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Libro de Hortensia Castro y Mariana Arzeno (Coord.) Lo rural en redefinición. Aproximaciones y estrategias desde la Geografía. Buenos Aires: Editorial Biblos. 2018.
Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras. Departamento e Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone”. Buenos Aires, Argentina.
Presentación, a modo de ficha técnica
Lo rural en redefinición. Aproximaciones y estrategias desde la Geografía, bajo la coordinación de Hortensia Castro y Mariana Arzeno, fue publicado en Buenos Aires en 2018 por Editorial Biblos y pertenece a la colección Claves para la Formación Docente dirigida por Victoria Fernández Caso.
¿Qué es lo rural y cómo captarlo? configura la pregunta que orienta la obra. Se toma lo rural como tema, como problema y como objeto de significación, planteando contrastes de sentidos entre distintos actores, sus intereses y puntos de vista, múltiples lugares productivos y tecnológicos en los que se desarrolla la vida rural, y también visibilizando diversidad de lugares identitarios, en los que se juegan los pares homogeneidad/heterogeneidad, identificación/diferenciación.
Más que enrolarse en una introducción a la geografía rural, un tratado de economía rural o una historia del pensamiento sobre temas rurales –por nombrar algunos tipos de texto con los que podríamos asociar la temática que el libro propone– se trata aquí, más bien, de comprender la multidimensionalidad de un concepto (el de ruralidad) y sus desarrollos. Se va constituyendo así la categoría de rural como objeto de estudio, distinguiendo diferentes actores sociales, productores, contextos y comunidades, en distintos escenarios locales y regionales.
El libro suscita un diálogo activo con los lectores, por la cantidad de ideas contrastivas, preconceptos y valoraciones sobre el mundo rural que colisionan con los discursos instalados en los medios, en la vulgata común e incluso con los de algunas producciones académicas también. Tema particularmente sensible en la sociedad argentina, porque la idea de lo rural está construida y atraviesa la cultura cotidiana, con origen en la infancia, adherida a un imaginario que se arrastra desde la escuela primaria. Una Argentina pródiga, el vasto campo argentino, la pampa infinita, resultan escenas icónicas con las que se asocia en primera instancia la idea de campo. La obra discute, de principio a fin, con esta idea cristalizada de homogeneidad, de pureza y de armonía.
A lo largo de la Introducción y sus trece capítulos –agrupados en cinco partes: Miradas sobre lo rural; Territorio y territorialidad; Movilidades y arreglos espacio-temporales; La producción y el consumo; Fuentes y técnicas de análisis– se consolida una perspectiva multidimensional, multisectorial, multiescalar (nacional, local, global). Y, claramente, la obra se inscribe en un enfoque de corte social y cultural.
Todos los capítulos tienen un denominador común: son productos del conocimiento académico e instrumentos comprometidos con la investigación. Los contenidos y el modo de presentarlos hacen que el libro se halle destinado a varios públicos y comunidades: profesores, investigadores, estudiantes de distintos niveles educativos e interesados en la temática. A todos ellos, desde sus diferentes motivaciones para la lectura, se los convocará en un doble rol: como receptores y como productores. Lectores activos y prosumidores, por las muchas posibilidades de aprovechamiento, itinerarios de trabajo y enlaces que pueden nacer a partir de este texto base.
Estaciones temáticas, para detenernos en la lectura
En esta reseña reagruparemos los capítulos bajo el paraguas de los siguientes tópicos: 1. La construcción de conceptos; 2. La relación con la Geografía y el Territorio; 3. El trabajo con casos y sus metodologías; 4. Aperturas del texto: actividades y experiencias posibles.
Primera estación
Respecto de la reformulación del concepto de lo rural, tal como se menciona en el propio título del libro, se presentan nuevos sentidos del concepto que expanden la visión clásica de lo rural. Se ofrecen sentidos en pugna y se generan nuevas y diversas concepciones de lo rural que prolongan la historia discursiva del concepto. En este proceso de construcción se juega el reconocimiento social del concepto, estableciendo vínculos heterogéneos con los destinatarios y usuarios de las nociones en cuestión, al mismo tiempo que se crean las propias condiciones de recepción para las teorías que se plantean. Quizás en la vida social argentina practicamos este ejercicio epistemológico frente al denominado conflicto del campo (2008), cuando tuvieron lugar debates e interrogaciones que se hicieron públicas en los medios de comunicación, en los balcones de los edificios y en las rutas, sobre temas vinculados con la heterogeneidad productiva, la segmentación de los productores, la diversidad de economías regionales, las imposiciones fiscales, entre otros. ¿Qué campo? ¿Cuántos campos? ¿Qué segmentación de productores, tierras, capitales? ¿Qué sistemas de poder imperaban allí? Estas preguntas pusieron al día y colocaron en la agenda pública debates teóricos, históricos y políticos que este libro, si bien no focaliza en el conflicto en particular, colabora, y mucho, para discutir una única visión hegemónica del concepto.
En el Capítulo 1, Lo rural como cuestión, Hortensia Castro presenta valoraciones y conceptualizaciones de lo rural que migran desde enfoques esencialistas a unos relacionales y dinámicos. En línea con esta contextualización y circulación del concepto, la autora elabora una clasificación original de planteos dicotómicos y planteos superadores. A saber: i) los denominados excluyentes, que aluden a rasgos de carencia, atraso, subordinación y subsunción, observando consecuencias demográficas, censales, administrativas y de infraestructura que convalidan la perspectiva; ii) los que concentran las nociones de refugio, positividad, verde, pureza, con un enfoque naturalizante y dicotómico, y iii) los que plantean criterios superadores, incluyendo gradientes y continuidades, desarrollando posturas vinculadas con nuevas ruralidades entendidas de modo multifuncional, con explicitación de sus condiciones materiales y simbólicos.
En el Capítulo 10, La valorización turística del campo, Fernando Velázquez Inoue amplía la mirada sobre la noción de lo rural, en el sentido de que el turismo no es la primera idea con la que asociamos el campo, aun cuando distingamos intelectualmente los usos no agrícolas del suelo rural, como los ganaderos o forestales. También contribuye a desplazar la idea tradicional o clásica sobre el turismo y la economía, hacia una visión crítica multidimensional y social de dichas conceptualizaciones. En ese sentido, el cuadro Modalidades de turismo rural resulta ilustrativo de cómo el espacio se funcionaliza y, en otros tramos, el texto aporta a la fabricación de conceptos tales como construcción de atractivos o invención de lugares.
Perla Zusman y Cecilia Pérez Winter también abren la agenda de temas rurales, en el Capítulo 9, Áreas rurales y patrimonio histórico-cultural, presentando un nuevo objeto y nuevos problemas: los procesos de patrimonialización y valorización turística. Entran en juego relatos, objetos, actividades y políticas en áreas rurales de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, a través de la presencia de estancias, pulperías, bodegas, que nos hacen interpretar los distintos usos turísticos, así como las relaciones entre los contenidos y las formas, para cada uno de estos objetos rurales.
Por su parte, Hortensia Castro y Franco Cinalli, en el Capítulo 11, Lo rural como distinción: indicaciones geográficas IG, refieren a la cuestión a través de diversos productos agrarios (alimentos, bebidas, fibras), por la apelación a su lugar de origen. Se hace presente la singularidad del sitio, las condiciones agroecológicas del lugar más la participación de los actores locales. Dicen que viaja el turista y viaja el producto (vinos, dulces, regionales, quesos, olivas), desarrollando certificaciones y protocolos, al momento que se articula lo local y lo global, proceso atravesado por el papel del Estado nacional y las demandas externas al lugar de origen. La multiterritorialidad conjuga, entonces, condiciones ambientales que son seleccionadas, colonizadas y relocalizadas por actores específicos.
A lo largo de estos capítulos, podemos apreciar diferentes procesos de historización y desnaturalización de la categoría rural y de desacralización de su acepción más simple. Se producen desplazamientos de sentido en relación con su acepción primera, aportando a una posición interpretativa y de construcción, que define de manera directa el posicionamiento de la obra y provoca así el ejercicio de la movilidad de la significación.
Segunda estación
Respecto de la relación con la Geografía, priorizando la dimensión territorial, es posible afirmar que la obra contribuye a conformar un campo temático específico, ligado a los enfoques de la Cátedra de Geografía Rural del Departamento de Geografía, y los Proyectos de Investigación que tienen lugar en el Instituto de Geografía, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Sin que por ello se dejen de plantear diálogos con desarrollos recientes de la sociología, la antropología y la economía sobre los temas en cuestión. Se advierte dicha articulación de saberes provenientes de diferentes disciplinas y, a lo largo del texto, este abordaje enriquecido nos acerca a una práctica interpretativa de los procesos de construcción de los territorios en estudio. A este eje estructurador del libro, tributan especialmente los siguientes capítulos.
Mariana Arzeno, en el Capítulo 4: El concepto de Territorio y sus usos en los estudios agrarios, trabaja las nociones de desterritorialización, reterritorialización, multiterritorialización (Milton Santos y Rogerio Haesbaert), uso social del territorio y territorialización del capital. Analiza procesos tecno-productivos relacionados con las commodities, los agronegocios y las nuevas funciones rurales, con sus consecuentes transformaciones de forma y contenido. También se ocupa del papel del Estado en vinculación con la difusión de sistemas técnicos, la expansión de las fronteras, las migraciones y los conflictos territoriales. Por su parte, los resultados de su investigación permiten avanzar en el estudio de las relaciones de poder, las territorialidades emergentes, las políticas públicas de desarrollo. Finalmente, un cuadro-síntesis resulta muy útil para sistematizar la concepción de territorio y de conflicto territorial, los autores referentes y las principales discusiones en las que se insertan las conceptualizaciones planteadas.
Rogerio Haesbaert en el Capítulo 5, Red regional gaucha, desarrolla el concepto de red regional a partir de un proceso de migración en el sur de Brasil. El texto proviene de una investigación multipolar, de larga duración, donde se profundizan los conceptos de territorio-red e identidad territorial gaucha y se articulan con la noción de apropiación social compartida, referida no solo al control y al poder político, sino también a la dimensión simbólica. El autor explica los movimientos que llevan “de la diáspora a la idea de red”, utilizando las nociones de horizontalidad espacial, movilidades y arreglos. Estos procesos, sumados a la base física-material, constituyen microterritorios diversos, en cuanto a su cobertura y actividades económicas.
En el Capítulo 6, El análisis de conflictos territoriales: notas teórico-metodológicas a partir de estudios de caso, Mariana Arzeno, Mariana Ponce y Federico Villareal realizan un trabajo histórico, de periodización, en el que visibilizan las tensiones de los actores en pugna sobre el control y uso del territorio. Desarrollan dos estudios de caso: uno, en el Departamento de San Carlos, Provincia de Salta, Valles Calchaquíes (agua) y otro, en el NE de Misiones (tierra, madera y tabaco). En cada contexto se analizan cómo las relaciones de poder, el papel del Estado y el juego de los actores contribuyen a la construcción del territorio.
Carlos Reboratti en el Capítulo 3, Una pequeña geografía agraria de la Argentina, hace foco en la base natural del territorio, explicitando el papel de las condiciones físicas, sus limitantes y potencialidades. Distingue el uso potencial del suelo del uso real-efectivo en la región pampeana y en la extrapampeana, al tiempo que desarrolla la combinatoria de los factores de la producción (tierra, trabajo y capital) como articuladora de la relación forma-contenido en clave territorial.
En este grupo de capítulos es posible ir más allá del concepto de espacio rural y hallar fragmentos dedicados a conceptualizaciones generales de territorio, espacio y lugar. De modo que estos recortes conceptuales permiten aprovechar las respectivas fuentes bibliográficas incluidas al término de cada contribución, para constituirse en un aporte de recursos bibliográficos sobre temáticas ligadas a la espacialidad en general, más allá de los casos y temas específicos tratados.
Tercera estación
Respecto de las metodologías y caminos investigativos, el libro presenta múltiples casos de estudio, referentes singulares, que podríamos catalogar como retratos empíricos, a modo de terrenos acotados de observación y análisis. Esta estrategia conjuga desarrollo teórico e información específica, constituyéndose en un material conceptual y empírico de riqueza para el estudio de problemas que tienen que ver con la producción de alimentos, la producción de paisajes, los usos diversos del suelo, los agronegocios, la agricultura familiar, entre otros.
Los casos son productos de investigación. Desde el punto de vista epistemológico, el caso no constituye un ejemplo ni es tratado como una aplicación, sino que representa una lente de aumento que combina conocimiento y metodología. Ellos permiten indagar un conjunto de referentes empíricos que van delineando la conceptualización, a la vez que posibilitan que los conceptos se manifiesten y cobren vida. Las marcas epistemológicas de lo particular son compartidas a lo largo de la obra, en tanto los diferentes objetos de estudio que venimos comentando resultan eminentemente singulares y habilitan la elaboración de resultados y tendencias relevantes. Este acercamiento caso a caso al conocimiento del mundo rural permitió a los autores-investigadores elaborar explicaciones e ideas nuevas, postulados creativos y nociones provisorias que fueron validadas durante el desarrollo de las respectivas investigaciones.
Se suman a los casos antes mencionados, el desarrollado por Susana Adamo en el Capítulo 7, Movilidad espacial de la población rural y agrícola, donde articula la dimensión demográfica con los medios y estrategias de vida desde el Departamento de Jachal, Provincia de San Juan, a la provincia de Santa Cruz, Argentina. La redistribución espacial, el bajo crecimiento poblacional, la movilidad residencial (dentro de la localidad) y la relocalización permiten recorrer un análisis interprovincial e intraprovincial. Cabe señalar la valía de los cuadros elaborados, donde se representa la historización de los desplazamientos (volumen, razones), los lazos de parentesco y los árboles migratorios de las familias (por qué se fueron, a qué se dedicaron). Poner de relieve las historias de abuelos, las actividades de almacenes, los años de arraigo, permite el enlace entre la conceptualización teórica y cierta intimidad familiar, expuesta en el texto a través de los objetos estudiados.
En el Capítulo 2, Geografía de género: Mujeres, negocios e identidad rural en Cataluña, Mónica Carbó, Mireia Baylina y Maria Dolors Garcia Ramón abordan un estudio del trabajo productivo y reproductivo en el sur de Cataluña, visibilizando espacios, lugares y sujetos. A través de un diseño de investigación en el que analizan la relación que se establece entre nuevos emprendimientos y la división sexual del trabajo, las autoras se dedican a profundizar la experiencia individual de las mujeres en el caso seleccionado. La aproximación metodológica, basada en entrevistas en profundidad y conversaciones, permite articular las dimensiones correspondientes a la vida familiar, empresarial y comunitaria, desde la perspectiva de género en la geografía rural.
Por su parte, Juan Pablo Venturini en el Capítulo 8, Un análisis del empleo agrario en la Argentina desde los arreglos espacio-temporales del trabajo y del capital, desarrolla la temática del empleo transitorio en el agro pampeano. El caso focaliza en las prácticas de contratistas y operadores de maquinaria agrícola de San Vicente (Santa Fe), protagonizando el cambio de zona tambera a zona sojera. El autor define viejos transitorios y nuevos transitorios de acuerdo con las formas laborales y de contratación, diferenciación que implica un cambio generacional de los trabajadores y diferentes modalidades migratorias. Se advierten circuitos cada vez menos circulares y más de tipo pendular, llevados a cabo en tiempos cortos. Por su parte, el aporte a la geografía y, más específicamente, a una geografía económica resulta claro, en tanto recupera las nociones de desarrollos geográficos desiguales a distintas escalas y de arreglo espacio-temporal, entendido en esta investigación como una sobreacumulación pampeana del capital en maquinaria. A partir de estas conceptualizaciones, el autor avanza en explicaciones sobre la pampeanización del NOA y NEA, basadas en estrategias de expansión o movilidad del capital y la necesidad de mano de obra calificada.
La dimensión de las metodologías y la producción de datos se halla presente en los segmentos del libro que nos hablan sobre los caminos de construcción de información y su tratamiento. Al respecto, en el Capítulo 12: Información agropecuaria y producción de datos, Cristina Sabalain plantea los desafíos de la producción de información: sus alcances, coberturas, metodologías, comparabilidad. Coloca temas conceptuales, metodológicos y comunicativos que aluden a la problemática e insiste en la multidimensionalidad de los procesos (productivo, tecnológico, social, ambiental). También ofrece para su lectura antecedentes y una historización del proceso de producción de datos (datos básicos, sistemas estadísticos), así como las delimitaciones de las unidades estadísticas, distinguiendo la explotación agropecuaria (dimensión económica), el hogar rural y sus miembros (dimensión social) y la parcela (dimensión ambiental). Resulta un aporte el abordaje del SIIA (Sistema Integrado de Información Agropecuaria) desde su creación hasta hoy, enfatizando en los retos de confianza que supone, credibilidad y, también, como herramienta política.
Los censos y encuestas se complementan con otras fuentes de información: las entrevistas. Precisamente en el Capítulo 13, La entrevista como práctica/proceso social, Silvio Huber alude a la relación entre sujeto y objeto de estudio, las subjetividades en juego, el contexto, la escucha, los momentos que exceden la mera escucha, la transparencia del proceso. El autor plantea una relación social más allá de lo metodológico, focaliza en la dimensión epistemológica del proceso y propone entender la entrevista no como un mero instrumento, sino como una construcción, un modo de producir verdades. El caso que trabaja refiere a productores familiares en Apóstoles (Misiones).
Cabe señalar que también encontramos referencias explícitas a la práctica de entrevistas por parte de los investigadores en los capítulos ya referidos a conflictos territoriales de San Carlos (Valles Calchaquíes); movilidad y vínculos de parentesco en la provincia de San Juan, y entrevistas en profundidad para reconstruir historias de vida en el sur de Cataluña.
Cuarta estación
En relación con las aperturas hacia actividades y consignas para diversas audiencias de estudiantes e investigadores, cabe señalar que el libro plantea un conjunto de temas y problemas que exigen resolución y reflexión ciudadana, por lo cual propicia una lectura motivadora e inspiradora de producción intelectual y prácticas socio-comunitarias. Desde el punto de vista académico y docente, constituye una herramienta valiosa en tanto habilita de modo genuino la articulación entre teorías, conceptos y datos; prepara para el debate, ofrece argumentos diversificados y recorre singularidades históricas y geográficas.
Se pueden recorrer múltiples itinerarios de lectura y los capítulos pueden ser intervenidos de variadas formas: abreviar, fragmentar, expandir, mezclar de a pares o en grupos cohesionados por criterios diferentes, distribuir las propiedades metodológicas a los capítulos temáticos, agrupar por corrientes metodológicas, intercalar imágenes, recrear los esquemas y cuadros, entre otras posibilidades de reformulación. Convertir así el texto en una obra abierta.
Además, al formar parte de una colección destinada a la formación docente, se halla inscripto en una política lectora que supone trabajar diversidad de prácticas de habla, lectura y escritura, generando diferentes espacios y circuitos de circulación de la obra en donde multiplicar los intercambios y debates. Dichas actividades se verán fortalecidas, porque a lo largo del texto se promueve una relación crítica con el conocimiento y se alimenta la idea de que las discusiones en los campos disciplinares –en este caso, la geografía– son producciones históricas.
A modo de cierre, un estímulo para leer
El libro que hoy reseñamos quiere convertirse en nave de comunicación de los múltiples sentidos y representaciones del concepto de lo rural. La invitación a la lectura consiste, entonces, en compartir la recreación del concepto de lo rural como instrumento de pensamiento y acción para, desde la geografía, ampliar y profundizar las múltiples facetas de su contenido.
Raquel Gurevich / rgurevich@filo.uba.ar
Profesora de Geografía UBA y Magister en Administración Pública UBA/INAP. Docente regular en el Departamento de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras UBA, en las cátedras “Didáctica Especial de la Geografía y Prácticas de Enseñanza” y “Geografía Social Argentina”. Como investigadora, codirige proyectos UBACyT en el Instituto de Geografía, de la misma Facultad e integra el grupo INDEGEO, desarrollando actividades de investigación y extensión referidas a la enseñanza de la geografía.