Los servicios secretos alemanes en Argentina en el marco de la Guerra Fría: alcances, limitaciones y conexiones con los servicios locales

 

Víctor Manuel Lafuente

Universität zu Köln, Alemania

victor.lafuente@uni-koeln.de

 

Fecha de recepción: 26/02/2022

Fecha de aprobación: 30/6/2022

 

Resumen

Durante la Guerra Fría, los servicios secretos argentinos mantuvieron conexiones con sus colegas de Alemania Occidental. El denominador común de sus actividades era el anticomunismo y sus intereses, aunque diversos, muchas veces convergieron en acciones conjuntas. Por un lado, perseguían combatir cualquier intento del servicio de inteligencia de Alemania Oriental de establecerse en Argentina, pero también apuntaban a dificultar las relaciones comerciales entre Argentina y Alemania Oriental. Los argentinos buscaban fortalecer su rol como actor político interno. 1962 fue un año de intensa actividad en territorio argentino para los servicios de inteligencia, tanto nacionales como alemanes. El descubrimiento de una supuesta red de espionaje, el allanamiento de naves de la RDA en el puerto de Rosario y el cierre de la misión comercial de la RDA en Buenos Aires tuvieron que ver más con maniobras políticas y de propaganda que con un peligro real de infiltración comunista en Argentina.

 

Palabras clave: MfS, BND, SIDE, Guerra Fría, Relaciones Alemania-Argentina, RDA y RFA

 

The German secret services in Argentina during the Cold War:

Scope, limitations, and connections with the local services

 

Abstract

During the Cold War, the Argentine secret services had connections with their colleagues in West Germany. The common denominator of their activities was anticommunism, and their interests, although different, often converged on joint actions. On the one hand, they sought to combat any attempt by the East German intelligence service to establish itself in Argentina and aimed at hindering trade relations between Argentina and East Germany. The Argentine side tried to strengthen its role as an internal political actor. 1962 was a year of intense intelligence activity in Argentine territory for the national and German intelligence services. The discovery of an alleged espionage network, the dawn raid of GDR ships into the port of Rosario, and the closure of the GDR Trade Mission in Buenos Aires had more to do with political manoeuvring and propaganda than with a real danger of Communist infiltration in Argentina.

 

Keywords: MfS, BND, SIDE, Cold War, German-Argentine relations, GDR and FRG

 

Introducción

En los estudios sobre la historia de las relaciones argentino-germanas son, sin duda alguna, las implicaciones de las dos contiendas mundiales las que más atraen a los investigadores. Principalmente en relación con la Segunda Guerra Mundial, abundan publicaciones donde se entremezclan mitos y realidad. Así, por ejemplo, mientras muchos estudios serios tratan temas como la actividad de los servicios de inteligencia del Tercer Reich o la emigración de criminales de guerra a la Argentina, muchos otros trabajos solo contribuyen a alimentar mitos, basándose en fuentes falsificadas o elegidas de manera selectiva para así sustentar teorías conspirativas.

Teniendo en cuenta que uno de los frentes más importantes de la Guerra Fría era campo del espionaje y de actividades de inteligencia, podría esperarse que abundaran esta clase de teorías sobre las relaciones entre Argentina y los dos estados alemanes después de 1945. Sin embargo, no existen (todavía) monografías que postulen hipótesis improbables con respecto a las actividades en la Argentina de los servicios secretos de la República Federal Alemana (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA). Quizás esto se deba al difícil acceso a fuentes documentales y, principalmente, a que los servicios de inteligencia no son concebidos como organismos abiertos al público; por ende, el acceso a sus archivos es muy dificultoso, cuando no imposible. Una particularidad resultante de la reunificación alemana son los archivos del Ministerio de Seguridad de Estado de la extinta República Democrática Alemana (Ministerium für Staatssicherheit, MfS, conocido coloquialmente como STASI).

Mientras que a nivel ideológico se puede afirmar que al comunismo mundial, representado por los países de la órbita soviética, se le enfrentaba el anticomunismo de los países occidentales, no es menos cierto que no se trataba de dos bloques monolíticos, sino de un sinnúmero de actores internacionales, como asociaciones comerciales, movimientos y partidos políticos, fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia (Kott, 2021:100) que, en lo que respecta al bloque occidental, actuaban con gran autonomía en relación a los respectivos estados nacionales, tanto a nivel de su accionar local como en sus relaciones con otros actores internacionales.

En este trabajo se analizarán las actividades de los servicios secretos alemanes y de su colaboración con sus pares argentinos a través de tres casos ocurridos en 1962, año de grandes tensiones a nivel mundial (crisis de los misiles) y a nivel nacional (golpe de Estado contra el presidente Arturo Frondizi). Entre junio y septiembre de ese año se descubrió una supuesta red de espionaje del MfS en Argentina y se encarceló a dos de sus presuntos agentes, se allanaron barcos de bandera de Alemania Oriental en el puerto de Rosario y, finalmente, se procedió a cerrar la misión comercial de la RDA en Buenos Aires.

Partiendo de la hipótesis general de que los servicios de inteligencia de los dos estados alemanes estaban presentes en la Argentina, enfrentados en el marco de la división alemana y de la Guerra Fría, y también de la situación interna argentina. Se perseguirá entonces, a través de los acontecimientos de 1962, establecer claramente a) la presencia del MfS y del Bundesnachrichtendienst (BND) en Argentina, b) la gran capacidad de acción del BND y las limitaciones del MfS, c) los contactos del BND y de la RFA con los servicios de inteligencia argentinos bajo el signo del anticomunismo, y d) el rol mediático asignado a los tres acontecimientos analizados en el marco de la política interna argentina.

 

Inestabilidad política argentina y actividades de los servicios de inteligencia

La presidencia de Arturo Frondizi (1958-1962) estuvo marcada por graves tensiones internas y externas que a su vez se retroalimentaban, conllevando así a aumentar la inestabilidad política en Argentina. Por un lado, el peronismo proscripto esperaba el cumplimiento de la promesa de Frondizi de dejar sin efecto su proscripción y permitir la vuelta de su líder al país, promesa que, considerada a la luz de los hechos posteriores, era imposible de cumplir en el marco de los condicionamientos políticos de la época. La presión ejercida desde el exilio por Juan Domingo Perón dando a conocer el acuerdo con Frondizi no solo no contribuía a acelerar un posible retorno sino que, de hecho, aportaba a aumentar el descontento de los sectores más radicales de las fuerzas de seguridad y la consecuente presión al gobierno (Szusterman, 1998: 276-278). A esta situación se le sumaba el deterioro de la economía, con el consiguiente descontento de los sectores populares, expresado, entre otros, por los sindicatos, en su mayoría peronistas (Szusterman, 1998: 256). La exclusión del peronismo del sistema partidario dejó entonces en manos del sindicalismo el único canal de participación política y de protesta de las clases populares. Resulta interesante cómo el sindicalismo entonces aprovechó las limitadas libertades durante los gobiernos democráticos para aumentar sus protestas, alentando así los golpes de Estado de 1962 y 1966. En otras palabras: el sindicalismo peronista alimentaba un círculo vicioso entre protesta, gobiernos civiles débiles y golpes de Estado (Cavarozzi, 2006: 27-28).

A su vez, la represión del peronismo se había ido amalgamando durante el gobierno de la Revolución Libertadora con la lucha contra el comunismo, reflejando así los enfrentamientos de la Guerra Fría en la realidad nacional. Los acontecimientos del año 1956 resultan paradigmáticos: por un lado, a nivel nacional, el alzamiento peronista conocido como el levantamiento del General Valle y, a nivel internacional, las fuertes repercusiones locales de la represión soviética en Hungría.[1] Ese mismo año se crearon en Argentina la División de Investigaciones de Partidos Antidemocráticos de la Policía Federal y la Junta de Defensa de la Democracia con el objetivo de combatir el “totalitarismo” peronista y comunista (Bohoslavsky y Vicente, 2014: 4).

De esta manera, la represión a las protestas sociales estuvo unida a la lucha contra el enemigo ideológico, llegando a uno de sus puntos más álgidos cuando, en un marco de huelgas y protestas, el presidente Frondizi hizo entrar en vigor el Plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado), por el cual se establecía un marco de acción ampliado y centralizado para la represión por parte de las fuerzas de seguridad (Franco, 2012: 80-81). La Secretaría de Informaciones de Estado (SIDE) tomó el rol principal en este operativo, centralizando también las actividades de los servicios de inteligencia de las distintas armas de las fuerzas de seguridad argentinas, cuyos diversos sectores pugnaban por los cargos principales en este servicio de inteligencia (Chiarini y Portugheis, 2014: 43).[2]

A nivel internacional, cuando la Revolución cubana proclamó su carácter marxista en 1961, se despertaron inquietudes en todo el continente. Los sectores conservadores y/o nacionalistas veían una confirmación del avance del comunismo en América Latina, que a su vez era temido desde dos perspectivas. Por un lado, se temía una espiral revolucionaria continental apoyada por la URSS. Por otro, desde los sectores más nacionalistas, se recelaba que el avance del comunismo diera a los Estados Unidos un pretexto para intervenir militarmente en Sudamérica, reduciendo así la independencia regional. Sin embargo, no fueron solo estos sucesos los que inquietaron a la opinión pública en el país. El cierre de las fronteras entre los dos estados alemanes y la construcción del muro de Berlín en 1961 y la crisis de los misiles de 1962 fueron vistos por el mundo entero como posibles preámbulos de una guerra mundial. La prensa argentina no fue la excepción a la hora de exacerbar la preocupación de la sociedad ante el inminente “peligro rojo” (Marengo, 2015: 150). El gobierno de Frondizi intentó mantener una posición neutralista frente a Cuba, ofreciéndose como mediador entre La Habana y Washington, y rechazando en un primer momento la propuesta estadounidense de expulsión de Cuba de la OEA en la Conferencia de Punta del Este de 1962. Esta posición mediadora del presidente Frondizi y hechos como la reunión mantenida por el mandatario con Ernesto “Che” Guevara, no hicieron más que contribuir a un aumento considerable de la presión militar a favor de un golpe de Estado (Míguez, 2011: 70-71)

Ante esta situación, se formaron grupos de presión que, ya sea por convicciones ideológicas o intereses políticos y/o económicos, veían de manera distinta las relaciones argentinas con los estados del Pacto de Varsovia. En líneas generales, según las fuentes seleccionadas para este este trabajo, se pueden identificar tres posiciones en los organismos de gobierno, funcionarios y sectores de la economía durante los años 50 y 60 en relación con el intercambio comercial con el bloque soviético.

El sector más progresista estaba a favor del intercambio comercial con países socialistas. Para este grupo, al cual pertenecían el mismo presidente Frondizi y el Ministerio de Relaciones Exteriores, Argentina podía comerciar con países que no compartieran su cosmovisión “occidental, cristiana y democrática” sin que esto significara un aumento del peligro de una “infiltración roja” en el país. Por el contrario, a través del comercio, ya sea a través de acuerdos de intercambio o de operaciones de libre mercado, Argentina podía desarrollar su economía, particularmente la industria, aumentado de esta manera el bienestar de su población y reduciendo la pobreza, caldo de cultivo del comunismo. Este sector estaba a favor de continuar extendiéndoles visas a funcionarios y diplomáticos de países del bloque soviético, principalmente cuando eran solicitadas por motivos comerciales. Efectivamente, ya que estos estados poseían economías estatizadas, era solo a través del contacto con funcionarios estatales que se podrían entablar y desarrollar negociaciones de índole económica.[3]

El segundo sector, integrado particularmente por la Marina y la SIDE, estaba en oposición abierta a la postura descripta anteriormente. Toda clase de contacto, incluso comercial, con países socialistas debía ser evitado. Según esta interpretación, quienes aceptaban las relaciones con países socialistas toleraban la infiltración comunista en Sudamérica[4] y eran, por lo tanto, considerados como parte de la confabulación marxista internacional que acechaba al país y al mundo. Algunos de los exponentes más radicales de este grupo pretendían cerrar todas las representaciones diplomáticas de los países del bloque soviético en Argentina, excepto la Embajada de la Unión Soviética, cuyo personal debía ser reducido todo lo posible. La argumentación para esta medida extrema era que, considerando a los gobiernos del este europeo como títeres de la Unión Soviética sin ninguna clase de autonomía política, sería innecesario mantener otras representaciones en el país (Hudson, 2015b: 230).

Finalmente, existía también un sector liberal, cuyo principal exponente era Álvaro Alsogaray. Este grupo estaba a favor de mantener relaciones comerciales con el mundo soviético y con China, particularmente en cuanto a la exportación de productos agropecuarios argentinos, pero solo en términos de multilateralismo y libre comercio. El mismo Alsogaray argumentaba que todo peligro de infiltración política de parte de funcionarios de legaciones extranjeras podía ser contrarrestado con una vigilancia estricta por parte de los servicios de inteligencia.[5]

Cada uno de estos sectores se encontraba envuelto en una pugna constante por acrecentar su influencia en las decisiones del gobierno nacional, afectando notoriamente la gestión de la política exterior, que justamente era el ámbito donde el gobierno de Frondizi, en vistas de las dificultades impuestas a su gestión nacional, buscaba actuar con más autonomía. La neutralidad declarada por Frondizi no hacía más que aumentar las sospechas en su contra en un mundo bipolar donde solo era posible estar en uno de los bandos (Hudson, 2015a: 46).

Uno de los factores más importantes en esta disputa, como se mencionó anteriormente, era el otorgamiento de visados. Desde 1950, las legaciones argentinas en países socialistas no podían extenderlos sin la autorización de Buenos Aires. Las solicitudes recibidas por la Cancillería eran remitidas a través de la llamada Sección de Coordinación y Enlace a los servicios de seguridad, particularmente a la SIDE,[6] que de esta manera contaban con poder de veto en la autorización del ingreso de funcionarios de países comunistas a la Argentina.

El poder de la SIDE iba entonces en aumento, lo cual requería un cierto grado de profesionalización, hacia la cual el organismo había comenzado a orientarse durante la aplicación del Plan CONINTES, adecuándose a la Doctrina de Seguridad Nacional (Chiarini y Portugheis, 2014: 44-45). Efectivamente, durante el gobierno de Frondizi se comenzó a establecer entre los organismos de seguridad la hipótesis de que el mayor peligro que corría el país no era una guerra mundial, sino una guerra civil, política, en contra de guerrillas de izquierda. La lucha contra la subversión de acuerdo a la llamada Doctrina Francesa pasaba a convertirse en el modelo a seguir en la cruzada anticomunista (Hudson, 2015b: 232). Las Fuerzas Armadas se convirtieron en un actor político que actuaba no solo durante los gobiernos militares, sino también sosteniendo un aparato represivo con continuidad en gobiernos civiles y de facto (Franco, 2012: 82) y proclamando como principal objetivo la lucha contra un enemigo interno en el marco del conflicto mundial de la Guerra Fría. Aquellos sectores que no participaban de esta lucha eran considerados parte de la infiltración subversiva o funcionales a esta (Leal Buitrago, 2003: 82).

Como es bien sabido, no solo las fuerzas de seguridad argentinas se plegaron a la lucha contra el comunismo, sino que se trataba de un juego de alianzas a nivel continental y mundial. Resulta paradigmático el “Curso interamericano de guerra contrarrevolucionaria” que tuvo lugar en Buenos Aires entre octubre y noviembre de 1961, en que participaron principalmente militares, pero también civiles y religiosos de Bolivia, Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, Colombia, México, Panamá, Perú, Uruguay y los Estados Unidos. Según un informe del embajador de la RFA en Buenos Aires, Werner Junker, “principalmente será la tarea de oficiales franceses trasmitir conocimientos; sin duda se estaría abriendo aquí un interesante campo de actividades para un agregado militar alemán”.[7]

En este contexto se deben situar los contactos de la SIDE y los otros servicios de inteligencia argentinos con sus pares occidentales. Está particularmente bien documentada la relación con la llamada Organisation Gehlen, organismo predecesor del BND de Alemania Federal. Heredera del servicio de inteligencia del Tercer Reich, contaba entre sus líneas con redes de informantes en el continente americano y particularmente en Argentina, que luego de la Segunda Guerra Mundial habían quedado intactas y fueron reactivadas con la fundación oficial del BND en 1956. A pesar de algunos episodios particulares, se puede afirmar que las relaciones entre los servicios argentinos y germano occidentales eran cordiales. Los argentinos, por su parte, estaban siempre dispuestos a demostrar su efectividad en la lucha contra el comunismo a sus colegas alemanes, de los cuales se esperaba una colaboración basada en el intercambio de información y asesoramiento y equipamiento técnico.[8] Inmediatamente luego de la fundación oficial del BND, o, en otras palabras, del paso de la Organisation Gehlen, hasta ese momento bajo control estadounidense, a la égida del gobierno de Alemania Occidental, el agregado militar argentino en Bonn organizó una visita a la sede central en Pullach, donde se dictaron cursos y se debatió sobre el peligro del comunismo y las maneras de combatirlo.[9] Como sostiene Meding, las redes del BND en Argentina se basaban en la reactivación de células establecidas antes de 1945, que a su vez funcionaban como multiplicadores para crear nuevos lazos y aumentar la presencia de la inteligencia germano occidental en Sudamérica (Meding, 2020: 612-623). Uno de los mayores implicados en la colaboración con el BND y la SIDE fue Federico Müller-Ludwig, el director del periódico argentino Freie Presse, uno de los medios de habla alemana en el extranjero más importantes de su época. Federico Müller recibía cuantiosas subvenciones del BND y otros organismos gubernamentales de la RFA.[10] No es de extrañar, por lo tanto, que haya sido este periódico el medio que dio la primicia sobre los acontecimientos analizados en este trabajo. Ante esta constelación, resulta evidente la gran cantidad de obstáculos a superar por Alemania del Este en sus relaciones con Argentina.

En cuanto a la cuestión de la división de Alemania, todos los gobiernos argentinos mantuvieron un lineamiento afín a la posición de las potencias occidentales. Buenos Aires reconocía al gobierno de Bonn como único estado representante del pueblo alemán y, por lo tanto, solo mantenía relaciones diplomáticas con el estado germano occidental. Recién en 1973, luego del reconocimiento de la República Democrática Alemana por parte de las potencias occidentales y del gobierno de la República Federal Alemana, Argentina reconocería diplomáticamente al gobierno de Erich Honecker.[11]

Sin embargo, gobiernos argentinos de diversos colores políticos mantuvieron relaciones no oficiales con la RDA, basadas principalmente en el intercambio comercial. Así fue como en 1953 llegó una “misión o “delegación” de la RDA a Buenos Aires con el objetivo de firmar el primer convenio de comercio, no entre estados, sino entre instituciones: el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI) y una sección de Ministerio de Comercio Exterior de la RDA (MAI-DIA) (Musacchio, 2011: 82).[12] Luego de la suscripción del acuerdo en agosto de 1954, los funcionarios alemanes permanecieron en Buenos Aires alojados en un hotel céntrico y, a partir de 1956, en oficinas propias. Mediante un juego de palabras, se evitaba cualquier clase de implicación diplomática y las consiguientes protestas de parte de Alemania Federal y los aliados occidentales: los funcionarios seguían siendo una “misión” o “delegación” en Buenos Aires, solo que ya no en el sentido de una comitiva, sino de una representación en el país.[13] La apertura de las nuevas oficinas de la misión comercial no pudo provocar las repercusiones deseadas por Alemania del Este, sino todo lo contrario. Al autorizarla, las autoridades argentinas pusieron como condición que la apertura se realizara con suma discreción y sin ningún acto público, ya que los acontecimientos en Hungría habían alimentado recelos, tanto en organismos estatales como en la opinión pública. Incluso se recomendaba evitar cualquier clase de publicidad, como por ejemplo, de la Feria de Leipzig (Lafuente, 2022: 179-180).[14] A pesar de los esfuerzos de sus funcionarios, nunca obtuvieron un estatus diplomático en el país, por lo tanto solo les fueron concedidas visas de servicio de media y corta duración.[15] De esta manera, las autoridades argentinas contaban con un elemento de presión particular: la extensión y renovación de los visados dependía del éxito de sus propuestas y expectativas comerciales.

La relación entre el MfS y la misión comercial de la RDA en Argentina eran más que difusas. Se debe considerar que el MfS, creado en 1950, desarrollaba tareas en el exterior, pero su función más importante era la de policía política en la misma RDA (Kowalczuk, 2013: 57). Se encuentran muy pocos documentos en los cuales el MfS se ocupe de la misión de la RDA en Buenos Aires. Principalmente se trata de análisis del desempeño de sus empleados luego de su estadía en el exterior.[16] Además, si bien contaba con colaboradores individuales con pasado nacionalsocialista, al contrario del BND el MfS no disponía de redes en el extranjero ya establecidas antes de 1945. Como se demostrará en este trabajo, el MfS empezó a intentar crear redes en Sudamérica recién a partir de los años 60 y esto con pocas perspectivas de éxito. Recién con la apertura de la Embajada de la RDA en Buenos Aires en 1973, el MfS creará una residencia”, un puesto fijo de observación en Argentina, el cual trasmitiría a Berlín una gran cantidad de informes, cuyo valor operativo puede relativizarse, ya que el MfS recibía otros más precisos sobre Argentina de sus colegas cubanos (Müller-Enbergs, 2011: 88).

El golpe de Estado de 1962 y la asunción de la presidencia por José María Guido no contribuirían a tranquilizar los ánimos de los sectores más radicales del anticomunismo argentino. Al contrario, si uno de los principales motivos que conllevó a la caída de Frondizi fue su política externa basada en la neutralidad, interpretada por las fuerzas de seguridad argentinas como apoyo indirecto al comunismo (Hudson, 2015b: 239), el grupo a favor de una represión activa y una salida autoritaria de la crisis de poder, los llamados Colorados, exigirían o llevarían a cabo directamente medidas concretas en este sentido, enfrentándose a los partidarios de una solución en el marco de la legalidad constitucional, conocidos como “Azules”. Los acontecimientos analizados a continuación tuvieron lugar en el marco de una espiral de violencia en el enfrentamiento entre ambas fracciones, con un aumento de la actividad colorada que culminó con su derrota, por lo menos momentánea, en septiembre de 1962 (Potash, 1994: 96-97).

 

El MfS en Argentina: el caso de Carlos Krotsch y Alfred Michelsohn

En la noche del 9 al 10 de junio de 1962 fueron detenidos en Buenos Aires por decreto presidencial Carlos Krotsch, ingeniero originario de la región germanoparlante de los Sudetes y naturalizado argentino, y el entrenador, boxeador y masajista Alfredo Michelsohn, judío de nacionalidad alemana occidental. Según trascendió al día siguiente en los medios, ambos serían miembros de una amplia red de espionaje comunista en Sudamérica. La prensa dio a conocer detalles de las actividades de los supuestos espías, alentando durante meses la preocupación de la opinión pública. Muchos de estos artículos de prensa eran traducciones al español de la información publicada en alemán por Freie Presse, medio que tuvo la primicia, alertando sobre el supuesto accionar de una red de inteligencia e infiltración comunista en Argentina y en todo el continente, aportando como pruebas fotos de Michelsohn y Krotsch y de los elementos secuestrados supuestamente utilizados para tareas de espionaje: cámaras de fotos, lupas para producir micro textos, prismáticos y antenas de radio para transmitir mensajes a Berlín.[17]

Krotsch y Michelsohn fueron puestos a disposición del Juzgado 3 de la Capital Federal, a cargo del Juez José Alberto Aguirre. Según los informes presentados por la SIDE, los acusados habrían trabajado bajo las órdenes del subteniente del MfS Günter Männel (también conocido por su nombre en clave, Günter Lange), responsable de formar una red en América Latina, que había huido en 1961 a Alemania Occidental y colaboraba desde entonces con la CIA y el BND.[18] En esta situación, la fiscalía buscaba obtener pruebas que demostrasen la culpabilidad de los acusados, que nunca pudieron ser aportadas por la SIDE. Por lo tanto, el Juzgado argentino tramitó a través del Ministerio de Relaciones Exteriores un exhorto pidiendo un interrogatorio a Günter Männel, a llevarse a cabo por las autoridades de Alemania Occidental.[19] Durante meses el pedido fue rechazado por las autoridades de Bonn, argumentando que se trataba de una cuestión política y no penal.[20] Recién en 1965 se dio cumplimiento al exhorto argentino, llevando a cabo el interrogatorio que fue enviado a la Cancillería argentina con mucha tardanza, donde también se dejó pasar mucho tiempo antes de traducir el documento. Cuando finalmente la declaración llegó al juzgado, la conclusión era evidente: tanto Krotsch como Michelsohn habían estado en contacto con el MfS, pero no de manera voluntaria, sino extorsionados, como se verá más adelante. Michelsohn no había enviado ningún informe a Berlín, mientras que los informes enviados por Krotsch no contenían ni secretos de Estado ni ninguna clase de información que pudiera afectar la seguridad nacional.[21] En consecuencia, ambos fueron declarados libres de culpa y cargo en 1965, luego de tres años de detención.[22]

La detención de Krotsch y Michelsohn requiere un análisis más exhaustivo, que permita esclarecer cómo actuaba el MfS en Argentina y cuál era la respuesta de la SIDE y del BND. El caso de Michelsohn pareciera ser el más sencillo. En julio de 1960, durante una estadía en Berlín por motivos familiares, se le presentaron inconvenientes para obtener visados de entrada y salida en la zona oriental donde quería visitar a allegados. A través de su cuñado, Alfred Behrendt, Michelsohn fue presentado a Günter Männel, quien le facilitó los permisos para  ingresar a Berlín Oriental a cambio de empezar a trabajar como informante desde Argentina. Sus tareas se concentrarían en la recolección de información sobre actividades de criminales de guerra nazis. A Michelsohn no le habría quedado más remedio que aceptar la propuesta; recibió un breve curso de formación y le fueron entregados instrumentos para enviar mensajes en código a Berlín, que fueron destruidos por Michelsohn inmediatamente luego de su retorno a Argentina. A pesar de los pedidos posteriores de su cuñado y de los oficiales del MfS, Michelsohn nunca envió ningún reporte.[23]

El caso de Carlos Krotsch, en cambio, resulta más complejo por sus implicaciones políticas y económicas. El ingeniero estaba relacionado comercialmente con la misión comercial de la RDA en Buenos Aires. A través de su empresa, RIMACO SRL, comerciaba motores producidos en Alemania Oriental, llegando incluso a ser proveedor oficial de YPF. Estos motores eléctricos, a su vez, eran una pieza fundamental en la llamada batalla del petróleo librada por el gobierno de Frondizi, con la cual se perseguía aumentar la extracción de hidrocarburos en la Patagonia hasta alcanzar la autonomía energética.[24] Krotsch también estaba en contacto con las empresas alemanas que habían sido confiscadas en el marco de la Segunda Guerra Mundial e integradas en la Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE). Cuando estas empresas fueron subastadas y restituidas a las casas matrices en Alemania Occidental, Krotsch elaboró un proyecto para que Alemania Oriental participara también en la subasta creando una empresa estatal en Argentina, propuesta que fue rechazada en Berlín.[25] Asimismo, cuando los gobiernos de la Revolución Libertadora y de Frondizi enviaron misiones comerciales a Europa Oriental, conocidas como Misión Ondarts y Misión Liceaga, fue Carlos Krotsch y no la misión comercial de la RDA en Buenos Aires quien contacto a los funcionarios argentinos para intentar convencerlos de incluir Alemania Oriental en su gira.[26] Krotsch era también miembro activo de la Cámara Argentina para el Fomento del Intercambio (CAFI), una institución creada en el marco de la Conferencia Económica Mundial de Moscú de 1952 con el objetivo de acrecentar el comercio que nucleaba a empresarios argentinos interesados en comerciar con el bloque soviético. Todas estas actividades eran seguidas muy de cerca por la SIDE, que había catalogado a la CAFI como organización “criptocomunista” y tomado registro particularmente de la membresía del ingeniero.[27]

En efecto, Krotsch actuaba en Buenos Aires como un representante semioficial de la RDA, particularmente en todo lo relacionado con el intercambio comercial. Esto se explica no solo por la tenacidad de Krotsch, sino también por las serias deficiencias en el funcionamiento de la misión comercial de la RDA en Buenos Aires, cuyos funcionarios carecían de conocimientos sobre el país, muchas veces ni siquiera hablaban español y estaban sobrepasados de trabajo.[28] De ahí que quien quisiera contrarrestar la presencia germana-oriental en Argentina tenía que ocuparse necesariamente de Carlos Krotsch, ciudadano argentino, y no solo de los funcionarios de la misión comercial de la RDA, con visas por tiempo determinado.

La eficiencia de Krotsch pronto llamó la atención en Berlín. A través de sus viajes a Alemania, particularmente a la Feria de Leipzig,[29] entró en contacto con funcionarios del Ministerio de Comercio Exterior (DIA), a quienes Krotsch comenzó a contactar directamente, evitando la mediación de la misión comercial en Buenos Aires. Sus informes sobre la situación económica argentina y las posibilidades comerciales eran mucho más completos y, por sobre todas las cosas, acertados. Sin embargo, en 1957 surgió el primer inconveniente en la relación de Krotsch con el régimen de Berlín Oriental. Habiendo ganado una nueva licitación para proveer motores eléctricos a YPF, Krotsch se encontró con que la economía planificada de la RDA no podría enviarlos en tiempo y forma, ya que para organizar los planes de producción se requería enviar los pedidos con mucha antelación. El no cumplimiento del contrato con YPF le hubiera ocasionado a Krotsch no solo grandes pérdidas económicas, sino también le habría impedido participar en el futuro de cualquier otro llamado a licitación del estado argentino. Ante esta situación, Krotsch viajó a Berlín, donde Werner Hänold, director de la sección Latinoamérica en el Ministerio de Comercio Interior y Exterior de la RDA (Ministerium für Außen- und Innendeutschen Handel) le propuso interceder a su favor a cambio de “pagar un favor con otro favor”: Krotsch debía continuar redactando informes sobre la situación en Argentina, pero para eso fue presentado a los oficiales del MfS Günter Feldmann y Günter Männel, quienes le hicieron firmar la declaración formal como informante del MfS, a lo cual Krotsch solo accedió agregando la frase “siempre y cuando sus actividades para el MfS no pongan en riesgo los intereses ni la seguridad del estado argentino”.[30] Krotsch se había convertido en espía, pero presionado, sino extorsionado, por el MfS, y comenzó a enviar mensajes cifrados a Berlín, disimulados como correspondencia familiar. En este punto se deben tener en cuenta los numerosos controles a la correspondencia en Alemania Oriental y Argentina. Por un lado, la SIDE controlaba la correspondencia desde sus oficinas en la sede principal del Correo Central.[31] A su vez, la correspondencia pasaba primero por Alemania Federal o Berlín Occidental, donde era abierta nuevamente, y más tarde por el MfS mismo en la RDA. El boicot llevado a cabo contra el intercambio comercial con los países del Este, particularmente con la RDA, llegaba a tal punto que consultas de potenciales clientes argentinos eran registradas antes de llegar a destino y respondidas por los respectivos servicios de inteligencia, que contaban incluso con hojas membretadas de los organismos de comercio de Alemania Oriental, rechazando en una carta falsificada las propuestas comerciales argentinas.[32] Por lo tanto, para Krotsch no habría resultado tan extraño redactar cartas con informaciones cifradas.

Los supuestos informes de Krotsch carecían prácticamente de valor operativo, como lo declararía más tarde el mismo Günter Männel.[33] Krotsch mezclaba información verdadera obtenida de periódicos, es decir, de dominio público, con nombres de personas, verdaderas y ficticias.[34] De esta manera, al cumplir con su promesa de trabajar para el MfS podía seguir desarrollando su actividad comercial con productos de Alemania Oriental.

Queda por lo tanto probado que ni Krotsch ni Michelsohn fueron verdaderos espías, mucho menos que pertenecieran a una red de espionaje en Argentina. También queda demostrado que el MfS tenía interés de organizar una red de informantes en el continente, pero que no contaba todavía ni con los recursos ni con el personal suficiente. A esto debe agregársele la colaboración de los servicios de inteligencia argentinos con sus pares occidentales, particularmente el BND, dispuestos a boicotear cualquier actividad de la Alemania comunista en el mundo occidental. Con el caso Krotsch-Michelsohn se había logrado una gran acción de prensa y, al mismo tiempo, neutralizar a Carlos Krotsch como nexo comercial con la RDA. No es de extrañar que haya sido Freie Presse el medio que más informara sobre el caso.[35] Desde la SIDE se consideraba la eliminación de esta supuesta célula comunista como un mérito frente al BND, organización con la cual quería aumentar la cooperación a través del envío de personal de enlace a Buenos Aires.[36]

 

El secuestro de Karl-Heinz Lorenz

Desde finales de la década del 50, la CIA observaba con preocupación el crecimiento de la flota mercante de Alemania Oriental. Según un informe, la capacidad de transporte de los navíos germano orientales en 1960 equivalía a 14 veces el volumen de 1956. Este crecimiento no solo despertaba inquietudes económicas: la CIA temía que la presencia de naves de la RDA en el mundo occidental contribuyera a una campaña para aumentar el prestigio de ese país y a la infiltración comunista en “underdeveloped areas of the Free World” [áreas subdesarrolladas del Mundo Libre].[37] Efectivamente, desde el primer arribo de una nave de bandera de la RDA en 1960 en Argentina, ampliamente comentado por la prensa,[38] el tráfico marítimo con Alemania Oriental inquietaba a la Embajada del gobierno de Bonn en Buenos Aires, que llevaba debida nota de trayectos y cargas a través de una vasta red de informantes en toda Sudamérica.[39] Uno de los aspectos que más desagradaba a los representantes de la RFA era que sus pares orientales, careciendo de oficinas o salones propios para recepciones, las realizaban en los mismos barcos cada vez que llegaban a puertos argentinos.[40] Dichas reuniones le daban un marco de seriedad a las propuestas comerciales de Alemania Oriental, que podían mostrar así al público y a la prensa sus modernos navíos y, por ende, el desarrollo económico de un estado socialista, evadiendo eventuales acciones de censura de las autoridades locales.[41] Mientras que durante el gobierno de Frondizi se toleraban todavía estas acciones, el fortalecimiento de los sectores más radicales dentro de las fuerzas de seguridad luego del golpe de Estado de marzo de 1962 pondrían un límite al ingreso de naves germano orientales a puertos argentinos.

El 2 de julio de 1962 tuvo lugar, en ocasión del décimo aniversario de la VEB Deutsche Seerederei, la compañía naviera estatal de la RDA, una recepción a bordo del Halberstadt, anclado en el puerto de Rosario.[42] En la prensa se hablaba de un “extraño agasajo” en lujosos salones de un barco comunista, donde se habría servido un menú costoso y distribuido publicidad y catálogos de productos industriales de la RDA.[43] De esta manera, se alentaban las sospechas y se preparaba a la opinión pública para la próxima acción contra la presencia de Alemania Oriental en Argentina. Tres días después, el 5 de julio de 1962, fueron allanados en el puerto de Rosario por la Prefectura Naval Argentina y la SIDE los barcos germano orientales Halberstadt y Freundschaft. Según el decreto presidencial que ordenaba la acción, se sospechaba que en ambos navíos habría sido ingresada al país propaganda comunista para ser distribuida en el continente.[44] La prensa argentina, particularmente Freie Presse, hizo públicos estos acontecimientos. No solo se informó sobre la cantidad de propaganda comunista secuestrada,[45] sobre todo trascendió que dos tripulantes del Halberstadt, Karl-Heinz Lorenz, ciudadano de Alemania Oriental, y Alan Oliver, de nacionalidad australiana, habrían aprovechado la ocasión para solicitar asilo político a las autoridades argentinas y lograr de esta manera escapar del régimen germano oriental. Sobre el destino del australiano no se han podido encontrar informaciones ulteriores, ni en archivos ni en publicaciones de la época. En cambio, se ha podido reconstruir lo ocurrido a Lorenz. Según la prensa, este habría solicitado recurrir a la Embajada de Alemania Federal en Buenos Aires para obtener el respectivo pasaporte y así poder radicarse en Occidente. De hecho, Lorenz, luego de una conferencia de prensa en Buenos Aires, fue transportado a Alemania Occidental en compañía de agentes de inteligencia germano occidentales. Su destino final era la ciudad de Dusseldorf, donde el marinero debía afincarse.[46]

Sin embargo, nuevas fuentes de archivos alemanes dejan develada una realidad muy distinta a la que trascendió en los medios. Una vez llegado a Alemania Occidental, Lorenz esperó un tiempo y luego volvió a Alemania del Este por voluntad propia. El MfS lo interrogó detalladamente, llegando a la conclusión de que no había cometido el delito de abandono ilegal de la RDA. Por el contrario, según el informe firmado por Lorenz, durante todas las estadías en puertos argentinos la tripulación de los navíos germano orientales era visitada por sospechosos personajes, como recolectores de donaciones, vendedores, prostitutas, etc., que intentaban obtener toda la información posible, sobre los tripulantes y el quehacer en los navíos. Claramente se trataba personas que informaban a los servicios de inteligencia argentinos y/o germano occidentales. El allanamiento en el puerto de Rosario fue dirigido por un oficial de la SIDE del cual se posee poca información, el “Capitán Martínez”. Martínez, que hablaba alemán, le confesó a Lorenz que trabajaba tanto para la SIDE como para el BND, bajo el nombre en clave de “Ludwig”, y que no tenía de qué preocuparse.[47] Lorenz fue prácticamente secuestrado y puesto en contacto con el cónsul de la Alemania Federal en Rosario, Hermann Thyssing, quien intentó convencerlo de quedarse en Argentina o establecerse en Alemania Federal y lo retuvo una noche fuera de la ciudad antes de que fuera transportado a Buenos Aires.[48] En la capital, Lorenz fue alojado en la casa de un periodista -muy probablemente se trate de Federico Müller-, luego fue conducido a la Embajada de Alemania Federal un domingo, cuando no estaba presente el personal, donde recibió el pasaporte de Alemania Federal de las propias manos del embajador, Werner Junker. Transportado a la RFA con un vuelo de Lufthansa, permaneció en Düsseldorf hasta que en noviembre de 1962 volvió a la RDA por propia voluntad, donde fue interrogado por el MfS.[49]

Sin embargo, no solo las autoridades germano orientales tomaron nota de lo inverosímil de la historia contada por la prensa occidental. También funcionarios de la Embajada de Alemania Federal en Buenos Aires, que contaban con listas del material secuestrado en los allanamientos, consideraban que las publicaciones solo podían estar destinadas al uso de la tripulación de los barcos allanados y bajo ningún concepto, ni en cantidad ni en contenido, podían ser consideradas como propaganda subversiva para ser distribuida en Argentina.[50] Todo hace pensar que, más allá del común denominador del anticomunismo, en esta acción conjunta de la SIDE y del BND los argentinos perseguían fines propios. Por un lado, presentarse como colaboradores seguros y eficientes del BND, a fin de aumentar el trabajo común y la asistencia técnica de parte de los alemanes. Al mismo tiempo, la difusión dada en los medios a la supuesta eficiencia del accionar de las fuerzas de seguridad ante la lucha contra la supuesta infiltración comunista extranjera en el país puede ser interpretada como una manera de legitimar la destitución del presidente Frondizi y de hacer más fuerte la posición de los sectores más radicales de las fuerzas de seguridad. De hecho, la creciente autonomía con la que actuaba la SIDE con respecto al Poder Ejecutivo durante el gobierno de José María Guido provocó la renuncia del Ministro de Interior, Jorge Perkins, que no era informado de las detenciones llevadas a cabo por el organismo de inteligencia.[51]

La última información que se tuvo sobre el destino del entonces joven Karl-Heinz Lorenz fue una publicación de su caso en la revista mensual de la marina mercante de la RDA, Voll Voraus, donde se relata gran parte de lo acontecido.[52] Cabe mencionar que, de acuerdo a los documentos accesibles, Lorenz no recibió ninguna clase de sanción en Alemania Oriental, solo se decidió no volver a incluirlo en tripulaciones de navíos con derrotero en países occidentales para evitar represalias por parte de sus servicios de inteligencia.[53]

Resulta interesante que, de hecho, en la tripulación del Halberstadt había dos informantes secretos del MfS, con los nombres clave de Egon Wimpel y Fredi. A Egon Wimplel se le había encomendado la misión de informar sobre el objetivo “Jack”, una persona residente en Cuba y con la cual el informante estaba en contacto.[54] Lo cierto es que el BND y la SIDE podrían haber descubierto verdaderos colaboradores del MfS durante los acontecimientos en el puerto de Rosario.

Como consecuencia de los allanamientos en el Halberstadt y el Freundschaft, Berlín decidió eliminar temporalmente puertos argentinos del derrotero de su flota comercial, un duro golpe para el comercio con Argentina.[55] Ya se les había puesto fin a las actividades de representación de Carlos Krotsch. El último paso sería el cierre de la Delegación Comercial de la RDA en Buenos Aires.

 

La expulsión de los funcionarios de la misión comercial de la RDA

Mientras tanto, los funcionarios de la misión comercial de la RDA en Buenos Aires continuaban en situación irregular, ya que sus visados habían caducado y, desde los acontecimientos relacionados con los casos Krotsch-Michelsohn y Lorenz, la Cancillería argentina evitaba el contacto con los germano orientales que intentaban tramitar sus nuevas visas.[56] Como lo informan diplomáticos de Alemania Federal en contacto con el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), este organismo vigilaba intensamente las actividades comerciales de los funcionarios de la RDA en Argentina.[57] La SIDE, en tanto, elevaba informes según los cuales la misión comercial era parte de la supuesta red de espionaje comunista a la que habría pertenecido Carlos Krotsch.[58] También el BND consideraba que desde inicios de 1962 se constataba la integración de la “Zona de Ocupación Soviética”, denominación peyorativa dada en la RFA a la RDA, a la supuesta ofensiva soviética de infiltración en Latinoamérica, utilizando como centros propagandísticos las delegaciones comerciales de la RDA, principalmente en Argentina, Brasil, Colombia, Cuba y Uruguay.[59]

Finalmente, el 13 de septiembre de 1962 fueron allanados por la SIDE la oficina de la misión comercial de la RDA en Buenos Aires y los domicilios de sus funcionarios, confiscando una cierta cantidad de documentos escritos.[60] Según las fuentes, la SIDE estaba aplicando con esta medida el decreto del 3 de septiembre, que llamaba a todos los ciudadanos extranjeros con visados caducados a abandonar el país.[61] A pesar de lo inesperado de la acción, ya se habían tomado ciertas precauciones. Muchos documentos habían sido trasladados a la embajada polaca y algunos funcionarios habían embarcado maletas como equipaje personal en los barcos Freundschaft y Halberstadt, que a su vez habían sido abiertas y su contenido minuciosamente examinado durante las requisas en busca de propaganda comunista mencionadas anteriormente.[62]

En el marco de esta acción, los funcionarios de la misión comercial fueron interrogados individualmente; todo hace pensar que también sus familias fueron sometidas a largos interrogatorios, durante los cuales les era sugerida por los oficiales de la SIDE la posibilidad de radicarse en la Argentina o en la RFA. Llama poderosamente la atención que la SIDE contara con informaciones personales muy detalladas, como nombres y profesiones de familiares de los interrogados que aún residían en Alemania Oriental, de manera que los ofrecimientos iban de la mano de promesas laborales concretas. Mientras que la mayoría de los implicados rechazaron la oferta y fueron expulsados del país, dos de ellos, Heinrich Hahn y su mujer, Elly Hahn, la habrían aceptado, o al menos es así como trascendió a la opinión pública. El 23 de septiembre fue nuevamente Freie Presse el medio que dio la noticia, esta vez mediante la publicación de un reportaje a la familia Hahn. Los Hahn habrían tomado libremente y por cuenta propia la decisión de solicitar asistencia a la Embajada de Alemania Occidental, donde obtuvieron pasaportes. Según la entrevista, habrían comenzado a cuestionarse sobre su permanencia en Alemania Oriental o su trabajo para este Estado en el extranjero a partir de la construcción del Muro de Berlín en 1961. Además, las condiciones de trabajo en la misión comercial eran descriptas por Elly Hahn como inhumanas: no les habría estado permitido el contacto con otras personas que no fueran sus propios colegas de trabajo; incluso el contacto con personal de las representaciones de otros estados de la órbita soviética eran limitados.[63]

La hipótesis de la colaboración entre la SIDE y el BND se ve también confirmada en este caso, de otra manera no podría explicarse la información de la que disponían los servicios argentinos sobre los familiares de los implicados residentes en Alemania y los ofrecimientos concretos de radicarse en Alemania Federal, una promesa que solo era posible por el contacto con las respectivas autoridades de Bonn. A estos aspectos, de los que solo se puede hablar con un alto grado de probabilidad, pero no con una certeza absoluta, se puede añadir que, en un trabajo reciente sobre la historia de las operaciones y contactos del BND en Latinoamérica, queda al descubierto que la SIDE le entregó al BND los documentos confiscados pertenecientes a la misión comercial de la RDA en Buenos Aires (Meding, 2020: 584).

Las consecuencias del cierre de la misión comercial fueron nefastas para las relaciones entre Argentina y la RDA. El intercambio comercial se paralizó por completo y las autoridades en Berlín decidieron realizar importaciones de productos agropecuarios desde otros países de la zona, con particular interés en Uruguay, para así demostrar a las autoridades argentinas los negocios que se estaban perdiendo.[64]

En 1964 hubo un nuevo intento de reabrir la misión comercial de la RDA en Buenos Aires. Por un lado, el gobierno de Arturo Illia se había declarado predispuesto a comerciar con todo el mundo sin límites de orden ideológico (Cisneros, 1999: 427). Además, Argentina había tenido dos cosechas récord de trigo, que debían ser colocadas en el exterior de manera urgente.[65] Una delegación germana-oriental, encabezada por Werner Hänold, fue invitada a Buenos Aires. Se realizó una adquisición importante de cereal argentino a cambio de la promesa del gobierno civil de autorizar la reapertura de la representación comercial. Desde el Ministerio de Economía se aseguró que solo faltaba el visto bueno de las fuerzas de seguridad, el cual nunca llegaría.[66] Por el contrario, desde la SIDE incluso se propuso detener a Werner Hänold por ser el supuesto superior directo de Carlos Krotsch en sus actividades de espionaje,[67] una falacia, ya que Hänold, independientemente de una supuesta y posible colaboración con el MfS, tenía un cargo jerárquico en el Ministerio de Comercio de la RDA; el superior directo de Krotsch en el MfS era Gunter Männel, como se expuso anteriormente. Más allá de lo infundado de la acusación, queda demostrado el poder de veto de la SIDE, que logró, a pesar del visto bueno del ministro de Economía y otras instituciones, influir en las decisiones de política y comercio exterior evitando la reapertura de una representación comercial de la RDA en territorio argentino.

 

Conclusión

Retomando la hipótesis general enunciada al inicio, queda demostrado que tanto el BND como el MfS estaban presentes en la Argentina, pero con una capacidad de acción absolutamente desigual.

A inicios de la década del 60, el MfS perseguía la creación de una red de informantes en Argentina. Las condiciones para lograr este objetivo eran extremadamente difíciles, ya sea por la falta de personal como por la estricta vigilancia mancomunada de los servicios de inteligencia argentinos y de la RFA. Sin embargo, no podemos decir que se tratara de intentos de crear una red de espionaje en el país. Al contrario de los otros países del bloque soviético, Alemania Oriental no poseería una embajada en el país hasta 1973, de manera que los informes esperados eran de índole general, dando particular importancia al aspecto económico, lo cual también se explica teniendo en cuenta que la RDA contaba con una economía estatizada.

El BND contaba con muchos más recursos, tanto a nivel de personal activo en el país como de fondos y, lo más importante, con la colaboración de sus pares argentinos, lazos que se remontaban al período anterior a 1945. Si bien no se pueden negar las coincidencias ideológicas, es decir, un férreo anticomunismo, el BND y los servicios argentinos SIDE y SIE perseguían objetivos que divergían sutilmente, pero se potenciaban mutuamente. El BND tenía por objetivo de sus acciones en Argentina defender el derecho de representación única del pueblo alemán pretendido por la RFA, de manera que boicoteaba cualquier acción que afianzara la presencia de la RDA en Argentina, aunque fueran solo acciones comerciales sin ninguna clase de contenido ideológico. El aspecto propagandístico era de gran importancia, como ha quedado demostrado a través del análisis de la actividad de Freie Presse en Argentina. En este caso, se puede afirmar que el accionar del BND no difería de la política exterior del gobierno de la RFA.

Tanto la SIDE como el SIE buscaban aumentar el intercambio con sus colegas alemanes. Atacando a la RDA se mostraban como socios seguros y eficientes. A nivel interno, se justificaba así el golpe de Estado de 1962, mostrando la existencia de una red comunista en el país que actuaba cubierta por la inactividad, sino por la complicidad, de los sectores más progresistas dentro del gobierno de Arturo Frondizi. Los servicios de inteligencia argentinos actuaban, al igual que el resto de las Fuerzas Armadas, con absoluta autonomía del gobierno civil, incluso interfiriendo en su política exterior. El conflicto entre azules y colorados, partidarios de una salida constitucional o autoritaria a la crisis de poder producida por la proscripción del peronismo, se entrelazaba en la Guerra Fría con la cuestión de la división de Alemania.

 

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Sobre el autor

Víctor Manuel Lafuente cursó la carrera de Historia en la Universidad de Buenos Aires, obtuvo el título de Licenciado (Magister Artium) en Historia Moderna y Contemporánea y de grado (Bachelor of Arts) en Filosofía y Ciencias Políticas en la Universidad Humboldt de Berlín. Se doctoró en Historia en la Universidad de Colonia con un trabajo sobre las relaciones entre Argentina y Alemania Oriental. Se desempeñó como docente en diversas universidades alemanas. Actualmente es docente del Instituto de Romanística de la Universidad de Rostock. Su campo de investigación es la historia de las relaciones internacionales desde la Primera Guerra Mundial hasta nuestros días, particularmente en el marco de la Guerra Fría.

https://orcid.org/0000-0002-9506-4183

 

About the author

Víctor Manuel Lafuente studied History at the University of Buenos Aires, and obtained a BA (Magister Artium) in Modern and Contemporary History and a BA (Bachelor of Arts) in Philosophy and Political Science at the Humboldt University of Berlin. He received his PhD in History from the University of Cologne with a dissertation on the relations between Argentina and East Germany. He has taught at several German universities. He is currently a lecturer at the Institute of Romanistics at the University of Rostock. His field of research is the history of international relations from the First World War to nowadays, particularly in the context of the Cold War.

 

 

 


[1] En un informe comercial de 1956, los funcionarios de la Delegación Comercial de la RDA comentaron detalladamente el clima hostil hacia los representantes de países socialistas reinante en Buenos Aires como consecuencia de los sucesos en Hungría. Véase: Archivo Federal alemán (BArch), DL2/5207, Analyse der Handelsbeziehungen zwischen der DDR/Argentinien im Jahre 1956, 09/02/1957).

[2] Según Carlos Florit, primer canciller de la administración Frondizi, en Argentina estaban activos los siguientes servicios de inteligencia: la SIDE (Secretaría de Informaciones del Estado), el SIN (Servicio de Informaciones Navales), el SIE (Servicio de informaciones del Ejército), el SIA (Servicio de Informaciones de la Aeronáutica), el SIG (Servicio de Informaciones de la Gendarmería), la Coordinación Policial y Coordinación Federal de la Policía Federal y la  DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) (Florit, 1963: 105).

[3] Centro de Estudios Nacionales, Presidencia Arturo Frondizi (CEN-PAF), Política internacional, Relaciones bilaterales, 03.7.4.5, UC 3, “Informe para el Presidente de la Nación producido por el Depto. Europa Oriental de la Cancillería sobre reducción de personal de las misiones de los países de ideología comunista acreditadas ante nuestro gobierno, 13/04/1961.

[4] CEN-PAF, Política internacional, Relaciones bilaterales, 03.7.4.5, UC 3, “Nota secreta de la Secretaría de Estado de Marina al Presidente de la Nación sobre representaciones diplomáticas de los países de ideología comunista, 13/4/1961.

[5] CEN-PAF, Política internacional, Relaciones bilaterales, 03.7.4.5, UC 3, “Informe de Álvaro Alsogaray sobre puntos de vista del grupo económico sobre política comercial y financiera a seguir con los países comunistas, 16/2/1961.

[6] Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto argentino (AMREC), Europa Oriental I, AH 79, Expediente 1/19, “Circular 73, 1950, AMREC y Memorándum reservado del Departamento de Coordinación y Enlace a la Dirección de Europa Oriental y Cercano Oriente, 07/4/1959.

[7] BArch, B136/3535, Schreiben an das AA der Botschaft der BRD in Buenos Aires, 28/9/1961.

[8] La Comisión Independiente de Historiadores para la investigación de la historia del BND ha publicado diversos trabajos sobre su funcionamiento. En cuanto a las actividades y redes en Latinoamérica y en Argentina en particular, véase Meding, 2020.

[9] AMREC, Embajada en Bonn, AH 003, “Notas manuscritas sobre visita a la central del BND en Pullach, 1956.

[10] Archivo Político de Ministerio del Exterior alemán (PA AA), B130, 5952A, Vertraulicher Brief von Botschafter Junker in Buenos Aires an das Auswärtige Amt in Bonn, 19/3/1963.

[11] Contrariamente a lo ocurrido con las relaciones entre Buenos Aires y La Habana, el gobierno de Héctor Cámpora firmó el acuerdo de inicio de relaciones diplomáticas con el gobierno de Alemania Oriental por motivos diplomáticos y no ideológicos. De hecho, ya se había acordado a fines de 1972, durante el gobierno de Alejandro Lanusse, reconocer a la República Democrática Alemana solo después de la ratificación de los tratados de reconocimiento recíproco entre los dos estados alemanes. Véase: Lafuente 2022, 316-317.

[12] BArch, DL2/2018, Abwicklung des Abkommens DDR-Argentinien.

[13] Según Musacchio, la Delegación Comercial de la RDA en Buenos Aires se “estableció” en 1954 (Musacchio, 2011: 81). De hecho, y a pesar de la firma del convenio en 1954, Argentina nunca emitió ningún documento que mencione la apertura de oficinas comerciales de la RDA. Los funcionarios que viajaron en 1953 recibían a empresarios y funcionarios argentinos en las instalaciones del City Hotel de Buenos Aires, donde también estaban albergados de manera ininterrumpida desde su llegada al país hasta la apertura de las oficinas de la Delegación en 1956, en la Avenida Belgrano (Lafuente, 2022: 246).

[14] También véase: PA AA, MfAA, C1136/73, “Besprechungsnotiz, 22/11/1956.

[15] AMREC, Europa Oriental I, AH 45, Expediente especial 1. División C, Informe sobre Alemania Oriental y visación para representantes de la R.D.A. y prórroga, “Nota reservada a la Consejería Legal, 02/02/1956.

[16] Comisionado Federal para los Registros del Servicio de Seguridad del Estado de la antigua República Democrática Alemana (BStU), MfS Allg. P. 9784/82, Beurteilung des Koll. Fritz Hartmann, 02/11/1956.

[17] Zonen-Agenten ins Garn gegangen”, en Freie Presse, 15/6/1962.

[18] BStU, MfS GH 99/78, Sachstandsbericht über den Deserteur Männel, Günter, 04/01/1971.

[19] Véase: Nota verbal de la Embajada Argentina en Bonn al MREC, 03.06.1964, Poder Judicial de la Nación Argentina (PJNA), Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 3, Expediente 2625, Segundo Cuerpo.

[20] PA AA, B83, 453, Brief des Bundesministers der Justiz an die Rechtsabteilung des Auswärtigen Amts, 01/8/1963.

[21] PJNA, Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 3, Expediente 2625, Segundo Cuerpo, “Protokoll des Rechtshilfeverfahrens in der Rechtssache Nr. 2625, 16/01/1964.

[22] PJNA, Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 3, Expediente 2625, Tercer Cuerpo, “Sentencia de la causa 2625/62, 20/7/1965.

[23] PJNA, Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 3, Expediente 2625, Segundo Cuerpo, Protokoll des Rechtshilfeverfahrens in der Rechtssache Nr. 2625”, 16/01/1964.

[24] Legado Carlos Krotsch, “Memorándum de Carlos Krotsch al Juez Aguirre.

[25] PA AA, MfAA, A5857, Stellungnahme zur Errichtung bzw. Erwerb eines Industriebetriebes in Argentinien, 1959. Musacchio sostiene que la RDA rechazó la propuesta de Krotsch por “una combinación de pesadas instancias burocráticas, falta de interés y ausencia de una estrategia definida” (Musacchio, 2011: 85). Sin embargo, los argumentos expuestos en el documento citado resultan plausibles. Al contrario que otros países del bloque soviético, la RDA no era reconocida como Estado por Argentina, lo que socavaba las bases legales para la creación de una empresa estatal o mixta. Por otro lado, la rentabilidad de la empresa en el marco de una economía capitalista hubiese requerido tomar medidas contra el personal, que a su vez anhelaba seguridad laboral creando una empresa “socialista” en manos de la RDA. Finalmente, y como queda evidenciado por los acontecimientos analizados en este trabajo, la creación de una empresa de la RDA en Argentina hubiese provocado una fuerte reacción de Alemania Occidental y de sus aliados, que era preferible evitar (Lafuente, 2022: 216-218). Además, el gobierno argentino, a través de la Cancillería, se negaba rotundamente a entablar negociaciones con la RDA en torno al tema de la propiedad enemiga. Véase: AMREC, Europa Oriental I, AH 178, Expediente C, Informes s/Alemania Oriental, “Escrito 253 del consejero legal Ruiz Moreno referente a la nota Secreta 74, 10/6/1957; PA AA, AV Neues Amt 5528,Vermerk betr. Protest der DDR gegen das deutsch-argentinische Abkommen, 04/7/1957.

[26] Legado Carlos Krotsch, Brief von Carlos Krotsch an die Handelskammer der DDR, 09/01/1958.

[27] Comisión Provincial por la Memoria (CPM), Fondo DIPPBA, Legajo Mesa C, Avellaneda primera sección, carpeta 1, Legajo 8 bis, “Información sobre actividades del Partido Comunista.

[28] Legado Carlos Krotsch, Memorándum de Carlos Krotsch al Juez Aguirre”.

[29] La Feria de Leipzig era un acontecimiento de gran importancia para los contactos comerciales entre países de ambos lados de la Cortina de Hierro. Krotsch alentaba desde la CAFI la participación argentina en la misma. Véase: Legado Carlos Krotsch, “Schreiben der Handelsdelegation der DDR an Herrn Minister Doktor Antonio Cafiero, 20/7/1954; BArch, DL2/1253 y Legado Carlos Krotsch, “Memorándum al Juez Aguirre.

[30] Legado Carlos Krotsch, Memorándum de Carlos Krotsch al Juez Aguirre.

[31] Archivo de la Fundación de los Partidos y Organizaciones de Masas de la RDA en el Archivo Federal alemán (SAPMO-BArch), DY13/2848, Zusammenarbeit mit den Freundschaftsgesellschaften – Argentinien.

[32] PJNA, Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 3, Expediente 2625, Tercer Cuerpo, “Sentencia de la causa 2625/62, 20/7/1965.

[33] PJNA, Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 3, Expediente 2625, Segundo Cuerpo, “Protokoll des Rechtshilfeverfahrens in der Rechtssache Nr. 2625, 16/01/1964.

[34] Legado Carlos Krotsch, “Memorándum de Carlos Krotsch al Juez Aguirre.

[35] Zonen-Agenten ins Garn gegangeny Sowjetzonen-Spionage in Argentinien”, Freie Presse, 15/6/1962).

[36] PA AA, B130, 237A, Vertrauliche Mitteilung an das Auswärtige Amt betr. Verbindung zum SIDE, 28/6/1962.

[37] FOIA.gov, Document CIA-RDP79R01141A002000080001–9, Economic Intelligence Report Nr. 3 Maritime Transporte of East Germany, 01/5/1961.

[38] Véase por ejemplo: Reunión de prensa sobre la Feria de Leipzig 1960”, en Noticias Gráficas, 16/8/1960; “Llega el primer buque de carga que procede de Alemania oriental”, en La Razón, 01/9/1960; “Arribó a ésta el Freundschaft”, en La Nación, 02/9/1960.

[39] PA AA, AV Neues Amt 5494, Schreiben von W. C. Brückmann an das Auswärtige Amt in Bonn betr. SBZ-Schiff Freundschaft, 14/9/1960.

[40] PA AA, AV Neues Amt 5494, Bericht 702–86.734/61II von Botschafter Junker an das Auswärtige Amt in Bonn betr. SBZ-Schiff Freundschaft, 11/7/1961.

[41] PA AA, MfAA, A3114, Schreiben an das MAI über Empfang auf der M/S Freundschaft, 19/9/1960.

[42] PA AA, MfAA, A3115, Schreiben an das Büro des Ministerrates Genossen Bischof, 24/9/1962.

[43] Véanse, por ejemplo: Democratic Party on a Communist Ship”, en Buenos Aires Herald, 05/7/1962); “Un extraño agasajo ocurrió en un barco en Rosario”, en La Razón, 04/7/1962.

[44] SAMPO-BArch, DY3023/602, Hausmitteilung an Gen. Dr. Mittag über Provokationen gegen Schiffe der DDR in Argentinien, 10/7/1962.

[45] Véase, por ejemplo: En dos barcos de Alemania Oriental fueron secuestrados 300 kilos de propaganda comunista que durante su permanencia en el país introducían clandestinamente”, en La Razón, 07/7/1962; “Informes sobre el secuestro de propaganda comunista en buques de Alemania Oriental”, en La Prensa, 07/7/1962; Kommunistische Propaganda auf sowjetzonalen Schiffen” y “Kommunistische Propaganda und sowjetzonale Wirklichkeit”, en Freie Presse, 06 y 07/7/1962.

[46] Véase, por ejemplo: Prefirió la Alemania de la libertad. Se encuentra en Düsseldorf el marinero Lorenz”, en La Nación, 11/7/1962; Karl-Heinz Lorenz in Deutschland”, en Freie Presse, 11/7/1962.

[47] BStU, MfS AKK 311/78, Band 1, “Bericht über Befragung des ehemaligen Matrosen der MS Halberstadt Lorenz, Karl-Heinz”, 15/11/1962.

[48] BStU, MfS AKK 311/78, Band 1, Bericht über Befragung des ehemaligen Matrosen der MS Halberstadt Lorenz, Karl-Heinz, 15/11/1962. El cónsul honorario de la RFA en Rosario era objeto de críticas por parte de la comunidad alemana debido a su supuesto pasado nacionalsocialista. Muchos ciudadanos alemanes que vivían en su jurisdicción elevaron quejas en diversas ocasiones a la Embajada de la RFA en Buenos Aires. En Bonn se tenían serias dudas sobre la conveniencia de mantener a Thyssing como representante de la RFA en Argentina. Véase: PA AA, AV Neues Amt 5436, Schreiben des Konsulats der BRD in Rosario an die Botschaft der BRD in Buenos Aires, 06/10/1959, y Brief der Confederación Universitaria Latinoamericana an Herrn Senator Dr. Joachim Lipschitz.

[49] BStU, MfS AKK 311/78, Band 1, Bericht über Befragung des ehemaligen Matrosen der MS Halberstadt Lorenz, Karl-Heinz, 13/11/1962.

[50] PA AA, AV Neues Amt 5494, Schreiben an das Auswärtige Amt betr. Beschlagnahme kommunistischen Propagandamaterials an Bord der SBZ-Schiffe Halberstadt und Freundschaft, 30/8/1962.

[51] Motivos de la renuncia del Dr. Jorge W. Perkins”, en La Prensa, 26/6/1962.

[52] So macht man „DDR-Flüchtlinge“ y Die Erlebnisse des Karl Heinz Lorenz”, en Voll Voraus, abril de 1963.

[53] BStU, MfS AP 3658/63, Band 1, Abschlußbericht betreffend illegades Verlassen der DDR durch den Decksmann Lorenz, Karl-Heinz, 27/11/1963.

[54] BStU, MfS AIM, Nr. 14490/73, Bericht über die Zusammenarbeit mit Egon Wimpel, 16/9/1962.

[55] PA AA, MfAA, A16355, Schreiben des Ministeriums für Verkehrswesen an das MfAA, 15/10/1962.

[56] PA AA, MfAA, A3115, Auszug aus dem Schreiben der HV Argentinien. Betr.: Vorfall MS Halberstadt und Freundschaft, 17/7/1962.

[57] PA AA, B130, 237A, Antwort des Auswärtigen Amts an die BRD-Botschaft in Buenos Aires bez. Bericht vom 25.02.1960 über Informationsaustausch mit dem argentinischen Heer, 22/6/1962.

[58] PJNA, Juzgado Nacional

de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 3, Expediente 2625, Segundo Cuerpo, Respuesta de la SIDE al oficio del expediente D.A.E. Nr. S 2054, 27/6/1962.

[59] BArch, B206/954, Lagebericht West Nr. 5/62.

[60] PA AA, MfAA, A3114, Vermerk über Besprechung mit Gen. Springmann, 24/9/1962.

[61] PA AA, MfAA, A3114, Information über Beschlüsse der argentinischen Regierung vom 03.9.1962, 25/9/1962.

[62] PA AA, MfAA, A3114, Vermerk über Besprechung mit Gen. Springmann im MfAA, 24/6/1962.

[63] Sowjetzonen-Funktionär suchte die Freiheit”, en Freie Presse, 23/9/1962.

[64] SAPMO-BArch, DY30/IVA2/20/698, Beziehungsbericht – Argentinien, 26/3/1963.

[65] Archivo General de la Nación, Dirección Archivo Intermedio (AGN-DAI), Junta Nacional de Granos, Expediente 1964/861, Memorándum 309 del Presidente de la Junta Nacional de Granos al Secretario de Agricultura y Ganadería de la Nación, Ing. Agr. Walter Kugler, 02/11/1964.

[66] PA AA, MfAA, C1136/73, Bericht über das Ergebnis der Verhandlungen zwischen einer Delegation des MAI und dem argentinischen Wirtschaftsministerium von 1. bis 23. Juli 1964 in Buenos Aires, 29/7/1964.

[67] PJNA, Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 3, Expediente 2625, “Escrito del Director de Coordinación Federal, Teniente Coronel Pascual Sebastián Ulla, al Juez Nacional Dr. Jorge Aguirre, 02/7/1964.