Enrique Rafael De Rosa Giolito
Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid, España.
https://orcid.org/0000-0002-9433-1542
Recibido: 16/3/2023. Aceptado: 14/4/2023.
Nuestra propuesta es analizar, a través del cine, la evolución histórica del paisaje y estudiar el patrimonio o paisaje cultural de la bahía como un recurso. También persigue detectar qué características del territorio suscitan interés cinematográfico. Para ello, hemos utilizado una metodología que busca en las películas características geográficas, producto de la selección de exteriores y un testimonio de la actividad humana; elementos que integran la imagen visual de la ciudad y hacen legible el espacio urbano. La intención es abordar las representaciones mentales como una forma distinta de analizar el espacio. Frente a planteamientos cuantitativos, que reducen el espacio a una red de arcos y nodos, o a una simple geometría, la geografía de las representaciones mentales considera el territorio como espacio vivido, sentido, valorado y percibido de forma diferente por las personas a través de imágenes mentales e impresiones individuales y colectivas. Las conclusiones de este estudio evidencian que el cine puede contribuir a esos objetivos, por medio de un itinerario cultural que da respuestas a estas tres necesidades y nos hace descubrir el sentido que le da la población a los decorados que los rodean.
Palabras clave: Cine, Paisaje, Puerto, Ordenación del territorio, Patrimonio cultural.
Our proposal is to analyse the historical evolution of the landscape through film and to study the heritage or cultural landscape of the bay as a resource. It also aims to detect which characteristics of the territory arouse cinematographic interest. To do so, we have used a methodology that looks for geographical characteristics in the films, the product of the selection of exteriors and a testimony of human activity; elements that integrate the visual image of the city and make the urban space legible. The intention is to approach mental representations as a different way of analysing space. In contrast to quantitative approaches, which reduce space to a network of arcs and nodes, or to simple geometry, the geography of mental representations considers the territory as a space that is lived, felt, valued and perceived differently by people through mental images and individual and collective impressions. The conclusions of this study show that cinema can contribute to these objectives by means of a cultural itinerary that provides answers to these three needs and allows us to discover the meaning that people give to the scenery that surrounds them.
Keywords: Cinema, Landscape, Port, Territorial planning, Cultural heritage.
El entorno de la bahía de Pasaia (Gipuzkoa, País Vasco) (Figura 1) está definido como área de vulnerabilidad urbana, y su regeneración urbano-portuaria ha sido objeto de acaloradas controversias. La reciente visita de Woody Allen a Donibane para filmar Rifkin’s Festival (2020), así como las localizaciones para sus series en el entorno de la bahía, como HBO, Netflix, Movistar + o Atresmedia Studios, evidencian un efecto de llamada en los últimos años o la creciente presencia de producciones televisivas que buscan la región como escenario.
Figura 1. Localización. Fuente: Elaboración propia.
El estudio supuestamente objetivo del paisaje no es suficiente, y la investigación geográfica valora también las fuentes subjetivas como el cine, teniendo en cuenta el elevado número de documentales y películas rodadas sobre escenarios de la bahía y su entorno más amplio. A través de las imágenes, identificamos lugares, elementos de percepción mental, valores y sentimientos identitarios del paisaje, sabiendo que comportan componentes de irracionalidad que resultan imprescindibles para explicar y comprender la realidad espacial y las apreciaciones subjetivas.
¿Por qué este territorio suscita tanto interés cinematográfico? Un marco natural privilegiado, un puerto industrial cerca de la capital turística por excelencia (Donostia-San Sebastián), ETA y el terrorismo, la Guerra Civil, la droga, la ciudad: todo ello se refleja en películas que configuran los imaginarios sociales.
Las películas de ficción, documentales y películas familiares ambientadas en los diferentes municipios permiten poner en valor el paisaje, su decorado de fondo, describir los elementos, adentrarse en los conflictos que se desarrollan, visualizar los actores intervinientes, explicar por medio de un discurso el imaginario general de la ciudad, el puerto y otros postulados mostrando el quehacer cotidiano y el paisaje de una forma dinámica. Unas películas que abarcan desde 1918 hasta la actualidad; algunas son inspiradoras; otras, sorprendentes; y siempre espantosas o fascinantes.
Se propone analizar, a través del cine, los distintos elementos del paisaje y estudiar el patrimonio cultural como un recurso. Utilizando una metodología para trabajar lo visual en geografía, por medio de ejes analíticos transversales, el estudio busca en las películas características geográficas, producto de la selección de exteriores, así como testimonios de la actividad humana. Algunas retratan elementos o símbolos excepcionales, como el contacto del verde y el azul, que se repiten en los fotogramas y acaban conformando el subconsciente de los pueblos. Otras son mapas mentales del miedo o reflejan una determinada estética urbana, producto del desarrollismo, y hacen legible el espacio urbano. Algunas buscan idealizar un paisaje rural o recrear formas de vida tradicionales, como las ligadas a la industria pesquera, que ya son historia. Artistas de la talla de Sara Montiel e Imanol Arias se pasearon por Oiartzun y directores como Daniel Calparsoro rodaron en Pasaia. El conflicto dramático de este territorio y el deterioro del paisaje se manifiestan en estas películas, mediante la vida dura del puerto, el esquivar a la Policía, las protestas sociales, el terrorismo, la delincuencia y el alcohol, producto de una época e ideología. Estos elementos configuran el espíritu del lugar. La regeneración del entorno de la bahía requiere poner en valor el paisaje, crear nuevas construcciones identitarias que superen el conflicto de estos últimos años e impulsar nuevas actividades económicas.
El estudio e interés creciente que suscita el paisaje como un bien público, reafirmado por trabajos científicos, divulgativos e institucionales, no es suficiente, y la investigación geográfica valora también las fuentes subjetivas, como la literatura, la fotografía, el cine y la pintura. En nuestro caso, el cine y el papel de la producción cinematográfica son relevantes debido a su alcance espacial y sociocultural, en tanto que fuente de información, documental y pedagógica, y como un vínculo propagador de representaciones del territorio con una impronta en el imaginario colectivo (Barroso et al., 2017).
El cine, considerado como una práctica cultural que crea representaciones del espacio que nos rodea, sirve como herramienta de análisis del paisaje. Por ello, de manera teórica, se utiliza la teoría de las representaciones. Un sistema de representaciones nos permite formar conceptos sobre cosas que nunca hemos visto, y posiblemente nunca veremos, y sobre todo gente y lugares que simplemente hemos inventado (Hall, 2013: 448). Este análisis corresponde a la teoría cinematográfica que explica el espacio. Es importante tener en cuenta conceptos clave como representación, territorio, territorialidad, tierra, paisaje y espacio narrativo (Gámir Orueta, 2015; Gámir Orueta y Manuel Valdés, 2007; González, 2013; Hall y Du Gay, 2003).
A través de las imágenes plásticas en diferentes soportes, identificamos lugares, elementos de percepción mental, valores y sentimientos identitarios del lugar y del paisaje, sabiendo que comportan componentes de irracionalidad que resultan imprescindibles para explicar y comprender la realidad espacial y sus apreciaciones subjetivas. Es importante descubrir y poner en valor el patrimonio cultural debido a la voluntad de las personas de proteger y transmitir manifestaciones valiosas de su memoria y de su cultura, como los espacios en que se enraízan, interviniendo una renovada mirada al medio con especial atención a su componente natural y paisajístico. Expresiones y lugares con valores relevantes para la colectividad.
Surge una nueva dimensión territorial del patrimonio que concierne a espacios señalados por su representatividad, singularidad, rareza, estado de conservación, simbolismo, etc. Se busca la atención de los agentes sociales, económicos, científicos e institucionales, ya sean locales o de otras procedencias, que identifican valores ecológicos, estéticos, pedagógicos, simbólicos, etc. A su vez, existe un conocimiento del paisaje en manifestaciones artísticas y culturales, convencidos de que, por su interés o relevancia social, deben ser contemplados, valorados, compartidos y protegidos. La experiencia sensorial genera representaciones muy expresivas y reveladoras de los valores atribuidos a los lugares y de su interpretación social, económica y cultural (Besse, 2006; Besse et al., 2010; Capel Sáez, 1973; Cruz Pérez y Español Echániz, 2009; Maderuelo y Arribas, 2010; Marrón Gaite, 2013; Mata Olmo, 2002).
El cine reproduce imágenes del territorio de manera dinámica, pero desde una perspectiva teórica, la mirada de la geografía parte de dos hechos fundamentales, como se observa en la Figura 2: la realidad objetiva no existe, es una representación o construcción mental que se materializa en imágenes, y las imágenes son una visión parcial de la realidad que se construye a través de conceptos, por lo tanto, con ideologías. El espacio no es independiente de nosotros, sino que existe como soporte de comportamiento, como lugar de prácticas sociales, ideologías y símbolos que determinan imágenes mentales que los ciudadanos se forjan sobre ellos y que los impulsan a la acción en uno u otro sentido (Zárate Martín, 1992: 43).
Figura 2. Del paisaje material al paisaje interpretado. Fuente: Elaboración propia.
Así, la geografía, ciencia del espacio, se convierte en ciencia de las representaciones espaciales y de las consecuencias que de ellas resultan. Ahora se antepone la comprensión, lo empático y el método inductivo como método de análisis de un espacio existencial, concreto y egocéntrico, cargado de libertad, contingencia e historicismo.
La importancia concedida a la percepción del entorno en la formación de la imagen del medio real deriva de la fenomenología y del hecho constatado de que es la imagen la que condiciona el comportamiento de los individuos y no el medio directamente, como se sostenía desde el análisis tradicional de las relaciones medio-hombre y desde la teoría del estímulo-respuesta. El protagonismo concedido a la imagen y a las ideologías explica la fuerte relación de la geografía de las representaciones con la psicología social y la fenomenología. De este modo, las imágenes mentales determinan el significado y el simbolismo de los lugares, y condicionan la actuación de los individuos ante cuestiones concretas como la elección de la zona de residencia dentro de las posibilidades económicas personales, las preferencias en cuanto a lugares de compra, la selección de los centros de trabajo y la frecuentación de unos u otros espacios de ocio. En ese sentido, las experiencias comunes sobre el entorno urbano o el paisaje natural hacen que ciertos aspectos de las imágenes sean compartidos por grandes grupos. Se habla entonces de imágenes colectivas que interesan especialmente a la geografía por su impacto en el territorio. Una buena introducción al cruce entre cine y geografía lo constituye “The Dictionary of Human Geography” (Gregory et al., 2009), donde se define al cine como una “tecnología inherentemente espacial” que puede ser estudiada como una representación cultural, una reunión pública (en salas de cine), una oportunidad política, un modo de gobernanza y una actividad económica. Esta publicación ofrece, además, referencias bibliográficas sobre algunos autores que han abordado la temática.
Consecuentemente, el análisis de las representaciones mentales resulta imprescindible para comprender el comportamiento de los individuos y el funcionamiento del espacio. Las claves de lectura e interpretación de los paisajes a través del cine y la pintura es lo que vamos a analizar seguidamente.
Las películas de ficción, documentales y películas familiares ambientadas en los diferentes municipios permiten poner en valor el paisaje, su decorado de fondo, describir los elementos, adentrarse en los conflictos que se desarrollan, visualizar los actores intervinientes, y explicar mediante un discurso el imaginario general de la ciudad, el puerto y otros aspectos, mostrando el quehacer cotidiano y el paisaje de una forma dinámica. Estas películas abarcan desde 1918 hasta la actualidad; algunas son inspiradoras, otras sorprendentes, y siempre las hay espantosas o fascinantes.
Nuestra propuesta es analizar a través del cine la evolución histórica del paisaje y estudiar el patrimonio o paisaje cultural de la bahía como un recurso. También persigue detectar qué características del territorio suscitan interés cinematográfico. Para ello, hemos utilizado una metodología que busca en las películas características geográficas, producto de la selección de exteriores y un testimonio de la actividad humana; elementos que integran la imagen visual de la ciudad y hacen legible el espacio urbano (Figura 3). La intención es abordar las representaciones mentales como una forma distinta de analizar el espacio. Frente a planteamientos cuantitativos, que reducen el espacio a una red de arcos y nodos, o a la simple geometría, la geografía de las representaciones mentales considera el territorio como espacio vivido, sentido, valorado y percibido de forma diferente por las personas a través de imágenes mentales e impresiones individuales y colectivas.
Figura 3. Metodología. Fuente: Elaboración propia.
Estos gráficos se han construido a partir de un visionado de 37 películas y documentales de los cuales realizamos una identificación de elementos culturales. El mapa que realizamos muestra los lugares y motivos representados por estos paisajes, y trata de cartografiar las representaciones plásticas y los distintos hitos o elementos del patrimonio cultural que refuerzan el valor del paisaje de la bahía de Pasaia. La información que merece estar presente para realizar la cartografía es: Año, Título, Id, Coordenadas X, Coordenadas Y, Hitos patrimoniales observados (Torre, fuertes, Iglesia San Juan, Plaza de San Juan, etc.), Película, Fotograma N.º, Director, Tipo (Película o Documental), Lugar filmado, minuto que aparece, entre otros temas. También se puede realizar en una tabla y luego adjuntarla. Una vez obtenidas las coordenadas geográficas observadas en las fotografías tomadas de las secuencias de las películas, se realiza el cálculo de una densidad de puntos por medio de kernel density en Arc Gis, la cual calcula una magnitud por unidad de área a partir de entidades de punto.
Se elabora un mapa de síntesis (Figura 4), que muestra la imagen de conjunto de todas las localizaciones que hemos tratado por medio del cine, que tienen los artistas de nuestra área de investigación.
Figura 4. Localización de películas en la Bahía de Pasaia. Fuente: Elaboración propia a partir del Servicio de Cartografía del Gobierno Vasco. Películas y documentales suministrados por Filmoteca Vasca. Escala 1:50.000.
Consideraciones para buscar en la filmografía
Desde el punto de vista del discurso audiovisual, la construcción de los espacios enunciativos en que transcurre
• Características físicas y humanas del entorno (orografía, vegetación, clima, asentamientos humanos, espacio construido, infraestructuras) para que contribuyan a los sentidos del relato.
• Topónimos.
• Cosmovisiones, concepción del mundo como representación y la disolución fronteriza entre la realidad y la ficción, entre el presente empírico y el pasado onírico.
• Aspectos geográficos estéticos, usos simbólicos comunes, arraigadas tradiciones: La playa expresada simbólicamente como idea de incertidumbre o encuentro intimo (recuerdos, incierto porvenir), entornos para los encuentros generacionales, también íntimos (los públicos se establecen en lugares más concurridos, como el bar o la iglesia). El valor purificador del agua.
• El valor etnográfico o antropológico que refuerza el patrimonio cultural: destacara la elección de escenarios con arquitecturas populares con la intención de trasmitir un carácter rural o costumbrista.
• Patrimonio inmaterial, actividades como las fiestas, romerías o rituales que caractericen el lugar. Las fiestas como reflejo social, económico y fundamentalmente cultural plasman la identidad de un pueblo. Gracias a estas películas se deja constancia de esta devoción religiosa y se consigue percibir la esencia real de esta tradición.
• Entender procesos sociales que se relacionan con el espacio físico y simbólico.
• El paisaje urbano, el puerto y el medio rural.
• El conflicto social, las relaciones que tejen los sujetos con su territorio.
• La resistencia por parte de la población a las leyes de ordenación del territorio y al desarrollismo urbano.
• La noche, el mal vivir, la droga.
El análisis de la Figura 4 pone de manifiesto la presencia destacada de elementos naturales como la lámina de agua junto a la bocana o el relieve, con infinidad de colores, sombras y luces. También se resalta la importancia de la plaza y el puerto como elementos que dan valor al paisaje, con cuerpos, figuras y posturas en movimiento, y la indumentaria característica de la gente de mar en oposición a elementos portuarios como barcos, grúas y faros. Los artistas se muestran fascinados por estos paisajes y las peculiares costumbres de la gente de mar, o una evocación nostálgica, de un lugar a menudo ausente. Pero siempre una vista descriptiva que certifica el aspecto exacto de un determinado paisaje por medio de una evocación sentimental de la visión costumbrista, cercana e idealizada.
Además, se destaca el desigual peso y valor de los distintos espacios, por medio de la medición de frecuencias (Figura 5), producto de la percepción de los artistas, debido a que determinados escenarios se repiten insistentemente a través del tiempo, definiéndose como lugares fuertes de la imagen mental, en este caso la importancia de la ciudad, representada por sus viviendas, principalmente de mayor antigüedad como es el casco histórico de Pasaia, rodeado por el mar y el puerto, con el azul del mar y el verde de los bosques en evidencia. También se ponen de manifiesto, o sus coloridas iglesias, cerca de la plaza, rodeadas del paisaje portuario con sus edificios representativos, almacenes, muelles y equipamientos portuarios como grúas e infraestructuras de transporte.
Figura 5. Elementos representados que dan valor al paisaje por medio del cine 1918-2016. Fuente: Elaboración propia.
Por el contrario, en menor proporción se encuentran los otros lugares apenas representados, las minas romanas, los aspectos rurales y las actividades de pesca.
En otro orden de cosas, se destaca cómo la visión de los artistas tiene un sesgo, este puede ser una visión según el origen del autor/artista, ya sea militar, de carácter folclórico o bien un turista que está de paso, o con un carácter más romántico, según la época en que se realiza este trabajo, las miradas van a ser distintas. En este sentido, la mayor cantidad de fotogramas, dibujos, grabados, oleos, etc. van a remarcar la presencia de la bocana, la cual le da ese carácter tan imponente a la bahía. Y en menor medida los diferentes espacios correspondientes a los municipios de Lezo, Errenteria, Oiartzun o el barrio de Altza de Donostia-San Sebastián.
Dentro de la ciudad, los barrios que se identifican mentalmente con el robo, el atraco, la droga o la prostitución; se perciben como puntos negros que la mayoría de los ciudadanos tratan de evitar. A veces esas imágenes dependen de las distintas horas del día; por ejemplo, los parques, percibidos como lugares seguros durante el día, se convierten en peligrosos durante la noche. De este modo, en todas las ciudades existen auténticos mapas mentales del miedo, estas imágenes son bien retratadas en películas como Pasaia, 27 Horas o Días de humo.
En sentido inverso, hay áreas que la mayoría de los ciudadanos perciben favorablemente, a menudo de forma excesiva, por la acumulación de símbolos que se han desarrollado en determinados contextos culturales y se hacen presentes en el subconsciente de las personas. Este es el caso de los centros históricos, que representan la herencia cultural y la memoria colectiva del pasado; o el de los barrios administrativos y de negocios, que reflejan los valores de las instituciones gubernamentales y las fuerzas económicas a través de su morfología urbana y el comportamiento de quienes los frecuentan. También influye en la percepción positiva del espacio la carga sentimental que encierran para las personas los barrios en los que vivieron durante su infancia.
Uno de los factores técnico-creativos por parte de los directores, según las épocas, vinculados a la reproducción del paisaje en diferentes tipos de planos, es la utilización de fotografías aéreas u ortofotos, para resaltar el cambio de escala, la utilización de planos generales o de conjunto, como se ha podido comprobar en las películas o documentales anteriores a 1970 (Figura 6).
Figura 6. El paisaje visto desde distintos soportes. Fuente: Vista desde el aire de la bahía, la primera como fotograma de Pasajes tres y la segunda tomada por Paisajes Españoles 1960 para la Autoridad Portuaria del puerto.
La posibilidad de filmar escenas a gran distancia y con una angulación descendente se hizo evidente a partir de la generalización de tomas aéreas, idóneas para presentar amplias extensiones de terreno y caracterizar eficazmente los paisajes vinculados a la narración. En este caso, observar la lámina de agua formada por la bahía pone en valor los montes que la circundan, así como el espacio construido que llega hasta un punto donde puede explicar la colmatación del espacio portuario por el urbano. A diferencia de los planos generales tomados desde tierra, el avión proporciona al espectador, además, la capacidad de desplazarse por el paisaje (Gámir Orueta y Manuel Valdés, 2007: 178).
El cine históricamente ha tomado la pintura como base de sus encuadres y perspectivas, y ha utilizado su lenguaje como fuente inspiradora (Domínguez Belloso, 2016:19).
Se puede observar cómo el fotograma se representa desde un mismo plano que el de la pintura (Figura 7). Esta perspectiva, tomada desde la ermita de Santa Ana, fue repetida en múltiples ocasiones.
Figura 7. Comparación entre la pintura y el cine en un mismo encuadre. Fuente: Fotograma de También hay cielo sobre el mar y Pasages. Vista general del Puerto y sus inmediaciones. Litografía de Vallejo que forma parte del libro de M.F.M. de Vargas, La guerra en Navarra y Provincias Vascongadas, Madrid, 1848.
La contribución de los tres grandes movimientos artísticos como el Romanticismo, el Expresionismo y el Surrealismo resulta fundamental para el desarrollo de esta investigación sobre la bahía de Pasaia desde el punto de vista del paisaje. Por una parte, en el Romanticismo, el hombre, en dependencia del elemento natural, el paisaje deja de ser solo un mero telón de fondo sobre el que se destacan los personajes representados, y produce un retorno a la naturaleza. Por el contrario, en el Surrealismo, la naturaleza aparece desolada, deforme y putrefacta. Y en el Expresionismo, vemos el empequeñecimiento del hombre ante las poderosas e incontrolables fuerzas naturales y sobrenaturales.
De acuerdo con una clasificación de temas propuesta por Cosgrove (2002) como modelo europeo, y que ha sido aplicado a nuestro objeto de estudio, podemos observar en el desarrollo de la historia del cine, y también en la imagen pictórica en general, qué imagen del País Vasco y de la bahía de Pasaia en particular, con especial atención al paisaje y a los comportamientos, proyectaron estas películas.
Figura 8. Vectores analíticos transversales.
Fuente: Elaboración propia.
• El paisaje como proceso social y soporte de identidades colectivas
La naturaleza se produce y se consume y sus significados se naturalizan en el paisaje principalmente por medio de su relación con la visión como garante de la verdad. El tratamiento del paisaje como un proceso en el que las relaciones sociales y el mundo natural se constituyen mutuamente en la formación de escenas visibles, espacios vividos y territorios regulados democratiza y politiza lo que, de otro modo, sería una exploración natural y descriptiva de morfologías físicas y culturales. Así pues, se introducen en el estudio del paisaje cuestiones de formación de identidad, expresión, actuación e incluso conflicto. En nuestro caso, lo podemos observar en documentales que describen el paisaje como Arte al agua (2017), España, entre el cielo y la tierra. El Norte del camino (2012) o Rutas de Euskadi (1981).
• El paisaje y la clase social
La historia del paisaje occidental vio como el diseño estético y los llamamientos de la naturaleza se utilizaron para ocultar una dramática desigualdad social, como ocurrió en la Inglaterra del siglo XVIII, donde se eliminaron los derechos comunales sobre la tierra y se expropiaron físicamente las comunidades mientras se creaban agradables vistas de parques paisajísticos (Cosgrove, 2002: 78). En nuestro caso, ejemplo de ello podemos observarlo cuando en las Guerras Carlistas, por una parte, se dejan los bienes privados de nobles y la gran burguesía y, en cambio, se ponen a la venta los bienes amortizables, las iglesias y se produce una privatización de los bienes comunales.
A menudo el diseño de los pueblos reflejaba más los pintorescos gustos visuales de los propietarios de la tierra que las necesidades prácticas de los agricultores arrendatarios. La clase y el paisaje moldearon el diseño de los parques y jardines urbanos y municipales del siglo XIX, debido a la crisis en la sanidad y la salud, así como la delincuencia al hacinar en ciudades, cuyas estructuras espaciales eran inadecuadas para satisfacer las necesidades básicas, a gran número de obreros de las fábricas a los que se les pagaba sueldos ínfimos y a los que se les proveía con viviendas inadecuadas. Las respuestas de las clases medias fue mudarse a los suburbios de las ciudades y a rodear las quintas individuales de paisajes en miniatura basados en diseños de jardines con plantas exóticas, parterres o el patio suburbano moderno, como hemos podido observar en la película El golfo (1918), en la cual se trata la relación de las clases aburguesadas que vivían en grandes villas ajardinadas hacia el monte Ulia y por otra parte, los trabajadores hacinados en casas baratas de mala construcción.
El paisaje bucólico oculta continuas, y con frecuencias brutales luchas por la tierra y el agua entre terratenientes y trabajadores inmigrantes. La capacidad que tiene el paisaje para ocultar bajo una superficie lisa y estética la mano de obra que lo produce y lo mantiene es un resultado directo de sus cualidades pictóricas y de su identificación con la “naturaleza” física, situando lo histórico y lo contingente más allá de toda reflexión crítica. Lo hemos podido observar en Au pays des basques (1930), que muestra un carácter folclórico con paisajes vascos propios de pinturas de Aurelio Arteta o José Arrue en momentos que irrumpe la modernidad y la revolución en los transportes pero que no han querido poner de manifiesto, al quedar fuera de escena camiones o vehículos los cuales los propios directores lo utilizaban. También se representa en la relación de poder entre los armadores de los pesqueros o el contratista y los pescadores que tienen que pedir trabajo en la plaza del pueblo o en los bares aledaños, lugares estos últimos donde se producen todo tipo de relación en contraposición a la vida familiar como se observa en Pasajes tres (1961).
• El paisaje y la identidad étnica
La diferenciación de la gente por medio de diferencias naturales o biológicas atribuidas encuentra un medio de expresión y de refuerzo en el paisaje. La raza es un modo de diferenciación social basado en las diferencias visibles entre los cuerpos humanos. Ejemplo de ello en nuestro caso se pueden ver diferencias principalmente ideológicas, cuando se habla de “maketos” para referirse a los inmigrantes que vinieron de otras partes de España para trabajar a partir del último tercio del S XIX, como consecuencia del proceso de industrialización como se observa en Basker (1963), Ama Lur (1968), o Gipuzkoa (1979) principalmente de corte documental y antropológico. Diferenciación entre un “nosotros” y “ellos”, luego viene la integración, pero es un trabajo muy grande que se puede dar en películas más actuales.
• El paisaje y el género
La relación histórica entre el paisaje, la modernidad y el privilegio epistemológico de la visión ha incorporado un discurso cambiante del patriarcado. Se ha criticado con frecuencia el placer visual intensamente ligado a la representación y visión de la naturaleza como paisaje debido a su expresión irreflexiva del poder patriarcal, expresado en un erotismo masculino explícitamente heterosexual. La asociación de las formas topográficas lisas y serpenteantes líneas “de la belleza” del paisaje pintoresco con el cuerpo femenino tiene una larga historia, lo hemos notado en películas de época como También hay cielo sobre el mar (1955), La Reina del chantecler (1962) y Fuego eterno (1984), así como en el documental Homenaje a las bateleras en Pasajes San Juan (1988).
• Naturaleza, nación y paisaje
Mientras que el estado territorial continúa siendo la base primaria de la identidad social para la mayoría de los pueblos del mundo, procesos contemporáneos como la descolonización, la globalización económica y cultural, la migración internacional de la mano de obra y las nuevas tecnologías de la comunicación han cambiado los lazos de lealtad entre el estado y muchos de sus ciudadanos. Este proceso ha permitido un estudio crítico de las formas tradicionales en que se forjaba esa lealtad, especialmente dentro de los estados-nación europeos, que en la actualidad negocian las nuevas relaciones entre territorio, ciudadanía e identidad en el marco de la Unión Europea. Entre las relaciones más estrechas que existen entre la nación y el estado está el paisaje material.
Las figuras icónicas de la naturaleza y del paisaje nacional han desempeñado un papel importante en la conformación de la identidad de un pueblo o nación y su vínculo con el territorio o la naturaleza que ocupa (Cosgrove, 2002: 84), en términos de cultura, paisaje, comunidad y patria. La producción cinematográfica durante los años de la dictadura estuvo controlada por el Estado, que impulsaba la creación de documentales que mostrasen las virtudes del régimen y exaltasen la belleza y las tradiciones del país, como lo hacía el NO-DO. Estas producciones solían centrarse en la danza, la artesanía, la geografía, las fiestas y las celebraciones religiosas, y en algunos casos traspasaron las fronteras nacionales. Con ello, el nacionalismo moderado en el poder se encontró, sin buscarlo, con un instrumento de propaganda político de gran valor, cuya finalidad era proporcionar un mensaje claro y sencillo a la sociedad desde el poder establecido, aunque a veces implicara una selección o simplificación de la información. Estas producciones cinematográficas fijaron una imagen muy definida de Euskadi tras haber recobrado parte de sus libertades históricas. Documentales del NO-DO, como Bilbao para España (1937), Pasajes de San Juan (PYSBE) (1952), Pasajes San Juan (1954), El país vasco (1966), o películas como Pelota (1983), eran medios para transmitir al gran público los logros sociales o económicos por parte de los regímenes no democráticos y resaltar los valores propios del Estado-nación. O por el contrario, la censura mediante organismos para evitar la propagación de ideas o mensajes considerados no convenientes (Gámir Orueta y Manuel Valdés, 2007:182).
Fue precisamente de la geografía cultural alemana donde surgió el paisaje como un concepto clave, generando técnicas como “indicadores visibles del paisaje” para distinguir regiones culturales. La idea de límite territorial y paisaje físico está muy arraigada en la formación de la conciencia nacional alemana. Nacionalistas románticos de principios del siglo XIX sintetizaron estos elementos en paisajes icónicos, como la montaña y el bosque, para afirmar una imagen musculosa y reflejar la preocupación del nuevo estado por sus límites territoriales y unidad cultural. Los indicadores paisajísticos, como las formas de las casas, la morfología del pueblo y el patrón de los campos y cercados, definieron el verdadero paisaje como una unidad ecológica entre la naturaleza y el pueblo. Estos elementos se hacen evidentes en los paisajes icónicos de las cartas topográficas o en las imágenes pictóricas que han servido como vehículos de expresión del orgullo e identidad nacional a través de paisajes específicos y, con frecuencia, poco representativos desde el punto de vista geográfico. Las expresiones materiales de estos paisajes icónicos han estado sujetas a regulación como medida de preservación de su apariencia visual, como es el caso de los parques nacionales.
Por otra parte, la represión que cayó sobre el País Vasco tras el triunfo de Franco alcanzó cotas difíciles de igualar con respecto al resto del Estado, y la irrupción de ETA a principios de los sesenta, junto al auge de la problemática obrera, empeoró aún más la situación. Como consecuencia de esta actuación gubernamental, hubo un reactivamiento de las posturas políticas nacionalistas que arrastró un florecimiento del amplio abanico de expresiones culturales autóctonas. El mundo del cine también se dejó llevar por este impulso (Roldán Larreta, 1999: 8).
La industrialización fue particularmente intensa, donde se hizo más patente la llegada de inmigrantes, y trajo consigo el auge tanto del socialismo como de un nacionalismo vasco “profundamente arraigado en la tradición”. El primer cine vasco se asoció con el progreso y la innovación, y mostró al público los progresos de la tecnología y las nuevas formas de experimentación, aunque también combinó estos elementos con una matriz de nostalgia e incluyó en la receta las aspiraciones de una comunidad imaginada (Stone y Rodríguez, 2015: 45).
• Paisaje portuario
Identificado como el aspecto visible de la superficie ocupada por los puertos: en nuestro caso las aguas abrigadas naturales, el territorio necesario para el funcionamiento de estas infraestructuras y el borde de contacto entre ambos elementos; los espacios que por razones de obsolescencia, se han visto abocados a una renovación para nuevos usos; y las áreas de reserva disponibles para el futuro desarrollo de los puertos, a su vez la presencia de conectividad con otras infraestructuras de transporte. Sin olvidar a los actores principales: los buques, mercancías y pasajeros, como también su relación funcional con la ciudad. Elementos muy bien tratados en la película También hay cielo sobre el mar (1955). El avance en el desarrollo tecnológico, en primer medida, no condicionaba la prolongación del espacio público, por lo tanto, las personas podían ver entrar y salir los barcos, las mujeres tejer sus redes y los niños jugar o intercambiar mercancías con los marineros como tendremos ocasión de observar en los fotogramas. Sin embargo, con el correr de los tiempos y el desarrollo del transporte marítimo, se provoca un cambio, como podemos observarlo en Pasajes tres (1961). Las actividades portuarias adquieren otra dimensión, los barcos de vapor se hacen más grandes, las mercancías ya no tenían cabida en las calles, las grúas en los muelles se multiplican, el ferrocarril entra en el puerto. La actividad portuaria alcanza tal ritmo y tal dimensión que la ciudad, que siempre se había adaptado a las necesidades de su puerto, no lo puede contener, como se observa en el documental Construcción del muelle de Buena Vista del Puerto de Pasaia (1989) o la evolución de los tráficos y el movimiento en la lonja de pescadores en Puerto de Pasaia (1989). Hoy nos encontramos con la problemática de cómo retornar a los ciudadanos esos espacios que alguna vez pudieron contemplar, más aún cuando un puerto exterior no ha podido llevarse a cabo, pero que los ciudadanos quieren conservar ese puerto propio de la identidad y que es un recurso, como se refleja en Pasaia Bitartean - mientras tanto (2016). Por lo tanto, necesitan un común diálogo y repensar juntos su territorio, una concertación constante entre los diferentes actores, una integración social entre el puerto activo y la ciudad (De Rosa Giolito et al., 2021; De Rosa-Giolito y Foulquier, 2022).
Conclusiones: La puesta en valor del patrimonio
El análisis que se realiza, se efectúa no solo en función de los elementos físicos y perceptivos, sino también teniendo en cuenta un elemento de naturaleza más intangible como es el denominado “espíritu del lugar”, concepto explícito y presente en los Principios de La Valeta (2011), definido como “conjunto de los elementos materiales e inmateriales, físicos y espirituales, que proporcionan a un determinado sitio su identidad específica, significado, emoción y misterio: el espíritu del lugar crea el espacio y, al mismo tiempo, el espacio construye y estructura este espíritu” (ICOMOS, 2011). Profundizar en el conocimiento de los elementos de identidad del lugar es una de las aportaciones de nuestra investigación para poder proponer y desarrollar “a posteriori” estrategias dirigidas a mejorar la relación de las personas con el entorno y superar motivos de conflictos desde la gobernanza (De Rosa-Giolito y Foulquier, 2022).
Con el objetivo de identificar el “espíritu del lugar” en Pasaia y su bahía, se han analizado los elementos visuales que forman parte de las imágenes mentales asociadas a la zona. Estos elementos se han tratado estadísticamente en gráficos para comprender la intensidad de las variables que configuran el paisaje, diferenciando entre paisaje urbano, portuario y rural.
En las figuras 9, 10 y 11, cada elemento se asocia al escenario en el que es más prevalente. Se destaca la importancia del paisaje urbano, aunque se observa la pérdida de tradiciones culturales como las corridas de toros en la plaza San Juan o los cantos folclóricos de los versolaris. La relación entre el puerto y la ciudad se ha visto afectada por la presencia de coches y tráfico de chatarra junto a las viviendas, a pesar de que no se pueda ver las vallas, o en este caso puentes y elevaciones que impiden que esta relación sea fluida como antaño. Por otra parte, las manifestaciones en protesta son puramente en los paisajes urbanos de los diferentes municipios.
Figura 9. Elementos más destacados en el paisaje portuario. Fuente. Elaboración propia.
Figura 10. Elementos más destacados en el paisaje portuario. Fuente: Elaboración propia.
Figura 11. Elementos más destacados en el paisaje rural. Fuente: Elaboración propia.
En cambio, en el mundo rural el verde de los bosques, junto a las Peñas de Aia y Arditurri han marcado el interés a lo largo de estos años como patrimonio cultural y se ha querido poner un tinte más festivo o folclórico al medio rural que al urbano, como han puesto de manifiesto los diversos autores.
El análisis de las películas visualizadas también ha permitido identificar ejes emocionales y elementos estructurantes del paisaje que reflejan el pasado de la bahía y forman parte de la idiosincrasia de lo que hemos denominado espíritu del lugar.
En resumidas cuentas, se pone de manifiesto los conflictos entre el puerto y la ciudad, así como los temas predominantes de épocas pasadas que es necesario recordar, pero también y es nuestra intervención poder plantear una solución por medio de la puesta en valor del patrimonio para una mejora del paisaje, en los cuales el cine y la representación pictórica, tienen importancia junto al patrimonio cultural, material o inmaterial y que es nuestra visión dejar constancia y ponerlos en evidencia.
Figura 12. Fotogramas de las películas y documentales analizados 1918-2017, en relación con el Cuadro 1. Fuente: Elaboración propia.
Cuadro 1. Películas y documentales analizados 1918-2017. Fuente: Elaboración propia.
Año |
Tipo |
Director /Productor |
Nombre |
Clasificación |
1918 |
Película |
José de Togores |
El golfo |
El paisaje y la Clase |
1922 |
Documental |
Manuel de Intxausti |
Revista Euskadi |
El paisaje y la Clase |
1930 |
Documental |
Jean Faugères, Maurice Champreux |
Au pays des basques |
El paisaje y la Clase |
1937 |
Documental |
NO-DO |
Bilbao para España |
Naturaleza, Nación y Paisaje |
1950 |
Documental |
José López Clemente, Sindicato Nacional de Pesca |
Pescadores de altura |
El paisaje y la Clase |
1952 |
Documental |
NO-DO |
Pasajes de San Juan. PYSBE |
Naturaleza, Nación y Paisaje |
1952 |
Documental |
NO-DO |
Pasajes de San Pedro inauguración del Poblao |
Naturaleza, Nación y Paisaje |
1954 |
Documental |
Miguel Ángel Lujambio |
Pasajes San Juan |
Naturaleza, Nación y Paisaje |
1955 |
Película |
José María Zabalza |
También hay cielo sobre el mar |
El paisaje y el Género |
1961 |
Documental |
Javier Aguirre |
Pasajes 3 |
El paisaje y la Clase |
1963 |
Documental |
Dan Grenholm y Lennart Olson |
Basker: En film fran norra Espanien - Vascos: Una película del norte de España |
El paisaje y la Identidad étnica |
1965 |
Documental |
Juan Gabriel Tharrats |
La papelera Española S. A. |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1966 |
Documental |
NO-DO |
El país vasco |
Naturaleza, Nación y Paisaje |
1969 |
Película |
Fernando Larruquet y Néstor Basterretxea |
Ama lur/Tierra Madre |
El paisaje y la Identidad étnica |
1969 |
Película |
Rafael Gil |
La reina del chantecler |
El paisaje y el Género |
1977 |
Documental |
Miguel Ángel Quintana |
Películas amateurs |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1979 |
Documental |
Caro Baroja |
Gipuzkoa |
El paisaje y la Identidad étnica |
1981 |
Documental |
Javier Aguirre |
Rutas de Euskadi (4) entre Oyarzun y Rentería |
Proceso social |
1983 |
Documental |
Jorgen Leth |
Pelota |
Naturaleza, Nación y Paisaje |
1984 |
Documental |
Juan Miguel Gutiérrez |
Izeba Rosa |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1984 |
Película |
Imanol Uribe y José Ángel Rebolledo |
La muerte de Mikel |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1985 |
Película |
José Ángel Rebolledo |
Fuego eterno |
El paisaje y el Género |
1986 |
Película |
Montxo Armendáriz |
27 horas |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1986 |
Documental |
José Luis Iglesias |
Memoria Universal |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1988 |
Documental |
Arturo Delgado |
Homenaje a las bateleras de Pasajes San Juan |
El paisaje y el Género |
1989 |
Película |
Ana Díez |
Ander eta Yul |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1989 |
Documental |
Armando Dolader |
Construcción del muelle de Buena Vista del Puerto de Pasajes |
Paisaje portuario |
1989 |
Película |
Antxon Ezeiza |
Ke arteko egunak/Días de humo |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1989 |
Documental |
Armando Dolader (Tximpart) |
Puerto de Pasajes |
Paisaje portuario |
1990 |
Documental |
Tximpart |
Vertidos en el río Oiartzun en Errenteria |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1991 |
Documental |
Armando Dolader |
Errenteria |
Conflicto y deterioro del paisaje |
1996 |
Película |
Daniel Calparsoro |
Pasajes |
Conflicto y deterioro del paisaje |
2001 |
Documental |
Josu Iraeta |
Trintxerpe: galiziarrak Euskal Herrian |
Conflicto y deterioro del paisaje |
2010 |
Documental |
Juan Miguel Gutiérrez |
La plaza de la música |
Conflicto y deterioro del paisaje |
2012 |
Documental |
José Miguel Azpiroz |
España, entre el cielo y la tierra. El Norte del camino |
Proceso social |
2016 |
Documental |
Jonander Agirre e Irati Gorostidi Agirretxe |
Pasaia Bitartean (mientras tanto) |
Paisaje portuario |
2017 |
Documental |
Olivier van der Zee |
Arte al Agua |
Proceso social |
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Enrique Rafael De Rosa Giolito / enriquerafael@hotmail.com
Licenciado en Geografía (Universidad del País Vasco) y doctor en Geografía con mención internacional por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España. Su línea de investigación es el paisaje, la gobernanza y la relación puerto-ciudad, principalmente en la Bahía de Pasaia, producto de su tesis doctoral y actualmente se encuentra trabajando en diversos artículos y capítulos de libros.