Geógrafas en resistencia. Casos de Uruguay, Chile, Argentina y México (1970-1980). Un acercamiento biográfico


María Verónica Ibarra García

Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED),
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. México.

Recibido: 23 de agosto de 2022. Aceptado: 31 de marzo de 2023.

Resumen

Este trabajo se enmarca en la geografía feminista y tiene como objetivo presentar a geógrafas latinoamericanas que desarrollaron su formación y/o producción durante las dictaduras militares y el autoritarismo en México. Estas geógrafas no solo generaron conocimiento, sino que también formaron profesionales de la geografía e impulsaron líneas de investigación, contribuyendo al desarrollo de una nueva geografía en América Latina. Se inicia con estas geógrafas por haber vivido la represión debido a sus posiciones políticas y/o académicas. Algunas no pudieron dar clases en universidades, otras tuvieron que exiliarse y algunas resistieron en sus países de origen. La investigación se basó en fuentes primarias y secundarias. Entre las limitaciones se encuentra el hecho de que existen pocos estudios centrados en su papel en el desarrollo de la geografía, con excepción de Elena Chiozza y Graciela Uribe. Cabe destacar que este trabajo no incluye a las geógrafas brasileñas, ya que esto rebasaría el objetivo de este primer acercamiento, aunque es imprescindible integrarlas para tener una mirada latinoamericana completa. La contribución busca dar visibilidad a las geógrafas que, a pesar de las condiciones políticas adversas que vivieron en los años 70 y 80, contribuyeron a la conformación de una geografía crítica desde Latinoamérica.

Palabras clave: GEÓGRAFAS LATINOAMERICANAS. NUEVA GEOGRAFÍA. EXCLUSIÓN. EXILIO. IZQUIERDAS.

Geographers in Resistance: Cases from Uruguay, Chile, Argentina, and Mexico (1970-1980). A Biographical Approach

Abstract

This is a feminist geography work with the objective of presenting a group of Latin American women geographers who have undergone their training and/or produced their work under totalitarian and/or authoritarian regimes, which are not conducive to positions of disagreement. These geographers have been generators of geographic knowledge while simultaneously contributing to the development of a new geography for Latin America. While not all are represented, this work will begin with those who were more visible, some of whom had to go into exile while others resisted in their countries of origin. This research is based on secondary sources such as articles, book chapters, as well as interviews and electronic communication with some of them. One limitation is that there are no studies that focus on their role in the development of geography, although Elena Chiozza and Graciela Uribe are the exception. Brazilian geographers are not included in this work since it exceeds the objective of this first approach. The contribution of this work is to make visible the women geographers who contributed to the formation of a critical geography from Latin America, despite the challenging conditions they experienced.

Keywords: WOMEN GEOGRAPHERS LATIN AMERICAN. NEW GEOGRAPHY. EXCLUSION. EXILE. LEFTS.

Palavras-chave: GEOGRAFAS LATINO-AMERICANAS. NOVA GEOGRAFIA. EXCLUSÃO. EXÍLIO. ESQUERDAS.

Antecedentes, objetivo y planteamiento del problema

Los años sesenta y setenta del siglo XX se caracterizaron por un gran activismo social y político. Mientras que en los países del Norte se presentaron movimientos como el ambiental, el feminista, por los derechos humanos, el lésbico-gay y el de las personas con discapacidad que daban cuenta de la inconformidad social, en América Latina la revolución cubana y las independencias de los países africanos de los europeos resonaban en la región, llegando incluso a las aulas universitarias. A pesar de que la geografía como ciencia social no era ajena a estas manifestaciones de inconformidad y esperanza, existía un malestar generalizado con la geografía hegemónica de entonces.

Como muestra de este descontento, surgieron diversas iniciativas, entre ellas los encuentros de enseñanza de Uruguay y los posteriores encuentros de geografía en Argentina, de los que se ha escrito con regularidad. También se han escrito varios textos sobre el evento de Fortaleza en 1978, donde la geografía brasileña evidenció la necesidad de renovación frente a la geografía hegemónica de la época, y la organización y participación de geógrafos que lograron transformar la geografía brasileña. En México, por su parte, surgió la revista Posición, editada por Ángel Bassols Batalla, que también mostraba la necesidad de renovación de la geografía mexicana.

Sin embargo, se ha prestado poca atención a la participación de las geógrafas latinoamericanas en estos procesos, salvo por algunas excepciones como Elena Chiozza, quien fue entrevistada en un artículo de Cicalese en 2008 que muestra su relación con los geógrafos de la época interesados en realizar una geografía diferente a la hegemónica de entonces. Asimismo, en otro artículo de Cicalese en 2018 se destaca la trayectoria de Chiozza como editora, docente y consultora, y su papel en la producción de libros de divulgación de Geografía. También se ha escrito sobre Graciela Uribe, una geógrafa chilena radicada en México, en un artículo de Mendoza en 2018, en el que se destaca la importancia que tuvo en la transformación de la geografía mexicana. A pesar de estas excepciones, se sabe poco sobre las contribuciones de las geógrafas en este periodo histórico.

El objetivo de este trabajo es presentar un primer acercamiento a un grupo de geógrafas latinoamericanas hispanoparlantes que desarrollaron su formación o su producción bajo las dictaduras militares de los países latinoamericanos y el autoritarismo en México. Reconocemos la importancia de las geógrafas brasileñas,1 quienes debido al gran número de ellas y a sus destacadas contribuciones, rebasan el objetivo de este trabajo. Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que también se formaron bajo condiciones de la dictadura militar, y que algunas de ellas enfrentaron repercusiones en su vida laboral. Por ejemplo, Lencioni (2016) relata que en Brasilia perdió la posibilidad de un empleo, ya que, por su atestado de antecedentes ideológicos, no fue aprobado por el Servicio Nacional de Inteligencia (SNI). Incluso, algunas estudiantes de geografía murieron a manos de las autoridades militares durante los años setenta, como se ha documentado en el trabajo de Merlino (2010).2

Todas estas geógrafas han contribuido a transformar la geografía, demostrando un evidente compromiso social y asumiendo posiciones políticas de izquierda que las convierten en referentes éticos, políticos y epistemológicos. Lograron sobreponerse a condiciones de despido, aislamiento, exclusión de las universidades e incluso el exilio. El contexto en el que se formaron o trabajaron fue marcado por la zozobra, el aislamiento, la tristeza, el miedo y la soledad, en una época en que predominaban los regímenes totalitarios o autoritarios en América Latina. Sin embargo, posteriormente, se han convertido en referentes de las geografías críticas latinoamericanas a través de

a) sus publicaciones,
b) su incidencia en la formación de líneas de investigación,
c) su contribución en la formación de geógrafos y geógrafas.

De esta manera, han contribuido al desarrollo de las geografías críticas latinoamericanas. Este trabajo tiene como objetivo posicionar a las geógrafas como productoras de conocimiento geográfico, en una vertiente de la nueva geografía en oposición a las geografías tradicionales que predominaban en América Latina durante los años setenta y ochenta.

Marco teórico-metodológico

La propuesta de recuperar a las geógrafas como productoras de conocimiento se basa en los posicionamientos teóricos del feminismo, que ha denunciado la exclusión y el borrado de las mujeres como productoras de conocimiento en diferentes disciplinas. Se ha reforzado la idea de que la actividad académica e investigativa es una actividad de hombres, quienes por “naturaleza” son racionales, inteligentes y producen conocimiento científico. Esta desigualdad social producida ha marginado a las mujeres de la inclusión en las aulas universitarias. Una vez que las mujeres ingresan a las aulas, se refuerzan los estereotipos de que son apolíticas, carecen de agencia y no son productoras de conocimiento, lo que contribuye a la marginación de las geógrafas en la historia del pensamiento geográfico y su desdibujamiento en la práctica geográfica.

De acuerdo con Lamego:

Em comum, percebo a preocupação com a renitente prática da exclusão, do silenciamento e do apagamento na história da geografia. No caso do debate de 1995, a geógrafa Gillian Rose faz sua crítica incidir sobre a invisibilidade renitente da prática das mulheres na produção do conhecimento geográfico, e por conseguinte, na criação das narrativas disciplinares. O que Rose sugere é um duplo movimento, primeiro excluem-se as mulheres ao não reconhecerem o conhecimento que produzem como geográficos, e com isso apaga-se a prática da exclusão, de tal monta que a ausência das mulheres nas histórias da geografia seria resultado de práticas de exclusão e apagamento sucessivas (2021).

Para contrarrestar el borrado de las geógrafas que contribuyeron a la geografía crítica, se presenta un primer acercamiento a un grupo de geógrafas de Argentina, Chile, México y Uruguay. Estas geógrafas se formaron bajo la geografía tradicional y posteriormente cambiaron y contribuyeron a la construcción de una nueva geografía para América Latina, como productoras de conocimiento. Se reconoce a Elena Chiozza y Graciela Uribe como parte de este grupo, pero también se presentan otras geógrafas de las que poco se ha escrito y que mantuvieron posiciones de inconformidad con las geografías hegemónicas de entonces y/o con posicionamientos políticos críticos en sus países. Algunas incluso tenían activismo político y todas eran de izquierda con matices evidentes. Todas ellas han contribuido al desarrollo de la denominada nueva geografía latinoamericana, en geografías políticas, feministas, rurales, urbanas, de desastres y enseñanza, entre otras.

Este estudio se basó en fuentes primarias a partir de entrevistas semiestructuradas, así como en fuentes secundarias como artículos, publicaciones, memorias y entrevistas realizadas por otras investigadoras. De las entrevistas realizadas a estas geógrafas, se logró establecer comunicación con Irene Molina a través de Zoom el 8 de julio de 2022, con Ximena Valdés el 8 de septiembre de 2022 y con Mónica Colombara el 7 de septiembre y 17 de octubre de 2022. También se mantuvo comunicación a través de Facebook con Graciela Taddey, quien no quiso dar una entrevista, pero proporcionó información sobre su huella en la geografía. La primera y la última radican en Suecia y llegaron como exiliadas. Las entrevistas a estas geógrafas son inéditas y formarán parte de otro trabajo mucho más extenso. En este artículo solo se retoman elementos de los años de represión que vivieron y algunos datos biográficos y contextuales acordes al objetivo de este artículo.

América Latina entre el autoritarismo y el totalitarismo

América Latina vivió una situación paradójica en los años sesenta y setenta. Por un lado, había una gran efervescencia social y política, impulsada por la revolución cubana y los movimientos de liberación nacional de África, que generaban la posibilidad de transformar la realidad latinoamericana. Por otro lado, se presentaron golpes militares que fueron llegando de uno a uno en la región sudamericana, mostrando la presencia de grupos reaccionarios en la región y las operaciones de Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría. Aunque México no vivió un golpe militar, estaba bajo un régimen político autoritario que controlaba tanto el espacio urbano como el rural a través del corporativismo y redes clientelares.

Los golpes militares en Brasil (1964), Uruguay (1973), Chile (1973) y Argentina (1976), perpetrados por mandos castrenses relacionados con las Doctrinas de Seguridad Nacional, inspirados en la geopolítica iniciaron un período de represión y desaparición de los opositores a dichos regímenes, bajo el argumento del enemigo interno. Estos gobiernos, aliados de Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría, reprimieron a todos los sectores organizados.

Las y los geógrafos no fueron ajenos a estos procesos. En el contexto de la teoría de la Dependencia y de las posturas cepalianas, comenzaron a criticar las geografías objetivas, "neutrales" y científicas que dominaban el canon positivista o regionalista y que se habían establecido en la academia geográfica latinoamericana. Cada escuela geográfica limitada a un estado nacional libraba sus propias batallas para tratar de cambiar la geografía que consideraba que no respondía a las necesidades que planteaban los nuevos derroteros de las realidades nacionales.

En 1964, Brasil vivió el golpe militar que provocó el exilio de científicos. Entre los geógrafos se encontraban Josué de Castro y Milton Santos.

Uruguay experimentó el segundo golpe militar de la región. En ese momento, la Sala de Geografía del Instituto de Profesores Artigas (IPA) sostenía que era esencial conocer el país para poder enseñar de manera efectiva, lo que les permitiría tener un impacto significativo en la educación. Los jóvenes estudiantes que iniciaron este movimiento impulsaron cambios sustantivos en la forma en que se veía la geografía, y algunos profesores los apoyaron, como Germán Wettstein. Sin embargo, el golpe militar de 1973 puso fin a la posibilidad de transformar la geografía como deseaban.

Según Rita Bruschi y César Cutinella, en el semanario de ultraderecha Azul y Blanco se hacían referencias explícitas a la Sala de Geografía y al Congreso de Geografía en Salto en 1973. El semanario afirmaba que la fase organizativa de la Sala de Geografía fue encomendada por el bolchevismo a un pseudo-profesor sin antecedentes llamado Germán Wettstein, a quien el director del IPA permitió colocar a sus adláteres a través de las "propuestas de la Sala de Geografía" (Bruschi y Cutinella, 2016:104).

Los mismos autores sostienen que estos artículos mencionan a varios de los integrantes de la Sala, acompañados de calificativos denigrantes, acusándolos de realizar “actividades antinacionales” y “proselitismo marxista en la enseñanza de la geografía”. Asimismo, describían los materiales editados por la Asociación Nacional de Profesores de Geografía (ANPG) como “lamentables folletos propagandísticos”. La Sala de estudiantes era descripta como “vulgares asambleas de clase digitadas por conocidos apátridas”, y continuaba el menosprecio: “Un presunto congreso de ‘geografía’ esmirriado pero muy representativo en su asistencia (hubo invitados de Argentina y Chile)”. En dicho artículo periodístico de Tribuna Salteña, se resume de esta forma algunos rasgos de la prolífica actividad política que, escudándose en una pseudo divulgación del conocimiento geográfico, desataba la sedición en las aulas (Bruschi y Cutinella, 2016).

Mientras tanto, en Argentina, en septiembre de 1973, Juan Domingo Perón tomó posesión del cargo de presidente. Bajo este gobierno, algunos geógrafos uruguayos se exiliaron en Argentina. De acuerdo con María Luján Leiva, “en el período 1973-1976, Argentina representaba un lugar de refugio para los exiliados” (Leiva, 2000:2).

Mientras en Uruguay la represión obligaba a profesores y estudiantes a exiliarse, Chile y Argentina se habían convertido en refugio para los exiliados. El primero estaba gobernado por Salvador Allende y el segundo por Juan Domingo Perón. Chile vivía una época de gran organización popular, con un movimiento muy fuerte del campesinado chileno. Ximena Valdés sostiene que “fue una época muy interesante y compleja como estudiantes, ya que los partidos políticos estaban muy presentes, como el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), mientras que nosotros, que éramos maoístas y una minoría, también estábamos activos en el campo. Hubo una actividad que nunca más se ha visto y, justo en ese momento, llegó el golpe de Estado” (Valdés, 2022).

Con el asesinato de Salvador Allende, Chile fue escenario del arribo de los militares al poder y la geografía vivió el embate del fascismo. Graciela Uribe fue tomada presa y estuvo en el estadio de Santiago por 16 días. Tuvo que exiliarse, junto con otros geógrafos, y los estudiantes también fueron afectados, incluyendo a Ximena Valdés. Pero la represión no terminó con el golpe, apenas empezaba.

Ximena Valdés sostiene:

El golpe de estado militar de 1973 produjo una diáspora entre profesores y alumnos de geografía y en todo el país y particularmente en la Universidad de Chile. La mayoría de esos profesores fueron expulsados de la Escuela de Geografía, así como muchos de nosotros estudiantes, algunos cayeron presos y otros abandonamos el país. Aprovecho acá de rendir un homenaje a Fredy Taberna, compañero de Geografía, geógrafo con una tesis en la Quebrada de Tarapacá, asesinado por los militares en Iquique en esos años (Valdés, 2021: 44).

A tres años de los golpes militares en Uruguay y Chile, Argentina vivió el golpe cívico, militar, eclesiástico y empresarial del 24 de marzo de 1976. Las fuerzas armadas se hicieron cargo del manejo de las universidades y, el 29 de marzo, se publicó una resolución que disponía el cese en sus funciones de los rectores, consejos y demás cuerpos colegiados, directivos, y se estableció que las autoridades universitarias serían designadas por el presidente de facto (Ludueña & Díaz, 2020). Como resultado, se despidió a una gran cantidad de profesores para instalar a aquellos que simpatizaban con el gobierno totalitario. Un ejemplo de esto es la cátedra de geografía humana de la Universidad Nacional de Córdoba, de donde se retiró al profesor Roberto A. Miatello para colocar a un profesor que redujo la geografía a la geopolítica y borró de la bibliografía a Josué de Castro, Elena Chiozza y Paul Claval, entre otros, para incorporar a autores como Haushofer, O. Maull, J. Acencio, Vicens Vives (Ludueña & Díaz, 2020).

En este contexto, los exiliados de Uruguay volvieron a experimentar la represión, esta vez en Argentina: “La represión desatada por la derecha peronista y los grupos paramilitares y el ejército... que culmina con el golpe militar de marzo de 1976 convirtieron a la Argentina en un lugar peligroso y de represión” (Leiva, 2000:2).

En este marco, los y las profesoras inconformes se encontraban fuera de la academia o exiliados, como Elena Chiozza, Graciela Uribe y Graciela Taddey. Aunque se han realizado múltiples trabajos sobre este periodo de conformación de la nueva geografía en el Cono Sur, poco se ha profundizado sobre la obra y la importancia de las geógrafas que contribuyeron a la construcción de esta nueva geografía y las geografías críticas. Según Lus Bietti: “El proyecto de Geografía de los setenta era concebido por sus intérpretes como ‘nuevo’; a la luz del presente, creemos que es posible comprenderlo como una primera expresión de la Geografía Crítica” (Bietti, 2019:106). En este sentido, es importante preguntarse cómo las geógrafas inconformes con la geografía de la época o con las condiciones políticas producían o se formaban bajo estas condiciones de totalitarismo y autoritarismo.

Resultados

Graciela Taddey, geógrafa uruguaya

En el caso de Uruguay, se identifica a varias geógrafas que fueron integrantes de la Sala de Geografía. Únicamente, presentaremos a Graciela Taddey, quien nació el 18 de octubre de 1941 y egresó del Instituto en 1964. Taddey ha mencionado: “Trabajé en la didáctica entre 1972 y 1973. Y de vuelta al país entre 1986 y 1998: en este segundo período coordiné equipos de colegas generando libros de texto para el aprendizaje de una geografía algo distinta. Allí está mi huella” (Taddey, 2020).3

De acuerdo con Gociol, Taddey fue una exiliada uruguaya que, después de su detención en Argentina, pudo viajar a Suecia y salvar su vida (Cicalese, 2018:30). La especialista en exilios María Luján Leiva la identifica como geógrafa y poeta, con aportaciones significativas en Suecia. Menciona: “El cotidiano de los suburbios alejados de la vida urbana, monótonos y con índice de conflictividad social impone al breve tiempo una visión más realista que varios autores documentan: Alfredo Gravina, José Da Cruz4 y Graciela Taddey”. Además, Leiva destaca que Taddey describió Tensta, un suburbio de Suecia, y fue capaz de captar tempranamente la tensión social generadora del racismo y denunciar el riesgo del fascismo. Sostiene: “La relación racismo/facismo que pocos detectaban y denunciaban en los ochenta” (Leiva, 2000:10).

Como se puede observar en la literatura, Graciela Taddey es reconocida e incluso ha sido premiada por su obra poética en París en 1980 y posteriormente en Argentina. Leiva nos brinda una pista que, sin lugar a dudas, sería importante seguir: "La literatura creada por los latinoamericanos abunda en descripciones concisas y nominativas de los lugares. Son el signo del avance y el reconocimiento del nuevo territorio por los nuevos habitantes" (Leiva, 2002).

A pesar de que Taddey diga que su huella está en una geografía "algo distinta", es necesario indagar más sobre sus aportaciones. Además, seguramente su obra poética podría ser analizada desde las corrientes culturalistas de la geografía. Todavía queda mucho por estudiar sobre esta geógrafa.

Ximena Valdés, Irene Molina y Gladys Armijo, geógrafas chilenas

En 1973, el golpe militar liderado por Pinochet y los militares chilenos desencadenó una brutal represión. Identificamos a las geógrafas Graciela Uribe, Ximena Valdés y, posteriormente, Irene Molina como exiliadas, mientras que Gladys Armijo se quedó en Chile viviendo bajo el régimen castrense.

Ximena Valdés describe su formación en su obra afirmando: “A finales de 1967 me fui a Francia e ingresé a la licenciatura en Geografía en el anexo Censier de la Sorbona, encontrándome con mayo del 68 con una experiencia inédita, político-callejera, que tocó tanto a las industrias y la organización obrera como a las universidades y el movimiento estudiantil de ese país” (Valdés, 2021:43).

En el mismo texto, la autora narra su regreso a Chile en 1970, su estancia en la universidad, los profesores que la formaron y, particularmente, un trabajo de campo realizado en enero de 1971:

Estábamos como estudiantes en Puerto Saavedra, Carahue, el lago Budi, para luego recorrer el sur conociendo la formación de los Consejos comunales Campesinos de Cauti, Lautaro entre otra de las comunas en que hombres y mujeres mapuches peleaban por la recuperación de sus tierras. El ministerio de agricultura y a su cabezas Jacques Chonchol migraron a Temuco para restituir tierras usurpadas a las comunidades mapuches. Con la dictadura militar todo volvió atrás con las consecuencias que se hacen sentir hoy día (Valdés, 2021:44).

Ximena Valdés volvió a Francia para terminar sus estudios y posteriormente ingresó a la Maestría bajo la dirección de Oliver Dolffus, quien también fue su asesor de doctorado. Al regresar a Chile, Ximena afirma que no pudo impartir cursos en la Universidad de Santiago de Chile, a pesar de contar con una Licenciatura, Maestría, DEA y proyecto doctoral inscripto en la Universidad VII (Valdés, 2021).

En ese momento se reafirmaba una fuerte sensación de exclusión y también la expulsión definitiva de que muchos y muchas fuimos objeto en la Universidad de Chile (Valdés, 2021:45).

Sin embargo, junto con Julietta Kirkwood, a quien conoció en FLACSO y otras sociólogas y economistas, formaron el Círculo de Estudios de la Mujer (CEM). En 1984, fue expulsada de la Academia de Humanismo Cristiano por sus posiciones frente a los temas del divorcio y del aborto (Valdés, 2021).

La misma autora explica cuáles han sido sus intereses académicos hasta ahora, siendo una pionera en los estudios de género, un campo de investigación muy reciente en aquel entonces (los años ochenta):

surgió en mí el interés por profundizar los conocimientos sobre las mujeres que ingresaron al mercado de trabajo agrícola, las asalariadas o temporeras, y por otro lado sobre las mujeres de raíz campesina que desarrollaban un oficio y generaban ingresos, contradiciendo las fuentes oficiales como los censos agrícola-ganaderos en que se las catalogaba como “ayudas familiares no remunerdas”… El interés por ambos grupos de mujeres, las asalariadas y las alfareras, me han acompañado hasta ahora (Valdés, 2021:47).

De ello dan cuenta sus libros, entre los que destacan: Oficios y trabajos de las mujeres de Pomaire, publicado en 1986 y reeditado en 2021; La vida en común: Familia y vida privada en Chile y medio rural en la segunda mitad del siglo XX (2007); Tiempos y lugares: Transformaciones socioculturales en localidades rurales de Chile Central (2018); y Mujeres de Tierra y Fuego: Loceras de Pilén (2020), así como múltiples artículos y capítulos de libros.

Mientras tanto, otra chilena se formaba en geografía en los años setenta bajo la dictadura: Irene Molina, quien recuerda cómo fue estudiar geografía en esos años en la Universidad Católica de Santiago de Chile.

A mí me llena de unos recuerdos muy desagradables, yo empecé a estudiar en el año 77, en plena dictadura. Las bibliotecas, y esto no es una exageración, las habían limpiado de toda literatura crítica, en particular, pero no solamente de literatura marxista, sino de todo lo que olía a crítico, lo habían hecho desaparecer. Yo estudié en la Universidad Católica (UC), que además, allí fue donde Milton Friedman fue a instalar su modelo neoliberal en la UC y nosotros compartíamos campus con la gente de economía, y esto también se respiraba en el aire, había una dominación total de las perspectivas neoliberales, había vigilancia en el campus, en fin, el control era total. Las asignaturas eran mucha geografía regional, que se trataba de hacer descripciones, solamente descripciones de cuáles son las actividades económicas de cada región, del país, teníamos una asignatura que fue un poquito más crítica era la de geografía urbana, aun así los directores del departamento del Instituto de Geografía de la UC se encargaron de buscar a los profesores más reaccionarios que podían encontrar, esta es una construcción a posteriori, porque yo cuando entré a estudiar esto no entendía, venía terminando de estudiar el secundario, esto era para mí la geografía, no veía otra alternativa era una dominación muy fuerte de la geografía regional y geografía física, todos los ramos de la geografía física estaban bastante inflados en relación con la geografía humana, a mí me parecía todo aburrido. Al final me parecían más atractivas las piedras (Molina, 2022).

A pesar de esta etapa tan sombría existieron faros que lograban dar algunas luces de otras geografías:

Un día apareció Jorge Villagrán, que tenía un perfil muy tímido, muy calladito, pero él, nos introdujo a literatura diferente, que era un poco más crítica y a través de él y de su ramo que era geografía social, empecé a entender que había otra geografía, esto fue a principios de los ochenta, aquí empecé a entender que aquí había algo, que me empezó a gustar… Yo estaba a punto de cambiarme de la carrera de geografía, el contacto con esta otra literatura que era un poquito más de vanguardia me hizo quedarme en la carrera de geografía.

El otro hito es cuando llegó el que fue mi profesor guía de mi tesis de licenciatura, Patricio Larrain, él venía llegando de Canadá, donde había hecho su doctorado, en el año 1982, él me paso una copia pirata del libro de David Harvey, La ciudad y la justicia social, estaba en inglés, ese libro me abrió los ojos, woooow, ¡se puede ser marxista, se puede ser muy crítico, se puede querer cambiar la sociedad desde la geografía!, fue la primera vez que después de 4 o 5 años de haber estado en la universidad, de allí entiendo que la geografía me podía permitir hacer una intervención o una contribución al cambio social, hacia la justicia social.

Irene Molina se tituló con un trabajo de segregación urbana en 1985, debió salir de Chile en 1986, ella misma cuenta:

Tuve que salir, muy crudamente, porque o me iba o me mataban, porque yo trabajaba para una célula política de un movimiento de izquierda, del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), yo no tenía labores de mucha responsabilidad o estatus, yo era de estas familias que hacen apoyo, descubrieron a la célula para la que trabajaba, tuve la suerte de que los compañeros me llamaron por teléfono y me dijeron: “Nos están persiguiendo a todos, te vas del país o pasás a la clandestinidad, porque no te van a dejar viva”. Estaba con mi compañero, muertísimos de susto, yo tenía mi hijo de 10 años, intentamos hacer un paso a la clandestinidad, pero con un hijo es imposible. Ahí decidimos, nos vamos del país (Molina, 2022).

Se fue a Suecia, apoyada por su hermana que había sido exiliada unos años antes y quien le envió los pasajes de avión. Cuatro años después, comenzó sus estudios de Doctorado en Geografía Humana. Molina ha desarrollado toda su carrera en la Universidad de Uppsala, donde fue reconocida como "Professor" (Catedrática) en 2012, y se convirtió en la primera mujer latina en recibir este reconocimiento (Cristiano, 2012).

Aunque ha trabajado principalmente en Suecia, Molina ha tenido contribuciones significativas para Chile y la región latinoamericana. Cabe mencionar su constante participación en los Encuentros de Geografía de América Latina (EGAL), sus publicaciones en revistas en español y su más reciente participación como editora invitada de la revista INVI, Volumen 37, Número 104 (2022): “Ciudad, vivienda y género desde una mirada incluyente e interseccional”.

Otra geógrafa de gran importancia en el contexto de la represión política en Chile fue Gladys Armijo Zúñiga (8 de mayo de 1940 - 1 de febrero de 2008). A pesar de la represión, vivió y trabajó en Chile, y su trabajo ha sido reconocido por estudiantes y colegas que formaron el Colectivo de Geografía Crítica Gladys Armijo. Fue profesora de Estado en Historia y Geografía en la Casa Bello en 1970, y continuó sus estudios en el extranjero, obteniendo una maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Liverpool, Inglaterra, en 1980. Luego se graduó en Geografía Agraria en la Universidad de Salamanca, España (Hernández, 2017), donde realizó su tesis doctoral sobre la reforma agraria de la Unidad Popular en Chile, un tema al que se mantuvo fiel en sus publicaciones y presentaciones en los Encuentros de Geógrafos de América Latina (EGAL), a los que asistía regularmente.

Irene Molina dice de Gladys Armijo:

Yo la conocí posdictadura, a Gladys Armijo, la vine a conocer no más de 10 años, Gladys se quedó, no la despidieron pero la marginaron mucho de los cursos, eso me contó ella y algunos chicos que fueron alumnos de ella, estuvo muy marginada dentro de la carrera, la tenían muy controlada, porque todos sabían que ella era de izquierda, todos sabían de su pasado político (Molina, 2022).

Mónica Colombara, geógrafa argentina

Es una de las geógrafas que vivió la aplicación de la Ley 21274 de prescindibilidad implementada por la dictadura militar argentina de 1976, ella narra:

cuando viene el cambio de gobierno democrático del 1973 nos convocan a un grupo de geógrafas y cartógrafas a trabajar en presidencia de la nación, en agosto de 1973 empiezo a trabajar para el gobierno peronista, en temas de integración latinoamericana, hasta que viene el golpe de Estado, el gobierno militar sube en marzo del 1976, yo venía trabajando en la universidad, seguía trabajando en escuelas secundarias y en la presidencia de la nación.

Cuando vino alguien y me dijo:

–Mónica está en una lista, le convendría irse, vienen cambios. Se está oliendo mal, yo le sugiero que se vaya.

El 8 de abril de 1976, ya con pleno golpe militar, me aplican la ley de prescindibilidad, esta ley que es la 21274, me aplicaron el artículo 6, inciso 6 ¿que decía ese artículo? Que yo era un factor real o potencial de perturbación, por lo tanto y por cinco años estaba inhabilitada para trabajar en cualquier lugar de la función pública. Por lo tanto, mi currículum tiene 5 años de hueco. No solamente en presidencia, no podía trabajar en ningún lado, cada vez que me presentaba en una escuela, para ir a dar clase, la escuela tenía que elevar un formulario con mis datos y a los 10 días llegaba el formulario donde decía que no me tenían que dar el trabajo, que yo me tenía que ir, por esta ley.

Y pasé a trabajar en una boutique, vendiendo ropa, por dos años. Porque conciliando las tareas del maternaje y encontrando el trabajo. Yo hice una administración que le llamé economía de guerra, todo el trabajo de reproducción lo realicé por cinco años. Finalizando ya por el año 81 cuando pasaron 5 años, empecé a contactarme con docentes y autoridades donde estudié y me dieron la posibilidad de dar clase en la carrera de Historia, en una materia que se llamaba Geografía Histórica, ahí me puse a estudiar muy contenta. Me titulé de licenciada tardíamente, yo siempre sabía que iba a volver a trabajar en la Universidad, en las escuelas, cuando se cumplen los 5 años me vuelvo a presentar y a tomar horas de cátedra, así como en las escuelas y es ahí cuando me meto de lleno a hacer la tesis. Hice un trabajo de tesis sobre la evolución político-administrativo del Sur del Gran Buenos Aires, me titulé en 1986 (Colombara, 2022).

En este caso, Mónica Colombara se decantó por la geografía de género o feminista. La exclusión de una vida profesional y académica durante cinco años la llevó a involucrarse en temáticas de género y feminismo. Ella misma lo narró:

A finales de los 80, tengo un grupo de familiares mujeres feministas contemporáneas, hablábamos mucho de ¿qué nos pasaba a nosotras las mujeres?, las dificultades que teníamos en el mundo laboral, del mercado, de la política, de la reproducción, pero éramos todas de clase media, psicólogas o trabajadoras sociales, la extraña era yo, yo vislumbraba que se podía hacer mucho, yo era la ambientalista del grupo, entonces encontrábamos puntos en común.

Era tomar conciencia de la condición de género y encontramos a una concejala, interesada en estos temas y dijo “ustedes quieren hacer talleres con las mujeres, yo les consigo el barrio”. Fue abrirnos un portón, no la puerta, pensando que los problemas ambientales eran los más importantes, falta de asfalto, calles de tierra, aguas estancadas, falta de red potable, falta de cloacas, en los resultados no apareció, lo que apareció fue la violencia, no había distinción de edad, ni de condición profesional, o de trabajo, todas en mayor o menor medida dijeron que el problema era la inseguridad. ¿Dónde? No solo dentro del hogar, sino afuera, ahí estaban los dos planteos, el no poderse mover libremente en la calle, no poder esperar un colectivo, en ser manoseadas, abusadas, en la casa ser golpeadas, maltratadas, ¿el grupo qué dijo? Hay que cambiar la línea. Vamos a empezar a ver qué hay sobre violencia de género, y todas nos pusimos a estudiar.

Esta temática ha estado presente a lo largo del desarrollo de esta geógrafa, como lo demuestra su participación en el primer encuentro Humboldt en 1999 con su presentación "Aportes para el análisis espacial de la violencia". Además, en 1999 organizó la Primera Jornada Latinoamericana de Género y Geografía, a la que asistieron las geógrafas brasileñas Rosa Rossini y Susana Veleda Da Silva.

Yo tenía ya relación con María García Dolors, yo le escribí y me contestó, ella es muy amiga de Janice Monk y de ahí viene el respaldo me lo dan ellas dos, esto fue del 1989 a 1993 y me dice Mónica, me gustaría que fueras la representante de Latinoamérica en la Unión Geográfica Internacional (UGI), pero tengo que hacer una actividad, entonces hablé con la gente de la Universidad de Lomas, quiero armar unas jornadas latinoamericanas de geografía y género. Todo lo que se trabajó en esas jornadas está digitalizado por Magdalena Moreno en la Universidad Central de Tandil.

Mónica Colombara cuenta con publicaciones desde 1992. Por ejemplo, en 1996 publicó “Espacio y mujer: una contribución a la geografía del género”, así como “¿Cómo las mujeres vivimos la ciudad?” y “Globalización económica y estrategias de las mujeres: articulando lo global y lo local”. Recientemente, en 2020, publicó un artículo sobre el tema que había trabajado veintiún años atrás: “Violencia contra las Mujeres en el Conurbado Bonaerense: Praxis Feminista Territorial Aporte Estadístico y Política Pública”, en la revista Geografía y Género.

Georgina Calderón Aragón y Blanca Rebeca Ramírez Velázquez, geógrafas mexicanas

Mientras tanto, en México, el régimen autoritario instaurado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ejercía un poder hegemónico. El movimiento estudiantil de 1968 mostró el rostro represor del sistema político mexicano, así como la presencia de la geopolítica en los mandos castrenses que iniciaron violentas intervenciones en lugares específicos como Guerrero y Chihuahua, a diferencia de los militares del Cono Sur que se hicieron del poder a nivel nacional.

La academia y las universidades en México desarrollaron entonces posicionamientos críticos hacia el régimen priista y cuestionaron su quehacer disciplinar. La geografía no fue la excepción. Sin embargo, a diferencia de los países del Cono Sur como Argentina, Brasil y Uruguay, que habían desarrollado una fructífera relación entre geógrafos y geógrafas, México se mantuvo alejado de este contexto. Aunque hubo manifestaciones de inconformidad contra la geografía hegemónica de entonces, no había condiciones para desarrollar una clara vertiente de oposición a dicha geografía. Si bien existía un malestar e incluso un deslinde político por parte de tres profesoras –Isabel Mayen Pimentel, Georgina Calderón Aragón y Blanca Rebeca Ramírez Velázquez– egresadas del sistema escolarizado, debieron pasar algunos años más para que este malestar diera frutos.

Las profesoras organizaron Geografía en el Sistema de Universidad Abierta (SUA), que fue instaurado en la UNAM en 1972 por el rector Pablo González Casanova para dar salida a la demanda estudiantil.

Isabel Mayen se hizo cargo del Sistema de Universidad Abierta Geografía en 1974, según Sámano (1994: 418). Por su parte, Georgina Calderón Aragón y Blanca Rebeca Ramírez formaron parte de la comisión encargada de la organización, el funcionamiento y la puesta en marcha del SUA Geografía. Tras su arduo trabajo, en 1977 se inauguró la carrera de SUA Geografía en la Facultad de Filosofía y Letras.

Georgina Calderón y Blanca Rebeca Ramírez, compañeras de generación que se habían graduado en los años setenta, expresaron su desacuerdo con la geografía de entonces, pero no encontraron una respuesta en la geografía mexicana. Después de haber puesto en marcha el SUA Geografía, ambas realizaron sus posgrados fuera de la UNAM, y luego regresaron para sus doctorados. Georgina Calderón Aragón estudió en el Colegio de Posgraduados en Chapingo y se doctoró en Desastres bajo la dirección de Jesús Manuel Macías Medrano. Desde entonces, ha desarrollado una línea de investigación desde un marco teórico marxista, como lo demuestran sus publicaciones: “La conceptualización de los desastres desde la geografía” (1999), “Construcción y reconstrucción del desastre” (2020) y “El concepto de espacio geográfico y su importancia en las ciencias sociales” (2016), por mencionar solo algunos títulos que ilustran esta línea de trabajo. Blanca Rebeca Ramírez realizó estudios de maestría en la Universidad de Aberdemm, Escocia, y posteriormente regresó a la Facultad de Arquitectura bajo el sistema de autogobierno que existía en esa época. Se graduó como Doctora en Urbanismo bajo la dirección de Emilio Pradilla Cobos.

Ambas profesoras pudieron ingresar en el sistema escolarizado de Geografía de la UNAM, donde influyeron de manera decisiva en las siguientes generaciones. Blanca Rebeca obtuvo una plaza de tiempo completo en la UAM-Xochimilco, donde es profesora-investigadora hasta hoy, y ha desarrollado una prolífica carrera con múltiples publicaciones en español e inglés sobre la historia de la Geografía, los espacios urbanos y la ciudad. Algunas de sus publicaciones son “Dinámica regional y fronteras” (1992), “Los paradigmas contemporáneos en el análisis territorio-sociedad” (1996), “La relación naturaleza-sociedad desde la teoría” (1999), “Espacio, paisaje, región, territorio y lugar” (2001), y “Geografía Latinoamericana: teorías y métodos” (2015).

Por otro lado, Isabel Mayen Pimentel continuó impartiendo clases en la Facultad hasta su fallecimiento en 1991. La geografía crítica no se puede entender sin la participación de estas profesoras, así como de Graciela Uribe, con quien coincidieron a finales del siglo XX. Georgina Calderón y Blanca Rebeca tienen una sólida trayectoria, la primera como formadora de geógrafos y geógrafas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que siempre ha mantenido una posición crítica hacia la geografía tradicional de la UNAM. Además, reconocen en Graciela Uribe a la geógrafa que sentó las bases de la transformación de la Geografía en México y realizó un quiebre epistemológico con la geografía tradicional en su corta estancia en la UNAM. Graciela posibilitó el florecimiento de lo que Georgina Calderón ha sostenido como el malestar con la Geografía tradicional y las posiciones conservadoras y “neutrales”.

Georgina Calderón ha resistido los embates de los geógrafos tradicionales que persisten en el Colegio de Geografía. Ha dirigido un total de 103 tesis (de licenciatura, maestría y doctorado) desde 1984 hasta 2021. Entre sus tesistas se encuentran Roberto Solís Calderón+, Federico Fernández Christlieb, Efraín León Hernández, Fabián González Luna, Angélica Lucía Damián Bernal, Alejandra Peña García, María Verónica Ibarra, Luisa Angélica González César, Jorge Jiménez Ortega, Iván Maya Jiménez, Adrián Gutiérrez Álvarez del Castillo, María de los Ángeles Pérez Martín, Edilma de Jesús Desiderio y Andrea Natalia Barragán León (DGB, s.f.), quienes son docentes en universidades de México y de Colombia, entre otros muchos más.

Blanca Rebeca Ramírez es un referente teórico por sus múltiples publicaciones en geografía, especialmente en estudios urbanos, rurales y en el pensamiento geográfico. También mantiene contacto con los grupos de geografía crítica anglosajona y las geografías críticas latinoamericanas. En 2004, organizó el Congreso de Geografía Crítica en la Ciudad de México.

Conclusiones

Este es un primer acercamiento a las geógrafas de este periodo histórico, al malestar con la geografía predominante y a las primeras manifestaciones hacia una geografía crítica. Trabajar la escala latinoamericana permite observar que hacia finales de los años sesenta y setenta, existía una coincidencia en la inconformidad con la geografía predominante, pero las condiciones no eran favorables para desarrollar un cambio epistemológico en la geografía. Esta transformación se daría años después, y estas geógrafas latinoamericanas contribuyeron a ella a través de la formación de geógrafas y geógrafos en las aulas, la enseñanza y docencia de otra geografía, la escritura de libros y artículos, y la asistencia a eventos internacionales. Sin embargo, su presencia está ausente en la historia del pensamiento crítico latinoamericano, por lo que es necesario seguir indagando sobre sus aportaciones a la geografía latinoamericana.

Las geógrafas mencionadas en este texto adoptaron posiciones críticas hacia la geografía tradicional con la que se formaron o hacia las condiciones políticas que predominaban en sus países y que afectaban su formación o práctica docente. Se seleccionaron aquellas sobre las que se ha escrito menos, pero que se les reconoce por sus aportaciones a la formación de geógrafas y geógrafos. Algunas resistieron dentro de las instalaciones universitarias, pero a otras no se les permitió permanecer o ni siquiera entrar para dar clases.

El cambio hacia una nueva geografía en Latinoamérica no es obra de una sola persona, sino que es el resultado de procesos en los que han contribuido una gran cantidad de geógrafas y geógrafos. Cada uno de ellos ha trabajado desde su posición y contexto para hacer posible este cambio.

Las geógrafas presentadas en este artículo, a pesar de haber sido excluidas o marginadas en los centros de enseñanza de la geografía, han aportado al desarrollo de las geografías críticas en América Latina. Sin embargo, este primer acercamiento no es suficiente para abordar todas las aportaciones que cada una de ellas ha realizado. Es necesario analizar cada una de ellas por separado y estudiar sus contribuciones a la geografía latinoamericana. Este trabajo es una tarea pendiente que debe ser realizado en el futuro.

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»Entrevista de M. V. Ibarra a G. Taddey, 9 de julio de 2020.

»Entrevista de M. V. Ibarra a D. Valdés, 8 de septiembre de 2022.

María Verónica Ibarra García / mariaibarra@filos.unam.mx

Licenciada, Maestra y Doctora en Geografía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Maestra de tiempo Completo de Geografía Departamento de Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED). Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1. Líneas de Investigación Geografía Política, Geografía Feminista y Pensamiento Geográfico.


1 Entre las que podemos mencionar a Odette Carvalhó De Lima Seabra, Ma. Adélia A. de Souza, Helena Kohn Cordeiro, Esther Rosa Rossini, Amalia Inés Gerais, Ana Fani Alessandri Carlos, Sandra Lencioni, entre otras.

2 Telma Regina Cordeira Correa (asesinada en enero de 1974), Dinaelza Santana Coqueiro (asesinada el 8 de abril de 1974), Luiza Augusta Garlippe (asesinada en julio de 1974).

3 Con Graciela Taddey se mantuvo comunicación a través del Facebook entre el 5 y el 9 de julio, quien está radiada en Suecia.

4 La autora identifica a José Da Cruz como poeta y geógrafo.