Presentación
Karina Mauro
CONICET / Universidad de Buenos Aires / Universidad Nacional de las Artes, Argentina
karinamauro@hotmail.com
Fecha de recepción: 31/03/2020. Fecha de aceptación: 15/04/2020.
El dossier que presentamos en esta oportunidad reúne algunos de los trabajos realizados en el marco del proyecto UBACyT “Condiciones laborales en las Artes y la Cultura”. Se trató de un período de dos años en el que continuamos indagando en los vínculos existentes entre el mundo del arte y el mundo del trabajo, así como en las condiciones de producción en el arte y en la cultura.
Esta investigación continúa y complementa aquella que compartimos en 2018 en esta misma publicación. Me refiero al dossier “Condiciones laborales de los trabajadores del espectáculo en Buenos Aires (1902 – 1955)”, publicado en el Nº 27 (http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/telondefondo/issue/view/418). En esta instancia del proyecto, nos propusimos consolidar nuestro campo de indagación. Para ello, cada integrante del equipo avanzó sobre problemáticas, disciplinas y períodos de su interés, aspecto que, a partir de los basamentos conceptuales e históricos conseguidos en la etapa anterior, promovió una significativa diversificación del objeto de estudio, corroborando con más énfasis, por consiguiente, nuestra hipótesis inicial: las dificultades en el (auto)reconocimiento de lxs artistas como trabajadores y su precarización resultante.
Por tales motivos, en esta oportunidad presentamos investigaciones que introducen otras dimensiones a las abordadas anteriormente, como es el caso de las dificultades que conlleva la extranjería para el desempeño laboral de lxs artistas, o el surgimiento y la consolidación de un nuevo medio para el reconocimiento de la tarea de quienes se desempeñan en el mismo, así como la complejidad y las contradicciones que acarrea la explotación comercial de una tradición artística popular, o la organización autogestiva de un evento artístico que pretende adquirir regularidad. Asimismo, aparecen en esta ocasión particularidades vinculadas con diversos contextos geográficos en los que lxs artistas realizan su tarea, como son dos metrópolis del Cono Sur y la ciudad capital de una provincia, en este caso, la de Buenos Aires.
El dossier se inicia con el trabajo de Valeria Misevich, “Las primeras décadas del radioteatro argentino: disputas en la construcción de la identidad actoral”. Tal como señalamos en la presentación de nuestra publicación anterior, la radio constituyó un importante ámbito laboral para lxs artistas en la época de los grandes radioteatros, así como actualmente lo es para actores y actrices devenidxs en conductorxs y para artistas de variedades, como humoristas e imitadorxs. En aquella oportunidad señalábamos que quedaba pendiente una investigación sobre este medio, que en este caso se centra en la dificultosa obtención de la legitimidad, no sólo de cara a conseguir el reconocimiento por parte del campo cultural en general, sino también por los órganos de representación sindical de lxs trabajadores artistas.
La investigación presentada en segundo término, “El trabajo extranjero en los escenarios de Buenos Aires a través de Caras y Caretas y Fray Mocho (1900 – 1920)”, de Susana Shirkin, reflexiona sobre la condición de extranjería que a principios del siglo pasado, años de constitución de nuestro campo teatral, era ostentada por una importante proporción de lxs artistas que se desempeñaban en los escenarios porteños. Mediante un minucioso trabajo documental, en el que las reconocidas publicaciones periódicas constituyen una fuente de especial relevancia, el artículo reconstruye una serie de casos en el que la condición de extranjerx de lxs artistas contribuyó a acentuar la precariedad, la informalidad y hasta el riesgo físico que la tarea artística ya conllevaba incluso para lxs locales. En este sentido, la investigación pone de relevancia que frente a estas dificultades no existían diferencias entre artistas consagradxs y anónimxs.
En “La murga uruguaya. Problematizaciones acerca de las identidades artísticas murgueras y condiciones de producción dentro del concurso oficial del Carnaval”, Victoria Cestau Yannicelli nos introduce en un territorio artístico singular. Se trata de una producción simbólica de raigambre popular y con una fuerte significación colectiva, cuyas condiciones de producción son perfiladas por la intervención de diversas instancias (instituciones estatales, organizaciones de pares, empresarios y medios de comunicación) que promueven y consolidan su explotación con fines comerciales. El artículo aborda las diversas aristas de esta problemática, que van desde el tratamiento del patrimonio cultural intangible por parte del Estado hasta los reclamos por los derechos de televisación de eventos artísticos, analizando las implicancias que todas ellas tienen en el trabajo de lxs artistas.
En esta oportunidad, además de las indagaciones de integrantes del equipo, hemos invitado a las colegas de la Ciudad de La Plata, Mariana del Mármol y Mariana Sáez. En “¿Con qué, por qué y contra qué hacemos? Tensiones, encrucijadas y potencias del hacer artístico ¿independiente? ¿autogestivo? ¿enredado?”, las investigadoras se centran en el análisis en profundidad de un caso: la organización autogestionada de un evento que aspira a alcanzar periodicidad. Este estudio revela una contradicción básica en el quehacer artístico, que es aquella que opone el deseo, el placer y la potencia del hacer con las dificultades en la obtención y generación de recursos que vuelvan sustentable lo producido. El devenir de esta experiencia a lo largo de los años y sus similitudes con experiencias similares se revelan como una característica intrínseca de la gestión cultural, una especie de eterno retorno que nuevas generaciones de artistas replican indefectiblemente.
Presentar un dossier de estas características en el contexto de la crisis mundial provocada por el COVID19 posee una significación especial. En efecto, entre los aspectos vitales que la pandemia colocó en el centro de las reflexiones y de los esfuerzos, el trabajo es sin lugar a dudas uno de los más importantes y acaso de los más inesperados, en un capitalismo tardío que hasta hace poco nos hacía suponer que podía prescindir de lxs trabajadorxs. Lo cierto es que en un mundo en el que mayoritariamente se ha optado, por decisión explícita o con resignación involuntaria, por el aislamiento preventivo, la parálisis de gran parte de la actividad económica dejó al descubierto que la diferenciación entre empleo formal e informal era mucho más que la manifestación de una nostalgia por formas perdidas y acaso, caducas. De este modo, la informalidad, la precariedad, la estacionalidad, la relación de dependencia encubierta, etc., se volvieron temas de agenda hasta en los ámbitos más impensados. El ejercicio de las artes es uno de ellos.
Es así como, tanto en la Argentina como a nivel internacional, la grave situación que atraviesan lxs artistas como consecuencia de la pandemia no sólo ha anoticiado a una gran parte de la sociedad acerca de las circunstancias en las que realizan su trabajo aun en épocas normales, sino que le ha revelado su condición de trabajadorxs, escamoteada por un imaginario que obtura la dimensión laboral del mundo de las artes y de la cultura. En todas partes han surgido manifestaciones al respecto, bajo formas que van desde colectas de dinero para paliar los meses de inactividad (tal como sucedió en Broadway, una de las plazas teatrales más importantes del planeta), reclamos al Estado y a los medios de comunicación, disputas al interior de los gremios, funciones vía streaming y, una de las más significativas, el relevamiento de datos. La significatividad de esta última se debe a la toma de conciencia de la necesidad de poseer datos numéricos que den cuenta precisa de la cantidad de personas que ejercen ocupaciones artísticas y de las condiciones en las que lo hacen, asunto que hasta el momento no posee indicadores, ni oficiales ni privados, por lo menos en nuestro país. Es así como han surgido una serie de encuestas y censos, con mayor o menor grado de precisión, improvisación y sistematicidad. Señalemos, por ejemplo, que la Encuesta Nacional de Cultura 2020 del SInCA y el Ministerio de Cultura de la Nación, lanzada en medio de la pandemia, es voluntaria y se dirige a aquellos “cuya actividad esté vinculada al campo cultural.”, apelando a una cuestión identitaria que es precisamente la base del problema.
Otros relevamientos son realizados por instituciones de reciente conformación (como la APDEA - Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica Argentina) o por agrupamientos ad hoc, como la Asociación Argentina de Agentes de Prensa del Arte y la Cultura, o los Profesores Independientes de Teatro de CABA (PIT). Lo que estos esfuerzos, aún inarticulados, dejan al descubierto es que el trabajo artístico es un campo prolífico que necesita datos cuantitativos y herramientas conceptuales que propicien un conocimiento cualitativo del fenómeno, con el fin de poder operar sobre el mismo en situaciones de emergencia como la actual, pero también en la normalidad. Investigaciones como la que llevamos adelante tienen en esto su objetivo principal.
Tal como lo mencionamos en nuestro dossier anterior, a lo largo de los dos años que abarcó esta nueva etapa de nuestra investigación hemos confrontado los resultados parciales en publicaciones y en reuniones científicas de carácter nacional e internacional, vinculadas con el mundo del trabajo, la sociología, la economía, la historia, el cooperativismo y el sindicalismo, además del propio ámbito de los estudios del teatro, el cine y la danza. En 2019, además, hemos organizado y coordinado una mesa enteramente dedicada a la problemática en las XVII Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia, realizadas en la Universidad Nacional de Catamarca. Estas experiencias han contribuido a ampliar y reforzar nuestras hipótesis, por lo que estamos muy agradecidxs con los comentarios y aportes recibidos por lxs colegas investigadorxs y artistas. Así como también lo estamos con la Universidad de Buenos Aires, que financió la investigación, y con la Dra. Beatriz Trastoy y el equipo de telondefondo, especialmente con el Dr. Ezequiel Lozano, por el espacio de publicación y la cuidada edición del presente dossier.
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