Este trabajo está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional

Ana María Presta (1953-2024)

Sergio Angeli, María Carolina Jurado, Ariel Morrone, Lía Guillermina Oliveto y Laura Quiroga

PROHAL. Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” - UBA/CONICET, Argentina.

Ana María Presta fue Profesora Emérita de la Universidad de Buenos Aires e Investigadora Superior del CONICET en el Programa de Historia de América Latina (PROHAL) del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” (UBA-CONICET). Philosophy Doctor por The Ohio State University, realizó su tesis doctoral sobre las actividades económicas, políticas, sociales y personales de los encomenderos de La Plata (ciudad cabecera de Charcas, en el virreinato del Perú), en los primeros cincuenta años del dominio castellano en la región. Asimismo fue una estudiosa incansable de los distintos actores sociales del espacio charqueño temprano colonial, incluyendo el estudio de las poblaciones indígenas de Tarija y Yamparaes, el rol de las mujeres indígenas, españolas y mestizas, los espacios conventuales y los aspectos materiales del estatus social. Se caracterizó también por su compromiso institucional, siendo integrante del Consejo Interno del Instituto Ravignani así como del Comité Editor del Boletín del Instituto y Consejera departamental por el claustro de Profesores en la Junta Departamental de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).

***

Ana María Presta nació el 21 de junio de 1953 en la ciudad de Buenos Aires, aunque su vida familiar transcurrió en la localidad de Florida (partido de Vicente López, provincia de Buenos Aires), en el marco de una familia que desde muy temprano y cotidianamente estimuló su pasión por la lectura y la discusión de temas históricos y políticos. Cursó sus estudios secundarios en la década de 1960 en el Instituto Santa Teresita del Niño Jesús cercano a su casa. En esa época, el barrio de Florida presentaba una configuración periurbana con grandes descampados donde niños y niñas provenientes de familias de distintas extracciones sociales jugaban al aire libre. El perfil heterogéneo de las familias vecinas de clase media laboriosa, que incluía a comunidades católicas emigradas de Europa del Este y miembros del Partido Comunista (al cual pertenecía el padre de Ana María), generaba un ambiente propicio para los debates sobre temas de convivencia vecinal, así como de política nacional e internacional.

Su adolescencia y primera juventud transcurrieron en el convulsionado contexto político y social de la dictadura iniciada en 1966, sobre el cual Ana María aprendía a través de la lectura cotidiana de diarios y de la televisión. La gran biblioteca familiar fue la primera cantera donde sus curiosos ojos abrevaron para despuntar su interés por el pasado. No resultó extraño, pues, que a finales de 1970 les comunicara a sus padres su decisión de estudiar la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde ingresó con 17 años a principios de 1971.

Egresada como Profesora de Enseñanza Media y Superior en Historia en 1978, Ana María se alejó de la Universidad durante los oscuros años de la dictadura cívico-militar. Con el retorno de la democracia, bajo la dirección de la Dra. Ana María Lorandi, inició su vinculación con el CONICET en 1985, obteniendo una Beca Inicial de Investigación. Bajo la misma dirección, Ana María se acercó a la Etnohistoria, integrando un equipo de trabajo que la acompañó en sus lecturas iniciales sobre el mundo indígena prehispánico y colonial del espacio andino. Con posterioridad, Ana María caracterizaba esta etapa por su avidez por leer e incorporar todo aquello que había suspendido por su alejamiento forzado del mundo académico. En la década de los noventa, Ana María inició sus estudios de posgrado en The Ohio State University (Columbus, Ohio, Estados Unidos) bajo la dirección de Kenneth Andrien, experiencia que recordaba con entusiasmo, alegría y mirada crítica, dando lugar a innumerables anécdotas que le gustaba recordar. Así, sus relatos se nutrían de detalles coloridos sobre los comportamientos sociales y la convivencia de otredades en espacios comunes, como bibliotecas y cocinas, aulas y roles docentes-estudiantiles, solidaridades, amistades, amor e inequidades visibles, marcadas por un individualismo socio-económico que gustaba contraponer con la sociedad a la que pertenecía.

A pesar de formarse en sus estudios de posgrado en el exterior, Ana María continuó sus vinculaciones con la Sección de Etnohistoria de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que se convirtió en su lugar de trabajo cuando en 1993 ingresó al CONICET como Investigadora Asistente bajo la dirección de Lorandi. Años más tarde, y de regreso en Argentina, al ser promovida en 1997 a la categoría de Investigadora Adjunta, se radicó en el Programa de Historia de América Latina (PROHAL), coordinado por Enrique Tandeter hasta su muerte en 2004. A partir de entonces, Ana María fue la Coordinadora del PROHAL, espacio que habitó y promovió con enorme sentido de pertenencia y cariño hasta sus últimos días. En 2005 se le otorgó la categoría de Investigadora Independiente y en 2013 la de Investigadora Principal. Su labor ha sido reconocida tanto a nivel local como internacional, siendo una de las referentes ineludibles en los estudios coloniales andinos. Fue promovida a la categoría de Investigadora Superior del CONICET en 2022, nombramiento que acredita la extensa labor original de investigación científica de alta jerarquía, así como la dirección de equipos consolidados. Ana María fue orgullosamente parte del CONICET durante casi cuatro décadas, institución en la que no solamente fue investigadora sino también miembro de diversas instancias y comisiones de evaluación.

En el ámbito de la docencia, entre 1998 y 2022 Ana María fue profesora titular de “Historia de América I (de los orígenes a la conquista)” en la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Sus clases teóricas sobre la historia americana prehispánica serán recordadas por generaciones de estudiantes. En ellas promovía la participación y estimulaba debates tanto sobre las lecturas de la materia como sobre los hilos que vinculan la historia de aquellas sociedades con las actuales. Ana María despertaba en quienes la escuchaban la curiosidad y el deseo de conocer más.

Desde 1994 fue docente de posgrado en la UBA y en otras instituciones nacionales y extranjeras. Dictó quince seminarios en reconocidos centros de estudios como la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca (Sucre, Bolivia), la Universidad Nacional de Rosario, la Universidad Nacional de Luján, la Universidad Nacional de Salta, la Ohio State University (Ohio, EEUU), la École des Hautes Études en Sciences Sociales (París, Francia), la Universidad Andina “Simón Bolívar”, Sede Sucre (Bolivia), la Universidad de Salamanca (España), la Universidad Mayor de San Simón (Cochabamba, Bolivia), entre otras.

Ana María fue una generosa directora de becarios y tesistas de grado y posgrado. Así, fue directora de once doctorados y una maestría finalizados. Además, dirigió las investigaciones de catorce becarios de posgrado (doctorales y posdoctorales), co-dirigió en tres oportunidades, y fue directora de once tesis de licenciatura, todas defendidas en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires. Del mismo modo, fue la directora de siete investigadores en la Carrera de Investigación Científica del CONICET. De esta manera, apoyó la formación de jóvenes en el campo de los estudios coloniales y, sobre todo, del mundo andino, contribuyendo a una importante renovación del campo historiográfico en función de incentivar con entusiasmo el análisis crítico de nuevos espacios, temas y problemas que cada dirigido/a fue abordando bajo su experta dirección.

Entre 1991 y 2017 obtuvo once becas financiadas por prestigiosas instituciones para realizar investigación en repositorios internacionales para la consulta de documentación inédita relativa a sus temas de investigación doctoral, posdoctoral y luego como investigadora formada residente. Ana María fue una notable paleógrafa, fuente de consulta permanente en ese sentido para sus estudiantes y dirigidos/as, a quienes supo transmitir el amor por la lectura de la abigarrada caligrafía colonial y la necesidad de abrevar en esas fuentes de primera mano.

Dueña de un estilo propio y reconocible que combinaba la fina crítica documental, la erudición y la sensibilidad para interpretar el pasado, Ana María publicó más de setenta contribuciones entre artículos con referato en prestigiosas revistas nacionales y de proyección internacional y capítulos de libro, siete de ellas en coautoría. Publicó, además, cuatro libros. Uno de ellos fue el resultado de su tesis doctoral sobre cuatro encomenderos y sus familias en la “etapa de oro” de la encomienda en la entonces llamada La Plata (hoy Sucre). Los otros tres son obras colectivas de las que fue compiladora, editora y/o paleógrafa además de contribuir con capítulos propios.

Desde 1985, Ana María participó en congresos de la especialidad y eventos académicos de primer orden, en los que fue coordinadora, organizadora y comentarista pero, sobre todo, dio a conocer de manera sistemática los resultados de sus investigaciones en unas sesenta ponencias que solía presentar acompañada de imágenes, mapas, cuadros y fragmentos de transcripciones con los que dialogaba magistralmente y deleitaba a su público, aprovechando cada segundo del tiempo otorgado a la exposición. Ana María siempre hacía preguntas, comentarios y aportes a los trabajos de los colegas a los que escuchaba con atención y sobre los que tomaba nota rigurosamente en sus cuadernos, que siempre llevaba consigo.

Fue una entusiasta de las actividades de divulgación de la historia entre públicos variados y no especializados. Así lo ponen en evidencia sus múltiples participaciones en entrevistas radiales, televisivas y online de alcance nacional, regional y local sobre sus temas de investigación, docencia y otros, así como sobre la enseñanza de la historia. Adicionalmente, dictó unas sesenta conferencias y clases especiales en instituciones y espacios académicos del país y del exterior.

Ana María también aportó activamente en las siguientes redes académicas de las que formó parte: Academia Americana de Genealogía (Académica de Número); Academia Boliviana de la Historia (Miembro Honoraria); Asociación de Estudios Bolivianos; American Historical Association; Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos; Conference on Latin American History; Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas; Latin American Studies Association; Instituto Boliviano de Genealogía (Miembro correspondiente).

Más allá de los méritos académicos, quienes hayan trabajado junto a ella y/o bajo su dirección, conocieron de cerca su generosidad extrema, su compromiso genuino, su desinteresada labor y su acompañamiento en cada aspecto de la vida. Un llamado telefónico, un largo correo electrónico o un mensaje de audio ofrecían orientación, sugerencias y/o respaldo ante cualquier dificultad. Ana María gustaba de compartir los avances académicos pero también los logros personales y los posicionamientos políticos ante las diversas coyunturas nacionales e internacionales. Por eso se extrañarán sus prudentes recomendaciones, sus palabras de aliento, sus charlas repletas de anécdotas y los debates apasionados en las tardes de merienda en el PROHAL. Su legado se compone de una frondosa agenda de investigación, un característico estilo de trabajo y un profundo compromiso por la formación de nuevas generaciones de investigadores/as del mundo andino colonial.

Desde el 29 de abril de 2024 Ana María no está más con nosotros. Como orgullosos/as discípulos y discípulas, asumimos su legado en la investigación, en las aulas y en la sociedad como defensores y parte del sistema de educación y ciencias públicas de nuestro país en el que nos formamos y compartimos por más de veinte años con Ana María.