25 años de trabajos arqueológicos y epigráficos en Saqqara. Reconstruyendo la tumba de Imephor Impy Nikauptah de Kom el-Khamasin

Josep Cervelló Autuori

Departament de Ciències de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana, Institut d’Estudis del Pròxim Orient Antic, Universitat Autònoma de Barcelona, España

Fecha de recepción: 13 de julio de 2023
Fecha de aceptación: 5 de septiembre de 2023

Resumen

Entre 2019 y 2022 han tenido lugar las excavaciones arqueológicas de la Universitat Autònoma de Barcelona en la necrópolis de Kom el-Khamasin, en Saqqara suroeste. El yacimiento ha sido excavado en su totalidad. El “Proyecto Kom el-Khamasin”, sin embargo, es mucho más antiguo. Empezó con una pequeña prospección en el año 1997, por lo que en 2022 se cumplieron los 25 años. La prospección no dio paso a una excavación porque en 1999 el lugar fue objeto de un violento saqueo que destruyó los edificios funerarios que hubo en él y supuso que muchas piezas (bloques y fragmentos de bloques de caliza decorados y estatuillas funerarias) fueran robadas y aparecieran después en el mercado de antigüedades de todo el mundo. En este trabajo se explica la historia de este proyecto de investigación y, a partir de toda la evidencia recuperada del lugar (tras el saqueo de 1999 y durante las excavaciones recientes) y rastreada en el mercado de antigüedades, se procede a la reconstrucción de la tumba del personaje mejor documentado de la necrópolis: el sumo sacerdote de los dioses Ptah y Sokar de Menfis llamado Imephor Impy Nikauptah.

Palabras clave: Saqqara, Primer Periodo Intermedio, sacerdocio menfita, expolio arqueológico

25 Years of Archaeological and Epigraphic Work at Saqqara. Reconstructing the Tomb of Imephor Impy Nikauptah from Kom el-Khamaseen

Abstract

Between 2019 and 2022, the Universitat Autònoma de Barcelona carried out archaeological excavations at the necropolis of Kom el-Khamaseen, in southwest Saqqara. The site has been excavated in its entirety. The “Kom el-Khamaseen Project”, however, is much older. It began with a small survey in 1997, making it 25 years old in 2022. The survey did not lead to an excavation because in 1999 the site was violently looted, resulting in the destruction of the funerary buildings that once stood there and the theft of many artefacts (decorated limestone blocks and block fragments and funerary statuettes) that later appeared on the antiquities market around the world. This paper explains the history of this research project and, based on all the evidence recovered from the site (after the 1999 looting and during the recent excavations) and traced in the antiquities market, proceeds to the reconstruction of the tomb of the best documented individual in the necropolis: the high priest of the gods Ptah and Sokar of Memphis called Imephor Impy Nikauptah.

Keywords: Saqqara, First Intermediate Period, Memphite priesthood, archaeological plundering

1. Kom el-Khamasin, 1997-2022: historia de un proyecto de investigación

Aunque la Spanish-Egyptian Mission in Southwest Saqqara (desde 2023, Spanish-Egyptian Archaeological Mission in Saqqara, SEAMS) se constituyó en 2019 y la excavación arqueológica del yacimiento de Kom el-Khamasin se ha desarrollado en tres campañas, en 2019, 2021 y 2022 (la campaña de 2020 no pudo llevarse a cabo por la crisis sanitaria de la Covid 19), el “Proyecto Kom el-Khamasin” tiene un origen mucho más antiguo. De hecho, llevamos trabajando en él, de forma intermitente, desde 1997, de modo que en 2022 se cumplieron los 25 años.

Kom el-Khamasin es una pequeña necrópolis situada en la cima de una colina a 3,20 km al oeste de la pirámide de Djedkare Izezi en Saqqara. Se encuentra en pleno desierto,1 lejos de todos los demás cementerios y monumentos de la necrópolis menfita. Se trata de un mirador privilegiado desde el que se puede admirar toda la mitad sur de esta necrópolis, desde Dahshur hasta Abusir, con la majestuosa pirámide escalonada de Netjerikhet dominando el paisaje. El aislamiento del yacimiento lo convirtió en presa fácil para ladrones de tumbas y saqueadores y esto explica su tortuosa historia en las últimas décadas (Cervelló Autuori, 2016).2 Como queda dicho, nosotros pisamos el lugar por primera vez en 1997 y desde entonces el proyecto ha pasado por cuatro etapas bien diferenciadas.

1.1. La prospección de 1997

Consistió, simplemente, en un paseo de un día por el yacimiento en compañía del director general y del inspector en jefe del área arqueológica de Saqqara, respectivamente Mohamed Hagrass y Magdy el-Ghandour. Se trataba de ver si el lugar podía responder a los objetivos institucionales e intereses científicos del entonces naciente IEPOA de la UAB. La visita dio mucho de sí (Cervelló Autuori y Díaz de Cerio, 2006). Estaba claro que los edificios funerarios que se habían levantado allí en el pasado habían colapsado y ello había atraído a los saqueadores, que quizá habían contribuido también en parte al colapso o, al menos, al desorden. Los restos constructivos se concentraban al suroeste de la colina y consistían en grandes bloques de caliza blanca, algunos con molduras y ángulos, dispersos sin contigüidad aparente. Distintos agujeros de saqueo rellenos de arena suelta acumulada por el viento eran visibles aquí y allá. También eran visibles pequeños fragmentos de granito rosa de Asuán, lo cual nos llamó mucho la atención, habida cuenta de que se trata de un material constructivo reservado a las elites.

Finalmente, cuatro bloques de caliza, que debieron formar parte del revestimiento interior de muros, presentaban fragmentos de inscripciones y relieves. Uno de ellos contenía parte de la titulatura de un oficial que, entre otras cosas, fue ỉmy-rȝ ʿ(ȝw), “supervisor de intérpretes” o “de caravanas” o “de tropas auxiliares nubias”, según las distintas interpretaciones (Jones, 2000: 73-76; Hannig, 2003: 87-88), un título documentado de manera muy mayoritaria durante la VI dinastía, última del Reino Antiguo (Cervelló Autuori y Díaz de Cerio, 2006: 87-89; Diego Espinel, 2006: 119-123). Otro bloque presentaba parte de un relieve y de una inscripción, ambos en ligero bajorrelieve de muy buena calidad. El relieve consistía en el faldellín y rodillas de un oficial en barca cazando y pescando en las marismas, motivo iconográfico que aparece en las tumbas de los altos dignatarios a partir de fines de la V dinastía y se generaliza en la VI (Harpur, 1987: 335-338, a-d; Decker y Herb, 1994: 384-418, láms. CCVIII‒CCXL; Cervelló Autuori y Díaz de Cerio, 2006: 90; Woods, 2015: 1898-1899); y la inscripción rezaba: ḥm(t)-nṯr(t)-Ḥwt-Ḥrw Ḫnwt, “sacerdotisa de Hathor, Khenut”, o sea, documentaba un título y un nombre frecuentes entre las damas de la VI dinastía, en este caso sin duda la esposa del oficial, que estaría representada junto a él en módulo menor, bajo la inscripción que la identifica. El estilo del relieve y la paleografía de las inscripciones se ajustaban perfectamente a lo que es habitual para la VI dinastía. La cronología, pues, parecía clara y respondía a los intereses investigadores del IEPOA, puesto que buscábamos un yacimiento fechado en las primeras etapas de la historia de Egipto.

1.2. Las campañas epigráficas de 2005 y 2006

Obtenidos los fondos para la intervención y presentada la solicitud de excavación ante el Supreme Council of Antiquities de Egipto, en 1999 el yacimiento fue violentamente saqueado hasta el punto de que las autoridades egipcias nos pidieron que abandonáramos el proyecto. Los ladrones actuaron con total impunidad, ocultos por la lejanía del sitio en el desierto, y emplearon maquinaria pesada para alcanzar pozos y cámaras funerarias subterráneas. Abrieron con palas excavadoras una gran zanja en la parte central del montículo, donde debieron hallarse esas estructuras subterráneas, procediendo de sur a norte y depositando las paladas de restos arqueológicos y escombros a los lados y especialmente en la parte norte del yacimiento. Allí tuvieron incluso un taller de corte con radial de los bloques de caliza con inscripciones y relieves que iban a sacar ilegalmente de Egipto para introducirlos en el mercado de antigüedades. Durante las excavaciones, hemos hallado evidencias tanto de las máquinas excavadoras como del “taller”.

Pero los ladrones no se llevaron todo lo que hallaron, sino sólo lo que se prestaba mejor a la venta. Así, quien era entonces un joven inspector en Saqqara y es hoy el co-director de nuestra Misión, Mohammad Youssef, recuperó del lugar, tras el saqueo, 57 bloques o fragmentos de bloques de caliza con inscripciones jeroglíficas o relieves y 5 fragmentos de granito también inscritos. La mayoría de las piezas de caliza eran bloques de construcción (revestimiento de muros, bloques de techo), pero también había fragmentos de estelas de falsa puerta y tablas de ofrendas. Este material fue inventariado y guardado en el almacén de El-Mohemat, en Saqqara, donde sigue hoy día. Solicitados los correspondientes permisos, en 2005 y 2006 realizamos sendas campañas de trabajo epigráfico para estudiarlo.3 De nuevo, los resultados fueron de sumo interés. Para empezar, se documentaron cuatro cartuchos reales en cuatro piezas distintas, dos con el nombre Ppy y otros dos con el nombre Nfr-kȝ-rʿ. Aunque no podemos descartar la posibilidad de que el primero corresponda a Pepy I, el segundo es el praenomen de Pepy II y lo más probable es que sea éste el rey a quien se alude en todos los casos. Esto nos sitúa cronológicamente en la segunda mitad de la VI dinastía, o sea, a finales del Reino Antiguo.

Por otra parte, se documentaron también nuevos personajes privados, de entre los que destacó nítidamente uno, al que pertenecían la mitad de los bloques inscritos de caliza y los 5 fragmentos de granito. Fue entonces y sigue siendo hoy, tras las excavaciones, el personaje mejor documentado de la necrópolis con diferencia. Se trata de Imephor Impy Nikauptah, que fue sumo sacerdote de los dioses Ptah y Sokar de Menfis muy a finales del Reino Antiguo o ya durante el Primer Periodo Intermedio, como sugieren su titulatura y la paleografía de sus inscripciones, según veremos. El sacerdocio de Menfis, la capital del Estado egipcio durante el III milenio, fue, junto con el sacerdocio de los dioses solares de Heliópolis, el más influyente en el entorno de la corte del Reino Antiguo. Ptah y Sokar eran dioses cosmogónicos y patronos de los artesanos: como los dioses crearon el mundo, así los artesanos completan la creación al introducir en él los artefactos que producen. Los sumos sacerdotes menfitas eran, además de ritualistas, los máximos supervisores de los artesanos que se ocupaban de la extracción y transporte de la piedra de las canteras y de la decoración de los complejos funerarios regios y de las tumbas privadas por medio de relieves, estatuas y estelas. De ahí que su título fuera el de wr ḫrpw ḥmwt, “(el más) grande de los supervisores de los artesanos” (Jones, 2000: 391-395; Hannig, 2003: 359-360; Maystre, 1992 [1948]: 4-13; Cervelló Autuori, 2018: 10-18).

El estudio de las inscripciones de Imephor nos reveló, de entrada, dos cosas: que en su tumba, sus nombres y títulos fueron esculpidos con una asiduidad fuera de lo común, hasta obsesiva, y que su titulatura fue “heterodoxa”, en el sentido de que combinó títulos propios de todos los sumos sacerdotes menfitas del Reino Antiguo con otros títulos que no están asociados a este cargo y que parecen revelar una carrera alternativa, previa o paralela (véase más abajo). Por otra parte, mientras que dos de sus nombres fueron comunes en el Reino Antiguo, a saber, el hipocorístico Ỉmpy y el teóforo Nỉ-kȝw-Ptḥ (Ranke, 1935: 26.13, 180.20; Scheele-Schweitzer, 2014: 237.295, 445.1709), el tercero es un hápax legomenon de difícil lectura: Ỉmp-Ḥrw. Se trata de un nombre teóforo que incluye el nombre de Horus, pero desconocemos el significado de la raíz ỉmp, por lo que no es posible traducirlo (Cervelló Autuori, en prensa). Nombres de estructura parecida (Ỉmp aislado e Ỉmpy + teónimo, como Ỉmpy-Zkr) se conocen para el Primer Periodo Intermedio y el Reino Medio (Ranke, 1935: 26.10; Cervelló Autuori, 2007: 77). Estamos, pues, ante otro de los pocos casos documentados de “triple identidad” propios de fines del Reino Antiguo y del Primer Periodo Intermedio (Vernus, 1982: 322-323; Vittmann, 2013: 3), o sea, de personaje con tres nombres, pudiendo ser dos de ellos un rn nfr, “nombre hermoso” o hipocorístico (en este caso Ỉmpy), y un rn ʿȝ, “nombre grande” (en este caso Nỉ-kȝw-Ptḥ). Las más significativas de estas inscripciones fueron objeto de una publicación preliminar por nuestra parte (Cervelló Autuori, 2007).

Finalmente, el material y la tipología de los bloques nos dio también preciosa ‒y sorprendente‒ información sobre la tumba misma. 8 de los bloques o partes de bloques de caliza con inscripciones de Imephor habían formado parte del que debió ser el techo a dos aguas de su cámara funeraria, como indicaba claramente su forma: rectangulares, alargados, con la cara “interior” biselada en los lados cortos para apoyarse entre sí, de vertiente a vertiente, y sobre las paredes de la cámara (véase más abajo). Por otra parte, los 5 fragmentos de granito inscritos a los que ya hemos aludido están asociados a Imephor, como quiera que su nombre aparece esculpido en ellos (véase también más abajo). Un techo de cámara subterránea a dos aguas es una verdadera rareza para un alto oficial de la corte de finales del III milenio,4 y el granito, como queda dicho, es un material reservado a personajes de muy alto rango (reyes, familia real y entorno más directo del rey). A modo de hipótesis preliminar, tres cosas pueden explicar estas excentricidades. Por un lado, la época: si ya estamos en el Primer Periodo Intermedio, la pérdida del control por parte del poder central pudo haber facilitado comportamientos inhabituales. Por otro lado, el cargo: al ser supervisor de artesanos, Imephor pudo tener acceso privilegiado a materiales y opciones constructivas. Y finalmente, la actitud personal: como veremos, el “saqueado” Imephor pudo ser él mismo un impío “saqueador”, de modo que el granito, por ejemplo, pudo formar parte de una pieza robada y reutilizada por él.

1.3. El rastreo del mercado de antigüedades entre 2009 y 2021

Expolio significaba que los materiales robados iban a acabar apareciendo en galerías de arte o museos de cualquier lugar del mundo. Las inscripciones de Imephor eran realmente muy fáciles de reconocer, gracias a que su nombre es único. Pero lo que nunca hubiéramos podido imaginar es que este material pudiera empezar a aparecer precisamente... ¡en España! En marzo de 2009, mi colega y querido amigo Andrés Diego Espinel, del CSIC de Madrid, me envió un correo electrónico con un enlace a la página web de una galería de arte madrileña donde acababa de ver, con gran sorpresa, la fotografía de un bloque de piedra caliza en muy buen estado de conservación inscrito con los nombres del mismo oficial de Kom el-Khamasin cuyas inscripciones funerarias yo había publicado preliminarmente el año anterior. Aunque se exhibía en Madrid, el bloque pertenecía, en realidad, a un galerista de Barcelona, que lo había prestado para una exposición temporal. En efecto, el contenido y la paleografía de la inscripción de este bloque, y sobre todo el hecho de que es contiguo a un bloque conservado en Saqqara, como veremos, demostraban sin lugar a dudas que procedía de la tumba de Imephor. Poco después, en octubre del mismo año, una alumna del Máster Universitario de Egiptología de nuestra universidad nos llamó la atención sobre unos fragmentos de bloque de piedra caliza expuestos y a la venta en una galería de antigüedades de Barcelona. Tras visitar la galería, comprobamos con asombro que todos los fragmentos expuestos ‒9 en total‒ contenían inscripciones con los nombres y títulos de Imephor o, en un caso, el nombre de un nuevo personaje, $nwmw-ḥz=f (Ranke, 1935: 276.5; Scheele-Schweitzer, 2014: 614.2857), sin duda estrechamente relacionado con él. En ambos casos, presentamos las correspondientes denuncias y las brigadas de patrimonio de la policía española y catalana, respectivamente, se hicieron cargo de las investigaciones. Mientras que las piezas de Barcelona han sido repatriadas y se conservan ahora en el Museo Egipcio de El Cairo, la de Madrid-Barcelona sigue en manos del galerista, ya que en el juicio no se pudo demostrar que saliera de Egipto después de 1983 (fecha de la ley egipcia que prohíbe la expatriación de antigüedades). En cualquier caso, tuvimos la oportunidad de estudiar y fotografiar directamente las piezas mientras estuvieron incautadas por la policía y de publicarlas (Cervelló Autuori, 2016).

Paralelamente a las investigaciones policiales, empezamos a examinar las páginas web de muchas galerías de arte y antigüedades de todo el mundo en busca de objetos que pudieran proceder de Kom el-Khamasin. Y, efectivamente, entre 2009 y 2021 hemos documentado otro fragmento de bloque de piedra caliza y un total de 11 estatuillas funerarias de Imephor, bien identificadas porque tienen sus tres nombres esculpidos o incisos en el brazo derecho (sin títulos). Estas estatuillas son, como veremos, otra de las singularidades de Imephor. Añadamos tan sólo, de momento, que no hemos podido ver y estudiar directamente ninguna de las estatuillas detectadas en el mercado de antigüedades y que es difícil saber cuándo salieron de Egipto: aunque lo más probable es que todas ellas salieran del país ilegalmente tras el saqueo de 1999 (porque aparecieron en el mercado al mismo tiempo, junto con los bloques de piedra caliza, y tanto los bloques como algunas de las estatuillas están colocadas sobre el mismo tipo de soportes), al tratarse de objetos pequeños, no se puede descartar la posibilidad de que algunas circularan por el mercado ya en épocas anteriores. En cualquier caso, una de ellas, interceptada por la policía holandesa, ha sido repatriada a Egipto y se conserva ahora en los almacenes del Museo Egipcio de El Cairo; en el momento de escribir estas líneas, estamos a la espera de una autorización para estudiarla.

Para concluir con la cuestión del material encontrado en el mercado de antigüedades, los bloques de piedra caliza interceptados en Madrid y Barcelona son contiguos a algunos de los bloques conservados en el almacén de El-Mohemat en Saqqara: todos proceden de la misma pared de la tumba de Imephor, probablemente de su cámara funeraria subterránea, como comentaremos más abajo, y llevan inscritos sus nombres y títulos continuamente repetidos.

1.4. La constitución de la Misión y la excavación de Kom el-Khamasin (2019-2022)

Después de 2006, circunstancias personales y los acontecimientos políticos (las Primaveras Árabes y la difícil década de 2010 en Egipto) nos mantuvieron alejados del proyecto arqueológico de Kom el-Khamasin. En 2018, sin embargo, Mohammad Youssef y yo sentimos que había llegado el momento de reconsiderar una intervención en el yacimiento. Sabíamos que no era probable que se conservara allí ningún edificio funerario, pero el objetivo principal era recuperar todo el material arqueológico, epigráfico e iconográfico que aún pudiera quedar bajo las arenas removidas del kom. En particular, queríamos completar, en la medida de lo posible, la información sobre Imephor Impy Nikauptah y conocer la topografía y la estructura de la necrópolis. En definitiva, se trataba de realizar una intervención de rescate en el yacimiento. En enero de 2019 obtuvimos los permisos de excavación y se constituyó la actual Misión Arqueológica Hispano-Egipcia en Saqqara (Spanish-Egyptian Archaeological Mission in Saqqara, SEAMS), codirigida por Mohammad Youssef y por mí mismo y formada por arqueólogos, epigrafistas y técnicos españoles y egipcios de todos los campos del trabajo arqueológico.5 Expresamos desde aquí nuestro más sincero agradecimiento a Mostafa Waziry, secretario general del Supreme Council of Antiquities de Egipto, y a Mohammed El-Saidy, director de su oficina científica, por haber apoyado nuestro proyecto desde el primer momento.

Los trabajos en Kom el-Khamasin se han desarrollado a lo largo de tres campañas, de entre uno y tres meses de duración cada una, en 2019, 2021 y 2022 (en 2020 no hubo campaña debido a la crisis sanitaria de la Covid 19). La campaña de 2022, que se ha realizado en dos fases, en primavera y otoño, ha sido la última: el yacimiento se ha limpiado y excavado en su totalidad, hasta los niveles geológicos en todos sus sectores. Se ha recuperado un total de 93 piezas de piedra caliza con inscripciones o relieves (bloques y fragmentos de bloques, fragmentos de estelas de falsa puerta, tablas de ofrendas), más de 200 fragmentos de granito, inscritos o no, y 57 estatuillas completas o fragmentarias, además de un gran número de pequeños fragmentos de estatuillas. De este modo, la intervención arqueológica en Kom el-Khamasin ha concluido, a la espera del análisis e interpretación final de los datos y la publicación de los resultados, en forma de artículos sobre aspectos específicos y una monografía. A partir de 2023, los trabajos de la Misión continúan en una nueva concesión en Saqqara Norte: la tumba del sumo sacerdote menfita Sabu Tjety, uno de los predecesores de Imephor Impy Nikauptah, situada al noroeste de la pirámide escalonada, en un cementerio excavado por Mariette en los años setenta del siglo XIX y donde nadie más ha trabajado desde entonces; allí se enterraron juntos todos los sumos sacerdotes de Menfis del Reino Antiguo cuya tumba conocemos, que pertenecieron probablemente a una misma familia en la que el oficio se transmitía de generación en generación (Cervelló Autuori, 2018: 26-30).

2. Reconstruyendo la tumba de Imephor Impy Nikauptah

Como queda dicho, la mitad del material epigráfico recuperado de Kom el-Khamasin tras el saqueo de 1999 y estudiado en las campañas de 2005 y 2006 procedía de la tumba del sumo sacerdote menfita Imephor Impy Nikauptah. Asimismo, todo el material detectado en el mercado de antigüedades claramente procedente de Kom el-Khamasin perteneció a Imephor, lo cual es, precisamente, lo que ha servido para establecer esa procedencia. Después de las tres campañas arqueológicas en el yacimiento, Imephor sigue siendo el personaje mejor documentado: en realidad, es el único personaje realmente bien documentado. Cerca del 40% de los bloques y fragmentos de bloques de caliza con inscripciones y relieves proceden de su tumba y están inscritos con sus nombres y títulos. De ella procederían también los más de 200 fragmentos de granito recuperados, muchos de ellos inscritos; su nombre no ha aparecido en los nuevos fragmentos, pero tampoco ha aparecido ningún otro nombre propio (al menos, de momento, pues este material está aún en proceso de estudio) y lo más probable es que todos ellos constituyeran una única pieza. Puesto que en los fragmentos de 2005-2006 sí aparecía el nombre de Imephor, la pieza en cuestión debió pertenecerle, de origen o por reutilización.

El resto de personajes documentados por sus nombres o títulos en Kom el-Khamasin lo están por un único documento cada uno (quizá más en un solo caso: véase más abajo, apartado 2.2 in fine), que puede ser un bloque constructivo, un fragmento de estela de falsa puerta o una tabla de ofrendas. Esta diferencia tan drástica con Imephor plantea un problema: ¿se trata realmente de personajes enterrados aquí o estamos ante piezas robadas de otras tumbas y traídas aquí como material de construcción, por ejemplo, por el propio Imephor? La pregunta tiene difícil respuesta. Por un lado, mientras que algunos de los nombres de estos otros personajes son habituales en el Reino Antiguo y Primer Periodo Intermedio (Ỉdw o Ỉdwt, Ḫwỉt: Ranke, 1935: 54.10, 267.15; Scheele-Schweitzer, 2014: 281-283.609,616, 588.2686), otros están documentados aquí por primera y única vez, igual que el de Imephor (Mnḫỉ, Sʿnḫ-Ḥwt-Ḥrw-Ppy), lo cual sería más acorde con el hecho de que esos personajes hubieran sido enterrados aquí. (También es cierto que nunca cabe descartar la posibilidad de una ausencia de registro, a pesar de que la antroponimia de esta época está ampliamente documentada). Por otra parte, en caso de bloques reutilizados, quizá cabría esperar mayor homogeneidad, porque sería más lógico pensar en uno o dos focos de procedencia del material robado. A menos que…

Al menos dos de los nuevos bloques documentados durante las excavaciones procedieron, sin duda, de fuera de Kom el-Khamasin. Se trata de un bloque con la representación de Horus de Behdet, un conocido motivo de la iconografía regia, y otro con una inscripción que alude a una hija real (Cervelló Autuori y González León, en prensa). Ambos proceden muy probablemente del cementerio de Pepy I, que se halla enfrente de Kom el-Khamasin, en concreto de los complejos de dos de las reinas enterradas allí. Ahora bien, en este cementerio se acumularon durante la VI dinastía numerosos objetos votivos (tablas de ofrendas: Legros, 2016: 51-55) de personas que deseaban ponerse bajo la protección del rey y las reinas, y muchos oficiales de la corte construyeron sus tumbas y capillas alrededor de las pirámides reales por la misma razón. Un estudio reciente (Labrousse, en prensa) señala que existen amplias evidencias arqueológicas de que tanto el templo funerario de Pepy I como los complejos de las reinas fueron objeto de violentas destrucciones y saqueos muy a fines de la VI dinastía o ya durante el Primer Periodo Intermedio. Se habla incluso de una “banda organizada”. ¿Pudo tener nuestro Imephor algo que ver con todo esto? Ello podría explicar la presencia en Kom el-Khamasin tanto de los bloques con motivos y textos regios como de tablas de ofrendas o fragmentos de estelas de falsa puerta (procedentes de tumbas) con los nombres de personajes diversos y aleatorios.

Pero las campañas arqueológicas no han proporcionado tan sólo material con inscripciones y relieves. Por un lado, también han permitido documentar grandes bloques constructivos de caliza, que formaron parte del revestimiento, exterior e interior, de los muros de los edificios funerarios que se levantaron aquí. En total, se han contabilizado 634 bloques, tanto anepígrafos como inscritos o decorados, y el criterio para contabilizarlos ha sido que conservaran intacto al menos un lado o una arista. Todos ellos han sido convenientemente ubicados en el mapa topográfico del yacimiento y medidos. El estudio métrico de los mismos ha permitido alcanzar conclusiones sobre el número y dimensiones de esos edificios, que no debieron ser más de dos o tres. Por otro lado, y contrariamente a lo que pareció en un primer momento, sí se ha podido documentar parte de un edificio in situ. La datación de esa parte de edificio es inequívoca, como también se verá, y coincide con la datación de Imephor, por lo que lo más probable es que se trate de su tumba, habida cuenta del número reducido de opciones. Es tomando en consideración las dimensiones de este edificio y el volumen total del material arquitectónico de revestimiento documentado que se ha hecho la estimación del número de tumbas indicada.

Para proceder a la excavación, el yacimiento fue dividido en seis sectores, tres a cada lado de la gran zanja central en dirección norte-sur excavada por los saqueadores. Los del este tenían superficies algo menores (de norte a sur: 3000, 1000 y 2000), mientras que los del oeste eran más extensos (también de norte a sur: 4000, 5000, 6000). De hecho, los estratos superficiales de todos los sectores estaban formados por los escombros depositados por los saqueadores al abrir la zanja, en parte antrópicos (bloques y fragmentos de bloques de caliza, fragmentos de granito, cerámica ‒menos de la esperable‒) y en parte naturales (lecho rocoso destruido, gravas y arenas). Fue en el sector 1000, en la parte central de la mitad este del yacimiento, donde fue posible documentar la única estructura de un edificio conservada aquí.

2.1. La posible superestructura (mastaba) de la tumba de Imephor

Una vez retirado el estrato superficial de escombros del sector 1000, se observaron en la parte central del mismo, al oeste, una serie de recortes que hicieron pensar en distintas unidades estratigráficas, unas naturales (primarias o secundarias) y otras antrópicas. Una excavación minuciosa permitió distinguir claramente unas unidades de otras e identificar, en algunos puntos, las zanjas de cimentación de un edificio, en las que se habrían ubicado los grandes bloques de caliza de revestimiento del mismo. Al final del proceso quedó al descubierto nada menos que la parte este del relleno compacto, formado de gravas, arena, piedras y cascotes, de un edificio macizo de planta cuadrangular, o sea, una mastaba (Fig. 1). El lado este de este relleno se conservaba prácticamente íntegro y medía 10,30 m de norte a sur por 1 m de altura de media. De los lados norte y sur se conservaba tan sólo el extremo este. De la parte oeste del relleno no se conservaba nada, porque había estado en lo que ahora era la zanja de los saqueadores. No sabemos, por tanto, qué dimensiones debió tener el monumento completo,6 pero lo conservado es sin duda tan sólo un tercio o un cuarto del mismo. Esto significa que el pozo y la cámara funeraria subterráneos estuvieron en lo que hoy es la zanja. Es evidente que ésta fue la razón por la que los saqueadores desventraron el kom por esta parte. Debieron encontrar la cámara y decidieron hacer lo que ya sabemos: llegar hasta ella por medio de excavadoras y, a continuación, llevársela por delante a base de paladas y depositar los bloques en la zona norte del montículo. Allí seleccionarían los más adecuados para ser introducidos en el mercado ilegal de antigüedades y empezarían a cortarlos y prepararlos por medio de sierras radiales.

Fig. 1. El relleno de mastaba, formado por gravas, arena, piedras y cascotes. Foto: © SEAMS/Roser Marsal Aguilera.

El relleno de mastaba presenta una primera particularidad importante: es compacto, lo cual significa que la mastaba fue maciza y careció de capilla abierta al exterior en el lado sureste. En el revestimiento de caliza del muro este debió haber uno o dos nichos para el culto funerario. La inexistencia de capilla en la superestructura de la tumba implica que todos los bloques constructivos decorados con inscripciones y relieves estuvieron originalmente en la subestructura, o sea, formaron parte del revestimiento de los muros de la cámara funeraria. Esto es acorde con la evolución de las tumbas privadas durante la VI dinastía. Si precedentemente la decoración se concentraba en las capillas y cámaras de la superestructura y la subestructura no recibía decoración alguna, desde Unis y conforme avanza la VI dinastía la subestructura pasa a ser decorada, mientras que la superestructura lo es cada vez menos hasta llegarse a la situación inversa. El fenómeno es paralelo al que experimentan las tumbas reales con los Textos de las Pirámides (Dawood, 2005; Kanawati, 2010: 43-55; Russo, 2010: 262; Hays, 2015: 219).

Fig. 2. Excavando el depósito de fundación del relleno de mastaba. Foto: © SEAMS.

La segunda característica del relleno de mastaba salió a la luz gracias a un descubrimiento excepcional. La estructura está construida sobre un estrato de arena fina que descansa directamente sobre el lecho rocoso. Pues bien, por encima de este estrato de arena, en la esquina noreste de la estructura, se encontró nada menos que un depósito de fundación intacto, formado por 60 vasijas de cerámica en miniatura, muchas de ellas con las tapas y los contenidos conservados, 2 platitos de alabastro, también en miniatura, y 5 muelas de piedra arenisca, consistentes en dos piezas: la base y la piedra de moler (Fig. 2). Son pocos y de poca envergadura los depósitos de fundación que se conocen para estas etapas más antiguas de la historia de Egipto (Marchand, 2004: 11-13), lo cual confiere al de Kom el-Khamasin un interés especial. Un depósito de fundación es un conjunto de objetos votivos, que se entierra en el ángulo de un edificio con fines propiciatorios, profilácticos y purificadores. Su descubrimiento en nuestro relleno de mastaba confirmaba la interpretación de la estructura. Lo esencial es que las vasijas de cerámica pueden ser fechadas con notable precisión, por tipología, en el Primer Periodo Intermedio, que es la datación que los datos epigráficos y prosopográficos sugieren para Imephor, como veremos. Dado el reducido número de edificios funerarios que hubo en Kom el-Khamasin, según hemos visto, parece altamente probable que el relleno de mastaba con su depósito de fundación corresponda a su tumba.

2.2. La subestructura (pozo y cámara funeraria) de la tumba de Imephor

Como queda dicho, es altamente probable que el pozo y la cámara funeraria de Imephor Impy Nikauptah correspondieran a la tumba cuya superestructura acabamos de describir. El pozo descendería en vertical desde la parte oeste no conservada del relleno de la mastaba (que atravesaría también) y la cámara estaría excavada a pocos metros de profundidad en el lecho rocoso natural del kom. Todo habría sido embestido, desarticulado y arrastrado hacia el norte del yacimiento por los saqueadores. Es allí, en los sectores 4000 y 5000, donde, en efecto, se ha recuperado, durante las excavaciones, la mayor parte de los bloques que constituyeron esta cámara funeraria, con su peculiar techo a dos aguas.

Son precisamente los bloques del techo los que permiten la reconstrucción de la cámara. 8 de estos bloques ya se conocían de las campañas epigráficas de 2005 y 2006. El resto, otros 15, han aparecido en las campañas de 2021 y 2022; de algunos de ellos sólo tenemos la mitad o tres cuartas partes. 3 del total de los bloques no han podido ser recuperados, aunque poseemos el extremo biselado de uno cuya ubicación en el conjunto es muy difícil de precisar. Con este material, el techo y sus inscripciones han podido ser reconstruidos en su totalidad. Estaba compuesto por 26 bloques de forma rectangular alargada, a razón de 13 por lado. Están biselados en los extremos cortos de la parte interior (inscrita) en ángulo de 135º, de modo que los de un lado se apoyaban simétricamente sobre los del otro en ángulo de 90º y los de cada lado se apoyaban en las paredes en ángulo de 135º. Miden entre unos 120 y 139 cm de largo (longitud máxima: los extremos biselados pueden ser más o menos largos; la superficie interior alisada, cuando está completa, mide regularmente entre 103 y 105 cm) por 18 a 28 cm de ancho y 20 a 29 cm de espesor. Tomando en consideración la anchura de los bloques del techo de la cámara que poseemos y atribuyendo a los bloques que faltan una anchura equivalente a la media de las anchuras más comunes de los primeros, el techo y, por tanto, la cámara y las paredes largas debieron de tener una longitud total de unos 2,80 m. Basándonos en las longitudes de las superficies interiores y en los ángulos de apoyo de los mismos bloques, la anchura de la cámara habría sido de 1,47 m.

Fig. 3. Uno de los bloques del techo a dos aguas de la cámara funeraria de Imephor en el momento de su hallazgo y detalle de sus inscripciones. Foto: © SEAMS/Lluís Tudela.

Fig. 4. Edición de las inscripciones del techo a dos aguas de la cámara funeraria de Imephor.

Los bloques de cada vertiente del techo están atravesados por dos líneas de texto paralelas, de 6,5 cm de altura cada una, colocadas a una distancia de 26,5 cm entre ellas, más o menos centradas verticalmente (hay algún centímetro más de distancia entre la línea superior y el vértice del techo que entre la inferior y la pared) (Fig. 3). Las dos líneas de cada lado son muy parecidas, pero no idénticas, y pueden diferir ligeramente tanto en el contenido como en la disposición. El texto de cada línea consta de los nombres Ỉmp-Ḥrw, Ỉmpy y Nỉ-kȝw-Ptḥ repetidos dos veces, encabezados las dos veces por un título y los dos últimos precedidos siempre por rn=f nfr y rn=f ʿȝ, respectivamente. En la Fig. 4 se presenta la edición de estas inscripciones. Las secuencias entre corchetes corresponden a bloques o partes de bloques que no se han recuperado o a texto que no se ha conservado porque la superficie del bloque está dañada, y los signos de interrogación indican una reconstrucción hipotética del texto, basada en el texto de las otras líneas. La vertiente A,7 en que el texto está orientado de derecha a izquierda, quedaría a la derecha de la entrada de la cámara, como quiera que los signos “mirarían” hacia la entrada; la vertiente B,8 en que el texto está orientado de izquierda a derecha, quedaría a la izquierda de la entrada de la cámara, por la misma razón. Los títulos que encabezan los nombres son: wr ḫrpw ḥmwt m gswy-pr, “(el más) grande de los supervisores de los artesanos en los dos talleres (o sea, en todos los talleres del Estado: el dual como totalidad)”, una variante del título del sumo sacerdote menfita que insiste en su función artesanal y que no está documentada para ninguno de los predecesores de Imephor en el cargo, de modo que constituye una más de sus rarezas en lo que a la titulatura se refiere (véase más abajo) (1 vez) (Cervelló Autuori, en prensa); sm, “sacerdote-sem” (sacerdote ritualista, cuya función en el Reino Antiguo parece haber sido la de asistir al rey durante los ceremoniales regios, vistiéndolo y dándole los regalia y los objetos rituales: Larcher, 2022) (1 vez); ḥȝty-ʿ, “aquel que está al frente” (1 vez; en la Fig. 4 se hipotetiza en 3 casos más por su condición de título inicial absoluto, pero en esas posiciones pudo haber también wr ḫrpw ḥmwt o sm); y ḫrp ỉȝt nbt nṯrt, “director de todas las funciones divinas” (o sea, de todos aquellos que ejercen funciones rituales) (1 vez). En la vertiente B, al último nombre le sigue un epíteto: ỉmȝḫw ḫr nb=f, “venerable ante su señor” (en la primera mitad), y mȝʿ-ḫrw, “justo de voz” (en la segunda mitad).

En cuanto a los bloques de las paredes de la cámara, son de forma y dimensiones muy diferentes a las de los bloques del techo. También rectangulares, no son tan alargados, y el lado corto de la superficie inscrita de los que se conservan completos mide, en términos generales, entre un tercio, la mitad o el 60% del lado largo. El espesor es de entre 35 y 40 cm. La disposición del bloque es mayormente en “horizontal”. A modo de ejemplo, éstas son las medidas de cuatro bloques (de cada dimensión, cuando hay variación, se escoge la medida más grande): 86,5 x 29 (cara inscrita) x 35 (espesor) (KKh01/01); 68 x 39 x 39 (KKh01/02A&B+KKh21/30; véase más abajo y Fig. 6b); 62,8 x 28,5 x 37 (KKh01/03); 63,5 x 28 x 5 (KKh-Gal-BcnA/01; el espesor no es aquí informativo, porque se trata de uno de los bloques aparecidos en el mercado de antigüedades y, por tanto, recortados). Las superficies inscritas de tres de estos bloques están representadas en la Fig. 5.

Fig. 5. Reconstrucción parcial de la pared larga izquierda (con respecto a la entrada) de la cámara funeraria de Imephor. Dibujo: © SEAMS/Raquel Agrás Flores.

En la figura 5 se presenta, precisamente, la reconstrucción parcial de una de las paredes largas de la cámara, aquella de la que conservamos mayor superficie inscrita. Se trata de 7 bloques y 2 fragmentos que casan a razón de 6 y 3,9 sin que esté claro aún si los dos grupos fueron más o menos contiguos o hubo una distancia entre ellos. Uno de los grupos (izquierdo) contiene el principio del programa epigráfico de la pared, mientras que el otro (derecho) está incompleto por el final, ya que el último bloque es fragmentario, y, aunque es posible reconstruir el texto que falta, es difícil precisar su longitud. La longitud total de los dos grupos es de 100,5 cm y 123,7 cm, respectivamente, de manera que la longitud total del conjunto de bloques conservados de esta pared es de 224,2 cm, o sea, 2,242 m. Ya sabemos que la cámara midió unos 2,80 m de longitud, lo cual significa que la distancia entre los dos grupos, si la hubo, y la longitud del texto que falta al final debieron acomodarse en unos 56 cm como máximo.

Habida cuenta de que, como hemos dicho, parte del texto que falta puede reconstruirse, podemos decir que conservamos una parte muy notable del programa epigráfico de esta pared. Los 9 bloques o fragmentos conservados formaban tres hileras de la pared, 3 de ellos la superior, 4 la central y 2 la inferior. La altura máxima de las tres hileras juntas es de 73,5 cm (altura del grupo izquierdo, por 56,5 cm de altura del grupo derecho). Mientras que los bloques de las hileras superior y central presentan toda su superficie inscrita, en los de la inferior las inscripciones ocupan los tres cuartos superiores de la superficie, mientras que en el cuarto inferior no hay texto. Esto significa que la línea inferior de texto de estos bloques es la línea inferior de la inscripción en su conjunto y que los bloques constituyeron la hilera inferior de la pared o, más probablemente, se dispusieron sobre otra hilera, también anepígrafa. Así lo sugeriría, por una parte, el hecho de que la altura de la zona anepígrafa de los dos bloques es desigual y, por otra, la comparación con la disposición de la decoración de las cámaras funerarias de otras tumbas de fines de la VI dinastía, que no empieza nunca cerca del suelo, sino a una cierta altura (queda sin decorar el tercio inferior de la pared, por ejemplo: Jéquier, 1929: láms. V, IX-X; Dobrev et al., 2015: figs. 13, 20, 27). Por la parte superior, es probable que hubiera otra hilera de bloques por encima de la superior de las conservadas, dadas las proporciones habituales de estas cámaras (por ejemplo, Dobrev et al., 2015: 115, 119: alturas de 125 y 126 cm), en la que se apoyarían los bloques del techo.

El programa decorativo de la pared parece haber sido sólo epigráfico, sin iconografía, lo cual ya de por sí es una rareza. El programa epigráfico consiste en una gran inscripción dispuesta en 8 líneas horizontales orientadas de izquierda a derecha y una columna, a la izquierda de las líneas 2 a 7, también orientada de izquierda a derecha. La primera línea empieza algo a la izquierda de las demás y su inicio queda por encima de la columna. En efecto, la inscripción empieza con la fórmula ḥtp-dỉ-nswt y la columna “aprovecha” y prosigue ese inicio con ḫȝ m t ḥnqt […] mnḫt, “mil de pan, cerveza […] tejidos”, es decir, con la lista de ofrendas canónicas (probablemente en la parte perdida del texto habría , ȝpd y šs, sin que podamos saber si se repetía la cifra ḫȝ, “mil”, o no). La primera línea, por su parte, desarrolla la fórmula de ofrendas de esta manera: ḥtp dỉ nswt (ḥtp dỉ / n)10 Gb ḫȝ m […], “Una ofrenda que da el rey (, una ofrenda que da / a) Geb: mil (piezas) de […]”, a lo que seguiría la lista de ofrendas. Éste sería el único contenido de esta línea, si tenemos en cuenta que la segunda línea empieza con el dativo: n Ỉmp-Ḥrw rn=f nfr Ỉm[py…], “para Imephor, cuyo nombre hermoso es Im[py…]”. Tenemos un inicio idéntico de la fórmula de ofrendas en otro bloque, el KKh01/06, en este caso con el texto orientado de derecha a izquierda; debió formar parte de otra inscripción de la tumba, tal vez en la pared de enfrente (véase más abajo). La parte de texto conservada en él reza: ḥtp dỉ nswt (ḥtp dỉ / n) Gb ḫȝ m t […], “Una ofrenda que da el rey (, una ofrenda que da / a) Geb: mil (piezas) de pan […]”; es, pues, idéntica a la anterior con la salvedad de que aquí se ha conservado la primera de las ofrendas de la lista. Esta versión de la fórmula de ofrendas presenta la rareza de que el dios concernido es Geb y de que tras su nombre sigue, directamente, la lista de ofrendas (véase más abajo y Cervelló Autuori, 2007: 83 y n. 34).

El texto de las líneas 2 a 8 se ha conservado suficientemente como para poder constatar que en ellas los tres nombres de Imephor se repiten tres veces, siempre en el mismo orden: Ỉmp-Ḥrw + Ỉmpy + Nỉ-kȝw-Ptḥ, los dos últimos precedidos, o no, por las secuencias rn=f nfr y rn=f ʿȝ. Cada serie está sistemáticamente encabezada por un título o por un título acompañado de un epíteto que lo complementa, salvo la primera serie de la línea 2, en que el título está sustituido por la preposición de dativo n, como queda dicho. Los títulos que encabezan la primera serie (iniciales absolutos de línea), todos ellos conservados, son: ḥȝty-ʿ (1 vez), sm (3 veces), y wr ḫrpw ḥmwt (2 veces). Se trata de los tres títulos que Imephor utiliza sistemáticamente como iniciales. Los títulos que encabezan las otras dos series, conservados sólo en parte, son: wr ḫrpw ḥmwt m prwy, “(el más) grande de los supervisores de los artesanos en la doble casa (o sea, en la administración del Estado dual)”, una variante habitual del título del sumo sacerdote menfita; sm (nuevamente); ẖry-ḥbt ḥry-tp, “sacerdote lector responsable” (sacerdote encargado de leer los oficios y las fórmulas mágicas, sobre todo funerarias); wr ḫrpw ḥmwt (nuevamente); ỉmȝ-ʿ ỉr m ʿwy=f, “el de mano amable/útil, que actúa con sus dos manos” (título más epíteto, que probablemente deba entenderse como “aquel que hace cosas buenas/útiles con las manos”, en alusión a un médico, terapeuta, o mago, o bien al sacerdote-sem encargado ‒como hemos visto‒ de asistir al rey en los ceremoniales regios, según las interpretaciones);11 y ḫrp ỉȝt nbt nṯrt. Un último título, cuyo final puede leerse a comienzos de la segunda línea del segundo bloque de la hilera inferior (línea 7 de la inscripción en su conjunto), justo delante del nombre Ỉmp-Ḥrw, es de difícil identificación, aunque debió incluir la designación de un edificio. De hecho, la primera parte de esta línea es problemática, porque incluye una alusión a Osiris (¿epíteto ỉmȝḫw ḫr Wsỉr?) que hace difícil que hubiera aquí la serie de los tres nombres de Imephor.

La otra pared larga de la cámara parece haber tenido un programa decorativo bastante diferente. El material que conservamos es más fragmentario y menos homogéneo y esto hace muy hipotética cualquier reconstrucción. Conservamos, por un lado, una serie de bloques o fragmentos de bloques de caliza, algunos recuperados tras el saqueo de 1999 y otros procedentes del mercado de antigüedades, con texto dispuesto en líneas horizontales orientadas de derecha a izquierda, como es lo esperable de la pared que debía quedar a la derecha de la entrada de la cámara.12 Como quiera que, en ellos, el inicio de la fórmula de ofrendas se repite varias veces, podría tratarse de una inscripción simétrica, aunque no idéntica ni tan larga, a la de la pared de enfrente, quizá dispuesta en la parte derecha de la pared, inmediatamente tras la entrada. Aquí, los dioses invocados son tanto Geb (bloque KKh01/06, mencionado más arriba, que parece simétrico al bloque y fragmentos KKh01/07+45A+43 que encabezan la inscripción de la otra pared) como Anubis, y el destinatario sigue siendo el ḥȝty-ʿ Imephor, una vez más designado por sus tres nombres, sin que se documenten aquí más títulos.

Por otro lado, conservamos 3 bloques y 5 fragmentos de bloques de caliza que también pudieron corresponder a esta pared y constituir la decoración de su parte central e izquierda.13 Los bloques se han hallado en el yacimiento (tras el saqueo de 1999 o durante las excavaciones), mientras que los fragmentos proceden todos del mercado de antigüedades, que es lo que explica sus medidas reducidas: todos han sido recortados para ser vendidos como piezas de decoración. Los 5 fragmentos forman dos grupos, uno de 3 piezas que casan entre sí (Fig. 6a) y otro de 2; los dos grupos formaron parte de dos bloques distintos, de los que, sin embargo, no se conserva la totalidad de la superficie inscrita. El grupo de 3 fragmentos conserva parte de 7 columnas de texto; el de 2 fragmentos, parte de 6. La epigrafía de todas estas piezas presenta las mismas características: texto dispuesto en columnas orientadas de derecha a izquierda. Los dos grupos de fragmentos parecen conservar un principio de texto, porque presentan un espacio anepígrafo delante de la primera columna. Y dos de los bloques (KKh21/48 y KKh22/01, que no parecen casar entre sí, al menos en su precario estado actual de conservación) presentan el final de 7 columnas de texto, puesto que debajo del último signo queda un buen espacio anepígrafo (de hecho, los signos ocupan tan sólo la quinta parte superior de estos bloques); se trataría, por tanto, muy probablemente, de los bloques de la hilera inferior de la pared (ver a continuación).

Fig. 6. (a) Grupo de tres fragmentos de caliza documentados en el mercado de antigüedades que casan entre sí y formaban la mayor parte de la superficie inscrita de un bloque, con texto dispuesto en columnas. Fotos: Museu d’Arqueologia de Catalunya/Oriol Clavell (fragmentos derecha); web de galería de arte (fragmento izquierda). (b) Bloque KKh01/02A&B+KKh21/30, con parte de relieve de estela de falsa puerta (a la derecha) y 6 columnas de texto (a la izquierda). Foto: © SEAMS/Lluís Tudela.

El tercero de los bloques, el más importante (en tres fragmentos: KKh01/02A&B+KKh21/30) (Fig. 6b), presenta, en su tercio derecho, un motivo iconográfico. Se trata de una estela de falsa puerta grabada muy ligeramente, de la que se aprecia bien el entramado de líneas verticales, columnas de círculos, trazos horizontales y líneas en zigzag que caracteriza este motivo cuando está pintado o grabado. Es un motivo frecuente en las cámaras funerarias de tumbas de la VI dinastía y suele situarse en la parte central de la pared en que se encuentra (Jéquier, 1929: láms. III, V-VII, IX-XII, XIV, XVI; Kanawati, 2010: fotos 27-29, 53-54, 90, 100, 103-105, 112-115; Dobrev et al., 2015: figs. 13, 20, 27). En el bloque, se aprecia el límite inferior horizontal de la falsa puerta, mientras que no se aprecia límite alguno por la parte superior, de modo que el motivo debió continuar en el bloque contiguo de la hilera superior. A la izquierda de la falsa puerta, en los dos tercios izquierdos del bloque, se disponen 6 columnas de texto jeroglífico que continúan por debajo del límite inferior de la propia falsa puerta. Esto significa que el bloque formó probablemente parte de la tercera hilera horizontal de bloques de la pared (contando desde el suelo), si tenemos en cuenta la longitud del texto que queda hasta justo antes del final de la inscripción (que no poseemos, pero puede reconstruirse fácilmente, como vamos a ver) y el hecho de que poseemos dos bloques de la hilera inferior de la pared, con los signos finales de algunas columnas. Dos de las columnas de texto parecen empezar en este bloque (5ª y 6ª de la izquierda), puesto que el nombre Ỉmp-Ḥrw está precedido en un caso por el título wr ḫrpw ḥmwt y en el otro, por el título ḥȝty-ʿ; si bien el primero puede aparecer en el interior de la titulatura del personaje, el segundo es inicial en todos sus documentos y, efectivamente, no parece que aquí haya nada esculpido justo por delante/encima (ḥȝty-ʿ es, de por sí, un título inicial, cuando no forma doblete con ỉry-pʿt, “noble”, título este último que Imephor no utiliza: Cervelló Autuori, 2018: 34, 61-62, [14]). Las restantes columnas, en cambio, empiezan claramente en el bloque que quedaba por encima. Parece, pues, que las columnas eran de longitud desigual: empezaban a alturas diferentes, mientras que, de los dos bloques en que se documenta su final, se deduce que terminaban más o menos al mismo nivel: la nivelación de las columnas en el campo epigráfico se producía por abajo y no por arriba. De los fragmentos de bloques parece deducirse lo mismo en lo que se refiere a la parte superior de las columnas: las inscripciones de los dos grupos empiezan con el título sm y el nombre Ỉmp-Ḥrw a una altura inferior que en las columnas que siguen, que también empiezan en el bloque superior.

El texto de cada columna consiste, una vez más, en los tres nombres de Imephor, los dos últimos precedidos o no por las etiquetas rn=f nfr y rn=f ʿȝ, encabezados por uno de los títulos mencionados. La secuencia se repite sólo una vez por columna. O sea, por ejemplo: wr ḫrpw ḥmwt Ỉmp-Ḥrw (rn=f nfr) Ỉmpy (rn=f ʿȝ) Nỉ-kȝw-Ptḥ. Poseemos el inicio tan sólo de 4 columnas: 2 en el bloque KKh01/02A&B+KKh21/30 (las finales, a la izquierda) y 1 en cada grupo de fragmentos (la inicial, a la derecha); el bloque y el grupo de 3 fragmentos preservan el texto hasta la altura del nombre Ỉmpy, mientras que el grupo de 2 fragmentos lo preserva hasta casi el final del nombre Nỉ-kȝw-Ptḥ, cuyos últimos signos se encuentran en los otros dos bloques. Así, aunque no conservamos columnas completas, entre todos los bloques y fragmentos pueden reconstruirse con notable fiabilidad. Medirían entre unos 55 y 60 cm, lo cual se ajusta bien a la altura del texto conservado en la otra pared.

A partir de todo lo dicho, podríamos hacer la siguiente reconstrucción hipotética del programa decorativo de la pared. En la parte derecha, pudo haberse dispuesto la inscripción en líneas horizontales con las fórmulas de ofrendas, parcialmente simétrica a la de la pared de enfrente. En la parte central, se encontraría grabada la estela de falsa puerta, a la izquierda de la cual habría esculpidas, por lo menos, 6 columnas de texto jeroglífico, aquellas parte de las cuales acompaña a la estela en el bloque KKh01/02A&B+KKh21/30. Como queda dicho, en los dos grupos de fragmentos con texto en columnas parece documentarse un inicio de texto; en uno, se conserva parte de 7 columnas y en el otro, parte de otras 6. Su colocación es imposible de determinar, pero podrían haber estado a lado y lado del bloque KKh01/02A&B+KKh21/30, o bien ambos a la izquierda de éste, sin que se puedan descartar otras ubicaciones en el conjunto de la subestructura de la tumba.

En cuanto a las paredes cortas de la cámara, en la campaña de 2021 se encontró el bloque que coronaba una de las dos, que tiene una moldura en ángulo de 90° en la parte superior sobre la que se apoyaban los dos primeros bloques de cada vertiente del techo a dos aguas, dispuestos simétricamente (KKh21/35). Este bloque lleva inscrita parte de la lista de los siete aceites sagrados, un tema habitual en los programas epigráficos e iconográficos de las tumbas de la VI dinastía. En concreto, se han conservado los nombres de los cuatro primeros (sṯ-ḥb, ḥknw, nš<n>m, twȝw[t]), mientras que los tres que faltan (sfṯ, ḥȝtt-ʿš, ḥȝtt-ṯḥnw) debían de estar esculpidos en el bloque inmediatamente inferior, que no se ha recuperado, aunque uno de ellos pudo hallarse en la parte dañada de este mismo bloque.

Diversos bloques o fragmentos de bloques de caliza recuperados tras el expolio de 1999 o hallados durante las excavaciones presentan una o dos líneas o columnas de texto fragmentarias y aisladas o, a veces, dispuestas en dos lados contiguos que forman un ángulo recto. Todas ellas llevan inscritos uno o más nombres y títulos de Imephor. No es posible ubicar estas piezas en el conjunto de la subestructura de la tumba, pero es probable que las angulares procedieran de la entrada de la cámara funeraria.

De todo cuanto acabamos de exponer pueden extraerse dos importantes conclusiones:

1) Imephor Impy Nikauptah fue un personaje “heterodoxo” en su tiempo. Su titulatura reúne oficios, funciones y epítetos dispares (Cervelló Autuori, 2016: 29-32). Por un lado, posee los títulos más significativos de los sumos sacerdotes de los cultos de Ptah y Sokar de Menfis del Reino Antiguo: ḥȝty-ʿ; wr ḫrpw ḥmwt (m prwy); sm; ẖry-ḥbt (ḥry-tp), aunque del más importante de ellos posee una variante que no se documenta para ningún otro sumo sacerdote menfita en toda la historia de Egipto: wr ḫrpw ḥmwt m gswy-pr. El epíteto ỉmȝḫw ḫr nb=f no es habitual en estas titulaturas, pero tampoco es excepcional. Por otro lado, Imephor posee títulos y epítetos que los pontífices menfitas no ostentaron nunca: ỉmȝ-ʿ ỉr m ʿwy=f; ḫrp ỉȝt nbt nṯrt; y el título difícil de identificar que incluye la designación de un edificio de que hemos hablado. En cuanto al epíteto mȝʿ-ḫrw, el hecho de que Imephor sea el primer pontífice menfita en poseerlo se explica por razones cronológicas (véase punto 2, a continuación). El techo a dos aguas de la cámara funeraria y la presencia de granito y de una extraña colección de estatuillas en la tumba (véase más abajo) son evidencias materiales de ese mismo carácter “heterodoxo” del personaje.

2) Todo apunta a que Imephor vivió y ejerció el pontificado menfita entre las postrimerías del Reino Antiguo y el Primer Periodo Intermedio. Si parte de sus títulos y epítetos se utilizan desde el Reino Antiguo (los ostentados por sus predecesores), otros no están documentados hasta finales del Primer Periodo Intermedio (epíteto mȝʿ-ḫrw: Doxey, 1998: 92) o incluso inicios del Reino Medio (epíteto ỉr m ʿwy=f, del que podemos tener aquí una de las primeras atestaciones, si no la primera: Hannig, 2006: 358-359). Por otra parte, el título ḥȝty-ʿ no empieza a ser utilizado por los sumos sacerdotes menfitas hasta la segunda mitad de la VI dinastía, tras la reforma del oficio llevada a cabo por Pepy I (Maystre, 1992 [1948]: 61-69, 116-119; Cervelló Autuori, 2007: 77-82; 2018: 14-15, 22, 59-60), y conocemos al menos a dos personajes que desempeñaron el pontificado menfita después de esa reforma (el ya citado Sabu Tjety y Ptahshepses Impy: Cervelló Autuori, 2018: 59-61, [12]-[13]). Finalmente, los títulos ỉmȝ-ʿ (sin el epíteto ỉr m ʿwy=f: véase más arriba y nota 11) y ḫrp ỉȝt nbt nṯrt son ostentados por altos funcionarios de la corte menfita en el Reino Antiguo, y especialmente por visires, lo que indica que Imephor debió de ser un oficial de alto rango o que, al menos, se consideró y presentó como tal. En cuanto a la fórmula ḥtp-dỉ-nswt con Geb y la lista de ofrendas inmediatamente a continuación del nombre del dios, el único paralelo idéntico que hemos podido encontrar procede de Herakleópolis y data del Primer Periodo Intermedio (Pérez Die, 2004: 24; Cervelló Autuori, 2007: 83). También la estructura del techo a dos aguas de la cámara funeraria de Imephor apunta a la cronología indicada: si el ángulo de apoyo de este tipo de estructuras (en el ámbito regio que les es propio) es más abierto que 90º hasta la V dinastía, a partir de la VI y en el Reino Medio se hace más agudo, de 90º o más cerrado (Monnier, 2021: 63-64, fig. 19).

Es importante señalar que, salvo por la estela de falsa puerta grabada en el bloque KKh01/02A&B+KKh21/30, toda la decoración conservada de la tumba de Imephor es epigráfica. Pero en Kom el-Khamasin se ha recuperado (tras el saqueo de 1999 y durante las excavaciones) un total de 35 fragmentos de bloques de caliza con decoración iconográfica. Los motivos son muy variados y son los propios de las capillas de las superestructuras de las mastabas de la VI dinastía: portadores de ofrendas, partes del motivo del oficial de caza y pesca en las marismas, sacrificio de bueyes, representaciones de oficiales con faldellín, bastón de mando y vara, frisos kheker. Asociados a estos elementos iconográficos hay a menudo partes de inscripciones con una paleografía muy diferente de la de Imephor, más propia de plena VI dinastía, en algunos casos de gran calidad. Hemos recuperado asimismo un total de 40 bloques o fragmentos de caliza que presentan sólo partes de inscripciones, en muchos casos con estas mismas características. En uno de ellos se documenta parte del protocolo de un oficial que tiene los mismos títulos que el ỉmy-rȝ ʿ(ȝw) de que hablábamos en el apartado 1.1. Si tenemos en cuenta que éste es un título documentado sobre todo en las fronteras (Sinaí, Asuán) o en relación a ellas, pero muy escasamente en la necrópolis menfita (Cervelló Autuori y Díaz de Cerio, 2006: 88-89), lo más probable es que se trate del mismo personaje, del cual no poseemos el nombre. Trabajamos con la hipótesis de que a él perteneciera otra de las pocas mastabas que hubo en Kom el-Khamasin y de que su capilla estuviera decorada con parte de los relieves e inscripciones que acabamos de describir: habría vivido antes que Imephor, en pleno reinado de Pepy II, y tal vez habría sido él quien inaugurara la necrópolis. El oficial de fronteras habría escogido para enterrarse el último límite de los cementerios menfitas.

2.3. El ajuar funerario de la tumba de Imephor

Han llegado hasta nosotros tres tipos distintos de objetos que formaron parte del ajuar de la tumba de Imephor Impy Nikauptah.

Sabemos que Kom el-Khamasin fue conocido por los ladrones de tumbas ya desde fines del siglo XIX, porque en junio de 1881 el egiptólogo alemán Heinrich Brugsch adquirió de un anticuario de Saqqara un peso de piedra que llevaba una doble inscripción: en una cara, la indicación del peso (“10 deben”) y, en la otra, los tres nombres y un título de su propietario. El título y dos de los nombres podían leerse sin dificultad: sm, rn=f nfr Ỉmpy, rn=f ʿȝ Nỉ-kȝw-Ptḥ, pero el tercer nombre, de extraña grafía y difícil lectura, quedó sin leer; se trata, por supuesto, de Ỉmp-Ḥrw. Brugsch publicó el objeto (1891: 1451-1452.82) y lo depositó en el Museo de Berlín, donde aún se conserva (ÄM 8032; Cour-Marty, 1997: 133, 134 nº 6, 142 n. 13 ‒con identificación errónea del propietario‒; Cervelló Autuori, 2016: 18, 26-27; Cervelló Autuori y González León, 2023: 8-9). No es frecuente encontrar pesos entre los objetos de ajuar de una tumba, sino que proceden más bien de hábitats urbanos, talleres de artesanos o templos. Su simbolismo funerario puede estar relacionado con su valor como “moneda de cuenta”, que hace de ellos un bien de prestigio (Valloggia, 2021; sobre los pesos del Reino Antiguo véase Cour-Marty, 1997). En el caso de Imephor, es probable que su condición de responsable máximo del artesanado explique la presencia del objeto en la tumba y su valor simbólico.

Un importante aspecto que queda por aclarar en relación con la tumba de Imephor es qué tipo de monumento componían los más de 200 fragmentos de granito recuperados del yacimiento tras el saqueo de 1999 o durante las excavaciones, alguno de los cuales, como ya hemos visto, lleva inscrito su nombre (KKh01/49B+C; diagonales de la superficie inscrita: 31 x 9,5 cm). Un especialista en el remontaje y restauración de monumentos reducidos a fragmentos, Mohamed Shabib de Luxor, ha empezado a trabajar con estas piezas en la campaña de 2022 y los trabajos continuarán en la campaña de 2024. Por el momento, aún no ha sido posible unir un número suficiente de fragmentos que nos permita comprender la forma y la tipología del monumento. Sólo podemos apuntar que, entre los habitantes de Saqqara, existía hace años el rumor de que había habido un sarcófago de granito en Kom el-Khamasin. Otro problema que plantean estos fragmentos es el de la destrucción del monumento que formaban: ¿por quién? ¿Cuándo? ¿Con qué fin? Es posible que nunca se pueda responder a estas preguntas. En cualquier caso, no parece haber pruebas del uso de explosivos, aunque es cierto que algunos fragmentos muestran huellas de haber sido expuestos al fuego. ¿El fuego de quién? ¿De los saqueadores? Aunque Imephor pudo haber reutilizado y (re)inscrito, total o parcialmente, un sarcófago ya existente, su presencia en la tumba habla de un estatus social y político elevado, real o pretendido.

Pero los objetos más extraños que formaron parte del ajuar de la tumba de Imephor son sin duda sus estatuillas funerarias. Como sabemos, 11 de ellas aparecieron en el mercado de antigüedades entre 2009 y 2021. Otras dos (una completa pero muy deteriorada y otra reducida al extremo inferior) aparecieron durante la campaña de excavaciones de 2021. Pero el gran descubrimiento se produjo en la campaña de 2022. En una pequeña área en el centro del sector 5000, al oeste de la zanja de expolio, se encontró un gran depósito del mismo tipo de estatuillas, que los saqueadores debieron sacar de la tumba de Imephor con una palada de máquina excavadora y, por razones desconocidas, abandonaron aquí. Se trata de estatuillas completas, partes superiores o inferiores de estatuillas, e incluso cabezas, rostros, brazos o pies sueltos (Fig. 7a). Una primera estimación indicaría que todas estas piezas completas y fragmentarias corresponden en total a un centenar de individuos. En algunos casos, pocos hasta ahora, ha sido posible relacionar fragmentos entre sí. Lo más interesante es que todas las estatuillas completas o que conservan el brazo derecho tienen inscritos los tres nombres de Imephor Impy Nikauptah en columna a lo largo de ese brazo (Fig. 7b), y también se han recuperado fragmentos separados del brazo inscrito. Un tercio de las estatuillas están esculpidas en piedra caliza blanca de Tura de muy buena calidad, mientras que los dos tercios restantes están esculpidos en piedra caliza amarilla local. En general, debido a la calidad de la caliza, estas últimas están peor conservadas y presentan más erosión superficial que las primeras. Pero las características esenciales son siempre las mismas. Son estatuillas muy compactas, de entre 15 y 30 cm de altura cuando están completas. Responden a un patrón muy infrecuente en la estatuaria egipcia, otra de las rarezas de Imephor: tan sólo pueden ser señalados otros cuatro o cinco ejemplos de fines del Reino Antiguo (Vandier, 1958: 62, C.b; Cervelló Autuori, en prensa).

Fig. 7. (a) Estatuillas funerarias de Imephor Impy Nikauptah, completas o fragmentarias; (b) todas ellas llevan sistemáticamente inscritos sus tres nombres en el brazo derecho. Fotos: © SEAMS/Lluís Tudela.

Se trata de piezas macizas, sin espacios negativos. El personaje aparece de pie, con las piernas juntas y los brazos hacia abajo, pegados al cuerpo (Fig. 7a). Las manos están cerradas en puño, con los pulgares extendidos hacia abajo, y sujetan el pañuelo símbolo de estatus (Fischer, 1975). La peluca es siempre larga, con los lados apoyados sobre los hombros. Los rostros son muy diversos, a veces muy expresivos, a veces más estereotipados. Los ojos tienen formas muy variadas: rasgados, proporcionados o muy grandes; suelen estar esculpidos con detalle y reproducen la ceja y el párpado. La nariz y la boca son normalmente planas y los labios gruesos. El pecho y el vientre son casi siempre lisos, aunque a veces se marcan los pectorales, la línea vertical abdominal y el ombligo. La forma de la falda es muy variada: de muy larga a muy corta; la cintura puede estar marcada o no y, cuando lo está, puede ser una línea horizontal recta o curva. Las piernas están siempre juntas, con la separación central bien marcada, y son a veces proporcionadas y a veces muy cortas. Los pies también están siempre juntos y los dedos están bien marcados por cuatro incisiones paralelas. La figura humana puede estar o no apoyada en un pilar dorsal, pero, salvo en un caso, en el que la parte posterior del cuerpo está esculpida, la parte posterior de las estatuillas consiste en una superficie plana o ligeramente convexa, con los lados rectos o bien más anchos en los brazos y más estrechos en las piernas.

Lo que llama poderosamente la atención es que en muchos casos los rostros se han separado de las cabezas, a veces en dos “rodajas” sucesivas. Se han conservado numerosos rostros separados (Fig. 7a). Los análisis preliminares (que serán completados en el futuro por especialistas en arqueología experimental) indican que esta acción fue intencionada y se consiguió mediante uno o varios golpes secos en el lateral de la cara. Se trata probablemente de un caso paradigmático de mutilación intencionada y ritual de estatuillas funerarias, con el propósito de desactivar su fuerza mágica. Este tipo de práctica ya fue descrita por Roland Tefnin (1991), en relación con las “cabezas de reserva” halladas en tumbas privadas de elite de la IV dinastía principalmente en Giza, y recientemente ha sido objeto de atención detallada por parte de varios autores (Picardo, 2007; Connor, 2019; Miniaci, 2023). Una práctica equivalente en el ámbito de la escritura es la mutilación de jeroglíficos que representan animales peligrosos en los Textos de las Pirámides. En palabras de Simon Connor (2019: 295):

If statues were mutilated precisely just before being buried (…) the idea would, surely, not have been to ritually ‘kill’ the represented person or the memory of him or her, since the inscriptions generally remained intact, but maybe more to ‘deactivate’ the object, to prevent the statue from acting, by depriving it of its feet (capacity to walk), arms (capacity to act) or head (capacity to hear, to breathe, to see, to speak).

Una estatuilla de un difunto es, pues, una entidad ambivalente: por un lado es su imagen, pero por otro es un elemento distinto de él, con el que pasará la eternidad, y dotado de una fuerza mágica autónoma que podría perjudicarle. El capítulo 30B del Libro de la Salida al Día enseña que uno no puede confiar ni siquiera en su propio corazón. El gran número de estatuillas que acompañan al difunto podría plantear la cuestión de si se trata de ushebtis “avant la lettre”. Pero no parece ser el caso: el individuo no está momificado y no hay nada que haga referencia al trabajo físico en el más allá o al capítulo 6 del Libro de la Salida al Día. Las estatuillas de Imephor son, eso sí, una tropa de alteri ego que tuvieron la función de acompañarlo al más allá. Su excepcionalidad es, quizá, lo que ilustra de manera más elocuente la excentricidad de este sacerdote menfita de fines del III milenio a.C.

Financiación

Este trabajo se ha realizado en el marco del Kom el-Khamaseen Project (Spanish-Egyptian Archaeological Mission in Saqqara, SEAMS) y del proyecto de I+D+i “Estudios sobre Epigrafía Funeraria del Antiguo Egipto de la Región Menfita”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España (PID2019-105878GB-I00; 2020-2023), del que el autor es IP. Las excavaciones en Saqqara están financiadas también por el Ministerio de Cultura y Deporte del Gobierno de España (T002020N0000045381; 2021) y la fundación privada Palarq. Este artículo ha sido elaborado siendo el autor chercheur résident en el Institut français d’archéologie orientale de El Cairo gracias a una ayuda NextGenerationEU de un año concedida por el Ministerio de Universidades del Gobierno de España.

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1 Deberíamos decir “se encontraba”: así era todavía cuando empezamos los trabajos arqueológicos en 2019, pero, en la actualidad, una autopista de 5 carriles por sentido, que une 6 October City con New Cairo y cruza el Nilo por Saqqara sur, pasa a 500 m del yacimiento, que ha dejado de ser un perdido y silencioso último límite.

2 En este artículo, las citas bibliográficas se referirán en muchas ocasiones a nuestras propias publicaciones; en ellas el lector encontrará más referencias sobre cada temática o aspecto abordado.

3 Participaron en los trabajos, junto al autor, Francisco Bosch Puche (hoy Griffith Institute, University of Oxford), Irene Cordón Solà-Sagalès y Mohamed Hendawy (inspector en Saqqara, responsable del almacén de El-Mohemat).

4 Imephor reproduce a escala reducida, en realidad, el tipo de cubierta que es propio de las tumbas regias del Reino Antiguo y del Reino Medio, o sea, de las cámaras funerarias de las pirámides (Monnier, 2021).

5 En las campañas llevadas a cabo hasta 2022, el equipo de la Misión ha estado integrado por: Zulema Barahona Mendieta (egiptóloga, directora de campo), Marc Orriols-Llonch (egiptólogo, director adjunto de campo), Roser Marsal Aguilera (arqueóloga, directora adjunta de campo), Josep Maria Puche Fontanilles (documentalista gráfico, director adjunto de campo), Josep Oriol Oms Llobet (geólogo), Francisco Javier García Ramis, Ismail Mostafa, Daniel Vives Menor (arqueólogos), Raquel Agrás Flores, Daniel González León (epigrafistas), María González Rodríguez (ceramóloga), Jaume Vilaró Fabregat, Mohamed Shabib (restauradores), Albert Triviño Massó (documentalista audiovisual) y Lluís Tudela Garcia (fotógrafo). Los inspectores del Supreme Council of Antiquities han sido Mohamed Hendawy (inspector jefe de Saqqara sur y director del almacén de El-Mohemat), Mahmoud Header y Esam Mokhtar. El administrador de la Misión ha sido Fekry Touba y el rais de los trabajadores ha sido Farag Abdel Nabi.

6 Tomando como punto de partida la única medida segura que poseemos, los 10,30 m de un lado largo, y teniendo en cuenta las proporciones habituales de las mastabas del Reino Antiguo, el edificio original, con su revestimiento de caliza, pudo medir entre 12 y 14 m de lado largo por entre 3 y 4 m de alto. Dado que estos edificios difícilmente son cuadrados, el lado corto debió medir por debajo de los 12-14 m de largo.

7 Bloques (de derecha a izquierda): KKh21/65 (sin texto) + [no recuperado] + KKh01/12 + KKh21/27 + KKh01/10 + KKh22/16 + KKh22/10 + KKh22/24 + KKh22/27 + KKh22/08 + KKh22/20 + KKh21/31 + KKh21/64 (sin texto).

8 Bloques (de izquierda a derecha): [no recuperado] + KKh01/13 + KKh01/14 + KKh01/16 + KKh01/11 + KKh22/17 + KKh22/25 + KKh01/18 + KKh01/15 + KKh22/18 + KKh22/23 + [no recuperado] + KKh21/46.

9 Grupo izquierdo: bloque más fragmento KKh01/07+KKh01/45A, bloques KKh01/09, KKh01/05 y KKh01/01, y fragmento KKh01/43; grupo derecho: boques KKh-Bcn-A/01, KKh-Bcn-B/01 y KKh01/03.

10 Una opción u otra depende de si consideramos la fórmula del Reino Antiguo o la del Reino Medio y épocas siguientes.

11 El título ỉmȝ-ʿ, en uso durante los Reinos Antiguo y Medio, no se utiliza acompañado de epíteto alguno (para el Reino Antiguo, véase Jones, 2000: 10.39; Hannig, 2003: 135-136; Cervelló Autuori, 2016: 30-32; González León, 2021; 2022; para el Reino Medio, véase Ward, 1982: 9.21-22; Hannig, 2006: 250; para ỉmȝ-ʿ como terapeuta, véase González León, 2021, con referencias; para ỉmȝ-ʿ como sacerdote-sem ritualista, véase Larcher, 2022: 151). Sólo Imephor lo utiliza acompañado del epíteto ỉr m ʿwy=f, que puede ser interpretado como un complemento del propio título. Como veremos, es posible que la de Imephor sea una de las primeras atestaciones de este epíteto para un particular, así que pudo darle un sentido que luego no tendría continuidad. Se trataría de otra de las rarezas del personaje. Lo que nos mueve a considerar título y epíteto como una unidad es que, en todos los demás casos, Imephor encabeza la secuencia de sus tres nombres con un solo título. Es interesante observar que también en la única atestación del epíteto para el Reino Antiguo, que se da en contexto regio (templo funerario de Sahure), éste funciona como complemento de un título en -ʿ con estructura nfr-ḥr: Ḥrw ṯmȝ-ʿ ỉr m ʿ(wy)=f nb tȝwy, “Horus, fuerte de mano, que actúa con su(s dos) mano(s), señor de las Dos Tierras”; véase Borchardt (1913: 83, lám. 8); Hannig (2003: 184).

12 Bloques o fragmentos: KKh01/04, KKh01/06, KKh01/41A+B, KKh01/42, KKh01/44, KKh01/45D, KKh01/45E, KKh-Bcn-B/06+KKh-Bcn-B/07.

13 Bloques: KKh01/2+KKh21/30 (bloque único recuperado del yacimiento tras el saqueo de 1999, pero de cuya superficie inscrita se halló, durante las excavaciones de 2021, un fragmento que se había desgajado), KKh21/48 y KKh22/01; grupo de 3 fragmentos: KKh-Bcn-B/04, KKh-Bcn-B/05 y KKh-Gal/03; grupo de 2 fragmentos: KKh-Bcn-B/02 y KKh-Bcn-B/03.