Anker Díaz Nocera
Departamento de Geografía, Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH), Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina.
Carla Eleonora Pedrazzani
Departamento de Geografía, Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH), Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Departamento de Ciencias Sociales, Instituto Superior de Estudios Pedagógicos, Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba, Argentina.
Recibido: 16 de julio de 2022. Aceptado: 22 de febrero de 2023.
Escribo porque la vida no apacigua mis apetitos ni el hambre.
Escribo para grabar lo que otros borran cuando hablo, para escribir nuevamente los cuentos malescritos acerca de mí, de ti.
Para ser más íntima conmigo misma y contigo.
Para descubrirme, preservarme, construirme, para lograr autonomía.
Gloria Anzaldúa, s/d
Resumen
En el ciclo lectivo 2021, como equipo de cátedra del seminario “Contra-cartografías del neoliberalismo. Luchas y movimientos sociales en defensa de los territorios y la vida”, del Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), llevamos a cabo en co-coordinación con la organización social Todes con DNI, un taller denominado “Contra-cartografías del neoliberalismo e identidades de género como una contra-cartografía en acción”, cuyo fin fue el generar instancias de trabajo colaborativo en donde se abordara el eje de identidades de género y de territorio-cuerpo, poniendo el foco en las particularidades de las diversas corporalidades y cada territorio para elaborar estrategias de intervención que puedan ser llevadas a cabo en distintos espacios. En el presente trabajo, partimos de recuperar dicha experiencia como un ejercicio que posibilita desmontar convenciones de lo cisheteropatriarcal, para abrir un espacio de reflexión crítica en torno a las identidades de género como contracartografías y, a su vez, las contracartografías como herramienta de disputa ante el sistema cisheteropatriarcal-colonial-capitalista. El foco está puesto tanto en lo político-pedagógico como en las narrativas y experiencias que surgieron en relación a las espacialidades de las identidades de género trans y travesti.
PALABRAS CLAVE: CONTRACARTOGRAFÍAS. IDENTIDADES. GÉNERO. ESPACIALIDADES. CUERPOS
In the 2021 academic year, as a teaching team of the seminar Counter-cartographies of neoliberalism. Struggles and social movements in defense of territories and life, of the Department of Geography of the Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH) of the Universidad Nacional de Córdoba (UNC), we carried out in co-coordination with the social organization Todes con DNI, a workshop called Counter-cartographies of neoliberalism and gender identities as a counter-cartography in action. Its aim was to generate instances of collaborative work in which the axis of gender identities and territory-body would be addressed, focusing on the particularities of the various corporealities and each territory in order to develop intervention strategies that could be carried out in different spaces. In this paper, we start by recovering this experience as an exercise that makes it possible to dismantle cisheteropatriarchal conventions in order to open up a space for critical reflection on gender identities as counter-cartographies and, in turn, counter-cartographies as a tool for contesting the cisheteropatriarchal-colonial-capitalist system. The focus is on the political-pedagogical as well as on the narratives and experiences that emerged in relation to the spatialities of trans and transvestite gender identities.
KEYWORDS: COUNTERCARTOGRAPHIES. IDENTITIES. GENDER. SPATIALITIES. BODIES.
PALAVRAS-CHAVE: CONTRACARTOGRAFIA. IDENTIDADES. GÊNERO. ESPACIALIDADES. CORPOS.
Introducción
Lo que compartimos aquí son aproximaciones iniciales en torno a la comprensión de las identidades de género como contracartografías y las contracartografías como una herramienta política y pedagógica que, en este caso, permiten visibilizar y expresar tanto de la trama espacial como del entramado de las espacialidades que suceden y se construyen en, desde y a partir de las identidades de género, especialmente de las identidades trans y travesti. Se trata de una búsqueda aún en proceso, inacabada y, por sobre todo, abierta a la generación de problematizaciones, revisiones críticas, interconexiones y, por qué no, también tensiones y/o conflictos respecto a las reflexiones que proponemos.
Nuestro punto de partida se basa en una experiencia concreta que deviene de los recorridos previos del equipo de cátedra del seminario optativo de grado “Contra-cartografías del neoliberalismo. Luchas y movimientos sociales en defensa de los territorios y la vida”, que forma parte de la currícula de espacios optativos del Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Además, se nutre de aquello que nos moviliza de los aprendizajes colectivos generados en cada una de sus ediciones que se producen a la par de quienes se suman a ser parte ya sea como estudiantes o participantes co-organizadores de alguna propuesta y/o actividad en particular durante los encuentros.
Dicho seminario comienza a dictarse en el año 2018 y se ha llevado a cabo de manera continua hasta la fecha, en el primer cuatrimestre de cada ciclo lectivo. Dentro de la propuesta curricular, abordamos diferentes ejes temáticos que incluyen contenidos y aprendizajes vinculados a diversas escalas, conceptos y categorías analíticas que permiten adentrarnos a la comprensión y a la problematización del neoliberalismo en sí y lo que provoca espacial y territorialmente, junto al trabajo con múltiples materiales audiovisuales, voces y narrativas en relación a la defensa de los territorios y la vida y, a las variadas maneras de cartografiar y contracartografiar.
En 2021, debido al ASPO (Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio) y al DISPO (Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio) como medidas sanitarias en el contexto de la pandemia, las clases se llevaron a cabo en modalidad virtual (encuentros sincrónicos), a través de la plataforma Meet, acorde a las disposiciones y normativas vigentes en ese momento en la universidad; ello posibilitó que además de quienes estudian en la carrera de la UNC, se sumen participantes de otras latitudes, especialmente de México, Perú y Brasil. En el programa1 de ese año, en el Eje 3 “Corporalidades, feminismos, luchas en defensa de los territorios y de la vida”, se abordaron como contenidos la matriz patriarcal sobre los cuerpos y los feminismos disidentes y sus espacialidades. Sobre la base de ello y, en articulación con la Secretaría de Extensión de la facultad, se realizó la actividad de extensión en formato Taller denominado “Contra-cartografías del neoliberalismo e identidades de género como una contra-cartografía en acción”, en co-coordinación con la organización Todes con DNI2 y constó de dos encuentros, donde en el segundo encuentro se sumaron las compañeras de GeoBrujas. Comunidad de Geógrafas.3
En este artículo nos proponemos como finalidad hacer foco en la dimensión político-pedagógica tanto del Taller realizado junto a las narrativas y experiencias que sucedieron en ambos encuentros en torno a las espacialidades de las identidades de género trans y travesti; como en la consideración de las identidades de género como contracartografías y su potencialidad como estrategia de visibilización y de disputa en términos de crear irrupciones en diversos espacios donde lo cisheteronormado4 se vuelve hegemónico. A tal fin, partimos por presentar algunas reflexiones y revisiones críticas respecto a las identidades de género y las espacialidad-es5 que se crean y (re)crean. Luego nos abocamos a dar cuenta de cómo entendemos a las contracartografías y de qué manera consideramos que se convierten en herramientas político-pedagógicas que posibilitan otras maneras de construcción de conocimiento. A partir de ahí, nos enfocamos en la experiencia del Taller realizado, con la intención de recuperar parte de la dinámica y lo que emergió en relación a las espacialidades trans y travesti, así como las vivencias en diversos espacios, especialmente en términos de preguntas y problematizaciones. Por último, reflexionamos sobre las identidades trans y travesti como contracartografías, los movimientos que provocan y a las maneras en las que disputan espacios invisibilizados y/o negados. En las conclusiones, destacamos el contenido político-pedagógico del contracartografiar y de las identidades de género como contracartografías, poniendo énfasis en un abordaje desde lo espacial.
Identidades de género y espacialidad-es
El feminismo
es una fiesta
a la que algunxs
no estamos invitadxs
o también es esa fiesta
a la que podemos ir,
pero en la que nadie
va a bailar con nosotrxs
yo no iría a una fiesta
para aburrirme.
y entonces
aprendimos
a hacer
nuestras
propias
fiestas
anker, “Poema colectivo”, 2021
Hablar de identidades de género y espacialidad-es6 nos lleva por diversos caminos. Uno de ellos podría ser el recorrido por diversas obras de las geografías feministas y geografías de género en donde la cuestión de género, en más de una ocasión, termina siendo definida en términos binarios y sexogenéricos: hombre-mujer y lo que ocurre en relación con la producción y reproducción de los espacios. Como señala Díaz Nocera (2021), si bien en diversos materiales (tanto bibliográficos como audiovisuales) es posible reconocer que las perspectivas feministas provocan un cambio en los análisis de lo espacial y en las críticas que realizan en torno a teorías que pueden ser consideradas hegemónicas en los estudios de los espacios urbanos y en las formas de producir espacios, es posible observar como se sostiene en muchas de estas perspectivas una división binaria: hombres-mujeres en la sociedad, como si solo existieran hombres cis y mujeres cis. Esto no solo presenta un sesgo en la forma y mirada hacia el tema, sino que también genera invisibilización de múltiples identidades de género, lo que también resulta excluyente más allá de su potencial político y analítico en los estudios en y desde diversos espacios.
Nos posicionamos e inspiramos en perspectivas transfeministas y cuir7 -necesariamente interseccionales- para poder realizar un abordaje de las problemáticas que contemple la yuxtaposición que se produce de los distintos sistemas de opresión y cómo éstos nos atraviesan y, a la vez, se espacializan. Esto nos permite reconocer que tanto en los espacios urbanos como en otros espacios están operando en yuxtaposición diversos sistemas de opresión y violencias (racialización, clase, estereotipos en torno a la neurodivergencias, a la situación de discapacidad y/o diversidad funcional, entre otros) y que existen dispositivos (físicos, legales y/o normativos, simbólicos, etc.) que contribuyen a su naturalización.
Concordamos con Fernández Romero (2019) quien refiere a la importancia de discutir y desnaturalizar el cisexismo8 desde las geografías y las espacialidades, ya que esto permite abordar con una mayor complejidad de los procesos de producción del espacio. El autor sostiene que centrarnos en los procesos de producción más que en el espacio como un producto, es lo que posibilita poner en evidencia aquello inadvertido en torno al cisexismo y las formas de espacialización. En relación con ello, argumenta:
Si solamente estudiáramos el momento de la exclusión espacial de personas trans –por ejemplo, a través del concepto de “transfobia”–, correríamos el peligro de ignorar el proceso de producción del espacio; es decir, podríamos dar por sentado que todo espacio es originalmente o esencialmente cis y que solamente surge un problema cuando alguna persona trans aparece para perturbar ese espacio que ya estaba “naturalmente ahí”. En cambio, sostenemos que interesa preguntarse por el rol del cisexismo en la producción del espacio: ¿qué supuestos en torno al cuerpo, al género, y al vínculo entre ambos subyace a la producción espacial? [...] cómo el espacio se “cisexualiza” y el cisexismo se “espacializa” (Fernández Romero, 2019:25).
Nos resulta relevante vincular este análisis con los planteamientos y las problematizaciones que realiza Almeida (2019), quien sostiene que la cisheteronormatividad es también espacial y hace a la manera en que las materialidades y subjetividades de los espacios son construidas y cómo estas construcciones y lo que acontece en los propios espacios se vuelven expresiones espaciales. Si lo entendemos en clave de espacialidad-es, las acciones y prácticas cotidianas desde las cuales los espacios son producidos y apropiados están atravesadas por construcciones, normas sociales, culturales, políticas y discursos acerca de lo que se considera “normalidad” y toda persona, cuerpo, objeto, acción, expresión, deseo… que desborde de ello es cuestionado, invisibilizado y hasta odiado por no responder a ese estándar de lo cisheteronormado. Es posible hacer memoria o detenernos a observar en un espacio, por ejemplo, en un espacio público, qué miradas, gestos, comentarios violencias se accionan en un espacio ante la presencia de una persona, de una pareja o de varias personas que no respondan a lo cisheterosexual.
Afirma el autor:
Podemos entender al espacio como un campo de vigilancia de género. En él se instalan las herramientas para garantizar la normalidad y su opuesto. Aceptar que la calle es el espacio de la travesti o, en casos muy raros, que una travesti -o una persona trans9- puede trabajar formalmente en una empresa (en la limpieza, en la alimentación, en la comunicación o atención al público, pero nunca en la gerencia) son dos caras del mismo discurso: el espacio de una travesti -o de una persona trans10 no es el espacio que una vida precisa para ser buena. Además de ello, la reproducción de esa situación forma parte de la vigilancia y el control de ese cuerpo y de esa espacialidad.
Es en ese sentido que podemos comenzar a pensar en una producción del espacio que está marcada por el género y la sexualidad. Es ahí que percibimos que el espacio es un productor de discursos de normalidad sexual y de género (Almeida, 2019:69).11
Consideramos necesario aclarar que aquí no nos proponemos generar una definición sobre identidades de género o identidades trans-travestis, sino más bien tensionar las maneras aprendidas de entender el mundo.
Coincidimos con flores12 (2018), cuando refiere:
Así, la tarea pedagógica no consiste en definir identidades ni representarlas como un objetivo en sí mismo. Reside en un modo de hacer crítico que desestabiliza nuestras propias categorías del pensamiento pedagógico al postular la producción de la normalización como un problema de la cultura y del pensamiento, cuestionando las categorías que definen el campo en el que las identidades hacen sentido (Sabsay, 2014). Es pensar las identidades sexuales, de género, raciales, de clase, no como esencias, sino como políticas de conocimiento y de desconocimiento, como disputas contextuales. [...].
Entonces, más que enseñar qué es una lesbiana, una travesti, un/a trans, un gay, se trata de desaprender las formas heterosexualizadas del pensar, mirar, sentir e interrogar; un trabajo que necesariamente se articula a la lucha contra el racismo, los privilegios de clase, los criterios de normalidad corporal, y otras coordenadas de desigualdad social y erótica (flores, 2018:6).
A su vez, en cuanto al entramado de espacio-espacialidades-identidades de género en relación con el Taller y el seminario optativo como espacios de formación de grado en la academia y en particular en la disciplina geográfica, nos parece de importancia detenerse a problematizar, a través de diversas preguntas, cómo la reproducción de jerarquías y los sistemas de opresión que atraviesan también al ámbito académico se hacen cuerpo en las prácticas y acciones que (re)producimos en cada uno de los espacios académicos y por fuera de ellos, implicando una estructura en dónde algunas personas -que encajan en ciertas categorías- reconocidas como sujetos, sujetos de enunciación que pueden investigar, producir conocimientos… mientras que otres sólo pueden ocupar el lugar de ser investigades; y cómo todo ello, produce y reproduce espacios de invisibilización y perpetuación de violencias y, por ende, está presente en la manera en que se (re)crean las espacialidades. Cabe preguntar-se: ¿Cuántes investigadores trans o travestis hay en los espacios académicos? ¿Cuántes de elles están en cargos y pueden acceder a posiciones jerárquicas? ¿En qué medida se reconoce y reconocemos como válida su voz? ¿A cuántes conocés? ¿Cuántes son citades en trabajos académicos? ¿Por dónde circulan sus trabajos académicos? ¿Cuánto de sus trabajos en espacios de militancia y de la vida cotidiana es recuperado en trabajos académicos con autoría de personas cisheterosexuales, sin siquiera mencionarlos? ¿Con qué frecuencia hablamos por o sobre personas trans y travestis en lugar de hablar y compartir junto, invitándoles a que sean sus voces, conocimientos, experiencias y vivencias las que están presentes y se compartan trabajos de su autoría?
La multiplicidad de respuestas a estos y otros tantos interrogantes que son posibles enunciar permite dar cuenta de cómo el ámbito académico como un espacio en disputa está atravesado por un sistema de vigilancia de género que es (re)producido de variadas maneras y se transforma en una campo de inclusión y exclusión. Estas preguntas también pueden ser realizadas en relación a otras personas, desde una mirada interseccional y de identidades de género, revelando una multiplicidad de ejercicios de vigilancia, control y relaciones de poder en términos de qué voces, saberes, prácticas e identidades de género se validan y cuáles no.
Aquí la referencia al espacio académico no es casual sino intencional y, está relacionada con el contexto en el que se llevó a cabo el Taller, dado que fue realizado en el marco de un seminario optativo de grado en la universidad y entre les participantes se reconoció la importancia y el valor de abordar estas problemátizaciones en la formación de profesionales y futures profesionales. Es por ello, que consideramos necesario habilitar discusiones en la formación que permitan realizar revisiones críticas de las propias prácticas académicas y cuestionar cómo los espacios, en especial los académicos pueden convertirse en centros de reproducción de violencias hacia otras identidades de género, invisibilizando sus voces, saberes y generando prácticas extractivistas desde las cuales se apropian saberes, reflexiones y conocimientos de aquellos ámbitos que se reconocen como de militancia o de artivismo13, sin hacer ninguna mención y/o referencia al contexto y espacio específico del cual surgen estas categorías, términos, reflexiones y prácticas.
Desnaturalizar el cisexismo, el racismo, el machismo14 y el capacitismo15 que nos atraviesa y que a menudo reproducimos consciente o inconscientemente en variados espacios, ya sea en entornos educativos, laborales o en la vida cotidiana, entre otros, nos permite vislumbrar cuáles son las voces y los saberes validados en estos espacios, en general, y en la universidad, en particular. A la vez, posibilita aunar esfuerzos para generar disrupciones en las jerarquías y hegemonías de unos saberes sobre otros y de unos espacios sobre otros. Es importante destacar que el espacio académico generalmente recibe un reconocimiento y valoración superiores en relación a otros espacios, especialmente en términos de la creación-producción de conocimiento. Por lo tanto, consideramos clave como espacio de problematización de las propias prácticas académicas en relación a otras prácticas espaciales, voces y saberes.
Esto requiere que tanto en el análisis como en la construcción política y social se contemplen otras dimensiones, factores, realidades y vivencias a la hora de comprender las diversas espacialidades, en este caso, las de las personas trans y travestis.
Hacer referencia, reflexionar y llevar a cabo contracartografías no es una tarea sencilla, ya que existen diferentes maneras de comprenderlas. Hay aspectos en común, pero también existen diferencias en cómo se las comprende y en los posicionamientos políticos, epistémicos y metodológicos que se adoptan en la práctica. De hecho, se encuentran más referencias a términos como contramapeos o counter-mapping en lugar de contracartografías y en ambos casos suelen asociarse con las cartografías sociales, las cartografías participativas y los mapeos colectivos. Piazzini Suárez y Montoya Arango (2022) dan cuenta de cómo
el asunto de la cartografía, exclusivo hasta hace menos de un siglo de selectos sacerdotes, navegantes, militares, ingenieros y dibujantes, es ahora cuestión de casi todos los seres humanos y de dispositivos no humanos. Desde los esotéricos contenedores de pensamiento y tecnología se han derramado múltiples y distintas miradas, posiciones, sistemas de referencia e intenciones que generan infinidad de mapas. Pero también han aparecido los contramapas, en los que las líneas, puntos, leyendas y colores de las cartografías no siempre coinciden y, a menudo, riñen entre sí, pero que, además, expresan la postura de algunos que no quieren figurar en unos u otros mapas o se resisten a ello (2022:16).
De manera reciente, Ojeda Ojeda (2020) asume como posicionamiento que usa la noción de contracartografías para hacer referencia a un modo en particular de la investigación socioespacial en donde el interés está puesto en el poder “identificar, examinar y desestabilizar producciones violentas y desiguales del espacio”(p. 168). Comprende el contracartografiar como una posibilidad de cuestionar tanto los mapas oficiales como aquella dimensión espacial inmersa en el sentido común. En esta concepción, los mapas son considerados como artefactos políticos, con intencionalidad en los imaginarios geográficos que se construyen a partir de ellos. Se asume que los mapas, particularmente los oficiales, contribuyen a reforzar un orden hegemónico acerca del espacio, las espacialidades y las representaciones de las realidades.
La contracartografía parte de la idea de que los mapas también pueden utilizarse para combatir los efectos de las representaciones cartográficas, ya sea visibilizando experiencias no presentes o silenciadas en la cartografía oficial, utilizando los mapas para desestabilizar relaciones de poder, o incluso utilizando el mapa como una herramienta útil para el activismo político, capaz de repensar, imaginar y plantear alternativas distintas a la realidad actual (Font, 2018, en: Ojeda Ojeda, 2020:168).
A partir de los recorridos que venimos realizando en el seminario desde ejercicios de cocreación-producción de conocimiento de manera colectiva, colaborativa y en diálogo con lo expresado anteriormente, comprendemos las contracartografías como acciones políticas desde y en las espacialidades. Las concebimos como un proceso abierto, un movimiento, un desplazamiento, una conexión e interconexión, una forma de revelar lo invisibilizado, un entrelazado, un gesto, un devenir. Como proponen Deleuze y Guattari en relación al mapa, se trata de “una experimentación que actúa sobre lo real” (2002:18). Agregamos que en los mapas y las contracartografías no es solo sobre lo real, sino también desde lo real,16 construyendo, visibilizando maneras y formas otras de ser y estar que en su devenir provocan también otra experiencia y un actuar diferente en los espacios. En esta manera de cartografiar, la cartografía se vuelve “una urdimbre (tejido que se elabora por procesos del pensamiento –y por prácticas espaciales17– en tramas e hilados) donde vamos más allá de la elaboración de mapas” (Cerutti-Guldberg, 2019: 57). No se limita únicamente a la representación gráfica, sino que puede conjugar también diversidad de géneros discursivos y narrativos donde lo espacial toma presencia y da cuenta de procesos y movimientos.
Como parte de este hacer conjunto entre docentes, colaboradores y estudiantes, recuperamos aquí la primera conceptualización en colectivo que surgió del seminario con el fin de incorporar otras claves para que se comprenda nuestro posicionamiento:
Una contracartografía es un espacio que irrumpe, molesta, nos hace representar(nos), desarmarnos y volvernos a juntar, reclamos y luchas que busquen emanciparnos de un sistema que nos oprime de forma global por medio de infinidad de prácticas, divisiones, instituciones, dispositivos culturales y empresas.
Una contracartografía del neoliberalismo significa un contrarrelato, pensar y (re)inventarse desde lo colectivo, desde las experiencias y apropiaciones de los espacios que se habitan; una contracartografía significa repensarse, repensarnxs, salir de un relato hegemónico e impuesto para construir un relato desde lo recorrido y salir del silencio.
Una contracartografía es una herramienta más que óptima para plantearnos interrogantes. Partiría de cuestionar ¿Qué es una cartografía? y ¿Qué espacios de poder se disputan en ella? Desde ese puntapié inicial se desprenden espacios de lucha, de resistencia contra la hegemonía y la vulneración de derechos, territorios y cuerpos.
En resistencia, habitar rompiendo lo establecido por los mapas neoliberales que oprimen los sentidos y sentires alternativos. Reflexionar, habilitar desde lo común y lo comunitario, lo cotidiano, sentido y elegido, vivido y transitado, en las huellas de caminos solitarios y compartidos. Mapas en el cuerpo y del cuerpo, no sólo atravesado por las opresiones sino también como trinchera de resistencia y de transformación.
El contracartografiar es tensionar todo aquello impuesto sobre los cuerpos, crear otros recorridos, otras narraciones, darse posibilidades de construir en colectivo. Potenciar lo colectivo ante lo individual. Pensarse en proceso, en construcción y fuera de lo normado y fijo. Fluir y potenciar el pensamiento crítico a partir del sentir y desde las propias prácticas. Apoyarse mutuamente y construir colaborativamente en diálogos y reconociendo múltiples voces, cuerpes y sentires.
Es una acción política y poética que nos permite encontrarnos con otres, cuestionar y conocer de forma colectiva los territorios y espacios que habitamos.18
Esta manera de comprender a la contracartografía y el contracartografiar nos habilita a imaginar y crear múltiples formas y contenidos en los que las identidades de género, en este caso trans y travesti se convierten en una contracartografía que visibiliza espacios otros y las disputas contra aquellos espacios desiguales, violentos y de invisibilización. Con inspiración en las pedagogías cuir abordadas en el artículo de alvarado (2019) y en los recorridos que venimos realizando en el espacio del seminario de grado, entendemos que las contracartografías trans-travesti son también un gesto y una acción para perturbar y desbordar los órdenes y estándares establecidos desde tanto de las dinámicas desiguales presentes en la producción y apropiación de los espacios como de las formas varias de luchar y r-existir19. Como tales, expresan y ponen de manifiesto espacialidades que muestran maneras otras de estar-crear-producir espacios y vivirlos. En este sentido, no son sólo denuncias que visibilizan las tácticas y estrategias espaciales de violencias y opresiones hacia la identidad de género, los cuerpos y las formas de estar y vivir, sino que también son narrativas, acciones y luchas donde se juega en clave espacial las autoafirmaciones políticas e identitarias, así como las subjetividades de cada vivencia situada. Son intervenciones y acciones políticas que permiten desaprender y reaprender los modos, las lógicas y las prácticas que convergen en la producción y apropiación de los espacios desde un determinado posicionamiento: el devenir trans-travesti y las experiencias del espacio vivido hecho cuerpo y activado políticamente.
Como manera de contracartografiar entran en diálogo, se complementan y se potencian con la propuesta de las cartografías queer o de la “zorra” de Preciado (2008), en donde “no propone un análisis tanto en términos de identidad, sino de producción de subjetividad, menos de posición que de movimiento, no de representación como de performatividad, menos en términos de objeto o cuerpo que en términos de tecnologías políticas y de relacionalidad” (s/p).
El mundo arde porque la experiencia vital de muchas personas en este planeta es un riesgo constante, un terror que aparece amenazante como el fuego, que es siempre posibilidad de expansión. El incendio que leemos aquí es el cuerpo de una resistencia.
Johan Mijail, Santo Domingo is burning
El Taller Contra-cartografías del neoliberalismo e identidades de género como una contra-cartografía en acción, realizado como actividad de extensión universitaria en co-coordinación con la organización social Todes con DNI tuvo como objetivos:
»Conocer la realidad del colectivo travesti-trans en distintos territorios de Latinoamérica.
»Generar instancias de trabajo colaborativo entre cursantes e integrantes de LA Agrupación X, en torno a la sensibilización y comprensión de su situación actual y las estrategias de lucha que llevan a cabo.
»Construir de forma colectiva herramientas de acción contracartográfica para intervención en espacios públicos y en espacios virtuales.
»Reflexionar en torno a identidad de género, territorio-cuerpo y otros contenidos del seminario que permitan hacer foco en las particularidades de las diversas corporalidades y cada territorio.
La experiencia sucedió en dos encuentros: el primero tuvo lugar el 9 de junio de 2021 y el segundo el 16 de junio del mismo año, con la participación de compañeras de GeoBrujas. Comunidad de Geógrafas. La propuesta parte del reconocimiento de que vivimos atravesades por múltiples sistemas de opresión que tienen consecuencias en los cuerpos-territorios, en este caso en particular, operando sobre las personas trans y travestis.
En el primer encuentro del taller, se utilizó la pregunta como práctica pedagógica-política. Es decir, habilitar la pregunta como disparadora de debates y, como medio de aprendizaje. Preguntar implica también reconocer que no se sabe algo, rompiendo con las lógicas imperantes que nos hacen creer que debemos saberlo todo.
Así, durante la ronda de presentación incluyó, como base mínima, cuatro elementos que se consideramos clave: nombre, pronombre, territorio que se habita y una pregunta vinculada al tema a tratar. Además, se propuso la formulación “vengo siendo” o “estoy siendo” por parte de les coordinadores del taller, con el fin de dar cuenta de las posibilidades de mutación, en ocasiones de manera constante y/o permanente y la fluidez de las identidades. Allí asumimos que no se trata de algo lineal, estático o definitivo, sino que las identidades están en constante movimiento y en diversos procesos de transformación.
El nombre y el pronombre adquieren una importancia central en los procesos identitarios, ya que ser nombrades de la manera en que nos identificamos es parte del proceso de reconocimiento de nuestras identidades y existencias. Se dice con frecuencia que “lo que no se nombra no existe”. Por lo tanto, nos nombramos como una manera de existir y, también, de espacializarse. A su vez, referir a ‘procesos identitarios’ no fue casual, sino que fue una elección tomada por les coordinadores, quienes decidieron posicionarse desde el “vengo siendo” como forma de expresar que la identidad es un proceso en constante construcción y, en ese sentido, hoy estamos siendo alguien que puede o no coincidir con lo que con lo que era ayer y con la que será mañana.
La inclusión del territorio habitado también se torna importante, ya que si entendemos al espacio como una construcción social, no podemos concebirnos fuera de los espacios vividos, transitados, de los territorios que construimos. Así, nuestras experiencias y vivencias tienen particularidades según el contexto territorial de cada une, como se evidenció en el desarrollo del taller-, en donde quienes residían en una u otra latitud dieron cuenta de las particularidades a la hora de reconocer los espacios y las espacialidades trans y travestis y, la manera en que es incorporado o cuestionado por ejemplo el uso del lenguaje inclusivo.
Les integrantes de la organización Todes Con DNI que participaron del taller en su mayoría vivían en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires (GBA) [Argentina], salvo une que residía en la provincia de Córdoba. Sin embargo, no todes era nacides en Argentina, como es el caso de une de les compañeres que vive en GBA y que es colombiane. En relación con ello, parte de las reflexiones colectivas en la organización del Taller fue la de considerar relevante el factor migratorio , ya que aporta otras perspectivas y trayectorias, sumado a que la identidad sexual y/o de género también se vuelve en muchos casos un factor decisivo a la hora de migrar (buscando, por ejemplo, vivir en un país en el que hay una Ley de Identidad de Género, tal como ocurre en Argentina).
A su vez, el territorio habitado por les estudiantes que participaron en el Seminario era diverso debido a que se dictó de forma virtual durante el ASPO/DISPO; esto posibilitó contar con experiencias de personas migrantes, por ejemplo de Perú y de Argentina que viven en Brasil, así como personas nacidas y residentes en Argentina, principalmente en Córdoba, México y un par en Perú.
Es importante señalar que las edades, las trayectorias educativas, la situación económica, los posicionamientos políticos y religiosos, la identificación con una etnia y/o las vivencias en torno al racismo de les participantes estudiantes eran variadas y que la mayoría se identificaba como hombre o mujer heterosexual. A su vez, en muchos casos expresaron no tener mucho conocimiento sobre lo que significa cisgénero20 o cisexismo, y les resultaba difícil utilizar el lenguaje inclusivo, ya sea por no comprender cómo usarlo, en qué palabras utilizarlo, cómo cambiar de singular a plural o cómo usarlo de de forma escrita u oral.
También dejaron de manifiesto que pocas veces se habían detenido en reflexionar, conocer y/o problematizar las vivencias trans-travestis en torno a los espacios y las espacialidades y, menos aún –por ejemplo– en relación a la Ley de Identidad de Género y sus repercusiones espaciales en términos de movilidad o trabas que surgen al tener un DNI o una identificación distinta a la identidad de género, o cuando la fotografía identificatoria de la persona es distinta a la situación actual en cuanto a género. En general, afirmaron que el desconocimiento no se debía a desinterés o a subestimar la importancia del tema, sino porque pocas veces se dedica tiempo y espacios en la formación u otros ámbitos de la vida cotidiana para tratar este tema, o porque no tenían un contacto directo, ya sea de amistad u otro vínculo con personas trans y/o travestis. Es precisamente por eso que el taller se centró más en la problematización y el intercambio de algunas experiencias por parte de les integrantes de Todes con DNI, que en los modos en sí de producción y apropiación de los espacios trans-travesti, más allá de poder reconocer algunos espacios y espacialidades en particular.
Queremos dejar en claro que el hecho de no profundizar en algunas de las reflexiones dadas en el Taller en torno a los espacios y espacialidades en particular, o con experiencias concretas, se debe a acuerdos establecidos con les participantes.
Las preguntas formuladas al comienzo del taller (Figura 1 y Figura 2), realizadas por quienes participaron durante el encuentro, se plasmaron en un padlet para luego ser retomadas como eje de trabajo.
Figura 1. Preguntas realizadas por les participantes del Taller. Fuente: Elaboración propia.
Figura 2. Preguntas realizadas por les participantes del Taller. Fuente: Elaboración propia.
Como se puede observar en las Figuras 1 y 2, surgieron preguntas y problematizaciones en torno a las infancias y el adultocentrismo, interrogantes que han atravesado los intercambios durante los encuentros. Marlene Wayar (2019) nos dice:
La niñez es el tiempo y la cartografía donde podemos encontrar la empatía mutua que se genera a partir de la identificación, donde a pesar de las diferencias la potencia del encuentro aún no ha sido severamente cercenada por lo adulto. Y se da en principio por la radical otredad. En un mundo donde las diferencias reinan, hay un límite que marca una sustancial diferencia que iguala la experiencia infante, ser niñx nos separa del mundo adulto auto-convertido y propuesto como otredad (Wayar 2019:23).
En el desarrollo del Taller, une de les compañeres de Todes con DNI compartió su experiencia de trabajo con niñes en diversos espacios a través de la literatura, utilizando libros escritos por Teresa Meana, por ejemplo. A su vez, se compartieron vivencias de hijes de madres y/o padres trans cuando juegan o participan en actividades con otres niñes en espacios públicos y cómo han sido criades acorde a una lógica de vigilancia de género, considerando lo binario (hombre-mujer) como la “normalidad”.
A partir de las reflexiones surgidas, consideramos que en las formas de contracartografiar que asumamos, se vuelve imprescindible crear ejercicios desde los cuales sea posible desandar el adultocentrismo imperante en nuestras vidas, tanto para cambiar de perspectiva y de manera de mirar el mundo y la producción de espacios como para poder construir mundos más amables con todes, solidarios y, por sobre todo, para garantizar infancias libres en donde las posibilidades de ser, estar y r-existir sean infinitas.
Otro debate que surgió a partir de las preguntas (Figuras 1 y 2) y que atravesó ambos encuentros tuvo que ver con el accionar del Estado. Surgieron problematizaciones y el relato de experiencias en primera persona en relación a: ¿Qué hace el Estado con respecto a las problemáticas que atraviesan a las personas trans y travestis? ¿Es suficiente lo que hace o es “testimonial” (como mencionó una de las participantes)? En este sentido, se destacó la importancia de la organización, de pensar colectivamente las necesidades de la población trans y travesti, así como las acciones a tomar, y la relevancia de habitar los espacios, disputarlos y transformarlos.
Al considerar intervenciones artivistas -u otro tipo de intervenciones-, se enfatizó la importancia de situarlas en el contexto y abordarlas de manera singular, para evitar caer en recetas únicas y universales. En este caso, era necesario poder considerar aspectos como la implementación del ASPO en cada territorio y las posibilidades o limitaciones de realizar intervenciones en la vía pública. A su vez, se consideró la recepción que podrían tener por parte de la gente ante una acción artivista según el contexto social de cada lugar, entre otros factores.
En el segundo encuentro, la invitación de les coordinadores del taller consistió en construir de manera colectiva alguna propuesta de intervención artivista –ya sea en el espacio público o de forma virtual, teniendo en cuenta el contexto del ASPO y DISPO–. Para esto se solicitó en el encuentro anterior que se pensaran alternativas. Parte del encuentro se dedicó a conversar sobre las propuestas e ideas que surgieron. Además, las compañeras de GeoBrujas compartieron algunas de sus experiencias de trabajo y se presentó una parte del Trabajo Final de Grado de la Licenciatura en Geografía (FFyH-UNC) titulado “Trayectorias, prácticas y manifestaciones estéticas en la ciudad contemporánea. Las expresividades del street art y su devenir paisaje en Córdoba, Argentina”, realizado por Lucía Bit Chakoch Larribité y Vicente Girardi Callafa (2020), en el que se aborda el street art como estrategia de disidencia sexual y disputa de sentidos.
Como parte del encuentro, surgieron propuestas de proyecciones en las paredes de edificios con preguntas y/o imágenes como forma de problematizar y visibilizar las vivencias trans-travestis en los espacios. La idea de proyectar imágenes en edificios surgió de otras experiencias en las que a partir de esta práctica crearon espacios de denuncia y de reapropiación de algunos espacios públicos. También se consideró crear podcast o crónicas radiales que abordaran cómo vivir y ser feliz más allá de la heteronorma, compartir trayectorias biográficas y espaciales de (re)construcción de la memoria corporal y afectiva trans-travesti, y la realización de cortometrajes que problematizaran las realidades y experiencias espaciales que vivencian, entre otras propuestas.
En este punto, como revisión crítica, consideramos importante dejar manifiesto que, aunque se debatió sobre las propuestas presentadas por les participantes, ninguna se materializó o, al menos, no se nos informó al finalizar el taller y el seminario. En cuanto al trabajo colaborativo que tenía como fin poder realizar algún aporte que resulte útil a la Todes con DNI, a pesar de proponerlo como una posibilidad para el trabajo final del seminario, no se logró más que las reflexiones e intercambios durante el propio Taller y la apertura a que sean desde las voces de la organización que se reflexione sobre la temática. No se pudo llevar a cabo otro tipo de trabajo con aportes concretos.
Cada año, durante la realización del seminario, la intención es poder generar instancias de articulación y trabajo colectivo con organizaciones que permitan realizar aportes concretos, especialmente en relación con las luchas que llevan a cabo. En esta ocasión, a diferencia de otros años, esa colaboración no pudo concretarse y prevaleció más el diálogo con les coordinadores y sus aportes en términos de poder aproximarse a posibles respuestas a las preguntas planteadas durante las presentaciones y a otras que surgieron durante el desarrollo del taller. Esto nos plantea diversos interrogantes: ¿Qué sucedió en esta ocasión que no habilitó ese trabajo conjunto posterior? ¿Con qué conocimientos y herramientas se cuenta realmente para poder contribuir en un trabajo colaborativo como el que se proponía? ¿Cuánto hablamos, conocemos y aprendemos de las espacialidades trans y travestis en los ámbitos académicos? ¿En qué medida nos interpelan, atraviesan y/o movilizan las experiencias que vivencian? ¿Cuánto se mira desde afuera, como una realidad ajena a los espacios que construimos y de los que son parte personas trans y travestis?
Como una revisión crítica en relación a la dinámica propuesta desde el taller y el seminario, con inspiración en la propuesta de Bartholl (2018), quizás lo que quedó latente en esta ocasión fue el fortalecimiento de las articulaciones y los lazos con la organización para poder crear compromisos desde la propia lucha y los procesos colectivos que acontecen. Quizás al ser la mayoría de las y los participantes del seminario hombres o mujeres heterosexuales, las problematizaciones y las vivencias compartidas les-nos interpelaron y atravesaron, pero no provocaron volverse parte activa de ese resistir por diversos motivos. Los por qué de lo que sucedió aquí se presentan como supuestos, pero sería necesario realizar una indagación en la que les participantes puedan ser parte activa en la búsqueda de respuestas colectivas.
Identidades trans y travesti como contracartografías
... Anoche soñé
que me atacaban
dos transodiantes
por estar en el baño
de “onvres”
Había gente alrededor,
algunos ni se metían,
otrxs se metían
pero no era suficiente.
Me levanté agitadx,
sintiendo
el ataque en el cuerpo.
Es un nuevo aniversario
de la ley de identidad de género.
Anoche soñé que me atacaban
y me levanté pensando
en lo insuficientes que son las leyes.
Porque nos siguen excluyendo,
nos siguen atacando,
nos siguen matando,
las femipakis se siguen atribuyendo
superioridad
porque son ellas las que debaten
si nosotrxs podemos o no
se parte de una lucha
que llevamos en la sangre
desde los orígenes
/incluso
desde antes
que esto
se llamara
feminismo/.
Anoche soñé que me atacaban
y me levanté con miedo.
Un miedo
que me habita
y me paraliza.
Me levanté de vuelta
con miedo
a usar el baño “público”
anker, “Baños ¿públicos?”, 2021
El poema con el que decidimos iniciar esta sección nos sitúa en las formas, vivencias y sentires que transitan o pueden transitar en diversos espacios personas que reconocen su identidad como trans, travesti o cualquier otra que no se ajusta a las normas e imposiciones sexogenéricas. La intención de que esté presente el poema en este escrito es justamente la invitación a conocer, mirar de otra manera los espacios, abrirnos a lo que las identidades trans y travestis, entre otras, nos están diciendo acerca de las formas instituidas de producir espacios y lo que espacialidades otras posibilitan irrumpir, resquebrajar de lo impuesto como normal y como norma incorporada y corporizada.
Si, como mencionamos anteriormente, entendemos a las contracartografías como acciones políticas y poéticas que disputan los espacios negados, invisibilizados, que permiten tensionar lo impuesto, lo normado, lo heteronormado, y mucho más y, que son un movimiento, un modo de conocer, reflexionar y aprender desde espacios otros o contraespacios21 entramados con otres; las contracartografías pueden considerarse herramientas de disputa ante el sistema cisheteropatriarcal-colonialista-capitalista y a las identidades de género no normativas/contrahegemónicas como contracartografías, en tanto unas y otras y, en su conjunción son disruptivas respecto a las imposiciones sexogenéricas y a los espacios que producen y reproducen dichas imposiciones.
Como plantea Butler (2015) “lo que vemos cuando los cuerpos se reúnen en la calle, en la plaza o en otros espacios públicos es lo que se podría llamar el ejercicio performativo de su derecho a la aparición, es decir, una reivindicación corporeizada de una vida más vivible”. (p.31). Cuando se decide transformar la identidad de género en una contracartografía se pone en juego este ejercicio y derecho de aparición, de visibilizar-se, de construir espacios vivibles, de cuestionar lo que, al decir de Lefebvre (2006), como engaño simulan y disimulan los espacios y las representaciones de los espacios hegemónicas y heteronormativas. En ese marco surgen reflexiones en torno a las maneras en que transitamos –o no– diversos espacios cotidianos las personas con identidades contrahegemónicas, a la imposibilidad de habitar ciertos espacios por la identidad que construimos/quienes somos.
Si afirmamos el carácter intrínseco del espacio en los procesos sociales, como corolario también debemos sostener su rol clave en la transformación de las relaciones y estructuras sociales. Es decir que cualquier proyecto de transformación social implica necesariamente algún tipo de transformación espacial; tal como sostenía Lefebvre, “Una revolución que no da lugar a un nuevo espacio no llega a realizar todo su potencial, embarranca y no genera cambios de vida, tan solo modifica las superestructuras ideológicas, las instituciones, los aparatos políticos” (Lefebvre, 2013 [1974]:112). Por lo tanto, desde una perspectiva geográfica crítica podemos considerar la dimensión espacial que poseen las luchas de los movimientos trans y travestis por subvertir las lógicas cisexistas, o los efectos que dichos movimientos producen en el espacio (Fernández Romero, 2019:25).
Desde nuestra comprensión de las contracartografías en este contexto, la dimensión del cuerpo-territorio-tierra22 que proponen y construyen los feminismos comunitarios provoca y permite no sólo reflexionar cómo nos atraviesan las opresiones sino también entenderlos como espacios de resistencia, r-existencia y disputa ante las violencias y desigualdades que se producen desde una construcción de espacios heteronormados. A la vez que posibilita entender al cuerpo, a los cuerpos primer territorio de cuidado y desde el cual tejer redes colectivas de transformación.
Acorde a las reflexiones surgidas desde el taller, en clave de los territorios-cuerpo-tierra, nos preguntamos: ¿Por qué se asumen géneros binarios (hombre-mujer) desde la vestimenta y cómo ello impacta en las espacialidades trans-travesti? ¿Qué huellas coloniales y patriarcales están presentes en la negación de otras identidades de género y cómo esto atraviesa los territorios-cuerpo? ¿Cuándo se asumió la heterosexualidad como un régimen político-corporal que regula las decisiones y usos del cuerpo? ¿Qué espacialidades nos ha generado e impuesto lo heterosexual? ¿Y si nos animamos a habitar las contradicciones?
En este sentido, retomamos algunas preguntas abordadas durante el seminario en el año 2022 con la intención de activar la atención a la hora de pensar en los cuerpos, en los territorios y los cuerpos-territorio al momento de (re)crear contracartografías:
¿Cómo se convierte el cuerpo en una contracartografía?; ¿Cómo se anudan los cuerpos, las cuerpas, les cuerpes con la tierra y los territorios?; ¿Cómo el cuerpo se vuelve territorio de resistencia, r-existencia y luchas?; ¿Cómo los cuerpos son lugares de enunciación?; ¿Con qué irrumpen?; ¿Cómo el cuerpo se vuelve político? y ¿Qué espacios otros se pueden construir cuando las identidades de género se transforman en contracertografías?
Callarse y escuchar es también una forma
de microreparación histórica.
Johan Mijail, Santo Domingo is burning
Como se puede apreciar, en lo que compartimos aquí ponemos más énfasis en dejar espacios abiertos, en proceso y en problematizaciones, en lugar de establecer definiciones o conceptualizaciones cerradas.
Considerar las contracartografías como herramientas de disputa y las identidades de género trans y travesti como contracartografías se vuelve una acción, un acto, un gesto político-pedagógico en tanto nos abre a otras maneras de que suceda esa transmisión cultural de presentar, compartir y construir mundos, variados en multiplicidad y a saberes emancipatorios tanto en lo que conocemos y aprendemos como en los espacios que se han producido y que producimos y reproducimos.
A su vez lo que presentamos aquí, en tanto invitación y provocación a la reflexión y revisión crítica de nuestras propias prácticas, tiene como intención poder generar debates que muchas veces quedan por fuera del ámbito académico y, tensionar aquellas prácticas en los procesos de investigación, de docencia, de extensión y de variados espacios en donde la producción de conocimiento está presente y se ancla únicamente en determinados saberes y conocimientos que son histórica y hegemónicamente considerados como válidos y portadores de la verdad.
Como plantea Preciado:
El sujeto del saber situado es un vampiro. Es necesario morder o ser mordido para saber. Experimentar es ser testigo de su propia mutación. Correr el riesgo de la alquimia. El terreno de la epistemología se resquebraja para abrir una brecha ética y política: “ser testigo”, para Haraway, depende de la relación constitutiva entre “probar” y “atestiguar” (Haraway, 2000:161). “Ser testigo” es ver, atestiguar, volverse públicamente responsable de, y físicamente vulnerable a, sus propias visiones y representaciones” (Haraway, 2000:155). Ver siempre con el otro pero jamás en su lugar. El vampiro más que un sujeto en el sentido político o metafísico del término es una jauría, una manada, una banda, una multiplicidad, un proceso de mutación: “el vampiro contamina las descendencias durante la noche de bodas… efectúa las transformaciones de las categorías a través de un pasaje ilegítimo de las sustancias… infecta el cosmos, la comunidad orgánica cerrada. El vampiro es trans. De ahí este extraño imperativo: o bien renunciar a la política o bien hacer la política como un vampiro. (s.d:28-29).
El compartir y entramar este artículo desde la experiencia del Taller con una organización social y una comunidad de geógrafas feministas que, entre diversos proyectos y acciones, se dedican a realizar experiencias de mapeos y contramapeos, no fue una decisión fortuita, sino un posicionamiento político y pedagógico respecto a la manera de construir conocimientos desde y junto con otres, con voces que no siempre pueden estar presentes en los espacios de campo y del mundo académico. Que aunque no están presentadas en forma de citas y fragmentos, están presentes en tanto la dinámica y construcción del tallery las reflexiones conjuntas que sucedieron ya sea al organizarlo en conjunto o en los propios encuentros durante la cursada del seminario.
Apostamos a seguir construyendo geografías críticas comprometidas con la transformación social, que aporten a la construcción de un mundo donde quepan muchos mundos y donde los espacios otros sean posibles y creadores de otros porvenires.
Como afirma val flores (2018a):
Las situaciones liminales suponen una experiencia en los intersticios de múltiples mundos y disciplinas, una zona de contagio y contaminación transfronteriza donde se cruzan la vida y la educación, la condición ética y la creación estética, y se entremezclan tradiciones pedagógicas, intensidades subjetivas, el arte de la performance, las artes visuales, formas de activismo, memorias olvidadas, como una antiestructura que aproxima lo liminal a “lo exiliar, lo desterritorializado, lo mutable y transitorio, lo procesual” (Diéguez, 2014:24). Estas situaciones “abren la posibilidad de que salgan a la luz canales cerrados de la memoria inconsciente” (Cusicanqui, 2018:134). (pp. 144-145).
Consideramos que, de manera incipiente, las dinámicas y los interrogantes desde dónde nos fuimos problematizando en Taller en torno a identidades trans-travesti como contracartografías, nos ha posibilitado habitar esos espacios e intersticios en donde los cuerpos y las identidades fueron atravesadas por una espacialización política, en donde el contracartografiar va más allá de ser una herramienta de denuncia y visibilización desde las luchas, resistencias y r-existencias. Grafiar desde las identidades trans-travestis es también una experiencia y formas otras de crear y vivir las espacialidades. Sin embargo, como es posible observar en lo narrado de los dos encuentros y su continuidad en las propuestas de artivismo, para que suceda hay que trascender múltiples barreras presentes y naturalizadas en la producción de conocimiento hegemónica y, a su vez, en ese grafiar y geo-grafiar como parte de una contracartografía es necesario que las voces de las personas trans y travestis estén presentes.
Como expresamos en el artículo, la propuesta de entender a las identidades de género trans y travesti como contracartografías refiere a su capacidad y agencia para desbordar y perturbar lo impuesto y establecido por lo cisheteronormado en los procesos de producción de espacios. En lo trans y travesti no solo encontramos denuncia, lucha y resistencia, sino también en su r-existencia la potencia de (re)inventarse La acción de estas contracartografías es performática, en su movimiento dan vida a otros espacios que podemos entenderlos como contraespacios y en los que suceden producciones de subjetividad heterogéneas. Son contracartografías que permiten politizar la manera en la que los espacios son producidos y las reproducciones cisheteronormadas que están presentes. Son contracartografías vampiras, múltiples, mutando y politizando su propia existencia y, en ello, abriendo paso a otras formas de representación espacial que propone re-componer lo silenciado e invisibilizado, mientras abre paso a un construir colectivo desde un nosotres en variados mundos y con diversas narrativas.
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Anker Díaz Nocera / anker.diaz@mi.unc.edu.ar
Activista trans y autista. Estudiante avanzade de Licenciatura en Geografía (Universidad Nacional de Córdoba) y de Abogacía (UNC). Parte del equipo de cátedra del seminario “Contracartografías del neoliberalismo. Luchas y movimientos sociales en defensa de los territorios y la vida” Facultad de Filosofía y Humanidades (UNC) y del equipo de investigación “Imaginaciones geográficas y espacialidades abigarradas. Estudios sobre imágenes, formas espaciales y procesos sociales en Córdoba (2020-2021)” (SecyT-UNC).
Carla Eleonora Pedrazzani / carla.pedrazzani@unc.edu.ar
Docente, investigadora y extensionista del Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH), Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Integrante del Departamento de Ciencias Sociales del Instituto Superior de Estudios Pedagógicos (ISEP) del Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba (Argentina). Docente responsable del seminario “Contracartografías del neoliberalismo. Luchas y movimientos sociales en defensa de los territorios y la vida”, Facultad de Filosofía y Humanidades (UNC), y directora del proyecto de investigación “Imaginaciones geográficas y espacialidades abigarradas. Estudios sobre imágenes, formas espaciales y procesos sociales en Córdoba (2020-2021)” (SecyT-UNC).
1 Para acceder al programa y propuesta del seminario: https://blogs.ffyh.unc.edu.ar/deptodegeografia/files/2021/04/8.Seminario-optativo-Contracartografias-del-neoliberalismo.pdf
2 Para conocer para sobre la organización Todes con DNI, ver: https://todescondni.com/
3 Para conocer la propuesta de GeoBrujas, ver: https://es-la.facebook.com/geobrujas/
4 Coincidimos con Almeida (2019) en comprender por cisheteronormado al establecimiento de lo cis (reconocimiento e identificación con el sexo biológico asignado al nacer) y lo heterosexual como un estándar tanto de género como de sexualidad, que se basa en discursos de aquello que se construye como normalidad y lo que queda fuera. Reconocemos que desde la cisheteronorma se crean normas sociales y discursos de normalidad que se basan mayoritariamente en el binarismo hombre-mujer o masculino-femenino.
5 Decidimos referir a espacialidad-es, con el uso del guión como forma de expresión que posibilite conjugar tanto la producción de una espacialidad en singular como la producción de múltiples espacialidades.
6 Decidimos referir a espacialidad-es, con el uso del guion como forma de expresión que posibilite conjugar tanto la producción de una espacialidad en singular como la producción de múltiples espacialidades.
7 Lo cuir refiere a teorías, perspectivas, movimientos, culturas que resisten desde aquello que es considerado lo raro (De la Vega, en Bote Tun, 2022). Su uso en el vocablo expresa una oposición, una diferenciación respecto a lo queer, ya que hace énfasis en situarse desde Latinoamérica, desde las periferias y los Sures; a la vez, que dialoga con la teoría queer. “Cuir es un movimiento de (auto)crítica y agenciamiento radical que hace alianzas con los (trans)feminismos y con los diversos procesos de minorización dados por etnia/raza, diversidad funcional, migración, edad, clase, etc., y que reconoce los logros y las multitudes queer del tercer mundo estadounidense, así como los diversos feminismos: indigenista, ecologista, ciberactivista, etc. En suma, cuir es un proyecto (geo)político y ético, no sólo estético y prostético” (Valencia, 2015:35, en Mateo del Pino, 2019:5).
8 Cisexismo “no sólo se refiere a aquellas posturas que se oponen de manera explícita a la existencia de personas trans, sino que busca asir todo un entramado de supuestos en torno a los cuerpos y géneros que subyacen a los procesos sociales en general y que producen efectos constantemente, no sólo en momentos de violencia. Se trata, sobre todo, de supuestos en torno a la correlación considerada “natural” entre ciertos géneros y ciertas características corporales” (Fernández, 2019:24).
9 El agregado es nuestro.
10 El agregado es nuestro.
11 La traducción es nuestra. Texto original en portugués.
12 En este artículo respetamos la decisión de las autoras de utilizar minúsculas en el nombre propio, ya que se trata de “una estrategia de minorización del nombre propio, de problematización de las convenciones gramaticales, de dislocar la jerarquía de las letras, una apuesta al texto antes que a la firma de la autora” (flores, 2013:4).
13 Con artivismo hacemos referencia a distintas expresiones y acciones artísticas que enredan al arte con el activismo. “El artivismo desarrolla un lenguaje de libertad y autonomía que se mueve fuera de las normas culturales fijas, de los cánones académicos, de la estética y de la tendencia mayoritaria. Se trata de una intervención sin límites de acción, donde se desdibujan las líneas conceptuales de los espacios (...) El artivismo toma forma a través de los colectivos, asociaciones y artistas que suman su creatividad rebelde e inconformista a la lucha. Paredes, muros provisorios, fachadas, monumentos, estatuas, se llenan de color convirtiendo el paisaje urbano en un verdadero museo de obras de arte que responden a las necesidades de una sociedad que expresa su disconformidad ante un amplio espectro de desigualdades e injusticias que atraviesan la columna vertebral de la estructura social” (ART MADRID, 2020). En diálogo con el Taller que recuperamos aquí como ejemplo la intervención impulsada por Todes Con DNI en mayo de 2021. La organización diseñó una serie de carteles que fueron difundidos en redes previamente, y se hizo un llamamiento a pegar esos carteles en los distintos territorios en los que habitara cada une. Aquí se puede ver un video de la intervención llevada a cabo en Mar del Plata: https://www.instagram.com/p/CQpZ8xtAsoL/
14 Con machismo referimos a todas aquellas prácticas, pensamientos, acciones y discursos en donde se coloca al género masculino en superioridad a otros géneros e identidades de género. Aquí queremos aclarar que no hacemos una directa relación al machismo con los hombres, sino que referiremos a toda actitud o manera llevada a cabo por cualquier persona, independientemente del sexo-género o a la identidad de género, en donde los hombres y lo masculino es reconocido con superioridad en relación a otres.
15 Tomamos la definición de capacitismo brindada por le activista autista Fran Riba (2022), quien plantea que es “la discriminación y el prejuicio social contra las personas con discapacidad. Incluye estereotipos dañinos, conceptos erróneos, barreras físicas y opresión en mayor escala”.
16 Entendemos que “sobre” y “desde” no tienen la misma significación y que refieren a acciones distintas en relación a la práctica. Consideramos que el “desde” implica un experimentar siendo parte.
17 El agregado es nuestro.
18 Cadáver exquisito elaborado por estudiantes y equipo de cátedra presentes en el coloquio de promocionales, julio 2019.
19 Acorde a la propuesta de Porto-Gonçalves (2009), entendemos aquí al r-existir como la conjugación de lo que pre-existe y en términos de acciones y reacciones resiste. Enfatiza el autor que dadas las sociedades en las que vivimos y las violencias-opresiones que nos atraviesa, en el mismo hecho de existir se resiste. Es una provocación-invitación a considerar los lazos entre las maneras de existir y el resistir. En este sentido, la r-existencia no sólo hace referencia a la defensa sino también a las maneras en que la vida como resistencia posibilita formas de resistir y luchar.
20 Como referencia a las personas que identifican como género y se identifican con el sexo bilógico asignado en el nacimiento.
21 Oslender (2010) en una lectura y revisión crítica de Henri Lefebvre, refiere a los contra-espacios como aquellos espacios diferenciales que son producto de múltiples resistencias y luchas contra el orden neoliberal. Recuperamos esta propuesta pero más que hacer énfasis en el orden neoliberal, lo pensamos en clave del sistema capitalista-neoliberal-patriarcal-heteronormado-colonial. Consideramos, entonces, que los contraespacios se (re)crean desde las prácticas del r-existir.
22 En su multiplicidad de posicionamientos, desde los feminismos comunitarios, acorde a Lorena Cabnal en López (2021), se comprende al cuerpo en vinculación con la tierra y se lo considera el primer territorio en donde se han construido históricamente las opresiones y violencias, los ejercicios de poder y control sobre los pueblos y territorios. Los cuerpos son entendidos como territorios en disputa, pero también en resistencia y desde donde se puede sanar y transformar las realidades.