Contiendas en torno al canon. Las historias de la literatura argentina posdictadura,
de Guadalupe Maradei

Maradei, Guadalupe.
Contiendas en torno al canon. Las historias de la literatura argentina posdictadura. Buenos Aires: Corregidor, 2020.

Diego Cousido

En cierto escrito de hace algo más de veinte años, cuando Jorge Panesi se disponía a confrontar el recién aparecido primer volumen de la Historia crítica de la literatura argentina –proyecto dirigido por Noé Jitrik– con la Historia social de la literatura argentina –dirigida por David Viñas, y cuyo único tomo hasta ese momento se había publicado unos diez años antes–, formulaba también una hipótesis. Hipótesis a la que explícitamente suscribe el libro que aquí se reseña: se trata de la existencia de un pathos, de un apasionamiento de escritores y críticos por la historia de la literatura, cuyo origen parece remontarse, al menos, a Contorno. Una decisiva injerencia de lo biográfico se asemeja a un hecho más que fortuito. A las dos voces de Contorno (la de Viñas, y la de Jitrik) que, sin duda, impulsaron en las Historias una tarea colectiva para asumir ese legado, se les suma la voz, esta vez solitaria, de Martín Prieto (hijo y heredero contornista) que con Breve historia de la literatura argentina termina de completar el corpus que explora la investigación del libro de Guadalupe Maradei.

Lo que propone, entonces, Contiendas en torno al canon es una lectura crítica de estos tres proyectos –el de Viñas reeditado y reformulado como Literatura argentina del siglo XX a partir del 2006– que, con diferencias ostensibles, se dedicaron a historiar la producción literaria “concebida y problematizada como argentina”, otorgándole una impronta novedosa a la narración de la literatura nacional. Tres proyectos inscriptos bajo la órbita de un nuevo período cultural, que va desde la finalización de la última dictadura militar en 1983 hasta la actualidad, definido con el complejo y controversial concepto de “posdictadura”.

En este sentido, es significativo el aporte que Maradei hace respecto de este concepto, definiéndolo como un régimen de historicidad específico y distintivo, y que –como también advierte– es susceptible de propiciar ciertos “equívocos”. Pero, sobre todo, la categoría de posdictadura como “umbral de investigación” es operativamente significativa en más de un sentido, dado que, por un lado, permite observar un cambio sustancial en las políticas de la crítica en cuanto a los modos de lectura, en manifiesto desacuerdo con el período inmediatamente anterior.

Desde el punto de vista institucional, conduce a historizar cómo la crítica literaria en Argentina, ya sea desde el exilio o en la “universidad de las catacumbas”, inaugura, al finalizar la última dictadura militar, protocolos de lectura en los cuales el debate teórico crítico aparece en primer plano, no sólo como operaciones sino también como una doble legitimación, por un lado, contra la crítica tradicionalista e impresionista de la cultura dictatorial; y, por otro, contra el cientificismo estructuralista que proponía la neutralidad del modelo de análisis. En contraposición a estas vertientes, surge la crítica como autobiografía y la crítica como historia política. (25)

Por otro lado, Maradei destaca que estas Historias activan un tipo de lectura crítica posdictatorial cuya principal operación consiste en leer, en los textos del pasado, “anuncios, anticipos o prefiguraciones del horror histórico que sobrevendría años más tarde con el terrorismo de Estado”.

Si, como modos de intervención, estos tres proyectos de historia de la literatura argentina presentan divergencias que remiten a posicionamientos específicos respecto de la tradición literaria y el acto de historiarla, Maradei da a leer en su trabajo cierta regularidad conforme a las operaciones sobre el canon y “la persistencia de una concepción de la historicidad basada en las nociones de conflicto, tensión o contradicción en la medida que convocan a una puesta en crisis” del canon mismo y su institucionalización. Es por eso que, desde este punto de vista, las Historias no conciben el canon como mero sistema de “inclusiones y exclusiones” sino que establecen con él una relación compleja que involucra “la voluntad de actualización o transformación del sistema canónico establecido, pero al mismo tiempo aceptan y promueve la convivencia conflictiva con otros proyectos historiográficos e incluso con propuestas diferentes dentro del mismo proyecto de canon único indiscutido”. En este sentido, Maradei se dedica a inventariar cuáles son las operaciones desde las que las Historias intentan desestabilizar aquellos discursos y relaciones que se perciben como canónicos: la exploración de géneros literarios tradicionales y su expansión a configuraciones genéricas marginales, que se constituyen como objeto de los estudios literarios; el desplazamiento de algunas figuras y el interés por otras; la revisión de las valoraciones críticas de materiales, poéticas y movimientos literarios y el modo en que éstos fueron leídos; la identificación de cruces y contaminaciones productivos entre literatura y otros lenguajes artísticos; la distinción de relaciones jerarquizadas en donde adquieran relevancia las diferencias de género, orientación sexual, raza y religión son algunos ejemplos.

El problema de la periodización es otro de los puntos centrales de este trabajo. Si estas nuevas historias de la literatura eligen desestimar las pretensiones objetivistas de la historiografía literaria tradicional, prefiriendo romper con la idea de un abordaje narrativo único y con la causalidad del desarrollo histórico, las concepciones también tradicionales de corrientes literarias, generaciones, movimientos o escuelas se ven afectadas y son reemplazadas por otras formas de ordenación y agrupamiento, no necesariamente determinadas según parámetros temporales, sino más bien de tipo asociativas (como secuencias temáticas, pertenencia a géneros, figuras de autor, estéticas o poéticas, entre otras). Maradei reconstruye, de modo conveniente, estas operaciones críticas de periodización auscultando los tres proyectos de historias a partir del problema de las vanguardias como caso testigo, relevando en cada instancia el vínculo, con mayor o menor grado de apego, entre la serie histórica y la serie literaria.

Otro aporte importante de este trabajo es hacer ver en qué medida el género historia de la literatura constituye un modo de compendiar la diversidad de posicionamientos sobre la literatura argentina, con sus alcances ideológicos y estéticos. Puede leerse allí un estado de la crítica. Se dijo alguna vez que escribir una historia literaria es un momento de recapitulación y de prueba a la que la propia crítica se somete. Si tal cosa es cierta, Contiendas en torno al canon arma, como sostiene Panesi en la contratapa, “un exacto relato de un momento de la crítica literaria argentina”. Este libro resulta, entonces, necesario y urgente debido a que aparece en el preciso momento en que comienza a publicarse un nuevo proyecto historiográfico en ciernes del que su autora también forma parte:

Hoy está escribiéndose la historia feminista de la literatura argentina en la que tengo la alegría de haber sido invitada a colaborar con un capítulo sobre lecturas críticas del siglo XX. La satisfacción se ve amplificada a medida que llegan noticias del avance de ese proyecto que ofrece indicios, una vez más, de la potencia crítica de los relatos historiográficos para capturar y dejar retazos de sentido a partir de una literatura que, lejos del conformismo y del discurso oficial, alimenta y se alimenta de la disidencia. (15)