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Los estudios del metal (metal studies) en Argentina: un posible estado del arte1

Manuela Belén Calvo

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Buenos Aires, Argentina

nuna.calvo@gmail.com

María Natalia Pascuchelli

Universidad Nacional de las Artes, Buenos Aires, Argentina

pascuchellinatalia@gmail.com

Pablo Vidal Vargas

Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina

pvidalv@gmail.com

Recepción: marzo 2021.
Aceptación: junio 2021.

Resumen

El objetivo del artículo es realizar un balance de las producciones académicas en torno a la música metal en Argentina, las cuales ganaron visibilidad como campo de estudio a partir de 2013. En primer lugar, se realiza un recorrido histórico que describe el nacimiento de dicho campo en sus diferentes escalas geográficas, es decir, tanto a nivel global y latinoamericano como argentino. Luego, se propone una serie de fortalezas y debilidades vinculadas especialmente con la sistematización metodológica de las investigaciones. Frente a ello, se plantean algunos desafíos, tales como la necesidad de generar conocimientos situados que permitan mayor vigilancia crítica con respecto al objeto estudiado y la posibilidad de integrar saberes individuales y colectivos que provienen de las propias experiencias dentro de la escena metalera.

Palabras clave: música metal, Argentina, Ciencias Sociales y Humanas, estado del arte

Estudos de metal na Argentina: um possível estado da arte

Resumo

O artigo faz um balanço sobre as produções acadêmicas em torno da música metal na Argentina, que ganharam visibilidade como campo de estudo a partir de 2013. Em primeiro lugar é feita uma descrição cronológica do nascimento deste campo nas suas diferentes escalas geográficas: globalmente, na América Latina e na Argentina. Em segundo lugar, são propostos uma série de pontos fortes e fracos, especialmente ligados à sistematização metodológica das pesquisas. Perante o exposto, surgem alguns desafios como a necessidade de gerar conhecimentos situados que permitam maior vigilância crítica em relação ao objeto estudado e a possibilidade de integração de conhecimentos individuais e coletivos de suas próprias experiências dentro da cena do metal.

Palavras-chave: música metal, Argentina, Ciências Sociais e Humanas, estado da arte

Metal Studies in Argentina: A Potential State of the Art

Abstract

The article reviews the academic productions about metal music in Argentina, which have gained visibility as a study field since 2013. First, it chronologically describes the birth of this field in its different geographical stages, that is, both globally and in Latin America as well as in Argentina. Then, it proposes a series of strengths and weaknesses, especially linked to the methodological systematization of the research. Thus, some challenges are posed, such as the need to generate situated knowledge that allows greater critical vigilance regarding the object studied and the possibility of integrating individual and collective knowledge from the metal music scene’s own experiences.

Keywords: Metal music, Argentina, Social Sciences and Humanities, state of the art

Hoy somos miles los que le cantamos
A este rito de igualdad
Conciencia firme que aplasta los deseos
De dividir para explotar
(
Malón mestizo, Malón)

Dentro de los diversos géneros que componen la música popular urbana, el rock ha sido uno de los más abordados tanto por la Musicología como por otras disciplinas de las Ciencias Sociales y Humanas, tales como la Sociología, la Antropología, la Historia, los Estudios de la Comunicación, entre otras. En efecto, esta diversidad se puede observar en la construcción de varios estados de la cuestión con respecto a dicho objeto de estudio (Aliano, 2010; García, 2010).

El rock se conforma como un género musical amplio que abarca una gran diversidad de sub-géneros y estilos que no solo se diferencian por sus características musicales (la notación, la instrumentación, etc.) sino también por las estéticas y la idiosincrasia de quienes conforman cada una de sus culturas y sus mercados específicos. Es así que se han utilizado diversos marcos teóricos para estudiarlos (tribus urbanas, subculturas, movimientos, contraculturas, etc.), tanto desde la óptica de los propios músicos,2 grupos y sus producciones, como de sus formas de circulación y consumo.

En medio de esa variedad, se observa una particularidad: el metal, uno de los géneros derivados del rock, no solo captó atención académica al igual que el punk y el reggae, sino que también en los últimos años generó un campo de estudios propio, lo cual se hace visible en publicaciones, asociaciones y reuniones académicas especializadas en dicho objeto de estudio. Esto se ha presentado a diversas escalas, generando especificidades dentro de Latinoamérica (Varas-Díaz, Nevárez y Rivera-Segarra, 2020) y de Argentina en particular.

En este artículo nos proponemos realizar un balance de las producciones académicas que abordan el metal, en el contexto argentino, en donde el campo de estudios comenzó a ganar visibilidad a partir de 2013 y generó diversas corrientes y perspectivas de investigación, que se fueron aglutinando en grupos y redes de investigación. Dado que nuestras propias investigaciones se inscriben en este campo, nos resulta viable evaluar los aportes que se han realizado hasta el momento con el fin de encontrar tanto las fortalezas como las áreas poco exploradas o débilmente problematizadas, para poder reflexionar acerca de los modos en que la investigación del metal puede contribuir a la mejora de problemáticas sociales específicas.

De manera resumida podemos decir que los puntos fuertes se vinculan con el uso de géneros discursivos no tradicionales (notas de opinión, posteos en redes sociales, ensayos, producciones audiovisuales, etc.) en torno a los modos de realizar y divulgar investigaciones, los cuales tienen como consecuencia ciertas debilidades a nivel metodológico que pueden resumirse en la falta de vigilancia crítica en la relación de los investigadores con su objeto de estudio, el aislamiento y la descontextualización del mismo y la reiterada centralidad en el análisis discursivo de las canciones. Frente a ello, propondremos la necesidad de generar conocimientos situados y colectivos. Antes de desarrollar cada uno de estos ejes, realizaremos un recorrido histórico descriptivo de los metal studies a nivel global y latinoamericano, en primer lugar, y en el caso argentino, posteriormente.

Metal Studies: antecedentes

El metal (metal music) es un género musical que se conformó a partir de la fusión del blues y el rock psicodélico a fines de la década del 70 y se popularizó durante los años 80 con la tendencia denominada Nueva Ola del Heavy Metal Británico. Dicha música captó interés académico prácticamente desde sus orígenes y la redacción de cronologías y estados del arte con respecto a los estudios que abordan específicamente al metal dan cuenta de la construcción de un campo temático especializado en dicho género musical. Algunos de estos trabajos son el de Fabian Hein con Gérôme Guibert (2006) y el aporte de Andy Brown (2011), quien incorporó la información de la base de datos, The Metal Studies Bibliography Database (MSBD),3 la cual también se caracteriza por la especificidad temática.

A pesar de que estos relevamientos bibliográficos tienden a estar dominados por una perspectiva etnocéntrica –debido a que se centran en las producciones de Europa y Norteamérica, mayormente anglófonas–, realizan una periodización que permite entender el contexto social y cultural en el cual fueron realizados estos aportes. En este sentido y de acuerdo a la periodización realizada por Guibert y Hein, dentro de los trabajos que abordan el metal se pueden encontrar tres orientaciones.

La primera corresponde a los estudios iniciados por la criminología y la psicología, alentados por la asociación estadounidense, Parent´s Music Resource Center (PMRC),4 aliada con Parent-Teacher Association5 y American Academy of Pediatrics.6 Estas organizaciones se encargaban de estudiar las consecuencias negativas del metal en los jóvenes, al cual calificaban como “satánico”, “violento”, “machista” y promotor de la promiscuidad, la drogadicción y el suicidio, características asumidas por medio de la concepción de “pánico moral”.

Estas investigaciones utilizaban principalmente métodos cuantitativos y experimentales, basados en exámenes cognitivos, con el objetivo de rastrear los efectos de la exposición de la audiencia a los medios de comunicación masivos. Algunos de estos estudios fueron realizados por Stephen B. Thorne y Philip Himelstein (1984), en los que intentaban rastrear supuestos mensajes subliminales en las grabaciones de rock y metal; y por Catherine E. Wanamaker y Marvin Reznikoff (1989), para demostrar los efectos del contenido agresivo de las letras de rock y metal.

La segunda orientación corresponde a trabajos realizados desde las Ciencias Sociales, los cuales disienten de la perspectiva del pánico moral asumida por las corrientes psicológicas. Por el contrario, para los estudios sociológicos, el metal era resultado de la alienación de los jóvenes ocasionada por la cultura hegemónica dominante y la desigualdad social. Un ejemplo es el abordaje de Robert L. Gross (1990) que analiza al metal como una subcultura.

Por su parte, la tercera orientación está compuesta por estudios provenientes del campo de la Musicología, como los de Robert Walser (2014) y Silvia Martínez García (1997). En esta etapa también se incluye al trabajo de la socióloga, Deena Weinstein (2000), el cual es considerado la piedra fundamental para los estudios acerca del metal, aunque también ha sido criticado por utilizar la perspectiva de la homología estructural.

Además de los relevamientos bibliográficos mencionados, los metal studies también se fueron articulando a través de las reuniones académicas especializadas. En octubre de 2008, algunos investigadores del metal se congregaron en Salzburgo, Austria, en uno de los primeros congresos internacionales en torno al metal como objeto de análisis, cuyo nombre fue “Metal Music and Politics: Heavy Fundametalisms”.

A partir de ello, comenzaron a realizarse jornadas en diferentes países, como Alemania, Estados Unidos y República Checa, y a publicarse gran cantidad de artículos y libros académicos dedicados a los estudios del metal. Hasta que en 2011 se realizó un nuevo congreso internacional en Wolverhampton, Inglaterra, como parte del evento denominado “The Home of Metal”. Dicha reunión se denominó “Heavy Metal and Place” y concluyó con una publicación especial de la revista, Journal for Cultural Research, que dio lugar a un meta-discurso acerca de las investigaciones dedicadas al metal, planteando la emergencia de un nuevo campo de estudios (Spraklen, Brown y Kahn-Harris, 2011).

En 2013, se consolidó la International Society for Metal Music Studies (ISMMS) durante el congreso, “Heavy Metal and Popular Culture”, realizado en Ohio, Estados Unidos. Dicho evento tenía el propósito de reunir, intercambiar y difundir las contribuciones trans e interdisciplinarias de estudiosos de diferentes países acerca de los procesos y fenómenos relacionados con el metal. Allí también se anunció el lanzamiento del sitio web de la ISMMS y la revista académica revisada por pares, Metal Music Studies.

Posteriormente, varios autores plantearon la conformación de los metal studies, los cuales según Weinstein: “no son una ciencia paradigmática, sino un área de contenido. […] la aplicación de múltiples disciplinas, métodos y paradigmas teóricos para un contenido particular”7 (2016, p. 23.) Para la autora, estos forman parte de los estudios culturales que reivindican el valor intelectual y político de la cultura popular y se caracterizan por ser un fenómeno intelectual posmoderno.

Un rasgo característico de los estudios del metal es que emergieron a partir de los trabajos de jóvenes investigadores que, además de ser graduados especializados en determinadas disciplinas, formaban parte de la audiencia metálica. De manera que, sin hacer de ello un propósito explícito, impulsaron una nueva forma de objetividad a través del análisis de sus propias prácticas culturales. Es por ello que algunos estudiosos hablan de “critical insiders”, “aca-fans”, “fan-academics” (Brown, 2011, p. 217) y “metallectuals” (Scott, 2012, p. 205).

Sin embargo, pese a que sus trabajos buscan darle lugar a temáticas que fueron ignoradas o demonizadas por la academia, Kahn-Harris (2011) y Weinstein (2011) advierten sobre los peligros de que dichos investigadores solo intenten legitimar académicamente su fanatismo o que los metal studies se conviertan en un gueto de defensa del género musical, en el cual los trabajos dedicados a esta temática solo circulen al interior de dicho campo de estudios. Más adelante veremos de qué forma sucede esto en las contribuciones de Argentina.

Los trabajos realizados por la ISMMS permiten dar cuenta del carácter global que caracteriza al metal, ya que a partir de su labor se comienzan a publicar trabajos realizados por estudiosos que abordan las escenas locales de sus propios países por fuera de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, tal como plantea Weinstein (2016), la limitación idiomática al inglés no permite una total integración. Esto se observa, por ejemplo, en la invisibilización de gran cantidad de trabajos y reuniones realizados por estudiosos españoles.8

En contraposición, algunas formas de inclusión se dieron a través de la compilación, Metal rules the globe. Heavy metal music around the world (2011), editado por Jeremy Wallach, Harris M. Berger y Paul D. Greene. Este libro examina el crecimiento mundial del metal y sus vínculos con la globalización, por medio de contribuciones de varios autores que abordan las escenas de diversos países no occidentales. Latinoamérica es integrada con el aporte del especialista en literatura, Idelber Avelar, acerca del grupo Sepultura.9 No obstante, dicho conjunto musical no resulta totalmente representativo de su contexto, ya que a diferencia de otros grupos latinoamericanos underground, es uno de los más integrados al circuito norteamericano y europeo.

Posteriormente, en 2018, la revista, Metal Music Studies, publicó una sección especial titulada, “Metal in Latin America”, coordinada por Nelson Varas-Díaz, Daniel Nevárez y Claudia Azevedo. El propósito de esta sección era darles lugar a investigadores latinoamericanos cuyos trabajos no eran conocidos en las academias norteamericana y europea a causa del “imperialismo académico”. De esta manera, este dosier se convirtió en el primero que, dentro de dicha publicación anglófona, se dedicó a América Latina. Además, se incluyeron artículos en varios idiomas –inglés, español y portugués–.

Posiblemente este dosier constituya una de las primeras articulaciones formales entre América Latina y el campo de los metal studies del llamado “Norte Global”. En este intento de intercambio e integración es relevante la labor de Nelson Varas-Díaz que, además de dicha publicación y de sus pesquisas a lo largo de varios países latinoamericanos, fue editor y compilador de los libros In black we are seen (Scaricaciottoli, Varas-Díaz y Nevárez Araujo, 2020), sobre el metal argentino, y Heavy Metal Music in Latin America. Perspectives from the Distorted South (Varas-Díaz, Nevárez y Rivera-Segarra, 2020). Este último reúne capítulos de autores provenientes de El Salvador, Chile, Colombia, Perú, Cuba, Uruguay, Argentina, Guatemala, México y Brasil. Además, proporciona una descripción sistematizada de la situación de los metal studies con respecto al campo europeo y norteamericano.

Más allá de estos aportes, el metal ha sido objeto de interés en la academia latinoamericana al mismo tiempo que lo ha sido en los círculos anglófonos. En este sentido, al igual que sucede con el propio metal (Janotti Jr, 2004) y tal como describen Varas-Díaz, Nevárez y Rivera-Segarra (2020), no sería viable narrar una única historia del campo de estudios del metal, ya que es posible encontrar producciones simultáneas sin conexión entre sí, en contextos distantes y diversos, al igual que una gran variedad y maleabilidad de formatos.

Es así que podemos encontrar artículos académicos, ponencias, libros y tesis de grado y posgrado, provenientes de Argentina, Brasil, Guatemala, Chile, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Puerto Rico y México, en los cuales se analizan bandas, comunidades y escenas latinoamericanas. Estos fueron realizados desde múltiples disciplinas de las Ciencias Sociales y Humanas, por medio de metodologías interdisciplinarias, utilizadas para analizar las producciones de bandas y la construcción social de cada escena.

La mayoría de estas producciones se caracterizan por abordar casos particulares de sus contextos locales próximos. Algunas de ellas dan cuenta de las problemáticas que surgen a partir de que el metal se presente como una forma de arte extranjero (Janotti Jr., 2004; Viteri Morejón, 2011). Otras observan que, en el espacio latinoamericano, dicho género musical funciona como una herramienta para construir una perspectiva decolonial (Varas-Díaz, Nevárez y Rivera-Segarra, 2020). En efecto, quienes pertenecen a esta segunda línea también adoptan una postura decolonial en sus propias producciones, como una manera de darle visibilidad a los trabajos realizados desde Latinoamérica y discutir el carácter imperialista del metal que se produce como consecuencia de haberse originado en países del “primer mundo” y en el contexto de la globalización.

Respecto de ambas tendencias, la decolonial resulta superadora ya que permite problematizar las formas híbridas que surgen de los diálogos del metal –una forma musical blanca y occidental– con elementos culturales locales. Sin embargo, los abordajes de esta línea se han enfocado en la oposición de la escena latinoamericana con lo hegemónico y la inevitable tensión entre Sur y Norte Global. Esto ha conducido a la invisibilización de ciertas heterogeneidades que no responden a la postura política de lucha y resistencia descrita por los autores.

Luego de 2000 comenzaron a aparecer varios grupos de investigación en torno al campo de estudios del metal. Uno de ellos se conforma a partir de la labor del ya citado, Varas-Díaz, quien además de ser miembro de ISMMS, es el director de varios documentales (2015, 2016, 2018 y 2020) que muestran su trabajo etnográfico en las escenas de países como Puerto Rico, Cuba, República Dominicana, Chile, Guatemala, Colombia, México y Argentina. Además de diversos artículos académicos colectivos, los integrantes de este grupo poseen una página de Facebook denominada, “Heavy Metal Studies. Latin America”.10

También es posible mencionar el caso mexicano con el Seminario Permanente de Estudios sobre Heavy Metal11 que se realiza desde 2017, en la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y es dirigido por el musicólogo, Alfredo Nieves, y la antropóloga, Olivia Domínguez Prieto. Asimismo, dichos académicos llevan adelante un diplomado, un conversatorio de estudios críticos y diferentes jornadas académicas que tienen por temática central a los estudios del metal.

Previo a esta experiencia, encontramos al Grupo de Trabajo Metal UN12 –un colectivo perteneciente a la Universidad Nacional de Colombia con sede en Bogotá, que se conformó en 2003 y tenía como objetivo la discusión en torno a la cultura metalera en el ámbito académico– y el grupo de Estudios en Música Extrema de Colombia. En el mismo país, en 2021 surge la Red de Investigadores(as) colombianos sobre metal y rock. También cabe referirse al Grupo Peruano de Estudios del Metal,13 el cual se forma a partir de la iniciativa del musicólogo, José Ignacio López Ramírez Gastón. Dicha agrupación está ligada a la Maestría en Musicología de la Pontificia Universidad Católica de Perú.

A diferencia de lo que sucedía en épocas anteriores, estos colectivos y algunos investigadores individuales hacen uso de formatos de comunicación científica distintos a los tradicionales artículos académicos o papers. Algunos de ellos realizan documentales (Brenes y González, 2008), escriben textos en formatos alternativos y otros utilizan redes sociales virtuales -especialmente Facebook- para publicar sus actividades y producciones escritas. De esta manera, las conexiones entre investigadores de diferentes países son más habituales. Un ejemplo de ello es el Colectivo de Investigación y Acción desde el Metal de Habla Hispana (CIAMHH),14 integrado por miembros de España, Guatemala, México, Puerto Rico y Argentina. A continuación, nos detendremos en el caso de este último país.

Los estudios argentinos del metal: una cronología

En Argentina, el campo de estudios del metal se conformó de manera paulatina luego del año 2010. Por su parte, el surgimiento de la Feria del Libro Heavy en 2013 cumplió un rol importante en la consolidación del mismo, dado que este evento revalorizó parte del material acerca del metal que se había escrito hasta entonces y dio paso a la actividad intelectual especializada en el tema, por fuera del periodismo.

No obstante, gran cantidad de aportes realizados desde las Ciencias Sociales antes de ese momento fueron inadvertidos debido a que no trataban al metal de manera específica, sino que lo consideraban como una más de las expresiones musicales juveniles de los años 80 y 90. Algunos de estos trabajos son los de Pablo Vila (1985), Marta Flores (1993) y Laura Lunardelli (2002).

En ellos, el metal era incluido como una de las expresiones del rock que había surgido durante la dictadura y que, en los años 90, también formaba parte del “rock chabón”, el cual se caracterizaba por sus discursos en contra de las consecuencias sociales del Neoliberalismo. Algunos de estos estudios también daban cuenta de las situaciones de violencia que eran recurrentes dentro de la cultura del metal, pero solo unos pocos –como el caso de Vila (1985)– ahondaron en los factores contextuales que influyeron con dicha característica.

A partir del 2000, se produjeron varios trabajos dispersos –ponencias, tesis y artículos académicos– que abordan las especificidades del metal en Argentina desde los diferentes ángulos que componen el hecho musical -la producción, la circulación y el consumo- y desde disciplinas diversas, tales como la Antropología, la Filosofía, la Literatura Comparada y los Estudios de Comunicación. Entre ellos se pueden mencionar los aportes de Gabriel Hertz (2007); Antonio Remedi (2010); Natalia Pascuchelli (2012), Manuela Calvo (2012), Pablo Espíndola y Germán Morales (2013).

En esos años también aparece el aporte audiovisual de Juan Astrain, titulado, Heavy Mental Metal Pensado (2010). Este es realizado como proyecto de tesis para la Licenciatura en Ciencias de la Información y presenta una fuerte influencia del documental, Metal: A headbanger journey (2005), dirigido por el canadiense, Sam Dunn, el cual constituye uno de los primeros trabajos que divulgan los resultados de una investigación sobre el metal hecha desde la Antropología.

Como ya mencionamos, el campo de estudios específico parece consolidarse a partir del año 2013, con la realización de la Primera Feria del Libro Heavy, la cual generó nuevas formas aglutinadoras en torno al estudio del metal. Este evento se comenzó a desarrollar en el barrio Boedo, de la ciudad de Buenos Aires, y parece haberse inspirado en la Feria del Libro Punk y derivadxs, que se realiza anualmente desde 2012. Esto demuestra que, a pesar de que ambos géneros forman parte del rock, los propios agentes de sus escenas perciben ciertas especificidades que permiten desarrollar dos eventos distintos.

Una similitud entre ambas escenas se da a partir de la valoración de la escritura: el punk se caracteriza por la producción de fanzines, lo cual es distintivo del movimiento desde sus inicios en Reino Unido. Por su parte, el metal, además de haber adoptado este mismo medio de comunicación, posee canciones cuyas letras se inspiran en diversas obras y corrientes literarias, tanto de poesía como de narrativa.15 Esto permitió que varios autores analicen estos vínculos y produzcan sus propios trabajos periodísticos y académicos. Como consecuencia, el evento se desarrolla como una feria de libros, a pesar de que en ella también se exponen y se comercializan diversos elementos que forman parte de la cultura del metal.

Una de las principales características de la Feria del Libro Heavy16 es que cuenta con un escenario donde periodistas, escritores y académicos exponen trabajos que reflexionan y debaten acerca del metal. Esto permitió que gran cantidad de agentes, no solo pertenecientes al ámbito universitario, encuentren una motivación para elaborar trabajos similares a las ponencias y presentarlos en la Feria, la cual suele brindar la posibilidad de publicarlos de forma escrita e impresa en la colección, Cultura Metálica. Ponencias, debates y exposiciones de la Feria del Libro Heavy de Buenos Aires, de la editorial Clara Beter.

Así se comenzó a conformar un campo del saber en torno al metal, integrado por estudiosos universitarios y por una diversidad de agentes que empezaron a desarrollar la función social del intelectual (Gramsci, 2018), dado que reflexionaban acerca de la música que escuchaban y de su cultura. La Feria no solo contribuyó a la conformación de un campo intelectual dentro de la propia escena del metal, sino que también tuvo el objetivo de crear espacios alternativos de circulación de saberes frente a las instituciones de la cultura hegemónica, como lo es la universidad y sus parámetros tradicionales.

De esta manera, se conformó el Grupo de Investigación Interdisciplinario sobre Heavy Metal Argentino (GIIHMA),17 el cual deriva directamente de la Feria y adopta la misma impronta de considerar al metal argentino como un género musical marginal difícilmente aceptado por la academia. Aunque dicho grupo no depende de una institución en particular, la mayoría de sus integrantes pertenecen a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y buscan constantemente modos alternativos de investigación, como por ejemplo, la revalorización del ensayo en contraposición a los tradicionales papers. Asimismo, su actividad posee una impronta política explícita que retoma ciertas formulaciones marxistas y se complementa con la realización de cursos de extensión universitaria.

Además de este grupo, diversos autores universitarios comenzaron a publicar sus producciones acerca del metal (Morandini, 2016; Panzini, 2018) y a conformar nuevos grupos de investigación –como el Equipo Interdisciplinario de Estudios Sociales sobre Heavy Metal, dirigido por Javier Rodríguez y con sede en la UBA– que también se caracterizaban por utilizar canales de comunicación alternativos, como por ejemplo, la publicación en blogs y editoriales independientes.

Paralelamente a la Feria, el metal continuó siendo abordado de forma académica, generando gran cantidad de producciones que daban cuenta de las especificidades de su cultura (por ejemplo, Gendler y Prado (2016), Vidal Vargas (2016) y los sitios de Facebook18 e Instagram19 administrados por el historiador del metal extremo, Exequiel Núñez). Esto mismo se pudo observar en las Primeras Jornadas Nacionales “El rock: un extenso presente imaginario” y las Segundas Jornadas Nacionales y Latinoamericanas “El Rock. Figuraciones de una extensa hegemonía imaginaria. Un abordaje multidisciplinario”, realizadas en la UBA y el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, en 2017 y 2019 respectivamente, en las cuales había paneles dedicados especialmente al metal.

Más allá de estos aportes, las discusiones generadas a partir de la Feria del Libro Heavy colaboraron con el nacimiento de nuevas iniciativas que buscaron responder a diferentes necesidades. Por un lado, debido a que la Feria poseía una perspectiva fuertemente situada en la ciudad de Buenos Aires, algunos investigadores del metal provenientes de diversos puntos del país buscamos modos de conexión y visibilización. Por otra parte, varios agentes de la escena que no se identificaban con la cultura escrita también quisieron participar en los debates que se estaban dando acerca del metal argentino, tratando de revalorizar los conocimientos aportados por sus propias trayectorias vitales.

Fue así que en 2019 se desarrolló el Primer Encuentro Sociocultural sobre Heavy Metal: “Heterogeneidades Metaleras”, en la sede de Folklore de la Universidad Nacional de las Artes. Este espacio propuso el intercambio académico y el aporte del campo de lo experiencial a través de la puesta en valor de la voz de los actores sociales que conforman la escena metalera. Dicho Encuentro tuvo la particularidad de desarrollar mesas de diálogo en las cuales no solo intervenían activamente los expositores sino también los asistentes. Algunas de ellas se centraban en contribuciones académicas y otras, en la exposición de experiencias individuales y grupales.

En el primer caso, las presentaciones realizadas por académicos especialistas en el tema tuvieron como eje la puesta en común de diversas miradas con respecto a la constitución del metal como campo de estudios, de las metodologías de trabajo empleadas en sus investigaciones y de la impronta propia de los investigadores como miembros del colectivo metalero. Aquí también se dio cuenta de la diversidad geográfica a través de la reflexión acerca de las prácticas culturales ligadas al metal en algunas provincias argentinas –como Buenos Aires, Jujuy, Salta y Córdoba– y países latinoamericanos –como Chile, Perú, Brasil, Puerto Rico y Ecuador–. La particularidad residió en que las intervenciones fueron realizadas por investigadores provenientes de dichos espacios geográficos.

Por su parte, el campo no académico contó con la presencia de colectivos y agrupaciones de intervención social, política y cultural, músicos, periodistas, productores, poetas y artistas visuales y audiovisuales, quienes expusieron sus experiencias en torno a temáticas como la perspectiva de género, los derechos humanos, la idea de underground y el vínculo con otras formas de arte. La gran diversidad de agentes profundizó el debate y las reflexiones colectivas con respecto a la propia mirada de los protagonistas de la escena metalera argentina.

Una consecuencia de este evento fue la conformación de la Red de Estudios y Experiencias en y desde el Heavy Metal (REEHM),20 la cual está integrada por investigadores y diversos agentes de la escena metálica argentina y latinoamericana. Esta agrupación se compone como un espacio interdisciplinario que, con una impronta federal y antipatriarcal, tiene como objetivo el intercambio en torno al metal, considerándolo una expresión cultural heterogénea. Un rasgo particular es que no se dedica exclusivamente a la investigación, sino que continúa la impronta del Encuentro y también busca revalorizar los conocimientos adquiridos a través de lo experiencial, dado que se considera que las trayectorias vitales integran una red cultural más amplia. A través de la tarea colectiva con participación y enfoques diversos se busca contribuir a la democratización del conocimiento y con la ruptura de modos tradicionales y coloniales del quehacer científico (Citro, 2014).

De manera similar, en 2020 se lanzó el Fanzine Digital Especializado en Estudios Sociales del Heavy Metal (dirigido por heavys y para heavys),21 editado por algunos participantes del Encuentro de 2019 que no integran la REEHM. La iniciativa de esta publicación es realizar textos dirigidos al público metalero y abordar temáticas que son discutidas dentro de la propia cultura del metal como la historia de algunos estilos, las expresiones federales, el underground y la conciencia de clase obrera, entre otros.

El campo argentino de los estudios del metal se encuentra en constante movimiento, lo cual se pudo observar durante el año 2020, marcado por el contexto de la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19 y las medidas gubernamentales como el Aislamiento y el Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio. Esto contribuyó a que los colectivos anteriormente mencionados desarrollasen jornadas de exposición y debate de manera virtual. Estas iniciativas no solo se circunscribieron al ámbito académico e intelectual, ya que algunas fueron organizadas por agentes culturales como bandas y agrupaciones sociales.

En efecto, en 2020 la REEHM realizó una segunda edición del Encuentro, la cual se desarrolló de manera virtual. Esto permitió la participación de agentes de diversas partes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú, entre otros. En dicha oportunidad y a diferencia del 2019, no se realizó una separación entre el campo académico y el no académico, sino que todas las mesas de diálogos contaron con expositores de ámbitos diversos, como una manera de integrar dos de los planos que conforman el conocimiento y se complementan entre sí. De ese modo, la organización se produjo en torno a los vínculos del metal con temáticas específicas, como el folklore, los feminismos, el punk, el underground, los medios de comunicación, Latinoamérica, la violencia y los derechos humanos.

Una similitud entre los eventos virtuales mencionados es que en todos ellos se discutió acerca de los derechos humanos y el lugar de las mujeres. Esta tendencia da cuenta de una preocupación propia de la escena metalera en la actualidad y de un avance con respecto al campo de estudios, debido a que los debates ya no solo se ocupan de cuestiones internas de la escena, sino que atienden situaciones sociales que la trascienden y la atraviesan.

Algunas reflexiones en torno a los metal studies argentinos

A partir de las cronologías anteriormente realizadas, es posible observar la conformación de un campo de estudios particular para el estudio del metal en el contexto de Argentina. Este surgió de la búsqueda de especificidad y del trabajo colectivo en torno al metal como objeto de estudio, características que revelan las diferencias en los modos en que buscamos comprenderlo. La diversidad de posturas y de enfoques disciplinares adoptados por los investigadores del metal nos invitan a elaborar un balance general sobre los aportes realizados hasta el momento.

En general, las contribuciones que se han llevado a cabo posibilitaron la consolidación del metal como un género musical de interés académico, especialmente por su contenido discursivo, el cual permite abordar problemáticas sociales más amplias que lo atraviesan. De hecho, nuestras propias investigaciones individuales fueron y son realizadas en el marco de tesis de grado y de posgrado desde disciplinas particulares y, aunque el metal ha sido nuestro objeto de estudio, lo construimos y abordamos de diferentes maneras.

En primer lugar, Natalia Pascuchelli, desde una perspectiva sociocultural indaga acerca de las formas del creer y las representaciones de un grupo de agentes culturales -músicos y seguidores de bandas de metal- que han transitado por procesos de conversión al evangelismo y el impacto de esta experiencia en sus producciones artísticas y en sus públicos. Su recorrido etnográfico en el Área metropolitana de Buenos Aires permitió acceder a distintas experiencias con lo sagrado por parte de los actores y un distanciamiento de los marcos institucionales. Esta investigación aborda los límites y alcances del Metal Cristiano al interior de la escena metalera.

Por su parte, Manuela Calvo comenzó sus pesquisas indagando los vínculos del metal y la literatura argentina a partir de las concepciones de localismo y nacionalismo que tenían determinadas bandas –especialmente, Almafuerte y Hermética– y sus seguidores. Más tarde, enfocó su estudio en la escena bonaerense, en la cual no solo advirtió las dinámicas de funcionamiento propias de la industria musical y los circuitos culturales, sino también la idiosincrasia que dominaba su paradigma de autenticidad, ligado principalmente al hetero-patriarcado y al estado-nación.

Por último, Pablo Vidal, se ha enfocado en la actividad de las bandas de metal extremo bonaerense y los procesos de construcción identitaria que las atraviesan. Su investigación busca dar cuenta de cómo estos procesos influyen en sus ediciones musicales, en su vinculación con el resto de la escena y sus actuaciones en vivo.

Como ya mencionamos, además de desarrollar investigaciones individuales, los tres autores de este artículo formamos parte de la REEHM. En dicho espacio expandimos el quehacer puramente científico y, a través de diversos proyectos colectivos de intervención sociocultural, realizamos aportes directos a la escena metalera. El trabajo colaborativo con agentes no académicos nos permite debatir, revisar, modificar el eje de nuestros estudios y proyectar en ellos líneas futuras. Además, integramos las propuestas de acción concretas sobre problemáticas que atraviesan la escena metalera, vinculadas a desigualdades socioeconómicas y de género.22

La búsqueda de cierta especificidad no es exclusiva del metal, sino que también se presenta en géneros como el tango, el cual posee su propia Academia Nacional y una gran cantidad de producciones escritas dedicadas exclusivamente a él. Sin embargo, la gran cantidad de eventos culturales y académicos especializados en metal resultan particulares de la escena, la cual no solo se relaciona con la necesidad de la autorreflexión y la construcción colectiva de un metadiscurso propio, sino también con la búsqueda de diferenciación de otras identidades musicales.

Más allá de la diversidad de enfoques que caracteriza al campo argentino de estudios del metal, uno de los principales aportes se presenta con la formulación de alternativas a la tradición occidental y hegemónica de producción de conocimiento que predomina en gran cantidad de disciplinas de las Ciencias Sociales y Humanas en Argentina. Estas nuevas estrategias epistémicas contrastan con los aspectos más clásicos de la academia, especialmente los vinculados con los diseños de investigación y los modos de difusión de los resultados.

De esta manera, se producen investigaciones que privilegian la subjetividad de los investigadores y sus conocimientos no académicos, además de promover la publicación en medios de comunicación no científicos (medios y editoriales independientes, revistas no científicas, posteos en redes sociales, formatos audiovisuales, etc.). De cierta forma, esto contribuye a la desjerarquización del conocimiento, ya que los autores logran escapar de parámetros rígidos como lo son los referatos y las limitaciones económicas de algunas editoriales científicas. Sin embargo, estas prácticas alternativas a la academia tradicional conllevan ciertas dificultades y debilidades que se presentan en la sistematización metodológica.

En primer lugar, en gran parte de los trabajos anteriormente mencionados se observa una falta de vigilancia crítica con respecto al objeto de estudio. Esto se debe a que la mayoría de estos investigadores son también aficionados al metal. De esta manera, poseen un compromiso afectivo e ideológico con dicha música de forma preexistente a la investigación. La dificultad se encuentra en que esta condición no siempre se hace explícita en las pesquisas y, como consecuencia, se utiliza el paradigma estético (García, 2010) del metal para realizar sus análisis, es decir, se lo aborda con los juicios de valor propios del género musical, los cuales son naturalizados por medio de la práctica de afición. Un ejemplo de ello se puede ver en la impronta contra-hegemónica que domina al campo de estudios y que describimos anteriormente.

La cercanía afectiva e ideológica conduce a plasmar las preferencias y las desilusiones propias de un aficionado, por medio de la selección y la crítica de determinadas obras y músicos. Un ejemplo paradigmático de esta característica del campo se produjo tras el acercamiento de Ricardo Iorio a políticos filo-nazis y personalidades vinculadas a ideologías fascistas. A partir de ello, varios investigadores del metal realizaron trabajos que buscaban contraponer una supuesta idiosincrasia de la escena con el accionar de dicho músico, lo cual indirectamente no permitió otra cosa sino defender los ideales de los propios académicos. En estos casos, además de la poca reflexividad de los autores sobre su condición de aficionados, se observa la ausencia de problematización de la trayectoria del músico en un contexto más amplio y de los modos de recepción de la obra de Iorio.

Algunos de esos textos, como por ejemplo el libro Parricidas (Scaricaciottoli, 2018), desarrollan sus análisis en torno a la crítica directa a Iorio con el objetivo de generar un cambio en el movimiento metalero. En este sentido, resulta válido y fructífero el debate que da cuenta de los vínculos del metal argentino con ideologías repudiables por sus tendencias racistas, homofóbicas y misóginas, pero también es necesario respetar las subjetividades y las trayectorias personales de los agentes metaleros sin menospreciarlas, ya que sus acciones son las que han generado y puesto en movimiento a la escena de forma previa a los análisis académicos. Al mismo tiempo, reducir toda una escena a una sola persona no permite comprender los usos del metal en diferentes contextos y las mediatizaciones que intervienen en dichos procesos culturales. Por último, no es menor que el debate gire en torno a la figura de un varón cis-heterosexual, ya que esto remite al carácter androcéntrico que predomina en el campo de estudios.

Otra consecuencia de la cercanía del investigador con el objeto de estudio consiste en el peligro de generar indirectamente un canon de bandas y músicos de acuerdo a parámetros ideológicos y afectivos. A pesar de que el metal en Argentina y Latinoamérica no forma parte de los repertorios canónicos de la Musicología, se puede observar que en las investigaciones y publicaciones se seleccionan ciertos nombres que adquieren mayor jerarquía y legitimidad dentro del campo cultural.

Tal como explica Simon Frith, “Los géneros musicales populares se forman –y deben ser entendidos– en el interior de un proceso comercial/cultural; no son el resultado de análisis académicos distanciados o de historias musicológicas formalistas” (2014, p. 167). No obstante, los aportes de investigación colaboran de cierta forma con el proceso de selección y exclusión de determinadas producciones. De modo que es necesario tener esto presente a la hora de plantear problemas de investigación dentro de pesquisas que no pretenden constituirse como crítica musical.

Una segunda dificultad vinculada a la anterior se produce con el aislamiento del género musical. El conocimiento profundo acerca del metal que brinda la propia experiencia del aficionado también lleva a insistir en sus especificidades, sin tener en cuenta los vínculos y las similitudes con otros géneros musicales y objetos culturales. Esto lleva a que en algunos casos se lo posicione como un género superior debido a los parámetros morales propios del investigador. Así, se focaliza en los aspectos positivos de la escena, invisibilizando las tensiones y desigualdades sociales que la atraviesan. De manera que el metal es presentado como un fenómeno musical inconexo de su contexto social de producción. Esto sucede con aquellos aportes que destacan rasgos como la solidaridad y la conciencia de clase frente al Neoliberalismo y la cultura de masas (Morandini, 2016; Panzini, 2018) y los presentan como exclusivos del metal, cuando en realidad están presentes en otras culturas musicales contemporáneas de Argentina.

En tercer término, gran parte de estos estudios basan su juicio en el análisis de las letras de las canciones y suelen separarlas de su materialidad musical y su carácter performativo. También dejan de lado la actividad de los oyentes y los mediadores, roles ineludibles en el estudio de cualquier escena metalera. Algunas veces esto se liga al punto anterior, ya que de acuerdo a los parámetros morales de algunos metaleros, su música de preferencia es superior porque posee contenido filosófico y político, a diferencia de otros géneros musicales que cantan acerca de cuestiones que ellos consideran banales, tales como la cumbia o el pop que suelen componer canciones dedicadas al baile o la conquista sexual.

La centralidad dada al contenido de las letras en ocasiones suele conducir a análisis homológicos del contexto, ya que se pretende mostrar que las bandas cantan explícitamente acerca de lo que sucede a nivel social y político en ciertos períodos históricos. Sin embargo, estos enfoques no permiten analizar las dinámicas por fuera de las perspectivas de los propios músicos, como por ejemplo, las condiciones sociales y económicas que atraviesan a la industria cultural específica del metal y las particularidades locales en circuitos, ciudades y provincias concretas. Lo mismo sucede con las audiencias cuyas preferencias quedan invisibilizadas o relegadas a un segundo plano.

Finalmente, otros problemas se presentan cuando se plantea al metal como un género musical contracultural y se lo describe, por un lado, como una música de resistencia y, por el otro, como representativa de la cultura obrera. Aun cuando no resultan del todo desacertadas, ambas caracterizaciones deberían ser revisadas atendiendo a las variaciones históricas y a las particularidades geográficas, ya que su generalización responde a cierto porteñocentrismo.23 Es decir, se describe al metal de Argentina a partir de los rasgos de la ciudad de Buenos Aires, lo cual es también un fenómeno recurrente en otros campos de estudio de otros países donde las capitales suelen ocupar un lugar preponderante y, muchas veces, totalizante. Esta debilidad contribuye a la invisibilización de problemáticas que podrían ser propias del contexto argentino más amplio, tales como la tensión y las ambigüedades que se producen con la etnia, la edad, el género y la clase social a las que pertenecen los miembros de la escena.

A modo de cierre

A lo largo de este artículo, hemos descrito el campo de estudios del metal, tanto a nivel global/internacional y latinoamericano, como argentino. Sobre los aportes de este último caso, realizamos un balance que dio cuenta de fortalezas y debilidades, en las cuales también se inscriben nuestras investigaciones finalizadas, en curso y nuestros proyectos colectivos dentro de la REEHM.

Frente a ello, creemos que es necesario cuestionar los modos de producir conocimiento en torno a esta música y, tal como sucede en diversas tradiciones de la Etnomusicología, la investigación en música popular y los Estudios de Género, elaborar conocimientos situados (Haraway, 1988; Citro, 2014; Justo von Lurzer y Spataro, 2016), en los cuales se expliciten las condiciones de producción de la investigación. Esto permitiría dar cuenta del vínculo preexistente que los investigadores suelen tener con el metal, cuya reflexividad se encuentra atravesada por múltiples factores, tales como la clase social y el género.

Al construir conocimientos situados podríamos hacer referencia a los lugares desde los cuales enunciamos, los que muchas veces resultan ser posiciones de privilegio con respecto a otros actores de las escenas metaleras. Reconocer nuestras propias condiciones sociales y económicas de existencia facilitaría la intersubjetividad al abordar a los sujetos estudiados y sus propias lógicas, sin caer en análisis indirectamente admirativos o despreciativos. Es tarea de los investigadores exponer las relaciones de poder que atraviesan a la escena argentina del metal, pero también es necesario recordar que como agentes sociales no estamos aislados y, por el contrario, estamos inmersos no solo en las dinámicas propias de la escena, sino también en una escala más amplia, que incluye las diferentes tradiciones académicas y epistemológicas y los procesos sociales, económicos y políticos que los atraviesan.

De esta manera, planteamos la necesidad de revalorizar las metodologías etnográficas, ya que estas no solo permiten que nos acerquemos a las configuraciones y significados de las prácticas sociales y culturales, sino también brindan la posibilidad de darle voz y agencia a quienes integran la escena estudiada, los cuales suelen quedar subordinados al análisis de las bandas y sus producciones -con especial énfasis en las letras de las canciones-. De hecho, reconocemos que las etnografías producen conocimiento social y, en consecuencia:

La definición del trabajo de campo como “situación” resalta su especificidad política, que deviene de la puesta en escena de intereses y estrategias diversas y con frecuencia contrastantes dentro de la red de relaciones que delimita. Implica entender a los actores partícipes de la interacción como inmersos en relaciones de fuerza y de sentido, cuyas acciones, creencias y expectativas se articulan (Katzer y Samprón, 2011, p. 60).

Siguiendo esta línea, creemos que como investigadores del metal necesitamos sistematizar las herramientas metodológicas que utilizamos en nuestros trabajos para que constituyan un aporte para el propio movimiento metalero y contribuyan a la integración cultural del objeto en el marco más amplio de las Ciencias Sociales y Humanas y los Estudios Culturales y de la música popular.

No obstante, sin caer en los formalismos que separan a la ciencia de otras formas del saber, nos parece relevante el aporte y la visibilización de los conocimientos adquiridos por fuera de la educación formal, ya que constituyen modos alternativos y complementarios de actividad intelectual que aportan a la democratización del conocimiento y cuestionan la divulgación jerárquica del mismo que, en algunos casos, peca de dogmática.

Creemos que es relevante revalorizar la heterogeneidad que caracteriza tanto al objeto metal como a su propio campo de estudios, los que a pesar de poseer características particulares (Calvo, 2016), no están aislados de las culturas locales y de otras culturas musicales en sus diversos contextos. Tener en cuenta estos diálogos enriquecería los aportes académicos para que colaboren con la solución y la mejora de problemáticas sociales, tales como la discriminación y diversas formas de violencia.

Dado que se trata de un campo de estudios reciente y en constante crecimiento, son varias las cuestiones que aún quedan por profundizar y debatir, tales como aquellas que están relacionadas con la etnia, el género, la clase y la edad. Para ello consideramos necesario no caer en absolutismos y fomentar el intercambio que permita enriquecer las perspectivas acerca de la escena; visibilizar las contribuciones realizadas a lo largo del país y Latinoamérica; e integrar aquellos saberes que son adquiridos por fuera del ámbito académico y que conectan con formas que son características de la región, muchas de ellas ancestrales.

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Biografías

Manuela Belén Calvo

Doctora en Comunicación (Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata), Magister en Culturas y Literaturas Comparadas (Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba) y Profesora en Lengua y Literatura. En sus tesis de posgrado ha estudiado los discursos, las audiencias y las escenas del metal argentino. Ha coordinado encuentros, jornadas y seminarios sobre estudios sociales de la música. Actualmente es becaria posdoctoral en el Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales de CONICET Tandil y el Instituto de Estudios Histórico Sociales de la Universidad del centro de la provincia de Buenos Aires, donde investiga expresiones artísticas juveniles y estudiantiles de Tandil, desde una perspectiva de género y moralidades. Es integrante investigadora de la Red de Estudios y Experiencias en y desde el Heavy Metal (REEHM).

Natalia Pascuchelli

Magister en Cultura y Sociedad con mención en sistemas de creencias (Universidad Nacional de las Artes - Centro Argentino de Etnología Americana). Doctoranda en Cultura y Sociedad (UNA-CAEA). Docente investigadora en Universidad Nacional de las Artes y de Educación Superior en Escuelas superiores de Educación Artística de la Ciudad autónoma de Buenos Aires, Argentina. Autora de publicaciones especializadas en expresiones performativas en música, danza y creencias sociales. Miembro investigadora de la Red de Estudios y Experiencias en y desde el Heavy Metal (REEHM).

Pablo Vidal Vargas

Estudiante avanzado de Licenciatura en Ciencias Antropológicas, Universidad de Buenos Aires. Estudiante adscripto de la Cátedra Folklore General (UBA). Diplomando en Antropología del Rock, Universidad Nacional Autónoma de México (2019). Docente en Instituto Ayelén, Villa Celina, Buenos Aires. Autor de publicaciones especializadas en metodologías de trabajo antropológico, festividades religiosas bolivianas y formas de vinculación en torno al metal extremo. Miembro investigador de la Red de Estudios y Experiencias en y desde el Heavy Metal (REEHM).


1 El texto es resultado del intercambio entre los tres autores y de la confluencia de sus investigaciones individuales: en el caso de Calvo se trató de una tesis para el Doctorado en Comunicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, la cual fue defendida en 2019 y fue financiada con una beca interna doctoral de CONICET; Pascuchelli está finalizando su tesis doctoral en Cultura y Sociedad, la cual contó con el financiamiento de una beca otorgada por la Universidad Nacional de las Artes en convenio con el Centro Argentino de Etnología Americana, unidad ejecutora de CONICET; y Vidal Vargas se encuentra terminando la tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Además de ello, los tres son miembros de la Red de Estudios y Experiencias en y desde el Heavy Metal (REEHM).

2 Con el objetivo de facilitar la lectura, en este artículo decidimos utilizar el nominativo genérico masculino universal tal como propone la Real Academia Española. No obstante, tenemos la necesidad de expresar nuestro acuerdo con el empleo del lenguaje inclusivo y no binario como una forma respetuosa y no sexista de considerar la diversidad sexo-genérica de los agentes estudiados.

4 Una posible traducción es Centro de Recursos Musicales de Padres.

5 Una posible traducción es Asociación de Padres Maestros.

6 Una posible traducción es Academia Americana de Pediatras.

7 El original dice: “Metal studies is not a paradigmatic science but a study of a content area. […] the application of multiple disciplines, multiple methods, and multiple theoretical paradigms to a particular content.”

8 A pesar de que menciona trabajos en francés, alemán y catalán, la línea europea no tuvo en cuenta a los estudios realizados en España, los cuales no solo cuentan con tesis de postgrado, artículos académicos y libros de historiografía, sino también con jornadas académicas. Previamente a las reuniones de ISMMS, se realizaron en Madrid entre 2003 y 2008 las jornadas “Heavy metal en España”, organizadas por el musicólogo, Fernando Galicia Poblet, en la Universidad Complutense de Madrid. A pesar de la contemporaneidad de las actividades, estas no tuvieron contacto con el círculo anglosajón.

9 Sepultura es una banda de groove metal conformada en 1984 en Brasil. Es considerada la banda más característica de la escena brasileña por hacer referencia a su contexto local en sus composiciones y también por lograr reconocimiento internacional gracias al contrato que iniciaron con la discográfica norteamericana, Roadrunner Records, en 1988. Su álbum Roots (1996) resulta relevante porque contribuye a la difusión a escala global de elementos indígenas locales.

15 Por ejemplo, Iron Maiden compuso la canción, “Rime of the ancient mariner”, del disco Powerslave de 1984, inspirada en un poema del mismo nombre de 1798, escrito por el inglés Samuel Coleridge.

18 https://www.facebook.com/deathmetalargentino/

19 https://www.instagram.com/lahistoriadelmetalextremo/?utm_medium=copy_link

22 La REEHM se organiza internamente en diferentes comisiones (de género, de comunicaciones y redes sociales, editorial y organización de actividades culturales), las que durante 2021 están llevando adelante los siguientes proyectos: el diseño de un protocolo contra violencias por motivos de género en las prácticas del metal; la difusión de artistas del underground, por medio de entrevistas con perspectiva de género; la edición de una revista de divulgación científica y cultural; y la organización del Tercer Encuentro Sociocultural sobre Heavy Metal.

23 Este término se refiere a la centralidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, anteriormente llamada Capital Federal y conocida como ciudad porteña.