A propósito del Centenario de Paulo Freire. Reflexiones pedagógicas a partir y en torno a su obra

Presentación

Lidia Mercedes Rodríguez

Universidad de Buenos Aires, Argentina.

José Sérgio Fonseca de Carvalho

Universidade de São Paulo, Brasil.

La trayectoria de Freire, desde la prefiguración hasta la recepción de su obra, desde la persecución política a su acción institucional, condensa de manera privilegiada las disputas, inestabilidades y retrocesos que marcaron el rumbo del pensamiento político y pedagógico brasileño en el último siglo. Heredero de un vigoroso debate sobre el lugar de la cultura popular en la formación de una identidad narrativa nacional, Freire le dio una nueva dirección. Su antecesor más importante en este campo, Mário de Andrade, ya había representado una ruptura en la medida en que rechazaba tanto las visiones naturalistas, que atribuían la conformación e identidad de Brasil a su formación étnica, como las que identificaban la cultura popular con el retraso, el prejuicio o el exotismo. Tanto para Andrade como para Freire, las clases populares —o el pueblo— eran portadoras de una experiencia del mundo y un conocimiento que representaban una respuesta auténtica y única a los problemas nacionales. Pero si para el primero se trataba principalmente de inventariar este patrimonio simbólico, de reconocer el arte y la cultura popular como las manifestaciones más auténticas de nuestra existencia histórica, la valorización de la cultura popular en Freire asume un nuevo desafío que es, a la vez, pedagógico y político. Ya no se trata solo de reconocer una riqueza en este legado, sino de incorporarlo a las prácticas de alfabetización de adultos, imprimiéndole un carácter pedagógico.

En la década de 1960, la tasa de analfabetismo en Brasil se acercaba al 40%. Y este inmenso contingente de población, en su mayoría formado por trabajadores, fue apartado de la vida política institucional, ya que solo se permitía votar a quienes tuvieran algún grado educativo. La alfabetización implicaba así una potencial transformación social, llevando a la arena política a quienes habían estado alienados de ella durante siglos. Las obras de Freire, inicialmente vinculadas al Centro de Cultura Popular de Recife, apuntaban precisamente a articular la valorización de la cultura popular con la alfabetización y la participación política, iniciando a este segmento de la población en la cultura alfabetizada no desde un modelo abstracto, académico y eurocéntrico, sino desde una práctica fundada en sus raíces culturales, que le permitiría hablar su propia palabra. La iniciativa, realizada en el interior del nordeste, estaba en perfecta sintonía con los deseos reformistas que marcaron la política nacional y la experiencia freireana fue rápidamente nacionalizada.

Con la ruptura institucional en 1964, provocada por el golpe de Estado que instauró una dictadura cívico-militar, Freire fue destituido de su cargo en el Ministerio de Educación, encarcelado, obligado a exiliarse y sus obras fueron censuradas. El ideal de un programa de alfabetización que hacía de la cultura popular, sus palabras y su forma de vida, el eje rector de la acción educativa había sido abortado, antes incluso de dar sus posibles frutos. Fue solo después de la redemocratización —lenta, parcial y controlada— de los años ochenta que la obra de Freire volvió a circular libremente, y que él retomó su lugar como profesor universitario, aunque ya no en el Nordeste, sino en São Paulo.

Esta fue la década de la reactivación del movimiento sindical, de la creación del Partido de los Trabajadores y de la rearticulación de los movimientos populares. También fue la década en la que Luíza Erundina, una trabajadora social de larga militancia en movimientos populares, fue sorprendentemente elegida alcaldesa de São Paulo, e invitó a Freire a hacerse cargo del Departamento de Educación. Su gestión, aunque corta y no exenta de tensiones, estuvo marcada por una amplia movilización de educadores y por iniciativas que siguen vigentes hoy. Su nombre fue asociado directamente con el Partido de los Trabajadores y, con la elección de Luiz Inácio “Lula” da Silva para la presidencia de Brasil, Freire se convirtió en el Patrón de la Educación en el país y símbolo de un movimiento pedagógico. Un proyecto que nació arraigado en la cultura local y orientado a la educación de adultos se había transformado en una pedagogía general y, paradójicamente, su predicación emancipadora se oficializó en los documentos rectores de las políticas públicas a comienzos de la década de 2000.

Poco después del golpe parlamentario que derrocó a la presidenta Dilma Roussef, comenzó una campaña para difamar la figura y el legado de Paulo Freire. Su perfil de Wikipedia fue pirateado y se publicó un texto en el que se lo acusaba de ser el mentor de un supuesto adoctrinamiento marxista que ocurriría en las escuelas. Cientos de mensajes apócrifos, patrocinados por movimientos de extrema derecha, se difundieron en las redes sociales asociando sus principios a los fracasos de la educación pública brasileña. La difamación y la mentira deliberada, técnicas de acción política de los movimientos totalitarios, se difundieron y se volvieron cotidianos con la elección de Jair Bolsonaro a la presidencia de la República. Freire, ya muerto, está condenado a un segundo exilio, ya no físico, sino simbólico.

En un contexto como este, es necesario, más que nunca, volver a estudiar y debatir su obra y su legado. Tejida en diálogo con las preguntas y categorías de su tiempo, más que respuestas para el presente, la obra de Freire nos presenta el desafío de ser fiel a los principios que la movieron. Principios que quizás puedan sintetizarse en el ideal de una práctica educativa que rompa con un legado colonialista en favor de una visión que rechaza, a través del diálogo, tanto la jerarquía de las manifestaciones culturales como su encierro en una pureza abstracta.

El presente dossier se propuso tomar al autor como una perspectiva de análisis para diferentes problemáticas, superando, como él mismo quería, las mitificaciones a su figura. Los artículos se pueden agrupar en cinco grandes bloques temáticos.

Un grupo de trabajos aporta elementos para ubicar a Paulo Freire en perspectiva histórica, en sus vínculos con las luchas emancipatorias. Taís Araújo ofrece elementos para una historización del pensamiento freireano, analizando sus primeros textos de principios de la década de 1960, cuando articulaba una idea del nacionalismo popular con conceptos de filosofía existencialista apropiados por el activismo católico. Pérez Cruz expone los vínculos histórico-pedagógicos de Paulo Freire con la Revolución cubana, tomando en cuenta el particular contexto en que se desarrolló esa relación y su aporte a las luchas emancipatorias caribeñas, latinoamericanas y mundiales de la época.

Otro grupo de trabajos analiza las influencias y los diálogos de Freire con otros autores. Brayner y Beltrão estudian el aporte al pensamiento freireano de dos intelectuales brasileños: Mário de Andrade y Gilberto Freyre, especialmente en lo referido a las ideas de pueblo y de cultura. Fernández Mouján articula el concepto de “lo político” en la pedagogía freireana con los aportes teóricos de tres intelectuales anticolonialistas: Frantz Fanon, Albert Memmi y Amilcar Cabral. Finnegan aborda las articulaciones posibles con los desarrollos teóricos de Georg Lukács enfocando el análisis en su Pedagogía del Oprimido. Hillert plantea controversias, argumentaciones y enriquecimientos en torno a la teología de la liberación, el desarrollismo, el marxismo y la pedagogía moderna, entre otros.

Dos trabajos se vinculan directamente con la enseñanza y la alfabetización. Lorenzatti y Tossolini las recuperan para repensar la enseñanza en la modalidad de jóvenes y adultos, en particular en escuelas primarias, planteando la potencialidad del uso de núcleos conceptuales, y Kurlat sostiene la convergencia entre la perspectiva de alfabetización freireana y el enfoque didáctico constructivista.

Ruiz Muñoz recupera el aporte freireano para una mirada analítica de la imbricación de lo político y lo pedagógico para dar cuenta de un sentido particular a la sistematización de experiencias y la recuperación de la narrativa de los sujetos.

Finalmente, otros autores articulan el planteo freireano con otras problemáticas del campo de la pedagogía. Vogelfanger presenta una reflexión que entronca la educación liberadora con la problemática de los derechos humanos y el desarrollo sostenible. Díaz pondera la actualidad de la pedagogía freireana a la luz de los debates actuales en torno a la justicia social, tratando de identificar aquello que podría leerse como una producción original al debate, anclado en la historicidad de América Latina. Morales y Retali recuperan el aporte freireano para la educación infantil. Por último, Durán presenta el libro de Walter Kohan ubicando desde su perspectiva el modo en que el autor enriquece el estudio del pedagogo pernambucano.

La preparación de este dossier comenzó en un mundo distinto, que no había atravesado la experiencia dramática de un situación que pareció salirse de control, con capacidad de aniquilación planetaria. Hoy, en un escenario de esperanza, sigue siendo con más fuerza un punto de partida —no de llegada— de creación constante de una educación capaz de acompañar un proyecto político adecuado a nuevos desafíos, que pueda constituirse como una opción en el escenario pos pandemia, o de pandemia intermitente.

La obra freireana sigue siendo una fuente insustituible para pensar hoy la educación, si somos capaces de una lectura crítica, distanciada, histórica. Retomar sus postulados no como mandatos inmodificables, sino como líneas — siempre en movimiento— de una pedagogía latinoamericanista.

Lidia Mercedes Rodriguez

Profesora de la Universidad Nacional de Buenos Aires de la Cátedra de Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana y de Educación de Adultos. Co directora de la Maestría en Pedagogías Críticas y Problemáticas Socioeducativas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Directora de proyecto del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, del grupo Alternativas Pedagógicas y Prospectiva Educativa para América Latina (APPEAL). lidiamero@gmail.com

José Sergio Fonseca de Carvalho

Professor Titular de Filosofia da Educação na Universidade de São Paulo, pesquisador convidado das Universidades de Paris VII (2011-2012) e Paris VII (2017-1018). Atualmente é também pesquisador do Instituto de Estudos Avançados da USP e Presidente da Comissão de Pós-graduação da FE USP. jsfcusp@usp.br