“La Guerra y la Paz” en la revista Mundo Argentino (1914-1918)[1]

 

Fátima Marisa Alvez

Universidad Nacional de General Sarmiento, IDES / CONICET, Argentina

fatyalvez89@gmail.com

 

Fecha de recepción: 03/6/2022

Fecha de aprobación: 30/8/2022

 

Resumen

Este artículo analiza la cobertura de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) por parte de la revista Mundo Argentino. Para ello, examinamos la totalidad de los números publicados semanalmente en Buenos Aires desde el inicio de la guerra, en julio de 1914, hasta el armisticio de noviembre de 1918. Argumentamos que este semanario, gracias a la orientación de su director Constancio C. Vigil, habilitó la puesta en discusión del drama de la guerra y la enunciación de discursos antibelicistas por parte de las mujeres y de los escolares desde los inicios de la contienda bélica hasta el ingreso de Italia a la guerra, en mayo de 1915. Mundo Argentino desplegó reflexiones tanto sobre la guerra como sobre la paz. El artículo se concentra en explicar las características y los vaivenes de los discursos antibélicos en consonancia con las derivas de la conflagración y la suerte del propio Vigil en la dirección de la revista.

 

Palabras claves: Guerra, Paz, Mundo Argentino, Primera Guerra Mundial, Revistas

 

“War and Peace” in MundoArgentino magazine (1914-1918)

 

Abstract

This article analyzes Mundo Argentino magazine's coverage of the First World War (1914-1918). For it, we examine all the issues published weekly in Buenos Aires from the beginning of the war, in July 1914, to the armistice in November 1918. We argue that this magazine, thanks to the guidance of its director Constancio C. Vigil, enabled the discussion of the drama of the war and the enunciation of anti-war speeches by women and schoolchildren from the beginning of the war until the entry of Italy into the war in May 1915. In short, Mundo Argentino displayed reflections on both war and peace. The article focuses on explaining the characteristics and ups and downs of these anti-war speeches in line with the drifts of the conflagration and the fate of Vigil himself in directing the magazine.

 

Keywords: War, Peace, Mundo Argentino, First World War, Magazines

 

Introducción

Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la Argentina recibió un verdadero aluvión de inmigrantes que transformó la vida material y cultural de diferentes regiones del país. El mayor número de inmigrantes se albergó en centros urbanos como Buenos Aires, que parecía prometer bonanza y ascenso social. La magnitud de esa presencia extranjera en la ciudad explica que, cuando comenzó la contienda bélica en Europa, en julio de 1914, muchos residentes de Buenos Aires en particular y de la Argentina en general estuvieron tan ligados con la Europa en guerra.

La Argentina, un país lejano, a miles de kilómetros de los campos de batalla y con una posición neutral, tanto durante el gobierno de la República oligárquicabajo la presidencia de Victorino de la Plazacomo durante la presidencia de Hipólito Yrigoyenperteneciente al partido Radical–, se vio interpelada por la conflagración mundial desde la sociedad civil inmigrante. En las últimas décadas, varios especialistas en el tema señalaron que esa condición de neutralidad oficial no coincidía con el estado de la sociedad de inmigrantes en general. Al respecto, la historiadora María I. Tato (2017) ha demostrado que la Argentina en aquellos años de guerra (1914-1918) se convirtió en una “trinchera austral”. En efecto, la movilización del frente interno es una cuestión que no debe soslayarse. Todas las pesquisas de los últimos años han corroborado que diferentes sectores de la sociedad civil del país se involucraron de diversas formas con la contienda bélica. Además, esa literatura repuso la centralidad de la Gran Guerra, tanto en América Latina en general como en particular en la Argentina, desde perspectivas de la historia global y transnacional (Compagnon et al., 2018; Compagnon, 2014; Rinke, 2019).

Como resultado de más de una década de investigaciones, contamos con estudios sobre distintos aspectos de la Primera Guerra Mundial a partir de una variedad de enfoques y análisis de diversos corpus documentales. Algunos especialistas se han centrado en el estudio del impacto de la contienda bélica entre las comunidades de inmigrantes presentes en Argentina (Otero, 2009; Tato, 2011; Kramer, 2018). Asimismo, otras investigaciones han demostrado la adversidad económica que la guerra suscitó en el país, específicamente en algunas ciudades como Rosario y Córdoba (Remedi, 2003; Belini y Badoza, 2014; Pascual y Roldán, 2015; Suriano, 2017). Del mismo modo, existe un buen número de trabajos dedicados a explorar la cobertura mediática de la conflagración en periódicos nacionales, étnicos y revistas ilustradas, así como el protagonismo de algunos periodistas, intelectuales y corresponsales (Sánchez, 2017a, 2017b, 2018 y 2020; Tato, 2012 y 2018; Gómez, 2018).

En cuanto a las características de los semanarios ilustrados de amplia circulación en Argentina, como Caras y Caretas, Fray Mocho, PBT, El Hogar, Mundo Argentino, entre otros, corresponde señalar que su precio era módico y sus materiales de lectura ágil (Rogers, 2008; Eujanian, 2009). Además, ofrecían a sus lectores un menú muy diverso de contenidos entre los cuales se encontraban noticias sobre la política nacional e internacional y la conflictividad social (Palermo, 2018; Lobato, 2017; Yujnovsky, 2004). Al recorrer las páginas de estos semanarios advertimos que durante los cuatros años de guerra publicaron una gran diversidad de notas, fotografías, artículos, caricaturas, correo de lectores y otro tipo de materiales relacionados con la conflagración. Es decir, apelaron a una gran variedad de estrategias discursivas y visuales para comunicar semanalmente los vaivenes de la contienda a sus lectores, por lo que estas revistas se convirtieron en vidrieras a partir de las cuales era posible observar la movilización patriótica de las distintas comunidades y su fervor cívico.

Las publicaciones semanales no escatimaron información sobre los aspectos más difíciles de la guerra. En su afán por visibilizar las experiencias menos positivas de la conflagración, difundieron el ocaso de ciudades bombardeadas y destruidas, las enfermedades a las que estaban expuestos los soldados, la labor de los hospitales y el trabajo de las mujeres, tanto en la retaguardia como en las trincheras europeas. Al revisar las publicaciones ilustradas, advertimos un abanico muy heterogéneo de actividades realizadas por las mujeres tanto en el país como en Europa. Así por ejemplo, se publicó la partida de damas que se integraban a la Cruz Roja como enfermeras, la organización de Comités Femeninos dirigidos por mujeres y las múltiples labores realizadas por la Cruz Roja desde la sociedad argentina en favor de sus respectivas naciones. Para el caso particular de Europa, se mencionó cómo las mujeres se hicieron cargo de muchas de las tareas que eran habitualmente realizadas por hombres, desempeñándose como carteras, trabajadoras agrícolas, en las industrias y en las nuevas plantas de municiones y armamento creadas al calor de la contienda mundial.

Las revistas ilustradas exhibieron con crudeza la fragilidad de las familias de inmigrantes residentes en Argentina que se enfrentaron a todos los dilemas de la guerra. En estas publicaciones se documentaron dudas e incertidumbres de varones que debían partir, soledades femeninas, angustias de ancianos desprotegidos y orfandades.[2] Esto constituye un aspecto importante de la riqueza y la singularidad de los magazines ya que, a diferencia de la prensa étnica, más o menos implicada con las causas nacionales, ofrecieron en sus páginas un lugar para debatir sobre las consecuencias más adversas de la guerra y son por ello una fuente sugerente para aproximarse a las experiencias de las familias de inmigrantes durante la guerra. Para el análisis de estas publicaciones, es preciso apelar a metodologías apropiadas para el tratamiento de la cultura visual que se despliega en estos semanarios (Burke, 2001; Malosetti Costa y Gené, 2009; Szir, 2007; Gené y Szir, 2018). Asimismo, seremos sensibles a abordajes atentos a la cuestión de género en el examen de las voces que nutren las notas y correos de lectores publicados en Mundo Argentino (Sluga, 2020; Grayzel y Proctor, 2017; Barrancos, 2000 y 2005; Lobato, 2008).

En este artículo se analiza la cobertura de la guerra que realizó el semanario Mundo Argentino (en adelante MA). El tratamiento de la contienda bélica en las páginas de esta publicación puede brindar la oportunidad para pensar simultáneamente la paz y las características de los discursos antibélicos.[3] Precisamente, allí radica la originalidad de MA. Sin duda, esta revista se asemejó a muchos de los magazines que se editaban en el país, con los que compartía el carácter misceláneo y de entretenimiento. Como veremos, MA siguió en detalle el devenir de la conflagración y su impacto social. En este estudio estimamos encontrar la singularidad de la cobertura de la guerra por parte de esta publicación a partir de la interrogación sobre las estrategias discursivas y visuales a las que apeló el semanario para reflexionar sobre los dilemas que generaba la Guerra Mundial. Argumentamos que las características de este magazine obedecen al estilo y a la orientación de su director, Constancio C. Vigil, quien influyó fuertemente en el modo en que el semanario estimuló el diálogo público sobre la contienda.

Conforme a un criterio cronológico, en los dos primeros apartados del artículo reconstruimos cómo las páginas de MA se convirtieron en un ámbito propicio para canalizar diferentes voces sobre la contienda bélica. La revista devino en un plural encuentro de voces que discutieron y reflexionaron sobre la Gran Guerra en términos de condena social. En el tercer apartado, reponemos cómo el ingreso de Italia a la contienda bélica, en mayo de 1915, interrumpió la conversación plural que, según argumentaremos, se había conformado durante los meses iniciales de la guerra. Esto planteó un hiato en la tendencia de los discursos pacifistas, lo que evidencia la importancia de 1915 al analizar las repercusiones de la guerra en la prensa ilustrada de Buenos Aires. En el cuarto apartado, ponemos especial atención en los discursos antibélicos en el contexto de la entrada de los Estados Unidos a la guerra, en abril de 1917, y la retirada de Vigil de la dirección del magazine hacia fines del mismo año. Finalizamos el artículo con una reflexión sobre las revistas publicadas en Argentina y la especificidad de MA durante los años de la conflagración mundial.

 

Vigil y las voces de las mujeres en Mundo Argentino (agosto 1914-mayo 1915)

MA nació en enero de 1911 y se presentó ante el público como un “Semanario Popular Ilustrado”. Desde el inicio, la revista estuvo dirigida por Constancio C. Vigil y fue editada por la Empresa Haynes, que también había fundado en 1904 el magazine El Hogar. MA tuvo entre 23 y 25 páginas y rápidamente alcanzó los 150.000 ejemplares semanales, lo que motivó que la revista se autopromocionara en su portada como “La publicación de mayor tirada de América del Sur”. Ilustrada con fotos, cuadros artísticos, caricaturas y pinturas, MA incluía notas y artículos de opinión a los que se sumaba una página completa dedicada al correo de lectores, en la cual diferentes sujetos escribían para pedir orientaciones a los lectores de la revista sobre su vida familiar y sentimental.

Cuando analizamos esta revista no podemos soslayar el papel que tuvo su director, Constancio C. Vigil, en la impronta del semanario. Acercándonos a algunos aspectos de su biografía se comprende el compromiso de Vigil, al menos durante los primeros años de guerra, para visibilizar los discursos antibélicos así como las consecuencias desfavorables del conflicto armado. La historiadora Paula Bontempo (2012) ha caracterizado a Vigil como un “empresario, escritor y moralista”. Según la biografía que reconstruye, Vigil nació en el seno de una familia tradicional de Uruguay y se puso en contacto con el periodismo a través de su padre. En la Argentina, participó de la Asociación Pro Derechos de la Mujer y adhirió públicamente a algunas iniciativas de la Liga Patriótica. Además, se desempeñó como periodista y colaborador literario en el diario La Nación y en publicaciones como la Revista Nacional de Literatura de Buenos Aires y Vida Moderna (Bontempo 2012: 76-80). Al iniciarse en el negocio editorial, creó en Buenos Aires en 1904 la revista infantil Pulgarcito. Como esta publicación no tuvo el éxito esperado, en 1905 se transformó en una revista para las familias, al estilo de Caras y Caretas, aunque finalmente dejó de editarse en 1907.

Bontempo ha caracterizado a Vigil como americanista, destacando sus constantes referencias al amor cristiano, al pacifismo y a las teorías del liberal norteamericano Henry George. Sus seguidores podían encontrar en sus propuestas e ideario una respuesta a los problemas sociales y una alternativa al avance del socialismo. Para este sistema de ideas, el capital y el trabajo no se oponían, sino que estaban unidos en su lucha contra el latifundio. Vigil pugnaba por el reformismo social y por la derogación de los impuestos al consumo y a la producción (2012: 92-95). La autora enfatiza que Vigil adquirió renombre como escritor a partir de la publicación de su libro El Erial (1915), “precioso documento […] y encendido alegato pacifista […] realzado con una admirable elaboración literaria”.[4] En ese sentido, Bontempo argumenta que:

Analizada en su totalidad, el objetivo principal de la producción de Vigil fue proporcionar guías para orientar a la humanidad hacia una regeneración moral. Los sujetos del cambio eran los pueblos americanos, y tanto el presente como el futuro de esta cruzada dependían de la formación infantil (Bontempo, 2012: 92).

Por otra parte, Bontempo explica que, aunque de difícil ubicación ideológica, las ideas de Vigil combinaban el americanismo, el nacionalismo moderado, el cristianismo, el esoterismo y el capitalismo utópico. Asimismo, era un multifacético empresario, un exitoso editor y director de revistas, un distinguido escritor de libros para adultos y para niños y un militante pacifista (Bontempo, 2012; Sánchez, 2018).

Del análisis de los diversos números publicados por MA, emerge que el semanario invitó a pensar la guerra a partir del correo de lectores, las imágenes, editoriales y los artículos del propio Vigil, cuidadosamente ilustrados, que recibieron una buena acogida por parte de lo que Nancy Fraser (1999) llamó “públicos subalternos”. En el caso que nos ocupa, la categoría permite hacer referencia a las mujeres, quienes no eran calificadas como ciudadanas en la Argentina y a quienes se suponía incapacitadas para opinar sobre asuntos considerados tradicionalmente masculinos, como la política local e internacional. Además, podría incluirse aquí a los jóvenes y niños, cuyas voces no era habitual encontrar en el ámbito público y a quienes la ley definía como tutelados, bajo la potestad de adultos varones.

Como resultado de la propuesta de la revista, en la sección del correo de lectores publicado el día 2 de septiembre de 1914 en torno a “La Mujer y la guerra” y albergado en la misma página que habitualmente estaba destinada a “El amor, el hogar y la mujer”, se registró una positiva respuesta del público llamado a participar, en tanto fueron enviadas alrededor de 50 colaboraciones de mujeres que firmaron generalmente con sus nombres de pila y excepcionalmente se refirieron en su firma a su condición de madres. Esta columna estuvo presente en la revista entre septiembre de 1914 y marzo de 1915. Podemos subrayar que esa sección de MA no tiene parangón con lo que podemos hallar en otros semanarios, como Caras y Caretas (CyC), Fray Mocho (FM), PBT o El Hogar (EH).[5] Para MA las mujeres debían y podían discutir sobre la guerra y era fundamental contar con sus reflexiones. Como señala Yolanda de Paz Trueba, “las mujeres supieron encontrar desde su no ciudadanía política, canales de participación alternativos que les permitieron aparecer en la plaza pública y ejercer la ciudadanía entendida de forma más amplia que el acto electoral” (2010: 37). A continuación, reproducimos tres de las intervenciones femeninas registradas en el semanario. En todos los casos, estas contribuciones fueron firmadas con nombres de  pila o pseudónimos:

“¡Guerra! El hogar vacío”. ¡Guerra! ¡Miseria, hambre, sed, dolor, muerte y lágrimas! ¡Guerra! El hogar vacío, mudo, corazones que sufren, ojos que lloran, labios balbucientes que oran por el hijo amado, que allá en el campo de batalla, con la faz vuelta hacia el enemigo, combate con rostro sereno y mirada impávida. ¡Ah! ¡Pero con el corazón en su madre, en aquella que lo bendijo llorando al partir... ¡Guerra! El hogar vacío, silencioso, el que en otrora sintiera las carcajadas infantiles confundidas con la risa franca del padre feliz. ¿Qué verá luego? ¡Una madre que llora invocando al cielo porque en la tierra no hay pan para sus pequeñuelos!¡Guerra! Allá en el campo de batalla un soldado herido, moribundo; ha caído la noche, y él, perdido en el monte, tiene sed… Sed de sentir una palabra de aliento, una mano cariñosa que se pose en su ardorosa frente, que le mitigue en algo su dolor… Y entonces en la lóbrega noche se oye un sollozo, es un hombre, es un hombre que acaba de dar vida a la guerra, y que tiene una madre, que tiene unos hijos, una esposa cariñosa… ¿Y qué le ha dado la guerra? ¡Miseria, hambre, sed, dolor, muerte y lágrimas!.. (Zulma, 7 de octubre de 1914, MA: 15).

Al aceptar sin protesta el rol inferior en que la mujer ha sido sumida, ella se hace indigna, inhábil e incapaz de ser buena compañera de su esposo, buena educadora de sus hijos y buena ciudadana de su patria… El resultado lo tenemos. Aparte de un desequilibrio social inaudito, producido por malas leyes hechas por hombres, vemos que millones de hombres, educados por mujeres incapaces, aceptan como cosa natural lanzarse en guerra contra otros millones de hombres educados igualmente y diciéndose civilizados. Todos van, como poseídos de una locura sin nombre, haciendo de ellos mismos la carnicería más espantosa, destrozándose, aniquilándose, destruyendo todo. No solamente la mujer, pero el hombre también tiene el mayor interés en que la mujer sea la igual del hombre y conozca la libertad para saber educar al niño, hombre de mañana, y moldear su tierno cerebro en concepciones sanas y no en prejuicios falsos como ha sido hasta ahora (Deseosa del bien humano, 30 de septiembre de 1914, MA: 15).

Leo con entusiasmo “Mundo Argentino” y aplaudo sus ideas. Maldita sea la guerra. cuántos padres pierden sus hijos que son su sostén, y los hijos sus padres, quedando en la miseria, sin comer y sin abrigo. ¿Para qué? Para ver triunfar un soberano en su palacio, después de deshacer tantos hogares, y hacernos pagar más caros los artículos de más necesidad a los pobres que tenemos que ganarlos con el sudor de la frente. La paz y el trabajo son la felicidad de una nación (Una madre, 30 de septiembre de 1914, MA: 15).

Las reflexiones de las mujeres publicadas en las páginas de esta revista muestran el protagonismo y el dinamismo de la presencia femenina en los asuntos de la política internacional, incluso cuando no eran consideradas como ciudadanas. En un contexto complejo y de incertidumbres a nivel familiar, material y afectivo, valía la pena que las mujeres opinaran, ya que la decisión de involucrarse en la guerra por parte de los estados europeos conllevaba que los hombres conminados a sumarse emprendieran un viaje de regreso a su tierra natal dejando en muchos casos mujeres, hermanas, hijas, tías, etc. en la sociedad local sin uno o el principal varón proveedor. Sabemos que mediante diversas asociaciones las comunidades de inmigrantes se hicieron cargo de las familias de los varones que se embarcaron rumbo a las trincheras (Tato, 2011; Alvez, 2020), pero también es cierto que, a través de la escritura, las mujeres reflexionaron sobre las insatisfacciones de la guerra a la luz de las discusiones que se entablaron a nivel familiar a la hora de tomar la decisión de cumplir con el deber cívico y el compromiso patriótico.

Semanarios ilustrados como MA otorgaron a las mujeres la posibilidad de expresar sus opiniones, reforzando así una imagen femenina resuelta y proactiva ante la guerra. La sección “La mujer y la guerra” reforzó y sirvió de marco para dotar de sentido a las notas, fotografías e ilustraciones que expresaban las opiniones de las mujeres en torno a la guerra. Este conjunto variado de recursos textuales y visuales hizo evidente la preocupación de las mujeres por los efectos de pobreza y desprotección que generó la contienda bélica y simultáneamente devolvió una imagen femenina –particularmente asociada al rol maternal– dinámica, decidida, expeditiva y ágil para opinar sobre cuestiones políticas que afectaban al colectivo familiar y al hogar. Esto demuestra que la contienda bélica representó una experiencia heterogénea para las mujeres, aspecto acertadamente subrayado por los especialistas (Scardino Belzer, 2018).

Por otra parte, este contexto local estaba relacionado con diferentes aspectos de la coyuntura internacional. Entre abril y mayo de 1915 se llevó a cabo el I Congreso Internacional de Mujeres por la Paz que, como señalaron Purificación Ubric Rabaneda y Alba Martínez Martínez, “en plena guerra mundial suponía un desafío político y social de gran envergadura” (2015: 193). Aunque las mujeres que participaron de los correos de lectores de MA no estuvieron nucleadas en un movimiento pacifista institucionalizado, lo cierto es que fueron motorizadas a través de la práctica de la escritura a reflexionar sobre la conflagración mundial, haciendo notar que la guerra suponía hambre, miserias, muertes y un “desequilibrio social inaudito” (Deseosa del bien humano, 30 de septiembre de 1914, MA: 15), y que “la paz y el trabajo son la felicidad de una nación” (Una madre, 30 de septiembre de 1914, MA: 15). MA abrió la posibilidad de que las mujeres reflexionaran sobre la guerra desde Argentina. Para el caso europeo, Montserrat Huguet documentó que: “Muchas mujeres rechazaban la guerra protestando por los efectos nefastos de la misma en la subida de los precios o por las reclutas obligatorias de soldados” (2015: 19). Y, particularmente para el caso alemán, Peter Fritzsche demostró que: “las mujeres tomaron las cosas con sus propias manos. Mientras los hombres alemanes combatían contra los franceses, los ingleses y los rusos, las mujeres alemanas luchaban para garantizar la supervivencia de sus familias” (2017: 81).

En el año que media entre el estallido de la guerra en Europa y el ingreso de Italia a la contienda, MA –en buena medida como resultado de la postura de su director– visibilizó de forma pública las opiniones y posiciones políticas de mujeres, niños escolares, directivos y profesoras de los colegios porteños. Es pertinente resaltar de manera sucinta que, luego de mayo de 1915, MA continuó brindando espacio a las mujeres, pero no ya desde una posición política y en relación con la guerra. Tal es así que el día 19 de abril de 1916, el magazine anunció el regreso de la sección La mujer, el hogar y el amor (MA: 18). Como podemos observar en el título de la sección, esta se centraba en el rol asignado tradicionalmente a las mujeres, esto es, en tanto guardianas de la familia y custodias de la vida doméstica. Por eso, es menester resaltar el carácter novedoso y excepcional del espacio de debate que MA brindó a las mujeres durante el inicio de la contienda bélica y documentar la buena respuesta que recibió por parte de las lectoras, que participaron activamente de la sección que tematizaba la cuestión de “La mujer y la guerra”.

 

Vigil y los niños escolares en Mundo Argentino (agosto 1914-mayo 1915)

La revista estimuló el diálogo crítico en torno a la guerra y los efectos de esa apertura también pueden observarse en la publicación de composiciones escolares. Como anticipamos, la iniciativa de MA y de su director de interpelar a las mujeres para que reflexionen sobre la guerra no fue algo aislado en la revista. El semanario acogió las iniciativas de algunos niños de colegios de Buenos Aires, quienes enviaron composiciones escolares sobre la Gran Guerra. Todas ellas se detenían en las adversidades que causaba la conflagración mundial en los vínculos familiares y en la vida material. Estas contribuciones fueron enviadas como respuesta a la publicación de una imagen, difundida el día 5 de agosto de 1914 en la carátula principal del semanario. La imagen retrataba a una mujer con un velo en la cabeza y con sus tres hijos alrededor, uno de ellos muy pequeño y en sus brazos, y otros dos sentados aledaños a la madre. El título de la imagen rezaba “¡Maldita sea la guerra!”.

 

¡Maldita sea la guerra! (5 de agosto de 1914). Mundo Argentino.

 

Esta imagen representaba probablemente un dilema “universal”, ya que muchos hombres que debieron enrolarse como soldados y partir a los campos de batalla dejaron a sus esposas e hijos solos en el frente interno europeo, como así también en la Argentina, con las singularidades del caso. A partir de la visibilización y difusión de esa disyuntiva “universal”, algunos lectores de MA reaccionaron con interés. Prontamente participaron y opinaron sobre las consecuencias y dilemas familiares producto de la guerra en curso. Al respecto, el 19 de agosto de 1914, dos niños de la escuela 5 de Buenos Aires escribieron al director de la revista y le hicieron saber que: “Nos ha impresionado hondamente [la imagen], y habiendo sido comentado por iniciativa de nuestra profesora,[6] enviamos a usted las composiciones que realizamos en el colegio... Las sometemos a su juicio. Saludan a usted respetuosamente: Carlos Rodríguez y A. J. Godel, alumnos de tercer grado” (19 de agosto de 1914, MA: 4). A continuación, reproducimos las dos colaboraciones de los niños publicadas por la revista:

¡Maldita sea la guerra!... Estas son las palabras que hoy pronuncian los hombres que desean la paz y el bienestar de su país. Europa, cuna de la civilización, se halla en estado de barbarie. ¿Qué necesidad había ahora de esa guerra tan terrible? Por la ambición de unos cuantos poderosos han de morir millones y millones de soldados. Y una vez terminada esta guerra, ¿las naciones europeas cómo quedarán?… Pues es muy fácil saberlo. Reinará el hambre y la miseria y se verán por todas partes cuadros dolorosos: madres con sus hijos pequeñitos pidiendo limosna, puesto que sus esposos han muerto en la terrible lucha. ¡Qué porvenir espera a esos hijos y padres! Por otro lado, madres que llorarán a sus hijos caídos en el campo de batalla y sin tener siquiera el consuelo de recoger sus restos queridos. La guerra es el desastre más grande para una nación. ¡Ojalá termine cuanto antes! (Carlos Rodríguez, 19 de agosto de 1914, MA: 4).

¡Maldita seas tú, guerra, que rompes la fraternidad entre las naciones del mundo! por ti veremos niños huérfanos, madres sin hijos, mujeres sin esposos. Por ti, millones y millones de inocentes sufrirán los rigores del hambre. Por ti, se troncharán millones de vidas florecientes para las que esperaban un brillante porvenir. Los estragos que acarreas son enormes, los beneficios ningunos. Guerra: maldita seas (A. J. Godel, 19 de agosto de 1914, MA: 4).

Las composiciones escolares fueron bien recibidas por el director de la revista, quien además de publicarlas redobló la apuesta con la escritura de un editorial y la difusión de otra imagen en la carátula principal del magazine. En su artículo, Vigil utilizó un vocabulario altamente crítico para referirse a los efectos de la contienda bélica en los vínculos familiares. A continuación, reproducimos un fragmento de este artículo y la imagen aparecida en la portada de MA el 2 de septiembre de 1914 (Imagen 2).

 

 

Imagen que contiene persona, sostener, foto, viejo

Descripción generada automáticamente

Imagen 2: ¡Maldita sea la guerra! (2 de septiembre de 1914). Mundo Argentino.

 

 

Bien se ve que es gente humilde, gente que ha padecido para vivir, gente que ha visto a través de las lágrimas las asperezas del camino… Y ha llegado un día el hijo con la noticia de que va combatir. ¿A combatir? ¿A hacerse matar quizás?... ¿Por qué? ¿Para qué?... La viejecita no entiende bien estas cosas. Ella sabe lo que le cuesta y lo que le vale su hijo. Ahora que es hombre, se lo quitan, lo visten de soldado y lo mandan a la guerra… ¿Para eso se es madre? Llega la hora de la separación. Ved el gesto de esa madre… ¡Pobrecita! ¡Cómo abarcan sus brazos al soldado! Corren sus lágrimas y parece que dicen: Este divino mozo yo lo parí, yo lo crié con mis pechos. Es ya un hombre y yo estoy vieja que muero… (Vigil, 2 de septiembre de 1914, MA: 4).

Prontamente, como resultado de la publicación del texto y la imagen referidos, los estudiantes de 4° grado de la Escuela Hipólito Vieytes enviaron otra contribución al semanario ilustrado:

¡Maldita seas, guerra, mil veces maldita! ¡Guerra cruel, guerra inhumana, que tras de tus pasos dejas desolación y ruina por doquiera que atraviesas; … ¡Tras tu huella maligna dejas hambre, llanto y luto! ¡Tú, que arrancas despiadadamente al hijo de brazos de su madre viejecita, de quien era su único sostén, su único amparo! ¡vedla, miradla cómo llora abrazaba al cuello de su mayor tesoro, que la ley arranca de sus brazos amorosos para llevarlo a que mate a otros hombres que son sus hermanos. Y luego, ¡ved esos niños desnudos y hambrientos, esas mujeres, esposas y madres, esos ancianos débiles y vacilantes, invadir las calles implorando, con voz desfallecida, una limosna, un pedazo de pan!... La conocida revista “Mundo Argentino” ha publicado una carátula, la cual es el fiel reflejo de lo que sucede en todos esos pueblos azotados por la guerra. Se ve en ella una madre anciana, de la clase humilde, llorosa y triste, abrazada al cuello de su hijo, a quien quisiera hacer penetrar en su corazón; a ese hijo, que ella ha criado a fuerza de sacrificios, y que ahora, cuando era único amparo de su vejez, sin saber por qué, le roban de sus brazos, le visten de soldado y lo llevan allá lejos, donde el cañón retumba destructor. Al contemplar ese cuadro, se eleva del corazón un grito de horror hacia la maldita y destructora guerra… María Josefa Castro Treviño. 4° grado. Escuela Hipólito Vieytes (7 de octubre de 1914, MA: 4).

Como lo explicitan algunas composiciones, es evidente que MA servía de material de enseñanza en las escuelas. Al parecer, esto obedecía en buena medida al atractivo de sus ilustraciones, que podían servir de disparador en las aulas para que maestros y estudiantes conversaran sobre temas de actualidad. Lo que interesa resaltar aquí es que la guerra se volvió un tema habitual y formó parte de las reflexiones cotidianas en algunos colegios de la ciudad de Buenos Aires, donde se ponía en primer plano la contienda bélica a la luz de la lectura de revistas como MA. Por su parte, las composiciones escolares realizadas por los estudiantes con la colaboración de algunos docentes revelaban un lenguaje moldeado por la narrativa, términos y estilo general de los editoriales de Vigil, así como por el mensaje que trasuntaban las fotografías y cuadros reproducidos en el semanario. De hecho, todas las composiciones comenzaban con el epígrafe de las ilustraciones publicadas por MA: “Maldita sea la guerra”. Estas colaboraciones infantiles abordaron temáticamente la conflagración, poniendo el acento en los efectos que la guerra provocaba en términos de la pérdida de vidas humanas, los problemas materiales y las rupturas familiares.

En la discusión sobre la guerra emergieron reflexiones sobre la paz y discursos antibélicos cargados de emotividad porque el conflicto armado había erosionado la distinción entre lo público y lo privado, habilitando una verbalización pública de las emociones tradicionalmente reservadas al ámbito privado.[7] El drama íntimo de la guerra, la soledad familiar, la orfandad y la pobreza se hicieron visibles, lo que permitió que un colaborador infantil argumentara: “¡Maldita sea la guerra!... Estas son las palabras que hoy pronuncian los hombres que desean la paz y el bienestar de su país” (19 de agosto de 1914, MA: 4). Asimismo, MA ofreció una interpelación y un desplazamiento específicos porque desde sus páginas se cuestionó de hecho la comprensión de la política como una esfera exclusivamente masculina, lo que quedó expresado en el título del correos de lectores, “La mujer y la guerra”, en la publicación de las cartas y en la difusión de las composiciones escolares. Estos materiales muestran que lo político y la política internacional eran temas para los cuales tanto los niños/jóvenes como las mujeres estaban capacitados para opinar. El requisito para hablar y escribir sobre la guerra no era conocer la política internacional de los estados, sino transparentar y poner en valor las insatisfacciones a nivel íntimo y familiar que suponía la contienda. Las publicaciones del semanario en torno a la contienda interpelaron a los integrantes del hogar y a los miembros de la comunidad educativa. Siguiendo a Fraser (1999: 147), podemos afirmar que MA brindó un canal de participación en la “esfera pública”, la cual constituye un ámbito a partir del cual los individuos pueden incidir de otro modo sobre los asuntos políticos, aún cuando carezcan de derechos políticos formales.

En este punto, vale la pena establecer una comparación entre MA y otros semanarios ilustrados que documentaron la presencia de los niños en la organización de eventos realizados con fines pacifistas. Así por ejemplo, en CyC observamos que un grupo de niños de la escuela Sarmiento estuvo presente en una manifestación organizada por la iglesia católica en la cual se pidió por la paz (10 de octubre de 1914, CyC: 90). No obstante, esta publicación no registró composiciones escolares como las documentadas para el caso de MA que, aún cuando fueran escritas con la supervisión de adultos y con una retórica literaria, evidencian la relevancia que estos materiales tuvieron en la revista para visualizar discursos antibélicos y en pro de la paz. Además, CyC y FM mostraron en algunas ocasiones a los niños desempeñando funciones destinadas a colaborar con las naciones combatientes, las que no constituían actividades específicamente pacifistas (27 de julio de 1915, CyC: 8; 25 de febrero de 1916, FM: 26).

En los inicios de la Gran Guerra, MA exhibió una polifónica insatisfacción en torno a la contienda bélica, en sus páginas los discursos antibélicos fueron importantes y la propuesta de la revista fue original porque habilitó que los denominados “públicos subalternos” pudieran opinar y debatir sobre la conflagración. En efecto, podría decirse que allí radica la singularidad de la revista en relación con otros semanarios del período. En última instancia, MA concibió esta discusión política como un diálogo de públicos diversos, otorgando a las mujeres la posibilidad de pronunciarse y escribir sobre la guerra, fundamentalmente desde sus posiciones de madre, hija y esposa. Asimismo, la reflexión sobre su lugar de subordinación en la sociedad patriarcal acarreó intervenciones en torno al “desequilibrio social inaudito, producido por malas leyes hechas por hombres”.

En comparación con otros semanarios del mismo género, vale la pena subrayar estas características originales de MA. Entre los recursos a los que apelaron algunos semanarios para estimular la reflexión sobre los temas más candentes de la política nacional e internacional se encuentran las encuestas de opinión. En estos relevamientos de opinión confiaron algunos semanarios del mismo tenor, como CyC, que entre el 20 de febrero de 1915 y junio del mismo año difundió en todos sus números una encuesta orientada por la siguiente pregunta: “Cómo cree usted que va terminar la guerra”. Para responder a la encuesta se establecieron los siguientes parámetros: “En los números sucesivos, ‘Caras y Caretas’ publicará las opiniones que se le remitan, relacionadas con la pregunta que se formula. Se ruega abreviar los juicios todo lo posible, para dar cabida al mayor número de ellos y hacer más interesante la página…” (20 de febrero de 1915, CyC: 54). De esta manera, el semanario acotó la reflexión crítica de los actores invitados a participar, ya que fue enfático en su petición de que las respuestas omitieran juicios de valor y se restringieran a la pregunta formulada.

 

Las ambivalencias de Mundo Argentino: la opción por Italia (mayo 1915) y las plegarias de paz

La encuesta de CyC no solamente incitó y restringió simultáneamente la reflexión crítica del público, sino que también evidenció la confianza en la pronta finalización de la guerra. Para febrero de 1915, la contienda no solo estaba lejos de terminar, sino que además, mirándola desde la “trinchera austral”, el año 15 auguraba un giro fundamental. A fines de mayo de ese año Italia ingresó a la guerra del lado de la Entente. Si para las historias generales de la Gran Guerra el 15 no representa un hito fuertemente transformador, al menos en comparación con 1917, visto desde Buenos Aires, el 15 adquirió un peso de proporciones para una ciudad que contaba con un alto porcentaje de población italiana. Los italianos de las más diversas regiones constituyeron el grupo mayoritario en los flujos de inmigrantes ultramarinos que arribaron a la Argentina en el último tercio del siglo XIX. Para 1914, los 929.863 italianos residentes en el país representaban el 12% de la población local y su preponderancia se percibía bien en Buenos Aires, donde casi la mitad de la población era de origen extranjero, entre los cuales los italianos representaban cerca del 40% del total de inmigrantes y se destacaban por un movimiento asociativo robusto y de larga trayectoria (Devoto, 1985 y 2006).

El ingreso de Italia a la conflagración mundial implicó un gran movimiento de personas por las cercanías del puerto de Buenos Aires. Para ilustrar esa presencia imponente, podemos mencionar que solo entre mayo y julio de 1915 retornaron a la Península alrededor de 11 mil hombres en edad de combatir en el ejército italiano (Argoni y Barberi, 1922: 213). Como consecuencia, se registraron diversas manifestaciones por la entrada de la Península italiana a la guerra que repercutieron en los titulares de los principales periódicos. Uno de los diarios más grandes de la colectividad italiana en Argentina y también del país, La Patria Degli Italiani (LPDI), difundió una foto en la que podía verse una gran cantidad de hombres que esperaban para alistarse como soldados en los alrededores de la Colonia Italiana de Buenos Aires, el título que acompañaba a la fotografía era el siguiente: “I soldati della nostra Guerra” (27 de mayo de 1915, LPDI: 3). Por su parte, el Giornale d Italia (GdI) documentó “El entusiasmo de la Colonia italiana” al enterarse de la declaración de guerra de Italia a Austria-Hungría (24 de mayo de 1915, GdI: 4). Si para la prensa italiana este era un acontecimiento de gran magnitud, también lo era para la prensa nacional, que en sus principales páginas registró esta novedad en la contienda bélica mundial. Así, La Prensa (LP) mostró el impacto del ingreso de Italia en la guerra con una imagen acompañada del siguiente epígrafe: “Público que llenaba el ‘hall’ de La Prensa al comunicarse la noticia de la declaración de la guerra por Italia a Austria-Hungría” (24 de mayo de 1915, LP: 6). La fotografía que corresponde a este epígrafe daba cuenta de la presencia de una gran multitud de personas que acudían a las inmediaciones del edificio del diario para conocer las últimas novedades de la contienda bélica.

La decisión del Reino de Italia de ingresar a la contienda obedeció a que fracasaron los intentos de negociaciones con Austria-Hungría por los territorios irredentos de Trieste y Trento. El gobierno italiano de Salandra firmó con los Aliados, quienes prometieron que una vez finalizada y ganada la guerra les concederían los territorios de Austria-Hungría, cuyas poblaciones eran italoparlantes, y la mayor parte de la costa dálmata (Renouvin, 1990). Desde que la península italiana transparentó la posibilidad de ingresar a la contienda, MA asumió la causa de Italia como causa del “pueblo nacional”. Tal es así que incluso antes de la confirmación de que Italia ingresaría a la guerra, el semanario ya había dejado muy claro en sus páginas que estaba en comunión con la causa italiana. A continuación, reproducimos una nota, paradójicamente motivada por la celebración de una fecha patria argentina como el 25 de mayo.

La fiesta cívica nos obliga a cerrar esta página con mayor anticipación que la de costumbre. No sabemos, al escribir estas líneas, si Italia declarará en definitiva la guerra a Austria; más todo induce a pensar que así sucederá. El sangriento conflicto adquiriría un nuevo aspecto, y, desde luego, tal hecho despertaría en esta nación una mucho más viva y profunda expectativa que la existente hasta hoy. Ante tal acontecimiento, consideramos imposible que la prensa argentina persista en su neutralidad. Ella representaba un sacrificio impuesto por la hospitalidad y por los ideales pacifistas y fraternales de la república; pero ya con la entrada de Italia en la guerra, no le quedan al pueblo nacional reservas de voluntad para ocultar simpatías. Mundo Argentino se considera obligado a declarar, en su condición de órgano representativo de la opinión popular, que su actitud, en esta hora de solemne exceptiva será en un todo igual a la de Rumania, aunque por causas distintas: “siempre y en todo momento estará junto con Italia” (26 de mayo de 1915, MA: 3).[8]

Como consecuencia de los argumentos esgrimidos por la revista, podemos afirmar que la falta de espacio para la neutralidad de la prensa nacional, que MA señalaba en su condición de órgano representativo de la opinión popular”, estaba relacionada con la fuerte presencia de inmigrantes italianos e hijos de estos inmigrantes que residían en el país y el gran porcentaje de esa presencia en las calles de la ciudad de Buenos Aires. Así, el ingreso de Italia fue un punto de inflexión para la revista, en tanto esta declaraba la obligación de ser fiel a quienes representaba, es decir, a “la opinión popular”. Aquí cabe interrogarnos sobre qué sucedió ante esta adhesión explícita de MA a la causa de Italia, cuál fue la posición del director de la revista en este nuevo contexto y en qué medida perduraron las reflexiones y discursos antibelicistas de quienes, siguiendo a Fraser, denominamos públicos subalternos. Es difícil responder estas cuestiones, aunque algunas de las editoriales y notas firmadas por Vigil nos permiten advertir lo que podríamos calificar como una cierta incomodidad. Esto también se evidencia, muy especialmente, en la publicación reiterada de oraciones o plegarias de paz. Aún en agosto de 1915, con el fervor cívico manifestado por MA por el reciente ingreso de Italia a la guerra, Vigil exhib su costado religioso, católico y pacifista con la publicación de una alabanza a la paz:

Oración por la paz. ¡Maldita sea la guerra! ¡Malditas sean las armas y la brutal soberbia! ¡Maldito el monstruo que devora en la paz el trabajo de los pueblos y se bebe en la guerra la sangre de los hombres! Alabada sea la paz que deja los bueyes uncidos al arado, y al arado abriendo el surco, y el surco en hervor de vida, y la vida derramándose pródiga y triunfal sobre el haz de la tierra. Alabada sea la paz en la que el rosal florece, el árbol fructifica, la mies madura, y están juntos aquellos que se aman. Y se aman todos aquellos que se juntan en las lides del trabajo y en las fiestas del placer. Alabada sea la paz, en cuyo seno se ganan las batallas contra el hambre y la ignorancia, y se acrecientan sin cesar las filas de los ejércitos de Dios. ¡Compasión para las madres que no infunden a sus hijos la náusea de caín!¡Compasión para los padres hacedores de huérfanos! ¡compasión para todos los que, con el culto de la guerra, preparan la desolación de las ciudades y de los corazones, las matanzas de hombres y de sublimes pensamientos! (Vigil, 11 de agosto de 1915, MA: 12).

En la oración de Vigil se advierte su énfasis retórico por la paz, en tanto esta posibilitaría buenos resultados para combatir el hambre y la ignorancia. Asimismo, Vigil utilizó un tono compasivo y religioso para referirse a las consecuencias que la guerra provocaba entre las familias. Unos meses antes de la aparición de esa alabanza a la paz, la revista había publicado un texto del poeta Vicente Medina, un reconocido literato de la época, que apuntaba en la misma dirección, aunque aquí sin los tonos religiosos del pasaje anterior:

Sin piedad mandas a tus hijos a la guerra a que se maten… ¡Cómo se conoce, patria que no eres tú quien los pare! Por no querer matar hombres mataron a unos soldados… Luego, la gloria y la fama para los que más mataron. La bandera… ¡la bandera!... ¡Más verdad! ¡menos patrañas! ¡con la bandera encubrían sus crímenes los piratas! Como al toro, con un trapo, pobre pueblo, te calientan… ¡Como al toro, con un trapo al matadero te llevan!... la bandera de los pobres debe ser la ropa blanca… ¡la bandera de la paz de los pueblos que trabajan! (Medina, 5 de mayo de 1915, MA: 6).

En 1916 aparec nuevamente una “Plegaria de la paz”, que imploraba una vez más por la intervención divina:

Invocando el auxilio de Dios, toda bondad, ven… doblemos nuestra rodilla en tierra para rezar la santa plegaria de la paz. Por las pobres mujeres que fundieron sus duelos, llorando junto a los pequeñuelos, el poema bendito de la maternidad; por los huérfanos todos… Por los viejos que aguardan la nueva primavera, y se pasan las horas en la mortal espera de una carta que es anuncio de felicidad… Por todos los que sufren en las horas fatales de esta guerra… ¡dadnos la paz! (Bay, 26 de abril de 1916, MA: 6).

Por otra parte, en el semanario también se registró la ambivalencia que exhibían algunos soldados italianos en su esfuerzo por conciliar la guerra con la causa católica. MA documentó en sus páginas la “Oración de un soldado italiano”, que rezaba así:

Señor, Dios de los ejércitos a los cuales pertenecemos nosotros, purifícanos de todo pecado, a fin de que en esta hora de odio salvaje nuestra oración se eleve a Ti pura y cándida como la de nuestros hijos. Míranos, porque nosotros no nos colocamos al lado de los fuertes, para oprimir a los débiles; nosotros no estamos animados del deseo de exterminar o de una ambición de conquista. No queremos invadir a sangre y fuego territorios extraños; pero la tierra de Italia se ha hecho para nosotros. Tú nos la has dado. Nuestros mayores la han libertado de un yugo secular al precio de su sangre. Si llega el día en que hayamos de combatir, bendícelos, bendice nuestras armas, bendícenos a nosotros y bendice a nuestro rey, que viene de una dinastía de héroes y de santos. Danos la victoria y danos después la rama de oliva para siempre por nuestros hijos, por nuestras mujeres y por las tumbas de nuestros antepasados (4 de agosto de 1915, MA: 15).

A partir de lo expuesto anteriormente, se observa que hacia el año 1916 los discursos antibelicistas y en favor de la paz se opacaron, se resignificaron, pero no desaparecieron. Aún con un espacio más acotado, las intervenciones en favor de la paz siguieron estando presentes en las páginas de MA, tanto en artículos como los de Vicente Medina como en aquellos del propio Vigil.

 

Mundo Argentino: de la opción por Italia a la invisibilización y retirada de Vigil (fines de 1915-1918)

Como resultado del ingreso de Italia en la guerra y habiendo optado por apoyar la causa de los Aliados, en este nuevo contexto desaparecieron las estrategias con las que MA había interpelado a los públicos subalternos: dejó de publicarse el correo de lectores acerca de “La mujer y la guerra”, las voces de los niños escolares se extinguieron y también se esfumó el propio Vigil. Vale preguntarse con qué temas y estrategias el semanario cubrió el devenir de la guerra a partir de entonces.

En líneas generales, el magazine optó por publicar los dilemas que la guerra significó para quienes permanecieron en la sociedad local y para aquellos que estaban en las trincheras europeas. El semanario difundió fotos de las kermeses, las tómbolas y las ventas que organizaron las distintas comunidades de inmigrantes para cumplir con el auxilio material a las familias de los reservistas, generalmente de los Aliados, pero en ocasiones documentaron también eventos en beneficio de las potencias centrales. Asimismo, en varias oportunidades MA se hizo eco de las tareas realizadas por las asociaciones de inmigrantes para recaudar fondos para la Cruz Roja de sus respectivas naciones. Del mismo modo, el semanario continuó señalando que desde el estallido del conflicto bélico los artículos de primera necesidad, como el pan en el país del trigo, habían sufrido un incremento del 36% entre los años 1912 y 1917 (18 de marzo de 1918, MA: 15).

En cuanto a las publicaciones sobre los italianos y la península italiana en el conflicto bélico, por un lado, MA optó por documentar los saludos enviados por los reservistas que partieron desde la Argentina: “recibimos y publicamos con agrado el saludo que nos dirige el cabo de infantería, italiano, Bartolomé Gaetano, desde la línea de fuego. Zona de guerra, 26 de septiembre de 1915. Desde las trincheras italianas saluda atentamente a la gran revista semanal Mundo Argentino” (3 de noviembre de 1915, MA: 21). Por otro lado, se difundieron las diversas iniciativas realizadas por el Comitato Italiano Di Guerra, una institución creada al calor de la entrada de Italia en la contienda bélica, que tuvo como labor prioritaria recaudar fondos para asistir y aliviar la difícil situación económica de muchas familias de los reservistas italianos, a la vez que recaudaba fondos para la Cruz Roja italiana –estas instituciones se multiplicaron por todo el país y su gestión estaba a cargo tanto de hombres como de mujeres. Simultáneamente, en las páginas de MA hubo lugar para la incorporación de noticias del frente de guerra italiano y de las acciones de la retaguardia europea. Así, se publicó por ejemplo la labor de las enfermeras de la cruz roja en los trenes sanitarios en Italia (11 de agosto de 1915, MA: 10) y las destrezas de los soldados italianos en los campos de batallas para pasar desapercibidos ante los enemigos (20 de octubre de 1916, MA: 20).

La mesa plural de condena a la guerra y las voces antibelicistas y en pro de la paz fueron menguando progresivamente, e incluso el propio Vigil se alejó de la dirección del magazine después de siete años de labor al frente de la revista. Su último editorial se publicó en diciembre de 1917, allí expresó su agradecimiento a los lectores y, en su carácter de inmigrante, puso en primer plano el valor de la hospitalidad de los pueblos ante al extranjero, en tanto ejemplo de la solidaridad humana más allá de los nacionalismos:

Termina hoy mi labor en Mundo Argentino, que dirigí y redacté, desde la iniciación, durante siete años. Debo mi gratitud muy honda a mis lectores y cuantos coadyuvaron en la tarea: mi corazón les habla uno por uno a todos: que a todos llegue el tierno sentimiento que domina mi alma. Pueblo gentil y amado, que nunca viste en mí un extranjero: busqué tu bien como uno de tus hijos; usé tu hospitalidad como hombre honrado; correspondí a tu hidalguía, dándote con amor cuanto encontré mi silencio. No digo que aun no te deba, ni que alcance a pagarte en el resto de mis días: tal has sido para mí, que seré tu deudor la vida entera; mas, cuanto pude, hasta el presente, lo hice; ni mi intención ni mi deseo te traicionaron jamás: que ello sirva para que los errores me sean perdonados; para que, si a alguien ofendí, me lo perdoné. Y si de tantos anhelos que en estas páginas vibraron, alguno entró en vuestro corazón; si de tantas palabras aquí dichas, alguna mereció ser escuchada por vuestra alma; si de tantas angustias que vinieron a golpear en nuestro pecho, alguna tuvo alivio, ¡Dios sea Loado!… (Vigil, 26 de diciembre de 1917, MA: 3).

Si a partir de la entrada de Italia a la guerra en 1915 y durante 1916 Vigil se mantuvo incómodo y cada vez más en las sombras, lo cierto es que, como hemos anticipado, 1917 marcó su silencio definitivo. A finales de ese año, los caminos de MA y Vigil se bifurcaron. El semanario continuó cubriendo la guerra y apeló a estrategias discursivas y visuales similares a las de otras revistas ilustradas como CyC. Por su parte, Vigil tomó la decisión de llevar adelante su propia empresa editorial. A partir de entonces, y con completa autoridad sobre los contenidos de la revista Atlántida, intentó o al menos abrió la posibilidad de que se publicaran cuestiones sobre la mujer y la guerra (21 de marzo de 1918, Atlántida: 47). Atlántida intentó asignar un espacio a las voces, reflexiones y opiniones de las mujeres sobre la guerra en curso, tal como lo había hecho MA bajo la inspiración de Vigil. Si bien profundizar en esta etapa de su experiencia como editor excede los límites de este artículo, es importante referir sintéticamente esta experiencia para corroborar la incidencia que el propio Vigil había tenido en el estilo de la cobertura  de la guerra que hizo MA.

Desde la salida de Vigil, MA renunció a su pretensión de visibilizar discursos antibelicistas y en favor de la paz. A partir de entonces, sus páginas articularon la idea de que la guerra era la precondición de una paz efectiva. Con la novedad del ingreso de los Estados Unidos a la contienda mundial, en abril de 1917, la revista señaló que ya no quedaba espacio para que los americanos “abominen la guerra” (21 de julio de 1915, MA: 4) y las referencias de este mismo tenor aparecieron asiduamente en la revista. Para MA, la entrada de los norteamericanos a la guerra redefinió el significado del enfrentamiento y los propios términos de la paz. La lucha por la democracia, representada por los EE.UU., contra el militarismo alemán fue expresada de la siguiente manera:

Los Estados Unidos de América han entrado en ella [en la guerra], de parte de la entente, después de tres años de continua observación… Finalmente, cuando se convencieron de que la razón, la justicia y la humanidad estaban sólo representadas por uno de los bandos en lucha, y el cansancio colmó la medida de su paciencia y tolerancia ante las ofensas que recibía, decidió intervenir para ayudar a la entente a salvar los principios de la democracia… Esta actitud de los Estados Unidos descorrió el velo ante los ojos de los demás países americanos… Mundo Argentino, pues, ha opinado plegándose a la causa de América. Esta actitud, como era de presumir, le viene originando algunas molestias administrativas: suspensión de avisos y suscripciones acompañadas con cartas de protesta… (2 de mayo de 1917, MA: 4).

Con las declaraciones realizadas en la extensa editorial de la revista citada anteriormente, MA abandonaba la publicación de discursos antibélicos y en pro de la paz que había emprendido anteriormente con la incorporación de una pluralidad de opiniones acerca de la guerra, que incluían firmas de mujeres, niños y poetas visibilizados en las páginas del semanario dirigido entonces por Constancio C. Vigil. Sin la dirección de Vigil y en el álgido contexto del año 1917, MA señaló que la actitud de los Estados Unidos había puesto en evidencia que ya no era posible permanecer en la neutralidad ni exhibir discursos antibelicistas, sino que se necesitaba el compromiso americano con la guerra para lograr la paz, postura que le costó a MA fuertes críticas hasta el armisticio de 1918. Esta coyuntura ayuda a comprender por qué incluso el propio director de la revista opacó su prédica pacifista para posteriormente alejarse de la dirección del magazine.

A modo de cierre, subrayemos que, en junio de 1918, meses antes del fin de la guerra, una nota de la secciónMundo Argentino y el cine” se detenía en la labor de Pauline Frederick, una actriz norteamericana que tejía para “sus soldados”. El magazine señaló que “el hombre ideal” de esta actriz era el soldado, “no por la gloria de la guerra y el atractivo que ella posee, sino porque es inevitable tomar parte en ella para proteger a los nuestros que caerían ante el peligro” (19 de junio de 1918, MA: 4). Con la salida de Vigil, a fines de 1917, MA no dejó espacio para la reflexión crítica y política de las mujeres acerca de la guerra y tampoco otorgó lugar a las voces de los niños y los discursos antibélicos. Antes bien, priorizó mostrar al hombre soldado como héroe, en tanto garante de la defensa de los compatriotas en peligro, un héroe al que cabía proteger, cuidar y venerar.

 

Reflexiones finales

En este artículo reconstruimos las derivas de los discursos antibélicos a partir del análisis de los recursos textuales y las imágenes publicados por la revista MA. Este semanario ofrece un punto de vista privilegiado para captar los dilemas generados por la guerra e interrogar los cambios de opinión, sus significados y motivaciones durante el desarrollo del conflicto armado. Los escritos de Vigil y otros textos publicados en MA constituyen un testimonio de “la Guerra y la Paz” en la sociedad argentina. En sus inicios, las modalidades de exposición de la guerra y la paz incluyeron, como vimos, las interpretaciones y testimonios de las mujeres y los niños, quienes opinaron sobre la nocividad de la guerra para los vínculos afectivos y materiales.

En líneas generales, los semanarios ilustrados editados en Argentina se ocuparon de los vaivenes de la Primera Guerra Mundial, en tanto se interesaron por incorporar a sus páginas diferentes aspectos de la política nacional e internacional. Más allá de las similitudes formales propias del género, es posible encontrar singularidades para el caso de MA que obedecieron, según procuramos demostrar, a la orientación de su director. Vigil habilitó en las páginas de MA la incorporación de la voz de sectores de la población no necesariamente priorizados en las discusiones políticas para que expresaran sus opiniones sobre los efectos adversos de la guerra en los vínculos familiares, la pobreza y la desprotección de las familias ante sus necesidades más elementales.

Este estudio sobre la cobertura de la guerra por parte de MA ha permitido destacar una cuestión fundamental. Al mirar la Gran Guerra desde una revista editada en Buenos Aires, observamos que hay que prestar especial atención al año 1915, en tanto el ingreso de Italia a la contienda bélica no puede soslayarse. Este evento representó un punto de inflexión para la reflexión pública sobre la guerra, para la suerte de la retórica pacifista y las posiciones antibelicistas del semanario. MA no escapó a ese contexto de gran movilización en las calles de Buenos Aires y se hizo eco de tal situación. Dio inclusive un paso más, colocando en primer plano la causa italiana como una “causa del pueblo nacional”. Como consecuencia de la incorporación de la Península italiana a la conflagración mundial, MA cambió su prédica en torno a las insatisfacciones de la guerra.

En síntesis, la conflagración mundial adquirió un lugar relevante en la vida de los semanarios ilustrados editados en el país durante el período 1914-1918. El conflicto bélico suscitó la atención de estos magazines, que invitaron a sus lectores a participar de la reflexión en torno a los dilemas a los que quedaron expuestos quienes residían en Argentina, fueran extranjeros o nativos. MA, a través de los textos de su director y los testimonios de sus lectores, nos permite observar las dos caras del conflicto bélico en Argentina: la guerra y la paz. La lectura de MA nos sugiere que, más allá de la discusión en términos de posturas aliadófilas, germanófilas y neutralistas, la prensa local se convirtió en un terreno propicio para la construcción de un vocabulario político que se concentraba en los efectos sociales de la guerra en la vida de las personas, antes que en los términos de las decisiones de política internacional de los estados. Al recorrer las páginas de MA, se observa que las distinciones entre los dominios de lo público y lo privado se erosionaron, lo que permitió la emergencia de otras palabras y otros tonos que exhibían las voces de actores sociales subalternos. De manera más o menos retórica, la guerra fue maldecida y condenada por las atrocidades que causó entre los más pobres y los más débiles, aun cuando resultara difícil resistir al llamado de Italia, patria de una buena parte de quienes habitaban la Argentina, o cuando el involucramiento en la guerra de otras naciones americanas no dejara de suscitar ambivalencias y cambios de rumbo como los que testimonió MA. En un contexto de incertidumbre, los discursos en torno a la guerra y la paz se combinaron en un laberinto de opciones que aún es preciso descifrar.

 

Bibliografía

Alvez, F. (2020). Prácticas y representaciones de las comunidades de inmigrantes en Argentina durante la Gran Guerra según la prensa popular. Anuario del Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, 20(20), 26-59.

Arigoni, A. y Barbieri, S. (eds.). (1922). Gli italiani nel Sud America ed il loro contributo alla guerra: 1915-1918. Arigoni y Barbieri.

Barrancos, D. (2000). Cuerpos, géneros e identidades: Estudios de historia de género en Argentina (Vol. 3). Ediciones del Signo.

Barrancos, D. (2005). Historia, historiografía y género: Notas para la memoria de sus vínculos en la Argentina. La Aljaba, (9), 49-72.

Belini, C. y Badoza, S. (2014). El impacto de la Primera Guerra Mundial en la economía argentina. Ciencia Hoy, (139), 21-26.

Bontempo, M. P. (2012). Editorial Atlántida: un continente de publicaciones, 1918-1936 [Tesis Doctoral inédita]. Universidad de San Andrés.

Burke, P. (2001). Visto y no visto: el uso de la imagen como documento histórico. Crítica.

Compagnon, O. (2014). América Latina y la Gran Guerra. El adiós a Europa (Argentina y Brasil, 1914-1939). Crítica.

Compagnon, et al. (coords.). (2018). La Gran Guerra en América Latina. Una historia conectada. CEMCA.

De Paz Trueba, Y. (2010). Las no ciudadanas en la plaza pública. Educación y beneficencia como garantía del orden social en Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX. Cuadernos Interculturales, 8(14), 35-53.

Devoto, F. (1985). Participación y conflictos en las sociedades italianas de socorros mutuos. En F. Devoto y R. Gianfausto (comps.), La inmigración italiana en la Argentina (pp. 141-164). Biblos.

Devoto, F. (2006). Historia de los italianos en la Argentina. Biblos.

Eujanian. A. (1999). Historia de revistas argentinas, 1900-1950: la conquista del público. Asociación Argentina de Editores de Revistas.

Fraser, N. (1999). Repensando la esfera pública: una contribución a la crítica de la democracia actualmente existente. Ecuador Debate, (46), 149-173.

Fritzsche, P. (2017). De Alemanas a nazis: 1914-1933. Siglo XXI.

Gené, M. M. y Szir, S. M. (eds.). (2018). A vuelta de página: usos del impreso ilustrado en Buenos Aires (siglos XIX-XX). Edhasa.

Gómez, A. (2021). Un lugar en el mundo. El impacto de la Gran Guerra en Luján. Un análisis a través de la prensa periódica. PolHis. Revista Bibliográfica del Programa Interuniversitario de Historia Política, (21), 39-74.

Grayzel, S. R. y Proctor, T. M. (2017). Gender and the Great War. Oxford University Press.

Huguet, M. (2015). Las agitadoras del pacifismo: pioneras en torno a la Primera Guerra Mundial. Tiempo de Paz, (118), 17-25.

Kramer, V. (2018) Solidaridad étnica en tiempos de guerra: la Casa de Trabajo alemana en Rosario, 1916-17. En O. Compagnon, et al., (coords.), La Gran Guerra en América Latina. Una historia Conectada, (pp. 429-444). CEMCA.

Lida, M. (2015). Historia del catolicismo en la Argentina: entre el siglo XIX y el XX. Siglo XXI.

Lobato, M. Z. (2008). Trabajo, cultura y poder: dilemas historiográficos y estudios de género en Argentina. Estudios de Filosofía práctica e Historia de las ideas, 10(2), 29-45.

Lobato, M. Z. (2017). Escena de lo social en publicaciones de circulación masiva: Caras y Caretas (1898-1930). En R. Gonzales leandri y J. Suriano (eds.), La cuestión social y sus itinerarios de difusión a través de las publicaciones periódicas argentinas, 1870-1930 (pp. 53-88). Global South Press.

Pascual, C. M. y Roldán, D. P. (2015). La Gran guerra y sus impactos locales. Rosario, Argentina 1914-1920. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 42(2), 75-101.

Rabaneda, P. U. y Martínez, A. M. (2015). El I Congreso Internacional de Mujeres, La Haya, 1915. Un hito para la cultura de paz cien años después. Arenal. Revista de historia de las mujeres, 22(1), 191-209.

Remedi, F. (2003). La sociedad en la guerra: alimentación y Primera Guerra Mundial en Córdoba (Argentina), Prohistoria, VII(7), 153-178.

Renouvin, P. (1990). La crisis europea y la Primera Guerra Mundial (Vol. 18). Akal.

Rinke, S. (2019). América Latina y la Primera Guerra Mundial. Una historia global. Fondo de Cultura Económica.

Rogers, G. (2008). Caras y Caretas: Cultura, política y espectáculo en los inicios del siglo XX argentino. EDULP.

Sánchez, E. G. (2017a). Bohemia anarquista, modernismo y periodismo: las crónicas de Juan José Soiza Reilly durante la Primera Guerra Mundial. Izquierdas, (35), 98-123.

Sánchez, E. G. (2017b). ¿Un conflicto lejano? Los inmigrantes italianos y la Primera Guerra Mundial en la prensa porteña, Cuadernos del Muntref, (1), 62-75.

Sánchez, E. G. (2018). Pasión de multitudes: la prensa y la opinión pública de Buenos Aires frente al estallido de la Gran Guerra. Anuario IEHS, 33(1), 117-204.

Sánchez, E. G. (2020). Un consenso inestable: la cuestión de la neutralidad en la prensa y la opinión pública de Buenos Aires durante los inicios de la Gran Guerra. Sociohistórica, (46), 113-123.

Scardino Belzer, A. (2018). Women’s Experiences with War. En V. Wilcox (ed.), Italy in the Era of the Great War. Brill.

Sluga, G. (2020). Gender, Peace and the New International Politics of Humanitarianism in the First Half of the Twentieth Century. En K. Hagemann et al. (eds.), The Oxford Handbook of Gender, War, and the Western World since 1600. Oxford University Press.

Szir, S. (2007). Infancia y cultura visual. Los periódicos ilustrados para niños (1880-1910). Miño y Dávila.

Tato, M. I. (2011). El llamado de la patria. Británicos e italianos residentes en la Argentina frente a la Primera Guerra Mundial. Estudios migratorios latinoamericanos, 71, 273-292.

Tato, M. I. (2012). Contra la corriente. Los intelectuales germanófilos argentinos frente a la Primera Guerra Mundial. Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas, 49(1), 205-224.

Tato, M. I. (2017). La trinchera austral. La sociedad argentina ante la Primera Guerra Mundial. Prohistoria.

Tato, M. I. (2019). Emociones en guerra. Las crónicas de Roberto J. Payró durante la ocupación alemana de Bélgica en la Primera Guerra Mundial. En M. I. Tato, A. P. Pires y L. E. Dalla Fontana (eds.), Guerras del siglo XX. Experiencias y representaciones en perspectiva global. Prohistoria.

Yujnovsky, I. (2004). Una vista panorámica de huelgas, manifestaciones y mítines en Caras y Caretas: prensa y fotografía a principios del siglo XX en Argentina. América Latina en la Historia Económica, 11(2), 129-153.

 

 

Sobre la autora

Fátima Marisa Alvez es Profesora Universitaria de Educación Superior en Historia por la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). Es doctoranda en Ciencias Sociales (IDES-UNGS) y becaria doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), bajo la dirección de la Dra. Silvana Palermo. Su proyecto de tesis se titula “Entre el patriotismo y la adversidad: familias y asociacionismo de los italianos en la Buenos Aires de la Gran Guerra”. Es integrante del Grupo de Estudios Históricos sobre la Guerra (GEHiGue), con sede en el Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Unidad Ejecutora UBA/CONICET y miembro de la Red de Estudios sobre Política de masas y Cultura de masas, UNGS-UNAJ-UNL.

 

 

https://orcid.org/0000-0002-5962-2600

 

 

About the author

Fátima Marisa Alvez is a University Professor of Higher Education in History from the Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). She is a doctoral candidate in Social Sciences (IDES-UNGS) and a doctoral fellow of the National Council for Scientific and Technical Research (CONICET) under the supervision of Dr Silvana Palermo. Her thesis project is entitled “Between patriotism and adversity: families and Italian associationism in Buenos Aires during the Great War”. She is a member of the Grupo de Estudios Históricos sobre la Guerra (GEHiGue), with seat at the Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Executing Unit UBA/CONICET and member of the Red de Estudios sobre Política de masas y Cultura de masas, UNGS-UNAJ-UNL.

1


[1] Este artículo resulta de la investigación en curso para mi proyecto de tesis doctoral titulado “Entre el patriotismo y la adversidad: familias y asociacionismo de los italianos en la Buenos Aires de la Gran Guerra” y financiado por una Beca Doctoral del CONICET. Agradezco los comentarios de los evaluadores anónimos y la generosidad de las observaciones de mi directora.

[2] He relevado las revistas ilustradas de mayor tirada que se editaban en Buenos Aires entre 1914 y 1918 y en algunos casos hasta 1920. En base a esa información, he escrito un artículo tituladoFamilias de inmigrantes frente a la Gran Guerra en las revistas ilustradas de Argentina (1914-1918)” (en prensa).

[3] Esta preocupación por los discursos antibélicos y por el pacifismo ha estado presente en estudios que visibilizaron la movilización católica y la de algunos sectores de la izquierda durante la Gran Guerra en Argentina (Tato, 2017; Lida, 2015).

[4] Discurso pronunciado por el poeta Ovidio Fernández Ríos el 15 de febrero de 1936 en el Ateneo de Montevideo. Reproducido en Comité Central Americano Pro Premio Nobel de la Paz a Constancio C. Vigil, Montevideo, 1936 (Apud. Bontempo, 2012: 91).

[5] He revisado estos semanarios sistemáticamente durante los cuatro años de guerra para analizar la movilización del frente interno en Argentina (Alvez, 2020). En adelante se utilizan las abreviaturas referidas para aludir a estas revistas.

[6] El resaltado es mío.

[7] María Inés Tato (2019) ha estudiado las crónicas de Roberto Payró desde el enfoque de las emociones. Esta perspectiva resulta fecunda para analizar cuestiones del ámbito individual y su imbricación con el ámbito colectivo.

[8] El resaltado es mío.