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Los planes quinquenales del peronismo. Objetivos, prioridades y financiación

Gomez, Teresita (2020).
Buenos Aires: Lenguaje Claro. 351 páginas.

Daniel Santilli

Universidad de Buenos Aires, Argentina

Hace casi 15 años Claudio Belini y Marcelo Rougier (2006) plantearon que desde mediados de la década del ‘90 se estaba produciendo un cambio de criterio en la mirada aplicada al período peronista, dejando de lado la imagen construida desde sus resultados para estudiar los procesos desarrollados en el período. Desde ese entonces, se han profundizado los estudios sobre el lapso, abarcando diferentes aspectos, como el proceso político, la relación con el movimiento obrero, la política económica, las fuerzas armadas, y la sociedad en su conjunto. Se han conformado redes, programas, congresos, seminarios etc. en diversos centros de estudios, focalizando la cuestión regionalmente. Pero por sobre todo ha prevalecido una mirada profesional, menos prejuiciosa sobre la etapa, si bien los avances no han sido parejos en todos los campos mencionados. Por ejemplo, uno de los aspectos aún a profundizar es el de la economía y, dentro de ella, una cuestión relevante es la de la planificación. En este sentido se destacan aportes de P. Berrotarán (2003), A. Jáuregui (2005), C. Belini (2014), los recientes libros de G. de la Vega (2017) y H. González Bollo y D. Pereyra (2019), entre otros textos más generales que aludieron a la planificación.

El libro que nos ocupa se inserta en esa saludable renovación historiográfica, incorporando un estudio que hasta ahora no había sido muy revisado, salvo por Jauregui (2005): la evaluación del origen y aplicación de los fondos en los sucesivos planes quinquenales que el peronismo pergeñó. Si bien se ha avanzado mucho en los fundamentos teóricos y políticos de la planificación peronista, así como sus inicios, intenciones y sus dificultades, las cifras han sido poco estudiadas

El texto rastrea los comienzos de la planificación en Argentina remontándose al momento en que el Estado intervino en la economía, a partir de las consecuencias de la Gran Depresión de 1929. Y concluye con su abrupta supresión, como la concebía el peronismo, derogando el segundo plan quinquenal durante la revolución libertadora de 1955.1

En doce capítulos, la autora relata este aspecto de la historia económica de nuestro país desde 1914 hasta 1955. Introduce en los primeros apartados el concepto de planificación en la teoría, y discurre así entre los aportes teóricos acerca de la intervención del Estado en la economía y del grado de la misma, y los debates que se avivan a partir de las consecuencias de la Primera Guerra mundial, hito que marca las transformaciones que están operando en el seno del Estado. Pero los efectos de la gran depresión, empujado además por la experiencia de Francia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, a más de la Unión Soviética, indujeron a adoptar algún tipo de planificación.

El capítulo 3 se enfoca en la historia nacional y en los mecanismos que se pondrán en funcionamiento para superar ese momento particular. Es el bautismo del Estado como actor, interviniendo para modificar conscientemente efectos económicos. El abandono del laissez faire se inicia en 1933, con medidas denominadas intervencionismo defensivo (Berrotarán, 2003), propuestas por el ministro Federico Pinedo; se implementan juntas reguladoras para la comercialización externa de productos agropecuarios y se funda el Banco Central de la República Argentina. Un antecedente del plan, frustrado en el Congreso, que el mismo ministro presentará en 1940.

Este plan resultó un precedente para desarrollar el Consejo Nacional de Posguerra, que concitó el trabajo de técnicos y el aporte teórico de diversos intelectuales. El organismo surgió pensando en las secuelas económicas de la Segunda Guerra Mundial (De la Vega, 2017). El capítulo cinco analiza este organismo, cuyo mayor aporte fue la recopilación de datos y el ejercicio del debate sobre la situación social y el ordenamiento económico social. La llegada de Perón al poder abrió paso a un Estado intervencionista con una fuerte impronta industrialista, apoyada en el desarrollo del mercado interno.

Los capítulos siete y ocho se ocupan del Primer Plan Quinquenal, 1947/51, presentado en el Congreso ocho meses después de las elecciones que consagraron a Perón como Presidente de la Nación. El plan era relativamente elemental y se basaba en la imagen optimista de la situación económica argentina que tenía Perón. Sus objetivos eran desarrollar el mercado interno, mejorar la situación de los pobres mediante el pleno empleo, elevar la renta nacional y fortalecer el Estado. Se presupuestó una erogación de m$n 6.000 millones, de los cuales el 80% se utilizaría para desarrollos energéticos y obras para mejorar estructuras de transporte, vial, ferroviario y aéreo. La ley que concedió los fondos incluyó inversión en salud pública (10%) y en educación universitaria (3%). Finalmente el monto se multiplicó por tres al cabo del quinquenio debido a que se realizaron erogaciones que, si bien previsibles, no habían sido presupuestadas. Gómez menciona que resulta difícil deducir el origen de los recursos; de todos modos pudo determinar que los aportes provinieron del IAPI, del BCRA, de créditos bancarios y de los resultados de las mismas inversiones. Un significativo 24% se invirtió en la producción agropecuaria. Pero la baja de producción del sector agrícola, generador de divisas, puso en crisis el sistema restando posibilidades de importación. Se sumaron condiciones externas, como el proteccionismo alimentario de Europa, acompañado por el deterioro de los términos del intercambio y razones políticas.

Se hizo necesario un plan de emergencia (capítulo 9), que implicaba un aumento de los saldos exportables por incremento de la producción y disminución del consumo, el fomento del ahorro popular, y la reducción de importaciones. Se cambió el eje del discurso oficial en 1952; de la redistribución a la productividad, del consumo al ahorro.

Superada la crisis, se elaboró el Segundo Plan Quinquenal, 1953-1957. El eje sería la acción de los privados coordinada por el Estado, bajando el perfil intervencionista. El plan estuvo mejor estructurado que el anterior, porque estimó el crecimiento del PBI, sobre el cual se calculó el monto a invertir. La inversión en la acción económica que incluía lo que se denominó “vuelta al campo” un apoyo a la producción agropecuaria y su mecanización, un 43% destinado al comercio y las finanzas, manteniendo convenios bilaterales para la exportación, incluyendo países limítrofes con manufacturas, mientras que el 4% sería otorgado a acción social. Los recursos provendrían de la emisión de títulos colocados en un 50% en las cajas de jubilaciones; el resto se financiaría con la explotación de las obras ejecutadas. Más adelante se convocó al capital extranjero, mediante una controvertida ley específica. El plan quedó trunco debido al golpe de Estado de septiembre de 1955. Gómez considera que las perspectivas económicas y sociales avizoraban un buen resultado, pero “requería consolidar determinadas alianzas y reformular otras”, acuerdos que no se concretaron, atribuyendo el fracaso relativo a aspectos políticos, antes que económicos; el PBI se incrementó en 1953 y 1954, y en 1955 se lograría un crecimiento del 7%. Un resultado fundamental para los tiempos por venir fue el fortalecimiento del Estado como actor fundamental.

En resumen, el libro aporta datos que sirven para proseguir con el destierro de visiones estereotipadas, como la desatención del sector agrícola, dado que tanto en el primer plan como en el segundo los aportes fueron equivalentes entre industria y “campo”, en coincidencia con las nuevas miradas que describí en el primer párrafo. Otra paradoja que conviene profundizar es el escaso monto destinado a la acción social, construcción de viviendas, salud pública, hospitales, etc, que sin embargo fue suficiente para darle vida a un movimiento político que una vez derrocado logró pervivir y volver al gobierno 18 años más tarde.

Referencias

» Belini, C. (2014). Inflación, recesión y desequilibrio externo. La crisis de 1952, el plan de estabilización de Gómez Morales y los dilemas de la economía peronista. Boletin del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani(40), 105-148.

» Belini, C., & Rougier, M. (2006). Los dilemas de la historiografía económica sobre el peronismo: certezas dudosas, vacíos persistentes. Aportes para la construcción de una agenda de investigación. En J. Gelman (comp.), La historia económica argentina en la encrucijada. Balances y perspectivas (págs. 351-369). Buenos Aires: Prometeo.

» Berrotarán, P. (2003). Del plan a la planificación. El Estado en la época peronista. Buenos Aires: Imago Mundi.

» De la Vega, G. (2017). Planificar la Argentina justa, libre y soberana: El Consejo Nacional de Posguerra (1944-1946). Bernal: UNQ.

» González Bollo, H. (2015). Exploraciones sobre la Argentina planificada. Anuario IEHS(29&30), 119-124.

» González Bollo, H., & Pereyra, D. (2019). Estado y planificación en el lejano sur: agencias y funcionarios de la Argentina peronista (1944-1955). Bernal: UNQ.

» Jáuregui, A. (2005). La planificación económica en el peronismo (1945-55)”. Prohistoria, IX(9), 15-40.


1 Sin embargo la planificación no desapareció hasta mediados de la década de 1970 (González Bollo, 2015)