@article{Bohrn_1, title={<i>Locateli, guisacho, bailongo</i> y otras derivaciones apreciativas en el español coloquial rioplatense}, url={http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/sys/article/view/4108}, DOI={10.34096/sys.n32.4108}, abstractNote={<p class="p1">En el presente artículo, describimos y analizamos la utilización de terminaciones como -<em>eli </em>(<em>crudeli</em>), -<em>oni </em>(<em>fiaconi</em>) u -<em>ola </em>(<em>gratarola</em>) y de morfemas como -<em>ucho/-acho (zurdacho) </em>y -<em>ng</em>- (<em>blandengue</em>). Consideramos que se trata de tres recursos vinculados al ámbito de la morfología apreciativa que, al igual que el vesre o la paronomasia, se utilizan para expresar valores afectivos, despectivos o atenuativos. En el primer caso, los formantes italianísticos surgen a partir de la paronomasia adjetivo y nombre propio (<em>loco/Locatelli &gt; locateli</em>) y de un proceso de reanálisis (Di Tullio 2014), que determina la morfologización de la secuencia final, es decir, -<em>eli</em>. En el segundo caso, se observa una progresión particular entre -<em>ucho</em>, -<em>cho </em>y sus alomorfos, que parte del valor despectivo del español general (<em>papelucho</em>), se extiende a la formación afectiva de hipocorísticos (<em>Pablucho</em>) y, en particular, en el ámbito del español coloquial rioplatense, se aplica a nombres comunes o adjetivos, con valor peyorativo e incluso, afectivo o de autovaloración positiva (<em>peroncho, zurdacho, comunacho</em>). Por último, describimos el funcionamiento del morfema -(vocal)<em>ng</em>-, que se vincula, fundamentalmente, con el valor atenuativo. Asimismo, estos fenómenos presentan una productividad acotada y constituyen un conjunto de recursos apreciativos fuertemente asociados al español coloquial rioplatense o lunfardo.<span class="Apple-converted-space"> </span></p&gt;}, number={32}, journal={Signo y seña}, author={Bohrn, Andrea}, year={1}, month={1}, pages={21-43} }