Victimización sistemática: pandemia social y sanitaria en Colombia
Neyla G. Pardo Abril
Universidad Nacional de Colombia
pardo.neyla@gmail.com
Trabajo recibido el 30 de agosto de 2021 y aprobado el 15 de octubre de 2021.
Resumen
Desde los Estudios Críticos del Discurso Multimodal y Multimedial (ECDMM) se reflexiona sobre la coexistencia de dos graves pandemias: el conflicto armado vigente y la pandemia del Covid-19. Los objetivos propuestos incluyen, en primer lugar, aplicar los principios del enfoque ECDMM para explorar cómo se construyen y utilizan las dos pandemias para crear sistemáticamente ejercicios de revictimización mediática. Se examinan los nexos discursivos que construyen el sentido de las crisis, y las similitudes y rupturas entre conflicto y coronavirus. En segundo lugar, se establece, a través de recursos y estrategias, el uso del discurso mediatizado para persuadir, visibilizar-invisibilizar y legitimar las relaciones intergrupales marcadas por polarización discursiva y ejercicios sistemáticos de violencia. A través de la relación convergencia- intertextualidad, se verifican los patrones representacionales y los efectos retóricos de la noticia. En tercer lugar, se explica y comprende la construcción mediática de las crisis que en Colombia justifican muerte para poblaciones marginalizadas. El procedimiento analítico se centrará sobre un material mass mediático del periódico El Tiempo.com; el corpus está constituido por veinte noticias, seleccionadas a partir de las palabras clave: “conflicto armado”, “Covid-19”, “coronavirus”, “violaciones” y “crímenes”. La muestra se limita a una noticia en la que se sistematizan los fenómenos socio discursivos a ser observados; se formula comparativamente el evento social representado de la muestra con una noticia convergente del periódico El Espectador.com, en el período que inicia con la detección del primer caso de coronavirus en Colombia (6 de marzo de 2020) y finaliza el 6 de julio de 2021.
Palabras clave: ECDMM, representación mass mediática, conflicto armado, Covid-19, victimización.
Systematic victimization: social and health pandemic in Colombia
Abstract
Multimodal and Multimedia Discourse Critical Studies (MMCDS) reflects on the coexistence of two serious pandemics: the current armed conflict and the Covid-19 one. The proposed objectives include, firstly, applying the principles of the MMCDS approach to explore how the two pandemics are constructed and used to systematically create media revictimization exercises. The discursive links that build the meaning of the crises, and the similarities and ruptures between conflict and coronavirus are examined. Secondly, it is established, through resources and strategies, the use of mediated discourse to persuade, mitigate, make visible-invisible, justify, and legitimize intergroup relations marked by discursive polarization and systematic exercises of violence. Through the relationship between convergence and intertextuality, the representational patterns and rhetorical effects of the news are verified. Thirdly, the media construction of the crises that justify and legitimize crime and death for marginalized populations is explained and understood. The analytical procedure will focus on a mass media material from the newspaper El Tiempo.com; the corpus is made up of twenty news items, selected from the keywords: “armed conflict”, “Covid-19”, “coronavirus”, “violations” and “crimes”. The sample is limited to one news item in which the socio-discursive phenomena to be observed are systematized. The social event represented in the sample is comparatively formulated with a convergent news item from the newspaper El Espectador.com, in the period that begins with the detection of the first case of coronavirus in Colombia (March 6, 2020) and ends on July 6, 2021.
Keywords: MMCDS, mass mediatic representation, armed conflict, Covid-19, victimization.
Vitimização sistemática: pandemia social e sanitária na Colômbia
Resumo
A partir do marco dos Estudos Críticos do Discurso Multimodal e Multimídia (ECDMM), reflete-se a coexistência de duas graves pandemias que assolam a saúde e a vida da sociedade colombiana: seu mais recente conflito armado e a pandemia COVID-19. Os objetivos propostos no presente trabalho incluem, em primeiro lugar, a aplicação dos princípios dos ECDMM para, através da abordagem, explorar como ambas as pandemias são construídas e utilizadas para a criação sistemática de exercícios de revitimização da mídia. Para tanto, este artigo examina os vínculos discursivos que constroem o sentido das crises, bem como as semelhanças e rupturas entre o conflito e o coronavírus. Em segundo lugar, trata de como se estabelece, por meio de recursos e estratégias, o uso do discurso mediado para persuadir, mitigar, visibilizar-invisibilizar, justificar e legitimar relações intergrupais, marcadas pela polarização discursiva e exercícios sistemáticos de violência. Por meio da relação convergência-intertextualidade, verificam-se determinados padrões representacionais e efeitos retóricos das notícias.Terceiro, é explicada e compreendida a construção midiática das crises que na Colômbia justificam a morte de populações marginalizadas. O procedimento analítico se concentrará em um material de mídia de massa do jornal El Tiempo.com; o corpus é composto por vinte notícias, selecionadas a partir das palavras-chave: “conflito armado”, “Covid-19”, “coronavírus”, “violações” e “crimes”. A amostra é limitada a uma notícia na qual são sistematizados os fenômenos sociodiscursivos a serem observados. O evento social representado na amostra é formulado comparativamente com uma notícia convergente do jornal El Espectador.com, no período que se inicia com a detecção do primeiro caso de coronavírus na Colômbia (6 de março de 2020) e termina em 6 de julho de 2021.
Palavras-chave: ECDMM, representação midiática de massa, conflito armado, Covid-19, vitimização.
1. Las pandemias: marginalización, sometimiento e invisibilización
La crisis causada por la pandemia, y sus nexos inevitables con la crisis sociopolítica, ha sido particularmente grave en Colombia: un país históricamente caracterizado como rico por la abundancia de sus recursos naturales y humanos, es pobre por mantener una economía débil, una población mayoritariamente empobrecida en todos los ámbitos de la vida social, una élite política y económica acumuladora y corrupta, una guerra interna y la injusticia social, todo lo cual se expresa sistemáticamente en la ausencia de oportunidades y la ineptitud de los gobiernos para reconocer las diferencias étnicas y culturales (Ávila 2019). De acuerdo con el PNUD (2021), Colombia ha sufrido entre marzo de 2020 y octubre de 2021 tres picos de la pandemia con tendencia al aumento de personas contagiadas: 4.983.527; y fallecidas: 126.8910 (Instituto Nacional de Salud, octubre 20 de 2021). Los efectos de orden socioeconómico se han expresado en una producción baja, reducción del consumo y la pérdida de empleos. Estos factores han determinado una relación entre la crisis socioeconómica y política con la crisis sanitaria, que atraviesa las desigualdades sociales, la ilegitimidad del gobierno, y la creciente desprotección de amplios sectores sociales; todo esto se perpetúa y profundiza con los cambios en los estilos de vida familiar, laboral, recreativo y cultural que proceden de las medidas para controlar la pandemia.
La FAO (2021) ubica a Colombia entre los países con renta baja, recesión económica articulada al conflicto, desastres climáticos y malnutrición. Esta condición es resultante de la aplicación de políticas gubernamentales neoliberales que han determinado el panorama social, sanitario y climático, eliminando los conocimientos y prácticas ancestrales, las cuales han garantizado por cientos de años el equilibrio y protección ecológica en la región. En el marco del Acuerdo de Paz (2016), se propone la aplicación del enfoque territorial para atender cerca de setenta años de conflicto armado interno, periodo limitado por la Ley 1448 (2011) a la victimización ocurrida desde 1985. Esta victimización ha determinado zonas rurales periféricas y poblaciones empobrecidas en ausencia de Estado o con capacidad institucional inexistente o reducida. Los planes de inversión previstos en el Acuerdo no se han implementado, debido a que la política gubernamental vigente ha hecho restricciones presupuestales a los procesos de desarrollo colectivo y ha sostenido los mecanismos y formas de empobrecimiento, especialmente aquellas zonas rurales afectadas por el conflicto armado interno. De manera similar, y con restricciones, las inversiones en asuntos vitales como la tenencia de la tierra, la inversión en infraestructura, el acceso universal a servicios de salud, educación, vivienda, agua y saneamiento no se han implementado o se han hecho parcialmente (Cepdipo 2020).
La histórica marginalidad en el país se ha estructurado y arraigado de manera muy profunda y violenta en las zonas periféricas; en estos territorios, desde 2018, se han incrementado todas las expresiones de violencia. Indepaz (2021) y otras organizaciones defensoras de derechos humanos han verificado la presencia de grupos criminales asociados al narcotráfico, grupos armados no estatales y las fuerzas del Estado, actores que generan violencia y contribuyen a fortalecer y mantener dinámicas en el conflicto armado vigente, a instancias de la ineficiencia y falta de política de paz del gobierno (Vía campesina 2021). Las implicaciones humanitarias para los territorios víctimas del conflicto dan cuenta de las condiciones de inequidad de las poblaciones en medio de la crisis sanitaria. Se verifican masacres, desapariciones, desplazamiento forzado, ataques a la infraestructura, minas antipersonas, homicidios selectivos contra líderes(as) sociales y defensores(as) de derechos humanos y personas en proceso de reincorporación (reintegrados), restricciones de acceso, y reclutamiento forzado, entre otros.
Toda esta violencia se acompaña con acciones político-administrativas y de política gubernamental contra la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en razón a su labor misional, y por la crisis humanitaria a la que son sometidos los pueblos ancestrales, afrodescendientes y campesinos, particularmente en la zona del Pacífico (CICR 2021) y el nororiente colombiano. La crisis sociopolítica se ha expresado en protestas sociales, marcadas por la negación a los derechos, la estigmatización y las violencias de las fuerzas policiales y militares en asociación con civiles armados, y al amparo de la fuerza pública, causando miles de víctimas de Estado.
La pandemia de Covid-19 mantiene su carácter amenazante contra la humanidad, incluyendo el daño que ha causado a las vidas, los medios de subsistencia y el bienestar de las personas; en paralelo, el conflicto armado interno transita la misma ruta. Es imperante señalar que uno de los efectos de las pandemias social y sanitaria en Colombia es hacer más visibles y profundas las desigualdades estructurales arraigadas y desbordadas con la aplicación sin límite de las políticas neoliberales (Saad-Filho 2020). Estas desigualdades —acceso a salud, riqueza y seguridad individual y colectiva— se han polarizado cada vez más durante los últimos años, a medida que el neoliberalismo se ha implementado hegemónicamente, para construir un estado de cosas que se propone único e inherente a la sociedad contemporánea.
Como lo han expresado Chomsky, Pollin y Polychroniou (2020), los peligros del neoliberalismo incluyen la transferencia del poder al capital privado y el incremento de la acumulación, a través de lo cual las grandes desigualdades se hacen más profundas en las condiciones laborales, sanitarias, económicas y financieras. Se produce una tendencia a crear y profundizar el trabajo precarizado desnormativizado, en ausencia de respeto por los derechos básicos mínimos para el trabajador. El discurso mass mediático pretende, en medio de los condicionamientos propios de Colombia y de la región, crear discursos que ideológicamente reparen, oculten o invisibilicen las directrices neoliberales, así como el discurso y los intereses de las élites políticas; de este modo, se operacionalizan formas de polarizar para promover la violencia neoliberal, incluyendo el fortalecimiento del conflicto armado interno, enmascarado por el Covid-19.
El Covid-19 y la vigencia del conflicto armado han servido como plataforma para mantener fuera de foco escándalos mediáticos que relacionan a miembros de la cúpula del actual gobierno con crímenes y responsabilidad en el desarrollo y fortalecimiento del conflicto armado. La cobertura espectacularizante de los principales medios basada en la presencia-ausencia de las cifras de muertes ha sido crucial para producir obediencia, miedo y sometimiento a la autoridad considerada experta (Costa Moura y García Collado 2020). El cubrimiento mediático se ha centrado en una saturación discursiva sobre temas relacionados con la pandemia que también encarnan violencia y marginalización e inequidad, invisibilizando y evitando la polémica frente a temas sociales de interés como los excesos de la Fuerza Pública, la presencia de civiles armados con apoyo de las fuerzas del Estado, los actos sistemáticos de corrupción, el asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos, el resurgimiento de formas de paramilitarismo en áreas periféricas y la insatisfacción social concretada en el Paro Nacional producido en 2021.
El deterioro de la situación de Derechos Humanos en Colombia ha sido estudiado por diversas organizaciones defensoras de DDHH; son relevantes los informes de la JEP (2021), por cuanto permiten transversalizar el fenómeno de las violencias en el país. La coexistencia de las pandemias sociopolítica y sanitaria, y su actualización y profundización en las expresiones de resistencia social, permiten establecer que la pandemia sanitaria se ha constituido en la oportunidad para que las fuerzas del Estado, las políticas de fortalecimiento de la guerra y la crisis sanitaria estructuren patrones de victimización y construyan un espacio para la acción de grupos ilegales. Estos, en alianza con la Fuerza Pública o en ausencia de ella, han ejercido actividades y acciones contra la población civil, particularmente en los territorios periféricos del país, aquellos que por largos periodos fueron zonas del conflicto armado antes del Acuerdo (2016).
Un primer punto que conecta la reflexión sobre las pandemias se articula con los planteamientos de la JEP (2021), cuando se correlacionan las dinámicas de violencia y el control social, en cuyo cruce se puede verificar que Colombia se ha constituido a nivel internacional en el país que, al amparo del Estado, ha cometido más crímenes contra la sociedad civil en el marco de la movilización social. Un segundo punto está relacionado con el hecho de que la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP ha establecido el surgimiento de grupos civiles armados, en cuyos discursos se reiteran los idearios del paramilitarismo, y que actúan fundamentalmente en las zonas urbanas, en connivencia con las fuerzas del Estado. La JEP (2021) indica que el fenómeno ha ocurrido en, por lo menos, 27 ciudades de Colombia. Esta conexión entre paramilitares y Estado supera la actuación en zonas periféricas, para instalar la guerra y los discursos polarizantes en las zonas urbanas, en las que mediáticamente se visibilizan. Se infiere que la relación entre estos dos actores armados tiene la pretensión de extender el conflicto armado interno a la totalidad del territorio.
El tercer punto, consecuencia del anterior, permite establecer que existe un sistemático proceso de pérdida de control territorial por parte del Estado, que podría interpretarse como una forma de entregar al territorio y la regulación social a actores armados del conflicto como los paramilitares, narcotraficantes, empresas nacionales, multinacionales, y sus aliados. Este fenómeno incluye, entre otros operativos, la movilización de las Fuerzas Armadas de zonas en conflicto para ubicarlas en las grandes ciudades con el objetivo de ejercer violencia contra los grupos sociales, en medio de la pandemia. En esta coyuntura, la JEP (2021) señala que las Fuerzas del Estado han abandonado zonas rurales de Urabá y el Bajo Atrato, donde el grupo paramilitar Clan del Golfo se ha fortalecido; las FARC-EP, por su parte, han ejercido recuperación del territorio en el norte del Cauca y el bajo Putumayo, lo cual ha incrementado la violencia y los hostigamientos propios del conflicto armado. Hay un claro deterioro para el ejercicio de la democracia y la paz en Colombia, donde la ausencia de garantías afecta la participación de grupos sociales, todo lo cual incide de manera negativa en la construcción de un proceso conducente a la no-repetición de los crímenes cometidos en el conflicto, manteniendo una sistemática violación a los derechos humanos, sociales, políticos y culturales.
En este contexto de crisis sociopolítica-económica colombiana, anclada a la crisis sanitaria, y transversalizada por múltiples expresiones de violencia, marginación étnica, etaria, de género, rol y territorial, entre otras, se están produciendo numerosos discursos multimodales y multimediales en la web. Estos se construyen como espacios de interacción comunicativa, en cuya lógica se propone estructurar y desestructurar: por una parte, fronteras espacio-territoriales y socioculturales, donde coexisten una economía inestable, condiciones laborales precarias, aumento de las formas de acumulación de los recursos materiales y simbólicos, y profundización de las inequidades. Y, por otra parte, fronteras determinadas por factores socioeconómicos y sanitarios, que determinan la reducción comercial, la movilidad restringida, los grandes capitales fortalecidos en nichos internos a expensas de recursos del Estado, los cierres y controles locales y nacionales, el ejercicio sistemático de la corrupción, etc.
2. Representaciones mass mediáticas de las pandemias: cruces y estabilización
Los Estudios Críticos del Discurso Multimodal y Multimedial (ECDMM) han potenciado la comprensión de las realidades socioculturales y materiales, caracterizadas por la estructuración de dinámicas de orden sociocognitivo y semiótico-discursivo, cuyas determinaciones se anclan a condicionamientos en todos los ámbitos de la vida social, histórica y cultural. Los diversos recursos y estrategias son la concreción de los múltiples sistemas de signos (modos) que se entretejen para materializar las funciones y el sentido de lo que se expresa. El discurso estabiliza formas de conocer, orienta la acción social y establece relación individual y colectiva en la sociedad en la que se produce, distribuye e interpreta, para gestionar el ejercicio de poder. Van Dijk (2016) ha destacado el papel que desempeñan las representaciones que se construyen y se hacen circular mediáticamente como interacciones que conectan discurso, sociedad y cognición, por lo que la comprensión e interpretación de la realidad representada discursivamente activa esas relaciones cognitivas en las que se actualizan saberes, creencias, actitudes e ideologías.
El carácter institucional y mass mediático de los discursos en las sociedades contemporáneas ha permitido verificar tensiones e inequidades que se producen y reproducen en las formas como se distribuyen los recursos materiales y simbólicos. Se privilegia a sectores minoritarios y se marginaliza a la mayoría de la población, por medio del acceso restringido al discurso público y a los capitales sociales, simbólicos, culturales y materiales. Así, se definen las relaciones con las otredades, para debilitar o construir identidades, y crear y estabilizar modelos para ser y estar en el mundo, con la pretensión de homogenizar la sociedad y consolidar formas de marginación, que en coyunturas de crisis se expresan en polarización discursiva y social.
El discurso de la marginación en Colombia implica a las víctimas del conflicto armado, especialmente, pueblos ancestrales, afrodescendientes y campesinos; dadas las condiciones de infraestructura sanitaria y social, se les atribuye ser factor de riesgo sanitario, debido a sus condiciones de vida en las zonas urbanas, omitiendo el hecho de que han sido forzosamente desplazados de sus territorios. Un fenómeno similar es atribuido a los municipios que forman parte de los programas de desarrollo económico social y ambiental (PDET), reconocidos en el proceso de paz como territorios afectados por el conflicto armado, y a quienes mediáticamente se relaciona de manera directa con la pandemia (TNI 2020); en esta perspectiva, se crea un vínculo entre la pobreza, la violencia armada y la crisis sanitaria en el discurso de los medios de comunicación.
A través de los planteamientos de Kress (2010) y Machin y van Leeuwen (2016), es viable inferir que los discursos entretejen recursos semióticos y la materialización de los esquemas discursivos múltiples, implicando estructuras y principios organizativos articulados a usos específicos y potencialmente a géneros híbridos. El uso de sistemas sígnicos y soportes tecnológicos, desde el papel hasta la virtualidad, pone en relación los distintos modos, con frecuencia soportados o vinculados a tecnologías como la radio, la prensa, la TV, los cuales se estructuran en géneros como narrativas, reportes, opiniones, caricaturas, publicidad, podcast, videos e hipervínculos. Las interrelaciones de los recursos semióticos y los principios organizativos permiten desentrañar en el discurso su estructura, el significado y los procesos interaccionales que dan paso al reconocimiento del proceso de diseño y producción de estrategias discursivas, a través de las que se reconocen los propósitos e intereses comunicativos del medio. Los discursos son unidades cognitivas socialmente construidas e interpretadas que materializan conocimiento sobre la realidad de los seres humanos, con función orientadora de la acción y de la interacción, otorgando significado al hacer social.
Las transformaciones de sentido que proceden del carácter multimodal y multimedial del discurso mass mediático se materializan en formas de comprender el significado social de lo que queda representado en las noticias. Se reconoce el papel nuclear del discurso digital, que tiene como soporte la internet, y las distintas herramientas tecnológicas que imprimen carácter móvil a esas unidades de significado. Analizar la noticia mediatizada, en la página web del mass media que la distribuye, implica hacer explícito el conjunto de mecanismos por medio de los cuales se establecen interconexiones; estas van de las instituciones a las maneras como queda diseñada y distribuida la unidad discursiva. En estas interconexiones se involucran las organizaciones, las instituciones y sus nexos con la sociedad.
Además, se incluyen las espacio-temporalidades, los actores, y en general, las maneras en las que ocurre la mediatización individual o colectiva de los actores discursivos. La noticia que circula por la web es una narrativa que integra y articula recursos tecnológicos y sistemas sígnicos, por medio de procesos semióticos, creando un fenómeno interactivo que propone permanentemente expresiones de recontextualización, modificando en algún grado el sentido previo a la interacción que genera la noticia (Manovich 2006). Van Leeuwen (2008) señala que las transformaciones en el discurso pueden incluir sustituciones, elisiones, reordenamientos y adiciones de elementos que se insertan al proceso representacional expresados en la acción discursiva y la práctica social. Si se parte de que la integridad narrativa de la noticia está vinculada a la narrativa verbal y a la narrativa gráfica —fotografía—, se puede inferir que la noticia incluye las funciones retóricas tanto en el orden verbal como gráfico.
Siguiendo a Pflaeging y Stöckl (2021), las funciones retóricas para efectos analíticos son: 1) aquellos recursos semiótico-discursivos que proponen convencer, esto es, tienen finalidad persuasiva, relacionada con las formas de saber y conocer, articulando coherentemente los sistemas semióticos que materializan la noticia; 2) los marcadores semióticos que valoran positiva o negativamente, es decir, conectan el argumento con la axiología; 3) la presencia de marcadores que orientan discursivamente procesos interpretativos que conectan emociones y actitudes. En esta línea de pensamiento, los elementos de carácter visual-gráfico que incluyen formas de diseño, tipografía y color, y en general, las formas de proponer la imagen, crean su carácter retórico para la estructura visual verbal y gráfica-imagen, materializando la unidad discursiva-noticia.
La homogeneización discursiva orienta los distintos campos de la acción social, especialmente el campo sociopolítico. De acuerdo con Bishop (2008), cuando la sociedad se percibe como grupo de personas conceptualmente homogéneas, en la medida en que comparten ideas prefijadas y semántico-pragmáticamente similares, se instalan comunidades en tensión que crean discursos de oposición. En el orden discursivo, se consolida la estrategia de la polarización, la cual evidencia en los grupos opuestos la incapacidad para la crítica reflexiva, eliminando la diversidad de opiniones y argumentos. La polarización incluye recursos de invisibilización que eliminan del núcleo de la narrativa los derechos humanos, incluyendo el de la libertad de expresión. Esto se verifica en todos los ámbitos de la vida humana y permite explicar tensiones sociales articuladas a divisiones ideológicas que pretenden ser inalteradas en el tiempo y reconstruidas en torno a los mismos idearios, esto es, estructurando expresiones que se materializan en violencias.
La consecuencia de este fenómeno socio-discursivo se expresa en la incapacidad para la controversia y el debate en el orden individual y colectivo. Se estructuran los marcadores semiótico-discursivos de exclusión del “otro”, representado como aquel actor social al que se le atribuyen valores negativos, en tanto se estructura un “yo” formulado desde una axiología que se auto expresa como positiva. Para el caso de los mass media, la polarización discursiva propone la construcción de la otredad negativa para remarcar la distancia socioeconómica-política y construir una tensión colectiva que instala de manera sistemática ejercicios de inequidad, injusticia y marginación.
Un recurso del fenómeno de la polarización es la topicalización. Esta consiste en garantizar la pertinencia discursiva de lo que se jerarquiza como unidad conceptual, con el objetivo de recuperar información relevante. La topicalización es un recurso que contribuye a la organización del discurso, estructurando y jerarquizando la distribución de los contenidos visuales (lengua e imagen fija). Se propone la idea de que hay una conexión que sustenta el carácter estructurador del tópico, el cual se concreta visual-gráficamente a través del foco. La relación semántico-pragmática se conecta a través de la categoría de pertinencia conceptual, la cual garantiza la integralidad nuclear de lo que se topicaliza-focaliza, otorgando coherencia y cohesión a la unidad discursiva.
Bourdin (2010) señala que, en las sociedades contemporáneas sometidas por políticas neoliberales y, particularmente, en las sociedades mediatizadas, un principio fundamental es que el sufrimiento, el empobrecimiento o la victimización son fenómenos que, a pesar de marcadamente visibles en la realidad social, son invisibles para la interpretación social pública. Este hecho procede de que, con frecuencia, lo que se invisibiliza mediáticamente no es objeto de una representación social suficiente: se crean maneras de producir conocimiento fragmentado sobre la realidad social, generando debates sesgados. Se desconocen los actores, las causas-consecuencias estructurales del conflicto, y por lo tanto, se propone mediáticamente percibir a la sociedad como unidad homogénea, con identidad propia, en la que aquello que se pretende invisible es una no-existencia o una existencia restringida de la realidad representada.
La invisibilidad discursiva crea un circuito de presencia-ausencia que modela la sociedad en términos de lo que es de interés para el grupo que se privilegia en el acto social de narrar. La visibilidad-invisibilidad ocurre cuando se eufemiza sobre una realidad y cuando se elaboran expresiones marcadamente subjetivas y emocionales para ocultar y “desfragmentar” la injusticia. Esta visibilidad parcial pretende ocultar el sentido de injusticia inherente al fenómeno y busca proponerlo como algo que no es propio al sistema sociopolítico vigente —neoliberalismo— sino al sujeto: la invisibilización termina siendo un ejercicio de violencia simbólica.
Es de este modo como se formulan digitalmente narrativas mass mediáticas que prometen generación de validez y predictibilidad, pero que, como señalan Kress y Van Leeuwen (2006), generan incertidumbre, dudas, inseguridad y determinan tensiones, que luego son asumidas por el ser humano en la interacción comunicativa. Las expresiones semiótico-discursivas que el medio propone expresar con algún grado de “veracidad-previsibilidad” se establecen a través de su carácter epistémico, en relación con la ocurrencia de eventos futuros; y de su carácter deóntico, cuando se gestiona deseabilidad para conectar a su interlocutor con saberes prácticos, morales o éticos, o de obligación, como forma regulatoria del deber ser social, creando formas de permisión o de prohibición sobre acciones individuales y colectivas. En esta reflexión, los recursos semióticos para modalizar discursivamente permiten desentrañar posiciones, puntos de vista y actitudes de quien se expresa, apropiando los sistemas sígnicos disponibles y formulando el campo de validez, gestionando grados de confianza y orientando la acción social (Van Dijk 2020; Ozyumenko, Larina y Ponton 2019).
La polarización, expresada por medio de la construcción de formas de persuasión, pretende modificar marcos cognitivos, proponiendo transformaciones a las percepciones, las creencias y las actitudes de las personas, a efectos de preservar sus intereses. De esta manera, las miradas alternativas se ocultan y, en lugar de otros puntos de vista, se adoptan individual o colectivamente determinadas opiniones generalizadas frente a los problemas sociales que el medio representa. De esta manera, se ejerce control social a través de formas de persuasión (Pedrini 2017). La persuasión se conceptualiza como el conjunto de operaciones y procesos de orden socio cognitivo, materializados semiótico-discursivamente, y usados con el objetivo de afectar, cambiar o fortalecer en los interlocutores sus actitudes, creencias y acciones sociales, en concordancia con el punto de vista de quien produce el discurso y lo socializa en un contexto socio-históricamente definido (Soules 2015). Los recursos persuasivos son diversos y pueden estructurarse a través de emociones positivas o negativas, de reiteraciones o de la construcción de discursos ejemplarizantes .Es posible inferir que los medios persuaden al crear la apariencia del uso del razonamiento formal, cuando elaboran mediante emociones la presentación del “yo” y de la “otredad”; y cuando se apropian de los saberes colectivos para recontextualizarlos y funcionalizarlos a determinados intereses e ideologías.
3. Construyendo rutas para el análisis desde los EDCMM
El procedimiento analítico se propone en perspectiva mixta, debido a la importancia que adquieren los sistemas sígnicos materializados en cada unidad discursiva marcada, en este caso, por su carácter eminentemente visual-verbal y visual-gráfico. Para el análisis se parte de un universo de 20 noticias ubicadas en el portal web de El Tiempo.com; los criterios de selección se definen espacio-temporalmente: 6 de marzo de 2020 a 6 de junio de 2021; en el orden conceptual, se limita al carácter transversal que procede de la coexistencia temática de “conflicto armado” y “Covid-19”. Se exploran las representaciones en coexistencia de dos pandemias en Colombia: la sanitaria y la sociopolítica-económica.
La verificación de los patrones representacionales implica recuperar intertextualmente el carácter de la representación que se propone, primero en el periódico El Tiempo.com, y luego en una noticia del El Espectador.com, a propósito de un acontecimiento social específico. El Tiempo y El Espectador son los dos periódicos más importantes del país por su circulación de carácter nacional y por constituirse en dos de los periódicos con más tradición en el país. El ejercicio comparativo se fundamenta en la construcción de un proceso de evidencialidad que da cuenta de puntos de vista en tensión, los cuales contribuyen a generar polarización política y discursiva.
Para explicar cómo proceden y se conectan las unidades discursivas en la web, es necesario establecer cómo sucede la convergencia anclada a las tecnologías y cómo la interacción se vincula a la comunicación y a la intertextualidad. Siguiendo a Jenkins (2004), la convergencia articula las tecnologías móviles, los géneros discursivos y los procesos socioeconómicos con sus interlocutores. Por medio de esta actividad, las sociedades y los grupos humanos generan en su actividad comunicativa virtualizada cambios y reconfiguraciones en los ejercicios de poder. Son las comunidades quienes afectan e instalan valores estéticos, comunicativos y sociales, dando cuenta de la capacidad creativa humana en los procesos de interpretación y transformación discursiva.
La experiencia y los conocimientos individuales y colectivos, así como los propósitos comunicativos y los intereses compartidos, se instalan en las plataformas en las que se están distribuyendo los flujos de comunicación contemporánea. La transformación de contenidos se genera en razón de la coexistencia de una multiplicidad de recursos que proceden de fuentes diversas, gestionando intertextualidad, las cuales contribuyen a la construcción colectiva de otros puntos de vista. Una propiedad de la convergencia es que el significado puede circular desde las instituciones, y entre ellas, a las comunidades, y de estas hacia sitios web, creando nuevas percepciones de los eventos sociales que cuestionan, divergen o se oponen a las hegemonías ideológicas de los mass media.
Para el proceso analítico de las noticias de El Tiempo.com y la noticia de El Espectador.com, se aborda la imagen-fotografía, el titular, el subtitular y el cuerpo de la noticia, tomándolos como una unidad interactiva e interrelacional. El fundamento epistémico procede de que, en el proceso de diseño y producción, el interlocutor-productor que accede al medio formula una manera de representar la realidad social, construyendo un esquema cognitivo de la realidad representada, materializado semiótico-discursivamente en el orden visual, con sus condicionamientos socio-históricos y culturales. El interlocutor-interpretante interactúa gestionando interpretaciones posibles que contrastan o fortalecen los puntos de vista que activan el sentido de lo que se interpreta (Van Leeuwen 2005).
Los discursos mediatizados integran el significado en doble perspectiva: el significado que se articula a los distintos sistemas sígnicos o modos y el que procede del soporte tecnológico a través del cual se distribuye. Los marcadores y los recursos apropiados para su circulación crean significados identitarios, en la medida que permiten reconocer rasgos del actor discursivo y dan cuenta de estrategias como la polarización, la cual articula recursos tales como la focalización, la recontextualización, la visibilización /invisibilización y la modalización, que a su vez implica recursos persuasivos, emocionales, epistémicos, éticos y estéticos. Al explorar la narrativa-noticia se aborda inferencialmente el diseño y se desentrañan los recursos semióticos que, en sus interrelaciones, contribuyen a la construcción de la estrategia predominante.
En el método se siguen tres fases: la primera implica el reconocimiento del problema sociocultural, formulado en términos de la transversalidad de la pandemia sanitaria Covid-19, en coexistencia con la pandemia social y política, y la identificación del uso que la prensa colombiana hace de los distintos sistemas sígnicos —producción discursiva in situ—. El carácter multimodal y multimedial de los discursos mediáticos, objeto de análisis, permite identificar el conjunto de representaciones que se construyen para reconocer qué aspectos de estas problemáticas se proponen a la comunidad, cuáles se silencian y cómo se orienta la percepción de los hechos sociales.
La segunda fase permite la categorización y sus relaciones; se explora el tejido sígnico como una red semiótica y mediática que permite relacionar categorías y principios teóricos con los recursos y estrategias discursivas, expresados a través de los diversos modos y los recursos tecnológicos que los soportan y distribuyen. La tercera fase procede de la interpretación de la totalidad de la unidad discursiva, en cuya integración se reconocen elementos para la reflexión sistemática y crítica sobre las prácticas semiótico-comunicativas en los mass media. En este punto, se ponen en relación el discurso mediático con las estructuras sociales, en el marco de las cuales surgen dichas expresiones sígnicas, desentrañando formas de ejercicio del poder en consonancia con intereses y propósitos comunicativos.
4. Definiendo las transversalidades en la construcción de actores y acciones en el discurso mediático
De acuerdo con el criterio conceptual de selección del corpus, una de sus características es la coexistencia del fenómeno del Covid-19 y el conflicto armado interno vigente. El periódico digital conceptualiza y formula la representación de la identidad del “actor” a través del sentido de vulnerabilidad anclado, por una parte, a la transversalidad étnica, de género, etaria, rol y territorial, construyendo la orientación social que se materializa en el proceso de producción y distribución semiótica enmarcando la actividad discursiva; y, por otra, a la emergencia con función disruptiva de los actores (las víctimas), directamente afectados por situaciones de violencia estructural, en el marco de las dos pandemias.
En esta indagación, se entienden las pandemias (ambas) como fenómenos que involucran afectación en todos los órdenes de la vida humana, una expansión sin control por los territorios, y diferentes grados de victimización que incluyen potencialmente la muerte. En el cuadro 1, se reconstruye la transversalidad de la victimización a través de la reiteración discursiva. Los actores sociales —víctimas— son, en tanto identidades individuales y colectivas, categorizados, jerarquizados y ubicados espacio-temporal y territorialmente, para representarlos como seres “vulnerables”. Para la interpretación del cuadro, se asumen las hipótesis estadístico-textuales que relacionan altas frecuencias —reiteración— con el propósito de visibilización, en tanto las bajas frecuencias responden al interés de invisibilizar personas, grupos sociales, y territorios.
Étnica |
F |
Etaria |
F |
De género |
F |
Territorial |
F |
Rol |
F |
Indígenas |
73 |
Niños |
16 |
Mujeres |
9 |
Tumaco |
26 |
Víctimas |
52 |
Campesinos |
5 |
Jóvenes |
10 |
Hombres |
9 |
Cauca |
23 |
Líderes |
21 |
Negros |
1 |
Ancianos |
2 |
LGTBI |
1 |
Antioquia |
17 |
Excombatientes |
10 |
Chocó |
12 |
Defensores |
3 |
||||||
Santander |
6 |
||||||||
Putumayo |
5 |
||||||||
Cuadro 1. Transversalización étnica, etaria, de género, rol y territorial (datos extraídos de Nvivo 12). |
La construcción discursiva de las identidades de los actores en el corpus objeto de análisis permite establecer cómo la cognición social se activa para dar cuenta de la presencia-existencia social de individuos y colectivos enmarcados socioculturalmente; estos actores se articulan a ejercicios de poder, de cuya acción se infieren las formas de ser y estar en la vida social. Este fenómeno ha sido examinado por Foucault (2014 [1976]) y Butler (2011), entre otros, para indicar el papel de las “tecnologías de poder” que son atribuidas en el proceso de otorgar, reconocer o atribuir identidad a los actores sociales.
Los ejercicios de poder abusivo o dominación se instalan como rituales para reproducir relaciones de poder en las que se construyen roles, estatus y prácticas desarraigadas y ambivalentes. La representación discursiva de la identidad de las víctimas incluye el desconocimiento del potencial activo —agencia— de quienes son definidos a partir de la categoría “vulnerable”, y la subordinación de su potencial a la agencialidad de los actores que representan el Estado. En El Tiempo.com, la identidad de la víctima es modelada y funcionalizada en sincronía con intereses de actores específicos: institucionales, gubernamentales y económicos.
Se entienden como víctimas a aquellas personas que han experienciado un acto o proceso lesivo de orden físico-psicológico, que involucra un detrimento hacia la vida, hacia los recursos materiales y simbólicos de los que dispone un ser humano y hacia los derechos fundamentales con los que cuenta el sujeto social (Pardo Abril, Rodríguez y Villate en prensa). Las huellas que imponen los traumas producidos por los ejercicios de violencia en el marco del Covid-19, y su asociación con el conflicto armado interno colombiano, producen consecuencias de corto y largo plazo en las víctimas; por ejemplo, cuando los hechos de violencia se prolongan espacio-temporalmente son selectivos para la acción de los perpetradores, implicando la acción pasada y presente, y profundizando la victimización desde la marginación.
La representación indirecta de los actores sociales es formulada a través de la cuantificación y la indeterminación; estos recursos semiótico-discursivos construyen formas de aceptación y consenso, sin que el medio esté conminado a fundamentar lo que expresa. La indeterminación crea la representación de los actores como individuos o grupos anonimizados. La elisión de la nominación crea el sentido de desagencialidad del actor victimizado; al elidir a los actores responsables se construye al actor poderoso (el Estado) como agente con capacidad salvadora. En el cuadro 2, se rastrean estos patrones discursivos, los cuales dan cuenta del carácter transversal de las pandemias. La característica del patrón es restringir el acceso a las formas de saber y conocer, creando fragmentación discursiva.
Abordar el discurso visual implica reconocerlo en su dimensión visual-verbal y visual-gráfica (fotografía) en tanto unidad indisoluble. A partir de este presupuesto, se reconstruyen los recursos visuales de la noticia, se desentraña la representación de los actores discursivos y se organizan las dimensiones de sentido que constituyen la unidad visual objeto de análisis. Con el propósito de concretar sistemáticamente la propuesta analítica, se aborda una noticia, cuya selección atendió al criterio de vincular todas las transversalidades halladas en el corpus: “¿Por qué los emberas no quieren abandonar el parque Tercer Milenio?” (El Tiempo.com, 7 de agosto de 2020). El titular en este caso se formula desde el ocultamiento y la fragmentación discursiva. Se elabora una pregunta retórica para elidir los fenómenos que deben ser informados a la sociedad. Se asume que las noticias tienen influencia en la formación de actitudes y en la construcción de opinión pública, así como en la motivación para la participación y acción sociopolítica (Parry 2010).
En el cuadro 3, la narrativa visual que encarna la fotografía recupera mujeres etariamente diferenciadas, una de ellas en el rol de madre. La espacio-temporalidad-territorialidad incluye sentido de precariedad; lo representado como evento es posterior a dos victimizaciones: el desplazamiento forzado, en el marco del conflicto armado vigente, que antecede la llegada de la comunidad embera-katío a la ciudad; y la condición sanitaria del momento socio-histórico representado en el Covid-19. La fotografía-narrativa de prensa es una construcción que los interlocutores elaboran e interpretan después de la ocurrencia del evento actualizado en la imagen. Esto se hace a partir de las inferencias que se derivan de uno o más presupuestos para representar los eventos sociales, en la relación que va del acontecimiento representado y la relación lógica al acontecimiento que sigue. Se formula así el fenómeno, que procede de recursos de fragmentación e invisibilización.
La problemática social referenciada se limita a evidenciar la presencia de las mujeres, las condiciones de sobrevivencia en la ciudad y el reclamo de instancias gubernamentales de traslado del espacio público, lo cual crea una victimización simbólica. Lo que el medio registra es que la comunidad no se quiere ir del lugar público que ocupan pese a los auxilios gubernamentales. La tensión discursiva, polarización, entonces se propone en términos de “ayudas” vs. derechos.
La incidencia social de los significados de la imagen fija procede de reconocer su carácter iconológico, a través del cual se identifican y definen patrones de representación, determinados por los condicionamientos socioculturales. El análisis iconológico permite inferir marcadores semióticos asociados a fenómenos emocionales que orientan la percepción y verificar los condicionamientos espacio-temporales y territoriales, así como el sentido que se asigna a seres, acciones y objetos en el contexto específico. También se recuperan las valoraciones sobre lo que se representa en el eje de la emocionalidad (Müller, Kappas y Olk 2012).
Así, es inferible que un sector social asigne a los pueblos ancestrales marcadores de suciedad y abandono, mientras otros puedan asignar sentido de resistencia a la guerra interna, defensa del territorio, o búsqueda para acceder a los derechos y disfrutar de una vida digna. La descripción de la imagen percibida permite inferir los significados que se construyen, y la interpretación contextualizada permite formular el patrón que subyace a la propuesta mass mediática.
El primer marcador de emocionalidad procede de la representación de los actores discursivos —las víctimas—, vinculados al dolor, el desarraigo y el peligro asociado a los factores étnicos, etarios y de género —las mujeres están cabizbajas y carecen de nominación—; el significado que se deriva de los condicionamientos representados en la imagen determina el significado de la sobrevivencia cotidiana, topicalizada y focalizada en el “cambuche” en plástico negro, símbolo de la desestructuración del concepto de vivienda en la ciudad.
¿Por qué los emberas no quieren abandonar el parque Tercer Milenio? Mientras el Distrito enumera todos los auxilios entregados, indígenas piden soluciones de vivienda. Unos 200 indígenas embera-katío se cocinan y duermen en cambuches improvisados en el parque Tercer Milenio. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO Agosto 7 de 2020 |
I F -Foco sobre el cambuche. -Iluminación natural: el cielo en escala de grises, nubes. -La paleta de colores con poca luminosidad y desaturados: apagado, triste, doloroso. Fuente: datos extraídos de Pine Tools. -Plano general abierto para mostrar más detalles de la escena. |
Cuadro 3. Narrativa visual gráfica, transversalidades: marcadores semiótico-discursivos (El Tiempo.com, 7 agosto de 2020). |
La visibilidad propuesta desde la imagen fotográfica se expresa como una atribución en la que las instancias gubernamentales proponen su responsabilidad social como un acto con validez y transparencia. Los funcionarios, interesados en la visibilidad-mitigación, se proponen dadores eficientes, con el fin de invisibilizar las causas del desplazamiento forzado y la ausencia de infraestructura sanitaria para atender a la población victimizada. Esto explica que la posición focal esté poniendo en evidencia el “cambuche” y tangencialmente a la joven mujer, como signo de lo que se representa en términos de precariedad, ocultando la condición de víctima que procede del desplazamiento forzado y la potencial exposición al Covid-19. La revictimización mediática se elabora en dos dimensiones: la primera, al considerarlos fuente de contagio para la ciudadanía en el área urbana y, la segunda, al representarlos como seres que se oponen a abandonar las condiciones de vida a la que están sometidos en la ciudad. A esto se adiciona la atribución a una voz colectiva anónima de dos condiciones adversas: “la suspensión de entregas” y el no ingreso a los programas de “ayudas”. La madre y la niña se proponen en posición de estatividad y en actitud de ausencia-indiferencia frente al fotógrafo.
Dicen que se han suspendido entregas de ayudas alimentarias por las noticias de contagios dentro de la comunidad. También aseguran que hay muchas familias que no han ingresado a los programas de ayudas [...] (El Tiempo.com, 7 agosto de 2020).
Las actividades cotidianas vinculadas a las acciones de cocinar y cuidar el espacio doméstico se desestructuran en el marco del territorio ocupado: aunque al observar el fogón de leña, se verifica que no hay fuego, hay algunos alimentos sobre el piso y se presentan objetos dispersos y en desorden. La noción de cuidado atribuida a las mujeres se elimina y se refuerza a través de la ausencia de hombres en la imagen, construyendo fragmentación discursiva. El encuadre se formula en por lo menos tres planos que permiten identificar el propósito comunicativo: en primer plano, se resalta el “cambuche”, seguido por un plano intermedio con las mujeres y los objetos; y un plano posterior, conectado transicionalmente con las bolsas de basura, organizadas para crear el contraste con el paisaje urbano propio de la ciudad.
En la narrativa visual gráfica-fotografía, El Tiempo.com representa a los miembros de la comunidad como sucios, desordenados, sin agencia, a través de lo que denomina la presencia de seres “vulnerables”: niñas y mujeres. Se instala así la falacia que crea una imagen negativa y estereotipada del pueblo embera-katío, la cual se generaliza culturalmente a los pueblos ancestrales. La apelación emocional que implica al interlocutor se asocia a la “indignación” de la sociedad y a la atribución de que los indígenas son factor de contaminación y generadores de miedo, atribuciones que polarizan. En oposición a esto, el “líder” de la comunidad señala:
Ante las circunstancias y la indignación que causó un video en el que se ven a dos niños indígenas lavando sus tapabocas en la calle, ayer el Distrito volvió a la zona y ofreció de nuevo ayudas, entre ellas el traslado a Corferias de quienes tengan coronavirus, pues un reporte del Gobierno indica que al menos siete de ellos están contagiados. […] Leonival Campo, autoridad mayor de los embera-katío asentados en el parque Tercer Milenio, quien dice que las familias asentadas en el parque están tranquilas y niegan estar afectados por la pandemia, así como la existencia de personas contagiadas (El Tiempo.com 7 agosto de 2020).
El recurso de biologización sirve al propósito comunicativo de ocultar la responsabilidad de los funcionarios del gobierno local: el Distrito —entidad territorial y administrativa— “volvió a la zona”. En el contenido de la noticia, el medio apropia marcadores semióticos asociados a axiologías negativas para persuadir sobre el carácter perjudicial de la presencia de los indígenas en la ciudad; además, la responsabilidad de las autoridades locales, a través de la voz de un funcionario, sirve al propósito de estigmatizar a los líderes de las comunidades y deslegitimar sus derechos y reclamaciones:
Ellos afirman que no han tenido ningún tipo de garantías, es decir, una solución definitiva. Pero Camilo Acero es enfático en señalar que se han dado todas las ayudas posibles por parte del Distrito. Agregó que se presume que pueda haber intereses detrás de las peticiones por parte de algunos supuestos líderes de esta comunidad (El Tiempo.com 7 agosto de 2020).
La polarización apropia el recurso de persuasión para relevar el riesgo ético y la responsabilidad de los actores que representan las instancias gubernamentales. También, se elabora una acusación sobre los “intereses […] de algunos supuestos líderes”, con lo cual se pretende, a través de una modalización alética o supuesto no verificable, hacer una aseveración cuestionable. Este proceso permite establecer y verificar cómo, y con qué eficacia, el discurso público mediatizado formula una negociación, en la que se elide el origen de la problemática —pasado—; se representa la tensión de intereses —presente—, y se superponen valores-antivalores potenciales —futuro—:
Ellos [las víctimas] afirman que no han tenido ningún tipo de garantías, es decir, una solución definitiva. Pero Camilo Acero es enfático en señalar que se han dado todas las ayudas posibles por parte del Distrito. […] Agregó que se presume que pueda haber intereses detrás de las peticiones por parte de algunos supuestos líderes de esta comunidad (El Tiempo.com7 agosto de 2020).
El discurso del medio propone a su interlocutor la percepción de la realidad, de los eventos y situaciones desde puntos de vista con intereses diversos: los funcionarios del Estado o las instituciones gubernamentales se proponen como garantes/conocedores, por lo que la representación es favorable a sus intereses, mientras que la perspectiva desfavorable pone en posición subordinada a las víctimas en la aplicación de decisiones y las políticas; esto permite al funcionario crear opiniones y hacer conjeturas, que no expresa ni sustenta explícitamente en el discurso. La polarización, entonces, procede de la tensión discursiva entre “garantías-soluciones” (víctimas), en contraposición a “ayudas posibles” (funcionarios gubernamentales).
En el proceso representacional, la narración implica juzgar dónde poner el énfasis, cómo caracterizar un tema, jerarquizar unos elementos sobre otros, invocar dudas o certezas, y así sucesivamente, todo lo cual involucra la reordenación deliberada y la transformación sutil de lo que se representa, en lugar de simplemente describir hechos o exponer conceptos. La pretensión del medio por consensuar una “interpretación colectiva” incluye funcionalizar el significado en la situación sociocultural concreta, en la que se espera que el lector confíe e integre el discurso de la noticia, creando o reforzando su saber social. Esta característica da cuenta de la incapacidad del medio para crear una noticia-narrativa que esté construida sobre principios de validez conceptual, integridad analítica y, en especial, responsabilidad ética. La narrativa que se concreta en la fotografía de El Tiempo.com, por el contrario, contrasta y formula paradójicamente paisajes en tensión, creando un discurso polarizante que enfrenta lo urbano y lo rural. En el Cuadro 4, se evidencia la polarización discursiva verbal que amplifica los recursos utilizados en la imagen.
La representación indirecta y anónima de los actores sociales, a quienes se les atribuyen “percepciones” sobre las comunidades ancestrales, recurre a la metáfora “despierta” en la que se asocia el proceso de saber/conocer con abrir los ojos y observar-percibir el entorno, dando paso a la modalización epistémica, en la que el discurso de las víctimas se propone como polarizante. El recurso de generalización e indeterminación se materializa en: “la mayoría fueron desplazados del conflicto armado”, “esta comunidad despierta…”; “Hay quienes los comprenden” o “y otros que los critican…”y “hay ciudadanos que señalan a algunos miembros hombres de esa comunidad como personas que explotan…”. Esta forma de plantear el discurso genera estratégicamente contenido ideológico polarizado, implicando valoraciones que buscan crear consenso y gestionar control social hegemónico desde el medio de comunicación.
La relación semántico-pragmática entre la narrativa-fotografía y la narrativa visual-verbal crea una puesta en escena espectacularizante en la que se instala que las acciones representadas implican a todos los indígenas embera-katío y, por extensión, a las comunidades ancestrales colombianas. En relación de ejemplificación, la representación visual gráfica, usando poca luminosidad y la desaturación del color, crea un marcador epistémico en relación con las formas de saber, conocer y experienciar la realidad, en este caso, asignando a las comunidades indígenas valores negativos que incluyen desagencialidad, suciedad, desorden y actitud negativa. Siguiendo a Martinec y Salway (2005), la narrativa verbal-gráfica expande el sentido de la imagen.
5. La polarización discursiva y la transversalización de las dos pandemias
La estrategia de polarización también incluye la interconexión intertextual con otros discursos mediáticos, consolidando el carácter convergente del discurso en la web. En este marco, las tensiones entre representantes del gobierno local, la voz del medio de comunicación y los actores discursivos representados se mantienen, dando cuenta de disonancias ideológicas. Como se ha visto en el El Tiempo.com, el contexto está fragmentado o elidido; la mención parcial al desplazamiento y al Covid-19 suspende la referencia al conflicto armado interno y a los crímenes de lesa humanidad cometidos contra la población más periférica en el país, eliminando posiciones críticas.
En el cuadro 5, se recupera la relación de la convergencia-intertextualidad mediática con una noticia de El Espectador.com (13 agosto, 2020); en esta se infieren algunos condicionamientos socio-históricos entre los que se incluye el origen territorial de los embera-katío en la zona noroccidental del Pacífico, caracterizada por la explotación aurífera, hecho que contrapone discursivamente a los habitantes tradicionales de la región —comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes, predominamente, y quienes han llegado con propósitos de explotación minera al amparo del Estado.
A la población asentada se le atribuye el concepto de minería ilegal, mientras que el discurso de la explotación legal es atribuido a las multinacionales, o a la empresa nacional a la que el Estado protege para la explotación. En esta tensión discursiva —polarizada— se involucran los territorios despojados; los recursos naturales de la región, especialmente los recursos hídricos; los daños causados al medio ambiente por los explotadores y la presencia de los grupos armados ilegales, mediáticamente señalados como “la guerrilla” o “los paramilitares”, factores que históricamente han incentivado el conflicto armado interno que provoca, entre otros crímenes, el desplazamiento forzado.
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El Tiempo.com, agosto 7 de 2020 |
El Espectador.com, agosto 13 de 2020 |
Cuadro 6. Intertextualidad mass mediática. |
Las narrativas visuales encarnadas en las fotografías permiten inferir la relación que va de la polarización ideológica a la discursiva, a través de la cual es posible dar cuenta de la manera como una posición comprometida con los intereses del gobierno de turno pretende homogeneizar a las comunidades con consecuencias sociopolíticas y de acción social negativas, no solo para la convivencia social sino para el ejercicio de la democracia. Como se percibe en la imagen del cuadro 6, la segunda imagen, distribuida por otro medio promueve un sentido de legitimidad estructurado desde un sistema axiológico distinto.
Mientras la imagen del periódico El Tiempo.com se formula desde la desagencialidad y antivalores, la del otro periódico elabora visualmente capacidad agencial de los embera-katío, representada en la actividad doméstica para garantizar el alimento para los demás miembros de la comunidad quienes desarrollan otras acciones. Caracteriza la representación hecha por El Espectador.com en la noticia analizada, los sentidos de limpieza, orden, normas higiénicas expresadas en el uso de agua potable, la búsqueda de condiciones de bienestar, el carácter identitario y el rol de la mujer en el plano de lo dado, conectando con la función tradicional de la mujer madre.
La inferencia nuclear, en este caso, es que los medios construyen en las noticias patrones de representación indirectos que tienen el propósito comunicativo de desarrollar ideas, percepciones y formas de conocer diferentes frente a un evento social específico. En este marco, se puede explicar por qué, en la fotografía de El Tiempo.com, la propuesta general crea una imagen negativa de los seres representados, mientras en el periódico El Espectador.com se formula una condición de victimización, asumida con principios y valores que dignifican la presencia de los embera-katío y que se amplifican en la narrativa visual-verbal:
Entre las ayudas reportan al menos $140 millones, que se entregaron a 313 familias, a través de transferencias monetarias; […] Pero para los emberas esta no es la respuesta, pues más allá de la pandemia, están las circunstancias que los llevaron a desplazarse de sus territorios. “Para el pueblo no son garantía 15 días en un resguardo. Después de eso, ¿para dónde nos vamos? El pueblo no piensa devolverse, por eso pedimos que nos den capacitación o apoyos para vender nuestras artesanías y no depender de nadie” aseguró Cheché (El Espectador.com, agosto 13 de 2020).
Los procesos inferenciales que se derivan de la polarización discursiva proceden del proceso de selección que se aplica en cada caso; en el primer caso, el sesgo propende por actualizar y generalizar la discriminación étnica: se rescatan y actualizan posiciones y preferencias que implican desadaptación social y construcción del sentido de peligro de los indígenas en el marco de las dos pandemias. En el segundo caso, se formula a los embera-katío como seres con agencia y capacidad organizativa pese a los condicionamientos en la zona urbana. De esta manera la racionalidad se expresa en la necesidad de superar las “ayudas” para crear y desarrollar proyectos de más largo alcance como la educación y la organización mercantil de la comunidad para alcanzar autonomía: “no depender de nadie”.
La pandemia socio-económica-cultural y la pandemia sanitaria se transversalizan, en este caso, ancladas a las causas estructurales del conflicto que explican el desplazamiento forzado, y la necesidad de estabilización socioeconómica de la comunidad centrada en su trabajo. La recuperación de la intertextualidad discursiva, conectada con la convergencia, permite verificar cómo se proponen las rupturas y, en general, la polarización discursiva que formula el medio para contraponer las voces de los funcionarios gubernamentales y las voces de las víctimas. Se infiere que la polarización discursiva se materializa cuando los medios la gestionan para poner en tensión posicionamientos, puntos de vista e idearios conectados con los intereses de la hegemonía o de la élite política en el gobierno.
6. Conclusiones
El análisis de los recursos y las estrategias semiótico-discursivas identificadas en los discursos mediáticos transversalizados por las pandemias social y sanitaria permite reconocer y explicitar el discurso polarizado que está definiendo y caracterizando la sociedad colombiana. Esta primera aproximación incluye reconocer que la polarización discursiva entreteje recursos semióticos como persuadir, visibilizar-invisibilizar, justificar, cuantificar, recurrir a los valores, entre otros. El procedimiento analítico da cuenta de una unidad discursiva que jerarquiza modos para construir un discurso público en la web, en el que coexisten coherentemente los modos visual-verbal y visual-gráfico, con el propósito de construir una forma de entender la realidad social, orientando formas de conocer y actuar. Se hace una aproximación analítica para reconocer la construcción y distribución de significado anclado a los recursos que van de la formulación de metáforas, manejo de axiologías y recursos de persuasión de orden esencialmente visual, que conducen a elaborar intra y extra discursivamente ejercicios de polarización discursiva.
Los ECDMM dotan a la indagación de principios epistémicos para considerar la comunicación visual, pública y mass mediática como una unidad cuya materialidad sígnica, más allá de los idearios y sentidos que son propuestos en el tejido sígnico, se llenan de otros significados que potencian el poder del discurso. Se ha abordado la polarización discursiva como fuente de la tensión social pública, donde se implican los idearios políticos y sociales que, en muchos casos, protegen los intereses de las elites con los que se encuentra comprometido el medio. El análisis de las unidades visuales en relación semántico-pragmática de expansión demuestra cómo se construyen idearios, cómo se posicionan y cuál es el patrón para inferir los efectos socioculturales que operan de manera concreta en la sociedad. El carácter visual del discurso objeto de análisis posee un valor epistémico en sí mismo y nos proporciona los hechos empíricos con sus diversas formas de representación para abordar y explicar los problemas sociales.
Se ha evidenciado cómo la pandemia sanitaria y la pandemia social, conectada con el conflicto armado interno y sustentada desde las instancias del gobierno de turno, se anclan. Es posible equiparar a lo largo de la noticia de El Tiempo.com los dos fenómenos para tratar de mostrar que desde la institucionalidad se está combatiendo ambos conflictos, para lo cual se cuantifican, metaforizan, y en general, se polarizan discursivamente los dos fenómenos sociales. Una forma de equiparación es mostrando cifras, atribuyendo axiologías, formulando marcadores emocionales, construyendo falacias con pretensión persuasiva, creando recursos de visibilización e invisibilización; elidiendo, minimizando o jerarquizando los eventos antecedentes o causales del evento victimizante. También, es posible corroborar a través de la intertextualidad la diferencia de la función retórica de las noticias, especialmente a través del contexto activado tanto en el modo visual-verbal como el visual-gráfico, estructurados como una unidad discursiva. La incidencia del soporte tecnológico en la construcción de significado se ancló, en este análisis, al carácter interactivo e intertextual del discurso. Se recuperan, en la reconfiguración del significado y en el ejercicio mediático del poder, las diferentes maneras como se socializan y distribuyen valores, creencias y principios estéticos que se pretenden sean asumidos por el interlocutor como una forma de comprender la realidad representada. El carácter multimedial, que se concreta en la convergencia expresada como intertextualidad, y la interconexión en la web crean formas alternativas de representación y permiten verificar la polarización ideológica y social en las comunidades.
Anexos
» Malaver, Cárol. 2020. “¿Por qué los emberas no quieren abandonar el parque Tercer Milenio?” El Tiempo, 7 de agosto. Fecha de consulta, 19 de agosto de 2021. https://www.eltiempo.com/bogota/por-que-los-emberas-no-quieren-abandonar-el-parque-tercer-milenio-527032.
» Mercado, Luisa. 2020. “Tumaco, confinado por la guerra y los cultivos ilícitos”. El Tiempo, 4 de octubre. Fecha de consulta, 19 de agosto de 2021. https://www.eltiempo.com/politica/como-es-la-vida-en-tumaco-en-2020-guerra-cultivos-ilicitos-pero-quieren-turismo-541351.
» Rivera Rueda, Mónica. 2020. “¿Qué pasará con los indígenas que están en el parque Tercer Milenio?” El Espectador, 14 de agosto. Fecha de consulta, 19 de agosto de 2021. https://www.elespectador.com/bogota/que-pasara-con-los-indigenas-que-estan-en-el-parque-tercer-milenio-article/.
» Rojas, Tatiana y Natalia Noguera. 2020. “Guardias indígenas, los guerreros milenarios al frente de la pandemia”. El Tiempo, 5 de junio. Fecha de consulta, 19 de agosto de 2021. https://www.eltiempo.com/vida/medio-ambiente/coronavirus-guardias-indigenas-en-colombia-se-protegen-contra-covid-19-501590.
» El Tiempo. 2020. “Denuncian desplazamiento de 600 personas en Cáceres, Antioquia”. 4 de septiembre. Fecha de consulta, 19 de agosto de 2021. https://www.eltiempo.com/colombia/medellin/conflicto-armado-en-antioquia-denuncian-desplazamiento-de-600-indigenas-en-caceres-antioquia-535998.
» El Tiempo. 2021. “Violencia al personal de salud en 2020, la más alta en 24 años: CICR”. 24 de marzo. Fecha de consulta, 19 de agosto de 2021. https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/la-violencia-se-agravo-durante-el-2020-segun-informe-de-la-cruz-roja-575619.
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