Narrativas interaccionales: Una mirada sociolingüística a la actividad de narrar en encuentros sociales

Isolda E. Carranza (2020).
Córdoba: Editorial de la Facultad de Lenguas,
Universidad Nacional de Córdoba. 308 págs. ISBN 978-987-47362-3-9.

Javier Nicolás Martínez Ramacciotti

Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
jnmartinezramacciotti@unc.edu.ar

En diversas disciplinas del campo de las ciencias sociales y humanas, el interés por la narrativa se ha fundamentado en aquello que esta puede revelar acerca de “la manera en la que los humanos le encuentran sentido al mundo” (Johnstone 2016, 548). La obra de Isolda E. Carranza que aquí reseño, Narrativas interaccionales. Una mirada sociolingüística a la actividad de narrar en encuentros sociales, se distingue de otros estudios sobre la temática por evitar poner el foco de atención en la narrativa como un producto textual aislado de su contexto y producido por un narrador autónomo; aquí se concibe la narrativa como el producto de una actividad conjunta que llevan a cabo los interactuantes influidos por las condiciones materiales, situacionales e institucionales de los encuentros cara a cara en los que se narra.

Narrativas interaccionales consta de catorce capítulos organizados en cinco partes según los núcleos temáticos que se abordan y los tipos de datos analizados; la secuenciación de los capítulos se justifica por un avance hacia focos analíticos cada vez más amplios. En la Parte I, “Perspectiva interaccional, el concepto de voz y la explotación de recursos formales”, la autora repasa de manera sucinta las contribuciones conceptuales de los pioneros en los estudios sobre la narrativa y ofrece una revisión crítica de los aportes de diferentes corrientes teóricas que confluyen en el estudio del narrar en interacción como actividad y sus significados sociales. Los capítulos dos y tres revelan cómo la narración y la argumentación, en tanto modos discursivos, se superponen y se combinan de múltiples maneras en los textos que emergen en la interacción cara a cara. Además, queda en evidencia que los conceptos de “dialogismo”, “autoridad retórica” y “actuación” (performance) permiten explicar cómo un narrador compone un relato explotando recursos formales (paralelismo, repetición, lenguaje figurado, rasgos prosódicos, discurso representado directo) ante una audiencia a la cual se busca emocionar o persuadir.

Los dos capítulos que conforman la Parte II, “Narrar para la audiencia: Tesis y Tiempo”, retoman la intersección entre narrar y argumentar. Mediante un riguroso análisis de entrevistas a jóvenes inmigrantes hispanoparlantes en EEUU, Carranza sostiene que, en estos textos construidos de manera conjunta por el par entrevistadora-entrevistado, el comportamiento de la audiencia influye en la dirección en la que se desarrolla el argumento en el que una narrativa funciona como apoyo de la tesis que se defiende. Se destaca como una propuesta original el concepto de “narrativa de baja narratividad” que permite dar cuenta de aquellas narrativas que se alejan del relato retrospectivo prototípico debido a que son acontecimientos imaginarios o los acontecimientos que se narran se superponen o se repiten creando una visión de un pasado estático.

La Parte III, “El mundo de la narración y los límites permeables del mundo diegético”, profundiza la exploración de los vínculos entre narrar y argumentar poniendo el foco en diferentes operaciones lógico-retóricas (atribución, analogía, explicación y consecuencia) que se aplican al defender una posición argumentativa ya sea en la voz del narrador o en la voz de un personaje del mundo diegético. Los tres estudios de esta tercera parte tienen en común el examinar datos que surgen como reacción contra antagonistas prejuiciosos, lo cual da pie para reflexionar sobre la naturaleza cognitiva del prejuicio. Carranza muestra de manera convincente de qué maneras se atraviesan los bordes porosos entre el mundo del relato y el mundo del aquí y ahora en el que se desarrolla la interacción. Por ejemplo, un personaje en el mundo diegético puede ser refutado desde el mundo de la interacción; se pueden proyectar, además, los roles actanciales vigentes en el mundo diegético sobre los interlocutores reales con el efecto de involucrarlos como si fuesen los receptores de lo que dicen los personajes en mundo diegético. La autora argumenta que los patrones argumentativos que se despliegan tienen efectos en la construcción de las posturas (stances) del protagonista en el mundo diegético y del narrador en el mundo de la interacción. Ambas posturas llevan a identificar la perspectiva ideológica general del individuo en un contexto sociohistórico caracterizado por la existencia de prejuicios y la resistencia a ellos.

La Parte IV, “Narrar en el molde de prácticas sociales”, aborda materiales que surgieron espontáneamente durante la práctica de la litigación oral penal en los tribunales de la ciudad de Córdoba, Argentina. En tal práctica social, se narran acontecimientos no experimentados ni percibidos por el narrador. En primer lugar, Carranza explora de manera pormenorizada la concurrencia de recursos morfológicos, sintácticos y discursivos cuyo efecto combinado es la debilitación de la progresión temporal de las narrativas que se producen como parte del género alegato final, cuya configuración describe y vincula con características del sistema legal. En el siguiente capítulo, la autora amplía la mirada analítica para abarcar cadenas de relatos y, aplicando el concepto de “doxa”, revela la estrategia de los defensores de atacar la plausibilidad del relato del adversario para fortalecer la visión del pasado que se defiende. Se ofrece una aguda reflexión sobre el condicionamiento que los supuestos acerca de la verdad histórica y la razón prevalentes en el dominio de la justicia ejercen sobre de la actividad de narrar y argumentar en el hecho de habla juicio. En el tercer capítulo de esta parte, el concepto de “postura epistémica” (Mushin 2001) resulta útil para explicar la manera en que, en las narrativas de experiencia personal, se ofrece una representación del conocimiento desde una perspectiva subjetiva que la hace inmune a los desafíos. Los abogados defensores recurren a sus experiencias personales y condicionan la recepción de los relatos sobre los acontecimientos que se investigan. Como en otros capítulos, la autora avanza el análisis hacia niveles más abstractos que superen la descripción de la superficie textual, para lo cual retoma el concepto de “género discursivo” (Carranza 2012). En el nivel del género, da cuenta de la sistemática articulación entre, por un lado, modos de hablar cotidianos y legos, y por otro, la voz del sistema legal. En síntesis, en esta cuarta parte, se convoca al lector a pensar asuntos ineludibles como la dimensión temporal, el sentido común, el narrador confiable y aún más allá, como las tipificaciones culturales de las trayectorias de vida. La mirada sociolingüística hace justicia a la práctica sociocultural abordada.

La Parte V, “Atravesando acontecimientos institucionales de narración”, se ocupa de relatos producidos en varios hechos de habla conectados entre sí. Los tres capítulos de esta parte resultan especialmente interesantes por la singularidad de los datos. El trabajo etnográfico llevado a cabo en una fiscalía de instrucción durante la toma de declaraciones testimoniales en un caso de violencia urbana, junto al uso de información visual y estadística, permite explorar las trayectorias textuales que emergen. La investigadora amplía el objeto de análisis más allá del texto unitario hacia conjuntos vinculados por la trayectoria que el asunto narrado adquiere en una organización. También acuña y justifica los conceptos de “momento” para identificar un paso adelante en la secuencia temporal y “momento cero” para denotar el momento en el que un agente ejecuta la acción más trascendente. Por otra parte, “macro relato” es el relato abarcador, generado en la institución, que integra múltiples relatos de diversos testigos. Al poner en relación el acta de declaración testimonial que escribe el operador judicial con las narraciones orales cuyo contenido queda plasmado en dichas actas escritas, quedan en evidencia las transformaciones o “traducciones” de género discursivo y de registro, la selección de contenidos y la eliminación de significados emotivos que realiza el empleado de la fiscalía aplicando los criterios de la institución. El último capítulo del libro ofrece una síntesis de los núcleos teóricos y señala posibles desarrollos necesarios para los debates actuales sobre el narrar en entornos virtuales. Resulta ineludible destacar aquí que el compromiso inicial con la narración en interacción y con las “situaciones de contacto” entre participantes con roles sociales asimétricos conduce a examinar semiosis adicionales y discutir nuevos centros de interés. Un ejemplo de ello es la indagación sobre espacio y la constitución del lugar, especialmente, el tratamiento de las condiciones materiales del lugar como inseparables de la experiencia narrada.

Es pertinente destacar el innegable valor pedagógico de esta obra, el cual se pone de manifiesto no solo en la presentación de definiciones conceptuales y aclaraciones terminológicas que facilitan la lectura desde las primeras páginas, sino también en la reseña de las corrientes teóricas que informan el trabajo o en las enseñanzas sobre las buenas prácticas tendientes a la obtención de transcripciones de datos orales de alta calidad. Además, sus argumentos sobre la importancia del análisis de la superficie textual como primer paso en el análisis del discurso y la necesidad de trascender el nivel textual hacia el nivel del género discursivo, las prácticas discursivas y los condicionamientos sociohistóricos son coherentes con la propia praxis analítica de la investigadora. Pueden leerse también como lecciones sobre metodología aquellos párrafos dedicados a describir pormenorizadamente los procedimientos de recolección de datos en las distintas etnografías que llevó a cabo, sus reflexiones sobre la influencia del observador participante sobre los datos que se analizan, la naturaleza interaccional del instrumento entrevista y el valor de los datos naturales.

Es laudable que, como señala María Inés Palleiro en la presentación (p. vi), la autora haya decidido publicar este libro en español, acercándole, de esta forma, a un público hispanoparlante tanto sus sólidos desarrollos como los valiosos aportes a los estudios de la interacción de otros autores de los que se nutre y con los que dialoga la obra. Entre los numerosos estudios aquí reunidos en un todo orgánico, tres salieron a la luz primero en inglés. Por todo lo dicho, esta obra de acceso abierto (https://rdu.unc.edu.ar/handle/11086/16430) y dirigida principalmente a estudiantes y jóvenes investigadores, es un valioso aporte al campo de los estudios del discurso y las ciencias del lenguaje y la comunicación debido a sus sólidos fundamentos teóricos, el rigor de los análisis y la profundidad de las reflexiones que de ellos se derivan.

Bibliografía

» Carranza, Isolda E. 2012. “Los géneros en la vida social: La perspectiva fundada en las prácticas sociales.” En Los géneros discursivos desde múltiples perspectivas: teorías y análisis, editado por Martha Shiro, Patrick Charaudeau y Luisa Granato, 97-120. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana Vervuert.

» Johnstone, Barbara. 2016. “‘Oral versions of personal experience’: Labovian narrative analysis and its uptake.” Journal of Sociolinguistics 20(4): 542-560.

» Mushin, Ilana. 2001. Evidentiality and Epistemological Stance. Narrative Retelling. Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins.