Fragmento de <i>Mansilla</i>
Resumen
El Mansilla (título provisorio) es el último gran ensayo inconcluso de David Viñas. Los originales están depositados en la Biblioteca Nacional y su consulta revela las dimensiones verdaderamente extraordinarias del trabajo. Las carpetas que contienen los textos, compuestas de escritos a máquina, manuscritos, correcciones manuales de los escritos, fragmentos de papeles pegados sobre los originales, están organizadas con un sistema de nomenclatura que intenta ordenar, algo denodadamente, esa enorme cantidad de textos que no obstante pareciera resistirse a ese destino. Se trata, en efecto, de una serie heteróclita de escritos, con títulos de partes, de capítulos y con subtítulos, que dan cuenta de una organización fragmentaria y sin embargo totalizadora. En este último ensayo, pues, vuelve a formularse el problema de la totalidad y la detención en la particularidad del episodio mínimo –siempre contenido en el todo– propio de las novelas más importantes de Viñas. También, persiste, en su carácter inconcluso y sus correcciones aumentativas casi infinitas –como puede verse en los originales– la tensión con el lenguaje, que en Viñas nunca fue solo un medio de transmisión de ideas sino, bien por el contrario, una materia densa, opaca, política, que llevó a la radicalidad enunciativa de Tartabul y que, aquí, puede haber definido su inconclusión (que no tuvo que ver con la muerte de su autor). En Mansilla hay la composición de un personaje, que es un individuo histórico, cuyos rasgos no son ya únicamente los del “viajero consumidor”, sino los del dilema (existencialista) de la conciencia (de sí y para los otros): “El joven Mansilla”, escribe Viñas, “va presintiendo que él no es más que un reflejo o precaria duplicación de un modelo; y para ubicar provisoriamente su identidad, si toma distancia de los ‘aborígenes’ (por arriba y contemplándolos desde cubierta o tirándoles una propina), no logra en ese espectro identificatorio, superponerse con los ingleses. Es que, pese a sus deseos o a sus calculados distanciamientos, no consigue identificarse con los universales vigentes ni alejarse del todo respecto de los particulares en ruinas. De los amos lo separan desconfianzas y rencores; con los de abajo, presiente residuos compartidos pero intolerables”. En esa tensión entre dos imágenes de clase opuestas, dos identidades imposibles (ni universal ni particular, ni amo ni esclavo, pero algo de ambas a la vez), Viñas encuentra la heterodoxia de Mansilla: una “manera de mirar” la política, un modo de escribir “estilísticamente moderno”, “ágil y puntual”, una rebeldía y su contradicción, su límite.Mansilla es aquí estudiado deliberadamente en un “paisaje político” de mediados de siglo XIX que busca actualizarse, es decir, no “abolirse”, pensarse en relación con el presente neoliberal y posneoliberal en que se escribió el ensayo. En su estructuración a la vez totalizadora y fragmentaria, en su declaración de lectura política, y en su cualidad ensayística que es a un tiempo saber (histórico, político, literario) y literatura (invención), Mansilla también constituye una crítica, que Viñas nunca dejó de explicitar, a la metodología y la epistemología de la escritura académica contemporánea. Mansilla, en su dimensión descomunal y en su inacabamiento, y Tartabul en su retaceo persistente del sentido, en su narración desintegrada, fueron sus textos más radicales. E.B.Descargas
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Cómo citar
Bernini, E. (1). Fragmento de <i>Mansilla</i>. Revista Crítica De Literatura Argentina. El Matadero, (8), 159. Recuperado a partir de http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/matadero/article/view/518
Número
Sección
Violento oficio