Participación estadounidense en la campaña naval del lago de Maracaibo (mayo-julio 1823)



Edgar Enrique Blanco Carrero

Universidad Central de Venezuela

edgar.blanco.carrero@icloud.com



Fecha recepción: 30/08/2023

Fecha aceptación: 23/10/2023

Resumen

A la par de las operaciones navales que se estaban realizando entre Puerto Cabello y Maracaibo en el año 1823, dentro del marco de la guerra de independencia al norte de Suramérica, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia estaban realizando operaciones “antipiratería” principalmente contra nacionales españoles en Cuba y Puerto Rico, constituyendo el momento de mayor intensidad el mes de abril de ese año. Teniendo presente la participación de corsarios estadounidenses en la naciente conformación de la marina de guerra venezolana y luego colombiana, hemos considerado pertinente valorar el alcance de la participación de nacionales estadounidenses a partir de la hipótesis de que hubo una intencionalidad política directa e indirecta de ayudar a la causa independentista colombiana. Para ello, teniendo en cuenta la escasa existencia de fuentes sobre el tema, vamos a examinar su actuación en el combate de isla Larga (Puerto Cabello) el 1 de mayo de 1823 y, seguidamente, analizaremos su participación como integrantes de la escuadra nacional colombiana que forzó la barra de Maracaibo y derrotó a las fuerzas navales realistas el 24 de julio de 1823, repercutiendo en las operaciones navales en el mar Caribe.

Palabras claves: Máquina de guerra; Aparato de captura; Corso; Lago de Maracaibo; Puerto Cabello


United States Participation in the Lake Maracaibo Naval Campaign (May-July 1823)

Abstract

Along with the naval operations that were being carried out between Puerto Cabello and Maracaibo in 1823, within the framework of the war of independence in northern South America, the United States, the United Kingdom and France were carrying out “anti-piracy” operations mainly against Spanish nationals in Cuba and Puerto Rico, with the month of April of that year being the moment of greatest intensity. Considering the participation of American privateers in the nascent formation of the Venezuelan and then Colombian navy, we have considered it pertinent to assess the scope of the participation of American nationals based on the hypothesis that there was a direct and indirect political intention to help the Colombian independence cause. To do this, considering the limited existence of sources on the subject, we are going to examine their performance in the battle of Isla Larga (Puerto Cabello) on May 1, 1823 and then we will analyze their participation as members of the Colombian national squad that forced the Maracaibo bar and defeated the royalist naval forces on July 24, 1823, impacting naval operations in the Caribbean Sea.

Key words: War machine; Capture apparatus; Privateering; Lake Maracaibo; Puerto Cabello



Introducción

Hay una vieja máxima, quizás inspirada en el diálogo de Melos escrito por Tucídides, que reza así: “en política lo justo va de acuerdo con la seguridad del Estado, mientras que practicar lo justo y lo honesto lo expone a graves riesgos” (423 a. C. [1984]: 378). Como veremos, la seguridad estadounidense se concibió a partir de la necesidad de alejar a las potencias extracontinentales del hemisferio occidental dentro de un contexto histórico caracterizado por el fin de la guerra en Europa, el fin de la guerra anglo-estadounidense y el proceso independentista en Hispanoamérica.

La confluencia de estos tres acontecimientos hizo que muchos estadounidenses simpatizantes de la causa independentista hispanoamericana, como Juan Daniel Danells, Juan Mac Kann, Marck R. Mankin, Williams Thomas y Peter Storms, se unieran a la lucha,1 pero la política del gobierno estadounidense fue de neutralidad, porque consideraba el proceso hispanoamericano como una guerra civil. Aun así, el gobierno estadounidense emitió instrucciones de colaborar con la causa independentista sin comprometer al Estado, debido a la complicada situación que vivieron las relaciones entre Estados Unidos (EE. UU.) y España a propósito de la Florida. Con esta actitud oficial por parte estadounidense hubo nacionales de ese país que sirvieron también a la causa realista. La actitud del gobierno estadounidense frente a España puede explicarse en dos etapas que examinaremos a continuación.

La primera etapa, que va desde el año 1815 a 1820, se caracterizó por cinco acontecimientos: el fin de la guerra en Europa y el proceso de restauración enmarcado en la Conferencia de Viena, el fin de la guerra anglo-estadounidense, el inicio de las guerras de independencia en Hispanoamérica, el proceso que condujo a la apropiación estadounidense de la Florida en función del acuerdo Onís-Adams de 1819 (Mateos, 2023) y la creciente participación de estadounidenses como corsarios en la lucha independentista en Hispanoamérica. Estos acontecimientos generarían una convergencia de intereses entre EE. UU., el Reino Unido y los gobiernos independentistas frente a su relación con España, que se materializará en un apoyo tácito (diplomático) y explícito (voluntarios, venta de armas) a la causa independentista.

La segunda etapa va del año 1821 al año 1825 y se caracterizó por la política estadounidense de guerra contra la “piratería” proveniente de Cuba y Puerto Rico, los principales bastiones españoles en el área, y la considerable participación estadounidense en la campaña naval del Lago de Maracaibo. Esta campaña naval, que se inició en marzo de 1823 y terminó el 11 de noviembre del mismo año, tuvo cinco momentos que se mencionan a continuación: los bloqueos de Maracaibo (desde abril hasta su liberación) y Puerto Cabello (1823), el combate naval de Isla Larga (1 de mayo), el forzamiento de la barra (8 de mayo) y la posterior batalla del lago de Maracaibo (24 de julio), la liberación de Puerto Cabello (11 de noviembre) y la explotación del uso del mar por parte de la marina de guerra colombiana (desde la liberación de Puerto Cabello).2

Nos interesa examinar, desde una perspectiva hermenéutica, el alcance de la participación estadounidense a partir de la hipótesis de que hubo una intencionalidad política indirecta de ayudar a la causa independentista colombiana, considerando, en primer lugar, que hubo una situación poco aclarada en la historiografía estadounidense, colombiana y venezolana como lo fue la participación de Estados Unidos en la contienda independentista desde la perspectiva de acciones concretas. Si bien en el combate de Isla Larga no hubo evidencia de que fuera así, en la batalla del Lago de Maracaibo, al parecer, sí la hubo. Y, en segundo lugar, existen pocas fuentes oficiales o no sobre el tema. Con este propósito, vamos a examinar la participación estadounidense en la campaña naval del Lago de Maracaibo a través de la descripción del combate naval de Isla Larga, el análisis de la participación de la goleta Peacock en la batalla del Lago de Maracaibo y, finalmente, vamos a hacer una evaluación general de la participación estadounidense.

Estadounidenses en la campaña naval del lago de Maracaibo

Antes de hacer mención a la participación de estadounidenses en la campaña naval del Lago de Maracaibo es conveniente indicar tres cosas: en primer lugar, en el mar Caribe se estaba desarrollando una lucha contra la piratería emprendida, por una parte, por estadounidenses, británicos y, en menor medida, franceses y, por la otra, españoles, teniendo como foco las islas de Cuba y Puerto Rico. En segundo lugar, en el mes de marzo de 1823 se decretó el bloqueo del golfo de Venezuela (Ortega, 1998: 6) y, en tercer lugar, lo que denominamos campaña de Maracaibo permitió a los republicanos explotar inmediata y extensivamente el uso del mar con el envío de refuerzos a la campaña del sur a través de Panamá, llevar la guerra corsaria a las costas de Cuba y expulsar a los realistas de Puerto Cabello.

Con respecto a la guerra contra la piratería, podemos adelantar que tuvo su mayor intensidad entre los años 1817 y 1824, una vez que muchos particulares estadounidenses trataron de aprovechar las circunstancias de los procesos independentistas en Hispanoamérica debido, por una parte, al fin de la guerra con el Reino Unido y al fin de la guerra en Europa y, por otra, a la decadencia de sus casas comerciales. Esta situación obligó a los capitanes de barco y marineros con experiencia militar a elegir entre seguir la inercia del comercio mercantil, aventurarse en conseguir nuevos mercados o unirse a las fuerzas independentistas en Hispanoamérica en su lucha contra España (Hopkins, 2008). Muchos siguieron las dos últimas opciones, por lo que se vieron afectados por la piratería o hicieron el corso contra el comercio español al intentar aprovecharse de las circunstancias bélicas que se presentaron en Hispanoamérica.

La participación de ciudadanos estadounidenses de forma privada en conflictos bélicos se acrecentó durante la guerra anglo-estadounidense de 1812-1815 bajo la figura de la milicia del mar y/o del deseo de hacer una fácil y rápida fortuna (Harrison, 2017). A pesar del propósito privado, hubo un importante número de ellos que siguieron los ideales republicanos hispanoamericanos y murieron por dicha causa o hicieron nueva vida en las nuevas repúblicas americanas. Según Anthony Green, más de 3.000 marineros estadounidenses se dirigieron a Hispanoamérica con el fin de continuar su trabajo como privateers, colocando al gobierno de ese país en una situación embarazosa (2019: 71).

Aquí debemos hacer una acotación en relación con el carácter de los individuos que de forma privada se enrolaban como corsarios en las nuevas repúblicas suramericanas. Según Brown, existen muy pocos registros relacionados con actividades corsarias debido a que la captura y reafiliación o abandono de lealtades fueron frecuentes (2004: 122). Debemos agregar aquí que la política de protección de los ciudadanos estadounidenses por parte de su país generó otra variable que influyó en el cambio o cesación de lealtades, es decir, la posibilidad de ejecución de operaciones encubiertas. El primer caso lo vivirían Juan Danells y su tripulación en dos oportunidades: cuando Danells se enroló en la causa venezolana y luego colombiana y cuando fue derrotado en Isla Larga (Hopkins, 2008: 99). El segundo caso acaecería cuando Peter Storms, como veremos, se “involucró” en la causa colombiana, momentos antes del forzamiento de la barra de Maracaibo, en el sentido de que perdió la protección de su país cuando intentó hacer reclamos apoyándose en la nacionalidad de origen. Lo mismo acontecerá con Williams Thomas.

Consideramos la guerra corsaria desencadenada en aguas hispanoamericanas a partir del concepto de máquina de guerra de Deleuze y Guattari, debido a que su lógica de actuación fue como la de un enjambre. Esta máquina de guerra se caracterizó por cuatro aspectos que explican la naturaleza de la guerra en aguas hispanoamericanas: 1) es un modelo “hidráulico”, esto es, el flujo es su realidad o consistencia, que se observará en el contrabando como un elemento erosionador del poder español, así como la piratería y el corso; 2) “de devenir y heterogeneidad”, en el sentido de que es de una naturaleza atómica, donde cada átomo opera a su libre albedrío evidenciado en el agenciamiento de privateers que vieron en el mar un espacio de libertad que dio paso, a su vez, al agenciamiento en flotas de guerra; 3) “turbulento”, en tanto es efecto del paso de “la turba al turbo”, es decir, del paso de “las bandas o manadas de átomos a las grandes organizaciones turbulentas”, dicho de otra manera, de contrabandistas, piratas o corsarios que se congregaron en función de un propósito común, la libertad y; 4) es “problemático”, porque se parte de la superación de los obstáculos a partir de la consideración de estos en función de los afectos que producen (2008: 368), dicho de otra manera, la guerra corsaria surgió para destruir el dominio español. La operación de captura de la máquina de guerra se produjo cuando estos corsarios pasaron íntegramente a formar parte de la armada colombiana.

En relación con la declaración de bloqueo naval de Maracaibo, es conveniente acotar que se hizo efectivo contemporáneamente con la entrada de las fuerzas francesas en la península ibérica y el inicio de la caída del régimen liberal.3 La crisis política española iniciada en abril de 1823, que puso fin a lo que se conoció como trienio liberal, significó un cambio de circunstancias en la lucha contra la piratería que se estaba desarrollando en el mar Caribe y las operaciones navales con respecto a las guerras de independencia en el sentido de que, por una parte, las acciones navales españolas estuvieron expuestas a la acción de terceros estados, en especial de Francia y, por otra parte, se abría la posibilidad de que otros actores realizaran operaciones en el mar Caribe y pudiesen ejecutar acciones para inclinar la situación a favor de los independentistas apoyándose en el respeto hacia terceras banderas.

Esta afinidad con la causa independentista por parte de británicos y estadounidenses se puede constatar en dos casos: el primero fue el de la nave inglesa Valerosa, que salió de Maracaibo el 15 de marzo de 1823 y dio información detallada a los bloqueadores del estado de las fuerzas realistas y, el segundo, provino de la confiscación por parte de la fuerza bloqueadora del bergantín estadounidense Fama por conducir a Maracaibo “veintidós oficiales de guerra del servicio español…” (Ortega, 1998: 14, 22-25).

La presencia de estadounidenses sirviendo en los dos bandos obedeció al hecho de que, entre 1817 y 1818, el presidente James Monroe consideró que la situación de Hispanoamérica era de guerra civil y, por tanto, “[d]ado que ambas partes en una guerra civil se consideran iguales, no ha ocurrido ninguna violación de la neutralidad de Estados Unidos... Un neutral puede brindar ayuda a ambas partes en una guerra civil” (Hopkins, 2008: 101). Así pues, mientras ese país mantuvo su neutralidad, buques de guerra reprimieron la piratería y el corso en el mar Caribe y, simultáneamente, nacionales de ese país realizaron actividades comerciales al mejor postor mientras otros se enrolaron como voluntarios en las fuerzas militares independentistas.

La decisión de forzar la barra se produjo por dos causas: la derrota de las fuerzas independentistas en el combate de isla Larga y la amenaza que representaba la ocupación realista de Maracaibo. Esto nos lleva a analizar la participación estadounidense en el combate naval de Isla Larga.

El combate naval de Isla Larga

La alborada del año 1823 se presentó con buenos auspicios para las armas realistas en la cuenca del mar Caribe. Además de contar con las islas de Cuba y de Puerto Rico, el orden realista contaba aún con importantes plataformas de operaciones en América que le permitían defender el espacio marítimo y continental y proyectarse sobre el interior de los territorios americanos y reiniciar así la reconquista. Estas plataformas fueron las fortalezas de San Juan de Ulúa, en las cercanías de Veracruz, de San Carlos, en las cercanías de las ciudades de Maracaibo y Coro, y la de Puerto Cabello.

En sí misma, la campaña de Maracaibo fue consecuencia de la recuperación del control realista sobre Maracaibo y Coro. En este marco se circunscriben las acciones realizadas por el capitán de navío español, Ángel Laborde, al norte de Suramérica como comandante del apostadero naval de Puerto Cabello y de las fuerzas navales realistas en el área. En este contexto, España, a pesar de haber quedado muy debilitada por la guerra en Europa, contaba con recursos suficientes para revertir la situación adversa que enfrentaba.

Este escenario naval se dinamizará en el año 1823, cuando desde La Habana se decide enviar refuerzos para apoyar las acciones emprendidas por el realista Francisco Tomás Morales en Maracaibo que amenazaron la nueva república. Al recibir las alarmantes noticias que llegaban acerca de las operaciones de Morales, el vicepresidente encargado de Colombia, el general Francisco de Paula Santander, designó a los generales Mariano Montilla como comandante de las operaciones sobre Maracaibo y José Prudencio Padilla como comandante de las fuerzas navales que allí operarían. En ese rol, Padilla designó al capitán de navío Renato Beluche para que se dirigiera a la Guaira a fin de reunir los refuerzos que fueran posibles. De regreso hizo escala en Puerto Cabello.

Puerto Cabello, una plaza realista desde el año 1812, estuvo bloqueada por unidades independentistas mediante tres líneas de bloqueo, especialmente en el año 1823. La primera, alrededor de punta Tucacas, estuvo conformada por el bergantín Pichincha4 y la goleta Vencedora5; la segunda, alrededor de la ensenada de Puerto Cabello, un espacio de mar que va desde Isla Larga hasta el sistema de fortificaciones, estuvo conformada por las corbetas Bolívar6, María Francisca7 y Carabobo8. Por último, la tercera era una línea cercana que debía custodiar la boca del puerto conformada por las goletas Rayo9 y Flor de la Mar10. Esta fuerza naval estaba al mando del Comodoro John Daniel Danells y, con la excepción del comando de la corbeta Carabobo, los comandantes y la mayoría de las tripulaciones eran estadounidenses.

El 1 de mayo de 1823 confluyeron sobre Puerto Cabello tres fuerzas navales: las de Renato Beluche (el bergantín Independiente11 y las goletas Leona12, Antonia Manuela13, Juana, Favorita y Heroína14), que se reunieron con las fuerzas del comodoro John Danells (dos corbetas y dos goletas) en Isla Larga, las de Jaime B. Murray (una corbeta, la Bolívar, y un bergantín) y las fuerzas de Ángel Laborde (una fragata, una corbeta y dos goletas). Beluche tenía la misión de llevar al Golfo de Venezuela los refuerzos que había reunido para aumentar aún más la presión sobre los realistas en las operaciones que se estaban realizando sobre Maracaibo. La escuadrilla realista de Ángel Laborde estaba compuesta por la Fragata Constitución (Santa Sabina)15, la corbeta Ceres16 y las goletas mercantes Rosalía y Rosarito con provisiones y pertrechos para los sitiados.17

El aspecto en común de estos comandantes es que tenían experiencia como corso, pero solo Beluche y los realistas tenían experiencia de escuadra. La experiencia de Danells en las campañas navales anteriores en Venezuela orbitó en torno al corso y a las operaciones de avituallamiento y bloqueo. Esta aclaratoria obedece a que las operaciones de corso se basaban en la asimetría de fuerzas a favor del atacante, cosa que en Isla Larga estuvo a favor de los realistas, si se considera que las tres naves independentistas que participaron eran inferiores en potencia de fuego con respecto a las realistas. Teniendo presente lo antes indicado, vamos a describir la secuencia de eventos y las acciones realizadas, la táctica empleada y, finalmente, la actitud de los combatientes (Blanco, 2023).

La secuencia de eventos y acciones que caracterizaron el combate pueden describirse en tres momentos: el anterior al 1 de mayo, que constituye la antesala del encuentro, el 1 de mayo, que contiene cinco fases (tres que explican la maniobra de aproximación y dos que explican el combate en sí mismo), y después de la citada fecha.

Antes del 1 de mayo, específicamente el 26 de abril, Danells dio instrucciones a sus comandantes de mantener un cerco cerrado de Puerto Cabello. Tres naves tenían esa tarea: la Bolívar, la María Francisca y la goleta Rayo. De igual forma, el Vencedor y la goleta Flor de la Mar estaban destacadas sobre Chichiriviche para cortar el arribo por mar del comandante realista de Puerto Cabello, el coronel Manuel Carrera y Colina, quien venía de Curazao. La corbeta Carabobo estaba en mantenimiento (calafateo) en Isla Larga, supervisado personalmente por Danells, ya que no conocía de la existencia de expertos en el oficio y la necesidad de la actividad había generado problemas jerárquicos entre sus subordinados. Por su parte, la fuerza realista del capitán de navío Laborde se dirigió a Patanemo, arribando el 1 de mayo a las 07:00 horas (Blanco, 2023).

El 29 de abril, frente a la punta Tucacas, el comandante del bergantín Vencedor observó al bergantín Pichincha varado a sotavento después de perseguir una embarcación realista que transportaba al comandante de la guarnición de Puerto Cabello. El comandante destacó a la goleta Flor del Mar para informar a Danells, que se enteró el 30 de abril a las 23:00 horas.18 El día 1 de mayo, mientras Danells daba instrucciones al comandante de la corbeta María Francisca sobre qué hacer con la corbeta accidentada, esta reporta el avistamiento de las naves de Laborde, que ya desde las 07:00 horas de ese día tenía conocimiento de la presencia de naves independentistas, puesto que había avistado, sin poderla interceptar, a la fuerza naval de Beluche. Cuando inicia la cacería, aproximadamente a las 10:30 horas que comienza a levantar el viento, el comandante realista avista al sur de Isla Larga una corbeta fondeada, un bergantín y dos goletas (Maita, 2023). Aquí es donde se inicia el combate.

Para el 1 de mayo, los eventos que acaecieron, de acuerdo con Beluche, Danells y Laborde, fueron los siguientes: a las 14:30 hicieron Rendevouz las fuerzas de Beluche con parte de las de Danells y se avistó a la fuerza de Laborde. Los independentistas dieron la señal de alerta y trataron de alistar apresuradamente la Carabobo para el combate. A las 15:00 horas Beluche destacó los refuerzos a sus órdenes para el golfo de Venezuela y se reúne. La fuerza congregada de Beluche y Danells se dirigió hacia la corbeta Bolívar en formación de combate, es decir: 1) Carabobo, 2) María Francisca e 3) Independiente. A las 15:30 horas Danells dio órdenes para que se dirigieran a la fragata con el objeto de abordarla después de darle la primera descarga de fusil; ordenó a las goletas que luego que viesen abordando la fragata se amadrinasen a ellos y los abordasen. Pero las dos goletas patriotas abandonan la acción. A las 16:45 horas ambas fuerzas abrieron fuego. Las naves realistas evitaron el abordaje. A las 17:45 horas el bergantín Independiente había sufrido varias averías y rompió el contacto, logrando escapar. Por su parte, las corbetas Carabobo y María Francisca quedaron inutilizadas. A las 18:40 Danells y las dos corbetas totalmente inmaniobrables fueron capturados y llevados a Puerto Cabello (Maita, 2023 y Madueño, 2018).

De aquí podemos inferir que Laborde se acercó al que se encontraba a la cabeza de la formación patriota después de una descarga mutua de artillería y se coló entre la María Francisca y la Carabobo, manteniendo el fuego a distancia suficiente para evitar el abordaje y poder así dejarlas inutilizadas. A parte de la pérdida de las dos corbetas, las bajas de las fuerzas independentistas fueron de 41 muertos y 25 heridos. Según Laborde, los independentistas ofrecieron “una resistencia obstinada y temeraria” a pesar de la situación desventajosa. Las pérdidas por parte de las fuerzas realistas fueron pocas debido a “que todos los fuegos del enemigo se dirigieron principalmente a los aparejos y arboladuras de [sus] buques” (Madueño, 2018). Es decir, fueron solo 17 heridos, pero sus naves sufrieron también averías de consideración.

Después del combate, la Bolívar y la Vencedora llegaron a Puerto Cabello y se retiraron cuando no encontraron al resto de la fuerza patriota. Llama la atención que no avistaran a las goletas que huyeron ni a la fuerza de refuerzo de Beluche que se dirigió a los Taques ni al propio bergantín Independiente, averiado por el combate; por lo que su actitud dejó mucho que desear en tanto no emprendieron ningún tipo de acción en esas circunstancias. Es de acotar que Danells, quien fue sorprendido en Isla Larga, debía tratar de encontrarse con la corbeta Bolívar para entablar combate.

En este contexto, la táctica corsaria, vista como una máquina de guerra que actúa como enjambre, se basa en la sorpresa para detener la presa y abordarla. En condiciones de superioridad esto significa un mínimo riesgo y en caso de enfrentarse a fuerzas superiores se intenta dañar su sistema de propulsión, romper el contacto, huir y ganar la noche o tratar de encontrarse con algún refuerzo, como solo pudo hacer Renato Beluche. Esto fue lo que trató de evitar Laborde apurando las acciones sobre las naves independentistas sorprendidas en isla Larga, teniendo la ventaja de barlovento, lo que permite elegir el blanco a atacar. Por otra parte, para el 1 de mayo, los únicos que estaban realizando el bloqueo fueron la corbeta María Francisca y dos goletas y, por tanto, fue inefectivo. Si bien no se puede cuestionar la decisión de Danells de dirigir el mantenimiento de uno de sus navíos, sí se puede cuestionar el hecho de que no tomara otras medidas en cuanto al dispositivo de bloqueo para garantizar la cohesión de sus unidades y el cumplimiento de las tareas asignadas. Otro aspecto a tener en consideración es que Danells, en el punto de máximo peligro, les pidió a Renato Beluche y a Guillermo S. Christie que no lo abandonaran, lo que podría indicar que existía desconfianza de Danells hacia sus comandantes subalternos empeñados en el bloqueo, a pesar de que todos ellos eran anglosajones (Keegan, 2013). Para finalizar, el combate naval de Isla Larga fue un severo revés para la causa independentista por las pérdidas sufridas.

La nave estadounidense Peacock y su contribución a la causa republicana en la Batalla del Lago de Maracaibo

En las diversas fuentes disponibles, en especial en la de Ortega, aparece de forma escueta que la nave estadounidense Peacock, comandada por Peter Storms, se unió a las fuerzas independentistas el 6 de mayo de 1823 y participó en la batalla naval del Lago de Maracaibo. Sin embargo, si se tiene en consideración que, de acuerdo con el Lloyd's Register of Ships de 1823, no existió ningún navío mercante con el nombre Peacock,19 nos preguntamos: ¿qué era el Peacock20 y a quién pertenecía? Si fue un navío mercante no registrado, su situación –así como la de su tripulación– entra dentro del esquema de ambigüedad de la posición de EE. UU. con respecto a las guerras en Hispanoamérica. Si fue el USS Peacock, entonces tenemos el caso de un navío de guerra estadounidense que se involucró en el acontecimiento marabino con o sin autorización de EE. UU., que de suyo representa una violación del criterio de neutralidad esgrimido por ese país al inicio de las guerras de independencia en Hispanoamérica.

Esto nos lleva a examinar las circunstancias en que participó el Peacock y, a través de este navío, conocer a los tripulantes estadounidenses que pudieron haber participado en la batalla naval del lago de Maracaibo. Por ello, analizaremos qué medios de ese país fueron empleados en dicho evento y por qué, luego evaluaremos la posibilidad de que estemos frente a la circunstancia de la presencia no oficial de una nave de guerra estadounidense en contra de la posición de neutralidad asumida por EE. UU., lo que nos llevará finalmente a determinar, más allá de la iniciativa de Peter Storm, quién otro pudo actuar de acuerdo a su libre albedrío en un contexto signado por la lucha contra la piratería en el mar Caribe en ese momento histórico.

El 8 de mayo de 1823, una supuesta goleta de nacionalidad estadounidense procedente de Nueva York y denominada Peacock se unió a las fuerzas navales republicanas que se aprestaban a forzar la barra del lago de Maracaibo. De manera más específica, se integró junto con la goleta Espartana, comandada en ese momento por el Capitán de Fragata británico James Bluck (Ortega, 1998: 21). Es decir.

[…] una goleta americana nombrada “Peacot”, su Capitán Mr Piter Stormes, procedente de Nueva York, cargada de víveres y despachada para puertos colombianos. Su capitán se unió a nosotros y se decidió a entrar por la barra a la laguna y seguir nuestra suerte (Ortega, 1998: 75).

Aquí se pueden observar dos cosas: en primer lugar, la escueta información sobre esa nave se produjo en una circunstancia crítica, cuando esa nave se dirigía a la plaza realista de Maracaibo, que en ese momento estaba bloqueada. Si estaba dispuesta a ayudar a los republicanos, ¿por qué no fue a otra plaza más segura? Hay dos hipótesis que se pueden establecer al respecto: una es que se esperaba su arribo y la otra es que fue compelida a involucrarse en las acciones por ejecutarse. Sin embargo, debemos agregar aquí que, según Long, un navío de nombre similar, el USS Peacock, salió de Nueva York junto con la fuerza naval comandada por David Porter en las mismas fechas en que salió la supuesta goleta (1970: 210). Otro aspecto que nos interesa destacar es la carga, es decir, “provisiones y víveres”. Según la versión de Madueño, la goleta Peacock disponía de ocho cañones de 40 libras, pero no indica su número de tripulantes (2012: 69).

En segundo lugar, con respecto al comandante de la goleta independentista Espartana, James Bluck, es conveniente destacar, como veremos más adelante, la entente anglo-estadounidense en la lucha contra la piratería en el mar Caribe durante el período 1822-1823 debido a dos cosas: por un lado, esta entente propició la ejecución de operaciones combinadas entre los dos países y creemos que también existieron apoyos mutuos en circunstancias especiales, por otro lado, según Brown, hubo mucha flexibilidad en los mandos británicos en relación con los voluntarios que participaron en la lucha independentista, es decir, hubo casos de británicos que fueron licenciados de naves de guerra o mercante en el mar Caribe para participar en la lucha independentista y luego regresaron a sus antiguas plazas. En esta flexibilidad podemos encontrar los vasos comunicantes entre oficiales británicos destacados en el mar Caribe y aquellos “voluntarios” anglosajones que se unieron a la lucha independentista. Es a partir de estos vasos comunicantes que podemos entender el encuentro de la Espartana y el Peacock.

Si consideramos que el USS Peacock se encontraba el 16 de abril de 1823 en operaciones al sur de Cuba, como veremos también más adelante, podemos inferir que los estadounidenses y británicos que simpatizaban con la causa republicana pudieron observar como una ventaja la disminución de la presencia naval hispánica, por lo que una acción naval decisiva entre realistas y republicanos podía aclarar, a su favor, la situación político-estratégica en toda la región. Todo esto estaba aconteciendo en momentos en que se había desencadenado en España un conflicto por el poder entre absolutistas, con apoyo de Francia, y liberales. De igual forma, si se tiene presente que la intervención francesa en España fue tomada en el seno de la Santa Alianza con unos meses de antelación, podemos considerar también como posible que el USS Peacock, llamado ahora goleta Peacock, fuese destinado no oficialmente para actuar como catalizador de una situación donde norteamericanos y europeos asignaban al escenario marítimo una importancia superior a territorios que, si lograban efectivamente su independencia, iban a interrelacionarse con ellos dentro de un contexto liberal. El tiempo aproximado para navegar del sur de Cuba al golfo de Venezuela podría estar, con viento favorable, en el orden de una semana, con lo cual este hecho entra en el orden de posibilidades (Blanco, 2023).

Las fuerzas republicanas con el nuevo integrante forzaron seguidamente la barra y, una vez en puerto, procedieron a reparar las naves averiadas. Luego tuvieron varios encuentros navales donde realistas y republicanos valoraron sus posibilidades dentro de un contexto en el cual las fuerzas terrestres republicanas estaban recuperando terrenos desde el sur y desde el noroeste de Maracaibo. Es dentro de esta situación que el 24 de julio de 1823 las fuerzas republicanas se dirigieron directamente contra las realistas buscando un encuentro decisivo. El encuentro se inició aproximadamente a las 14:00 horas y terminó con la total derrota de las fuerzas realistas (Ortega, 1998).

Sobre la participación estadounidense en la batalla del lago de Maracaibo, Gerberich (1928) hizo mención a Peter Storms y Williams (Denis) Thomas (Medina, 1924). Peter Storms junto con Felipe Baptista, quien fue designado segundo del Peacock, asumieron el mando conjunto del grupo de combate que abordó la nave realista Liberal y junto con sus hombres se adueñaron de la nave. Después de la batalla, Felipe Baptista fue condecorado por su brillante conducta en combate. Por su parte, William (Denis) Thomas también participó en la batalla del lago de Maracaibo y fue considerado Benemérito de la Patria y merecedor de la Estrella de los Libertadores de Venezuela (Ortega, 1998: 86). Llama la atención que Storms no haya recibido ningún reconocimiento, considerando que estuvo al lado de Felipe Baptista en el abordaje a la nave realista Liberal.21

Después de la batalla, el Peacock fue destacado para resguardar las naves capturadas (Ortega, 1998: 73-74 y 91). En el parte de bajas Ortega expresó que la Peacock tuvo dos oficiales muertos: el teniente de marina Jaime Beatu y el teniente de infantería Pedro Díaz y, además, tuvo dos marineros heridos, así como un soldado (1998: 62). Esto nos lleva a analizar la naturaleza de la tripulación. De acuerdo con la reseña de Ortega, muchos nombres anglosajones están castellanizados y hay muchos errores de transcripción (1998: 176), según la nómina que se presenta a continuación:

Capitán Pedro Estones (Peter Storms), segundo, Spasron Neckcion, contramaestre, Benjamín Collen, despensero, Miguel Deult, gavieros: José Shermar, Andrés Ton, Eduardo Jons, Himan Neckeson y Federico Mobeyg; marineros de primera clase: Pedro Vásquez, Vicente Riera, Juan Bautista Curiel, Julián Pespaldo, Juan Caldera, Marcos Gutiérrez, José de Jesús Valbuena, Julián Miste; marineros de segunda clase: Juan Salvage, Francisco Suárez, Juan Vicie, Idelfo Go, Ramón Díaz, Pedro Meléndez, Manuel Maldonado, Domingo Bolaños, José Casambá, José Santos Guerrero, Trinidad González, Encarnación Rivera, Felipe Rodríguez, José María González, Francisco Gómez, Lorenzo Nolla, Lorenzo Cuauro, Francisco Aparicio, Pedro Padilla y Juan Kirman (Ortega, 1998: 176).

Si bien se observa que gran parte de los nombres están castellanizados, a pesar de los errores de transcripción, llama la atención el número de hombres con nombres españoles que formaban parte de la tripulación. Teniendo presente el número de nombres españolizados de la tripulación del Peacock, podemos afirmar con certeza que fueron al menos dieciséis los voluntarios estadounidenses que participaron en la batalla naval del Lago de Maracaibo. Esto nos lleva a preguntarnos ¿Goleta Peacock o USS Peacock?

Los tipos de naves como la Peacock podían ser usados para propósitos mercantes o de guerra, por lo que no es posible descartar la intención deliberada de usar ese navío en condiciones clandestinas para lograr un propósito que iba más allá del apoyo a la causa republicana.22

El USS Peacock fue una balandra de guerra construida en el año 1813 en los astilleros New York Navy Yard por Adán y Noé Brown. Sus características fueron: desplazamiento: 517 toneladas, eslora: 35,9 m, manga: 9,6 m, calado: 5 m, cubiertas: 01, aparejo: dos palos de velas cuadradas, armamento: dos cañones de 12 libras y veintidós carronadas de 32 libras, tripulación: 140 hombres.23 En el Register of the Navy for the Year 1822, el USS Peacock disponía de 18 piezas de artillería.24

Las naves como la Peacock fueron concebidas para romper el bloqueo inglés y hacer la guerra de corso.25 Ello explica, por una parte, por qué Madueño dijo que el Peacock disponía de ocho cañones y, por la otra, que dicha nave pudiese actuar bajo un criterio de uso dual o se pudiese enmascarar como una nave mercante. Si consideramos la tesis de Madueño, esto es, que el Peacock que estuvo en la batalla contó con ocho cañones de 40 libras, podemos pensar que, así como en la batalla el comando del navío lo asumió otra persona (Manuel Castell), también parte de la artillería pudo ser distribuida en otras embarcaciones. Con lo cual podemos pensar que la goleta Peacock era realmente el USS Peacock (Ortega, 1998). De igual forma, si tenemos presente el número de tripulantes del USS Peacock, podemos considerar que el navío, así como la artillería, eran parte de las provisiones con las que se iba a surtir a los republicanos.

El USS Peacock ejecutó operaciones anti-piratería en conjunto con la marina británica entre los años 1822 y 1823. En el año 1823 su comandante fue Stephen Cassin (Wombwell, 2010: 43).26 Para el año 1823, una escuadra estadounidense reforzada y comandada por el comodoro David Porter, un simpatizante de la causa independentista, se dirigió a Cuba el 15 de febrero de 1823 y, junto con naves británicas, actuaron para proteger el tráfico marítimo (Long, 1970). Es de notar aquí, en primer lugar, que de alguna u otra manera las acciones anglosajonas generaron incidentes de fuerza a los que España respondió con las armas, como el caso del USS Fox en San Juan el 21 de marzo de 182327 y, en segundo lugar, la represión de la piratería estaba referida a las emprendidas por nacionales españoles.

En relación con el primer aspecto, podemos decir que existían lagunas legales que restringían las operaciones antipiráticas estadounidenses, como se observa a continuación: 1) los piratas capturados había que entregarlos a las autoridades españolas, 2) las condiciones de un lugar debían ser inhóspitas para que un grupo de abordaje pudiese desembarcar en tierra extranjera para perseguir presuntos piratas, 3) era posible cooperar con las autoridades españolas si estaban combatiendo la piratería (Wombwell, 2010). Como se puede observar en el último ítem, había mucha libertad de maniobra para los comandantes estadounidenses por la poca cooperación.

Teniendo todo esto presente, el 16 de abril de 1823 el USS Peacock capturó a un grupo de “piratas” al sur de Cuba. A partir de esa fecha, siguiendo a Wombwell, el rastro del USS Peacock desaparece. Creemos que fue en el contexto de esta situación y de la actitud de los españoles frente a la guerra corsaria que el USS Peacock se involucró en la campaña de Maracaibo para responder de forma retaliativa, temporal y proporcional a las circunstancias que se vivían en el mar Caribe. Pero los registros públicos estadounidenses no dicen nada de las actividades realizadas por esta balandra de guerra pesada por el resto del año 1823. Este vacío nos lleva al último examen de nuestra singladura.

Como ya hemos indicado, naves de guerra estadounidenses bajo el comando del comodoro David Porter se encontraban empeñadas en el mar Caribe combatiendo la piratería. Esta lucha se realizaba de acuerdo con unas reglas de enfrentamiento que un comandante podía seguir de forma flexible o de forma estricta (Long, 1970). Por tanto, cabe preguntarse quién era David Porter.

David Porter fue un marino estadounidense, comandante de la estación naval de Nueva Orleans entre los años 1808 y 1810, que combatió el contrabando, la piratería y el corso (Long, 1970:43). Fue también un héroe de la guerra anglo-estadounidense entre 1812 y 1815 haciendo el corso en el océano Pacífico, apoyó la causa independentista hispanoamericana y formó, junto con Baptis Irvine en 1817, el primer grupo de presión en EE. UU. en apoyo a los independentistas (Long, 1970: 195). Finalmente, se ofreció como voluntario para luchar contra la piratería en el mar Caribe por las graves pérdidas que estaba sufriendo el comercio estadounidense. Personalmente se ganó la fama de perseverante, profesionalmente ambicioso y de gran coraje (Daughan, 2013: 423). Nos interesa destacar el plus con que actuaba Porter en el cumplimiento de su deber. Al respecto Long expresó:

Los españoles hicieron más que obstaculizar los esfuerzos de Porter: asumieron la ofensiva en forma de enérgicas protestas contra sus actividades, como, por ejemplo, cuando hombres de Peacock persiguieron a algunos piratas hasta las costas de Cuba. Aunque su presa escapó, los estadounidenses recuperaron muchas propiedades robadas y se apoderaron de algunas naves enemigas. Cuando Madrid presentó una denuncia, John Quincy Adams se indignó y declaró que los españoles no veían en la situación más que una violación del territorio de Su Majestad Católica; un sentimiento en tal ocasión, que sería más adecuado para un cómplice de los piratas que para el funcionario de un gobierno decidido profunda y seriamente a su represión (Long, 1970: 214).

En esta cita podemos observar una disposición a actuar por parte de los estadounidenses en relación con la situación que enfrentaban ante la piratería y los españoles al sur del mar Caribe. A continuación, Long hace un comentario que permite agregar una pieza más al rompecabezas:

Si los españoles obstaculizaron a Porter en lugar de ayudarlo, encontró que era mucho más fácil trabajar con los británicos. Durante su mandato en las Indias Occidentales, se asignó un escuadrón de la Marina Real a esa zona y ayudó a su homólogo estadounidense por muchas vías. Cuando Porter estaba indeciso sobre qué hacer con cuarenta y dos piratas capturados frente a Cuba, dado que los españoles no reclamarían jurisdicción sobre ellos, los británicos resolvieron muy bien su problema llevando a los cautivos a Jamaica... Según Porter, se mostró igualmente cooperativo y sus cartas a Sir Edward Owen, al mando del escuadrón británico de las Indias Occidentales… fueron afables… (Long, 1970: 214).

Creemos que el entendimiento y la cooperación por muchas vías (in very way) podría haber producido la iniciativa del Peacock a Maracaibo, valiéndose de una reinterpretación flexible de las reglas de enfrentamiento y del estado de cosas provocado por los incidentes en Puerto Rico y Cuba.

La flexibilidad antes mencionada contó entonces con la ayuda del British West Indian Squadron debido a que, entre otras cosas, los británicos querían eliminar la piratería tanto como los estadounidenses y estos últimos estaban dispuestos a hacerlo a un mínimo costo para los europeos, dadas las circunstancias políticas que estaban viviendo los españoles a los dos lados del océano Atlántico. Asimismo, estaban interesados en torcer hacia sus intereses la evolución de los acontecimientos en la costa sur del mar Caribe. Aquí podríamos inferir que el encuentro entre el Peacock y la Espartana fue consecuencia de la cooperación aplicada para lograr un efectivo cumplimiento de la misión que se habían establecido los estadounidenses.

Estas circunstancias nos permiten pensar que la goleta Peacock y el USS Peacock fueron el mismo navío que actuó de forma encubierta al mando temporal de un privateer que estuvo dispuesto a ello.

Corolario. Evaluación de la participación estadounidense


La nutrida presencia de estadounidenses y de nacionales de otros países defendiendo la causa independentista obedeció, por una parte, a la carencia de tripulaciones venezolanas como consecuencia de los estragos que había producido la guerra y, por otra parte, a las afinidades históricas y a la simpatía que despertó en la población estadounidense el proceso independentista hispanoamericano.

Por ello se puede afirmar que la participación estadounidense en la campaña naval del Lago de Maracaibo no se circunscribió solamente a la presencia de voluntarios afines a la causa independentista. Creemos también que hubo una intencionalidad para contribuir con la causa independentista producida por una interpretación flexible de las reglas de enfrentamiento dentro de un contexto determinado por la lucha contra la piratería y la crisis política española. Se debe tener presente que esta participación estuvo compuesta por veteranos de guerra que sirvieron como milicianos del mar o como militares de carrera. En total, se estima que, en ese periodo, la participación superó los 500 marinos, si se considera que en Isla Larga capturaron cerca de 170.

Lo importante a destacar de la presencia estadounidense es que la mayoría de los voluntarios no sabían operar como una fuerza organizada de combate, sino como un enjambre característico de una máquina de guerra. Esto significaba que la forma de combatir de los corsarios los hacía poco proclives a empeñarse en combate, a no ser que se encontrasen en ventaja frente a una buena presa. Por ello, se puede afirmar que la campaña de Maracaibo empezó con buenos auspicios para la causa realista por los resultados del enfrentamiento de Isla Larga, pero los daños sufridos por las naves de Laborde tendrían un peso temporal acumulativo en su contra que permitirá, una semana después, la decisiva victoria naval colombiana.

De igual forma, la posible presencia de militares de carrera estadounidense se circunscribe a la certeza razonable de que la goleta Peacock fue el USS Peacock. Esta creencia se sustenta, además, en la no existencia en registros públicos de una nave mercante Peacock, en la baja de la intensidad de las operaciones estadounidenses después del 16 de abril de 1823, en la epidemia de fiebre amarilla que afectó a gran parte de sus tripulaciones y pudo ocultar los movimientos del navío, en la oscuridad del status de Peter Storms en función de las cartas de sus familiares en la región de EE. UU. donde se radicó y, por último, en la poca información existente del navío, tanto en fuentes estadounidenses como colombianas, entre mayo y diciembre de ese año. Estas evidencias hacen necesario un estudio más exhaustivo, tanto en los archivos británicos como estadounidenses, en virtud de que podría constituir un cambio de circunstancias que haría observar esos hechos del pasado de una manera diferente.

En la batalla del Lago de Maracaibo, al menos 16 estadounidenses participaron de la victoria, pero en condiciones muy diferentes a las acaecidas antes del año 1823 en Isla Larga y después. Esto nos obliga a hacer algunas consideraciones: en primer lugar, en el período, la situación naval en el mar Caribe fue muy dinámica por la existencia de varios focos de combate –aguas mexicanas, cubanas y puertorriqueñas y las costas de Venezuela–, por tanto, fue muy factible la participación de terceros estados en las operaciones, en especial, EE. UU. En segundo lugar, la escalada de la lucha contra la piratería y la actitud de las autoridades españolas en Cuba y Puerto Rico generaron un sentimiento de rechazo estadounidense que hizo interpretar las reglas de enfrentamiento de una forma muy flexible en función de la experiencia acumulada en operaciones navales y corsarias por el comodoro Porter. En tercer lugar, la situación de conflicto en la península entre liberales y absolutistas redujo la capacidad de acción hispánica en el área. En cuarto lugar, la concentración de medios navales realistas en las costas venezolanas –en virtud del bloqueo de los independentistas de Puerto Cabello y la captura realista de Maracaibo– planteó la necesidad de resolver la situación mediante una batalla naval decisiva que pudo ser visualizada por los anglosajones como una oportunidad cuando se decretó el bloqueo a esta plaza. En quinto lugar, la guerra corsaria en el mar Caribe la entendemos como la acción de una máquina de guerra contra el orden realista que fue capturada por los independentistas, permitiendo ejecutar la campaña naval del Lago de Maracaibo. Finalmente, en sexto lugar, la afinidad de los intereses anglo-estadounidenses en el área en relación con España y la personalidad del comodoro Porter nos permiten pensar que actuaron como catalizadores para aprovecharse de la dualidad de los medios con que contaban y de la ambigüedad de la situación política para cooperar con iniciativa propia al sur del mar Caribe. Por lo que, con el fin de la guerra corsaria, la operación de captura de la máquina de guerra la realizó el Reino Unido.

Podemos decir entonces que la participación directa e indirecta estadounidense en Venezuela –y aquí incluimos el caso de la nave Peacock– contribuyó a la victoria republicana con un peso igual al resto de combatientes colombianos. Para finalizar, también se observa la participación de estadounidenses en las operaciones navales posteriores a Maracaibo, como el envío de refuerzos para la campaña del sur vía Panamá, el cumplimiento de las capitulaciones en lo relativo al transporte de realistas a Cuba, la toma de Puerto Cabello y la guerra de corso contra España.


Referencias Bibliográficas

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Sobre el autor

Edgar Enrique Blanco Carrero es Doctor en Filosofía por la Universidad Central de Venezuela. Dentro de esa casa de estudios, es adscripto al Departamento de Praxis de la Escuela de Filosofía e integra el Grupo de Investigación de Evoluciones Metafísicas.

https://orcid.org/0000-0002-3927-8371

About the author

Edgar Enrique Blanco Carrero holds a PhD in Philosophy from the Universidad Central de Venezuela. Within that academic institution, he is affiliated with the Department of Praxis at the School of Philosophy and is a member of the Metaphysical Evolutions Research Group.

1 En la campaña naval del lago de Maracaibo participaron un importante número de extranjeros. Entre ellos se cuentan, de manera general, participantes de origen francés (Renato Beluche, Nicolás Joly, Sebastián Bougier y Joseph Bellegarde) e inglés (Walter D’ Chitty, James Bluck), entre otros. Por citar un ejemplo, alrededor de 200 británicos sirvieron en la armada venezolana (Brown, 2004: 69).

2 Sobre la guerra corsaria y la guerra naval en la independencia de Colombia, ver: Guerra (1982), Grummond (1999), Gámez (2002), Torrejón (2009) y Maita (2023).

3 Se conoció como trienio liberal en España (1820-1823) a la consecuencia del esfuerzo por transformar jurídica, política e institucionalmente a ese país a partir de la Constitución de Cádiz de 1812 (Frasquet, Rújula y París, 2022).

4 Disponía de ocho cañones y estaba bajo el comando del señor Mathews.

5 Estaba comandada por Tomas Brotherton. No se conocen más datos.

6 Disponía de 24 cañones entre 24 y 32 libras, estaba comandada por Jaime Murray y contaba con una tripulación que osciló entre 150 y 220 hombres. Buena parte de la tripulación era estadounidense.

7 Disponía de 22 cañones entre 9 y 12 libras, estuvo comandada por Guillermo Christie y contaba con una tripulación de 98 marineros estadounidenses.

8 Disponía de 28 cañones, estuvo comandada por Juan Maitland y contaba con una tripulación de 110 marineros de origen mixto.

9 Estaba comandada por Juan Woods. No se conocen más datos.

10 Estaba comandada por Samuel Wright. No se conocen más datos.

11 Disponía de un cañón de 18 libras en colisa y catorce cañones entre 9 y 12 libras. Estuvo comandada por Renato Beluche y contaba con una tripulación de 130 marineros de origen variado.

12 Disponía de cuatro cañones entre 9 y 18 libras. Estuvo comandada por Juan Mc Cann y tuvo una dotación de 80 marineros de procedencia mixta.

13 Disponía de un cañón en crujía y contaba con una tripulación de 50 marineros.

14 De estas tres últimas naves no se conocen datos.

15 Disponía de 40 cañones entre 18 y 24 libras. Estuvo comandada por José Ma Chacón y contaba con una tripulación de 330 hombres.

16 Disponía de 27 cañones entre 12 y 18 libras. Estuvo comandada por Miguel Espino y contaba con una tripulación de 200 hombres.

17 Los datos de los navíos participantes son consecuencia del cruce de información de los siguientes autores: Madueño (2012), Blanco (coord., 2023) y Maita (2023).

18 Ver al respecto Blanco (2023). Apéndice II Reporte del comodoro John Daniels Danells y Apéndice III Consejo de Guerra de oficiales Generales realizado al comandante Juan Daniel Daniels (extracto).

19 Según el cónsul estadounidense en Maracaibo, Robert H. Nones, Peter Storms era un ciudadano estadounidense naturalizado de origen británico establecido en Massachusetts. Ver: 1835: Capt. Preserved S. Storms to Capt. Peter Storms. Spared & Shared 2. https://sparedandshared2.wordpress.com/letters/1835-capt-preserved-s-storms-to-capt -peter-storms/

20 Aporte realizado por Ramón Rivero-Blanco.

21 Después de la guerra, Storms se dedicó al comercio y al contrabando entre Maracaibo y Estados Unidos al mando del bergantín Cicero. Se estableció en Maracaibo hasta su muerte en el año 1837 (1928: 85). La vivencia de Storms podría asemejarse a la de Asa Hosmer, un marino de Connecticut que, según la historiografía de ese país, no salió más allá de veinte kilómetros a la redonda de su tierra natal, pero sirvió a la causa independentista comandando la goleta Margariteña en 1816 y participó a las órdenes de Gregorio MacGregor en 1820 en la conquista de la isla Amelia en la Florida noroccidental. Ver: Terrien (2019) y 1835: Capt. Preserved S. Storms to Capt. Peter Storms. Spared & Shared 2. https://sparedandshared2.wordpress.com/letters/1835-capt-preserved-s-storms-to-capt-peter- storms/

22 En los siguientes enlaces se puede observar una réplica de un schooner vessel denominado Pride of Baltimore, cuyo original fue construido en el año 1812 y pudo ser de una construcción similar a la goleta Peacock. Asimismo, puede observarse un dibujo del USS Peacock que creemos se corresponde con el que participó en la batalla del Lago de Maracaibo. Scale Model of sloop of war U.S.S. Peacock built at Pearl Harbor 1924. Model Ship World. https://modelshipworld.com/topic/31193-scale-model-of-sloop-of-war-uss-peacock-built-at-pearl-harbor-1924/. Sobre la réplica del Pride of Baltimore, ver: Pride of Baltimore 2. Marine Traffic. https://www.marinetraffic.com/en/ais/details/ships/shipid:357624/mmsi:303615000/imo:0/vessel:PRIDE_OF_BALTIMORE_2 y History of Pride. Pride of Baltimore. https://pride2.org/pride-of-baltimore-ii/history-of-pride/

23 El USS Peacock fue autorizado por Ley en 1813 y fue botado el 19 de septiembre de 1813. Ver: Peacock (Sloop-of-War) I. (2015). Naval History and Heritage Command. https://www.history.navy.mil/research/histories/ship-histories/danfs/p/peacock-i.html y Silverstone (2001).

24 Thompson (1822 [2015]). Register of the Navy for the Year 1822. Washington. https://www.history.navy.mil/research/library/online-reading-room/title-list-alphabetically/r/registers-of-the-navy/1822.html.

25 Una goleta es un navío a vela cuyo tipo tradicional consta de dos palos, foques, cangrejas y escandalosas de más o menos de 200 toneladas de carga y cuarenta metros de eslora. Podía portar seis u ocho cañones. Una balandra, por su parte, es una embarcación de una sola cubierta con un solo palo, vela cangreja y foque. Ver: Enciclopedia General del Mar (vol. 1, p. 503 y vol. 4, p. 605). Bajo el nombre de Sloop of war o balandra de guerra se incluía a toda embarcación que tenía menos de 20 cañones. Michael Phillips. (2007). Ships of the Old Navy. A history of the sailing ships of the Royal Navy. Age of Nelson. http://www.ageofnelson.org/MichaelPhillips/index.html. Si hablamos del USS Peacock, nos referimos a un Sloop of war que debió su nombre a la victoria del “USS Hornet” sobre el bergantín británico HMS Peacock en el año 1813. Ver al respecto: USS Peacock vs HMS Epervier. Naval History and Heritage Command. https://www.history.navy.mil/our-collections/art/exhibits/conflicts-and-operations/the-war-of-1812/uss-peacock-vs-hms-epervier.html y USS Hornet sinks HMS Peacock, 24 February 1813. Online Library of Selected Images. https://www.ibiblio.org/hyperwar/OnlineLibrary/photos/events/war1812/atsea/hnt-peck.htm

26 Register of the Navy for the Year 1823. Naval History and Heritage Command. https://www.history.navy.mil/research/library/online-reading-room/title-list-alphabetically/r/registers-of-the-navy/1823.html

27 David Porter enfrentaría un consejo de guerra por insubordinación y por conducta inconveniente por un incidente en Puerto Rico en 1824. Ver: A report of the trial of Commodore David Porter, of the navy of the United States, before a general court martial, held at Washington, in July, 1825. (1825). Library of Congress. https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=loc.ark:/13960/t7cr5zc42&view=1up&seq=17&skin=2021

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