0000-0001-8192-259X Darío Gonzalo Cardozo[1][2][c1]
Los datos etnohistóricos de comienzos del siglo XVI disponibles para la región del humedal del Paraná inferior (Díaz de Guzmán, 1836; Schmidl, 1903; Lopes de Souza, 1969, entre otros) señalan la presencia de distintos grupos étnicos tales como chanás, timbúes, querandíes, mbeguás y guaraníes, quienes además de mantener relaciones sociales entre sí y compartir aspectos organizativos sociales, económicos y simbólicos también interactuaban con grupos de áreas vecinas, como las regiones de Tandilia, Patagonia, la provincia de Córdoba, o bien de las costas de la actual república del Uruguay (Torres, 1911; Lothrop, 1932; Ceruti, 2000; Ceruti y González, 2007; Loponte, 2008; Mazza y Loponte, 2012; Acosta y Loponte, 2013; Fabra, 2013; Bonomo, Angrizani, Apollinaire y Noelli, 2015; Bonomo, Cabanillas y Montero, 2017; Bonomo et al., 2019).
A partir de 1527, con la instalación del fuerte Sancti Spiritu a la vera del río Carcarañá, en territorio de la actual provincia de Santa Fe, se inicia la dominación colonial en la región mesopotámica (Cocco et al., 2016). Este proceso produjo, entre otras consecuencias, la drástica disminución del número de nativos, la extinción de etnias, así como también la alteración del uso del espacio, de las redes de alianza y comercialización (González Lebrero, 2002; Tapia, 2002). No obstante, durante este periodo las poblaciones indígenas no fueron simples observadores de la dominación colonial hispánica; también habrían elaborado diversas estrategias de resistencia al adoctrinamiento religioso, al trabajo forzado y a la reducción en “pueblos de indios” (Lightfoot, 2005; Fradkin y Garavaglia, 2009). Ante la huida, muerte o relocalización de los nativos, las autoridades coloniales intentaron mantener un número aceptable de individuos que pudiesen sostener su continuidad, tanto laboral como económica. Por ello, mediante la persuasión o la fuerza redujeron indígenas que en muchas ocasiones provenían de lugares lejanos (Lightfoot, 2005; Tapia, Néspolo y Noya, 2015). Este aspecto resulta significativo a los fines del estudio que se expone en este trabajo, por cuanto los nuevos aportes poblacionales incidieron en la perduración de las identidades culturales previas, al producir procesos de etnogénesis en las nuevas generaciones.
Santiago del Baradero es una de las reducciones franciscanas instaladas en el Paraná medio e inferior que se encuentra mejor caracterizada a partir de la evidencia arqueológica del sitio Cementerio Indígena (CIB) y la disponibilidad de documentación escrita. Fue fundada por Hernando Arias de Saavedra en 1615, sobre las riberas del río Baradero y en el espacio que actualmente ocupa el centro cívico de la ciudad homónima, ubicada en la provincia de Buenos Aires. Este establecimiento misional originalmente estuvo integrado por individuos de grupos litorales como los chaná, mbeguá y guaraní y poco después de su fundación se sumaron algunos indígenas provenientes de otras regiones del país (González Lebrero, 2002; Tapia, 2002, 2014; Tapia, Néspolo y Noya, 2015; Cardozo, Tapia y Dejean, 2018).
La información documental disponible para CIB se correlaciona con evidencias arqueológicas. En efecto, se recuperaron tanto materiales indígenas como de procedencia europea formando parte del ajuar funerario de 14 individuos exhumados (Debenedetti, 1911). Entre los materiales indígenas, además de objetos típicos de algunos grupos prehispánicos del humedal del Paraná inferior (HPI) (e.g., cuentas de valvas de moluscos de río), también se distingue la presencia de discos de latón que presentan un diseño similar a los confeccionados por otros grupos poshispánicos del centro-oeste cordillerano, como los pehuenches del sur mendocino y norte neuquino (Tapia, Landa, De Rosa y Montanari, 2009; Tapia, 2014). Dichos hallazgos ponen en evidencia las estrechas relaciones de intercambio y las alianzas que mantenían entre sí los diferentes grupos indígenas durante los periodos poscoloniales, como así también la necesidad que las autoridades coloniales tuvieron de relocalizar individuos para mantener el número de población indígena y utilizar su fuerza de trabajo en pos del funcionamiento de los pueblos de indios y las encomiendas coloniales (González Lebrero, 2002; Fradkin y Garavaglia, 2009).
Para los estudios de genética de poblaciones el marcador más utilizado es el ADN mitocondrial (indicador de ancestría materna). Hasta el momento, mediante el análisis de las mutaciones puntuales presentes en este genoma ha sido posible distinguir 16 linajes o haplogrupos (Hg) mitocondriales amerindios fundadores. De ellos, algunos se encuentran distribuidos en todo el continente: A2, B2, C1b, C1c, C1d, C1d1, C4c, D1 y D4h3a; mientras que los restantes se encuentran restringidos a Norteamérica: A2a, A2b, D2a, D3, D4e1, X2a y X2g (Perego et al., 2010; de Saint Pierre et al., 2012a; Kashani et al., 2012). Los efectos de la deriva génica y otras fuerzas evolutivas que actuaron durante el poblamiento del continente estructuraron la distribución genética en diferentes proporciones a medida que se iban poblando nuevos territorios. De esta manera, se generaron linajes mitocondriales característicos (subhaplogrupos) derivados de los linajes continentales fundadores, cuya distribución se asocia a determinadas regiones (Perego et al., 2009; Perego et al., 2010; Bodner et al., 2012; de Saint Pierre et al., 2012a, 2012b; Gómez-Carballa et al., 2018).
Los datos genéticos también han demostrado las consecuencias negativas de la conquista hispánica, dado que indican que hace aproximadamente 500 años, el tamaño efectivo de la población femenina se habría reducido en aproximadamente un 50% (O’Fallon y Fehren-Schmitz, 2011; Llamas et al., 2016). Por ello, para comprender los procesos demográficos generados por el impacto de la conquista europea en el HPI, resulta de interés explorar la variabilidad genética de los individuos asentados durante épocas prehispánicas como durante los primeros momentos de la dominación europea, en conjunto con los datos recabados desde la arqueología histórica y la etnohistoria. Para lograr este objetivo se busca integrar la información proveniente de los registros documentales de la época colonial con los datos genéticos actualmente disponibles para la reducción Santiago del Baradero (Cardozo et al., 2018) y aquellos provenientes de otros sitios del Paraná medio e inferior (PMI). Al considerar la presencia de los discos de latón con diseño de algunas poblaciones de la región centro-oeste del país, se analizan restos de individuos encontrados en esta última con el fin de comparar las frecuencias de Hg en ambas regiones (Figura 1). A la vez, se comparan los resultados genéticos obtenidos con los de ADN mitocondrial relevados de la bibliografía para otras regiones de interés.
Se analizaron 18 fuentes escritas del Archivo General de Indias (AGI) que corresponden a la Audiencia de Charcas (ACH) y Audiencia de Buenos Aires (AB) e incluyen informes y cartas elevadas por diferentes funcionarios del gobierno de Buenos Aires a la Corona española y viceversa. Actualmente, dichas fuentes se encuentran disponibles en el repositorio documental del Museo Etnográfico, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (AGI-ACH 1599, 1609, 1616, 1617, 1619, 1620, 1621-1622, 1622, 1626, 1628, 1664, 1673, 1678, 1690, 1708, 1718; AGI-AB 1679, 1691). Desde el punto de vista metodológico, las fuentes se clasificaron en dos grupos: cartas y expedientes (informes de funcionarios o autoridades eclesiásticas, disposiciones reales, pleitos sumarios, probanzas de méritos y servicios), lo cual permitió considerar los datos heterogéneos del repositorio documental (Tabla 1). Su análisis ha proporcionado información sobre el funcionamiento de la reducción Santiago del Baradero, desde su creación hasta su disolución administrativa como pueblo de indios en 1746 (Tapia et al., 2015). Especialmente para la problemática de estudio, resultan de interés las referencias sobre la forma de vida reduccional de los nativos, las características de las relaciones interétnicas y los movimientos de la población indígena.
Dada la intención de comparar marcadores mitocondriales entre individuos nativos prehispánicos y poshispánicos que habitaron las costas del río Paraná cercanas a Baradero y del centro-oeste de la Argentina, se utilizaron y analizaron muestras de dichas regiones y agrupadas en dos grupos poblacionales: 29 muestras se incluyeron para la región del PMI y 6 muestras para la región centro-oeste (CO). Adicionalmente, los nuevos datos genéticos obtenidos se compararon con los de las 20 muestras previamente analizadas del CIB (Cardozo et al., 2018) (Figura 1, Tabla 2).
Todos los restos humanos analizados corresponden a colecciones museográficas y a registros arqueológicos recuperados por arqueólogos que actualmente desarrollan sus investigaciones en el país y mantienen sus colecciones en tránsito en sus lugares de trabajo.1 Para su estudio se ha cumplido con las normativas de la Ley 25.517/2001 y el Código de Ética del ICOM (suscripto por la República Argentina), respecto de las responsabilidades de los profesionales sobre los restos humanos. Asimismo, para realizar el estudio genético se han respetado las normativas establecidas en el Código de Ética Profesional promulgado en 2009 por la Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina (AAPRA) y el Código Deontológico establecido por la Asociación de Antropología Biológica Argentina (Aranda, Barrientos y Del Papa, 2014). Es importante destacar que no existen comunidades originarias que se vinculen directamente con los individuos prehispánicos y poshispánicos tempranos recuperados.
Área de procedencia | Sitios | Rango de fechados disponibles - años 14C AP | N | Material analizado | Referencias bibliográficas | |
---|---|---|---|---|---|---|
Óseo | Dental | |||||
Río Paraná medio e inferior | Cerro Grande de la Isla Los Marinos | 660 ± 70 a 460 ± 50 (hueso) | 8 | 8 | - | Gaspary (1950), Kozameh y Brunás (2013) |
Rancho José | 1900 ± 20 (hueso) | 1 | - | 1 | Rizzo, Cardozo y Tapia (2016) | |
Cerro Lutz | 1110 ± 45 a 730 ± 70 (hueso) | 5 | - | 5 | Acosta, Loponte y Tchilinguirián (2010) | |
Garín | 1360 ± 60 (hueso) | 1 | - | 1 | Loponte (2008), Acosta y Mazza (2016) | |
La Lechuza | 1760 ± 60 a 1680 ± 60 (hueso) | 2 | - | 2 | Cornero (2016) | |
Laguna Blanca | 1060 ± 90 (hueso) | 2 | - | 2 | del Río, Cornero, Cerutti y Echegoy (2016) | |
El Camping | 290 ± 70 a 180 ± 70 (hueso) | 2 | - | 2 | Cornero (2014) | |
Río Salado-Coronda II | 1000 ± 30 a 1481 ± 47 (hueso) | 8 | - | 8 | Galligani, Feuillet Terzaghi y Barrientos (2016) | |
Santiago del Baradero | Cementerio Indígena | 420 ± 25 a 230 ± 50 (hueso) | 19 | 13 | 7 | Tapia (2014), Tapia et al. (2015), Cardozo et al. (2018) |
Región centro-oeste | Médano Petroquímica | 378 ± 41 a 393 ± 41(hueso) | 5 | - | 5 | Amman et al. (2010) |
Casa de Piedra Ortega | 2000 ± 90 (cerámica) | 1 | - | 1 | Fernández (2001) |
Las extracciones de ADN se realizaron en el Centro de Estudios Biomédicos, Biotecnológicos, Ambientales y de Diagnósticos (CEBBAD) de la Universidad Maimónides, bajo protocolos de control de la contaminación en un laboratorio específicamente dedicado a estos estudios. Se utilizaron tres protocolos a partir de polvo de huesos o dentina: 1- extracción orgánica con fenol:cloroformo:isoamílico (25:24:1) y purificación utilizando el equipo Bioneer®; 2- kit Gene Clean® for ancient DNA (MPBiomedicals); y 3- kit Investigator® (Quiagen). De cada método se realizaron al menos dos extracciones a partir de cada muestra.
La determinación de los Hg se realizó mediante polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción (RFLP). Se utilizaron cebadores extraídos de la bibliografía: 1- para los Hg A, C y D los propuestos por Stone y Stoneking (1998) o por Fehren-Schmitz, Reindel, Cacigao, Hummel y Hermann (2010); 2- para el Hg B se recurrió a Stone y Stoneking (1998) o uno diseñado por nuestro equipo de investigación (Cardozo et al., 2018). Para la determinación de los Hg A, C y D se utilizaron las enzimas de restricción Hae III, Hinc II y Alu I respectivamente; mientras que en el Hg B se buscó la deleción de 9 pares de bases características. La reacción en cadena de la polimerasa y el tratamiento de los fragmentos con sus respectivas enzimas de restricción se llevaron a cabo como se describe en Cardozo et al. (2018).
A partir de la información recabada de los registros arqueológicos, históricos y etnohistóricos se realizó un relevamiento bibliográfico de datos genéticos mitocondriales de poblaciones amerindias arqueológicas y contemporáneas (en estas últimas, se priorizaron comunidades nativas o pueblos pequeños organizados desde su fundación como pueblos de indios) afines a la región. La búsqueda se centró en las regiones pampeana, Pampa-Patagonia, serrana, Gran Chaco, Paraguay, Uruguay y sur de Brasil, y con esta información se confeccionó una base de datos con los correspondientes Hg mitocondriales. A partir de estos últimos se recalcularon las frecuencias, agrupando aquellas muestras que incluían poblaciones cercanas y relacionadas genéticamente, y eliminando muestras “indeterminadas” o correspondientes a linajes europeos (Tabla 3). Con los datos de frecuencias de Hg propios y de la bibliografía se realizó un análisis de coordenadas principales (ACP) con el programa Infostat (Di Rienzo et al., 2008) utilizando la distancia de Bray-Curtis con el fin de analizar las distancias genéticas entre las poblaciones.
Por otro lado, se evaluó la diferenciación genética entre las poblaciones con un análisis de la varianza molecular (AMOVA) utilizando 1000 permutaciones para el cálculo de los estadísticos F. Se realizó además una comparación de a pares entre poblaciones mediante estadísticos FST utilizando 1000 permutaciones con un nivel de significancia de 0,05. Para ambos análisis se utilizó el programa Arlequin v. 3.5 (Excoffier y Lischer, 2010).
Temporalidad | Conjunto muestral | Región | Siglas | N | A% | B% | C% | D% | Publicación |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Arqueológicas | Arroyo Seco | Sur de Buenos Aires | AS | 10 | 10 | 30 | 40 | 20 | Llamas et al. (2016) |
Figueiro (2013b) | |||||||||
Uruguay | Sureste y suroeste | Urug | 23 | 17,4 | 39,1 | 34,8 | 8,7 | Figueiro (2013a) | |
Córdoba Antiguo | Córdoba | CbaA | 15 | 27 | 33 | 33 | 7 | Nores y Demarchi (2011) | |
Córdoba Intermedio | CbaI | 18 | 17 | 22 | 39 | 22 | Nores y Demarchi (2011) | ||
Norpatagonia andino | Neuquén y Río Negro | NPA | 4 | 25 | - | 50 | 25 | Crespo, Russo, Hajduk, Lanata y Dejean (2017a) | |
Norpatagonia costa | Río Negro | NPC | 11 | 9 | - | 9 | 82 | Crespo, Favier Dubois, Russo Lanata y Dejean (2017b) | |
Modernas | Mataco Chaco | Chaco | MCh | 28 | 10,7 | 35,7 | 0 | 53,6 | Torroni et al. (1993) |
Toba Chaco 1 | TbCh | 71 | 14,1 | 50,7 | 4,2 | 31 | Demarchi, Panzetta-Dutari, Motran, López de Basualdo y Marcellino (2001) | ||
Toba Chaco 2 | Cabana, Merriwether, Hunley y Demarchi (2006) | ||||||||
Toba Formosa | Formosa | TF | 26 | 27 | 34,6 | 3,8 | 34,6 | Demarchi et al. (2001) | |
Pilaga 1 | MP | 122 | 8,2 | 41,8 | 25,4 | 24,6 | Demarchi et al. (2001) | ||
Mataco Formosa | |||||||||
Pilaga 2 | Cabana et al. (2006) | ||||||||
Toba Formosa 2 | TW | 398 | 28 | 19,8 | 2,5 | 49,7 | |||
Wichi Chaco | Chaco | ||||||||
Wichi Chaco 2 | Servini et al. (2013) | ||||||||
Wichi Formosa | Formosa | WF | 67 | 8,9 | 56,7 | 19,4 | 15 | Cabana et al. (2006) | |
Mbyá-Guaraní | Misiones | MG | 45 | 48,9 | 33,3 | 8,9 | 8,9 | Altuna y Demarchi (2003) | |
Guaraní | Misiones | G | 145 | 42,1 | 14,5 | 4,8 | 38,6 | Sala et al. (2010) | |
Guaraní M’byá | Paraná, Brasil | Marrero et al. (2007) | |||||||
Guaraní Ñandeva | Mato Grosso, Brasil | GÑ | 56 | 82,1 | 0 | 16,1 | 1,8 | Marrero et al. (2007) | |
Mapuche | Río Negro | Mpch | 180 | 12,8 | 38,9 | 21,1 | 27,2 | de Saint Pierre et al. (2012b) | |
Mapuche 2 | Goicoechea et al. (2001), Ginther et al. (1993) | ||||||||
Tehuelche | Chubut | Tlch | 29 | 0 | 20,7 | 20,7 | 58,6 | de Saint Pierre et al. (2012b) | |
Villa Atamisqui | Santiago del Estero | VA | 53 | 17 | 11,3 | 51 | 20,7 | Pauro, García, Nores y Demarchi (2013) | |
Sumampa | S | 28 | 21,5 | 7,1 | 32,1 | 39,3 | Pauro et al. (2013) |
Cuando Hernandarias fundó la misión Santiago del Baradero en 1615 había logrado reunir en ella un número considerable de individuos de las etnias guaraní y chaná-mbeguás: “llegué a otra Reducción por nombre Santiago […] y hay en esta Reducción 250 indios” (AGI-ACH, 1616, f. 2). No obstante, en pocos años el número de nativos asentados fue disminuyendo y, según se infiere a partir de las fuentes escritas, es posible esbozar algunas de las posibles causas. Entre estas se destaca la alta mortalidad, producto de las epidemias y las continuas huidas por temor a contagiarse de las enfermedades. Al respecto, se indica: “habíase muerto de peste más de 60 y otros se habían ausentado del temor de ella” (AGI-ACH, 1621-1622, f. 14). Puede interpretarse cierta disconformidad con el modo de vida reduccional: “dichos naturales, unos más que otros, son pobrísimos […] y que los que son labradores tienen el sustento muy tasado y los demás viven como de milagro sustentándose con caza y pesquería” (AGI-ACH, 1619, f. 14). Por otra parte, se destaca la resistencia de los nativos a adoptar la sedentarización: “no tienen casa ni asiento” (AGI-ACH, 1599, f. 3). La disminución de individuos en las reducciones también puede ser causa de los malos tratos que los encomenderos daban a los nativos reducidos: “haber hecho mucha cantidad de yeguas por mandado de Bartolomé Pintos su administrador y no haberles pagado nada por ello y haber sido tratado mal del dicho administrador” (AGI-ACH, 1620, f. 10).
Debido a la paulatina pérdida de mano de obra indígena se establecieron distintas medidas de control. Entre ellas se destaca la prohibición de que las mujeres de un pueblo de indios se unieran en matrimonio con nativos de otros establecimientos coloniales, ya que se deberían mudar al lugar donde residía el esposo. Si bien el rey Felipe III reclamó que no se prohibieran dichas uniones, estas continuaron de manera solapada:
He sido informado que a las indias de esa provincia de los repartimientos que estan encomendados no se les deja libertad para casarse porque si se casa la india de un repartimiento con indio de otro el marido lleva a la muger y el encomendero porque no le saque la india de su encomienda impide estos matrimonios a lo qual no es justo que se de lugar. (AGI-ACH, 1609, f. 1)
Además, se prohibieron las salidas de los nativos: “no permitiendo se saquen de él ninguno, ni menos indias, muchachos ni muchachas con ningún pretexto” (AGI-ACH, 1708, f. 9). Con esta decisión - que afectaba particularmente a las mujeres dado que ellas engendrarían la futura fuerza de trabajo- se intentaba preservar la mano de obra joven. En 1688 se realizó un padrón de indios en la reducción Santiago del Baradero; en él se consigna que todas las mujeres habían nacido en la reducción o en la región (AGI-ACH, 1690). Este dato es relevante al evaluar la diversidad genética mitocondrial, dada la transmisión por línea materna de este ADN. También se identificaron individuos provenientes de otras regiones del país, cuyos aportes poblacionales fueron registrados en un padrón confeccionado entre 1684 y 1686:
mando se haga padrón de todas las dichas familias de indios con distinción de sus naturalezas, sexos y edades poniendo con separación los que han sido descendientes de la misma reducción y los que son agregados expresando las familias de los unos y los otros. (AGI-ACH, 1690, f. 4)
Del total de 101 indígenas empadronados, todas las mujeres eran nacidas en la reducción o de áreas cercanas, mientras que nueve de los varones adultos eran foráneos y estaban casados con mujeres que habían nacido en la reducción: cinco provenían de regiones alejadas como Santiago del Estero (2), Cuzco (1) o Paraguay (2); mientras que los otros de Santa Fe (2), Corrientes (1) o simplemente asentado como Guaraní (1) (AGI-ACH, 1690). En la Figura 2 se muestra la fluctuación y la tendencia decreciente del número de indígenas asentados en Santiago del Baradero a lo largo de 102 años.
De los 45 restos analizados se realizaron 228 extracciones aplicando las tres técnicas detalladas. Se analizaron tres factores: método de extracción, tipo de resto y región geográfica. Los mejores resultados se obtuvieron con el protocolo de fenol:cloroformo:isoamílico con piezas dentales y con las muestras de la región centro-oeste respectivamente (Tabla 4).
Además de las muestras ya publicadas del sitio CIB, se pudo determinar el Hg de dos nuevas muestras (CIB2 y CIB4), mientras que para PMI y CO fue posible determinar el Hg para cinco y tres muestras respectivamente. En total, junto con los datos de Cardozo et al. (2018), se cuenta con los Hg de 19 muestras, de las cuales 18 son amerindias y la restante no pudo incluirse dentro de los linajes nativos (Figura 3, Tabla 5). Es de destacar que esta última es poshispánica (CIB5).
Área de procedencia | Sitio | Muestra | Código original de inventario | Hg | Publicación |
---|---|---|---|---|---|
Baradero | Cementerio Indígena de Baradero | CIB2 | CIB7 | D | Esta publicación |
CIB3 | CIB120 | No amerindio | Cardozo et al. (2018) | ||
CIB8 | CIB79 | A | |||
CIB10 | CIB121 | C | |||
CIB11 | CIB123 | B | |||
CIB14 | CIB298 | B | Esta publicación | ||
CIB16 | CIB155 | B | Cardozo et al. (2018) | ||
CIB17 | CIB185 | B | |||
CIB18 | CIB186 | B | |||
CIB20 | CIB347 | D | |||
CIB21 | CIB352 | B | |||
Paraná Medio e Inferior | Los Marinos | LM5bis | 2/39-5 bis | C | Esta publicación |
Cerro Lutz | CL9 | CL9 | B | ||
La Lechuza | SC-A1 | A1 | D | ||
El Camping | SC-C1 | C1 | D | ||
Río Salado-Coronda II | RF2 | RSC II R16 | A | ||
Centro-Oeste | Médano Petroquímica | MP-2 | Indiv. 6 H4 | C | |
MP-5 | Sin Nº H5 Mandíbula 4 | D | |||
Casa de Piedra Ortega | CE5 | CPO | C |
En las muestras de CIB se encontró mayor presencia del Hg B2, mientras que en PMI dos pertenecen a D, y las restantes, a los otros linajes amerindios. Finalmente, los individuos agrupados en CO presentan solo Hg C y D (Figura 3). A partir de estos resultados, en la Tabla 6 se indican las frecuencias de los linajes amerindios mitocondriales obtenidos.
En el ACP se observó que los tres primeros ejes explican el 72,9% de la variabilidad existente entre los conjuntos analizados. Los coeficientes de correlación indican que la coordenada principal 1 discrimina en función de los Hg A y D; la coordenada principal 2 con el Hg B; y la coordenada principal 3, con el Hg C (Tabla 7). En la Figura 4 se observa que las muestras de CIB se encuentran más cercanas a las poblaciones wichi de Formosa (WF), tobas de Chaco (TbCh) y las poblaciones pilaga y matacos de Formosa (MP). Por su parte, las muestras prehispánicas del PMI se agrupan cercanas a las muestras tobas de Formosa (TF). Finalmente, dado el bajo número de resultados de Hg para CO, estos no se incluyeron en ninguno de los análisis estadísticos.
Hg | Coordenada principal 1 | Coordenada principal 2 | Coordenada principal 3 |
---|---|---|---|
A | 0,70* | 0,42 | 0,57 |
B | -0,39 | -0,83* | 0,38 |
C | 0,57 | -0,28 | -0,76* |
D | -0,75* | 0,60 | -0,26 |
En la Figura 5, la muestra de CIB se ubica cercana al conjunto de tobas de Chaco (TbCh), tobas de Formosa (TF) y la población toba de Formosa y wichi de Chaco (TW). Por su parte, los individuos de la región PMI se ubican cercanos a la población pilaga y matacos de Formosa (MP) y las poblaciones mapuche de Río Negro.
En el AMOVA se observó un porcentaje estadísticamente significativo de variación del 11,45% entre las distintas poblaciones (p ≤0,001). En concordancia con el ACP, en la Matriz de Fst y de p-valores se observa que CIB se encuentra más distanciado de poblaciones antiguas de Norpatagonia Costa (NPC), Guaraníes (G y GÑ), Tobas y Wichi (TW) y de Santiago del Estero (VA y S). Por su parte, PMI solo se distancia significativamente de los Guaraní Ñandeva (GÑ) (Figura 6).
Es interesante destacar que, si bien el análisis de coordenadas principales muestra distanciamiento genético entre las poblaciones prehispánicas PMI y poshispánica CIB, la comparación de a pares indica que tal diferenciación no es significativa.
La recuperación general del 40% de ADNa resulta relevante al considerar los procesos diagenéticos que actúan sobre restos rescatados de regiones húmedas, los cuales dificultan la preservación y, por ende, recuperación de ADNa (Hofreiter et al., 2015). Estos resultados se obtuvieron mayoritariamente con el protocolo de extracción orgánica y con las piezas dentales. En el primer caso, la extracción resultó favorecida por la posibilidad de utilizar mayor cantidad de muestra y por la flexibilidad para modificar variables metodológicas; mientras que en las piezas dentales la cubierta de esmalte ofrece una protección adicional al ADN frente a los procesos de descomposición del material orgánico.
Respecto de los datos históricos que proporcionan los documentos escritos, es importante recordar que fueron generados por funcionarios coloniales desde una perspectiva sesgada, la cual intentaba justificar el proceso de colonización y las relaciones de dominación aplicadas sobre los grupos nativos (Solodkow, 2009; Tapia, 2014). No obstante, acotando las fuentes escritas a su contexto histórico particular y desde un enfoque etnohistórico crítico, es posible considerar datos significativos para la cuestión del impacto que habría producido la conquista en la variabilidad genética de las poblaciones nativas del área de estudio.
En tal sentido, en la información documental se observan ciertas características demográficas propias de la reducción Santiago del Baradero que apoyarían lo observado en la Comparación de a Pares entre el grupo prehispánico de PMI y el poshispánico CIB. Por ejemplo, en el padrón de 1688 se especifica que, de la población total, solo nueve nativos varones eran foráneos procedentes del nordeste y noroeste del país; además, se hace referencia a los controles demográficos coloniales que habrían restringido la movilidad de las mujeres indígenas fuera de la misión. De esta manera, resulta plausible inferir que las estrategias de reducir diferentes grupos étnicos de la región dentro de un pueblo de indios no habrían producido un impacto genético de magnitud como podría llegar ser el surgimiento de un efecto fundador2 que podría haber generado la diferenciación entre las poblaciones pre- y poshispánicas. No obstante, el tamaño reducido de la muestra y el tipo de marcador mitocondrial utilizado podrían ocultar el accionar de otros mecanismos microevolutivos.
Si bien el grupo mapuche actual muestra cercanía con PMI (Figura 5) y en menor medida con CIB (Figura 4), estos conjuntos se encuentran alejados genéticamente de otras poblaciones patagónicas relevadas de la bibliografía, como Norpatagonia Costa (NPC), Norpatagonia Andino (NPA) y Tehuelches (Tlch), así como con la mayoría de los datos de restos arqueológicos provenientes de otras regiones de Patagonia, donde los Hg mayoritarios son C y D (Crespo et al., 2017a y b). En tal sentido, si bien las muestras de CO no se incluyeron en los análisis estadísticos, cabe destacar que los únicos Hg encontrados hasta el momento corresponden a C y D. No obstante, existe evidencia arqueológica del Hg B2 hallada en cinco individuos rescatados de distintos entierros de la cuenca del Lago Salitroso en la provincia de Santa Cruz (301-664 AP) (Arencibia et al., 2019). Adicionalmente, el análisis de poblaciones nativas contemporáneas de Norpatagonia permitió identificar la presencia del subhaplogrupo B2i2, cuyas frecuencias son elevadas en poblaciones mapuches de Chile y Argentina -26,3% y 38,9% respectivamente (de Saint Pierre et al., 2012a, b)-. Claramente, los datos obtenidos para CO no son determinantes de la ausencia del Hg B2 en esta región o de los posibles movimientos poblacionales, pero para indagar en estos tópicos sería necesario incrementar el número de secuencias disponibles para restos arqueológicos del CO, ya que no se corresponden con lo encontrado actualmente en el área o con las poblaciones arqueológicas que se encontraban más al sur de Patagonia.
En el ACP, ninguno de los conjuntos arqueológicos del PMI, CIB y de Uruguay se ubican cercanos a los grupos guaraníes (Altuna y Demarchi, 2003; Marrero et al., 2007; Sala et al., 2010). Esto podría deberse a la lejanía geográfica de estos últimos con respecto al HPI, sumado a ciertas características del grupo guaraní tales como su movilidad residencial, que generaba sucesivos efectos fundadores y contactos con otras etnias; y/o el cuello de botella sufrido luego de la conquista europea (Melo dos Santos, 2015). Así, el acervo génico de los grupos guaraníes modernos analizados puede no ser representativo de aquellos que arribaron al Río de La Plata hace 200 a 300 años previos a la llegada de los conquistadores europeos (Loponte, Acosta y Musali, 2004; Silva Noelli, 2004).
En uno de los individuos de CIB no se pudo determinar si su Hg es amerindio; sin embargo, en estudios posteriores de secuenciación se observaron mutaciones típicas del Hg C1 (datos aún inéditos). Esto ya ha sido observado en Torres et al. (2006), donde individuos de poblaciones nativas de Colombia, definidos como indeterminados por RFLP, portaban mutaciones propias del linaje C en la Región Hipervariable; y en Motti et al. (2009), donde encontraron la misma discordancia al momento de analizar muestras cosmopolitas de Mendoza y San Juan. Al respecto, se ha sugerido la ocurrencia de una mutación reversa3 del sitio de corte de Hinc II, lo que generó la pérdida de este.
Si bien existe un sesgo en los resultados genéticos obtenidos, dado el número de muestras y la metodología empleada, resulta de interés destacar la alta frecuencia de B (60%) en el acervo génico local. Dada la diversidad de subhaplogrupos B existentes en la región, B2i2 en Norpatagonia (de Saint Pierre et al., 2012a), B2y2a1a con dispersión por el Gran Chaco argentino o B2b3 en la ruta atlántica de Sudamérica (Gómez-Carballa et al., 2018), podrían ser varios los escenarios para los movimientos poblacionales que se dieron en el Paraná inferior según este Hg. No obstante, considerando la información arqueológica disponible respecto del flujo poblacional de grupos indígenas de la región central del país (Córdoba y Gran Chaco) hacia el PMI (Ceruti, 2000; Fabra, 2013), se podría inferir la existencia de relaciones de ancestralidad genética con las poblaciones modernas del Gran Chaco y Córdoba extraídas de la bibliografía.
Continuando con esta línea de análisis, dado que los censos presentes en las fuentes documentales no refieren la presencia de individuos provenientes de la región del centro de Argentina (porque la mayoría de los individuos ingresados en la reducción provendrían de grupos que habitaban la región del HPI), el acervo génico observado podría deberse, principalmente, a movimientos poblacionales previos a la llegada europea. Esto podrá corroborarse cuando se disponga de secuencias de muestras del PMI.
Por ello, la presencia de artefactos de latón en el ajuar funerario de los enterratorios del CIB -aunque puede responder a procesos de intercambio cultural interétnico-, desde la perspectiva genética continúa siendo una línea de investigación abierta a cuya resolución podremos acercarnos aumentando el número de muestras analizadas y logrando su secuenciación.
Si bien los datos arqueogenéticos obtenidos hasta el momento indican que en Santiago del Baradero las normativas coloniales no habrían producido un cambio significativo en el acervo génico del grupo indígena reducido, respecto de la población prehispánica preexistente, es necesario optimizar los métodos de extracción de ADNa en restos óseos y dentales afectados por las condiciones ambientales del HPI, para incrementar el número de muestras que permitan contrastar estos resultados y reforzar su confiabilidad. No obstante, estos primeros avances proporcionan información relevante para comprender algunos de los posibles efectos de la colonización hispánica en los pueblos originarios del pasado.
El avance en el estudio genético junto con el abordaje desde otras áreas de la bioarqueología y el cruzamiento con los datos de las fuentes documentales facilitará la postulación de hipótesis sobre el impacto antropobiológico de la conquista en las poblaciones nativas.
Agradecemos a la doctora M. Fernández, a los doctores O. Mendonça, M. Arrieta y a la doctora A. Aguerre, quienes gentilmente nos cedieron las muestras obtenidas en sus respectivas investigaciones. Asimismo, agradecemos los subsidios otorgados por la ANPCyT-FONCyT, el aporte del CONICET a través del otorgamiento de una beca doctoral al Dr. Darío Cardozo, el apoyo económico de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, Fundación Científica Felipe Fiorellino y por las secretarías de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Luján (Proyectos de investigación del Departamento de Ciencias Sociales) y de la Universidad de Buenos Aires (Proyectos UBACYT de la Facultad de Filosofía y Letras). Agradecemos especialmente a los revisores, cuyos aportes y correcciones enriquecieron de manera sustancial este trabajo.
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[1] . Los restos de Cementerio Indígena y Rancho José se encuentran bajo custodia del Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), UBA. Los restos del sitio Isla Los Marinos se encuentran depositadas en el Departamento de Bioantropología y Evolución, Facultad de Humanidades y Artes, UNR. Los restos de Cerro Lutz y Garín se encuentran en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Las muestras de los sitios La Lechuza y El Camping se encuentran en el Museo Regional de Alejandra; y los de Laguna Blanca en el Museo Comunal de La Criolla (ambos en Santa Fe). Las muestras del sitio Río Salado-Coronda II forman parte del acervo del Museo Arqueológico de Santo Tomé, Santa Fe. Los restos de Médano Petroquímica se encuentran depositados en el Laboratorio de Osteología y Anatomía Funcional Humana del Departamento de Ciencias Naturales, Facultad de Ciencias Exactas, Físico, Químicas y Naturales, UNRC. Finalmente, el resto de CPO forma parte del proyecto de rescate arqueológico e investigaciones prehistóricas en el área de Alicurá, acordado entre la FFyL, UBA y la empresa Hidronor SA.
[2] . El efecto fundador constituye un proceso de deriva genética que ocurre cuando un pequeño grupo poblacional se escinde de otro mayor. En consecuencia, luego de algunas generaciones, la población tendrá un reservorio génico diferente del grupo que la originó (Curtis, Barnes, Schnek y Massarini, 2015).
[3] . Las mutaciones puntuales constituyen el cambio de base en un sitio particular de la secuencia del ADN. Cuando una mutación ocurre nuevamente en el mismo sitio generando que la secuencia vuelva a la forma previa se constituye una mutación reversa (Curtis, Barnes, Schnek y Massarini 2015).
[4] Financial disclosure Este documento es resultado del financiamiento otorgado por el Estado Nacional, por lo tanto queda sujeto al cumplimiento de la Ley Nº 26.899. ANPCyT-FONCyT (PICT N° 2008-1981), por la SECyT de la Universidad Nacional de Luján, Departamento de Ciencias Sociales, a través de subsidios a proyectos de investigación correspondientes a las programaciones científicas 2011-2013, 2014-2015 y 2016-2017; y por la SECyT de la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Proyectos UBACyT de las programaciones científicas 2011-2014, 2014-2017 y 2018-2020. También se contó con el apoyo económico de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara y la Fundación Científica Felipe Fiorellino mediante un subsidio interno de la Universidad Maimónides.