Últimos hallazgos en Oxirrinco
(El-Bahnasa), Egipto. Campaña 2021. Tumbas de época Saíta 53 y 54

Maite Mascort Roca

Proyecto Oxirrinco, Instituto del Próximo Oriente Antiguo, Universidad de Barcelona, España

Esther Pons Mellado

Departamento de Antigüedades Egipcias y del Oriente Próximo, Museo Arqueológico Nacional de Madrid / Proyecto Oxirrinco, Instituto del Próximo Oriente Antiguo, Universidad de Barcelona, España

Fecha de recepción: 26 de febrero de 2023
Fecha de aceptación: 16 de mayo de 2023

Resumen

En el año 2021 se localizaron en la Necrópolis Alta de Oxirrinco dos tumbas individuales de época Saíta (664-525 a.C.) construidas con grandes bloques de piedra caliza. Una de ellas (53) había sido saqueada y parte de su estructura arquitectónica estaba perdida, pero en su interior se localizó un sarcófago antropomorfo femenino de piedra con la tapa algo desplazada que tenía un individuo momificado en bastante mal estado de conservación, así como abundantes canutillos y cuentas de la malla funeraria que lo cubría, y un amuleto. La segunda tumba (54) estaba cerrada y sellada y en su interior se halló un sarcófago antropomorfo masculino de piedra con un individuo momificado que iba acompañado de un importante ajuar funerario: gran cantidad de amuletos, un escarabeo de corazón, y abundantes canutillos y cuentas de fayenza. En los laterales este y oeste de la tumba había dos nichos donde se habían depositado los cuatro vasos canopos. Junto a la cabecera del sarcófago se localizaron 399 ushebtis, alguno con inscripción. El hallazgo de una tumba intacta es de gran relevancia para el conocimiento del mundo funerario egipcio puesto que nos indica el lugar donde estaban colocados los objetos y la disposición de éstos.

Palabras clave: Oxirrinco, tumbas, época Saíta, ajuar funerario

Latest Finds in Oxyrhynchus (El-Bahnasa), Egypt. 2021 Campaign. Tombs 53 and 54 from the Saite Period

Abstract

In the year 2021, two individual tombs from the Saite period (664-525 BC) built with large limestone blocks were located in the Upper Oxyrhynchus Necropolis. One of them (53) had been looted and part of its architectural structure was lost, but inside there was an anthropomorphic female stone sarcophagus with a slightly displaced lid that had a mummified individual in a rather poor state of preservation, as well as tubular and round beads from the funerary mesh, and an amulet. The second tomb (54) was closed and sealed, and inside it an anthropomorphic male stone sarcophagus with a mummified individual was found. It was accompanied by important grave goods: a large number of amulets, a heart scarab, and abundant tubular and round beads of faience. On the east and west sides of the tomb there were two niches where the four canopic jars had been deposited. Next to the head of the sarcophagus, 399 shabtis were found, some with inscriptions. The discovery of an intact tomb is of great relevance for the knowledge of the Egyptian funerary world since it indicates the place where the objects were placed and their disposition.

Keywords: Oxyrhynchus, tombs, Saite period, funerary equipment

El yacimiento arqueológico de Oxirrinco (El-Bahnasa) se halla situado a unos 190 km al sur de El Cairo, y en la antigüedad fue un relevante enclave debido a su situación geográfica: a las puertas de los desiertos occidentales donde se adentraban las caravanas con objetivos comerciales, y a orillas del Bahr Yussef, un brazo del Nilo que comunicaba la ciudad con el lago del Fayum y desde allí con el Mediterráneo.

Los hallazgos arqueológicos abarcan un vasto marco cronológico de unos mil años (664 a.C.-siglo VII) que va desde el período Saíta hasta la etapa Cristiano-bizantina, incluyendo la época Persa y el mundo Grecorromano.1

En la campaña de 20212 las intervenciones arqueológicas se han centrado, un año más, en una de las áreas más relevantes del yacimiento de Oxirrinco, la Necrópolis Alta, denominada así por estar situada en un otero que dominaba la metrópoli, las otras áreas de necrópolis y las zonas fuera de las murallas, más alejadas del núcleo fundacional de la ciudad de época Saíta. Se intervino en diversos sectores de esta necrópolis, pero sólo haremos referencia a las tumbas de época Saíta halladas en el Sector 36, ubicado al oeste de la Tumba 1 de época Saíta (Padró, 2014), que perteneció a Heret, uno de los gobernadores de la ciudad, y de la Tumba 3, de época romana, que presenta una decoración pictórica muy atrayente (Erroux-Morfin, 2014: 199-212).

Las excavaciones en el Sector 36 se iniciaron en el año 2019 y, desde entonces hasta ahora, han proporcionado importantes vestigios arqueológicos, correspondientes a diversos períodos cronológicos: Cristiano-bizantino,3 Grecorromano4 y Persa,5 además del período Saíta con resultados muy interesantes que nos permiten avanzar en el conocimiento del mundo funerario oxirrinquita.

Durante la campaña de 20206 se halló una tumba de época romana, núm. 48, que constaba de dos cámaras funerarias que se comunicaban entre ellas. Debido a la aparición de la pandemia de COVID-19 sólo se pudo excavar la estancia núm. 1, la que estaba más al este, dejando la habitación 2 para la siguiente campaña en 2021.

En la campaña de 2021 se decidió acometer tanto la cámara 2 de esta tumba 48 como su ampliación hacia el este con el objetivo de localizar la entrada. En un principio, se pensó que podría ser a través de un pozo o de una escalera de acceso, como en otras estructuras romanas similares en este sector de la Necrópolis Alta. Sin embargo, no apareció ningún vestigio arquitectónico que nos revelase cómo se podía acceder a este conjunto funerario. Las paredes de la cámara 1 quedaban cortadas abruptamente, lo que impide avanzar cualquier hipótesis.

No obstante, en un nivel inferior a las últimas hiladas de la pared sur de la cámara 1 de la mencionada estructura funeraria, aparecieron unos sillares de piedra caliza de grandes dimensiones, similares a los utilizados en las construcciones de época Saíta.

Al proseguir la excavación se pudo apreciar que bajo este conjunto de bloques había dos estructuras funerarias de una sola cámara: tumba 53 y tumba 54 (Fig. 1). Ambas están construidas con grandes bloques de piedra unidos con argamasa de cal en color rosado. Tienen la entrada por el norte y están cubiertas con bóvedas.

Fig. 1. Tumbas 53 y 54. La tumba 54 completamente cerrada (Misión Arqueológica de Oxirrinco).

Queremos subrayar la importancia de este descubrimiento, de manera especial el de la tumba Saíta 54 por estar cerrada y sellada, y con todo el ajuar funerario en su interior. El hallazgo de esta tumba es un caso único en Oxirrinco que nos permite realizar el estudio detallado de la disposición de todo el material que fue depositado en el momento de la inhumación del difunto. Un hecho verdaderamente excepcional puesto que es muy difícil encontrar en Egipto una tumba totalmente inviolada.

La tumba 53 (dimensiones: 2,85 m de longitud x 0,93 m de anchura) fue abierta y saqueada en la antigüedad (Mascort et al., 2021: 17-21; Pons y Mascort, en prensa a; en prensa b). El muro este y la entrada estaban destruidos y también había desaparecido una de las losas del techo. La pared oeste todavía conservaba el nicho donde deberían estar depositados dos de los cuatro vasos canopes. La pared este, parcialmente destruida, no nos permite saber si en su día había otro nicho, para albergar los otros dos vasos canopes, pero estamos convencidos de que sí hubo otro nicho, tal y como veremos más adelante.

En el interior de la cámara se halló un sarcófago femenino antropomorfo y anepigráfico de piedra caliza con la cubierta un poco desplazada (dimensiones: 1,80 m x 0,50 m). Los rasgos faciales de la tapa son muy toscos, dando la impresión de un trabajo inacabado. Dentro aparecieron restos de un individuo momificado cuyo cuerpo estaba en muy mal estado de conservación, ya que se encontró troceado y diseminado, y de hecho la cabeza apareció en la zona de las piernas.7 En el laboratorio se pudieron estudiar los restos óseos y el método de momificación utilizado en el que se había empleado una gran cantidad de ungüentos y resinas negras, el color de la esperanza en el renacimiento de los difuntos. Las vendas todavía emanaban un ligero aroma de las substancias empleadas. También hay que destacar los restos de pan de oro localizados en el frontal del cráneo de esta mujer, a modo de diadema. Entre las vendas se encontró un magnífico amuleto de hematites, que representa un reposacabezas (dimensiones: 2,3 x 1,8 x 0,6 cm)8 (Fig. 2), así como un gran número de cuentas de fayenza, predominando las de color verde azulado, pertenecientes a la malla funeraria que cubría la momia.

Fig. 2. Sarcófago de la tumba 53 y el amuleto de reposacabezas encontrado entre las vendas de la momia (Misión Arqueológica de Oxirrinco).

Al oeste de la tumba 53 se localizó otra estructura funeraria individual, la tumba 54. En el momento de su descubrimiento se pudo observar que, sobre esta tumba y en su lado sur, aparecieron tres individuos momificados de época romana, uno de ellos con una lengua de oro en la boca.

La tumba 54 (dimensiones: longitud exterior: 330 m; longitud interior: 233 m; anchura: 1,39 m; puerta: altura 0,61 m, anchura 0,65 m, profundidad 0,61 m) estaba totalmente cerrada y sellada (Mascort et al., 2021: 17-21; Pons y Mascort, 2022: 14-17; en prensa a; en prensa b). En el lado noroeste de esta entrada aparecieron una serie de bloques de grandes dimensiones que bien pudieran haber sido una especie de vestíbulo de acceso. La terminación de la estructura vista se pintó con blanco de cal (Fig. 3). Un pequeño murete la une a la tumba 53.

Fig. 3. Interior de la tumba 54 en el momento del descubrimiento (Misión Arqueológica de Oxirrinco).

Llegado el momento de proceder a la apertura de la estructura, se planteó la duda de por dónde sería más factible practicar su acceso. Finalmente se decidió extraer los bloques que precintaban la parte posterior de la misma, por el lado sur, ya que se disponía de más espacio.

Al entrar en la tumba se comprobó que contenía un sarcófago masculino antropomorfo y anepigráfico de piedra, que estaba totalmente cerrado, así como el ajuar funerario completo que habían depositado para acompañar al difunto. A ambos lados de las paredes este y oeste habían construido dos nichos que contenían los vasos canopes. Estos recipientes estaban cubiertos con las tapaderas que representan a los cuatro hijos de Horus.

En el nicho de la pared este (52 x 47 x 25 cm) se encontraban los vasos canopes de Amset9 (20 cm altura x 14 cm anchura x 8 cm diámetro boca x 13 cm diámetro base) y de Duamutef10 (25 cm altura x 14 cm anchura x 8 cm diámetro boca x 9 cm diámetro base). Hay que resaltar que en el momento de colocar estos vasos hubo un error. El vaso de Amset, según indican los textos, está cubierto con la tapadera de Duamutef (11 cm altura x 8 cm anchura x 12 cm grosor). El vaso de Duamutef estaba abierto ya que la cabeza que representa a Amset estaba en el suelo (9 cm de altura x 13 cm anchura x 10,5 cm de grosor), desplazada un poco hacia el sur.

En el nicho de la pared oeste (53 x 45 x 29,5 cm), se hallaron los vasos de Hapy11 (23,5 cm altura x 14 cm anchura x 8,5 cm diámetro boca x 11 cm diámetro base; cabeza: 13,5 x 11 x 18 cm) y de Qebesenuf12 (24 cm altura x 14 cm anchura x 9 cm diámetro boca x 11 cm diámetro base; cabeza: 13 cm altura x 10 cm anchura x 11,5 cm grosor).

En el interior y por el suelo delante de los nichos se encontraron restos orgánicos muy deteriorados por la humedad, que seguramente habían pertenecido a una caja o recipiente de madera que habría contenido dichos vasos canopes.

El conjunto de vasos canopes fue restaurado en el laboratorio para preservar las inscripciones, pintadas en negro, que tenían. Algunas de ellas estaban en bastante mal estado de conservación, haciendo casi ilegible la inscripción.

En el lado norte de la tumba, junto a la cabecera del sarcófago, se habían depositado los ushebtis de fayenza. Los ushebtis (respondientes) son los encargados de sustituir al difunto cuando éste sea llamado para ejecutar los trabajos en el Más Allá. Se localizaron un total de 399 (Fig. 4). En un enterramiento debería haber 401 ushebtis, uno para cada día del año (365 días) y un capataz cada 10 días (36), cuya finalidad era guardar el orden y que ningún respondiente faltase o se saltase su turno.

Fig. 4. Conjunto de los 399 ushebtis de la tumba 54 (Misión Arqueológica de Oxirrinco).

Un estudio detallado nos permitirá dilucidar los diferentes tipos de estas estatuillas funerarias. Por los rasgos y por las medidas podremos reconocer los distintos moldes que se utilizaron para su fabricación. Excepto 4 ejemplares, todos eran anepigráficos y tienen unas medidas que van de los 10,6 a los 6,5 cm. Dos de ellos tenían una inscripción esquemática en la parte dorsal de la figura, y en los otros dos parece que se intuyen unas letras en su parte delantera. Es curioso que, como indicaron los restauradores, algunos de ellos se habían roto antes de ser depositados en la tumba y habían sido restaurados antes de su colocación en el ajuar funerario (Mascort et al., 2021: 19).

En la esquina noreste de la tumba apareció una vasija de cerámica, de forma tubular, muy alterada por la humedad, con los bordes rotos. En su interior sólo se encontró un poco de arena y restos de materia orgánica de difícil identificación. El recipiente formaba parte del ajuar, pero es imposible conocer su contenido o utilización.

El sarcófago antropomorfo y anepigráfico ocupaba casi la totalidad de la cámara funeraria. En la parte superior se hallaron restos de material vegetal, probablemente restos de una ofrenda floral.

Aunque aparentemente sin importancia, ciertos detalles observados, sobre todo en una tumba intacta, nos revelan datos muy relevantes sobre las costumbres funerarias en mayor o menor grado. Costumbres religiosas que, perteneciendo a las creencias populares, son puestas en práctica de forma muy particular. Esto es lo que vimos tras la primera vista general de la tumba recién abierta.

Sobre el lado noroeste de la tapa, concretamente bajo la frente del rostro de piedra, había sido colocado, por una mano piadosa, hacía más de dos mil seiscientos años un fragmento de cartonaje polícromo como un último adiós. Destacaba, como elemento principal, la imagen de un sol pintado en un amarillo intenso con los rayos en vivos colores, resaltando el rojo, ocre y azul. Y más sorprendente todavía: muy próximo, como enredado en el roto cartonaje, había un escorpión que, una vez muerto, fue, sin ningún género de duda, colocado junto al disco solar. Desgraciadamente, al menor contacto el cartonaje se descomponía convirtiéndose en polvo. Sólo se pudo fotografiar, para dejar constancia de la forma y posición del objeto y del escorpión. Más que una hipótesis especulativa, la escena planteada tomó visos de certeza tras considerar la lógica intención religiosa de los que vieron la tumba por última vez antes que nosotros. La imagen de Re, el sol, se puso sobre el sarcófago como un evidente signo de fervorosa protección. Los restos del escorpión guardaron, en su cercanía, una íntima relación con el disco solar y el individuo momificado del interior del sarcófago. Selkit es una diosa que, entre otras funciones, tiene encomendada la protección de la barca solar de las asechanzas de la pérfida serpiente Apep (Barguet, 1967 y Faulkner, 1985: capítulo 39 del Libro de los Muertos). Estaba allí, en su manifestación invertebrada, para proteger al cercano disco solar, a Re. Y no sólo eso. Los textos tardíos nos dicen que hay que proteger a los muertos de la maligna picadura de Selkit. El escorpión muerto, y por ello imposibilitado de movimiento (enredado en el cartonaje), impediría, simbólicamente, todo ataque por sorpresa a la momia (Barguet, 1967 y Faulkner, 1985: capítulos 32, 86 y 151b del Libro de los Muertos; Goyon, 1978: 439-457; Spieser, 2001: 261-263; Berlandini y Aufrère, 2021: 337-352).

Medidas de sarcófago: 190 cm longitud (con las protuberancias, dejadas para el transporte, que no llegaron a cortarse, 204 cm) x 44 cm cabeza x 61 cm hombros x 25 cm peana.

La cara representa a un individuo masculino con barba. Los rasgos faciales están muy poco marcados. Los ojos, boca, orejas y peluca sólo están esbozados. Parece que está inacabado al igual que el sarcófago femenino anterior. Todavía conservaba a ambos lados las protuberancias que se utilizaban para facilitar el transporte y colocación de la pieza.

Cuando se tuvo que levantar la tapa del sarcófago nos vimos obligados a abrir también la entrada original de la tumba, ya que era imposible poder maniobrar debido al escaso espacio de la cámara. En el interior apareció un individuo momificado, y aunque en un primer momento parecía que estaba en buen estado de conservación, las vendas, a causa de la humedad y de los ungüentos, estaban muy frágiles y se resquebrajaban con facilidad. En la parte superior de la momia apareció un gran número de cuentas y canutillos de fayenza pertenecientes a la malla que en su momento la cubrió. En este caso predominaban las de color marrón.

El cuerpo estaba momificado con mucho cuidado13 y en la fase final se había envuelto con un sudario impregnado de resina negra que le daba cierta consistencia. Sobre el tejido habían inscrito, en tinta blanca, una inscripción hecha con rapidez que ocupaba desde la parte inferior del pecho hasta los pies. Debido a su estado de conservación, la Dra. Leah Mascia y la Sra. Susana Soler procedieron a copiar los textos antes de iniciar cualquier operación sobre el cuerpo del difunto. Los textos están todavía en proceso de estudio.

Un estudio minucioso del empleo de las vendas y de su colocación nos permitió localizar un total de 22 pequeños amuletos depositados allí para proteger al difunto y ayudarlo en su posterior renacimiento, así como cuentas de collar de diversos materiales (cornalina, pasta de vidrio y yeso pintado). Entre estos amuletos destacamos un reposacabezas de piedra de color rojizo (1,8 x 2,1 x 0,8 cm).14 También aparecieron 3 dobles plumas,15 1 pilar djed,16 2 pequeños escarabeos,17 2 tallos de papiros,18 dos mesas con vasos de ungüentos,19 1 corazón,20 8 udjats21 y 2 figuritas del dios Horus con cabeza de halcón y cuerpo humano.22 Pero lo más significativo es un escarabeo de corazón anepigráfico esculpido en una piedra de color oscuro no especialmente dura. En la parte inferior se observan 7 orificios que se utilizaban para coser el amuleto a las vendas. Medidas: 5,4 x 3,7 x 2,5 cm.23

A modo de conclusión queremos resaltar la importancia del hallazgo de estas dos tumbas de época Saíta, próximas a otro tipo de enterramientos de época romana, que nos permite hacer una valoración cualitativa de las mismas. Las diferentes excavaciones y estudios de estas dos estructuras funerarias ratifican que nos movemos dentro de un estándar de tumbas saítas relativamente sencillas, muy distintas a las halladas hasta ahora en el yacimiento de Oxirrinco, pero con un ajuar funerario interesante. Bien es cierto, tal y como hemos mostrado con anterioridad, que la tumba 53 ya había sido saqueada en la antigüedad, pero teniendo presente el magnífico amuleto de hematites representando un reposacabezas hallado en el sarcófago y los restos de pan de oro sobre la frente de la difunta, creemos que debió de tener un equipamiento funerario bastante representativo.

No ocurre lo mismo con la tumba vecina 54. Es verdaderamente extraordinario que, en un ámbito de superficie bastante reducida y con una gran densidad de ocupación, se pueda encontrar todavía una tumba intacta, máxime cuando todas las que están alrededor están saqueadas. Y sin embargo los miembros de la misión tuvieron el privilegio, no exento de la lógica emoción, de contemplar el interior de una tumba abierta tras más de dos mil seiscientos años de su cierre. La propia ciencia de la arqueología impone dejar en segundo término las cuestiones sentimentales en beneficio de la frialdad y sosiego, léase profesionalidad, que debe regir toda operación arqueológica. Sólo así se pueden estudiar todos y cada uno de los detalles que encierra una tumba intacta. Más importante, mucho más importante, es aprender los métodos utilizados de cierre y la disposición de todos y cada uno de los objetos del ajuar funerario. Una pieza recuperada no tiene el mismo valor, si se desconoce su procedencia, que otra, aunque sea menos relevante, extraída de una tumba intacta. Lo de menos es su valor intrínseco, y con más razón si hablamos de tumbas no excesivamente ricas, si lo comparamos con la función que esa misma pieza cumplió cuando manos piadosas la colocaron en un lugar determinado y no en otro. Así se aprenden de forma directa y clara las motivaciones particulares de los rituales funerarios.

La tumba 54 nos ha permitido saber que los ushebtis fueron adquiridos de segunda mano (diferencia de tamaños y moldes, así como roturas que fueron restauradas antes de ser depositados en el interior de la tumba). También que los vasos canopes, muy deteriorados, no fueron hechos por encargo del propietario de la tumba, sino que eran de mala factura, recuperados y peor escriturados. Tampoco se tuvo cuidado en la colocación de estos vasos, ya que por ignorancia se cometió un doble error al aparejar vasos y tapas. Estos fallos y otros detalles que podrán ser esclarecidos en el posterior estudio de materiales y documentación fotográfica son los que, en definitiva, dan valor a la tumba. Porque nos dicen, de forma directa, cómo pensaban y actuaban aquellos egipcios que no pudieron permitirse la construcción de una tumba de piedra de la relevancia ni las características de los monumentos funerarios saítas localizados en la Necrópolis Alta. Por ello es tan singular la tumba 54. Sencilla en su construcción y con un ajuar funerario reutilizado, pero muy rica en conocimientos para nosotros que, en definitiva, es lo más importante.

Bibliografía

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1 Hasta la actualidad se han descubierto un total de 62 tumbas.

2 Directoras: Dra. Maite Mascort y Dra. Esther Pons. Egiptólogos - arqueólogos: Dr. Hassan Ibrahim Amer, Dra. Núria Castellano, Dra. Marguerite Erroux-Morfin, Ibrahim Hassan Amer, José Javier Martínez, Leah Mascia, Adriana Recasens, Irene Riudavets y Susana Soler. Antropólogas: Dra. Bibiana Agustí y M. Francesca Pullia. Arquitecto: Dr. Eloy Algorri. Restauradores: Bernat Burgaya, Delia Eguiluz y Margalida Munar. Topógrafo: Antonio López. Inspectores: Yasser Mohamed Mahmud y Maged Ham Siha. Esta campaña se ha podido llevar a cabo gracias a la ayuda de las siguientes instituciones: Ministerio de Cultura y Deporte, Universitat de Barcelona-IPOA, Fundación Palarq, Societat Catalana d’Egiptologia y Baula Recerca Arqueològica. Con la colaboración del Servicio de Antigüedades de Egipto y de la Universidad de El Cairo.

3 Los trabajos se centraron en el estudio de un conjunto arquitectónico, denominado Casa Funeraria 3, compuesto de diez habitaciones de adobe reforzadas con bloques de piedra pertenecientes a épocas anteriores. Muy interesante es la reutilización de diversas estelas funerarias de época romana decoradas con relieves de la efigie del difunto, tipología típica de Oxirrinco, así como el hallazgo de varias estelas piramidales esculpidas con personajes togados y pintadas, y un fragmento de una lápida funeraria con una inscripción en latín que pertenecía a un libertus, lo que significaría que un esclavo liberado había podido prosperar y encargar una estela tan bien tallada (es la segunda vez que aparece un texto en latín desde que la Misión Arqueológica trabaja en Oxirrinco) (Martínez García y Soler Polo, en prensa). También se documentó una gran cantidad de material tanto para uso cotidiano como religioso o funerario fechado entre los siglos V-VI (Padró et al., 2019: 4-9; Mascort et al., 2020: 3-8; 2021: 8-9).

4 Bajo los estratos cristiano-bizantinos se encontraron una serie de estructuras funerarias de época Grecorromana con una tipología similar a otras localizadas en esta necrópolis. Construidas con sillares de piedra, con una o dos cámaras funerarias cubiertas con bóvedas, a las que se accedía por medio de unas escaleras o pozos (tumbas 39, 40, 42 y 48). Aunque algunas de ellas fueron utilizadas como criptas durante el período posterior, se han podido hallar numerosos individuos momificados sobre el pavimento original de las tumbas. Éstos aparecen envueltos con un vendaje con decoración geométrica, y en ocasiones recubiertos con máscaras-yelmo de yeso policromado o con cartonajes del mismo material, con representaciones faraónicas e inscripciones alusivas al difunto. En algunos casos, y como novedad, se han hallado entre las vendas, e incluso sobre papiros doblados, una serie de sellos de limo de forma cuadrangular (13 en total), decorados con elementos iconográficos de influencia faraónica, divinidades egipcias e inscripciones en jeroglífico. Los primeros estudios nos indican que las inscripciones hacen referencia a textos mágicos para protección del difunto. También se han encontrado cuerpos cubiertos con finas láminas de pan de oro, principalmente en ojos, cráneo y brazos, y 14 de ellos tenían una lámina de oro en forma de lengua protegiendo la cavidad bucal del difunto. Estos hallazgos evidencian un cambio de creencias religioso-funerarias respecto al período faraónico, pero sin perder la influencia de éste. El material cerámico recuperado fecha estas estructuras funerarias entre los siglos II y III (Padró et al., 2019: 11-14; Mascort et al., 2020: 6-16; 2021: 8-17).

5 Se han hallado un total de ocho tumbas de época Persa en recortes practicados en el nivel geológico tanto bajo estructuras cristianas como bajo pavimentos de tumbas romanas: tumba 38 (2019), tumbas 41, 43-47 y 50 (2020), construidas con grandes bloques de piedra caliza, unidos con mortero de arena y cal en color gris, de forma rectangular, de una sola cámara funeraria y por lo general con el techo de bóveda quebrada. Se trata de una tipología arquitectónica que no se había documentado con anterioridad en el yacimiento, lo que nos ha permitido iniciar una nueva línea de investigación relacionada con dicha época en Oxirrinco. Algunas tenían un individuo momificado en su interior, cubierto con restos de cartonaje polícromo y con numerosas cuentas pertenecientes a la malla funeraria que los cubría (tumbas 41, 43-45), e incluso en una de ellas se hallaron 20 ushebtis de fayenza (tumba 47) (Padró et al., 2019: 9-10; Mascort et al., 2020: 17-24; 2021: 13-17; Pons y Mascort, en prensa a; en prensa b).

6 Llevada a cabo entre el 14 de febrero y el 14 de marzo.

7 El estudio antropológico fue realizado por la Dra. Bibiana Agustí y M. Francesca Pullia, antropólogas de la misión (Mascort et al., 2021: 28-29).

8 Nº Inv.: 2021/47. Un reposacabezas muy parecido y del mismo material se ha hallado en la cámara funeraria 7 (sarcófago 5) de la tumba 14 de época Saita (Pons, 2020: 57, 110, 256, nº de ficha 126, nº de inv.: 2005/125).

9 Amset, la tapa representa una cabeza humana. Contenía el hígado, estaba protegido por la diosa Isis y su punto cardinal era el Sur.

10 Duamutef, la tapa representa un cánido/chacal. Contenía el estómago, estaba protegido por la diosa Neith y su punto cardinal era el Este.

11 Hapy, la tapa representa a un babuino. Contenía los pulmones, estaba protegido por la diosa Neftis y el punto cardinal asociado era el Norte

12 Quebesenuf, la tapa representa a un halcón. Contenía los intestinos, estaba protegido por la diosa Selkit y su punto cardinal era el Oeste

13 El estudio antropológico fue realizado por la Dra. Bibiana Agustí y M. Francesca Pullia, antropólogas de la misión.

14 Nº Inv.: 2021/57.

15 Nº Inv.: 2021/61, 62 y 65. Este último es muy similar al aparecido en la cámara funeraria 2 (sarcófago 1A) de la tumba 14 de época Saíta (Pons, 2020: 28, 29, 109, 111, 237, fig. 157, nº de ficha 107, nº de inv.: 2004/22).

16 Nº Inv.: 2021/67.

17 Nº Inv.: 2021/56 y 64.

18 Nº Inv.: 2021/58 y 59.

19 Nº Inv.: 2021/68 y 76.

20 Nº Inv.: 2021/63.

21 Nº Inv.: 2021/60, 66, 69-73 y 78. Amuletos muy similares se han hallado en la cámara funeraria 2 (sarcófago 1A) de la tumba 14 de época Saíta (Pons, 2020: 28, 29, 109, 111, 240, fig. 157, nº de ficha 110, nº de inv.: 2004/27-29).

22 Amuletos muy parecidos se han localizado en la cámara funeraria 2 (sarcófago 1A) de la tumba 14 de época Saíta (Pons, 2020: 28, 29, 109, 110, 239, fig. 157, nº de ficha 109, nº de inv.: 2004/24-2).

23 Nº Inv.: 2021/54.