Métodos de Investigación Histórica

Francisco Alía Miranda (2016).
Madrid, Editorial Síntesis, 267 páginas.

Marcela Lucci

Universitat de Girona, IHE-Universidad Católica Argentina, Argentina
GEHA-Universidad de Cádiz, España

El libro de Alía Miranda refuerza la importancia del método científico en las investigaciones históricas, una preocupación sistemática de este investigador especialista en historia contemporánea española y catedrático del Departamento de Historia de la Universidad de Castilla-La Mancha. El objetivo de la obra es establecer los aportes que la documentación digitalizada y su acceso a través de Internet pueden ofrecer a la ciencia histórica. Para el autor es necesario optimizar la búsqueda y localización de los archivos, las fuentes y los datos necesarios para preparar y llevar a cabo una investigación rigurosa.

La sólida introducción evidencia que el libro supera este objetivo pues evidencia la vocación didáctica del texto, en el que destacan cuatro propósitos centrales. En primer lugar, efectuar un repaso de los puntos salientes de la metodología para la investigación histórica y de los repositorios con que el científico ha podido contar a lo largo del tiempo. En segundo término, profundizar en la renovación que las nuevas tecnologías e Internet han originado en estos aspectos. En tercer lugar, centrar su discurso en la Academia española. Finalmente, y de manera central, resaltar el papel central del investigador y de la necesidad de integrar la curiosidad y la rigurosidad en la labor científica. Sus reflexiones sobre el trabajo de investigación reafirman que no existe sustituto para una buena idea, a la que considera la base para concebir un proyecto de investigación sólido. Para Alía el método, las técnicas y los repositorios deben estar al servicio del historiador y no coartarlo; convertirse en recursos que permitan su desarrollo, con el fin de generar una cada vez más cuidada transferencia del conocimiento al seno de la sociedad. Así, la introducción se convierte en una clase de metodología aplicada al caso español, pero también señala la necesidad de una actualización teórico-metodológica sistemática basada en la disponibilidad de nuevos corpus documentales accesibles de manera virtual gracias a las tecnologías digitales.

Respecto del método y las técnicas de investigación, Métodos de Investigación Histórica presenta un estudio necesario por su extensión y por la comprensión de sus funciones a lo largo del tiempo. Alía integra a Leopold von Ranke, Charles Seignobos y Marc Bloch a su análisis metodológico y los conecta con los aportes de las nuevas tecnologías en la producción histórica. De esa manera justifica su importancia como herramienta legítima para el oficio del historiador y de su rol en la transferencia del conocimiento. El texto parte del científico como individuo, de las preguntas que es capaz de hacerse al analizar un documento, y de las causas científicas que llevan a promover esos cuestionamientos. Así, reflexiona sobre la necesidad de entender un documento para poder explicarlo, de discernir entre los distintos tipos de fuentes que pueden trabajarse, de establecer su importancia en el contexto de una investigación y de contrastar resultados.

La necesidad de innovación que defiende el texto surge del análisis de las bibliotecas, tanto las tradicionales cuanto las digitales. El autor describe y analiza la estructura de las bases de datos, informa sobre los avances producidos en la recuperación de información y en las técnicas de búsqueda bibliográfica durante los últimos años. Sin perder de vista al investigador como destinatario y pieza principal de la producción científica, Alía identifica los fondos tradicionales y de vanguardia más importantes, repasa sus corpus, resalta su disponibilidad sin horarios gracias a la consulta virtual e integra al texto su ubicación geográfica o virtual y la importancia de sus contenidos para la labor científica.

La información preparada por Alía sobre los archivos, a los que considera el principal laboratorio de investigación, es una de las claves del libro. El autor describe, informa y explica lo que es un archivo y para qué sirve, contextualizando esta explicación con la coyuntura histórica española pertinente para cada uno. Especialmente necesaria es la detallada explicación de la composición y la importancia del Portal de Archivos Españoles (PARES), un entorno que se manifiesta medular para la búsqueda de documentación en el sistema archivístico español en línea. Así, repasa la transformación de los archivos documentales a lo largo de la historia hasta la actualidad indicando los desafíos pendientes pero, sobre todo, las posibilidades que abre el acceso a la información a través de nuevas tecnologías para una comunidad académica como la iberoamericana, que integra cada vez más la digitalización e Internet a la tarea científica.

Las fuentes documentales y bibliográficas son otro punto en el que Alía centra su interés para continuar su síntesis sobre los recursos de investigación disponibles en el siglo XXI. Destaca la importancia de la Edad Moderna como hito temporal para el aumento de las fuentes escritas oficiales, en relación con la adopción generalizada del uso del papel. Las reflexiones históricas sostienen la construcción del discurso de estos apartados y facilitan la lectura de la exhaustiva información vertida. Resultan, además, en una concisa lúcida historia de España a partir de la evolución de su sistema de guarda documental.

Uno de los puntos salientes de Métodos de Investigación Histórica es el análisis de la prensa como fuente de información para el historiador. En ese sentido, en unas reflexiones breves pero fundamentales, el texto acerca al investigador al área del periodismo, cuyo interés como fuente secundaria se ha visto potenciado por la digitalización. Para el autor, las fuentes hemerográficas aportan nueva documentación a los estudios históricos y le permiten diversificar la elección de la perspectiva de análisis. La importancia de diarios y revistas como fuentes reafirma la rigurosidad científica y la vocación docente de Alía, pues en el análisis de la prensa como recurso del historiador para conocer aspectos del pasado se encuentra la necesaria descripción de archivos existentes, pero también las cuestiones coyunturales que deben tenerse en cuenta tanto para elegir o contrastar un determinado periódico cuanto para ser capaz de identificar la información impresa en base al lugar que ocupa en la diagramación de una publicación.

Respecto de la importancia de las fuentes orales, para Alía tanto la cuestión teórica cuanto la práctica son fundamentales la investigación histórica, sobre todo en lo que hace a la creciente posibilidad de vincularlas a proyectos en línea. Formalmente, la importancia de las fuentes orales para la reconstrucción de la historia contemporánea queda manifiesta de manera palmaria: las reflexiones del autor indican qué esperar de su incorporación al análisis científico y proporcionan una exhaustiva información sobre la localización y composición de los repositorios –físicos y en línea- más destacados del ámbito español. Basándose en los prestigiosos estudios de Cristina Borderías, resalta las innovaciones metodológicas más importantes sobre este tipo de documentación y propone denominar de manera más acabada a la historia oral como “historia con fuentes orales”. Las reflexiones de Alía sobre el valor de los testimonios hablados constituyen un resumen perfecto de qué hacer, cómo hacerlo y, sobre todo, para qué llevarlo a cabo, en lo que hace a la metodología en la investigación histórica.

La renovación de fuentes y métodos de investigación se revelan como fundamentales en el último apartado de Métodos de Investigación Histórica, que analiza las fuentes iconográficas y audiovisuales. En este acápite, Alía justifica teóricamente la necesidad de que las fuentes cinéticas e iconográficas ocupen el lugar que se merecen dentro del análisis de los procesos históricos y en la reconstrucción de los hechos por parte del historiador. Para el autor, las imágenes son fundamentales para obtener información y como objeto de estudio específico, con el fin de determinar el contexto en el que se produjeron, las causas que las motivaron, las tecnologías que estuvieron involucradas en su plasmación, y también para profundizar el nivel del propio significado de la imagen fotográfica. Completamente consustanciado con las tendencias teóricas y metodológicas vigentes, Alía introduce el estudio de la numismática, la cartografía, la cinematografía y la televisión en la metodología de la ciencia histórica, legitimando la necesidad de incorporar estas fuentes para el análisis y la explicación de los procesos históricos.

Métodos de Investigación Histórica es un texto necesario. Bien proyectado y construido, destaca por su rigurosidad, por su concisión y por su lucidez para comprender y explicar lo que aparece como sus dos puntos esenciales: la reafirmación de los postulados teóricos y la necesidad de actualización metodológica que sostienen a la ciencia histórica. Para Francisco Alía Miranda, el anquilosamiento teórico-metodológico es un riesgo que atenta contra la tarea del historiador y lo aleja de su objeto de estudio. En ese sentido, el gran mérito de este libro es precisamente resaltar la figura del historiador, de su criterio científico para entender el método, para incorporar nuevos recursos a las técnicas de las que dispone y para escoger y analizar un acervo documental específico. Estudiantes y profesionales de la historia en formación o con una experiencia probada en el quehacer científico disponen de un texto manejable, riguroso y puesto al día al que recurrir para orientar práctica y teóricamente sus investigaciones sobre el devenir español.