Presentación del Dossier: Discapacidad y movilidad


Francisco Fernández Romero

Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6769-9683

Marina Heredia

Programa de Discapacidad y Accesibilidad / Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

ORCID: https://orcid.org/0009-0000-4038-6284

Nora Lucioni

Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0308-285X

Verónica Rusler

Programa de Discapacidad y Accesibilidad, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires, Argentina.

En el ámbito académico latinoamericano, el cruce entre las perspectivas sobre la discapacidad y sobre la movilidad es más reciente que en el entorno angloparlante, donde existe una tradición extensa de aproximaciones a la discapacidad desde la geografía y otras disciplinas con mirada espacial. Sin embargo, en los últimos años, han surgido en nuestra región investigaciones –y también prácticas educativas, profesionales y activistas– que abordan dicho cruce de manera muy rica y sensible a nuestros propios contextos, en diálogo con las demandas históricas de las organizaciones lideradas por personas con discapacidad. Dichas líneas de indagación e intervención han trabajado sobre distintos aspectos de la accesibilidad (urbanística, arquitectónica, del transporte) y de las prácticas de personas con discapacidad, en desplazamientos que ocurren a distintas escalas: dentro de un edificio, a través de la ciudad, en el marco de actividades cotidianas o turísticas, etc.

En este marco, el presente dossier reúne por primera vez, en una revista latinoamericana, un conjunto de artículos y una crónica que conjugan los estudios sociales en discapacidad con una mirada espacial. Los trabajos que componen este dossier buscan incentivar un diálogo entre producciones provenientes de diversos contextos nacionales (Argentina, Brasil, Chile y Costa Rica) y disciplinares (antropología, arquitectura, geografía y sociología). Además, se valorizan saberes producidos en distintos campos, abarcando no sólo el plano de la investigación sino también la enseñanza universitaria y el activismo de las organizaciones de personas con discapacidad. Antes de describir los aportes realizados por cada uno de estos textos, recapitularemos brevemente las principales discusiones planteadas desde el pensamiento crítico en discapacidad en ámbitos angloparlantes y latinoamericanos, y los diálogos establecidos entre dicho campo y las disciplinas con interés en el espacio tales como la geografía.

Los Disability Studies o estudios en discapacidad, comienzan a gestarse desde los años 60 y 70, en Estados Unidos y Gran Bretaña, en una conjugación entre el activismo de las personas con discapacidad, el desarrollo de una teoría social sobre la base de la experiencia de este colectivo y la interpelación a la política para transformar las condiciones de desigualdad en las que se encontraba esta población y en la que aún se encuentra en muchas partes del mundo. Los pioneros de estos estudios comienzan a ver desde una perspectiva crítica su propia condición como personas con discapacidad y la complejidad inherente al concepto, dando cuenta de cómo las variables sociales, históricas y materiales habían impactado y creado las situaciones en las que se encontraban. Desde este momento, se propone el modelo social de discapacidad como base analítica para destituir la discapacidad como asunto médico individual (Oliver, 1988). La discapacidad fue definida como una forma particular de opresión social dado que daba cuenta de la incapacidad de las instituciones para reconocer un estatus pleno de ciudadanía a las personas discapacitadas.

Si bien en nuestras latitudes para ese momento no se desarrolló un campo teórico que pensara esta temática, sí existieron experiencias de activismo (Bregain 2021). En Argentina precisamente se gestaron desde los espacios segregados como los Centros de Rehabilitación, sobre todo física, en los que se hacía posible el encuentro, experiencias de militancia política. Tal fue el caso del Frente de Lisiados Peronistas, organizado a partir del reclamo del derecho al trabajo digno. Su experiencia incluye movilizaciones en las calles, autoorganización y adscripción a espacios de militancia más amplios incorporando demandas del colectivo, fundamentalmente la reglamentación de un cupo laboral para personas con discapacidad que aún en la actualidad no ha obtenido un cumplimiento efectivo significativo y es objeto de las luchas del presente (Bregain 2012; Ferrante 2014 Alonso & Cuenya 2015)

La experiencia de estar segregados, desplazados de los espacios comunes y de permanecer en lugares especiales sin criterios que tuvieran en cuenta sus particularidades como personas plenas de derecho, se constituyeron como los pilares a combatir mediante medidas tendientes a producir cambios radicales en la forma de pensar la discapacidad, es decir que la relación espacio, discapacidad y producción social se encuentra presente desde el origen de los estudios en discapacidad.

El modelo social tradicional de la discapacidad ha sido revisado por algunos de sus autores pioneros y por sobre todo por mujeres con discapacidad que introdujeron la perspectiva feminista en la década de los ‘90 dando mayor importancia al lugar de la experiencia de la discapacidad y del cuerpo (Craw 1996, Morris 1997). Asimismo se han producido nuevas perspectivas que nutren estas discusiones como la Teoría Crip, cruce entre los estudios y movimientos Queer y de discapacidad, desde la cual se sostiene que la opresión discapacitante se pone de manifiesto en nuestra cultura a través de las fuerzas capacitistas que postulan la capacidad corporal obligatoria (McRuer 2020). También, los Estudios Críticos en discapacidad desde el Sur Global ponen el acento en la teoría decolonial y las particularidades latinoamericanas (Yarza de los Ríos, Sosa y Ramirez 2019). Consideramos importante nutrir este vasto y heterogéneo campo en desarrollo y este dossier constituye una contribución en este sentido.

Tal como afirmamos más arriba, consideramos que la dimensión espacial resulta intrínseca a los análisis de los estudios en discapacidad. Sin embargo, en el ámbito disciplinar de la geografía, por ejemplo, los abordajes sociales de la discapacidad recién fueron retomados en la década de 1990 e inicialmente sólo en el mundo anglosajón, mediante el subcampo de la disability geography (Imrie y Edwards, 2007). Entre las cuestiones abordadas desde este campo, algunas líneas de investigación se abocan a comprender cómo el espacio participa de la producción social de la discapacidad (Gleeson, 1999), mientras que otras, a la inversa, buscan entender cómo los elementos culturales, representaciones e ideas en torno a la discapacidad impactan sobre los espacios, volviéndolos excluyentes para personas con discapacidad (Butler y Bowlby, 1997; Kitchin, 1998; Hansen y Philo, 2007). Una parte de estas investigaciones abordan directa o indirectamente cuestiones vinculadas a la movilidad, prestando atención a las experiencias de personas con discapacidad en el transcurso de sus desplazamientos por el espacio público (Butler y Bowlby, 1997) o en infraestructuras de transporte (Kusters, 2017; Velho, 2021). No sólo se busca identificar los obstáculos existentes, sino también las estrategias de los propios sujetos para garantizar su movilidad, enfatizando su capacidad de agencia.

En el ámbito hispanohablante, el abordaje de la discapacidad desde una perspectiva espacial posee una trayectoria más breve, pero con importantes desarrollos recientes. En Latinoamérica, las investigaciones se han centrado principalmente en las experiencias de personas con discapacidad en el espacio público en las capitales nacionales, como por ejemplo en las ciudades de México (Hernández Flores, 2012), México y San José de Costa Rica (Paniagua Arguedas, 2021), Santiago de Chile (Martínez Wong, 2016), Montevideo (Angulo, 2019) y Buenos Aires (Fernández Romero, 2022a). Algunas indagaciones más recientes enfatizan el potencial mutuamente enriquecedor de poner en diálogo, más específicamente, el enfoque de las movilidades y las perspectivas sociales de la discapacidad (Solsona-Cisternas, 2021). Desde ese cruce, por ejemplo, se ha buscado desafiar teóricamente cómo se concibe la accesibilidad: ya no como una cualidad estática de las infraestructuras, sino como una propiedad relacional que emerge de interacciones cotidianas (Muñoz, 2021). En esta misma línea, se ha procurado concebir a los espacios y prácticas de movilidad no sólo como medios para llegar a algún destino, sino como sitios donde algunas personas con discapacidad desarrollan actividades laborales (Tolentino Tapia, 2022) o de socialización y disfrute (Fernández Romero, 2022a).

Pero más allá del campo de la investigación académica, la problemática de la movilidad y del espacio geográfico ha sido largamente objeto de reflexión e intervención desde las organizaciones sociales, lo cual se ha plasmado en algunas publicaciones. En Argentina, por ejemplo, la Fundación Rumbos se ha centrado en la promoción de un hábitat urbano inclusivo desde comienzos de la década de 1990 (ver Coriat, 2002, y la entrevista con el fundador de la organización, Eduardo Joly, en Fernández Romero, 2022b).

Otras organizaciones se han dedicado a temas de movilidad para ciertos proyectos específicos, como el trabajo de la asociación civil Senderos del Sembrador junto a investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes, en torno a turismo accesible (Guerschberg y Fernández, 2020). Las problemáticas de la movilidad en el espacio público incluso fomentaron la articulación entre diversas organizaciones de personas con discapacidad para conformar una instancia de trabajo dentro de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires (ver su documento de diagnóstico: Mesa por el Derecho al Espacio Público Inclusivo, 2019).

Además, en los últimos años, y como antecedente inmediato del presente dossier, la curricularización del cruce geografía y discapacidad en asignaturas universitarias se ha producido a partir de experiencias de trabajo extensionista (Heredia y Rusler 2021). Es el caso de la articulación que se viene sosteniendo entre el Departamento de Geografía y el Programa de Discapacidad y Accesibilidad1 de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires –ámbito de inserción institucional de les editores de esta compilación–, y a su vez entre esta Facultad y organizaciones como la ya mencionada Fundación Rumbos. Esta relación se plasmó en instancias de asesoramiento técnico, en el abordaje de la intersección entre geografía y discapacidad en dos cátedras de la carrera, “Elementos de Computación” y “Sistemas Automáticos de Información Geográfica” Cátedra Lucioni, junto con un seminario de prácticas denominado “La accesibilidad como derecho” (Lucioni, Rusler y Heredia, 2022). La posibilidad de mirar con otros ojos la relación de lo humano y lo urbano2, tanto para docentes como para estudiantes, y promover una formación basada en la enseñanza y el aprendizaje territorializado y co-producido con las personas con discapacidad fue el eje de estas articulaciones.

Artículos

En este dossier reunimos una serie de trabajos que dan cuenta de cómo se van expandiendo los intereses en torno a investigar estas temáticas de manera más amplia, con novedosas intersecciones y abordajes en la región.

Estos artículos contradicen los imaginarios prevalecientes, dentro de los cuales la inmovilidad espacial y la pasividad política no solo son características atribuidas a las PcD, sino que la discapacidad misma es definida en parte por esa supuesta quietud. Como sostiene Paniagua Arguedas en su artículo: “el lugar supuesto por el poder para esta población [es] pasivo e inmovilizado”. O como afirma Solsona-Cisternas en el suyo: “las discapacidades, particularmente aquellas referidas a la condición físico-motora, son asociadas casi de forma metonímica a la ‘inmovilidad’ o en el mejor de los casos a ‘movilidades diferentes”’. Aunque las investigaciones aquí reunidas dan cuenta de múltiples obstáculos que restringen las movilidades de las personas con discapacidad, señalan el carácter socialmente construido de dichas dificultades. Como retruca un activista con discapacidad citado por Paniagua Arguedas, “¡sin embargo, nos movemos!”; no sólo por el despliegue de estrategias individuales o con el apoyo de una red de interdependencia, sino por la intervención política en pos de demoler barreras.

Los artículos también proponen alejarse de la noción de las personas con discapacidad como dependientes, para pasar a pensar en la interdependencia entre sujetos humanos, no-humanos y elementos físicos del entorno en el desarrollo de prácticas de movilidad. La etnografía de Oliva von der Weid respecto de la formación de perros guías para personas con discapacidad visual resulta esclarecedora en cuanto al despliegue humano para el desarrollo de mecanismos de asistencia y apoyos que involucran otras especies. Como señala Paniagua Arguedas, todas las personas nos apoyamos en algo para nuestros desplazamientos: puede ser en otras personas, en las infraestructuras materiales y/o en los acuerdos sociales asociados a ellas. Este sistema de relaciones interdependientes suele naturalizarse salvo cuando fracasa en producir movilidades por algún “cortocircuito” coyuntural (Velho, 2021), y por ende, las personas sin discapacidad no suelen verse como dependientes de apoyos del entorno. Pero las personas con discapacidad deben enfrentarse cotidianamente a un “urbanismo capacitista”, como lo denomina Paniagua Arguedas, o a situaciones puntuales donde algún cambio infraestructural reduce repentinamente la accesibilidad, como en el caso trabajado por Coriat y Joly. Yendo más allá en la problematización sobre la interdependencia, algunos de los artículos difuminan los límites del cuerpo humano para considerar cómo este forma asociaciones indisolubles con otros elementos o con otros sujetos –humanos o no humanos– en el transcurso de las prácticas de movilidad: ya sea con un perro-guía, como desarrolla la investigación de von der Weid, o con objetos tales como silla de ruedas, bastones o teléfonos móviles como señala Paniagua Arguedas (lo cual denomina “corporalidad expandida”).

En primer lugar, el artículo de Diego Solsona-Cisternas se enfoca en un tipo de espacio poco abordado desde las geografías de la discapacidad: el entorno rural, en este caso, en la Región de los Lagos al sur de Chile. Más aún, una de las dos zonas estudiadas consiste en un área insular de la provincia de Chiloé, lo cual implica desafíos específicos para la movilidad por la escasez de caminos internos y por la dependencia del transporte marítimo para moverse entre las islas o hacia el continente. Mediante un método etnográfico, el autor buscó comprender las características, roles y sentidos que poseyeron las movilidades en las biografías de las personas con discapacidad entrevistadas. A partir de su análisis, construyó una tipología de tres clases de movilidades. Define como movilidades perdidas a aquellas que las personas dejan de realizar cuando sus circunstancias las llevan a estar en situación de discapacidad, y como movilidades funcionales u obligatorias a aquellas que continúan realizando por motivos de salud, trámites, compras o ejercicio de la ciudadanía. Pero además, presenta una categoría novedosa que son las movilidades intensas. En efecto, el autor postula la paradoja de que la discapacidad misma –que popularmente suele asociarse a la inmovilidad– es la causa de largos desplazamientos para acceder a tratamientos de salud, de rehabilitación, o a centros educativos especializados en personas con discapacidad. En parte esto se debe al carácter rural del entorno, que ya implica una dispersión de servicios, potenciado por la inserción de las personas con discapacidad en circuitos diferenciales de salud y educación que se hallan geográficamente concentrados.

Por su parte, Silvia Coriat y Eduardo Joly, desde un relato en primera persona y centrado temporalmente entre 1997 y 1999, abordan la conformación de la organización Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI) a partir del rechazo a la generación de barreras arquitectónicas en el ingreso a ascensores existentes de la Ciudad de Buenos Aires. El detonante principal como situación discapacitante para personas usuarias de sillas de ruedas fue la ordenanza Nro. 46275, decreto 437/38, que impulsó el reemplazo del sistema de puertas tijera de ascensores para prevenir accidentes serios en niños. Esta ordenanza fue avalada por parte de los fabricantes de puertas de ascensores, los sindicatos de trabajadores y encargados de edificios, la Cámara de Ascensores, la Comisión de Ascensores de IRAM y un importante sector de legisladores y medios de comunicación que procuraron neutralizar los planteos de las organizaciones de personas en situación de discapacidad. La reducción del espacio interior de la cabina del ascensor tras el reemplazo de las puertas tijeras impulsó el fuerte activismo tanto de REDI como de la Fundación Rumbos, combinando lo reivindicativo con lo técnico-propositivo, en lo pertinente a la accesibilidad y el diseño inclusivo. La defensa de la espacialidad en el ingreso a ascensores no solo estaba centrada en la accesibilidad física sino en las consecuencias que trae aparejadas en la vida de las personas usuarias de silla de ruedas: exclusión de un trabajo, una reunión, una consulta médica, un festejo y todo plan personal proyectado hacer y convertido en trunco. Desde el surgimiento de la organización REDI, se hacen valer los derechos civiles de las personas con discapacidad en todos los aspectos de la vida social, política, económica y cultural garantizando la inclusión y equiparación de oportunidades de un colectivo integrado por personas en situación de discapacidad motora, visual, auditiva o intelectual.

A su vez, el artículo de Laura Paniagua Arguedas aborda las experiencias subjetivas de la movilidad de personas con discapacidad en entornos urbanos en Costa Rica. Para ello, la autora realizó una investigación etnográfica que se basó en entrevistas móviles desarrolladas en el transcurso de los desplazamientos cotidianos de los sujetos, que además fueron registrados con fotografías y videos. El trabajo se basa en dos argumentos centrales. Por un lado, se propone el término urbanismo capacitista para describir “cómo se generan formas, usos y gestión de las ciudades a partir de las capacidades, ritmos y fuerza de los cuerpos considerados ‘normales’”. Es decir, la materialidad del espacio público –incluyendo la señalética– y las reglas formales e informales de uso del mismo presuponen ciertas capacidades sensoriales, cognitivas, sociales, motrices y cierto tamaño de cuerpo. La autora enumera tres consecuencias de este urbanismo capacitista: un arrinconamiento de las personas con discapacidad ya que no hallan opciones para desplazarse de manera segura; una disgregación, esto es, la separación de estos sujetos del resto de la comunidad; y una aceleración que deja por fuera a quienes se mueven de forma más lenta. Por otro lado, como ya mencionamos más arriba, se plantea que todas las personas nos hallamos en situaciones de interdependencia en los espacios urbanos. Más específicamente, se señala que la movilidad depende de una articulación entre redes de infraestructuras (como las redes viales, de transporte u otras tecnologías), redes vivas (de humanos y otros seres vivos) y las redes de acuerdos sociales. Es decir, la accesibilidad del espacio público depende no sólo de las políticas urbanísticas sino también de otros aspectos más dinámicos que se ponen en juego en la cotidianeidad.

A través de una cautivante etnografía Olivia von der Weid en No caminho: técnica, movimento e ritmo na formação de cães- guia desarrolla una reflexión sobre las relaciones que se establecen entre personas y perros en el proceso de formación de estos animales como una “tecnología de asistencia” o “herramienta de accesibilidad” para facilitar la movilidad de las personas con discapacidad visual. El trabajo describe cómo los perros que participan de este entrenamiento deben pasar por distintas fases de formación, cambiando de contextos y adoptando nuevos comportamientos, cómo atraviesan diversas situaciones emocionales y la forma en que son observados y evaluados con criterios y categorías específicas vinculadas a la tarea que deberán desempeñar. Con un enfoque antropológico la autora examina cómo se construyen esas habilidades físicas y corporales en los perros guías y cómo intervienen los profesionales para su adiestramiento y socialización. Este trabajo pone de relieve el análisis de la movilidad en relación con los objetos, los cuerpos humanos y no humanos y el entorno. Y nos invita a pensar los lazos que se construyen, las diversas formas de movilidad, los límites de los sujetos interespecies y las agencias específicas que desarrollamos.

Finalmente, el dossier cierra con un crónica que realiza la Arquitecta Alejandra Álvarez en co- autoría testimonial y en reconocimiento al legado dejado por la Arquitecta Nélida Galloni que invita, como reza en el primer subtítulo, a recorrer una línea, poco lineal por lo laborioso y arduo, de un recorrido que marcó un inicio, de allí la palabra “pioneros” en el título del artículo, en materia de accesibilidad en la Universidad de Buenos Aires. Con el impulso de integrantes de esa casa de estudios que eran profesionales con discapacidad motora, desde 1980 se realiza una labor sostenida en materia de accesibilidad que en la actualidad continúa a través del Centro de Investigación de Barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y del Transporte (CIBAUT) y de la materia optativa Diseño del hábitat accesible. Se trata de un trabajo rigurosamente documentado que, al mismo tiempo, transmite emociones en relación a esta evocación de pioneros, referentes y figuras que impulsaron y contribuyeron a crear espacios institucionales dentro de la Universidad. El texto conduce al lector por el recorrido que anuncia al inicio tanto en materia de accesibilidad urbana, edilicia y del transporte como de lo que implicó, e implica, la visibilización, articulación, curricularización y transversalización de la perspectiva de accesibilidad en la institución universitaria.

#Bibliografía

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Francisco Fernández Romero / fromero@filo.uba.ar

Licenciado y Doctor en Geografía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Becario del CONICET. Integra el grupo de estudios “Geografías Emergentes: políticas, conflicto y alternativas socio-espaciales” en el Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Es docente de grado en la UBA y de posgrado en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Su investigación doctoral se centró en la exclusión de personas trans y personas con discapacidad de los espacios públicos urbanos, los efectos de dicha exclusión en la vida cotidiana, y el activismo trans y de las personas con discapacidad dirigido a ampliar el acceso a la ciudad.

Marina Heredia / heredia.antropo@gmail.com

Profesora en Enseñanza Media y Superior en Ciencias Antropológicas (UBA), Maestranda en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología (UBA). Co-coordinadora del Programa Discapacidad y Accesibilidad (FFyL-UBA) e Investigadora en formación del Programa de Antropología y Salud del Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA, FFyL, UBA).

Nora Lucioni / noralu@filo.uba.ar

Doctora en Geografía (Universidad Nacional de La Plata). Especialista en Teledetección y Sistemas de Información Geográfica aplicados al estudio del medio ambiente (Universidad Nacional de Luján). Licenciada en Geografía (Universidad de Buenos Aires). Docente regular del Departamento de Geografía (UBA). Directora del Grupo de Estudios sobre Tecnologías de Información Geoespacial (GETIG) del Instituto de Geografía (UBA).

Verónica Rusler / verorusler@gmail.com

Licenciada en Ciencias de la Educación (FFyL-UBA) y Magister en Ciencias Sociales con Orientación en Educación (FLACSO). Docente extensionista (FFyL-UBA) integrante del Programa de Orientación, Coordinadora del Programa de Discapacidad y Accesibilidad y actual Coordinadora del Programa Discapacidad y Universidad (UBA.Bienestar) y representante de esta Universidad en la Red Interuniversitaria de discapacidad (RID-CIN). Docente de la Materia Educación y Discapacidades (Ciencias de la Educación, FFyL-UBA) y Adjunta a cargo del Seminario Educación Inclusiva y Organización Institucional de la Licenciatura en Educación Especial (Escuela de Humanidades-UNSAM). Docente en el Nivel Superior de Formación del Profesorado del GCBA en espacios curriculares, trayectos, cursos y postítulos sobre educación inclusiva.


1 En 2012 se crea en la Facultad de Filosofía y Letras el Programa Discapacidad y Accesibilidad. Ya desde inicios del 2000 la Facultad venía participando junto a otros espacios de la Universidad de Buenos Aires y de otras universidades nacionales en relación a la discapacidad en el nivel superior universitario. El objetivo de su creación fue promover, apoyar y articular las actividades, acciones e iniciativas orientadas hacia la educación inclusiva y que garantizaran el derecho a estudiar y trabajar en la universidad. En relación con esto se proponía identificar, visibilizar, promover y acompañar actividades que incluyeran contenidos o acciones vinculadas con la discapacidad y la accesibilidad que se desarrollan en la Facultad, así como también en otros espacios de la Universidad de Buenos Aires, otras instituciones y organizaciones sociales de personas con discapacidad.

2 En alusión al libro de Silvia Coriat (2002) Lo urbano y lo humano: Hábitat y Discapacidad Buenos Aires. Universidad de Palermo y Fundación Rumbos.