntico con esta, inseparable de la persona. El Guaraní no “se llama” de tal o cual manera, sino que “es” tal o cual” (Nimuendaju-Unkel, [1914] 1978: 53). Cada niño que viene al mundo posee un nombre que le asigna su dios tutelar, que nadie sino el chamán puede descubrirlo para lo cual realizará largas jornadas de oración, ayuno y danza al cabo de las cuales cae en trance, y en ese estado se le revela el nombre del recién nacido. Este nombre único se conservará en completo secreto ante los no indígenas y, en su lugar, la persona usará cualquier otro nombre o apodo, que inclusive puede cambiarse varias veces (Nimunendaju-Unkel, [1914] 1978: 49-53; Schaden, 1998: 169).
Situada en este contexto antropológico, la sustitución de los nombres guaraníes por los cristianos constituyó un rotundo proceso de extrañamiento para la cultura guaraní, y el hecho se tomará como símbolo del fin de la cultura de “la palabra inspirada”, ya que las prácticas chamánicas guaraníes quedarán proscriptas en los nuevos asentamientos. Ante esta ruptura, al no haber rituales y un chamán para profetizar los nombres de los recién nacidos, los mismos dejarán de renovarse con cada nacimiento, y el nombre personal, que designaba a cada individuo, pasará a ser apellido de linaje patrilineal. Lo único que se renovará en cada nacimiento es el nombre cristiano. Así se explica el origen de los apellidos guaraníes, con su larga historia que llega hasta nuestros días, que en la cultura tribal indígena -como ya queda anotado- son desconocidos (Melià, en Cadogan, [1960] 2005: 12 y 1988: 40).
Los ejercicios espirituales de profetización del nombre de un recién nacido han sido documentados en un audiovisual creado por el antropólogo y cineasta paraguayo, José A. Elizeche (2008), allí se rescata el ritual guaraní tal como pudo haberse realizado en los siglos, incluso milenios, anteriores a la colonización española, y que aún sigue vigente entre los Avá Guaraní del departamento de Canindeyú, noreste de Paraguay.
Las reducciones de indios, iniciadas por los padres franciscanos y desarrolladas por los jesuitas en la escala que conocemos históricamente, fueron un modelo de sociedad planteada a partir de los mismos preceptos de la colonia y dentro de ella, pero con una metodología más planificada e intensiva. Situaron al indígena como el centro de sus acciones, y con ello asumieron su cultura y su lengua, sustituyendo en ellas los elementos que no coincidiesen con el modelo colonial. Pero al mismo tiempo, aprovecharon las afinidades que ofrecía la cultura aborigen, sobre todo en el campo de la fe. Recordamos que uno de los dioses de la teogonía guaraní, Tupã, que según los estudios etnográficos actuales no es el Dios supremo guaraní, pasó a representar al Dios cristiano,con los mismos poderes de Dios del Universo (Cardozo, 1991: 112, 118; Melià, 2003: 28-30, 209 y ss y Melià, 2018 ).
Una de las diferencias más notorias que marcaron las reducciones con el resto de la colonización criolla fue la adopción de la lengua guaraní como única en sus recintos, aunque la variedad desarrollada por los padres misioneros, centrada mayormente en el campo religioso en sus inicios, ya se había distanciado notoriamente del guaraní indígena precolonial (Morínigo, 1990; Melià, 2018). Las reducciones se declararon monolingües en guaraní y la lengua tuvo un desarrollo sostenido, no solo en lo eterno sino en otros ámbitos de uso, dando como resultado una notable producción escrita en la lengua, lo que se dio en llamar el guaraní clásico, una variedad altamente normatizada de la lengua. Esta producción continuó hasta mucho después de la expulsión de los jesuitas (1767), y hoy constituyen el mayor corpus de la lengua guaraní producido durante la colonia (Boidin, 2016; Melià, 2018).
En estos recintos, con una población que superaba en mucho a la que se registraba en la colonia criolla, se consignaron en papel los apellidos guaraníes durante más de 150 años, aunque la lengua guaraní ya “había dejado de ser una lengua indígena, pero seguía siendo la de los indios, si bien éstos ya eran otros” (Melià, 1988: 46-89 y 2018). Es el lugar donde se originaron muchos de los apellidos que siguen vivos en la población paraguaya actual, y están en la lista de los que estudiamos en el presente artículo.
A partir de la obra de don León Cadogan, Mil apellidos guaraníes, publicada por primera vez en 1960, ha nacido nuestro deseo de comprobar la vigencia de estos apellidos a nivel nacional en Paraguay, y la cuestión era encontrar una plataforma informática que reuniera la mayor cantidad posible de ellos, y poder consultarla. El proyecto comenzó a andar cuando pudimos conseguir el permiso para acceder al Sistema de Identificación Policial (en adelante SIP), de la Policía Nacional paraguaya, donde constan los datos de todos los ciudadanos que poseen cédula de identidad en Paraguay. Así empezamos lo principal y más difícil del trabajo.
Los apellidos guaraníes estudiados por Cadogan alcanzan los 1.189 ejemplares, recopilados por el autor, antes de 1960, en los libros de bautismos, confirmaciones y defunciones que obraban en las parroquias de los pueblos de San Joaquín, Coronel Oviedo (departamento de Caaguazú), Villarrica (Guairá), Caazapá, Yuty (departamento de Caazapá), Santa María de Fe, San Ignacio, Santa Rosa y Santiago (Misiones), y San Estanislao (departamento de San Pedro). Estos documentos están fechados entre 1793 y 1850 (Cadogan, [1960] 2005: 18).
Nuestro autor ya anotaba el declive del uso de los apellidos autóctonos en Paraguay a inicios del siglo XX, aun en los pueblos que habían sido asiento de reducciones de indios, atribuyendo el hecho a la política implementada por Don Carlos Antonio López, quien a mediados del siglo XIX decretaba la emancipación de los pueblos de indios y de las ex-misiones jesuíticas, concediendo a los pobladores los mismos derechos de los ciudadanos paraguayos y permitiéndoles cambiar los apellidos guaraníes por apellidos españoles (Cadogan, [1960] 2005: 30).
El acceso a la base de datos del SIP, aparte de permitirnos comprobar la vigencia de estos apellidos, nos dio insumos para calcular otros importantes datos, como la cantidad y el lapso de los nacimientos por cada apellido, las áreas de mayor extensión geográfica de los mismos, entre otros.
El SIP registra los apellidos guaraníes de personas que poseen cédula de identidad y que, a su vez, están inscriptas en el Registro Civil de las Personas, condición necesaria para tramitar la cédula. El sistema está programado para enlistar solamente los apellidos cuando se emplean como paternos, o cuando van como apellidos únicos; es decir, en primer lugar después de los nombres, y no como segundo apellido. Por ejemplo, se encontrará solamente Juan Manuel Cuyurí González, o Juan Manuel Cuyurí y no Juan Manuel González Cuyurí. Por eso, nuestro listado final ha estado limitado a este rango fijo de búsqueda, por lo que la cantidad de personas que llevan apellidos guaraníes puede crecer considerablemente, si se enumeran todas las posibles combinaciones de cada caso. Igualmente, consideramos que puede haber más personas con apellidos guaraníes solo inscriptas en el Registro Civil, que no pasan al SIP porque no tramitan la cédula de identidad.
De los 1.189 apellidos estudiados por León Cadogan, solo 79 están vigentes hoy, según el SIP, y no todos en territorio paraguayo. Este número representa solo un 6,6 % del total; es decir, más del 90 % han desaparecido o, al menos, no han llegado a los registros de la Policía de Identificaciones.
El origen de este descenso brusco ha de buscarse en un hecho político de gran impacto sociocultural, ocurrido en Paraguay mucho tiempo antes de la publicación de León Cadogan. Mediante un decreto, en 1848, el presidente Carlos Antonio López declaraba “ciudadanos libres a los Indios naturales de toda la República”, y en este contexto, se les permitía a los catequizados cambiar el apellido indígena por uno de origen español (Melià, 2011). Este evento, por su magnitud y alcance, motivó, indudablemente, la desaparición masiva de aquellos apellidos, en la mayoría de los casos sin dejar más rastro que las inscripciones que de ellos se hicieron en las parroquias correspondientes. Ahora bien, los apellidos recopilados por Cadogan datan del período que va de 1793 a 1850, lapso que llega justamente al inicio de la entrada en vigor de aquel decreto. Estos hechos sugieren que los apellidos faltantes de la lista de Cadogan, más del 90 % según el SIP, ya estaban desaparecidos en el momento de su recopilación. A más de un siglo de aquel decreto del primer presidente constitucional del Paraguay, el mismo Cadogan notaba las consecuencias y se admiraba de que, por ejemplo, entre 1899 y 1900, en una población predominantemente indígena, como Yuty, departamento de Caazapá, solamente hubiera cuatro apellidos guaraníes anotados en los registros públicos, y uno de ellos era un apellido español adaptado al guaraní (Cadogan, [1960] 2005: 30).
En la plataforma del SIP procesamos primeramente la cantidad total de los inscriptos, cuya lista depuramos manualmente casi todas las veces, porque el buscador recupera en una sola lista el apellido buscado junto a formas similares. Por ejemplo, cuando buscamos Guarie, el SIP enlista también Guariel, Guaries o Guariero. En la mayoría de estos casos no podemos asegurar que los ejemplares sean variantes del apellido, sin un estudio más minucioso, por lo que solo nos limitamos a citarlos.
Este trabajo de cotejo lo hicimos entre diciembre de 2019 y enero de 2020, aclarando que el sistema del SIP aumenta constantemente con la carga de nuevos datos de gente que va solicitando la cédula de identidad. La cantidad total de personas que llevan los 79 apellidos guaraníes vigentes hoy llega a 11.602 individuos, los cuales nacieron entre 1869 -año de nacimiento más antiguo que registra el sistema- y 2019 -año más reciente-, en territorios de Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Uruguay y España. Hay apellidos que tienen un solo nacimiento, o dos o tres, en el mismo lapso, mientras que otros registran cientos o miles de nacimientos.
Los apellidos guaraníes constituyen solo una rama de una diversidad de apellidos de origen indígena que pueden estar diseminados en la población paraguaya general. Según los censos, en la población indígena existen cinco familias lingüísticas (Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos, 2019), cuya incidencia en la onomástica paraguaya solo conocemos parcialmente. Otra cuestión importante que asumimos es que las personas portadoras de los apellidos guaraníes son, en su gran mayoría, mestizos paraguayos, indiferenciables cultural o étnicamente del resto de la población.
Otra cuestión importante a señalar es la desfiguración fonética que van sufriendo los apellidos con el correr del tiempo. En la mayoría de los casos han perdido los sonidos originales característicos del guaraní, por lo que cada vez resulta más difícil reconocerlos en su origen. Otras veces existe paronimia entre algunos apellidos guaraníes con otros de origen español o de otra lengua. Hay casos donde la forma guaraní es diferente solo en el acento, por lo que en los registros oficiales quedan asimilados a la forma en castellano. Se han documentado casos parecidos en los pueblos andinos de Chile, donde la similitud entre un apellido indígena (Coria) y uno español (Correa) ha llevado a la asimilación del primero con el segundo (Inostroza Ponce, 2019). A continuación, ofrecemos algunos ejemplos de este tipo de casos en guaraní.
Aranda. Cadogan lo traduce como “Lugar donde está situado el Firmamento”. En guaraní tiene acento agudo, y en español es palabra llana. Sería un caso de asimilación con el apellido de origen español Aranda. Según la Societat Catalana de Genealogia (2020) se trata de un apellido español, procedente del nombre de un lugar, Aranda de Duero, de la provincia de Burgos, desde que la ciudad fue arrebatada a los sarracenos por los cristianos durante la Reconquista, y los descendientes de los conquistadores adoptaron el nombre del lugar por apellido.
Bera [Vera]. Cadogan lo traduce como “Reluciente, Relámpago”, y lo define como “Nombre personal sagrado guaraní” (Cadogan, [1960] 2005: 45). Como en el caso anterior, la forma guaraní es palabra aguda y en español, llana. Según el Instituto de Historia y Heráldica Familiar (2020), este apellido es muy antiguo y está extendido en varias zonas de España e Hispanoamérica; se documenta al menos desde 1304 en la Península.
Arecó [Are Ko]. Cadogan lo traduce como “Vida de Aré; cultivos de Aré”. Existe en español el apellido Areco, con el cual la forma guaraní, al parecer, se ha asimilado en los registros oficiales. Según el Heraldrys Institute of Rome (2020), el apellido tuvo origen en una familia noble de la ciudad de Córdoba, Andalucía.
Finalmente, dispusimos los demás apellidos en una lista, donde a cada uno le dedicamos una entrada y un artículo, conservando la grafía de Mil apellidos… de 2005, junto a la forma consignada en el SIP. Dimos a los artículos una estructura más o menos constante, ya que los datos así nos lo permiten. Iniciamos con la transcripción fonética de cada apellido,1 para asegurar su sonido original, utilizando como patrón el guaraní paraguayo actual. Como es sabido, algunos fonemas de este guaraní son distintos a los de las otras variedades indígenas (Aguilera Jiménez, 2011: 67). Por ejemplo, la letra ch en el guaraní paraguayo es /ʃ/ y en las lenguas indígenas, /tʃ/. Luego transcribimos la etimología de los apellidos, ofrecida por León Cadogan en su Mil apellidos… (Cadogan, [1960] 2005), siguiendo con la cantidad total de personas que llevan cada apellido, el lapso de nacimiento de las mismas, más la localidad donde se concentra la mayor cantidad de nacimientos bajo cada apellido.
Para la ubicación geográfica, hemos tenido que decidir sobre algunos vacíos de nuestra fuente. Muchos apellidos no consignan lugar de nacimiento, por lo que todos los cálculos están hechos sobre los que efectivamente son citados en el SIP. Igualmente, a veces en nuestra fuente se citan como lugares de nacimiento localidades homónimas, sin dar más elementos para discriminar el lugar de referencia. En estos casos, hemos tenido que excluir de la lista esos lugares. O a veces se cita el departamento y no el distrito donde ocurren los nacimientos. La ortografía de los nombres de lugares ha quedado conforme con la de los registros del SIP. A continuación, la lista completa de los apellidos vigentes.
Aca [Akã] [a.ˈkã]. Cadogan lo traduce como “Cabeza (akã); pendencia (aka)” ([1960] 2005: 36). El SIP solo registra Aca, con 356 nacimientos en total, entre los años 1902 y 2019. El distrito donde se registra la mayor cantidad de personas nacidas bajo este apellido es Yuty, departamento de Caazapá, con 155 nacimientos, que equivalen al 43,5 % del total registrado (356).
Aracuyu [Araku Ju] [a.ɾa.ku.ˈʝu]. Cadogan lo describe “Araku Eterno, reencarnado” ([1960] 2005: 39). El SIP registra solo Aracuyu, con doce personas nacidas en el lapso de 1904-2008. El distrito de mayor concentración de nacimientos es Asunción, con tres personas, que equivalen al 25 % del total (12).
Aramburu [a.rã.mbu.’ru]. Cadogan lo traduce como “extático, fervoroso”, basándose en el vocablo “imburu, oñe-mburu”, que significa “adquiere vigor, salud, locución aplicada en mbyá a quienes mediante la danza y otros ejercicios espirituales adquieren fervor religioso y, a menudo, se sumen en éxtasis” (Cadogan, [1960] 2005: 39). Existen doce personas nacidas bajo este apellido, entre 1874 y 2009. Las ciudades donde se concentran más nacimientos son Encarnación y Uruguaiana, con dos en cada localidad, que equivalen a un 33,3 % del total de nacidos (12).
Arami [a.ɾa.ˈmi]. Cadogan lo traduce “Firmamento Pequeño” ([1960] 2005: 40). Existen cinco personas registradas bajo este apellido, nacidas entre 1979 y 2016. El departamento donde se concentran los nacimientos es San Pedro (Choré, Colonia Cocuerá, Colonia Primavera, Santa Rosa del Aguaray), con cuatro nacimientos, que equivalen al 80 % del total (5). El SIP también registra Aramis.
Arapaju [Arapa Ju] [a.ɾa.pa.ˈʝu]. Cadogan lo traduce como “Confín del Firmamento Eterno” ([1960] 2005: 40). El SIP registra solo la forma Arapayu, con 248 personas nacidas entre 1906 y 2019. La mayor cantidad de nacimientos se da en Yuty, departamento de Caazapá, con 129 personas, que equivalen al 52 % del total (248).
Arapi [a.ɾa.ˈpi]. Según Cadogan es “acutí, en pãi” ([1960] 2005: 40). Tenemos cuatro personas nacidas bajo este apellido, entre 1893 y 1947 (4). El SIP registra también Arapino.
Arari, Arary [a.ɾa.ˈɾɨ]. Cadogan lo traduce como “nombre de un árbol grande de la familia de las Rubiáceas” (2005 [1960]: 40). Hay registro de 52 personas nacidas bajo Ararí y 1, bajo Arary, entre 1907 y 2014. La concentración de nacimientos se da en Moisés Bertoni, Caazapá, con 32 personas, que representan un 61,5 % del total registrado (52 como Ararí), y para Arary el único nacimiento se da en Laureles, Ñeembucú. En el SIP se registra también Araripe.
Araro [a.ɾa.ˈɾo]. Cadogan lo traduce “literalmente, Firmamento Amargo” ([1960] 2005: 40). Tenemos una sola persona nacida con este apellido, en 1902, sin mención del lugar de nacimiento (1).
Arecaye [Are Kãje] [a.ɾe.kã.ˈʝe]. Cadogan lo traduce “huesos distintos de Aré” ([1960] 2005: 41). Hay una sola persona nacida bajo el apellido, como Arecaye, en 1943, sin especificarse el lugar (1).
Aregua [a.ɾe.ˈɣwa]. Cadogan lo traduce como “correspondiente a Aré; oriundo de Aré” ([1960] 2005: 41). Tenemos quince personas nacidas bajo el apellido, entre 1939 y 2017. La concentración de nacimientos se da en la Colonia 12 de Junio, Presidente Hayes, Chaco, con seis personas, que representan un 40 % del total (15).
Ariyu [Ari Ju] [a.ɾi.ˈʝu]. Cadogan lo traduce “Firmamento Amarillo o reencarnado” ([1960] 2005: 42). El SIP registra solo como Ariyu, con 132 personas, nacidas entre 1907 y 2017. La mayor concentración de nacimientos se da en Encarnación, departamento de Itapúa, con 64 personas, que representan un 48,4 % del total (132).
Arua [a.ɾw.ˈa]. Cadogan lo traduce como “digno, quieto, bien parecido” ([1960] 2005: 43). Tenemos en registro nueve personas con este apellido, nacidas entre 1921 y 2010. No tiene un distrito de mayor concentración de nacimientos (9).
Asoya [Asoja] [a.so.ˈʝa]. Cadogan lo traduce como “lo que cubre o tapa” ([1960] 2005: 43). Tenemos registro solo de Asoya, con 122 personas nacidas entre 1919 y 2019. La mayor concentración de nacimientos se da en Santiago, Misiones, con 36 personas, que representan un 29,5 % del total (122).
Ayesa, Ayeza [Ajesa] [a.ʝe.ˈsa]. Cadogan no aporta un significado etimológico, pero Ruiz de Montoya registra ayé como ‘dicha; bienaventurado’ o ‘grande’ y sa, como ‘ojos’, con lo que el apellido se puede traducir como ‘ojos dichosos [‘alegres’]’ u ‘ojos grandes’ (Ruiz de Montoya, [1639] 1876: 26, 111). En el SIP se registran solo las dos primeras formas, Ayesa y Ayeza. Existen 120 personas nacidas bajo Ayesa, entre 1923 y 2019. El distrito donde se registra la mayor cantidad de nacimientos como Ayesa es Acahay, departamento de Paraguarí, con 14 personas, que representan un 11,6 % del total (120). Con la forma Ayeza se registran 342 personas, nacidas entre 1914 y 2019. El distrito de mayor concentración de nacimientos es Asunción, con 62 personas, un 18,1 % del total (342).
Azoya [Asoja] [a.so.ˈʝa]. Es una variante ortográfica de Asoya, el mismo apellido (Cadogan, [1960] 2005: 44). El SIP registra solo Azoya, con 68 personas, nacidas entre 1935 y 2016. El distrito de mayor cantidad de nacimientos es Santa Rosa, Misiones, con 46 personas, que representan un 67,6 % del total (68).
Baibe [Vaive] [bai̯.ˈβe]. Cadogan lo traduce como “más feo” ([1960] 2005: 44). Existen 74 personas, como Baibe, nacidas entre 1905 y 2018. El distrito con mayor cantidad de nacidos es San Pedro, departamento de San Pedro, con 26 nacimientos, un 35,1 % del total (74).
Bariho, Barijho [Variho] [ba.ɾi.ˈho]. El SIP registra solo la forma Barijho. Cadogan lo traduce como “convertido, reformado” ([1960] 2005: 45). Existen 142 personas nacidas bajo este apellido, entre 1907 y 2017. El distrito con mayor cantidad de nacimientos es Asunción, con 73 personas, un 51,4 % del total (142).
Boya [Mboja] [mbo.ˈʝa]. Cadogan lo traduce como “vasallo” o “distinción” ([1960] 2005: 45). En el SIP figuran cuatro personas bajo este apellido, como Boya, nacidas entre 1906 y 2001, en Alto Paraná, distrito Minga Guazú (100 %) (4).
Caire [Ka'ire] [ka.ʔi.ˈɾe]. Es uno de los nombres compuestos a partir de ka’i ‘mono’ (Cadogan, [1960] 2005: 47). En los registros del SIP figuran 302 personas como Caire, nacidas entre 1906 y 2019 (302). El SIP también registra Caires.
Cande [Kande] [kã.ˈnde]. Cadogan lo describe como “nombre en guayakí del cerdo montés” ([1960] 2005: 47). Como Cande hay una persona nacida en el año 1915, sin registro del lugar (1). Como Kande, una persona, en 1978, en Puerto Barra, Alto Paraná. En el SIP aparecen también Candeo o Candeia (con nacimientos en Brasil), también Kandegui o Kandepiapegui.
Carapi [Karapi] [ka.ɾa.ˈpi]. Cadogan lo traduce como “corteza de cará (?)” ([1960] 2005: 48). Tenemos un solo nacimiento, en 1911, bajo la forma Karapi, sin cita del lugar (1). El SIP también registra Carapina, con nacimientos en Brasil.
Congo [Kongo] [kõ.ˈŋgo]. Basado en Montoya, Cadogan lo traduce como “yerba que beben” ([1960] 2005: 50). En el SIP tenemos solo la forma Congo, con 193 personas, nacidas entre 1893 y 2018. La ciudad con mayor cantidad de nacimientos es Concepción, departamento de Concepción, con 46 personas, un 23,8 % del total (193).
Cuma [Kuma] [ku.ˈma]. Cadogan lo traduce como “hollín” ([1960] 2005: 50). El SIP solo registra Cuma, con una persona nacida en 1906, sin cita del lugar (1). También registra Cuman.
Cumbaï, Cumbay [Kumbay] [kũ.mba.ˈɨ]. Cadogan lo traduce como “planta de cumbá” o también como “mentiroso” ([1960] 2005: 50). En el SIP tenemos solo la forma Cumbay, con 102 personas, nacidas entre 1900 y 2017. El distrito donde se da la mayor concentración de nacimientos es San Juan Nepomuceno, Caazapá, con 38 personas, un 37,2 % del total registrado (102). El SIP también registra Cumbai.
Cuyarí, Cuyari [Kujari] [ku.ʝa.ˈɾi]. Cadogan escribe al respecto: “Probablemente planta de cuyá: kuja ry, kuya'y, aunque también podría ser: lengua larga. Es uno de los contados apellidos guaraníes empleados todavía” (Cadogan, [1960] 2005: 52). El SIP solo consigna Cuyari, con 131 personas, nacidas entre 1914 y 2019. Hay más nacimientos en Caaguazú, departamento de Caaguazú, con 74 personas, un 56,4 % del total (131). El SIP también registra Cuyary.
Cuye [Kũ Je] [kũ.ˈʝe]. Cadogan lo traduce como “de lengua suelta” ([1960] 2005: 52). El SIP registra solo Cuye, con 45 personas, nacidas entre 1886 y 1995. Los nacimientos se concentran en San Pedro del Paraná, Itapúa, con 21 personas, un 46,6 % del total (45).
Cuyua [Kuju A] [ku.ʝu.ˈʔa]. Cadogan lo traduce como “peludo, pelos de Cuyú” ([1960] 2005: 52). El SIP lo registra solo como Cuyua, con 191 personas nacidas entre1914 y 2019. La mayor concentración de nacimientos se da en Pilar, departamento de Ñeembucú, con 42 personas, un 21,9 % del total (191). El SIP también registra Cuyuba.
Cuyuri [Kujury] [ku.ʝu.ˈɾɨ]. Cadogan lo traduce como “curso de agua de Cuyú; o, árbol o planta de Cuyú” ([1960] 2005: 52). El SIP registra solo Cuyuri, con 244 personas, nacidas entre 1911 y 2019. La mayor concentración de nacimientos se da en Yaguarón, departamento de Paraguarí, con 106 personas, un 43,4 % del total (244).
Chambiquë, Chambuque [ʃã.mbi.ˈkẽ /ʃã.mbu.ˈke]. Cadogan lo traduce como “apartémosle” ([1960] 2005: 52). En el SIP aparece solo bajo la forma Chambique, con veintiuna personas, nacidas entre 1938 y 2019. La mayor cantidad de nacimientos se da en Colonia Triunfo y Encarnación, departamento de Itapúa -con seis nacimientos en cada ciudad-, 57,1 % del total (21).
Chandi [ʃã.ˈndi]. Para Cadogan es de etimología dudosa, pero se relacionaría con Chanay, “agua o árbol de Chaná o Chané: una tribu” ([1960] 2005: 52). En el SIP figuran 347 personas con el apellido, nacidas entre 1888 y 2019. El lugar de mayor cantidad de nacimientos es Yuty, departamento de Caazapá, con 161 personas, un 46,3 % del total registrado (347).
Chari [ʃa.ˈɾi]. Cadogan afirma que su origen es “posiblemente chavi: insignificante” ([1960] 2005: 53). En los archivos del SIP hay dos personas que llevan el apellido, nacidas en 1960 y 1968, respectivamente, y ambas en Jujuy, Argentina (2).
Goma [ɡo.ˈma]. Para Cadogan es un tipo de pez ([1960] 2005: 55). En el SIP se registra un solo nacimiento, en 1922, sin cita del lugar (1).
Guachirë [ɡwa.ʃi.ˈɾẽ]. Según Cadogan, “hediondo” o una “parcialidad indígena de Mato Grosso” ([1960] 2005: 55). El SIP registra Guachire, con 428 personas, nacidas entre 1892 y 2018. La localidad que registra la mayor cantidad de nacimientos es Belén, departamento de Concepción, con 139 personas, un 32,4 % del total (428).
Guairare [ɡwai̯.ɾa.ˈɾe]. Según Cadogan, el nombre tiene como base etimológica Guairá, nombre de una antigua zona de poblaciones indígenas que abarcaba Brasil y Paraguay. Pero como sustantivo común, guairá es nombre de la “avispa cazadora velluda” (Cadogan, [1960] 2005: 55-56). En el SIP tenemos 178 personas con el apellido, nacidas entre 1900 y 2016. La localidad con la mayor concentración de nacimientos es Tobatí, departamento de Cordillera, con 90 personas, un 50,5 % del total registrado (178).
Guandi, Guani, Guany [ɡwã.ˈndi/ ɡwa.ˈni]. Cadogan lo traduce como “adorno pequeño” ([1960] 2005: 56). El SIP registra solo Guani, con cuatro personas, nacidas entre 1913 y 2009. El departamento donde se dan todos los nacimientos es Presidente Hayes, Chaco (Espinillo y Pozo Colorado) (4).
Guaracai [Guara Kái] [ɡwa.ɾa.ˈkai̯]. Para Cadogan proviene de “guará ‘pájaros marinos’”, y “kái ‘quemado’” ([1960] 2005: 57). Aparece solo un registro en el SIP, como Guaracai, con un nacimiento en 1929, en Coronel Oviedo (Caaguazú) (1).También se registra Guaracay.
Guaraya [Guara Ja] [ɡwa.ɾa.ˈʝa]. Cadogan lo traduce como “Dueño de Guará. Nombre tavyterã de una especie de cactus, cuyo fruto está cubierto de numerosísimas espinas diminutas. Yva (gua): fruta; ra: pelusa, pelambre; ja: dueño” (Cadogan, [1960] 2005: 57). El SIP solo registra Guaraya, con veintiocho personas, nacidas entre 1932 y 2019. En Arroyos y Esteros se da la mayor cantidad de nacimientos, con diez personas, un 35,7 % del total (28).
Guari [ɡwa.ˈɾi]. Para Cadogan, proviene de “guarí largo (guarí vukúi), nombre tavyterã de un saltamontes” ([1960] 2005: 57). Según el SIP, veintiuna personas nacieron bajo este apellido, entre 1908 y 2010. La ciudad de mayor concentración de nacimientos es Asunción, con ocho personas, un 38 % del total (21).
Guarie [ɡwa.ɾj.ˈe]. Cadogan lo traduce como “guarí distinto” ([1960] 2005: 58). Según el SIP, tenemos 322 personas nacidas bajo este apellido, entre 1882 y 2019. La ciudad con mayor concentración de nacimientos es Asunción, con 84 personas, un 26 % del total registrado (322). El SIP también registra Guaries y Guariel.
Guera [ɡwɛ.ˈɾa]. Cadogan lo traduce como “resplandor, relámpago” ([1960] 2005: 58). En el SIP figura una sola persona con el apellido, nacida en 1943; no se cita el lugar (1).
Irepa [i.ɾe.ˈpa]. Se compone a partir de ireté o eireté ‘miel’ en guaraní (Cadogan, [1960] 2005: 62). En el SIP se registran 286 personas con el apellido, nacidas entre 1901 y 2019. La ciudad con mayor cantidad de nacimientos es San Juan Nepomuceno, departamento de Caazapá, con 50 personas, un 17,4 % del total (286).
Yrepa [i.ɾe.ˈpa]. Variante de Irepa, que es la única forma que registra Cadogan. En el SIP hay 125 personas con este apellido, nacidas entre 1899 y 2019. El lugar con mayor concentración de nacimientos es San Juan Nepomuceno, departamento de Caazapá, con 35 personas, un 28 % del total registrado (125).
Ïtatï [Ita Tĩ] [i.ta.ˈtĩ]. Cadogan lo traduce como “Piedra Blanca” ([1960] 2005: 63). El SIP registra solo Itati, con una sola persona, nacida en 1960, sin especificar el lugar (1).
Mandagui [mã.nda.ˈɣwi]. Cadogan lo traduce como “persona con corvas” ([1960] 2005: 63). En el SIP figuran catorce personas con el apellido, nacidas entre 1937 y 2015. La ciudad con mayor concentración de nacimientos es Carlos Antonio López, departamento de Itapúa, con cinco personas, un 35,7 % del total (14).
Marani [ma.ɾa.ˈni]. Cadogan lo traduce como “bellaco” ([1960] 2005: 64). En el SIP figuran cuatro personas con el apellido, nacidas entre 1953 y 1993. Hay nacimientos en Argentina (Buenos Aires), Brasil, estado de Paraná (Ipora y Paraiso do Norte), estado de São Paulo (Rancharia) (4).
Maregue, Mareque [ma.ɾe.ˈɣe / ma.ɾe.ˈke]. Para Cadogan, se traduce “pues ¿duermes?” ([1960] 2005: 64). El SIP registra solo Mareque, con dos personas nacidas en 1869 y 1971, respectivamente, en Rosario, Argentina (2).
Marupa [ma.ɾu.ˈpa]. Según Cadogan, designa en tupí un tipo de navaja hecha de caña ([1960] 2005: 64). El SIP registra un solo nacimiento, en La Paz, Bolivia, en 1985 (1).
Mbaibe [Mbaive] [mbai̯.ˈbe]. Según Cadogan, proviene de “mbaí (español)” y ve “distinto” ([1960] 2005: 64). En el SIP figuran ambas formas, Mbaibe y Mbaive, el primero con 94 personas, nacidas entre 1897 y 2019 y el segundo, con dieciséis, nacidas entre 1927 y 2011. La localidad con mayor número de nacimientos para Mbaibe es Asunción, con 35 personas, un 37,2 % del total (94); para Mbaive es Villa Hayes, departamento de Presidente Hayes, con nueve personas, un 56,2 % del total (16).
Moray [mo.ˈɾai̯]. Cadogan lo traduce como “Mora con el diminutivo” o “Mborai: canto religioso, en chiripá” ([1960] 2005: 68). El SIP registra 746 personas nacidas entre 1890 y 2018. La mayor concentración de nacimientos se da en Asunción, con 178 personas, un 23,8 % del total (746).
Nandi [nã.ˈndi]. Cadogan lo traduce como “ocio, vacío, soltero” ([1960] 2005: 68). En el SIP figuran dieciocho personas portadoras, nacidas entre 1953 y 2009. La ciudad de mayor concentración de nacimientos es Medianeira, Paraná, Brasil, con cinco personas, un 27,7 % del total (18).
Ñamandu [ɲa.mã.ˈndu]. Cadogan lo describe como “Dios del sol y figura central de la mitología mbyá”, y sobre la etimología apunta: “Parece derivarse de Ñaguandu: jaguar negro” (Cadogan, [1960] 2005: 69). En el SIP tenemos registradas 619 personas, nacidas entre 1878 y 2019. El lugar de mayor concentración de nacimientos es San Bernardino, departamento de Cordillera, con 95 personas, un 15,3 % del total (619).
Ñanduá [ɲã.ndw.ˈa]. Cadogan lo describe como “Pluma de avestruz. Un adorno ritual, y nombre de uno de los dioses principales de la mitología tavyterã. Apellido de un alférez que se hizo famoso durante la Guerra del 70” (Cadogan, [1960] 2005: 70). En el SIP figuran diez personas, nacidas entre 1927 y 2003. General Artigas, Itapúa, es el lugar donde figuran más nacimientos, con nueve personas, un 90 % del total (10).
Ñumbay [ɲũ.ˈmbai]. Cadogan remite a otro apellido, Ñumbáu, que traduce como “mancha de campo” o “pradera rodeada de selva” ([1960] 2005: 71). En el SIP tenemos 86 personas registradas, nacidas entre 1895 y 2018. El lugar de mayor concentración de nacimientos es San Lorenzo, departamento Central, con 33 personas, un 38,3 % del total (86).
Pachigua [pa.ʃi.ˈɣwa]. Cadogan lo traduce como “Habitante de Pachí. Pachí Guasú, uno de los dioses de la mitología tavyterã” (Cadogan, [1960] 2005: 71). En el SIP tenemos 203 personas con el apellido, nacidas entre 1911 y 2018. La localidad de mayor número de nacimientos es Belén, departamento de Concepción, con 59 personas, un 29 % del total (203).
Pana [pa.ˈna]. Cadogan lo traduce como “mariposa” ([1960] 2005: 71). En el SIP existen 702 personas que llevan el apellido, nacidas entre 1892 y 2019. El lugar con mayor concentración de nacimientos es Pedro Juan Caballero, departamento de Amambay, con 167 personas, un 23,7 % del total (702). En el SIP aparecen también Panas y Panaite.
Paracatu [Para Katu] [pa.ɾa.ka.ˈtu]. Cadogan lo traduce como “Mar Privilegiado” ([1960] 2005: 71). El SIP registra solo Paracatu, con trece personas, nacidas entre 1901 y 2017. En Asunción se registra la mayor cantidad de nacimientos, nueve personas, un 69,2 % del total (13).
Parana [pa.ɾa.ˈna]. “Pariente del Mar”, según Cadogan ([1960] 2005: 72). En el SIP están registradas 270 personas que llevan el apellido, nacidas entre 1904 y 2019. El lugar de mayor concentración de nacimientos es San Estanislao, departamento de San Pedro, con 51 personas, un 18,8 % del total registrado (270).
Paranderi [pa.ɾã.ndɛ.ˈɾi]. En el SIP existen unas 386 personas portadoras de este apellido, nacidas entre 1922 y 2019. La ciudad con mayor cantidad de nacimientos es Belén, departamento de Concepción, con 78 personas, un 20,2 % del total (386).
Paray [Para Y] [pa.ɾa.ˈʔɨ]. Cadogan lo describe como “Árbol del Mar, de la mitología tavyterã; especie de ‘árbol universal’, cada una de cuyas ramas es una especie de árbol o planta” ([1960] 2005: 72). En el SIP tenemos una sola persona registrada con este apellido (como Paray), nacida en 1913, sin cita del lugar (1).
Piriyu [Piri Ju] [pi.ɾi.ˈʝu]. Cadogan lo traduce como “Piri Reencarnado” ([1960] 2005: 73). En el SIP hay 83 personas con el apellido (como Piriyu), nacidas entre 1904 y 2017. El lugar de mayor concentración de nacimientos es Itauguá, departamento Central, con 52 personas, un 62,6 % del total registrado (83).
Poy [Po'y] [po.ˈʔɨ]. Para Cadogan, es “Collar” ([1960] 2005: 74). El SIP registra dos personas nacidas en 1889 y 1965, respectivamente (como Poy), ambas en Bahía Negra, departamento de Alto Paraguay (2).
Pucu [Puku] [pu.ˈku]. Cadogan lo traduce como “Largo, alto” ([1960] 2005: 74). En el SIP se registran dos personas (como Pucu), nacidas en 1930 y 1950, respectivamente, ambas en Fortín Salazar, departamento de Presidente Hayes (2).
Rabo [ɾa.ˈβo]. Cadogan lo traduce como “Cabeza pelada, afeitada” ([1960] 2005: 74). En el SIP se registra una persona, nacida en 1933, en Villarrica, departamento de Guairá (1).
Sacu [Saku] [sa.ˈku]. Según Cadogan, “Legaña: sayku” ([1960] 2005: 74). En el SIP se registra una sola persona (como Sacu), nacida en 1959, en Corrientes, Argentina (1).
Sagau [sa.ɣa.ˈu]. Cadogan lo traduce como “Añorar: chaga'u, hechaga'u” ([1960] 2005: 74). En el SIP se registra una persona, nacida en 1935, en Boquerón, departamento de Caazapá (1).
Sahari [sa.ha.ˈɾi]. Para Cadogan, “Ojos Ariscos, incrédulos” ([1960] 2005: 75). En el SIP hay dos personas registradas, nacidas en 1897 y 1934, respectivamente, sin citar el lugar (2).
Sambrana [sã.mbɾa.ˈna]. El SIP registra tres personas nacidas con el apellido, entre 1938 y 1996, en Brasil, estado de São Paulo (São Paulo), Itapúa (Colonia Heriberta) y departamento de San Pedro (Cocueré) (3). También se registra Sambrano.
Sandiyu [Sandy Ju] [sã.ndɨ.ˈʝu]. Cadogan lo traduce como “Sandi Reencarnado” (Sandi: “Ojos Llameantes”) ([1960] 2005: 75). El SIP registra ocho personas (como Sandiyu), nacidas entre 1979 y 2016. El lugar con mayor concentración de nacimientos es Luque, departamento Central, con dos personas, un 25 % del total (8).
Sica, Sïca [Syka] [sɨ.ˈka]. Cadogan lo traduce como “Barreta, púa para flechas” ([1960] 2005: 75). En el SIP se registran siete personas (como Sica), nacidas entre 1944 y 1989, respectivamente. En Argentina (Buenos Aires) se registra la mayor cantidad de nacimientos, con cinco personas, un 71,4 % del total, y uno en Montevideo, Uruguay (7).
Tabora [Tavora] [ta.βo.ˈɾa]. El nombre está compuesto de ta-a o taa, que significa “hormiga grande”, y vora “señal” (Cadogan, [1960] 2005: 76). En el SIP aparecen tres personas portadoras, bajo la forma Tabora, nacidas entre 1971 y 1983, todas en Puerto Marangatú, departamento de Canindeyú. Igualmente, se registra Tavora, con nueve personas, nacidas entre 1896 y 1997. Hay cuatro nacimientos en Brasil, estado de Ceará (Fortaleza), estado de Goiás (Goiânia), estado de Paraná (Marechal Cândido Rondon), estado de Río de Janeiro (Río de Janeiro). La mayor cantidad de nacimientos se da en el departamento de Canindeyú (no se especifica distrito), con dos personas, un 22,2 % del total (9).
Tamaï [Tama Y] [ta.ma.ˈʔɨ]. Cadogan lo traduce como “Agua de Mejillón” ([1960] 2005: 77). En el SIP se registra Tamay, con 276 personas, nacidas entre 1901 y 2019. El lugar con mayor concentración de nacimientos es Fulgencio Yegros, departamento de Caazapá, con 67 personas, un 24,2 % del total registrado (276). El SIP también registra Tamai.
Tandi [tã.ˈndi]. Para Cadogan, es “Especie de pez” ([1960] 2005: 78). En el SIP se registran 597 personas portadoras, nacidas entre 1896 y 2019. El lugar de mayor concentración de nacimientos es Yuty, departamento de Caazapá, con 120 personas, un 20,1 % del total registrado (597). El SIP también registra Tandis y Tandy.
Tapari [ta.pa.ˈɾi]. Cadogan, basado en datos de una obra del padre José Manuel Peramás, lo describe como un cacique con cuya gente se fundaron las reducciones del Tarumá, San Joaquín y San Estanislao. También señala que como apellido aparecía en los registros de Nuestra Señora del Rosario de los Ajos, de Villarrica del Espíritu Santo y Misiones. Etimológicamente, la palabra proviene de “Karai Rechapari, Karai Chapa epy (Señor Todo-lo-ve, llamado Taparí)” (Cadogan, [1960] 2005: 78). En el SIP aparecen registradas 575 personas, nacidas entre 1903 y 2019. El lugar de mayor cantidad de nacimientos es San Juan Nepomuceno, departamento de Caazapá, con 95 personas, un 16,5 % del total registrado (575). En el SIP también figura Taparis.
Tatu [ta.ˈtu]. Cadogan lo traduce como “Armadillo” ([1960] 2005: 79). En el SIP se registran dos personas, nacidas en 1922 y 1953, respetivamente, ambas en Puerto Barra, departamento de Alto Paraná (2). En el SIP también figuran Tatugi, Tatukujugi, Tatunambiagi, Tatunambia y Tatula.
Toube [Touve] [tou̯.ˈβe]. Según Cadogan, “Que se acerque” ([1960] 2005: 80). En el SIP se registran 68 personas (como Toube), nacidas entre 1900 y 2014. El lugar con mayor concentración de nacimientos es General Elizardo Aquino, departamento de San Pedro, con 36 personas, un 52,9 % del total registrado (68). El SIP también consigna Toubes.
Tuma [tu.ˈma]. En el SIP se registran veintinueve personas en total, nacidas entre 1904 y 2018. La ciudad de mayor concentración de nacimientos es Asunción, con veintiuna personas, un 72,4 % del total registrado (29). Hay un nacimiento en Bolivia (Cochabamba), los demás nacimientos no tienen constancia del lugar. Por otra parte, cabe señalar que la heráldica europea reconoce el apellido como de origen europeo, específicamente, italiano (Heraldrys Institute of Rome, 2020). En este caso, al igual que algunos que ya hemos desarrollado arriba (Areco, Vera y Aranda), podría haber paronimia con la forma guaraní Tuma, con lo cual es imposible diferenciar una de otra.
Vaira [bai̯.ˈɾa]. Cadogan sugiere que el origen es probablemente Guairá ([1960] 2005: 81). En el SIP se registran tres personas que comparten el apellido, nacidas en 1953, 1966 y 1969, respectivamente, en Córdoba, Argentina (3).
Yahari [ɟʝa.ha.ˈɾi]. Cadogan no aporta un significado etimológico, pero la voz parece estar compuesta de ja-, prefijo de conjugación de primera persona del plural (ñande, ‘nosotros’ incluyente), y harí ‘no creer lo que le dicen, rechazar, contradecir [...]’ (Ruiz de Montoya, [1639] 1876: 240 [bajo la voz ña, segunda acepción] 144). Entonces, la traducción de Yahari o Jahari es ‘nosotros no creemos lo que nos dicen’. Es el apellido más numeroso entre todos los que estudiamos en este artículo. En el SIP figuran 2.019 personas, nacidas entre 1891 y 2019. El lugar con mayor concentración de nacimientos es Yaguarón, departamento de Paraguarí, con 689 personas, un 34,1 % del total registrado (2.019). El SIP inscribe también Yaharis.
Yuri [Juri] [ɟʝu.ˈɾi]. Cadogan lo traduce como “Cuello delgado” ([1960] 2005: 84). En el SIP se registra Juri, con doce personas portadoras, nacidas entre 1954 y 2008. El lugar donde se registran más nacimientos es Córdoba, Argentina, con tres personas, un 25 % del total registrado (12).
Zaura [sau̯.ˈɾa]. Para Cadogan es un tipo de cangrejo ([1960] 2005: 85). En el SIP se registran dieciséis personas con el apellido, nacidas entre 1969 y 2008. La extensión geográfica abarca Brasil, estado de Paraná (Palotina, Toledo), estado de Mato Grosso do Sul (Amambai), Canindeyú (Colonia Guadalupe, Katuete, La Paloma, Salto del Guairá). El lugar con mayor cantidad de nacimientos es La Paloma, departamento de Canindeyú, con cuatro personas, un 25 % del total registrado (16).
Hemos considerado en este rango los que poseen a partir de 100 nacimientos durante el lapso de estudio. Son Yahari, el apellido con mayor cantidad de nacimientos en Paraguay (2.019 personas), Moray (746), Pana (702), Ñamandu (619), Tandi (597), Tapari (575), Guachire (428), Paranderi (386), Aca (356), Chandi (347), Ayeza (342), Guarie (322), Caire (302), Irepa (286), Tamay (276), Parana (270), Arapayu (248), Cuyuri (244), Pachigua (203), Congo (193), Cuyua (191), Guairare (178), Barijho (142), Ariyu (132), Cuyari (131), Yrepa (125), Asoya (122), Ayesa (120), Cumbay (102). (Apéndice).
Caazapá es el departamento donde se da la mayor concentración de los apellidos más numerosos del Paraguay -ocho en total, contando la duplicación de Irepa en Yrepa, que consideramos uno solo- y, por tanto, la mayor cantidad de nacimientos de personas que llevan los apellidos guaraníes en el país y en el área de extensión, con un total de 850 nacimientos, entre 1878 y 2019. A continuación, ofrecemos cada apellido con el número total de personas nacidas, con el lapso en años y la cantidad de nacimientos que registra en cada distrito del departamento. Tandi, con 597 personas en total (1896-2019), en Yuty registra 120 nacimientos (20,1 %). Tapari, con 575 personas en total (1903-2019), en San Juan Nepomuceno tiene 95 nacimientos (16,5 %). Aca, con 356 personas en total (1902-2019), en Yuty registra 155 nacimientos (43,5 %). Chandi, con 347 personas en total (1888-2019), en Yuty cuenta con 161 nacimientos (46,3 %). Irepa, con 286 personas en total (1901-2019), en San Juan Nepomuceno tiene 50 nacimientos (17,4 %). Tamay, 276 personas en total (1901-2019), en Fulgencio Yegros tiene 67 nacimientos (24,2%). Arapayu, con 248 personasen total (1906-2019), en Yuty registra 129 nacimientos (52 %). Yrepa, con 125 personas en total (1899-2019), en San Juan Nepomuceno cuenta con 35 nacimientos (28 %). Cumbay, con 102 personas en total (1900-2017), en San Juan Nepomuceno, 38 nacimientos (37,2 %).
En el departamento de Paraguarí se concentran tres de los apellidos más numerosos, y juntos suman 809 nacimientos en el departamento. Yahari, con 2.019 personas en total (1891-2019). Es el apellido más numeroso en Paraguay; en Yaguarón registra 689 nacimientos (34,1 %). Cuyuri, con 244 personas en total (1911-2019), en Yaguarón tiene 106 nacimientos (43,4 %). Ayesa, con 120 personas en total (1923-2019), en Acahay tiene catorce nacimientos (11,6 %).
En Asunción fueron registrados cuatro de los apellidos, que suman 397 nacimientos en el distrito. Moray, con 746 personas en total (1890-2018), en la capital registra 178 (23,8 %). Ayeza, 342 personas en total (1914-2019), 62 en Asunción (18,1 %). Guarie, 322 personas en total (1882-2019), en Asunción, 84 nacimientos (26 %). Barijho, 142 personas en total (1907-2017), en Asunción, 73 nacimientos (51,4 %).
En el departamento de Concepción se registran cuatro apellidos, que suman 322 nacimientos. Guachire, con 428 personas en total (1892-2018), en Belén tiene 139 nacimientos (32,4 %). Paranderi, 386 personas en total (1922-2019), en Belén, 78 nacimientos (20,2 %). Pachigua, con 203 personas en total (1911-2018), en Belén, 59 nacimientos (29 %). Congo, con 193 personas en total (1893-2018), en la ciudad de Concepción, 46 nacimientos (23,8 %).
En el departamento de la Cordillera tenemos dos apellidos, que suman 185 nacimientos en el departamento. Ñamandu, con un total de 619 personas en (1878-2019), en San Bernardino, 95 nacimientos (15,3 %). Guairare, con 178 personas en total (1900-2016), en Tobatí, 90 nacimientos (50,5 %).
En Amambay tenemos un apellido, Pana, con 702 personas en total (1892-2019), con 167 nacimientos en Pedro Juan Caballero (23,7 %).
En Itapúa se registran dos apellidos, que suman 132 nacimientos en el departamento. Caire, con 302 personas en total (1906-2019), en San Pedro del Paraná, 68 nacimientos (22,5 %). Ariyu, con 132 personas en total (1907-2017), en Encarnación, 64 nacimientos (48,4 %).
En el departamento de Caaguazú tenemos un apellido, Cuyari, con 131 personas en total (1914-2019), con 74 nacimientos en la ciudad de Caaguazú (56,4 %).
En el departamento de San Pedro, se registra un apellido, Parana, con 270 personas en total (1904-2019), con 51 nacimientos en San Estanislao (18,8 %).
En Ñeembucú, Cuyua, de 191 personas en total (1914-2019), 42 nacimientos en Pilar (21,9 %).
Por último, en Misiones tenemos un apellido, Azoya, con 122 personas en total (1919-2019), con 36 nacimientos en Santiago (29,5 %).
Los apellidos guaraníes conservados en Paraguay forman parte de un mismo fenómeno social que se dio en las distintas regiones americanas, conquistadas y colonizadas por la corona española. No se originaron en la cultura guaraní indígena, donde el apellido o el segundo nombre son desconocidos, sino en el nuevo contexto sociocultural impuesto por la colonia; es decir, el mestizaje. Solo en este ambiente, de surgimiento de una nueva cultura a partir de la fusión de dos, se entiende el origen de estos elementos.
A través de los estudios antropológicos de los pueblos sobrevivientes y portadores de las antiguas tradiciones guaraníes, se llegó a una reconstrucción más o menos exacta de la cultura indígena precolonial, sobre todo en lo que atañe a la religión, donde la palabra inspirada tiene gran relevancia, y con ello se ha podido avaluar la importancia que tienen los nombres propios en la construcción de la identidad de los guaraníes. Es el legado que llega a muchos descendientes de hoy, que tienen la oportunidad de portar estos nombres de sus ancestros como apellidos familiares, y, por otro lado, como colectivo, representa una prueba indubitable de la integración de la cultura guaraní en la etnografía paraguaya de hoy.
Luego de presentar una prueba de la vigencia de los apellidos guaraníes en la población paraguaya, a partir de la lista recogida por don León Cadogan hace más de 60 años, queremos señalar algunos caminos de investigación que quedan abiertos.
La lista aportada por Cadogan no agota los apellidos de origen guaraní que se mantienen vigentes en la sociedad paraguaya actual. Algunos como Cherembí, Chuchí, Cuandú, Guayuán, Yerutá, etcétera, son apellidos igualmente en uso en Paraguay, y siguen pendientes de un estudio especializado más amplio. Recopilar y estudiar los apellidos que siguen vivos y poder contrastarlos con los que figuran en los documentos de la colonia es una tarea muy necesaria.
Instituciones actuales, como el Registro Civil de las Personas y la Policía Nacional, pueden ofrecer una documentación muy completa de los nombres y apellidos de los paraguayos, del pasado y del presente. De hecho, estas instituciones tienen informatizada su base de datos actuales, y esperamos que vayan haciendo lo mismo con los documentos antiguos.
Un proyecto que pudiera estudiar a los personajes de notoriedad pública con nombres o apellidos indígenas en la región, tanto en la política -Domingo Aramburú y Alberto Guani, de Uruguay, o Pedro Eugenio Aramburu, de Argentina-, como en las letras, las artes -Hernán Caire, actor y modelo argentino contemporáneo-, etcétera, sería un paso de gran ayuda para tener una visión de conjunto del protagonismo de descendientes indígenas en la vida pública de países asentados hoy en los antiguos territorios aborígenes.
Otro proyecto de investigación que podría desarrollarse a partir de los datos proveídos en este esbozo es un estudio sicológico o sociocultural de los que llevan un apellido de origen indígena en una sociedad no indígena -podrían tomarse los más numerosos- para indagar cómo es crecer y vivir con un apellido indígena en una población donde la valoración de lo autóctono es muy ambigua.
La conservación de los apellidos guaraníes, si bien se dio bajo circunstancias que poco o nada tienen que ver con cuestiones lingüísticas, forman parte, sin embargo, de la historia de la política lingüística del Paraguay, enmarcada siempre dentro del proyecto colonial. Aunque los hechos de agresividad que determinaron el destino de herencias culturales más simbólicas, como los apellidos, no se dieron durante la colonia, sino en la época independiente. Sería oportuno un trabajo de investigación dedicado a trazar la política lingüística que se aplicó en Paraguay, con sus motivaciones y consecuencias, y ponerlo a disposición de las instancias actuales de decisión política del país.
Deseo expresar mi agradecimiento a Jorge Luis Coronel A., al doctor Antonio Pamies (Universidad de Granada) y a Maitei Aguilera O., Marta Marín y Juan Carlos Díaz
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