Geografía crítica latinoamericana, otra mirada


María Verónica Ibarra García

Geografía, Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México, México.

Edgar Talledos Sánchez

Conacyt - El Colegio de San Luis A.C. San Luis de Potosí, México.

Recibido: 16 de diciembre de 2021. Aceptado: 5 de mayo de 2022.

Resumen

El texto presenta una mirada sobre la geografía crítica latinoamericana. Inicia con el análisis de dos geógrafos latinoamericanos, Josué de Castro y Antonio Núñez, reconocidos en sus países de origen, pero exiguamente estudiados en América Latina. Posteriormente, examinamos las manifestaciones de inconformidad frente a la geografía tradicional en la región y al mismo tiempo mostramos cómo surgió la geopolítica sudamericana y su oposición a un tipo de geografía de corte crítico. Se identificó 1978 como un año crucial para la geografía crítica, con actividades en Brasil y México, como muestra de la inconformidad frente a la geografía tradicional. Luego, con el retorno a la democracia y el avance de la geografía crítica, se organizan los Encuentros de Geografía de América Latina como expresión de la organización latinoamericana profundamente crítica. La hipótesis que sostiene este trabajo es que la geografía crítica latinoamericana tiene un desarrollo específico y no es solamente el reflejo de lo que se realizó en Europa o Estados Unidos. Si bien tiene relación y se fortalece a partir de los planteamientos de la geografía crítica anglosajona y francesa, la geografía crítica de América Latina tiene sus resistencias y aportes: una historia particular que es necesario contar.

Palabras clave: GEOGRAFÍA CRÍTICA. LATINOAMÉRICA. RESISTENCIA. GEOPOLÍTICAS. EXILIOS.

Latin American critical geography, another look

Abstract

The text presents a look at Latin American critical geography. It begins with the analysis of two Latin American geographers (Josué de Castro and Antonio Núñez) recognized in their countries of origin, but scarcely studied in Latin America. Later we examine the manifestations of disagreement with traditional geography in the region and at the same time showed how South American geopolitics arose and its opposition to a type of geography of critical nature. 1978 was identified as a crucial year for the geography of critical look, with activities in Brazil and Mexico, as a sign of the disagreement with traditional geography. Later, with the return to democracy and the advance of critical geography, the Encounters of Geography of Latin America are organized as an expression of the profoundly critical Latin American organization. The hypothesis behind this work is that Latin American critical geography has a specific development and is not only a reflection of what was done in Europe or the United States. Although it is related and strengthened by the approaches of the Anglo-Saxon and French critical geography, the critical geography of Latin America has its resistances and contributions: a particular story that must be told.

Keywords: CRITICAL GEOGRAPHY. LATIN AMERICA. RESISTANCE. GEOPOLITICS. EXILES.

Palavras-chave: GEOGRAFIA CRITICA. AMÉRICA LATINA. RESISTÊNCIA. GEOPOLITICA. EXILIO.

Los albores

En el debate internacional existen diversas posturas que consideran que la geografía crítica latinoamericana es el resultado de los debates y propuestas de los geógrafos desarrollados fuera de la región y que las ideas viajaron junto con los geógrafos que salieron a dichos países y regresaron con ellas. Sin negar del todo que ello ha sido parte del desarrollo de una geografía crítica latinoamericana (marxista, feminista, anarquista y decolonial), la hipótesis que se sustenta aquí es que en América Latina, en los años cuarenta y cincuenta, se producen tres obras que debiéramos tener presentes dentro de los discursos críticos en la geografía y las ciencias sociales, debido a que ofrecen una crítica a las formas concretas de las relaciones sociales, políticas y económicas coloniales e imperiales que presenta Latinoamérica. Básicamente porque estas obras toman partido claramente desde una izquierda antiimperialista y anticolonial, con sus definiciones, temas de investigación y postura política en sus países (Brasil y Cuba), que no se incrustaron como parte de la división de las relaciones públicas de las publicaciones o del mundo académico europeo sino en el compromiso de transformar las condiciones de sus territorios (Eaglenton, 2012). En un contexto de Guerra Fría, de políticas anticomunistas, de la política de Seguridad Nacional, de amenaza nuclear y el apoyo o impulso de dictaduras por parte de Estados Unidos y en el comienzo de la Revolución Cubana (Ansaldi y Giordano, 2012), es cuando se cristalizan los aportes de Geografía del hambre (1946) y Geopolítica del hambre (1952) de Josué de Castro, y Geografía de Cuba (1954) de Antonio Núñez Jiménez (obra mandada a quemar por órdenes del dictador Fulgencio Batista). Estos son volúmenes escritos desde una propuesta de conocimiento geográfico que plantean críticas explícitas y sustentadas en la realidad capitalista de la región Latinoamérica y el Caribe, puesto que ponen en duda las ideas con las que se “mistifican la realidad con elementos cientificistas y positivistas” (Sánchez Vázquez, 2003:408) lo que lleva, por ejemplo, a Josué de Castro, a dirigir sus planteamientos como un tema axial en esa región. La forma en la que este autor aborda desde la geografía y las ciencias sociales el estudio y la comprensión del hambre, muestra una manera crítica teórica y práctica de explicar dicha problemática en el contexto del imperialismo económico y como problema social.

Resolvimos encarar el problema sobre una nueva perspectiva de un plano más distante, donde se puede obtener una visión panorámica de conjunto, visión en la que algunos pequeños detalles ciertamente se apagaron, pero en el cual destaca de manera comprensiva las relaciones, las influencias y las conexiones de los múltiples factores que intervienen en la manifestación del fenómeno. Para tal fin pretendemos lanzar el método geográfico, en el estudio del fenómeno del hambre. Único método qué a nuestro modo de ver, permite estudiar el problema en su realidad total, sin arrebatarle las raíces que lo ligan subterráneamente a otras innumerables manifestaciones económicas y sociales de la vida de los pueblos. No el método descriptivo de la antigua geografía, es más el método interpretativo de la moderna ciencia geográfica, que se corporifica dentro de los pensamientos fecundos de Ritter, Humboldt, Jean Brunhes, Vidal de la Blanche, Criffith Taylor y tantos otros (De Castro, 1984:34).

De Castro, como demuestra en la cita anterior, critica las posiciones deterministas, empiristas y descriptivas, y elabora un análisis en el que recupera las contribuciones de Élisée Reclus (geógrafo anarquista del siglo XIX que poca atención recibía por esos años del siglo XX) y las de Jean Brunhes, entre otros. Esta crítica también se observa en su obra Geopolítica del Hambre (1952), donde plantea el problema con base en una escala mundial y, con ello, establece un análisis relacional de lo que acontecía en los diversos lugares del mundo. Al mismo tiempo, relaciona el problema de la hambruna y la alta producción de alimentos y explica cómo interviene el imperialismo y el colonialismo en estos procesos sociales, como se distingue en la siguiente afirmación:1

Hambre e imperialismo económico. En cuanto al tabú del hambre, había razones más fuertes que los preconceptos de orden moral. Razones cuyas raíces se hundían en el recóndito mundo de los privilegios que siempre trabajaron por escamotear el examen del fenómeno del hambre en el panorama intelectual moderno. Es que el imperialismo económico y por la ambición del lucro mucho interesaba que la producción, la distribución y el consumo de los productos alimenticios continuasen el proceso indefinidamente, como puros fenómenos económicos dirigidos en el sentimiento de sus exclusivos intereses financieros y no como fenómenos del más alto interés social para el bienestar de la colectividad. A la civilización europea contemporánea –que alcanzó su apogeo por la expansión del horizonte geográfico del mundo después del siglo XVI y por la economía global que le siguió– en modo alguno le era conveniente divulgar, en su mundo de aparente esplendor, la desagradable tragedia del hambre, producto, en gran parte, de su colonialismo deshumanizado (De Castro, 1957:30).

Por otro lado se encuentra Antonio Núñez Jiménez, quien en 1954 publicó Geografía de Cuba. En sus primeros capítulos podría presentarse como un libro de corte clásico, puesto que inicia con los elementos físicos de la isla y continúa con un abordaje descriptivo de la economía. En la segunda parte, en cambio, analiza los orígenes de la producción económica, la “ganancia” de la población y, así como las bases que la genera. Al mismo tiempo, identifica a las empresas involucradas, casi todas norteamericanas que exfolian y perjudican a la población cubana y destaca la necesidad de una reforma agraria.

De Castro y Núñez identifican el problema de la pobreza y de la desigualdad como resultado del latifundismo. En este sentido es que ambos plantean que la reforma agraria es una necesidad apremiante para disminuir dichas inequidades. Toman posición por una geografía comprometida, con la cual exhiben a los grupos responsables en la toma de decisiones económicas y políticas, y exime como causa de la pobreza y el hambre a las condiciones de la naturaleza (suelo, clima, altitud, etcétera). Con base en estas ideas, consideramos que estos geógrafos de izquierda presentan un discurso crítico en su contexto, al plantear un nuevo canon en los estudios de geografía, puesto que colocan temas axiales como el colonialismo, el imperialismo, el latifundismo, las hambrunas y la pobreza. Asimismo, incorporan claramente una postura política y se comprometen con las grandes mayorías desposeídas de sus respectivos países. Fueron estas ideas las que llevaron a Josué de Castro a exiliarse en Francia, en donde murió, una vez que se produjo el golpe militar en Brasil. Mientras que el libro de Antonio Núñez Jiménez fue quemado durante el gobierno de Fulgencio Batista.

La historiografía de la geografía, en la escala latinoamericana, no ha considerado suficientemente las obras de estos dos autores, publicadas en los años cincuenta, y que tuvieron un cierto reconocimiento de sus estudios en Europa como referentes en el desarrollo teórico y epistemológico de una geografía crítica de las condiciones territoriales existentes (Ibarra y Talledos, 2020).2

Por otro lado, es necesario analizar el contexto político y económico (desde la década de los cincuenta y hasta nuestros días) que envuelve a Latinoamérica para entender el porqué del menosprecio de estos dos geógrafos en esta región. Por ejemplo, Brasil vivió un golpe de Estado en 1964 y, con ello, cientos de científicos fueron exiliados como es el caso de Josué de Castro, quien salió a París precedido de un alto reconocimiento a su trabajo. Sin embargo, no se le ha dado la importancia en el desarrollo de una geografía crítica, antiimperial y anticolonial latinoamericana. Pero, sí es reconocido en la geografía brasileña (Mançano Fernandes y Porto-Gonçalves, 2007; Galluzzi Bizzo, 2009, entre otros), mas no a escala latinoamericana ni con la profundidad de análisis necesario de sus obras.

Mientras, Antonio Núñez Jiménez, una vez que su libro fue quemado pasó a formar parte de la Revolución cubana y, al triunfo de esta, fue nombrado jefe de la Reforma Agraria. Tiempo después, en 1962, la geografía cubana vivió una importante transformación: se trasladó de la Facultad de Filosofía a la Facultad de Ciencias de la Universidad de la Habana. Posteriormente, en 1979, se estableció la Facultad de Geografía. En todo este período hubo una gran influencia de la entonces Escuela Soviética de Geografía (González, Lazo y Pérez, 2009). La escuela cubana era de gran cercanía a las ideas de planeación y ordenación del territorio de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Al mismo tiempo, ya se mostraban las críticas y quiebres que presentaba la new geography en el mundo anglosajón, francés y latinoamericano, las cuales eran una crítica a la geografía decimonónica europea, pero ancladas a una idea tecnocrática y positivista de ver el espacio social.

Llegados hasta aquí, resulta pertinente recordar que, en el debate anglosajón de la geografía, la publicación Excepcionalismo en Geografía, de Fred Schaeffer, en 1953, marcó el inicio del desarrollo de la geografía cuantitativa o new geography de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, lo que indica que tanto De Castro como Núñez ya estaban presentes con una geografía que no concordaba con la hegemonía del contexto internacional de la new geography, y eran diametralmente opuestos a los principios positivistas que enunciaba esta geografía, al tomar posición por las personas con hambre, y en contra de los grandes terratenientes.

No obstante, esta geografía no tuvo una amplia recepción en la misma disciplina, esta hipótesis se puede sostener con base en la reseña que realizó Ángel Bassols Batalla para el Congreso Internacional de la UGI, desarrollado en 1956 en Río de Janeiro (Mendoza, 2018), en donde da cuenta del predominio de los trabajos de geografía física, geografía regional y métodos, modelos y teorías de la geografía cuantitativa,3 sin mencionar a De Castro y Núñez, aun cuando este último estuvo presente en dicho evento, pero para entonces Cuba ya había hecho su revolución y no hay suficientes datos para saber cómo era vista entonces la geografía cubana, sin embargo podemos considerar que no tenía la mejor recepción.

El malestar en la geografía y la trágica presencia de la geopolítica

Para comprender el desarrollo del discurso crítico dentro de la geografía latinoamericana es necesario introducir la presencia de la geopolítica:4 doctrina militar que se impartía en las escuelas militares y que, a partir de los golpes de Estado de la década de los sesenta del siglo pasado, tuvo mayor protagonismo. Esta doctrina estuvo presente en América Latina desde 1949, con la inauguración de la primera cátedra de geopolítica en la Academia de Guerra, de Chile, un año después de institucionalizada la cátedra de geografía en la Universidad de Chile (Quiroz y Narváez, 2014:40).

Hasta 1964, la geopolítica solo estaba en las escuelas militares, pero irrumpe en la escena política a partir de los golpes de Estado que se sucederán en Sudamérica: 1964 en Brasil, en donde operó Golbery da Couto Silva; 1973 con los golpes militares en Uruguay y Chile; y 1976 en Argentina. Con ello, queda evidenciada la intervención de la geopolítica fuera de las escuelas militares y su irrupción en espacios en los que la geografía realizaba los primeros acercamientos a una geografía de corte crítico. En Latinoamérica predominaba, en términos generales, una geografía de corte tradicional, de relación hombre-medio (con algunas excepciones como hemos visto). En este contexto, iniciaron las manifestaciones de inconformidad con esta geografía.

Aquí debemos tener presente que, mientras en los países anglosajones y en la geografía francesa la crítica se da a la new geography, para el caso de América Latina, la crítica se está desarrollando hacia la geografía clásica que es la que predominaba en la región. Si bien la geografía cuantitativa ya estaba presente, no tuvo la misma importancia que en la geografía anglosajona. Mientras tanto, en esta última predominaban los planteamientos positivistas de la new geography basado en una supuesta neutralidad, la objetividad y la asepsia política, con técnicas cuantitativas como se observa en el texto fundacional de esta corriente de la geografía: Excepcionalismo en Geografía, de Fred Schaefer.

En medio de estos acontecimientos y discusiones, con la llegada de los militares al poder, planteamientos como los de Josué de Castro fueron desplazados y minimizados, así como posiciones y puntos de vista críticos a las condiciones políticas y económicas imperantes. Los exilios de Josué de Castro y de Milton Santos son muestra de ello, pero no fueron los únicos, como veremos más adelante.

La geografía latinoamericana mostraba malestar e inconformidad con el tipo de geografía clásica que se realizaba y las condiciones para manifestar estos desacuerdos fueron más difíciles. No obstante, podemos observar que a pesar de los gobiernos militares que se apoyaban en la geopolítica clásica y de la academia conservadora, existieron grupos de geógrafas y geógrafos que se organizaban en reuniones y construían condiciones con cobijo institucional y la presencia de voces críticas al status quo de la geografía clásica. Como se evidencia claramente en los años sesenta en Uruguay, en donde se daban esas manifestaciones:

En 1967 se realiza el Primer Congreso Nacional de Profesores de Geografía, en Montevideo y fue convocado por la Asociación de Profesores de Geografía de Uruguay, dos años más tarde, en 1969, se realizó el Congreso de Paysandú donde se habían planeado esenciales intervenciones críticas cuyos resolutivos fueron expuestos y actualizados en el Encuentro de Neuquén. […] El 1° Encuentro Latinoamericano de Nueva Geografía se organizó en 1973 en Salto, Uruguay, mientras que el Segundo Encuentro Latinoamericano de la Nueva Geografía se concretó en la Universidad Nacional del Comahue, en la Ciudad del Neuquén, en 1974, asistiendo alrededor de 250 participantes (Cicalese, 2007:4).

La República de Uruguay se convirtió en el espacio en el que se podían realizar reuniones de geógrafos que manifestaran sus inconformidades sobre la geografía predominante. Aquí destacan geógrafos como Danilo Antón, German Wettstein y Alfredo Tróccoli, quienes tuvieron una gran responsabilidad en estos encuentros. Sin embargo, el golpe militar y el cierre de la Facultad de Humanidades en 1973 cancelaron las condiciones para cualquier tipo de movimiento, reunión u organización de corte crítico en Uruguay. Al mismo tiempo, la dictadura mandó al exilio a los tres geógrafos mencionados; al primero a México, el segundo a Venezuela, mientras que el tercero fue recibido por la Universidad Nacional del Comahue, en Argentina. En Argentina todavía no se había producido el golpe militar y, además, algunos de los geógrafos exiliados estaban en este país. Así fue que, en 1974, en la ciudad de Neuquén, se plantearon las condiciones para realizar un encuentro de geografía inconforme: el 2º Encuentro de Geografía Latinoamérica. En este evento participaron destacados geógrafos como Milton Santos y Alfredo Tróccoli. Ambos exiliados de sus respectivos países: el primero en Francia y el segundo en Argentina con trabajo en la Universidad Nacional del Comahue. Allí Milton Santos manifestó la necesidad de realizar una Geografía latinoamericana.

El Congreso de Neuquén a diferencia de otras citaciones logró atraer militantes estudiantiles en un intervalo muy particular, ya que este claustro se encontraba en plena efervescencia por el papel que el gobierno constitucional, asumido en 1973, le había dado en las universidades nacionales, también su llamamiento posibilitó la afluencia de docentes e investigadores provenientes de países limítrofes entusiasmados con los cambios políticos que se inauguraban en Argentina.

[…] Milton Santos, quien se encontraba exiliado de su país por razones políticas, inspiraría los aires de renovación en el campo geográfico argentino. Además, asistió una numerosa delegación uruguaya entre los que se encontraban Germán Wettstein y Danilo Antón, y también estaban presentes jóvenes geógrafos argentinos de la Universidad de Buenos Aires como Elena Chiozza y Carlos Reboratti y de la Universidad de Cuyo, Ricardo Capitanelli (Cicalese, 2007:4).

En palabras de Elena Chiozza,

[…] fue un congreso muy agitado. En un momento de un peronismo triunfante y un peronismo que era además arrollador. Y para los geógrafos tradicionales fue un congreso revolucionario, tenía un contenido revolucionario porque se comenzó a tomar consciencia de que realmente no podíamos repetir solamente las posturas teórico-ideológicas que nos miraban desde el mundo desarrollado sin comprender la naturaleza de cuáles eran todos los factores que habían venido trabajando a lo largo de la historia para configurar nuestra geografía tal como es […]. Entonces, frente a esa tradición aferrada a lo que se pensaba afuera y que eso era lo único que valía reclamar otras formas de enfocar el conocimiento resultaba revolucionario (Cicalese, 2007:4).

Podemos observar que, en 1973, un año antes del segundo encuentro, murió Josué de Castro exiliado en París. Uruguay y Chile habían tenido golpes militares, lo que provocó el exilio de las y los geógrafos que se identificaban con gobiernos progresistas como el de Salvador Allende, como son los casos de Graciela Uribe y Pedro Cunnil, ambos integrantes del Partido Comunista chileno, así como de estudiantes que se identificaban con las propuestas de la izquierda en algunas de sus vertientes, como Ximena Valdés.

En el contexto de la reunión de 1974 en Neuquén, hubo un diálogo enriquecedor entre diversos geógrafos y geógrafas. Sin embargo, la muerte de Juan Domingo Perón, la asunción de su viuda Isabel Martínez de Perón al poder, el acercamiento con los grupos de derecha y luego el golpe militar en 1976 frenaron los cambios progresistas que se estaban desarrollando en las universidades. Estas fueron intervenidas y se detuvo la etapa progresista iniciada en 1973 (Lus Bietti, 2020). Lo anterior impidió que se continuara con lo que se veía ya como una necesidad en la geografía: su renovación y evolución hacia una geografía que tratara los problemas más apremiantes de la sociedad latinoamericana.

Igualmente podemos observar cómo los golpes militares obligaron a las y los geógrafos a tomar posición. La geógrafa chilena Graciela Uribe (1928-1999), que durante el golpe militar fungía como la vicerrectora de la Sede Oriente de la Universidad de Santiago y que tuvo que huir a Suecia, sostiene que

aunque emergió una crítica creativa y fructífera en muchas líneas de la geografía humana, La geografía política no nos pareció entonces como sustantiva para nuestra labor. Indudablemente esto se debió a la enorme gravitación de los problemas económicos y sociales que había que atender y que delineaban un campo de acción geográfica muy específica y también a la imagen deteriorada que esta rama tenía en el conjunto geográfico. Pero esto no nos absuelve de habernos mantenido sin reflexionar acerca de la falta de fundamentos teóricos y del contenido vacío de interés de la geografía política administrativa que teníamos mientras, muy cerca, operaba la geopolítica de los militares preparando su asalto al poder (Uribe, 1996:21).

De ahí el posicionamiento tan claro que asumieron algunos geógrafos y geógrafas respecto a las dictaduras, el fascismo, la geopolítica y la necesidad de replantear la geografía en el contexto latinoamericano. Además, en la geografía anglosajona y francesa ya se había manifestado claramente la geografía crítica de corte marxista y feminista5 que cuestionaba a la geografía cuantitativa. Mientras que en México y Brasil fue donde se registraron las resistencias organizadas a la geografía conservadora y positivista que predominaba en cada uno de esos países: una geografía más bien de corte clásico, debido a que la geografía cuantitativa no había logrado posicionarse del todo en la región con la misma fuerza que en los países anglosajones (aunque claro está que sí se desarrollaron acercamientos a la geografía cuantitativa, como en Brasil) (Bomfim, 2007).

1978 en la geografía latinoamericana

Mendoza (2009) identifica que en 1978 “en torno a Carlos Saenz de la Calzada, fundó, el 1° de julio de 1978 la Unión de Geógrafos Progresistas de México. Con Ángel Bassols Batalla se reactiva [la Unión de Geógrafos Progresistas] a partir de 1982 en una solemne sesión y con un programa académico que invitaba al trabajo crítico y riguroso” (2009: LII). Así identificamos que en 1978 en México aparece por primera vez de manera organizada la inconformidad que se tenía con la geografía que predominaba entonces. Este grupo organiza la publicación de la revista Posición en el año 1983. Esta revista fue editada hasta 1985, y aunque sus resultados fueron disímiles en calidad, permitió visibilizar otra geografía desde una publicación periódica.6

Mientras tanto, en Brasil se desarrolló el tercer Congreso de la Asociación de Geógrafos en la ciudad de Fortaleza. Este movimiento, dice Ruy Moreira, por lo menos desde 1974 ya presentaba signos de ebullición que se expresaban, por ejemplo, con la propuesta de Armando Correa da Silva en O Litoral Norte do Estado de São Paulo: Formação de uma Região Periférica (1975) y en O espaco Fora do lugar” (1978). Moraes sostiene que:

la renovación de la geografía se enmarcó en un proceso más amplio de redemocratización que se vivía […] lo que marcó un clima de participación de la sociedad brasileña, teniendo a las universidades como locales privilegiados para el debate nacional. Lo que dio pauta, no sólo para que se critique la fuerte tradición empirista, conservadora que hasta ese momento mostraba la geografía, sino que se pasara de la resistencia a la ofensiva, en un movimiento que se presentaba, al mismo tiempo como político y teórico (Moraes, 2008:11 en Talledos, 2010:129).

De este modo, hace su aparición el grupo de geógrafos que establecerá los nuevos derroteros de la geografía brasileña. Por ello, además de Milton Santos, encontramos un grupo significativo de geógrafos y geógrafas que incidirán en el quehacer de la geografía brasileña: Armando Correa Da Silva, Roberto Lobato Correa, Manuel Correa de Andrade, Orlando Valverde, Ariovaldo Ubelino de Olivera, Carlos Walter Porto-Gonçalves, Antonio Carlos Robert Moraes, Wanderley Messias Da Costa, Ana Fani Alessandri Carlos, Alexandrina Luz Conceição, Bernardo Mançano entre muchos otros. Este congreso marca un punto de quiebre en la geografía brasileña.

En este ambiente es que llegan los años ochenta. Chile, Uruguay, Argentina y Brasil con dictaduras militares, pero es solo en este último país en el que hay una geografía con un claro discurso crítico que se enfrenta con la geografía tradicional, empirista y positivista. En el resto de los países mencionados, las posiciones no hegemónicas y sí simpatizantes de las políticas de izquierda serán sustentadas tanto por los geógrafos que resisten la dictadura militar, como Gladys Armijo en Chile, como por geógrafos y geógrafas exiliados en diferentes partes del mundo. 7

En los países andinos de Bolivia, Ecuador y Perú se desarrolló una geografía en escuelas militares mucho más asociada con una geografía esencialista, física y vinculada a las operaciones militares de control del enemigo interno. Y por ello alejadas de la posibilidad de desarrollar otra geografía. Empero, en cuanto avanza la década de los ochenta, las dictaduras militares van cayendo, en Argentina el 10 de diciembre de 1983; en Uruguay el 1º de marzo de 1985; en Brasil el 15 marzo de 1985 y en Chile el 11 de marzo de 1990.

En los años ochenta, en América Latina se da el arribo de las democracias y el neoliberalismo. En ese contexto se realizó el primer Encuentro de Geógrafos de América Latina (EGAL), del 5 al 10 de abril de 1987 en la ciudad de San Pablo. Se retomó la idea establecida en Neuquén y en la ciudad de Rio Claro del año 1974. En ese sentido, Brasil ya había realizado una transformación sustantiva de su geografía, evidenciada en los textos de Milton Santos, Una Nueva Geografía (1978) y Novos Rumos da Geografia Brasileira (1982), de Ruy Moreira, O que é a Geografía y Geografía: Teoría e Crítica, 0 saber posto en questão (ambos de 1982) y de Antonio Robert Moraes, Geografía Pequena historia crítica (1981), por mencionar algunos de los más significativos. A finales de la década, en 1989, Uruguay vuelve a ser sede de un encuentro de geografía a escala latinoamericana al organizar el segundo EGAL, en su capital Montevideo.

Mientras tanto en México, la presencia de geógrafos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con una crítica a la geografía que se desarrollaba en el país, presentaba diversas acciones encaminadas a cambiar el plan de estudios, dado que consideraban que ahí se localizaba el atraso y conservadurismo de la geografía, por ello, se vuelve el foco de atención y objetivo de cambio. En ese contexto de inconformidad, llega Graciela Uribe a la geografía mexicana.

En el año 1991, la Universidad de Toluca fue sede del tercer EGAL, al que acudieron Milton Santos y Graciela Uribe, quienes establecieron una comunicación que fortaleció a la geografía crítica latinoamericana. La misma Graciela Uribe en la década de los noventa inició un acercamiento más sólido con diversos geógrafos brasileños y una relación estrecha y significativa con geógrafos anglosajones como Neil Smith. Muestra de ello es que lo invitó a participar en el Diplomado de Geografía Humana en 1996, impartido en la UNAM. Con Neil Smith llegaron Cindy Katz y Melissa Wright, ambas geógrafas feministas que inspiraron a jóvenes geógrafas a desarrollar esta línea de investigación. Durante la primera mitad de los años noventa se suma a la geografía latinoamericana la institucionalización de la geografía colombiana y con ella la formación de geógrafos profesionales formados en las universidades.

[…] Luego de varios años de surgimiento de programas de pregrado en Geografía, surge la Ley 78 de 1993, también conocida como la ley del geógrafo por lo cual se reglamenta el ejercicio de la profesión de geógrafo y se dictan otras disposiciones […] se gestionan los primeros programas de formación universitaria a nivel de pregrado en la Universidad de Cauca, Nariño, Córdoba y, por supuesto, en la Universidad Nacional de Colombia (Cabeza, 2013:177).

En los años noventa, en la geografía crítica de Brasil se publicaron una gran cantidad de libros y artículos, además de que se organizaron eventos internacionales y nacionales, y abrieron nuevas carreras de Geografía en universidades. Mientras tanto, en el año 1997, e invitada por Neil Smith, Graciela Uribe participó como conferencista magistral en el evento de apertura del Primer Congreso de Geografía Crítica, en la ciudad de Vancouver. El mismo Smith la entrevistó el 20 de abril de 1999, meses antes de que muriera. La entrevista fue publicada en el año 2000 en Society and space, en donde da cuenta de su vida académica y su posición política en la geografía (Smith y Desbiens, 2000). Durante su estancia en México, Graciela contribuyó a la formación de geógrafas y geógrafos que ahora se identifican como críticos, sobre todo porque basan su propuesta en diversos marxismos.

Por su parte, Argentina ha desarrollado una vertiente crítica de gran fortaleza dada la cercanía con la geografía brasileña, así como por la presencia de geógrafas y geógrafos que realizan estancias de investigación en las universidades brasileñas. Las geógrafas que se integraron al círculo de trabajo de Milton Santos en la Universidad de São Paulo en Brasil son: Amalia Inés Geraiges, Mónica Arroyo y María Laura Silveira. Además de la labor destacada de muchos autores argentinos como Carlos Reboratti, Vicente Di Cionne, Raquel Gurevich en enseñanza, Diana Lan en geografía feminista, y muchos más que no podemos mencionar en este pequeño espacio.

Mención aparte merecen los geógrafos de los países andinos de Ecuador, Bolivia, Perú y en parte Colombia, aunque este último presenta características particulares dado que, a diferencia del resto de los países, se integró antes a la geografía crítica a partir de autores como Ovidio Delgado Mahecha y a pesar de su reciente conformación como profesión en Colombia en 1993. Mientras que Ecuador, Perú y Bolivia están entrando en un proceso de renovación de la geografía, como dan cuenta los recientes Encuentros de Geógrafos de América Latina: en Perú (EGAL 2013), en Bolivia (EGAL 2017) y en Ecuador (EGAL 2019). Presididas todas estas reuniones por jóvenes geógrafos y geógrafas que se posicionan claramente bajo postulados no hegemónicos en sus respectivos países.

Bajo estas consideraciones se puede sostener que las transformaciones en la geografía latinoamericana de corte y discurso crítico, pero con matices acordes a cada país, se encuentran en lucha contra los sistemas totalitarios, autoritarios y conservadores. La geografía crítica, impulsada por las y los geógrafos brasileños, argentinos, uruguayos y mexicanos, tiene aires de renovación. A lo anterior, se suma la llegada de nuevas generaciones de geógrafas y geógrafos formados en Europa y Estados Unidos, con connotados representantes en la geografía marxista, feminista, anarquista y humanista.

Venezuela y Costa Rica han estado presentes en la historia de la geografía crítica puesto que fueron países de refugio de geógrafos de Chile y de Uruguay durante los golpes militares de 1973. El geógrafo chileno Pedro Cunnil, por ejemplo, encontró refugio en la Universidad de Caracas. Mientras que el uruguayo Germán Wettstein, vivió y trabajó en Costa Rica. El mismo Cunnil, nacionalizado venezolano, ha tenido una gran influencia en el desarrollo de la geografía venezolana.

Por otro lado, el desarrollo de la geografía en Puerto Rico ha pasado por otros derroteros, dada su relación con los Estados Unidos. De acuerdo con Guilbe (2010) y en concordancia con Yves Lacoste, la geografía de Puerto Rico se ha dividido históricamente en dos: la geografía de los Estados y la geografía de los profesores. “Mientras en el gobierno, el análisis geográfico era una de las herramientas más importantes en el programa de industrialización y consolidación de la ideología estadolibrista, en las escuelas se coloreaban mapas y se memorizaban países, ríos y capitales” (Guilbe, 2010:9). La enseñanza básica en Puerto Rico, al ser un Territorio Libre Asociado, pero ligado a Estados Unidos, responde a los lineamientos establecidos de dicho país. Lo que nos muestra que hay una geografía muy cercana a los Estados Unidos en términos formales.

Sin embargo, el mismo texto de Guilbe es una muestra de otras geografías con una fuerte tradición latinoamericana anticolonial y con estrechas relaciones con grupos de las Geografías Críticas de América Latina, como lo demostró el reciente encuentro de Geógrafos de América Latina de Ecuador 2019, en donde estuvieron presentes Carlos Ernesto Severino Valdés y Carlos J. Guilbe Lópes, ambos referentes de una de las geografías críticas que se desarrollan en nuestra América Latina y que aún falta por integrar a una mirada de escala latinoamericana que esperemos este texto contribuya a construir.

Conclusiones

1.La geografía crítica latinoamericana no presenta homogeneidad, no es un proceso lineal y contiene matices acordes a las condiciones de cada país. Por lo que podríamos considerar que hay geografías críticas latinoamericanas que no son una copia de lo que se dictaba en Europa o en Estados Unidos, sino propuestas que surgieron en sus contextos específicos, varios de ellos asociados a luchas de liberación, antiimperialistas, anticolonialistas, revolucionarias o de resistencia.

2.Existen antecedentes en la región que son desconocidos o minimizados en términos generales, desde una mirada de escala regional latinoamericana, como son los casos de Josué de Castro y Antonio Núñez Jiménez. Ambos, desde los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, ya trabajaban la geografía desde diversas posiciones críticas, con la mirada y la apuesta en la explicación a problemas propios de la realidad de América Latina.

3.En ese sentido, la geografía crítica de corte marxista, en donde el espacio en tanto que resultado de las relaciones sociales de producción y reproducción se identifica como el objeto de estudio, se desenvolvió de forma heterodoxa y en diversos tiempos, porque los y las geógrafas latinoamericanas tuvieron sus propias lecturas, las que se adicionaron con la llegada de la geografía crítica anglosajona. Un ejemplo de esto es el texto de David Harvey Urbanismo y Desigualdad Social (1977). Empero, en América Latina, sobre todo en Brasil, Uruguay, México y Argentina, ya había visos de inconformidad con el tipo de geografía que se impartía. Por ello, una vez que se incorporaron los textos de la geografía anglosajona, ya había un número considerable de geógrafos y geógrafas que hicieron suyos los planteamientos críticos desarrollados en las escuelas de geografía francesa y anglosajona.

4.El año 1978 es crucial en esta geografía crítica latinoamericana. Se publica Por una nueva geografía, de Milton Santos, en un contexto de propuestas ya escritas de Armando Correa da Silva, Antonio Carlos Robert de Moraes y Ruy Moreira, entre otros. Ello coincide con la organización de los geógrafos progresistas en México que publicaron una revista en donde se mostraba, por un lado, las inconformidades con la geografía tradicional y, por otro, los nuevos derroteros hacia los que se conducía la geografía mexicana. Sin embargo, no hubo consolidación de dicho proyecto dada la resistencia de la geografía conservadora de la UNAM. Es preciso reconocer que no había una relación orgánica entre lo que sucedió en la UNAM y en Brasil, pero sin duda es muestra de cómo se puso en duda a la geografía tradicional y conservadora.

5.Por otro lado, el regreso de la democracia a Brasil le permitió consolidarse en la ruta que ya se había trazado desde años antes, en una geografía de corte crítico con una gran fortaleza y discusión dado el capital cultural acumulado, como se muestra con la cantidad de geógrafos y geógrafas, publicaciones y abordaje de nuevas temáticas en geografía.

6.La geografía en México logró dar el salto cualitativo con la presencia de Graciela Uribe y la formación de geógrafos y geógrafas con la lectura de la geografía marxista y feminista anglosajona, por un lado, y por los autores brasileños, por otro.

7.Argentina y Uruguay, después de haber sido pioneros en los encuentros de América Latina a inicios de los años setenta, enfrentaron a las dictaduras militares: en Argentina de 1976 a 1983, y en Uruguay de 1973 a 1985. Lo que explica las complicaciones para continuar con una geografía de corte crítico. Sin embargo, el fortalecimiento de la geografía crítica en Brasil irradió su influencia a ambas geografías y a toda América Latina.

8.Por otra parte, la geografía colombiana se insertó de manera rápida a partir de los años noventa, cuando se institucionalizó. Al mismo tiempo, se desarrollaron trabajos como los de Gustavo Montañez y Ovidio Delgado (2001), y se conformó el grupo GEORAIZAL que es la red de Geografía Crítica de Raíz Latinoamericana, en la que participan geógrafas y geógrafos de América Latina y que ha llevado a cabo sus primeras reuniones en Colombia.

9.Las geografías de Ecuador, Perú y Bolivia han rebasado las escuelas militares. En el caso de las dos primeras al insertarse en las universidades públicas con gran fuerza y expectativas de desarrollo, dado que a ella se han integrado profesoras y profesores con un discurso crítico y formados en el extranjero.

10.La geografía chilena sufrió una gran represión con la dictadura militar, pero las y los geógrafos en resistencia, como Gladys Armijo, entre otros, y quienes estuvieron en el exilio como Graciela Uribe, Pedro Cunnil, Ximena Valdés o Irene Molina, han fortalecido la tradición crítica chilena.

11.Por último, vale la pena agregar que la vertiente que también debe ser reconocida es la geografía feminista que se ha desarrollado en diferentes países con sus características políticas, económicas y culturales.

12.En estas consideraciones finales podemos sostener que muchos de las y los exiliados han regresado a enriquecer las discusiones latinoamericanas, otras y otros se han quedado en los países que les brindaron asilo, pero todo ello ha enriquecido a la geografía latinoamericana porque no se han dejado de tener nexos y estar presentes a través de sus publicaciones y las asistencias a los EGAL. Lo mismo ha acontecido ahora con las relecturas de los geógrafos anarquistas Eliseo Reclus y Piotr Kropotkin. El panorama es alentador, pero aún falta mucho por hacer.

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María Verónica Ibarra García / mariaibarra@filos.unam.mx

Licenciada, Maestra y Doctora en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Profesora de tiempo completo de la UNAM, Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Líneas de investigación: Geografía Política, Geografía Feminista y Pensamiento Geográfico.

Edgar Talledos Sánchez / edgar.talledos@colsan.edu.mx

Geógrafo, investigador CONACYT/El Colegio de San Luis A.C. Doctor en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Líneas de investigación: Geografía Política, estudios del territorio, políticas y cultura del agua, conflictos espaciales y políticos en América Latina.


1 Resulta necesario considerar que el debate entre geógrafos y geógrafas al inicio y mediados del siglo XX fue álgido si consideramos el contexto imperial y colonial en el cual se desarrollaron los estudios de geografía, debido a que el ambiente de posguerra de la primera y segunda guerra mundial propició no solo encuentros de geógrafos –como los debates de Isaiah Bowman (director de la American Geographical Society) en la Conferencia de Paz en París en 1919 con otros geógrafos europeos como Jean Brunhes, Emmanuel de Martonne, Albert Demangeon, para la conformación de nuevas fronteras y límites de los Estados Nación de Europa (Geoffrey, 1980:93) – sino, además, surgieron las críticas de Brunhes y Vallaux a la geografía determinista y colonial alemana (Brunhes y Vallaux, 1918). Adicional a la crítica al imperialismo e intervencionismo norteamericano en América Latina, en esa trama de consideraciones es que germinan las propuestas de Núñez (1954) y De Castro (1957) como obras con una idea teórica crítica-política para transformar las relaciones sociales existentes y así trascender el discurso de denuncia.

2 Si bien ahora se está realizando una relectura de estos dos autores por parte de la geografía anglosajona, no fueron considerados aquí porque rebasa los objetivos de este trabajo.

3 Esta cita no sostiene que la new geography o geografía cuantitativa sea la metodología predominante en la geografía brasileña, sino en el congreso al que asisten representantes de todo el mundo. De acuerdo con Lamego (2014), la geografía cuantitativa se desarrolla en Brasil a partir de 1969.

4 Aquí consideramos a la geopolítica como una amalgama de ideas del social darwinismo, el chauvinismo xenofóbico, el racismo, el determinismo físico, el militarismo y la legitimación bélica como elementos centrales de una estrategia de poder mundial, todos aspectos de la ideología perversa de las rivalidades interimperialistas (Uribe, 1996). Siguiendo a la misma autora “los pueblos de AL y el Caribe experimentaron [...] la represión sangrienta implementada por los regímenes militares que se apoderaron violentamente del poder en muchas naciones de la región. El apoyo ideológico de la geopolítica fue sobresaliente en la preparación, ejecución y despliegue de las propuestas de “Seguridad Nacional” [...] (Uribe, 1996:140).

5 El primer escrito desde una geografía feminista anglosajona fue Social change, the status of women and models of city form and development que fue publicado en 1973 por P. Burnett, en la revista Antipode.

6 Del primer número de esta revista, en 1983, encontramos trabajos como “Nacionalización Bancaria, soberanía y desarrollo regional”, de Héctor Ávila Sánchez y “Geografía: Paz y Guerra” de Ángel Bassol Batalla. En su número dos, publicado en 1984, destacaron los textos: “Nicaragua: Geopolítica y agresión contrarrevolucionaria”, de José Luis Moreno y “La Unión de Geógrafos Progresistas de México” presente en la conmemoración del centenario de la muerte de Carlos Marx. En otra revista encontramos el artículo “Granada: geopolítica de una agresión imperialista”, de Laura Mora y Juan Roberto González.

De la segunda época (1987) destacan textos como los de: Roberto Solis Camacho “Organización campesina para la defensa de los recursos naturales (estudio de la Unión de Comuneros Emiliano Zapata)” y de Javier Delgadillo Macias “El hombre, la naturaleza y el lenguaje (aportes marxistas para el debate)”.

7 Las resistencias de los y las geógrafas que vivieron bajo las diferentes dictaduras de América Latina es un tema a desarrollar y rebasa los alcances de este trabajo.