Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone”, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4737-6940
Centro de Estudios de la Argentina Rural (CEAR), Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3533-5391
Una mirada al campo de los estudios rurales permite reconocer el tratamiento temprano que ha recibido el transporte, el cual ha sido tradicionalmente abordado a partir de su incidencia en la localización de las actividades productivas, las dinámicas poblacionales y la circulación de la producción. En esta línea, tomó notoriedad el estudio de los “sistemas regionales de transporte” (Rico Rodríguez, de Buen Richkarday y Nava Uriza Domínguez, 1991) que, desde una perspectiva mayormente técnica, enfocó su atención en las características de las infraestructuras disponibles y sus flujos de circulación (principalmente de cargas, pero también de personas). En las últimas décadas, en concordancia con el denominado “giro de la movilidad” en las ciencias sociales (Sheller y Urry, 2006; Cresswell, 2010), los estudios rurales incluyeron una diversidad de aspectos socio-culturales involucrados en la circulación de bienes y personas en los ámbitos rurales, que atraviesan e incluso exceden al transporte. Así, junto a algunos tópicos revitalizados -como el referido a las dinámicas poblacionales y laborales implicadas tras las migraciones- han surgido otros nuevos, complejizando una sugerente área de indagación que todavía presenta vacancias, más aún si se la contrasta con los estudios urbanos y con aquellos efectuados por los académicos anglosajones (Porter, 2002; Bell y Osti, 2010; Milbourne y Kitchen, 2014).
En Latinoamérica, la conformación de un campo de estudio en torno a las movilidades, a pesar de que ha mostrado gran dinamismo desde inicios del siglo XXI, es aún relativamente reciente. Dentro de su desarrollo han concitado mayor interés las movilidades ancladas en los espacios urbanos, fundamentalmente referidas a los movimientos inter e intraurbanos, en el marco de regiones metropolitanas o a través de redes globales. De este modo, sus reflexiones han estado fundamentalmente motorizadas por las lógicas y sentidos urbanos (Benedetti, 2010). En comparación, los espacios rurales y sus objetos, sujetos y dinámicas, han recibido una menor atención dentro de los estudios sobre movilidades, permaneciendo muchas veces disociados de su paraguas aglutinador, al que han acudido eventualmente distintas iniciativas diseminadas o no siempre en diálogo. En todo caso, ha constituido un área de indagación que ha permanecido subsumida a otros temas y/o problemas con mayor tradición en los estudios rurales, como las migraciones, la incorporación de nuevos espacios a la producción y el transporte de productos o mercancías, entre otros.
Los esfuerzos realizados por romper con este sesgo se vieron enmarcados en el impulso ganado por el estudio de las denominadas “nuevas ruralidades” (cf. Kay, 2009). Mucho ha tenido que ver al respecto: (a) el reconocimiento del carácter dinámico y complejo del territorio, dado por el incremento de la movilidad de las personas, los bienes y la información (Gaudin, 2019); (b) los intentos por superar los efectos de la dicotomía rural-urbano o campo-ciudad (Castro, 2018) que, al definir ámbitos especializados de investigación, restringe tanto los temas y problemas de indagación como el horizonte de sus posibles respuestas; y (c) la pretensión por consolidar un campo claramente identificado y delimitado de estudios sobre movilidades (Gutierrez, 2012), donde puede ubicarse la búsqueda por problematizar y disipar las restricciones y los condicionantes temáticos, teóricos y escalares que involucra la preferencia por su estudio dentro de los “límites de la ciudad”.
En este marco, el presente dossier tiene como finalidad reunir y poner en diálogo aproximaciones teórico-metodológicas y empíricas que problematizan un heterogéneo conjunto de temáticas rurales ligadas a las movilidades espaciales en Latinoamérica. En parte, aquí subyace el motivo por el cual no se ahonda en la formulación de un marco teórico general en esta instancia de presentación del dossier. Diferentes aspectos y discusiones son desarrolladas con relativa profundidad a lo largo de los artículos, definiendo así enfoques compartidos, complementarios o incluso divergentes, pero alineados por el interés en la reflexión acerca de la temática que los convoca. Justamente allí radica buena parte de su valiosa contribución. Además, dichas teorizaciones y/o discusiones son acompañadas por la descripción de los contextos problemáticos para los que fueron formuladas, dotando así de sentido su particular construcción y argumentación.
Un antecedente interesante de esta propuesta, desarrollado en esta misma revista, fue el dossier coordinado por Alejandro Benedetti en 2010,1 enfocado sobre una determinada forma de movilidades rurales que puede ser clasificada como pastoril y campesina. La particularidad del conjunto de los trabajos allí reunidos reside en su aporte de miradas e información sobre realidades históricamente periféricas (en este caso de la Argentina), que eran tanto marginales dentro de los estudios sobre movilidad como también al interior de los estudios rurales (Benedetti, 2010). En este caso, la propuesta del dossier tiene un carácter más integrador, dado que busca dar cuenta, con las restricciones que impone el formato de la publicación, de la pluralidad de movilidades que se superponen, integran y friccionan en y a través del espacio rural, en múltiples escalas (espaciales y temporales), involucrando diversos sujetos y objetos e implicando tanto al campo como a la ciudad.
Una temática que se ha presentado como inevitable para los diferentes autores del dossier es la reflexión en torno a la dicotomía rural-urbano. En relación con este punto, resulta importante destacar que el foco en los espacios rurales no implica la reproducción de aquellas visiones que contraponen el campo y la ciudad, sino que apunta al análisis de los vínculos existentes en la construcción de dichos espacios. En este sentido, se trata de mostrar cómo movilidades aparentemente restringidas a los ámbitos rurales abarcan y trascienden los límites conceptuales de tal distinción. Asimismo, no está de más indicar que si bien resulta inexorable el reconocimiento de las diversas dificultades que trae aparejado el empleo de visiones dicotómicas en torno al par rural-urbano, esto no significa que haya que dejar de ofrecer claves interpretativas para el estudio de temas y problemas relacionados con los ámbitos rurales y sus especificidades. En todo caso, la vigilancia debe estar centrada en evitar descripciones y explicaciones reduccionistas que encuentren su fundamento en tal distinción (rural-urbano, campo-ciudad, etc.) o se vean fragmentadas por esta razón.
Ahora bien, al revisar la literatura desarrollada en torno a la temática se advierte que el modo en que movilidad y ruralidad se entrelazan y condicionan requiere aún de un desarrollo sistemático en Latinoamérica, incluso cuando existen sugerentes trabajos que han inaugurado el campo de estudios. En vistas de lo señalado, la intención ha sido aunar contribuciones multidisciplinares sobre las movilidades rurales en un sentido amplio (de capital, empresas, información, mercancías, producción, trabajadores, población local, jóvenes/estudiantes, sectores sociales desplazados, etc.), tanto en la actualidad como en clave histórica, contemplando las distintas formas que adoptan y sus múltiples dimensiones y motivaciones (políticas, económicas, sociales y culturales). Asimismo, resulta de interés atender a los distintos sujetos involucrados (empresas, Estado, asociaciones civiles, sectores sociales, grupos poblacionales, etc.), a partir de sus intereses, necesidades, imaginarios y conflictos.
El dossier se compone de estudios anclados en tres países latinoamericanos (Argentina, Chile y Bolivia) que abordan diversas prácticas y experiencias de movilidad asociadas a temáticas rurales. Los artículos constituyen un valioso aporte empírico para la construcción de un marco teórico-metodológico aún en formación, que aúne una constelación de saberes e investigaciones provenientes de diversas disciplinas como la geografía, sociología, historia y antropología. ¿Cómo definir las movilidades rurales? ¿Presentan singularidades en relación a sujetos, territorios y lógicas como para ser pensadas en términos diferenciales y específicos? ¿Cómo se han transformado históricamente y de qué modo pueden relacionarse con los cambios las estructuras socio-productivas, las representaciones sociales, las tecnologías, las modalidades de intervención estatal y los vínculos con lo urbano? ¿En qué sentido han habilitado nuevos usos del territorio y del tiempo? ¿Qué consensos y conflictos despiertan y por cuáles relaciones de poder están atravesadas? ¿Cuáles son sus vínculos con los modelos de familia y género? ¿En qué medida nuevos abordajes metodológicos remozan las perspectivas de estudio? Éstos y otros múltiples interrogantes demuestran el promisorio panorama que alienta la presente arista de investigación.
Los trabajos que forman parte del dossier no sólo incitan a repensar las categorías rural-urbano, sino también a desmitificar imágenes estáticas y simplistas de los territorios rurales. En este orden, otras dos dimensiones pueden ser destacadas en el marco de los trabajos compilados: (a) la temática de las escalas espaciales y temporales empleadas en los estudios, dando cuenta del carácter multiescalar de las movilidades; y (b) la importancia dada a las historias de vida y las experiencias colectivas y personales, en este sentido la referencia a la construcción de lugares resulta inevitable. Estas dimensiones fortalecen las formas de pensar el complejo y cambiante entramado de lo rural. En el marco de un campo de estudios renovado y sensible a las prácticas, los significados y los vínculos entre sujetos y territorios, cabe destacar el carácter situado y social de los abordajes, que toman distancia de las visiones panorámicas, tecnocráticas y agraristas de las lecturas canónicas. Los hallazgos, e incluso las preguntas aún pendientes, permiten captar lo particular, lo diverso y lo múltiple de la problemática de las movilidades rurales.
En definitiva, no resulta fortuito el interés que este tipo de movilidades ha despertado en los últimos años. Como dejan entrever los trabajos reunidos en este dossier, detrás de este fenómeno se encuentran numerosos factores, algunos referidos a transformaciones experimentadas por las sociedades rurales contemporáneas y otros a desarrollos propios de las ciencias sociales y/o de sus disciplinas. Entre los primeros, se hallan, entre otros, la consolidación de la globalización, novedosas formas de interpenetración -muchas de las cuales trascienden las dimensiones estatales y nacionales- asociadas a los agronegocios y la multiplicación de la cantidad de ámbitos donde tienen lugar las relaciones sociales. Por otra parte, nutridos de los avances que han registrado los distintos campos de investigación disciplinar (como los sistemas de información geográfica, las imágenes satelitales, los estudios sobre el comportamiento poblacional y las migraciones, el auge de las perspectivas culturales, etc.), los artículos rompen con una perspectiva unidimensional, ya que sus objetos de investigación no son simplemente puestos unos en relación con los otros, sino abordados unos a través de los otros. Esta intersección habilita la comprensión del entrelazamiento de temporalidades y espacialidades múltiples, así como repone el lugar de la importancia de la movilidad en la producción del espacio rural. Requiere, por lo tanto, de un observador activo, capaz de captar el permanente juego de escalas que conjuntamente van diseñando las dimensiones empíricas y reflexivas alrededor del movimiento en la experiencia humana.
A continuación, se introducen las siete contribuciones que dan forma al dossier. Su presentación apunta a formular un primer acercamiento a las trayectorias y los cruces de perspectivas que pueden reconocerse entre ellas. Con este propósito se recorren brevemente sus fundamentos y objetivos, y se las ubica dentro de una agenda de investigación que amerita ser aún más dilatada. Como se vislumbra con facilidad, el foco en lo rural acarrea ricas y sugerentes implicancias en el vasto campo de las movilidades. En conjunto, los divergentes enfoques y estrategias metodológicas de los trabajos develan el imperativo de identificar y profundizar ejes de discusión entre quienes están trabajando en estos temas. Aquí radica otra de las finalidades del dossier, que es invitar a promover y profundizar las investigaciones y reflexiones, tanto teóricas como empíricas, en torno a este relevante tema de indagación.
María Marcela Crovetto propone una reflexión conceptual en torno a las movilidades rurales basada en la revisión de bibliografía especializada y en el análisis de evidencia empírica recogida en diferentes lugares de la Argentina -que mayormente escapan a la lógica de reproducción social y económica de la denominada región pampeana-. En este marco, analiza y discute sus especificidades, dinamismos y complejidades, a fin de romper con las perspectivas binarias y reduccionistas que suelen aplicarse en su estudio, invitando a pensar así nuevas preguntas y criterios que posibiliten superar la simplificación de cotidianidades y territorialidades sumamente complejas. La construcción de trayectorias rururbanas en torno al trabajo agropecuario y los procesos de relocalización empresarial agroindustrial constituyen, para la autora, indicadores de las articulaciones e hibridaciones entre lo rural-agrario y lo urbano-industrial. Dado que ninguno de los dos binomios representa per se un adjetivo calificativo explicativo, sugiere la profundización del estudio de las movilidades desde el prisma de la acción social.
Los trabajos de Melina Neiman y Mariela Blanco, por un lado, y de María Eugenia Comerci y Antonela Lucía Montacero, por otro, aportan a la discusión sobre las movilidades campesinas en espacios signados por el despojo de recursos, el avance de la propiedad privada y la irrupción de nuevos actores. Reconocen a la movilidad como una estrategia de supervivencia de sectores sociales desplazados, portadora de desigualdades socio-económicas y de una territorialidad que simboliza y materializa los cambios y permanencias en las prácticas sociales. En este sentido, la movilidad emerge como un elemento distintivo de las formas de habitar los territorios y de la construcción de identidades. En el primero de ellos se aborda un tipo de movilidad causada por la expulsión campesina en Santiago del Estero, fruto de la desposesión de tierras. Hacia parcelas reducidas, a través de la relocalización de familias rurales, o bien hacia la localidad de Los Juríes, estos traslados permanentes expresan y producen transformaciones socioeconómicas, así como instituyen lógicas de desarraigo. Las autoras describen el proceso de exclusión al que se vieron sometidas las familias campesinas, en el que la movilidad tomó un carácter permanente que vino a modificar su habitualidad. A través de entrevistas analizan testimonios que evidencian el fuerte arraigo que mantiene a la cultura campesina, el cual se expresa a su vez en la valoración de la vida rural. Por su parte, el segundo trabajo pone el acento en movilidades campesinas en espacios despojados de sus recursos hídricos en el oeste de la provincia de La Pampa. Para ello aborda, imbricando dimensiones materiales y simbólicas, las movilidades constantes de los puesteros/as asociadas a la doble residencia pueblo-puesto. Demuestra que, en tanto estrategias de reproducción social, éstas denotan flexibilidad de adaptación a las necesidades domésticas y resistencia a la alteración de la forma de vida y el trabajo rural. En este marco, recuperando a Bourdieu (2006), conciben a las estrategias residenciales como construcciones sociales producto del sentido de los sujetos, el conjunto de acciones y formas de percepción realizadas en forma permanente, que permiten el desarrollo de procesos de producción-reproducción de los grupos. Aquí también el centro de la atención está puesto en las familias campesinas, en los procesos de toma de decisiones y en las estrategias que estructuran a partir de sus deseos, aspiraciones y representaciones. Se busca así analizar en profundidad no solo la dinámica de movilidad pueblo-puesto sino también las territorialidades resultantes.
También para Verónica Hendel la movilidad se entrama con procesos de identificación. Para ello indaga las movilidades rurales que atraviesan y dan forma a las trayectorias socio-educativas de jóvenes y adultos que estudian y/o viven en un barrio del conurbano de la Provincia de Buenos Aires. Su preocupación por pensar las experiencias más allá de los puntos de partida y de llegada, la condujo a examinar el devenir histórico de los desplazamientos y a develar que los sentidos de lo rural no cesan con la llegada a la ciudad, sino que se resignifican, se transfiguran y se entrelazan con otras movilidades. Si bien el artículo parte del desafío de pensar el presente, incorpora una perspectiva histórica que busca enriquecer y complejizar la mirada sobre lo reciente. En palabras de la autora, el análisis del pasado es condición de necesidad para la comprensión de las movilidades rurales contemporáneas. En este orden, indaga en las huellas de los múltiples pasados que conforman, marcan y condicionan el presente de los habitantes de un sector del conurbano bonaerense. El recorrido analítico de las experiencias que devienen del movimiento físico, aunque con matices teórico-metodológicos, se replica en el trabajo de Hernán Riquelme Brevis y Eduardo Sandoval Obando. En este caso, las experiencias de vida de docentes rurales de la Región de la Araucanía (Chile) se convierten en una valiosa herramienta para comprender la movilidad cotidiana asociada a su desempeño laboral. Motivaciones, prácticas y construcción territorial de los viajes instauran sugestivas aristas de indagación. El enfoque subjetivista pone en evidencia las percepciones de los profesores sobre la educación y el desplazamiento que ésta implica como herramientas de autorrealización y cambio social. Específicamente, la investigación profundiza en las experiencias de movilidad que han desplegado socio-históricamente los docentes rurales como parte de su desempeño profesional, develando la incidencia que ésta tiene en los aprendizajes que promueven, así como en las pautas de comportamiento que emplean para la planificación cotidiana del viaje.
Por su parte, desde una aproximación centrada en el circuito espacial de producción, Gabriela Inés Maldonado examina la red de fijos (sistema de transporte, red de acopios de granos, estructura comercial de distribución de insumos, matriz industrial transformadora de granos) y flujos (circuitos de especialización productiva) que dinamizan la actividad agrícola a nivel nacional y local, deteniéndose en algunos casos representativos del sur de Córdoba. Su investigación, anclada en la movilidad jerarquizada y selectiva de bienes, servicios e información, permite conocer aún más sobre la consolidación de los patrones de concentración económica. El trabajo se organiza en dos partes principales. Por un lado, presenta elementos estructurales a escala nacional, con el fin obtener una imagen de síntesis de la división territorial del trabajo y los flujos que interconectan los subespacios al interior del país. Por otro, aborda el estudio de tres localidades ubicadas en la región pampeana, específicamente en el departamento Río Cuarto, con el fin de describir y analizar el modo en el que incorporan al circuito espacial de producción agrícola. El objetivo de la propuesta consiste en evidenciar que detrás de la pretendida homogeneización de las funciones en una región en particular también subyace la incorporación diferencial y selectiva de los lugares al mencionado circuito. Finalmente, Bianca De Marchi Moyano, Patricia Lileth Álvarez Quinteros e Israel Roly Gutiérrez Ulo identifican y describen dos tipos de movilidad rural en el contexto del modelo extractivista en Bolivia. Su análisis socio-territorial de dos casos articulados a partir de actividades agrícolas y mineras posibilita avizorar los múltiples actores -a nivel familiar, organizacional, comunitario, empresarial, estatal- que intervienen de forma asimétrica en la misma e interactúan con lo urbano, a escala local, regional, nacional y transnacional. El artículo se sustenta sobre evidencia empírica obtenida a través de entrevistas, información primaria y secundaria e imágenes satelitales, lo cual habilita la reconstrucción de dos tipos de movilidad asociados al extractivismo rural. De acuerdo a lo señalado por los autores, el ejercicio permite cuestionar algunos antecedentes y supuestos clásicos sobre la ruralidad boliviana y adaptar nociones teóricas clave para el abordaje de la movilidad en los territorios rurales.
Como se advierte, reflexionar sobre las movilidades rurales implica embeber la perspectiva de claves societales, culturales, económicas, políticas y regionales/locales que contornean la conceptualización de la ruralidad. Esto decanta en la imposibilidad de adscribir a definiciones universales para todo tiempo y lugar, aunque sí es factible delinear nociones que permitan pensar la cuestión. Al respecto, los artículos dan muestras irrefutables de que las movilidades rurales configuran un campo que, en apariencia volátil y vacuo, abre sugerentes vías de investigación, que lejos estamos de saldar en estas páginas. Así como en tiempos pretéritos aquellas han salido al cruce de temáticas afines, en la actualidad reclaman protagonismo como objeto de estudio y de debate. El desafío actual desde el plano académico es, entonces, comprender las potencialidades que ofrecen las movilidades rurales y colocarlas en perspectiva (comparada, histórica), para poder dar cuenta y caracterizar la complejidad, el dinamismo y las heterogeneidades de los territorios rurales.
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Licenciado y Doctor en Geografía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Investigador del Grupo de Estudios sobre Fronteras y Regiones (GEFRE) del Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone” de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Docente de nivel superior, universitario y de posgrado. Editor Responsable de la Revista Transporte y Territorio.
Profesora en Historia (Universidad de Buenos Aires), Magíster en Historia (Universidad Torcuato Di Tella) y Doctora en Ciencias Sociales y Humanidades (Universidad Nacional de Quilmes). Investigadora Adjunta del CONICET en el Centro de Estudios de la Argentina Rural/Universidad Nacional de Quilmes. (CEAR/UNQ). Profesora de grado y posgrado de la UNQ. Co-directora del Programa Prioritario I+D-PUNQ: “La Argentina desigual. Ambiente, producción y calidad de vida en el ámbito rural (1960-2019)”.
1 Dossier sobre Movilidades campesinas y pastoriles, Revista Transporte y Territorio N° 3, 2010.